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VIDA DE EUGENIO ESPEJO

SU NOMBRE FUE: Francisco Javier Eugenio de Santa


Cruz y Espejo
Su padre: Luis Santa Cruz Espejo
FUE: indio quechua de Cajamarca ( Perú ), ayudaba al
fraile José del Rosario, médico de La Misericordia, único
hospital en Quito
Su: madre, la quiteña María Catalina Aldaz y Larraincar era mulata.
Fue: médico a los 20 años de edad, graduado en leyes civiles y canónicas,
escribió entre 1779 y 1781
Murió: 27 de diciembre de 1795 a los 48 años
Residencia: Quito,Real Audiencia de Quito
Nacionalidad: Ecuatoriano
Fue: Investigador, Científico, Médico, Escritor, Abogado, Periodista, Pensador,
Político.
Estudio: Escuela de la "CONCORDIA"

BIOGRAFÍA
Al contrario de lo que se piensa Luis Chuzig, no solo fue un simple picapedrero
o asistente de José del Rosario, fue además y por sus propios medios un indio
culto, que aprendió a leer gracias a la ayuda de Don Luis Benítez de la Torre,
Cura y Vicario de Cajamarca, quien, a escondidas, instruyó a Luis "Chuzig", ya
que en esa época era prohibido, que los indios sepan leer, y este en
agradecimiento utilizó el apellido "Benítez", mismo apellido con el que contrajo
matrimonio con Catalina Aldás. El origen de apellido "Santa Cruz y Espejo" no
está aún esclarecido, pero se cree, que fue impuesto por algún español, ya que,
en esa época, todos los indios evangelizados, se les asignó nombres y apellidos
cristianos.1 Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo, aprendió sus
primeras letras en casa de sus padres y luego, supuestamente, en una escuela
católica para niños pobres.
Sin embargo, existe controversia sobre el origen del sabio quiteño, pues existen
documentos que comprueban que el nombre familiar de Espejo, lo llevaba ya el
padre de Eugenio, quiteño, e incluso su abuelo, español. Es más, la inscripción
de nacimiento de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, está dada como tal, y ubicada
en el libro de blancos, hecho imposible de consumar para un indígena, por
influyente que fuera, ya que el sistema de castas de la Colonia lo prohibía
explícitamente.
Pero también, podría existir evidencia que María Catalina Aldás Larraincar o
Larrinzar, no era mulata, sino de origen español hecho del que se valieron sus
padres para poder inscribirlo en uno de los más prestigiosos colegios de Quito
"El Colegio de San Luis" para el efecto, María Catalina Aldás, presentó su partida
de nacimiento.1 Por otro lado, una vez inscrito desde muy temprana edad en
colegios exclusivos de la aristocracia quiteña, llegó a ser electo representante de
sus compañeros en varias ocasiones. De esta época data su probable y único
retrato conocido, en compañía de su clase.

Hijo de un indio cajamarquino, que había llegado a Quito como paje de un fraile
y de una mula-ta cuya madre había sido esclava de otro reli-gioso. Ni siquiera
poseía apellidos propios. Los de sus padres, que él recibió, eran apelli-dos
adoptados. El indio se hacía llamar Luis de la Cruz Espejo. La mulata, Catalina
Aldas y Larraincar. Alguien que quiso denigrarlo, un cura del poblado de
Zámbiza, le echó en el rostro la humildad de tal origen, y dejó así es-te chisme
para la posteridad: "es constante que su padre, Luis Chuzhig por apellido y
mu-dado en el de Espejo, fue indio oriundo y na-tivo de dicha Cajamarca, que
vino sirviendo de paje de cámara al Padre Fray José del Ro-sario, descalzo de
pie y pierna, abrigado con un cotón de bayeta azul y un calzón de la misma tela".
El antiguo peón de Cajamarca puso todo empeño y apti-tud en convertirse en
cirujano de aquel centro de salud. De lo que hay que hablar con admiración es
más bien de la manera con que educó y formó a su hijo Eugenio Francisco
Xavier. Batallando con circunstan-cias desalentadoras, aflictivas, estimuló
tem-pranamente las facultades intelectuales de és-te. Alimentó su vocación
médica, originada sin duda en el ambiente del hospital, en don-de el pobre
vástago indio pasó los años de la niñez y la adolescencia. Y cuya culminación
no fue solamente la de un título de doctor en medicina, sino la de la forja de una
sólida per-sonalidad de investigador. Ella está explícita en el mejor de sus libros:
"Reflexiones acerca de las viruelas".

