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Born #1 PDF
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TRILOGÍA
The Born
#1
Una novela de…
PARADISE SUMMERLAND
Agradecimientos
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Índice
Agradecimientos Capítulo 14
Sinopsis Capítulo 15
Capítulo 1 Capítulo 16
Capítulo 2 Capítulo 17
Capítulo 3 Capítulo 18
Capítulo 4 Capítulo 19
Capítulo 5 Capítulo 20
Capítulo 6 Capítulo 21
Capítulo 7 Capítulo 22
Capítulo 8 Capítulo 23
Capítulo 9 Capítulo 24
Capítulo 10 Born to Fight
Capítulo 11 Sobre Tara Brown
Capítulo 12 Info. R&R
Capítulo 13 Créditos
Sinopsis
“Somos nosotros o ellos, Em. Ya no hay gente normal”.
Hace diez años cuando el mundo acabó, ella corrió por su vida.
Cinco semanas atrás, el mundo del que ella se ocultó vino a llamar a la
puerta de su cabaña aislada.
Diez años han pasado y todavía vive bajo las reglas simples que él le
enseñó cuando tenía nueve años de edad.
Hasta que una noche oye el peor sonido del mundo, un golpe. Un
simple, tímido, golpe en la puerta de su cabaña. Sólo la voz de la
valiente chica, dispuesta a morir por su hermano, convence a Emma
para abrir la puerta. Mientras sus dedos rodean la cerradura, tiene la
terrible sensación de que se arrepentirá de su decisión.
Pero aunque los remordimientos llenan su mundo, también lo hacen el
amor y el compañerismo. Las cosas que nunca imaginó que alguna vez
tendría otra vez.
Puse mis pies a los lados más lejanos de las escaleras, donde los
clavos unen las tablas al marco. Respiraciones superficiales producen
sonidos en el nuevo mundo, en la frontera de todos modos. Sin
electricidad, sin autos, sin teléfonos, sin zumbidos. El mundo se
mantiene en silencio, como si suspirara y tomara una larga inhalación
después de lo que pareció una eternidad con la humanidad y la
contaminación acústica. Estoy en paz cuando llego a casa, pero aquí en
el mundo abierto soy una de ellos. Una de los que quedan. Que revuelve
para sobrevivir, la mayor parte del tiempo separada de cualquier otra
persona.
1 Glutamato Monosódico: Es una sustancia añadida a los alimentos para engañar al estómago en la sensación
de saciedad. Desaparece al cabo de media hora. MSG es la más utilizada en el buffet de restaurantes de estilo y en
restaurantes de comida china para ayudar a maximizar los beneficios con el ahorro de los recursos alimentarios.
quiero romper ningún frasco. He aprendido que esa salmuera es difícil
de conseguir y las mochilas son incluso más difíciles.
Cuando mis pies tocan el suelo otra vez miro a Leo, cuyos ojos
amarillos suaves confirman mis conclusiones. Estamos solos. Yo me
dejo caer de rodillas y le saludo mientras él se acerca hacia mí. El gran
lobo me lame la cara y levanta su enorme pata para abrazarme. Yo lo
abracé tan seguido cuando era un bebé, hasta que un día el también
me abrazó. Lo ha hecho desde entonces. Me acaricia suavemente y me
pellizca los brazos. Froto sus enormes orejas suaves y me pongo de pie.
Le acaricio suavemente su enorme cabeza gris.
Es un golpe en la puerta.
Pertenecen a una chica, más joven que yo. Quizá tenga quince años,
pero no más. Tiene el pelo oscuro y un rostro demacrado. Las lágrimas
hacen que sus oscuras pestañas se junten, lo que hace que la mirada
suplicante que me da sea tremendamente convincente.
–Por favor, señorita. Necesito su ayuda. Por favor –grita ella, ya sin
tartamudear.
Su voz es desesperada.
Golpea a mi puerta.
Ella es el cebo.
Cierro mis ojos esperando, pero los golpes de hacen más fuertes. Si
todavía no estaban aquí, ellos oirán los golpes.
Sus palabras no son una súplica. Está resignada a morir por él. No
es una cobarde. No es como yo.
Abro la puerta.
Leo camina hacia ella con cautela, olfateando y haciendo círculos.
–¿No va a morderme?
– ¿Jake?
– ¿Anna? –una voz de chico entrecortada se eleva desde el agujero.
Ella empieza a llorar.
Tomo un paso atrás mientras Leo toma uno hacia delante. Él siente
mi agitación.
–Sólo déjame tener la cuerda, por favor, él está herido –suplica ella.
Ella se desploma.
Frunzo el ceño.
–¿Preparada?
–Preparado.
Él me sonríe.
Mi corazón hace algo que nunca había hecho antes. Perdió el ritmo.
Su enmarañado cabello oscuro cuelga alrededor de su frente, al nivel
del ojo. Sus ojos azules brillan, incluso en la débil luz de la Luna, a
través de su cabello. Su sonrisa es devastadora, con rasgos cincelados y
una mandíbula fuerte. Imagino el sentimiento de sus labios contra los
míos durante el más débil de los segundos.
–Uhm, ¿hola?
–¿Qué?
–Mi nombre es Jake y ella es mi hermana, Anna –él está de pie sobre
una pierna, descansando su brazo sobre el hombro de Anna, sujetando
su pierna herida en el aire.
–Voy a ayudarte, creo que soy más fuerte que ella. –no confío en mí
misma a su alrededor, pero cuanto más rápido los ayude, más rápido
podrán irse.
Su calidez se estrella contra mí cuando se agarra a mi hombro.
Nunca me he preguntado si soy baja, pero él me hace sentir pequeña.
Puedo olerlo a mí alrededor. Su olor hace que mis adentros duelan.
Miro a Leo, que camina hacia Anna y la hociquea, animándola a
empezar a caminar.
–Traidor –susurro.
Él sonríe.
Él grita.
–Puedo cocerlos.
–Él va a gritar cuando haga esto. Tienes que poner una almohada
sobre su rostro y aguántalo. Necesitarás esa agua hirviendo el minuto
que esté listo.
–De acuerdo.
Caigo de rodillas y pongo la vieja llave inglesa alrededor de la
protuberancia del palo. La aprieto y la corteza hace un muy leve crujido.
Miro a la manta que tengo lista y respiro profundo. Anna da un rodeo y
va a la parte trasera del sofá sosteniendo una almohada y envolviendo
sus brazos alrededor de su hermano.
–Uno, dos, tres –tiro del palo con fuerza y rápido, quitándolo de su
pierna. Él se sacude tan fuerte como puede, pateándome en el rostro
con su otro pie. De repente estoy sobre mi trasero en el suelo.
Él grita, pero su hermana y la almohada lo amortiguan.
Veo estrellas por un momento, pero le doy la espalda. Levanto el
whiskey y lo echo sobre su herida. Él grita otra vez, quitando la
almohada de su rostro y empuja a su hermana lejos de él.
–Todos se han ido, Anna. Todo lo que queda son nosotros y ellos –
casi me retuerzo cuando digo las palabras nosotros y ellos. La incluí en
mi nosotros.
–Gracias, Em.
–Necesitarás esto.
Me siento mal cuando me dice eso. Me doy cuenta de que ella tenía
seis cuando su madre nunca volvió a casa del trabajo.
–¿Dónde lo conseguiste?
–Él es enorme.
–No. Me gusta esto. Haré lo que sea que quieras para que me dejes
quedarme, pero si es necesario, te traicionaré para salvar a mi
hermano.
–Me parece justo –me gusta su franqueza. Apunto a los libros de la
estantería–. Empieza con la estantería de arriba. Son los más fáciles de
leer.
Podía ver a los otros. Podía oírme a mí misma gritar mientras sus
ávidos dedos pellizcaban mi piel y me arrastraban dentro del bosque.
En el bosque donde gritaría como las otras chicas. Las ropas
desgarrándose me perseguían desde el principio. Los infectados
arrancaban carne y los otros arrancaban ropas y el sonido podía
envolverte por completo.
Las ramas se rompen bajo mi pie, pero de una forma que mantiene a
los pájaros piando y a las ardillas parloteando. Es un don. Lo aprendí
de Leo. Él es capaz de vaguear por el bosque rápidamente, pero en
sincronía con las criaturas del bosque.
