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Pe eek atone Re eet ey CE Cur ne anor nce Son Cemetary regres6 a Taxhié para llevar educacion, comercio y agua a een ae ena ceo Oe Sena ee Ce Meet ceo Re ac eT CO Ree cn ne mele oR Cet tre eee Serra OOo en eee ete ee aeons nacién por mejorar las condiciones de vida del pueblo Cen La edicién conmemorativa de La nube estéril cuenta con een Ronee ee UO een grabados que Fernando Castro Pacheco produjo ex profeso para ilustrar la presente historia. Incluye ademas un estu- dio introductorio de Silvia Mendoza Mendoza y Veronica Kugel, ¢ informacion historica, editorial y linguistica preparada por Marcial Guerrero Rosado, Mayte Romo y sore eens tC Mace Ca ee 2) ° i] LA NUBE ESTERIL. DRAMA DEL MEZQuiTAL Proton erste tttcrd LA NUBE ESTERIL DRAMA DEL MEZQUITAL EDICION CONMEMORATIVA LX ANIVERSARIO Merecido homenaje en tierra de trabajo Hace mas de medio siglo, el Valle del Mezquital, enclave del grupo hiidéhyiu u otomi, era considerado signo de vergienza y oprobio para los hidalguenses. El grado de marginacién en que vivian muchos de sus habitantes, merced al clima semidesértico, infértil y por conse- cuencia improductivo, era estigma para los gobiernos emanados de Ja Revolucion Mexicana de 1910. Las condiciones de rezago de esa amplia regién de la entidad fue- ron tema de novelas como La nube estéril, de Antonio Rodrigue: publicada en 1952, hace precisamente sesenta afios, la cual el Ejecu- tivo a mi cargo edita hoy de nueva cuenta en colaboracién con la LX Legislatura del Congreso del Estado de Hidalgo. Es ésta una magnifica oportunidad para recordar que en 1952 inicié su gran labor el organismo Patrimonio Indigena del Valle de Mezquital y la Huasteca Hidalguense, creado en origen por Acuerdo Presidencial del primero de septiembre de 1951, y por decreto del Congreso de la Unién el 31 de diciembre de 1953. La tarea que le fue encomendada en favor de los pueblos de esa lacerada region de nuestra entidad resultaba impostergable. Cabe destacar que, a lo lar- g0 de 40 afios, coadyuvé a transformar el otrora Valle de la Muerte hasta convertirlo en tierra de esperanzas y realidades. Por considerar que sus objetivos se habian cumplido, el Patrimonio Indigena fue disuelto el 4 de diciembre de 1990, mas la huella de su obra qued6 patente en la ampliacién del Distrito de Riego 03 de Tula y la creaci6n del ntimero 100 en Alfajayucan; la construccion de mas de un millar de escuelas, decenas de unidades de servicios de salud, innumerables caminos y carreteras asi como el impulso de exitosos proyectos que hoy emplean a miles de habitantes del Mezquital Sin duda esta novela fue una valiente denuncia de las condiciones imperantes en la region hace sesenta afios, y uno de los factores de- terminantes que coadyuvo a cambiar su imagen. En esta revelacion radica la importancia de publicar La nube estéril, ala vez un merecido homenaje a Antonio Rodriguez, cuyo esfuerzo se suma al que se ha desempefiado a lo largo de seis décadas, para integrar el Mezquital al Estado de Hidalgo, que hoy como ayer ha sido tierra de trabajo. Lic. José Francisco Otvera Rutz Gobernador Constitucional del Estado de Hidalgo nite Una cita historica ‘La ruta eatir ea-ana novelereportaje excrita por el autor rex: cano de origen portugués, Antonio Rodriguez. Escritor, periodista, investigador, luchador social, educador y critico de arte, Rodriguez contribuy6 significativamente al desarrollo cultural y social de Mé- xico, patria a la que arribé con el exilio espaiiol A mediados del siglo XX, el drama narrado en estas paginas puso en el plano nacional las condiciones de carestia que vivian los ha- bitantes del Valle del Mezquital. A la postre, la sensibilidad de un testigo ocular encontré eco en las instituciones de gobierno, que disefiaron e instauraron programas para abatir la pobreza y dotar de agua a diversos poblados de la drida regién hidalguense. La nube es- ténl resulto una semilla que encontro tierra fertil en las instituciones: gubernamentales. La sinergia generada por tan disimbolos protagonistas de la his- toria estatal: el autor de una novela y los politicos y funcionarios de gobierno, arrojé resultados