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EDUCATIVO
Atributo
El objetivo de esta sección es delimitar las fases del proceso de la metodología de la enseñanza
basada en competencias de programas en el contexto del diseño curricular. Se parte, entre otros
supuestos básicos, de que el proceso de evaluación, el de planeación y programación se
interrelacionan y se deben producir paralelamente; es decir, la evaluación puede realizarse en
cualquier etapa o fase de la programación, en un proceso de retroalimentación permanente. Por
otra parte, se asume que el programa se basa en la identificación y determinación de necesidades
de la sociedad, a partir de una evaluación del contexto social y educativo del centro escolar donde
se va a desarrollar la formación.
a) Evaluación de necesidades;
b) Especificación de competencias;
c) Determinación de componentes y niveles de realización;
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d) Identificación de procedimientos para el desarrollo de competencias; y
e) Definición de evaluación de competencias.1
Este proceso debe llevarse a cabo en todas las clases, para determinar lo que es capaz de
realizar el educando en el momento, el tipo de información que se va a dar, el escenario en el que
van aplicar las estrategias de enseñanza y de aprendizaje, los instrumentos de evaluación para
aplicar durante todo el proceso. Así mismo, hay que tener muy en cuenta la utilidad de la formación
de acuerdo con los destinatarios de la misma, el tipo de entorno, y aspectos sociales, culturales y
económicos.
Con esta información se podrá determinar qué campos o áreas del conocimiento son
importantes para el grupo de estudiantes; las características del egresado, a través de un estudio
del rol que va a desempeñar. En este sentido, se requiere de una comunicación constante entre los
docentes para mantenerse actualizados del entorno.
Es así que esta evaluación de necesidades exige cada uno de esos componentes:
justificación, competencias, tipo de competencias, aplicación, utilidad, Importancias, todo eso
expresado en forma muy sintética según ya se observa en la mayoría de nuestros programas.
A pesar de que se tiene un plan de estudios respectivo, sigue siendo válido o necesita
modificarse, de acuerdo a las realidades del estudiante en su contexto (su realidad personal,
grupal, de comunidad, etc.). Para este análisis se necesita tener en cuenta, por una parte, la relación
entre los rasgos del estudiante (que se pretende formar con un plan de estudios dado) y las
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Ver: Cepeda, J. M.: Metodología de la enseñanza basada en competencias... Revista Iberoamericana de Educación
(ISSN: 1681-5653)
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necesidades sociales dadas y, por otra, los cambios que haya habido en conocimientos científicos
y en las tecnologías que el egresado se supone dominará y utilizará en el ejercicio de una futura
actividad en la educación superior y en la vida profesional y de comunidad.
Los enunciados de competencias deben ser: 1) específicos; 2) reales; 3) que precisen una
habilidad; 4) redactados en tiempo presente (en el conductismo se redactaban en futuro —lo que
se esperaba del estudiante); 5) jerarquizados por áreas de conocimiento; 6) definir qué es lo que
el educando necesita de manejar de ese campo disciplinario; 7) definir cuánto contenido o qué
nivel de profundidad se va a tratar en cada área, dependiendo de las características de los
educandos, el nivel educativo y necesidades de egreso.
Hay que tener muy en cuenta que es una «evaluación integral u holística»; o sea, los
instrumentos seleccionados para aplicarse durante los procesos de enseñanza —centrados en el
docente— y los de aprendizaje —acciones desarrolladas por el educando para lograr la
competencia. Los instrumentos deben servir para verificar el avance permanente del educando,
sin que se dejen conocimientos, desempeños, o actitudes que no se obtengan, las cuales pueden
ser una barrera para los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
En este sentido se deben cuidar el cumplimiento de las acciones para lograr el dominio del
conjunto de conocimientos teóricos necesarios que sustentan un rol o una carrera (conceptuales);
la maneras, procedimientos, métodos y técnicas especializadas que requiere el desempeño del
estudiante en ese campo de estudio (profesionales); el desarrollo de habilidades humanas, de
comunicación e interacción, requeridas para el desempeño del educando (humanas); la capacidad
para la auto-dirección, responsabilidad, solución de problemas y toma de decisiones (dirección).
De lo anterior se hace muy especial énfasis en que una persona es competente cuando: 1)
conoce cuáles son sus capacidades; 2) Puede demostrar lo que sabe; 3) sobresale del resto por su
capacidad para desarrollar procesos terminales.
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Citado en: Jesús Martín Cepeda Dovala METODOLOGÍA DE LA ENSEÑANZA BASADA EN COMPETENCIAS en:
rieoei.org/deloslectores/709Cepeda.PDF
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Una persona competente tiene que lograr esas tres características que lo conducen al
autoanálisis de sus posibilidades de desarrollo, así como de sus carencias. Sin embargo, para llegar
a este punto de formación, el docente debe utilizar el modelo de enseñanza que le permita tanto
a él como a su alumno conocer y demostrar los logros alcanzados con relación con las
competencias. Manifestarle al alumno será competente para realizar un proceso es lo más
recomendable.
En ese momento es cuando, el maestro puede planear una estrategia de instrucción; es decir,
puede diseñar un escenario adecuado, una estrategia de aprendizaje y aplicar sus instrumentos de
evaluación, para que el alumno logre la competencia y el nivel deseado.
El maestro obtiene una visión general del curso al serle asignado, lo que permite que tanto
el alumno él mismo puedan planear mejor su actividad y utilicen eficientemente los recursos de
que disponen. Cuando el alumno tiene una idea panorámica de todo el curso, puede ir relacionando
unos temas con otros ya visto o que sabe que pronto estudiará. Es motivante para el que aprende
y le ayuda a retener por más tiempo lo aprendido.
Para desarrollar una evaluación integral deberá compararse, por una parte, el plan de
estudios con los resultados del análisis de la situación de cada asignatura. O sea, evaluar «qué»
está funcionado del programa una vez que se ha puesto en marcha; es decir, la instrumentalización
del programa de intervención, su puesta en práctica siguiendo las etapas y esquemas teóricos
previamente concretos.
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El fin último de esta fase de evaluación, es contrastar si hay o no discrepancias entre el
diseño y la realidad: y, en caso afirmativo, realizar la adaptación pertinente, redefinir el programa
para lograr su óptima y adecuada puesta en marcha. Este tema se verá más profundamente en el
módulo correspondiente a la operación de los programas en aula.