Agarro mi arco y flecha y hago una lectura. Espero por ello. Escucho
el sonido que estoy buscando. Es un faisán.
Levanto la vista para ver el reflejo de una mira a través del pequeño
barranco. Me dejo caer al suelo y silbo. Me recuesto entre la maleza
congelada. Mi corazón está latiendo fuera de control.
Anna.
Escucho pasos.
Sus pasos están encima de mí. Estoy segura de que puede oír los
latidos de mi corazón. También estoy segura de que va a dispararme en
la espalda.
Oigo un sonido zumbante otra vez y las balas golpean el árbol detrás
de mí. Los casquillos no caen muy lejos de mí. Me pregunto qué está
haciendo. ¿Ha perdido el lugar donde me disparó? Afortunadamente, la
maleza es abundante a mí alrededor.
Escucho un ruido sordo y un poco de susurro de hojas cerca de mí.
No sé lo que está pasando. Estoy entrando en pánico en silencio.
–Em.
Veo el rifle en sus manos. La ira me llena, pero sé que la bala que
está en mi muslo no va a permitirme saltar y pelear por el arma. No
seré derrotada por alguna niña. Miro a Leo, que está en el borde. Está
cazando como si Anna fuera su compañera. Eso duele más que nada.
–Genial.
–Él es inmune.
–Nadie es inmune.
Sonrío sarcásticamente.
Asiento.
–No puedo creer que pensaras que yo te disparé. ¿De verdad es eso
lo que pensaste que haría yo después de que ayudaras a Jake?
—En serio, ambos tenían que ser heridos. Voy a conseguir que Leo
me muerda para que alguien más tenga un turno en lavandería y
cocina.
Jake cepilla sus manos sobre mi cara, —Te ves muy incómoda.
¿Quieres que te lleve a la cama?
Leo está durmiendo al lado del sofá de dos plazas en el que estoy
tendida. Extiendo mis dedos hacia abajo y dejo las puntas deslizarse a
través de su piel, —Alguien vendrá a buscarlo. Creo que deberíamos ir a
una de las otras casas. — No puedo creer que haya dicho eso. Nunca he
ayudado a nadie. Las palabras se sienten innaturales para mí.
Quiero enojarme con ella, pero hablo en voz baja, —Necesito el agua
hervida y la aguja y el hilo.
—Volveremos Emma.
Empujo su cuerpo lejos del mío y estiro el cuello para mirar sus ojos
de color azul brillante.
—Creo que fue cerca de aquí. Recuerdo que tenía una piscina y
nadamos en ella para estar limpios.
Se ve distraída.
— ¿Qué?
Refunfuño:
Levanto una ceja a Anna que pone los ojos en blanco. Me hace reír
disimuladamente. En realidad nunca he reído disimuladamente antes.
— ¿Cómo estás vivo? —susurro.
El alto gemido.
— ¿Hasta dónde?
—Una milla.
Sé que él tiene razón. Sé que esto es una verdad, pero no tengo otra
cosa.
La bilis se eleva cuando los veo. Ellos cayeron sobre algo. Se ven
repugnantes y enfermos, incluso desde la distancia en la que estoy. Uno
empuja al otro y el tono agudo del gemido se escucha al otro lado del
vacío. Ocupa todo el espacio. Siento que las paredes del miedo se
cierran a mi alrededor. Veo una mano subir y bajar de lo que sea que
tienen en el suelo. Uno de ellos lo golpea. Todavía está vivo. Esta
enfermo ahora, infectado como ellos. Son lo más parecido a los zombis.
No zombis reales. Ellos son humanos pero viven con la enfermedad de
una manera que nunca sería considerado supervivencia. Su piel está
cubierta de llagas, abiertas y formado costras. Su cabello se está
cayendo donde las llagas se han apoderado de su cuero cabelludo.
Lloran lágrimas de sangre, como las películas de fantasía que daban
cuando tenía nueve años. Lo primero que el virus destruye es la
garganta. Los altos gemidos son por la cicatrización en la garganta y el
daño cerebral que causan las fiebres altas.
Es una regla. La uso siempre que estén cerca. El virus debería haber
muerto hace años, pero los que se enfermaron después de haber
mutado, sobrevivieron, si se puede llamar así. Ellos son contagiosos,
pero no parecen morir, no importa lo mal que sus cuerpos estén. No
hay muchos de ellos, pero de alguna manera se las arreglan para
arruinar las vidas.
Estoy a punto de correr y silbar cuando miro a Jake una vez más. Él
me guiña el ojo y sonríe. Mi estómago hace la cosa de la dolorosa
punzada. Mis labios le regresan la sonrisa. Nunca les dije que lo
hicieran. Parece que están tomando decisiones por sí mismos.
Tiro otra más antes de girarme y empezar a correr hacía el árbol más
cercano. Quiero correr hacia el otro lado. Quiero correr por las colinas y
dejarlos, pero mis pies no me escuchan. Mi pierna no llegará muy lejos
con el agujero de bala. La larga hierba se enreda en mis pies y tira de
mí. Mi pierna arde y trata de convencerme de dejar de correr.
— ¿Cómo?
Anna sonríe.
—Estoy atorada.
—Salta.
Él me acerca más.
Anna suspira.
Le sonrío.
—Me encanta leer también. He leído los mismos libros durante diez
años. A veces tengo suerte y encuentro un pequeño libro de bolsillo que
puede caber en mi mochila. Robin Hood es uno de mis favoritos. Mi
abuela me lo leía cuando era pequeña.
Él me frunce el ceño.
—Te daría un centavo por tus pensamientos, pero creo que sería
más de lo que puedo pagar.
—Es un hombre.
Ella me da una sonrisa con los ojos muy abiertos y toma el arco.
—Pongámonos allí.
Se ve frustrada.
Me río.
—Guau.
Asiento con la cabeza.
— ¡Dios Santo!
Me giro.
— ¿Qué?
Anna se burla.
Frunzo el ceño.
— ¿Gente de la ciudad?
Anna me mira.
Ella tiembla.
—Él es militar.
— ¿Qué? —Miro a Anna que está señalando al hombre muerto con
una flecha sobresaliendo de su cien.
Nos quitamos la ropa empapada. Mi herida quemó por las aguas del
río frío y por el ejercicio a través de este por un largo camino.
Me pongo mis pantalones y noto por primera vez que tiene dibujos
de panecillos en sus calzoncillos. Levanto una ceja.
—No lo entiendo.
Se ríe: —Sí, pero mi hermano mayor tenía dieciséis años. Así que me
hace más como si hubiera tenido quince cuando pasó.
—Will era un chico malo. Nuestro padre solía estar muy enojado con
él. Tenía una colección de revistas que podrían escandalizar a una puta.
Me estremezco ante la palabra. Yo sé lo que significa y sé cómo
funciona, pero nunca he oído a nadie decirla físicamente. La
conversación se siente mal repentinamente.
—Jake.
Miro atrás hacia a Anna que está haciendo una cara de mal gusto,
—Las historias sucias de Will en ropa interior son un poco
espeluznantes.
Sea lo que sea, está pariendo. Los signos de vida me llenan de una
esperanza falsa y equivocada. Conozco la verdadera realidad de todo
esto. No estoy siendo engañada por sentimientos cálidos y difusos.
Las palabras que susurra me cortan. Sé lo que hay que hacer, pero
yo no estoy preparada para hacerlo.
Ella mira hacia mi cara opaca por la luna, —Lo sé. Me siento de la
misma manera."
—Iré sola.
—Voy a salir esta noche. Leo tendrá que quedarse contigo. Él puede
ayudarte.
Creí que era una mala idea. Fue un pensamiento del que me
arrepentiré siempre. Su comportamiento errático me obligó a pensar.
Me alejo, rompiendo una rama con mis manos cada pocos pasos.
Dejo los extremos colgando. Así parece que un oso u otra criatura
grande ha vagado por el bosque.
Mis brazos golpean cuando mis piernas ceden. El suelo pasa ante mí
como un borrón.
Me detengo sin querer hablar con ella, pero sé que no tengo tiempo
para correr ningún riesgo, —Un palo se incrustó en su pierna. Lo
saqué, pero creo que parte de la corteza sigue allí todavía.