que redundaron en beneficios para todos. Por esta raz6n, el LX aniversario de la edicién principe de La nube estéril no podia pasar desapercibido para la LXI Legislatura del Congreso de Hidalgo. Encontramos en este reconocimiento la oportunidad para aquilatar los frutos que rinde la cercania abierta y franca con la sociedad, y la ocasién para que nuestro pueblo conozca una vision de su pasado y se reconozea o se distancie de ella. Con esta motivacién profunda que da vida a estas paginas, ren- dimos un homenaje a quienes inspiraron La nube estéril, y renova- mos nuestro compromiso con todos nuestros hermanos que todavia caminan, como escribiera Antonio Rodriguez, jrumbo a su destino! RaMon Raminez. Vatrienna Presidente de la Junta de Gobierno de la LXI Legislatura del Congreso del Estado Libre y Soberano de Hidalgo wo wo A las personas nobles del Mezquital y del mundo ‘Hinleligito 1952/95 publice pot, primera dosslon Tat ube’ esti novela escrita por Antonio Rodriguez. A partir de entonces el libro inicio su camino como fuente de inspiraci6n y perturbacion de con- ciencias sobre lo sucedido en una parte del territorio mexicano, el Valle del Mezquital, una region geografica cultural habitada por in- digenas otomies hablantes del h”dhftu, porque aun cuando el libro fue escrito como novela, los contenidos, los personajes, los dramas eran retratos que se repetian en la mayor parte de las comunidades de ese grupo. Antonio Rodriguez naci6 en Portugal, pero su vida y su obra como periodista, escritor e investigador lo hicieron mexicano. Quiz por su origen lusitano y su enorme necesidad de conocer y comprender a su patria adoptiva, Rodriguez agudizé la mirada, abrié los ofdos y ‘mantuvo su capacidad de asombro para aprender y sentir las distin- tas realidades de México, que desde el centro del pais se construia e imaginaba moderno. En la mitad del siglo XX, la modernidad era entendida y vivida como la edificacién de ciudades cuyas construcciones debian estar comunicadas con calles pavimentadas repletas de autos, viviendas dotadas de servicio eléctrico y agua potable, equipadas con aparatos electrodomésticos. Los habitantes de las ciudades de primera o segun- da generacién normalmente negaban su pasado agricola € indigena a para presentarse como modernos habitantes urbanos. En ese proceso ‘modernizacion” industrial, el campo y sus habitantes solo eran P importantes en la medida que garantizaban a las ciudades dos cosas ‘ales ambas): alimento y fuerza de trabajo, Masa ano- hima, no eran considerados sujetos en si mismos ni mucho menos propias. (aunque esen personas y comunidades con aspiraciones El acelerado proceso de urbanizacion no distrajo la atencion de Antonio Rodriguez sobre las realidades d los otros mexicanos, aque- Hlos que permanecian en sus comunidades de origen, aparentemen- te ajenos ala vordgine modernizadora: concretamente, a tan solo 150 kilémetros de la capital del pais, los h”iahitu del Valle del Mezquital, para quienes la luz, sélo provenia del sol y la luna lena, y el agua era obtenida de los distantes pozos y los jagtleyes donde se almacenaba aquélla que proporcionaban las escasas lluvias. sin perder de vista que La Nube estéril es una obra e novela, cuyos personajes, paisajes y conflictos no son imagenes exactas de la realidad que se pretende describir, la virtud de la obra de Antonio Rodriguez es que la linea entre la realidad y la invencién ada que confunde. rita como es tan de Los lectores y lectoras cuyos origenes estén anclados en las comu- nidades indigenas del Valle del Mezquital, que tuvieron la curiosidad de atender las conversaciones de las personas mayore obre la vida de “antes", podran recrear en su mente las casas hechas de piedras apiladas y de pencas de maguey entreteji- das, en torno a cuyo tinico aditamente, las tradicionales tres piedras del fogon donde reposaba el comal y la olla de barro, se reunia toda 1a familia para protegerse del frio y convivir. Tampoco les sera ajeno entender que el consumo del pulque complementaba cl alimento de quien apenas podia comer una o dos *gordas” al dia y que la sopa y la came se reservaban para la fiesta patronal. Los lectores hiiahriu