Aquel hijo de indio y de mulata, desti-tuido hasta de apellidos propios, debió


sopor-tar la adversidad de un medio que discrimi-naba tercamente los grupos
sociales siguien-do los prejuicios de la sangre y el dinero. A veces usaba
nom-bres supuestos para firmar sus libros. No podemos suponer cómo fue el
aspecto verda-dero de tal hombre. Su fisonomía y su figura. Aún a pesar del
breve autorretrato que él es-cribió. Los óleos y bronces que ahora preten-den
mostrarnos su imagen son una pura in-vención del artista.

Eugenio Francisco Xavier Espejo no pudo menos que sufrir el conflicto


psicológico que eso produ-cía. Se lo advierte en sus actitudes y confesio-nes.
Intentaba hacer valer el abolengo espa-ñol de los apellidos Aldas y Larraincar de
su madre, sin querer recordar que ésos fueron apellidos adoptados. O pasados
ya diez años de la aparición de "El Nuevo Lucia-no de Quito", el Presidente de
la Audiencia José de Villalengua y Marfil todavía lo juzga-ba acremente, diciendo
que contenía "sátiras a sujetos muy conocidos y de clase muy dife-rente a la de
Espejo". ¡Siempre la torpe acusa-ción a la humildad de su origen! Y en 1810,
quince años después de su muerte, las autoridades españolas seguían
recordándolo con amargo resentimiento. A un hombre de aquella condición
social, determinada por la pobreza de su origen, que además se atrevía a opinar
con desenfado crítico sobre el estado de las colonias, tenían las autoridades que
hacerle víctima hasta de un desdén póstumo. Y así su defunción fue registrada
en el libro de indios y negros que mantenían aquellos feroces guardianes de
castas y de clases.

El doctor Espejo también soportó cárceles. Fue tratado como un "facineroso". Se


trató de confinarlo en las selvas con pretexto de una expedición científica. Se lo
enjuició hacién-dole responsable hasta de hechos y papeles que nunca se
comprobó que le eran realmen-te imputables. El aclaró su posición sin cobar-día.
Reconoció la paternidad de libros de que se enorgullecía. Tuvo que ir a
defender-se ante el propio Virrey, en Bogotá, en donde estableció amistad con
dos jóvenes colombianos que habrían de honrar a toda Hispanoamérica como
Anto-nio Nariño, el primer traductor en lengua cas-tellana de la Declaración de
los Derechos del Hombre, y el científico Francisco Antonio Zea.

Política y actividades literarias


Fue nombrado primer director de la biblioteca pública, compuesta por más de
40.000 volúmenes procedentes de los fondos de la Compañía de Jesús,
recientemente expulsados. También publicó importantes trabajos de medicina,
como las Reflexiones acerca de las viruelas (1785),2 el cual se convertiría en el
primer texto científico que refería la existencia de microorganismos (inclusive
antes que Louis Pasteur) y que definiría como política de salud conceptos
básicos en la actualidad como la asepsia y antisepsia de lugares y personas.
Más adelante colaboró en la creación de la Sociedad Patriótica de Amigos del
País de Quito o Escuela de la Concordia de la que fue designado secretario,3 a
semblanza de las otras que comenzaban a surgir en España y en las colonias y,
sobre todo, editó el primer diario de la ciudad: Primicias de la Cultura de Quito
(1792). Por su actividad de denuncia continua fue nuevamente encarcelado,
después de 11 meses lo dejaron libre para morir tranquilo en su casa el 27 de
diciembre de 1795 a causa de disentería.