Tenía permitido dormir una noche con una compra hecha. Siento
tanta emoción ante la idea de dormir que no lo puedo explicar. Mi
descanso en el árbol fue terrible.
Me marcho sintiendo sus ojos en mí, pero cuando miro hacia atrás,
ella está pegada a la botella de aceite de árbol de té puro como una loca.
Su pelo largo sucio y blanco, la hace parecerse a la reina malvada de
Blancanieves, abrazando la manzana envenenada.
Miro a un hombre joven que apunta hacia una casa. Niego con la
cabeza. Yo no como nada que venga de otras personas. Especialmente
de los pueblerinos. La higiene aquí está muy por debajo de los
estándares que teníamos como civilización. Había oído rumores de una
nueva plaga la última vez que vine.
Ella levanta una ceja, —Estoy empezando a pensar que tal vez no
eres muy virginal. La mayoría de las chicas que se ven como tú, son un
poco más divertidas.
—No te muevas princesa. Ellos han venido a por ti. Esos hijos de
puta te vendieron a los criadores. O fue esa puta vieja. Tú deberías
saber mejor que no debes comerciar con la primera persona que te
habla. Vosotros, la gente del bosque, sois estúpidos. —Su sonrisa
blanca brilla en la oscuridad. —No estés tan asustada, tengo una
salida.
—Ella estaba aquí, por favor. Déjenlo venir a casa unos cuantos
días.
Sigo bajando las escaleras, sintiendo cada paso con mis dedos.
Parece que ha pasado una eternidad hasta que alcanzo el final. Las
voces se han ido. Reemplazándolas hay un sonido de goteo y el aire es
frío, húmedo. Del tipo que sólo se puede encontrar bajo tierra.
Estoy asustada. Odio estar asustada. Decido que necesito una regla
sobre estar asustada y hacer cosas que me asustan.
Siento que estoy entrando en una luz mágica, como en las películas
que veía con mi abuela. La oscuridad del búnker se mantiene a raya por
el pequeño círculo de luz. Motas de polvo brillan dentro el anillo.
-Por favor señor, por favor. ¿No tiene una hermana o una esposa que
quiera mantener a salvo? Por favor. Le dejaré hacer lo que quiera, solo
no me coja. No me lleve allí. Moriré allí. Por favor.
Les doy la espalda y corro como la cobarde que soy. Corro hasta que
encuentro las ramas rotas. Las uso para que me guíen hasta mi puesto
de armas. Yo respiro más fácil cuando el arco está de nuevo en mis
manos. Podría besar a mi cuchillo. Lo introduzco en mis botas y
comienzo la carrera de vuelta a la casa. Corro más rápido de lo que lo
hice el día anterior. Corro con miedo renovado.
* * * *
—¿Em?
—Él se está yendo rápido. Estaba por cortarle la pierna cuando te oí.
Saco la aguja del bolso con uno de los viales, mientras me arrodillo
ante él. Su pelo oscuro está enmarañado contra su cara sudorosa.
Puedo ver la humedad con la luz de la luna.
Anna pone el vodka que encontramos en una de las tazas sobre mis
manos, las agujas y los viales. El licor está salpicando sobre mí. Ella
levanta la botella a mis labios. Quema su camino hasta mi estómago
vacío. Las porciones de comida que comí hace tiempo que se han ido.
Gracias a Dios. Ella aprieta el brazo de él. Termino de poner el vial
junto y se lo clavo en el brazo. Se lo pongo lentamente tal como mi papá
me enseñó. Él no se mueve. Él no registra que estoy bombeando
antibióticos en su brazo.
Saco las vendas de sus heridas. Las líneas rojas están por todas
partes. Trago con fuerza. Anna vuelve a poner el vodka en mis labios y
vuelvo a beber. Vierto el té de árbol, que ella tiene al lado del vodka, por
toda la herida y sobre la hoja de mi cuchillo. Corto en la parte
inflamada y saco el pus de ella. Pongo el té de árbol después de mojarlo
en vodka. Tengo cuidado de no romper los vasos sanguíneos e infectarlo
más. Cuando está limpio de nuevo y no sale más pus, la humedezco
con el viejo tubo de ungüento médico que la cabaña tenía en el cuarto
de baño y la cubro de nuevo con un vendaje de gasa y cinta adhesiva.
Su fiebre aún es alta. Él se lame los labios y me mira con los ojos
inyectados en sangre.
—Labios de pato.
Yo le frunzo el ceño.
Amo eso.
Lo amo.
—Está vivo. Pensé... está frío. Oh, Dios mío, está vivo. Su fiebre bajó.
Él va a vivir. —di un salto y agarré el siguiente vial de medicación.
* * *
–Despierta.
En la débil luz del fuego veo a una pequeña niña golpeándome con
un palo. Hizo una pequeña herida sangrante en mi brazo, pero no es de
ahí de dónde viene el dolor. Cierro mis ojos con fuerza y luego los vuelvo
a abrir. Está oscuro. La luz del fuego lame las oscuras barras de metal
de mi jaula. Me giro hacia la pequeña niña.
– ¿Dónde estamos?
2 Carcaj: caja o saco en forma de tubo que se cuelga del hombro o la cadera para llevar las
flechas.
Mi estómago cae en mi interior. Mis latidos y respiración se aceleran.
Empujo la puerta de la jaula con mi pie. Mis botas se han ido.
–Nuestra localización.
Trago.
–Quince.
–Pareces mayor.
–Fuerza tu cerradura.
–Guau, eres buena –estira sus manos por entre las barras. Hace una
cara graciosa y oigo el cloqueo de la cerradura. Ella fuerza cerraduras
más rápido que yo. Yo sólo he forzado un par.
Ella asiente.
–Mamá dice que tenemos que hacer lo que sea para no ser una
reproductora. Moriría antes de ir allí.
Las lágrimas brotan de mis ojos cuando miro hacia atrás y veo sus
ojos abiertos que no dejan de mirarme. El clavo oxidado sobresale sólo
un poco de su cabeza, al lado de su ojo. La sangre gotea por su cara.
—Oh, mierda.
— ¿Es tuyo?
— ¿Quién?
Leo salta por el agujero como lo ha hecho antes, muchas veces. Meg
me busca en la oscuridad y luego a la escotilla. Bajo tras ella y tiro de la
gran escotilla sobre el agujero. Tanteo en el silencio por los taburetes.
Me siento y de pronto el dolor en mis pies es inaguantable. Sé que están
cortados.
—Inteligente.
Me estremezco al pensarlo.
Mis pies duelen demasiado como para poder tener una buena noche
de sueño.
Capítulo 10
Traducido por 3lik@
Nada es igual.
—En aquél tiempo, cuando tenía once años, mama dijo que quiere ir
a la ciudad. Así que todos nos preparamos, nos bañados y nos vestimos
bien. Caminamos todo el camino a la ciudad pero no nos dejaron
entrar. Teníamos que pasar por un montón de pruebas y otras
tonterías. La ciudad estaba completamente renovada. No parecía a nada
que haya visto en mi vida.
Ella puso sus manos en alto, — ¿Qué? No es un perro, pero creo que
olfateó algo.
Meg me lanzó una mirada, —Digo lo que ella siempre decía. Haz lo
que sea para no ir hasta allí. Los otros no la llevarían al campo de todos
modos. Su útero quedo lastimado al tenerme. Ella no podía tener más
hijos.
Ella niega con la cabeza, —No, éramos mamá, tía Lisa y yo.
— ¿El juego?
Ella niega con la cabeza, —No. Tenía. Los otros llegaron el mes
pasado y quemaron la tierra.
—La vida es dura Meg. Estoy convencida de que el Dios del que
todos hablan, nos odia.
Leo está listo para atacar, pero le pongo mi mano, —No Leo. No—. Él
mira mi rostro confundido. Puedo verlo en sus ojos. Niego con la
cabeza.
—Tranquila niña.
Ella inhala y se limpia la nariz con el brazo, —No hay problema. Ella
murió como ella quería.
Los hombres que nos han escoltado se ríen del hombre en el suelo.
Le llamo, —Leo.