dis- cer hombres mujeres no era vicio sino necesidad, a falta de agua potable. La unica bebida disponible y necesaria era el pulque, ademas por ser alimen- to, ayudaba a soportar largas jornadas de trabajo. Por tanto, La nube esteril también se convierte en la posibilidad de que dos gencracio- y de sus an- tepasados in que el consumo diario del pulque por par nes distantes por la edad y el contexto, abuelos y nietos, conversen sobre la veracidad de los hechos y personajes contenidos en la obra, A los lectores profesionales interesados en el estudio del Valle del Mezquital, 1a lectura de La nube estéril los coloca, por medio de Ja imagen escrita, en un tiempo y en un espacio de la vida de los hfdhfiu en sus comunidades. Aquellos poblados que a través de la politica indigenista a cargo del Patrimonio Indigena del Valle del Mezquital (PIVM) obtuvieron agua potable de un hidrante ptblico, ademids de energia eléctrica para sus molinos, escuela y finalmente aguas negras de riego en sus parcelas. Son las mismas comunidades cayos hombres y mujeres emigraban para trabajar en la construc cién, en las casas y los jardines de la Ciudad de México 0, mas re- cientemente, los Estados Unidos. Leyendo la Nube estéril entendemos que los hiidihiiu de los asen- tamientos mas remotos no eran ajenos a los procesos econémicos y sociales, pues la produccion y procesamiento de la fibra de ma- guey para la produccién de ayates, cuerdas y otros productos los vinculaba desde tiempos ancestrales a las zonas agricolas de otras partes del pais. El comercio los Ilevaba a recorrer largas distancias, aprendiendo idiomas para comunicarse con otros pueblos. El trabajo de Antonio Rodriguez se adelanté a las investigaciones de antropélo- gos que asumieron como estudio la relacién de dominaciGn que las cabeceras municipales ejercian sobre las comunidades indigenas a través del intercambio desigual de mercancias; quizas ésta sea una realidad que se mantiene inalterable. La nube estéril no hubiera sido traducida a varios idiomas si no fuera porque describe personajes, relaciones humanas y situacio- nes universales: el amor, la comunidad, la busqueda del sentido de la vida, la aspiraci6n a la felicidad que se topa con los excesos del poder y el abuso de la ventaja econémica, una estructura social que refuerza el despotismo aprovechandose y reprimiendo al mas débil. Esta tragedia, a la que se enfrentan una y otra vez personas nobles a las que debemos todo aquello que nos va permitiendo una vida un poco mas libre y justa, es la que ha fascinado a propios y extrafios en “ La nube estéril, conviertiendo sus traducciones al francés, portugués, uso, alemén y varios idiomas mas en lectura universal. Es en este sentido que extendemos un agradecimiento a los Pedros del Valle del Mezquital y del mundo, con la conciencia de que atin hay mucho que hacer, y nos congratulamos de la edicion conmemorativa de esta novela del Valle del Mezquital y del mundo, sobre el suftimiento, y la superacidn, a sesenta afios de su primera publicacién. SiuviA Menpoza Mixboza y Veronica KucEt Profesora e investigadora en la Universidad Autnoma del Estado de Hidalgo, y Rectora de la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo; resp Advertencia editorial Lia presentees una edicion revisada del libro publicado en 1952. Es fiel a la voluntad narrativa del autor, pues conserva los textos autori- zados por él. Con el objet de dar agilidad a su lectura, se aplicaron los criterios de correcci6n de estilo que se detallan en el anexo IV. Antonio RopRiGUuEZ LA NUBE ESTERIL DRAMA DEL MEZQUITAL GRABADOS DE FERNANDO CASTRO PACHECO A Lazaro Cardenas Amigo de los indios A Herlinda Cruz y a Crescencia Dango, indias otomies de San Mi- guel; a Consuelo Paulin, de Capula; a los profesores monolingiies An- gel y Chon Torres; al jefe de la Brigada de Mejoramiento Indigena, profesor Aponte Valle; al etnélogo Ratil Guerrero y a Rosalia Gue- rrero, de Ixmiquilpan; a Alfonso Fabila; al Dr. Lombardo, jefe de la cruzada médica que combatié a la epidemia de tifo; al Dr. Alfonso Caso; al periodista Sergio Avilés Parra; al St. Domingo Macotela, ex presidente municipal de Alfajayucan; a los habitantes