La leyenda carece de cierta lógica debido a que ningún indígena podía sacar
título en aquellos tiempos, es mucho más posible pensar que parte del origen de
Espejo sea más una historia inventada como leyenda que es, es más factible
creer que su padre no era indígena, ni su madre mulata, ya que todo esto se hizo
para exaltar el espíritu indígena.

Pensamiento

Su pensamiento es una adaptación de ideas ilustradas en el entorno colonial de


la Audiencia. Sus ideas promovían la igualdad de todos los ciudadanos y
nacionalización de las propiedades eclesiásticas. En su ideario aparecía por
primera vez la igualdad de los indígenas con los criollos (ideal que quedó
eliminado en los procesos de independencia) y también por primera vez
planteaba los derechos de la mujer.

En Ecuador se considera que fue el primero en afirmar la necesidad de una


emancipación de España y en proclamar la individualidad del país
latinoamericano y, en general, de toda América; y que sus ideas, si bien
modificadas en algunos aspectos importantes, inspiraron a los revolucionarios
del 10 de agosto de 1805.
En cambio, autores como Efren Aviles Pino indican que Siempre se ha dicho que
Espejo es el precursor de la independencia, pero no es así. Espejo sí fue un
revolucionario ya que a través de sus escritos y publicaciones procuró reformar
las estructuras sociales y políticas de esa época.
Eugenio Espejo es considerado como uno de los mayores agitadores de los
planteamientos de la independencia y crítico de la Colonia. A los 20 años se
graduó de médico y ejerció múltiples trabajos como periodista, bibliotecario y
escritor de innumerables obras tales como: Nuevo Luciano de Quito (1779),
Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de la viruela
(1785), Cartas Riobambenses (1787), Discurso sobre la necesidad de establecer
una sociedad patriótica con el nombre de "Escuela de la Concordia" (1789).
Los aportes dados por Espejo, en los distintos ámbitos contribuyeron al
pensamiento social ecuatoriano; en el escenario de la medicina expuso sus
conocimientos para prevenir la viruela y elaboró una reflexión histórica de las
enfermedades contagiosas, realizó un cuadro exacto de las costumbres y
condiciones sanitarias de Quito, dando una respuesta objetiva y científica a la
causa de la enfermedad. Sin conocer los experimentos de Pasteur, halló la
noción de la fermentación de las sustancias y las causas de los contagios. Llegó
a las conclusiones que las condiciones sociales de explotación y de la mala
distribución de la riqueza son propicios para el cultivo de enfermedades.El
pensamiento de Espejo promovío la igualdad de todos los ciudadanos y la
nacionalización de las propiedades eclesiásticas.

En noviembre de 1791 forma “la Sociedad Patriótica de Amigos del País de


Quito”, compuesta por 25 miembros que se reunían semanalmente para discutir
los problemas agrícola, educativo, político, social y analizar el desarrollo de las
ciencias físicas y naturales. Sintiendo la necesidad de difundir los planteamientos
independentistas, editó en 1792 el primer periódico publicado en la ciudad
denominado "Primicias de la Cultura de Quito", órgano de esa sociedad y del
que salieron siete números hasta el 29 de marzo de ese año.

Es considerado como uno de los primeros en afirmar la necesidad de una


emancipación de España y en proclamar la individualidad del país y, en general,
de toda América. Sus ideas inspiraron a los revolucionarios del 10 de agosto de
1809.

Fallecimiento
Murió en Quito, el 27 de diciembre de 1795, a los 48 años de edad, después de
estar en la cárcel acusado de conspiración; se le inculpó que en las cruces de
Quito amanecieron banderolas escarlatas con el lema que decía: "Al amparo de
la cruz, sed libres, conseguid la gloria y la felicidad".
UNIDAD EDUCATIVA “JUAN LEON MERA” LA SALLE

ASIGNATURA

LENGUA Y LITERATURA

Eugenio Espejo

Estudiante: Karen Tamay


Curso: 3 BGU “E”
Fecha: 4 de diciembre de 2017

2017 - 2018

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