—Andy no. El lobo no. Oh Dios mío, lo siento mucho. — Una mujer
de pelo oscuro se acerca a mí. Ella se ve mayor, quizás de treinta. Ella
está vestida con una larga falda fruncida y una blusa. Ella es bonita de
una manera sencilla. Ella mira a Meg y le lanza una sonrisa maternal,
—Tenemos que limpiarte y conseguirte algo de comida para ese
estómago. Te ves como estuvieras muerta de hambre. —Ella mira al
hombre a mi lado, —Vigila al chico por mí mientras me ocupo de ella.
Mi cuello casi se rompe cuando miro hacia atrás en él, —Sí. ¿Y tú?
—Él lo hace.
—Leo.
Will se pone de pie y camina hacia mí. Leo gruñe y gruñe mostrando
sus dientes en mi regazo. Miro a Will, —Yo no me movería sí fuera tu.
Su mandíbula se tensa.
—Deja eso mocoso. Vas a hacer que nos maten. — Silbo hacia él. El
ruido, sin duda, atraerá los otros o peor.
Niego con la cabeza, —Nada. — Ella aporta una ligereza que nadie
puede resistir.
Leo está haciendo su ruido raro de lobo que él hace cuando está
contento. Casi suena como un gato ronroneando, pero es más bajo y
más profundo en él.
Meg levanta una ceja, — ¿Crees que es por eso que Leo nos ha
traído hasta aquí?
Meg sonríe con comida en sus dientes, —Gracias a Dios por Leo y su
panza.
Miro hacia arriba y veo que la gente nos está echando un vistazo.
Fingen estar trabajando cerca de nosotros, pero miran a Leo comiendo.
Eso me hace sonreír. Si supieran lo gatito que es.
Miro a Meg, que asiente con la cabeza, —Solo no dejes que te aten
un vestido y te cepillen el cabello. Es una mala experiencia. Leo estará
bien conmigo.
—No en diez años. Sólo los que las madres dejaron atrás cuando las
tomaron. No tuve el tiempo suficiente para llegar a conocerlos bien.
Ella se cruza de brazos, —Él se cansa una vez pasadas las seis. Él
realmente es un chico dulce. Una vez que lo conoces, lo amas.
Trato de no ser grosera, pero digo lo que pienso, —Él va a hacer que
os maten con ruidos como esos. Los infectados adoran las cosas
ruidosas que los llevan hasta el alimento.
—¿Así que hay un acuerdo entre los infectados y los otros que se
quedan fuera de su campamento, para que así los niños puedan ser tan
ruidosos como ellos quieran? —Mi sarcasmo suena con más sarcasmo.
Las paredes que nos rodean son altas y rocosas. Nada puede
atravesar la masiva laguna esmeralda de agua cristalina. Estaba parada
en el único camino visible. Me quité las botas y los calcetines. Mis
costras me pican con la tierra y rocas. Me quité mis pantalones y mi
camisa. Miré hacia atrás y ella sonrío. Corro el resto del camino. Corro
sobre las grandes rocas planas que forman una plataforma en el agua.
Me zambullo antes de que me acobarde. Las heladas aguas me
atraviesan al instante, pero nunca me sentí tan limpia. Recuerdo mis
baños cuando era una niña pequeña. Estaban llenas de burbujas y de
sirenas de plástico duro. Esto es mucho mejor. La frescura del agua me
hace sentir viva en el buen sentido. Me acuesto de espaldas en el agua y
floto. Las enormes rocas como paredes que me rodean son
increíblemente altas y robustas. Las paredes son lo suficientemente
altas que incluso si yo estuviera espiando alguna vez, no sabría dónde
estarían y viceversa.
—Sí, supongo que sí. De todos modos ella murió y solo éramos mi
padre, mis abuelos y yo. Mi padre era un superviviente así que cuando
las cosas se pusieron mal salimos a tiempo. Él me enseñó un montón
de cosas que necesitaba saber.
Tiene los ojos vidriosos con la luz del cielo oscuro. —Entonces,
dejaste a los demás cuando pasó. Ellos lo arruinaron todo hace diez
años, no podemos dejar que arruinen el futuro también. — Ella me toca
de nuevo.
La ira se aleja de mí. Ella tiene razón. He vivido con miedo de hacer
amigos y de ayudar a la gente.
— ¡Oh Dios mío! hace mucho frío. — Veo a una chica rubia que es
un poco mayor que yo, a mi lado. Le castañean los dientes.
Repentinamente me doy cuenta que los míos también. Veo una gran
mano que viene por detrás de ella y empuja su rostro bajo la agua.
Nado lejos rápidamente en pánico. Un joven se ríe cuando ella sale a la
superficie y ella lo empuja. —Idiota.
—Idiota.
— ¿Qué?
—Mark, tienes que ser cuidadoso. Ella vivía sola desde que era una
niña. Ella no lo entiende.
Me sentí feliz.
Miro hacia Leo, que gira su rostro a la luz del fuego y se queja. Le
acaricio su cabeza y miro hacia donde ella camina. Deja caer mi ropa en
una cesta y apunta a un brillo de color naranja brillante en el bosque a
través del campamento. —Ven a la hoguera. Cantamos y tocamos la
guitarra.
Las olas de calor se elevan desde la gran fogata por lo que es difícil
ver en donde están los músicos. Los troncos están construidos para que
las personas se sienten. Puedo ver a un hombre con una pequeña
guitarra. Es viejo y tiene una barba. El hombre comienza a cantar suave
con la guitarra. Su voz es increíble. Es áspera y dulce. Yo estoy en un
trance. Me siento y cierro los ojos. La música transmite algo suave y
dulce, nunca me di cuenta de lo que me estaba perdiendo. El dolor está
de regreso en mi pecho. La dulce voz hace que mi piel tiemble y la
garganta se me atraganta con imperceptibles emociones. Nos sentamos
en un gran círculo, calentados por el fuego y las crudas emociones
humanas dentro de la canción. Es sobre el amor y el sacrificio. La voz
de una mujer acompaña al hombre y las guitarras. Le añade suavidad a
la canción que su ronca voz no tiene.
En la luz puedo ver a Mary. Ella canta y ríe y bebe. Sus ojos brillan
con un vibrante resplandor naranja.
—Lo sé.
— ¿Cómo están?
Miro hacia abajo a mis pies y me sorprendo por lo mucho que han
sanado. Las costras se están descascarillando y las llagas son pequeñas
en comparación con las cicatrices. Leo me patea de nuevo. Suspiro y
salgo de la tienda antes de que termine con la pata encima de la cabeza
otra vez.
Él se ríe.
—Sólo tenemos cierta cantidad de ropa. El último viaje a un centro
comercial fue hace tres años. Compartimos todo.
—Todo.
—No, no todo. Ella es muy afectuosa, Emma. Es así con todos. Pero
si estás interesada, tenemos algunas chicas que están solteras.
Frunzo el ceño.
— ¿Qué?
—No sé lo que quieres decir. —Se ríe de mí. Se ríe de un chiste que
no comprendo.
Suspira:
Frunce el ceño.
— ¿Qué?
Señalo a la tienda.
—Su madre y su tía acaban de morir. Su otra tía fue llevada a las
granjas reproductoras.
—Lo siento.
—Me voy Meg. Necesito que te quedes aquí y des una mano. Ellos
necesitan la ayuda extra.
—No, tienes que quedarte y pasar el rato con Mary. Voy a llevar a
Will a la cabaña. Vuelvo en un par de días.
Se recuesta.
—Está bien.
Miro a Leo.
— ¿Vienes o te quedas?
Se estira sobre los sacos de dormir y se acurruca contra Meg que ríe
sarcásticamente.
—Traidor.
— ¿Qué?
* * *
Retrocedo, pero Will pone sus brazos sobre mí para impedirme salir
corriendo.
—No te muevas.
Él besa una vez más justo al lado mis labios y me deja salir de su
firme agarre. Se aleja de mí y se desliza hacia atrás, lejos de la cabaña.
Lo sigo. El heno roza mi piel dándome unos pequeños cortes. Cuando
llegamos a la mitad del camino entre el bosque y la cabaña, él se pone
de pie y camina encorvado enseguida. Hago lo mismo escuchando con
atención cada sonido.