de Taxhié y Naxthey, que generosamente me ensefiaron la documentacién de sus pueblos; a mi querido amigo y compafiero de trabajo, Armando Rodriguez Suarez, y a cuantos me acompafiaron o con quienes con- vivi en el Mezquital, agradezco los informes que contribuyeron a la realizacion de este trabajo. a +..e8 deber nuestro denunciar los despojos, los crimenes, las injus- ticias y las violaciones que a diario se cometen en el Mezquital. si los jueces ponen en libertad a los criminales y prenden a nifios inocentes, hay que gritar su nombre’. +. qGritar, gritar hasta que nos oigan, he aqui lo que por ahora debe- mos hacer!" Raul, el periodista. Este es un pedazo de la vida arvancado con dolor de un lugar de la tierra donde todo se conjuga para hacer desgraciado al hombre. Nada 0 casi nada es inventado, Por lo tanto, toda coincidencia con personajes 0 he- chos conocidos se ajusta rigurosamente a la verdad. Primera parte EI pozo del agua maldita Sus pies, curtidos por la intemperie, y encallecidos por una marcha forzada que jamés alcanza la meta definitiva, se mueven a un paso corto y rapido sobre el angosto sendero que el tiempo abrié entre los guijarros y las espinas del matorral. Insensibles o estoicos, pisan la filosa arista de las piedras y las punzantes agujas de los cardones, como si fueran ajenos al dolor. Semejantes a la flecha que sabe su camino, marchan en linea recta, sin desviaciones, con la exactitud de un deber inexorable. Mas fragiles, los piececitos que se mueven atrés, caminan en zig- zag para no herirse en el filo cortante de los pedruscos. Se detienen aqui y allé, como cansados o vacilantes; marchan después con més brios y, a veces, se alzan bruscamente, en un afain imposible de rom- per ei contacto con el suelo. Poco a poco, sobre las veredas laterales que desembocan en el sendero, surgen otros pies, también descalzos, callosos, ennegreci- dos por la patina del sol y la ausencia del agua. Ya son diez... veinte. cuarenta... Y como eslabones de una sola cadena, se mueven todos con el mismo paso menudo y apresurado, a un ritmo de desesperan- te monotonia. Son los pies de las mujeres y de los nifios que diariamente se di- rigen al pozo de la cafiada, para acarrear el agua de que sus pueblos estan exhaustos. Céntaros alargados y gruesos, como trozos de arbol centenario, que sostienen con cuerdas y mecapales amarrados a la cabeza, les cubren por completo la espalda El peso de la carga, la fatiga de la distancia y la repeticion de la misma facna, les ha arqueado el cuerpo, que se encorva hacia la tie- ra como los arboles azotados por el viento, a Con el rostro oculto en los pliegues del ayate y las manos puestas en las sienes —ya para ayudar a sostener la cabeza que se cae, ya en acti- tud de dolor y queja— se confinden con las sombras que van dejando fugazmente en la superficie descarnada y seca del tepetate. Doblados bajo el peso de su cruz, estos seres, de rostro apagado y de rasgos impasibles, parecen trasuntos de la ascensién al Calvario, sélo que es el suyo un Calvario sin resurreccién, que se repite dos y tres veces al dia, durante afios y afios, hasta la muerte. Al fin de la ardua caminata, que comenz6 con los primeros al- bores de la madrugada, Maria y su hermano legan al pozo de la caftada, donde se hallan ya reunidas numerosas mujeres y niftos. Saludan discretamente, con un asha jud que mas parece la expresion de un rito que el simple voto de buenos dias, y colocan los céntaros largos y verticales en la extensa cola. En espera de su turno, Maria se sienta en el suelo con las piernas cruzadas a la manera indigena; coge el tet, o malacate de hilar, que trae al pecho, y reanuda la eterna tarea de reducir la fibra de maguey a delgados hilos, propios para tejer. Juana, su amiga y vecina de Taxhié, que acaba de llegar, se sienta a su lado y después de un breve silencio, dice con una sontisa a flor de labio. —2¥a sabes que mi hermano Pedro y Juan Ramirez, el de Xigui, van a llegar pronto? La muchacha corta en seco el movimiento del tet'i, y fijando sus ojos negros y candidos en los labios de su amiga, interroga con visi- ble curiosidad: —

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