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Pixabay
¿Cuán fuerte es tu ética de trabajo? La ley del mínimo esfuerzo hace referencia a la
habilidad de los seres humanos para destinar los mínimos recursos posibles a obtener un
beneficio. Es, además, una de las 7 leyes esprituales de las personas con éxito que el escritor y
conferencista hindú Deepak Chopra describió.
Como toda ley espiritual, siguiendo las palabras de Chopra, la ley del mínimo esfuerzo es
una ley inmutable. Esto significa que, si se aplica de la forma adecuada, tiende a cumplirse
siempre.
La ley del mínimo esfuerzo no es mala, porque optimiza nuestros esfuerzos hacia los
objetivos que nos hemos marcado. Por tanto, no es que nos predisponga a la inacción, sino
que nos lleva a actuar de un modo mucho más inteligente y eficiente.
La navaja de Ockham es un principio filosófico que nos explica que, cuando dos teorías
en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más sencilla es la que
tienen más probabilidades de ser la correcta.
Pues bien, la ley del mínimo esfuerzo es bastante parecida. En nuestra cotidianidad,
preferimos lo fácil a lo complejo, y tendemos a intentar hacer más con menos.
Para entender mejor los mecanismos psicológicos que nos llevan a preferir la ley del
mínimo esfuerzo por encima de otra postura, vamos a reflexionar sobre estos cinco puntos
esenciales.
Cuando estás obsesionado con algo, es normal que sientas agobio y estrés. Estas señales
psicológicas te advierten de que estás forzando demasiado la situación. Uno de los mayores
factores de la ansiedad es precisamente este estado permanente de agotamiento causado por
no comprender la ley del mínimo esfuerzo.
Regla de oro: no por esforzarte mucho más que los demás vas a obtener más beneficios
que los que no trabajan tanto como tú. ¿Por qué? Debes tener en cuenta el concepto de
productividad. Cuanto más inspirado y más eficientes sean tus ideas sobre cómo llevar algo a
cabo, mayor será tu productividad y menor esfuerzo necesitarás para conseguir los mismos
objetivos.
Hay veces en que el ambiente en que nos movemos nos agota física e intelectualmente,
y esto nos deja en una mala posición a la hora de tomar decisiones y solucionar problemas. Si
hablamos de una relación sentimental o de un objetivo laboral, deberías descansar y
recuperarte mediante distracciones que no tengan nada que ver con tu propósito principal. La
clave para recuperar la productividad no es volverse loco trabajando a destajo, sino saber
dosificarse y sentirse bien con uno mismo.
Otra cosa importante para conseguir tus objetivos es que dejes volar tu personalidad
creativa. La creatividad es una gran aliada a la hora de realizar los movimientos simples pero
más efectivos. Apuesto a que alguna vez te has sentido muy agobiado con algún asunto
importante, y has decidido desconectar yendo a pasear por la ciudad. Justo en ese momento,
¡eureka!, te viene a la mente una solución. También es muy positivo que dejes que tu cerebro
descanse para que pueda reorganizar la información que has ido recibiendo durante el día. Un
sueño reparador puede ofrecerte, casi de forma automática, una visión nítida sobre las cosas.
Con todo, para ser creativo no tienes más que seguir estos consejos y volver a conectar
con las buenas vibraciones.
3. Piensa distinto
Si estás obcecado intentando conseguir resultados con un método que falla una y otra
vez, tienes dos opciones: seguir igual y comprobar mil veces que tu método no funciona, o
bien aceptar que estás equivocado y cambiar el enfoque con el que abordas la situación.
Una vez has aceptado el error, eres capaz de replantear la situación y abres ventanas
que te permiten ampliar tu perspectiva.
Los cinco pasos para que tu mente fluya son los siguientes:
Para alcanzar este nivel de motivación intrínseca, debes encontrar el modo en que tu
trabajo se convierta en una especie de juego; nunca debe ser una obligación tediosa y
aburrida. Esto no quiere decir que debas ser despreocupado e irresponsable, sino que has de
ser flexible para aprender de los errores e ir mejorando la forma que tienes de llevar a cabo las
tareas. Nadie nace enseñado y todos tenemos derecho a cometer errores. Lo importante es
que experimentes, lo pases bien y seas capaz de encontrar opciones llenas de creatividad en tu
día a día.
A continuación te dejo dos links para que puedas profundizar en estas dos disciplinas de
las que puedes aprender mucho: también a racionalizar esfuerzos y encontrar la forma de ser
más productivo con menos esfuerzo.
Aprender a aplicar la ley del mínimo esfuerzo es cuestión de voluntad. Debes deshacerte
de algunas creencias limitantes y soltar el lastre emocional y los estados mentales negativos.
En este camino, notarás que actuar solo en las cosas esenciales puede ser suficiente para tener
una vida feliz.
Aplicando esta ley puedes alcanzar tus objetivos con menos esfuerzo. Porque, a veces,
menos es más.