A medida que mis pies se dirigen hacia abajo del árbol, veo algo que
me hace sentir un poco de miedo y de esperanza al mismo tiempo.
Él me desliza por su cuerpo, hasta que mis pies tocan el suelo otra
vez. El aire nos acaricia. Abro los ojos, sin darme cuenta de que los he
cerrado, y miro su rostro.
Mis pasos dañan mis pies ahora que hemos parado de caminar. Me
dejo caer en el suelo junto a él y observo sus ojos brillar mientras la
oscuridad se apodera del negro cielo. Meto mi arco y lo agito a mi lado,
siempre cerca.
Él siente.
—Bueno, ese gran lobo gris, Emma. ¿Cómo terminaste con él?
Asiento.
—Lo es.
— ¿Qué sabes del comienzo de la infección?
Me encojo de hombros.
Me siento enferma.
—¿Eran malos?
—Las granjas de trabajo. Conocí a gente que había sido parte del
plan inicial. El plan era reiniciar todo. En lugar de eso, las NU
decidieron que querían empezar otra vez la humanidad, pero lo
arreglarían para tener éxito esta vez. Las granjas de reproducción
fueron construidas donde sólo a los sanos y calificados se les permitía
reproducirse.
Me estremecí imaginándolo.
Él se rio.
Me atraganto y él se ríe.
Frunzo el ceño.
—Síp, y los bebés no son los hijos de Dios para los cristianos. De
todas formas, las NU hacen funcionar a los militares, pero vuelven a
sentarse en sus oficinas cerradas y planean usar números, hechos e
información. No lo abandonan para ver cómo luce el mundo ni lo
corruptos que son los militares. Han construido seis ciudades en todo el
mundo desde las cenizas y escombros de las ciudades anteriores.
Planean limpiar cada pulgada del mundo.
Mi cabeza gira.
— ¿Por qué?
—Sí
Capítulo 13
Traducido por pili
—Alto.
—Soy John. —Él saca una mano y me doy cuenta que tiene una
bonita sonrisa. Miro a sus ojos grises y le sonrío de vuelta. —Encantada
de conocerte.
Yo miro a Will.
Una chica con cabello largo rubio en dos trenzas y pantalones cortos
corre y salta en sus brazos. Mi corazón se detiene. Ella besa sus labios.
Los labios que por poco me besan el día anterior. Siento que el calor
irradia mis mejillas. He leído sobre hombres canallas en las novelas
románticas y me siento enferma porque he caído enamorada de uno.
Tantos años de leer novelas y juzgar a las mujeres que parecen fuertes e
inteligentes que luego se enamoran de un idiota. Quiero a Jake y Anna
y mi cabaña con Leo y Meg. Quiero dejar al mundo matarse y
esconderme en las montañas. Nunca le besaré otra vez. No puedo creer
que fuera tan imprudente.
Ella sonríe de oreja a oreja hacia mí, —Wow, gran hallazgo Will, ¿él
te salvó de las granjas también?
—Emma, oh cielos. Emma eres tú. Santa mierda, pensé que ellos te
habían cogido. —Él me esta plantando besos en todas las partes de mi
cara.
—Jakey.
Jake cae de rodillas delante de mí. Sus manos dejan mi cara y caen
sobre la parte superior de sus rodillas. —Will, Will, ¿eres tú?
No puedo reír con ellos. No puedo fingir que todo está bien.
Le empujo. —¿Así pues, cómo terminaste aquí? ¿Por qué no te
quedaste en la cabaña, en el bunker del granero?
—Traté de ir tras ellos. Fui colina arriba y partí las ramas como me
dijiste. Sabía que me encontrarías. —Mueve su cabeza hacia Will. —Ella
parece una jodida terminator.
Jake se arregla el pelo. —De todos modos, llegue ayer aquí. Todos te
conocen, Will.
Alzo la vista hasta sus viejos ojos grises y a su brillante barba roja y
le hago bajar la mirada. —Voy a traerla de vuelta.
Rasca la parte posterior de su pelirroja y rizada cabeza. —Mira niña
sé que estas enfadada, pero ellos no regresan. Entran y nueve años más
tarde, consiguen una casa agradable en la ciudad. No es un mal final.
Consiguen comida saludable y un lugar para dormir. La vida aquí es
más difícil.
Una señora con una camiseta con una lengua grande dibujada
sonríe, — Oh chica, lo que haría por aire acondicionado. — Todas ellas
se ríen y me hacen sonreír abiertamente. Me alejo de ellas y vuelvo a la
pequeña tienda de campaña.
—¿Dónde estamos?
Veo a Will y a Jake. Camino más rápido. No sé qué decir, pero huir
de ellos parece como una muy buena idea. Jake aún cojea de la rama,
pero se mueve con rapidez.
— ¡Em espera! — La voz de Jake me llama.
— Quiero estar sola. — Resulta que los dos únicos chicos que me
han gustado alguna vez tienen que ser hermanos. Mi mamá habría
estado orgullosa. Ella también tenía algo por los hermanos.
Se ve herido.
Niego con la cabeza otra vez. — Yo he llegado lejos sin nadie. — Tiro
de mi brazo liberándolo y doy un paso atrás, — No necesito a ninguno
de vosotros.
— Bueno. Ella hizo una cirugía en ella. No creo que alguna vez gane
en estilo la maratón de Boston si vuelve alguna vez. — Will resopla.
Quiero reírme pero estoy cabreada.
Fue la primera cosa que añadí a la lista de cosas sobre las cuales me
debería haber dicho. Teniendo doce y sola en el bosque, era
desalentador. Pero menstruar cada mes sin motivo era mucho peor.
Miro hacia atrás a Jake otra vez y noto que se mueve pesadamente a
través del bosque. Suspiro. El fondo de la montaña lleva a un valle.
Trepo a un árbol y me siento en él.
— ¿Qué ves?
—¿Ves movimiento?
Niego con la cabeza pero limito mi mirada para mejorar mi visión.
Los enfermos tienen una forma de no moverse cuando se les necesitan.
El sol se está poniendo. Quiero cruzar la carretera y estar a mitad de
camino de la montaña antes de que esté totalmente oscuro.
La grava al otro lado es una vista bienvenida. Cuando mis pies tocan
la hierba rompo en una carrera. Los arbustos me golpean en la cara
cuando entro en el bosque. Corro hasta que veo el árbol que quiero.
Trepo por él y me siento con mi flecha preparada. Exploro la carretera y
la zanja enérgicamente.
— ¿Qué?
— Mierda.
Miro hacia abajo a través del espeso ramaje hacia Will y levanto una
ceja.
— Pisadas.
Jake pone los ojos en blanco y suspira. — Voy a ir. — Señala dentro
del bosque.
Agarro una roca desde donde estoy parada y la lanzo hacia atrás
unas yardas. No pueden verme si me pongo de cuclillas.
—Es un cumplido.
Él ríe.
—Puedo hacerlo.
Él niega con la cabeza. —Sé que tú puedes ser graciosa sobre todos
esto. ¿Estas dispuesta a sacrificarte para salvar a mi hermana?
3 Frase que se utiliza para expresar dolor y asombro cuando una persona siente que ha
sido ignorado y tratado como un "acompañamiento".
Sonríe abiertamente hacia mí y recuerdo sus manos sobre mí. No
puedo dejar de contemplar sus labios. Me hace sentirme enferma.
Alzo mis manos con el palo en ellas, —No, lo juro. — Deseo haberlo
hecho.
Entierro el palo otra vez, —Tengo que hacerlo. No tengo que decir
que todo es mi culpa. No es necesario. Todos sabemos que es verdad.
Frunzo el ceño hacia él, pero Jake hace la pregunta que se quema
en mi mente antes de que yo pueda, —Colega ¿cómo puedes saber tanto
a cerca de los campamentos de crianza?
Will se sonroja a la luz del fuego, —He vivido allí durante un tiempo.
Jake alza la vista, —Oye, si hay tres comidas al día y me dan todas
las, uhm, material de lectura que necesito para hacerlo bien, estoy
dentro.
El humor desaparece de la cara de Will. Casi se mueve
nerviosamente cuando niega con la cabeza, —No hay tres comidas ni
revistas, es más bien como ordeñar una vaca.
