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«La región salvaje» (México| Dinamarca| Francia| Alemania| Noruega| Suecia, 2016), de Amat

Escalante. La historia de la influencia (benefactora y atroz) que un monstruo tentacular


extraterrestre tiene entre un conjunto de personajes, que habitan una ciudad de la provincia
mexicana. Desafiante película acerca de la aventura (nunca mejor dicho) que una joven madre y
esposa frustrada, Alejandra (Ruth Ramos), tiene con la criatura en cuestión, misma que una pareja
de científicos mantiene oculta en una cabaña del bosque. Hasta ahí llegan varios personajes para
probar las artes amatorias del monstruo, mismo que resulta ser mucho mejor amante que Ángel
(Jesús Meza), el marido golpeador y alcohólico de Alejandra, un tipo que para colmo es
homosexual de clóset. Y esa es la gran ironía de la cinta y a la vez su gran alegato: cómo un
monstruoso alien puede ser una influencia mucho más positiva para la vida de una joven mujer
mexicana, víctima de maltratos y sumida en el hastío. La historia de los personajes es de lo más
común, aunque es en el trasfondo, la explicación detrás de las muertes y la violencia, donde está
lo novedoso, una osada película erótica que lleva hasta el límite la cercanía, tantas veces tratada,
entre el erotismo y la muerte. Se ha comparado la película con «Posesión», la delirante película
de horror de Andrzej Zulawski, donde también hay una mujer que emprende una relación con una
misteriosa criatura. Aunque no hay mayor misterio: Escalante dedica la película al director
balcánico, sí, al mismo tiempo que su película es mucho menos críptica; por el contrario, es
transparente en su propuesta: mostrar ese México violento donde los machos juegan al
homosexual pasivo y al mismo tiempo detentan una feroz homofobia, al mismo tiempo que
marginan y humillan a sus mujeres. Sin embargo, la película se rebela contra la idea de un
monstruo-dios providencial y justiciero, porque la criatura parece replicar ciertas conductas
humanas que nos llevan a una conclusión brutal: puede que el éxtasis sí caiga del cielo, pero con él
viene también la destrucción y el dolor de todos los días.

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