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LA MISIÓN DE LOS LAICOS

Cada uno de los laicos, desde el Bautismo, ha sido enviado a hacer discípulos a todas las gentes. Esta
misión la cumple siendo misionero ahí donde Dios lo ha puesto y, desde ahí, cooperando a la
evangelización universal (cf. RMi 71 y 71).
La especificación de la vida y misión de los laicos se hace por los lugares y situaciones particulares en
los que deben cumplir esos compromisos (cf. EN 70; CfL 32-34); por los medios propios que utiliza; por
la forma testimonial y encarnatoria que le corresponde; y, ante todo, se especifica por la gracia particular
que se recibe en el sacramento del matrimonio.
Se puede decir que los laicos cumplen su misión cuando:
1. Encarnan el evangelio y dan frutos ahí en su vida familiar; comunitaria, en su trabajo, en sus
relaciones sociales, en su actividad política y cultural.

2. Cooperan en la evangelización universal, compartiendo su fe y su pan, mediante sus servicios,


con su ofrenda espiritual (testimonio de vida cristiana, oración y sacrificio) y con su generosa
ofrenda material.

3. Están disponibles para salir de sus fronteras, hacia otros lugares o situaciones, a las cuales Dios
los envíe como sus laicos misioneros. Allá realizarán su misión con el estilo de vida laical y
encarnando el Evangelio en la realidad en la que Dios los siembre para dar fruto.

Ahí en donde Dios los ha puesto, o en el lugar a donde los envíe, a los laicos les corresponden varios
“oficios” o servicios, que cumplen a través de acciones específicas y en los que se refleja su misión
“local” (aparte de ellos, habrán de realizar su misión “más allá de sus fronteras” colaborando en la misión
universal):
 Ofrecer a Dios su vida entera: su vida misma y todas sus actividades (CfL 14), que es el culto
espiritual fundamental con el cual ejercen su oficio “sacerdotal” (Liturgia).

 Acoger con fe el Evangelio (CfL 13), escuchar y meditar la Palabra de Dios (CfL 16), anunciar
el Evangelio y denunciar lo que se le opone (CfL 14), evangelizar explícitamente (CfL 33-34),
catequizar (CfL 33), colaborar en el proceso catecumenal (CfL 61), colaborar en la educación
permanente de la comunidad cristiana (CfL 57-62). Con esto, los laicos, cumplen su oficio
“profético” (Martiría).

 Luchar contra el pecado o el mal personal y colectivo, entregarse por la justicia y la verdad, servir
fraternalmente la caridad, sobre todo con los más pobres, ordenar todo lo creado al verdadero
bien del hombre, colaborando con Dios creador (CfL 14), evangelizar por el testimonio de las
obras de justicia y caridad (CfL 41). Con estos servicios, los laicos cumplen su oficio “real”
(Diaconía).

 Vivir y promover la comunión orgánica en la comunidad, ejercer armónicamente los servicios y


ministerios, animar la comunidad en su crecimiento. Con esto, los laicos realizan su oficio de
animación comunitaria (Koinonía).

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