Will mira hacia abajo al dibujo otra vez y se ríe entre dientes pero
puedo decir que él esta atormentado por ello. —No hay contacto
humano Jake. Es todo hecho por las máquinas, las chicas y los chicos.
De todos modos esta sección aquí tiene ropa de cirujano y despojos.
Cambian y suben en el cubo de la basura por la mañana un martes o
un jueves o un sábado. La basura llega a la hora de la comida y la
mejor oportunidad que tienes de no ser percibida, es entonces. Te
buscarán después del almuerzo.
Niego con la cabeza, —Siempre hay que cocinar más los animales
salvajes.
Asiento con la cabeza y meto la mano en las llamas para girar las
patatas. El fuego degusta mi piel pero lo ignoro. Duele. Es una
advertencia del dolor por venir si continúo metiendo mis manos en el
fuego. Sentándome entre los dos hombres no me puedo ayudar, pero
siento que es apropiado.
Capítulo 14
Traducido por Isane33
—¡ALTO!
Le frunzo el ceño. Miro hacia atrás al hombre que estoy casi segura
es Serge. Él me mira y asiente con la cabeza.
El pelirrojo sonríe.
—Tal vez pueda encontrar una manera de lanzarme sobre ella antes
de dejarla.
Miro sus ojos verdes y veo el pánico. Asiento con la cabeza. Lenny
era mi padre. Él es Serge.
—¿Em?
—¡Dios santo!
El pelirrojo se inclina.
En flashes lo recuerdo.
Extraño Leo.
¿Me extrañaría?
Incluso brillan.
Mis pies golpearon el suelo con un ruido sordo. Sus dedos se clavan
en mis hombros.
—No te muevas.
—Muévete.
Oigo gritos en el camión detrás de mí. Miro hacia atrás para ver a
varias mujeres caminando con nosotros, sobre todo las más jóvenes.
Unos guardias están con nosotros. El resto están saltando a la parte
trasera de la camioneta. Mi estómago se revuelve.
El médico pone los ojos en blanco detrás del plástico y asiente con la
cabeza.
Su voz es dulce.
Miro hacia atrás a Serge y las otras chicas siendo llevadas al pasillo
donde estoy.
— ¿Qué?
La señora se ríe.
Señalo al tubo.
Apunto a la niña.
Gruño:
—La esperaré.
Ella suspira.
Grito:
—Mira, no hace daño. Fue un poco divertido. Sólo entra. Todo va a
estar bien. Estoy aquí esperando por ti.
La señora se ríe.
Ella nos lleva a una pequeña habitación blanca. Hay una mesa
blanca en el centro de la habitación con nada más que una puerta en el
lado opuesto.
— ¿Puede hablar?
—No sé.
— ¿No es tuya?
—Está bien, por aquí por favor. —Traje espacial parece molesta
repentinamente. La seguimos por una gran puerta blanca y estamos en
las habitaciones blancas y los pasillos de nuevo. El cemento y el acero
inoxidable se han ido. Caminamos en nuestra ropa de felpa a una sala
de espera—. El doctor estará con ustedes en un momento.
—Tengo miedo.
—Yo también.
—Dios. Espero que esto no tome todo el día. Estoy agotada. Oí que
tenemos nuestras propias camas, habitaciones y tres comidas al día.
Él mira a la niña.
—Es tu elección. Ella debe estar con las otras niñas sanas.
Camina a una habitación con una cama, igual que la que tenía mi
doctor cuando estaba en casa. Hay otra silla, una cortina y un pequeño
escritorio. Todo es blanco. Siento que no puedo ver realmente la
profundidad de las cosas, porque todo el blanco.
—Toma asiento. ¿Estás segura de que quieres que ella vea esto?
—¿Ver qué?
—No.
Veo la cortina.
—¿Puede poner eso alrededor de nosotros para que ella pueda ver
mi cara? —No la quiero traumatizada. Ya es bastante malo que una de
nosotras esté a punto de ser traumatizada. Sé lo que es un examen
interno. He leído sobre eso.
—Relájate, ¿bien?
—Listo.
Soy diferente.
—Puedes venir conmigo ahora. —Miro hacia una mujer en una bata
blanca y pantalones y top color azul pálido a juego. Las otras mujeres
quieren preguntarme cosas. Puedo sentir la tensión en el aire debido a
ello. Las miro. No puedo sonreír y decirles que todo irá bien.
—Soy Gloria. Voy a estar aquí con ustedes. Hacemos una rotación,
cuatro noches, cuatro días y luego cuatro libres. Si no me ven durante
cuatro días no entren en pánico. Es sólo mi día libre.
—Así que vas a estar en el ala donde las mujeres que son más
jóvenes permanecen hasta que dan a luz. ¿Cuántos años tienes cariño?
Miro hacia arriba. Ella está levantando una perfecta ceja marrón
hacia mí.
—Diecinueve —murmuro.
—¿Segura que no serías feliz con las otras chicas más jóvenes?
Todas viven juntas. Tienen televisión y juegos de video por ahí.
Abre una puerta blanca y revela una habitación con dos camas
cubiertas con mantas que lucen suaves. Hay un armario que está
abierto con la esponjosa ropa interior blanca. Hay trajes, batas y
pijamas que lucen afelpados que yo habría usado cuando era niña. Me
imagino la visión de una chica corriendo a través de las fronteras
marrones en uno de estos trajes completamente blanco y sé por qué
han hecho todo así.
—Bueno, si necesitas algo sólo tienes que apretar el botón rojo justo
aquí. —Me giro para ver la única cosa con color. Un botón de alarma
rojo en la pared. Los había visto en el hospital en el baño. Papá decía
que eran para las personas enfermas que caían al ir al baño. La idea de
eso siempre me hizo temblar. Estar en el suelo con uno de los crueles
vestidos sin espalda extendido por todas partes, sin poder levantarse.
Ella me mira con sus ojos azules brillantes que parecen apagados
sin la suciedad en su cara.
—Sarah.
—Once.
Se sienta a mi lado. Supongo que estamos compartiendo una cama.
Me acuesto y me quedo mirando el techo de color blanco brillante. Me
pregunto si estará apagado en la noche o si se ilumina en la oscuridad.
Todo es demasiado brillante y demasiado limpio. Me siento expuesta.
Ella retrocede.
—Es él. Está con Jake. Está bien. Él es parte de una rebelión ahora.
Ella se ríe.
—Bien, has conocido al Will equivocado. —Me río con ella. Se sorbe
las lágrimas—. No puedo creer que esté vivo. Durante todo este
tiempo.— Se detiene antes de perder la cordura y mira a Sarah—. ¿Qué
pasa con la chica?
—Soy Anna.
—Sarah. —Su pequeña voz me hace asustar otra vez. La fuerza que
reuní cuando vi Anna se ha ido de nuevo.
—Lo sé. Will sabía todo al respecto. —Alzo las cejas esperando que
ella capte la indirecta para dejar de hablar sobre eso.
—Asqueroso.
Anna sonríe.
Se cubre la cara.
Me siento tonta.
Estoy humillada.
—Oh ellos son chicos grandes. Déjalos luchar por ti. Sin embargo
voy a decir que espero que Jake gane. Por lo menos en algún rincón de
este mundo las personas se están enamorando todavía. Déjame decirte
que no hay amor en este lugar.
Me río del programa que estoy viendo mientras los fideos embarran
mi cara y llenan mi boca.
Si hubiera sabido que iba a ser la última vez que me comía la salsa
de espagueti de la abuela habría saboreado cada segundo de ella.
Sarah niega con la cabeza y deja a la señora del carrito lavarla. Ella
se ve menos como un animal y más como una niña de repente.
Ella se sonroja.
Estoy perdida.
—Lo imaginaba.
Ella niega con la cabeza de pelo rizado que noto que es demasiado
brillante también.
—Nop, tienes que tener esa aguja. Ellos necesitan que tomes
medicamentos y antibióticos. —Me aprieta la mano—. Lo siento mucho
cariño. —Sus ojos se pusieron vidriosos por un segundo y sé que puedo
confiar en ella.
—¿Cómo te siente?
—Fría.
Ella asiente.
Se encoge de hombros.
Sé que Jake y Will nos han dejado. Estuve preocupada por eso un
par de días e incluso me sentí culpable por no intentar escapar, pero la
comida mejoró eso.
Al tiempo que mis pensamientos van hacia cosas más simples que
me hacen dormir, oigo el golpe en la puerta. Sé que es Anna.
—Tú duermes con Sarah esta vez –le murmuró mientras cierra la
puerta.
Abro los ojos para ver a Louise parada en la puerta. Sus ropas son
oscuras, no las batas blancas y los pálidos pantalones y chaquetas.
Reconocería su voz en cualquier parte.
—Está bien.
—Ellos toman a los bebés tres veces, y cuando el tercero nace, se
deshacen de la chica, ellos creen que no lo sabemos, pero sí. Ellos
toman sus órganos y las ponen a dormir como a perros.
Sus manos toman las mías en la oscuridad y las aprietan. –Por eso
debes irte. Debes llevarte a la pequeña Sarah y a Anna fuera de aquí.
Los científicos han hecho estudios. El bebé solo necesita a su madre por
los primeros dos años de su vida. Después de eso, puede ser criado
fácilmente por cualquiera. Obtiene la leche y el amor de su madre los
dos primeros años y luego es adoptado en la ciudad. Esa enfermera,
Gloria, ella espera que tú tengas un hijo. Ella será lo suficientemente
madura como para criar a tu bebé para cuando le llegue el momento de
irse. — Mis manos van hacia mi estómago, donde se encuentran mis
óvulos no fertilizados. Mis dedos se hunden en mi piel, míos. Esos
óvulos, esos bebés son míos. Nunca le dejaré tomarlos. Ni siquiera de
entre mis fríos y muertos dedos.
Ella sacude la cabeza y toma otro gran bocado. Sarah mastica por
un segundo y luego habla con la boca llena, escupiendo pequeños
trozos de manzana. —Él se quedó con su familia.
—Ey.
— ¿Estás bien?
No las veo. Las miro, pero no las veo. Empujo para abrir la puerta de
vidrio y suspiro al tiempo que mis pies tocan la corteza y el polvo en el
piso. Se siente como el bosque si cierras los ojos y dejo que el aroma de
la madera y árboles me llene. Me deslizo hasta el otro lado del jardín y
huelo una flor. Cualquiera que me viera salir, me daría la espalda
cuando me viera así, bueno, yo. Oliendo flores y tocando árboles. He
pasado una inmensa cantidad de tiempo en este jardín. Me mantengo
junto a la puerta en el lado más alejado del jardín que lleva a otra ala de
habitaciones.
Ella haraganea por ahí un momento y luego recorre el salón otra vez.
Ella sale al jardín y me muestra su pieza de queso. Yo le sonrío. Puedo
ver sus ojos sobre mí.
—Ahora.
Desde este pequeño cuarto con pasillos que salen de él, salimos por
una puerta que se encuentra frente a la que entramos. Me siento
enferma al caminar por aquí. No veo ni oigo a nadie. De alguna forma,
las luces se ven más brillantes, es como si me estuvieran cegando.
Ella asiente y cierra los ojos. Ella se deja de pie sobre el extremo de
la plataforma de metal sucia. Veo sus ojos moverse mientras cae
lentamente en el montón. Una pequeña mano sale de la bolsa con el
pulgar levantado. Anna salta con su bolsa al final de la plataforma.
—Esto es una locura. —susurra ella con dureza.
Anna salta al foso, dejando que sus piernas aterricen primero. Ella
rueda junto a Sarah.
Mis pies aterrizan entre los cuerpos blandos y rígidos. Doblo las
piernas. Me meto más en la bolsa y antes de cerrarla, miro a nuestro
alrededor. No hay lágrimas en las bolsas, no se ve ropa. Todo es como
un mar de bolsas negras. Tiro de los bordes y los ato.
—Emma.
Hay una sonora explosión final y luego un tirón hacia adelante. Abro
el agujero de mi bolsa un poco más. No puedo ver la luz. Estoy bajo los
cuerpos.
—Emma.
Extiendo mi mano hacia arriba hasta que siento el aire del camión
en movimiento.
Saco mi brazo y miro hacia la luz en los huecos de las bolsas encima
de mí. Veo otras cosas en los agujeros que he creado en las bolsas, pero
trato de no ver nada excepto la luz.
Un Mississippi.
—Está bien Emma. Está bien, puedo verte. —Mi cara se difumina de
repente y puedo ver el rostro sonriente de Anna. Ella esta tres cuerpos
por encima de mí.
Estiro mis manos hacia arriba y comienzo a arañar hacia las bolsas.
Siento que los frenos golpean con fuerza y nos sacuden adelante,
cuando el camión gira y grito, — ¡Ahora! — mis dedos tratan de cogerse
pero los obligo a soltarse. Ruedo desde el camión.
Oigo los gritos débilmente en el fondo del dolor y el ruido que suena.
Mi cuerpo rebota en la grava. El polvo está en todas partes. Los dolores
agudos me cubren. Siento mi cuerpo detenido pero mi cabeza se siente
como si todavía estuviera rodando. Un líquido caliente se filtra de
encima de mis ojos. Cuando cubre mi visión, el mundo se vuelve de
color rojo por momentos.
Es otro camión.
Anna no tiene heridas que pueda ver pero ella está apoyando su
brazo derecho. Que cuelga graciosamente.
—¿Puedes andar?
—Por allí.
Sarah gime.
Nos lleva todo nuestro segundo día volver al lugar donde acampé
con Will y Jake y asamos a la liebre. Me lamo los labios y pienso en la
liebre.
Me río.
Sarah gime.
Anna se ríe.
—Eres asquerosa.
Anna se ríe.
—¿Fue Jake? —le hemos contado lo suficiente para que sepa que él
no es un gran superviviente.
—Sip. Las ramas van por este camino —llegamos a un valle justo
debajo del campamento cuando cae la noche. Hemos estado caminando
sin parar. Sé que estamos a horas del campamento. Veo las miradas
exhaustas en sus rostros y me encojo. —Tenemos que seguir. Anna, ese
hueso se quedará mal puesto y nunca tendrás un alcance de
movimiento con él.
Froto su brazo.
—Alto.
Sus ojos se encuentran con los míos y siento que lo sabe todo. Él
puede ver mi alma.
Levanto mis dedos hacia mi cabeza y hago una mueca cuando todo
el grueso vendaje que encuentro allí.
Asiento una vez e intento luchar contra las lágrimas que llenan mis
ojos.
Lloro. Lloro por las mujeres y chicas dentro de las bolsas negras.
Lloro por las personas que no tienen idea de lo que está pasando. Los
que piensan que son miembros de una familia que están viviendo en un
apartamento y los han olvidado. Niños que han sido dejados para que
crean que sus propias madres están viviendo con aire acondicionado en
la ciudad, en lugar de sufrir en los bosques con ellos.
Lloro porque nunca imaginé en toda mi vida que estaría aquí en este
momento. Es un sueño hecho realidad.
—Todo ese trabajo para limpiarme y vuelvo a estar tan sucia como
cuando me fui.
Me río en su pecho.
—Sí. Noté que me dejaron sin nada. Ni una botella de agua, nada.
Él retrocede.
— ¿Y cuál es el plan?
Miro a Will.
Will asiente.
—¡Oye!
Le di un empujón.
—¿Estás segura?
Él me mira.
—Mal. —la lejía hace picar las ampollas de mis pies. Mis ojos
lagrimean. Me enjuago los pies rápidamente para quitar el jabón.
—¿Cómo de mal?
Me sonrojo.
—¿Estás segura?
Asiento.
Su boca traiciona muy poco sus emociones, pero sus ojos están
llenos de ello. Derramé un cubo sobre mi cuerpo y me enjuagué. No me
mojo el rostro y cuando enjuago mi cabello inclino mi cabeza hacia
atrás. Mis brazos se cansan rápidamente por la frotación. No estoy
ansiando hacer el viaje hacia el otro campamento. Me obligo a
concentrarme en Leo y en Meg.
Él aprieta mi cabello.
Mi estómago se aprieta.
Asiento en su rostro.
—Necesito ropa.
Bajo la vista por primera vez y veo que mi piel está toda magullada.
Asiente.
—¿Están listos?
—Él me asusta.
Ella se ríe.
Una hora más tarde, una nueva venda y una inyección para el
tétanos y antibióticos y nos ponemos en camino. Mastico una pata de
pavo que Jake ha encontrado para mí. Devoro un tazón de avena
cuando el tipo de los primeros auxilios se encuentra rehaciendo mis
vendajes. Sarah al parecer los ha comido fuera de casa y en casa. Trato
de explicar que ella está acostumbrada a consumir más alimentos que
yo.
— ¡Wow!
—No sé. Tenemos que hacer algo. Las matan sin motivo. Mujeres
sanas.
—Venado—Digo.
—Emma.
La antigua cabaña está sola en el campo. Cierro los ojos y dejó que
el viento nos meza, al árbol y a mí. Había temido que nunca más
volvería a verla de nuevo y aquí estoy. Nada se mueve en el campo, la
puerta del granero se balancea con el viento. Todo se mueve en
sincronización con el viento.
Limpiaremos la casa.
Miro a Anna cuando camina detrás de él en el granero.
Will frunce el ceño. ―Eso es demasiada potencia para ella. ―Él está
demasiado serio.
Él resopla. Ella empuja su brazo pero parece forzada. Puedo ver que
no esta tan juguetona y amable con el aún. Ve las diferencias en él. Al
menos le empuja y bromea ahora.
Quito las botas y froto las plantas de mis pies. Me pongo unos
calcetines que he almacenado aquí. Mis pies suspiran con alivio
mientras me ato los cordones. Al instante me sienta mejor.
Jake y Sarah están de pie en el campo de trigo. Puedo ver sus caras.
4Jerky:Básicamente, son los restos deshidratados de cualquier tipo de carne, como la vaca,
venado, pavo, tejón.
Jake la recoge y corre en dirección del lado de la casa. Puedo ver el
fogonazo del alcance y lanzo al vuelo la flecha. Tengo otro tiro y estoy
buscando el viento.
No veo nada pero un disparo resuena una vez más y aparece una
mancha de polvo a mi derecha. Tropiezo en el campo. Me agacho y corro
con la flecha preparada. Una forma oscura aparece a través del trigo y
salta hacia mí desde el lado derecho. Estoy rodeada.
Mi arco se cae pero tengo mi cuchillo de caza fuera otra vez. Estoy
dando puñaladas pero la persona que me tira a tierra se mueve más
rápido que yo. Sus manos agarran mis muñecas. Veo su sonrisa
mientras me tira al suelo.
Lanzo otra flecha. Las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas.
Golpeo a un hombre de pelo oscuro que está sujetando a Sarah
alrededor del cuello y apuntando con un arma hacia Jake. Mi flecha
atraviesa su sien.
―Carajo Emma. Eso fue asqueroso. Sus sesos salieron por el otro
lado. Sarah está vomitando. ― dice Jake haciendo un sonido de vomito.
Jake se ríe. Will sonríe pero puedo ver el daño que el comentario
provoca en su cara. Ella no lo quiso decir del modo en que él lo ha
tomado.
Leo se sienta con los ojos cerrados y su boca en una sonrisa de lobo.
Ama los animales domésticos y las caricias que Anna y yo le damos.
Will parece como que podría decir no, pero se detiene y asiente con
la cabeza. ―Una vez. Fue hace mucho tiempo. No ese campamento sino
otro. ¿Por qué, él dice eso?
Niego con la cabeza. ―Él está ansioso y lo dejé con Meg. Abandonó la
comida y una cama para venir a encontrarme. Parece extraño. Ha
perdido peso. Ha estado cazando para sí mismo. Él se aleja cuando caza
solo. A veces cuando quería acampar en una de nuestras casas, él
permanecía en los bosques cercanos y cazaba. Él siempre se aleja.
―Vamos chico.
Will saluda y sonríe. ―En realidad, es lo que el lobo trajo por los
pelos ―Él mira atrás hacía mí.
― ¡Lobito!
Bajo la mirada hacia él. ―Lo sé amigo, pero no puedes hacerle daño.
Mary mira a Meg que se sonroja. Mary parece enojada con ella, pero
mira de vuelta hacia mí.
Will me sacude por detrás y aprieta más fuerte mis brazos. ―Emma,
llámalo. ―Todavía puedo ver la tienda de campaña tambalearse. Sé que
Leo probablemente se está comiendo al hombre que sangra. Espero y le
dejo sufrir durante unos segundos más.
Jake se ríe. ―Ella fue criada por los lobos, Willy. ¿Qué esperabas?
Siento los choques de agua fría. El aire es más caliente que la última
vez, pero el agua todavía está muy fría. Quiero gritar y chillar y
divertirme. Miro hacia atrás a Sarah.
―¿Puedes nadar?
Nado de vuelta, pero Mary interviene y actúa como una madre con
ella.
Sarah está jadeando de miedo. Mary toma sus manos y las besa, ―
Mantén la calma. Ahora confía en mí y veras que estarás nadando en
muy poco tiempo.
Las bombas lanzadas entre países asumiendo que esto era guerra
viral.
El desastre que nos dejaron fue bastante malo, pero tener el grupo
que planeó todo esto con nosotros es injusto.
Anna rueda sus ojos: ―¿A quién has amando? ―Su rostro se
enrojece cuando se da cuenta de lo que ella ha preguntado
Él se ríe.
Veo una figura blanca que salta de la roca en un salto perfecto. Will
emerge junto a Anna. Él hace una mueca, ―¿Estáis desnudos?
Quiero asentir y decir que está bien, pero sé que rompí las reglas
también, ―Me disculpo por la pelea. ¿Su brazo está bien?
―Oh Dios. No. No tú. No es así. ―Me interrumpe y cubre sus ojos.
―Me siento bien con eso. Fue malo por un día. He hecho cosas
peores en mi vida.
Me olvido de todo. Dejo que se queme y que flote con las cenizas de
los troncos.
― ¿Qué?
Frunzo el ceño ante ella, ―Recuerda que tienes quince años, por
favor. Tú no tienes veinticinco.
Su tonta sonrisa hace que mi rostro esté más caliente. Sus ojos me
hacen feliz. Él es dulce, sincero y lo amo. Ahora lo sé.
Él baja la mirada, ―Lo siento. Olvidé que ahora eres una modelo a
seguir.
― Pequeño mocoso.
Sarah nada hacia la roca plana y nos mira. Sus ojos azules brillan
con sol como los de Jake.
―Vosotros parecéis estar juntos. ―Ella dice.
Jake se tapa los ojos, ―Quema. Quema. ¿Por qué los aldeanos no
hacen trajes de baño? Jesús.
Anna se ríe y nos salpica. ― Sí, porque puedo usar la ropa interior,
idiota.
Miro el agua y asiento lentamente, ―Tú, Anna y Meg si. Yo tengo que
ir y liberar a las mujeres de las granjas reproductoras.
―Por supuesto
Se ríe y me tira a sus brazos. Apretando sus labios contra los míos y
arrancándome la culpa que me atraviesa. Empujo su pecho y pienso en
los labios de su hermano contra los míos días atrás.
Niego con la cabeza, ―No. ―Es una mentira y lo sé, pero mis labios
hablan antes que mi cerebro pueda pensar. No puedo soportar la idea
de hacerle daño.
Cierro los ojos. Siento como si fuera a llorar, ―Tengo que salvar al
mundo antes de que pueda tener esta conversación. ― Puedo sentir sus
labios torcerse en una sonrisa contra los míos.
―Deja que todos se maten entre sí. Quédate aquí conmigo.
Abro los ojos y dejo que las pocas lágrimas que se han acumulado
corran por mis mejillas, ― No puedo.
Me cubro los ojos con las manos. La suciedad se mezcla con las
lágrimas.
Se sienta y tira de mí hacia él. Quiero pelear con él, pero no puedo.
―Así que sé lo que se siente sobre todo eso. Cuando conocí a los
científicos que estaban allí con una pistola contra sus cabezas, supe
que aun existía una oportunidad. Querían detenerlo y dejar que la
humanidad empezara de nuevo. La humanidad existe Emma. Está
dentro de cada una de esas bolsas de basura. Está dentro de las
personas que tratan de buscar una vida en las montañas como lo
hiciste tú.
―Él me odia.
―Me importa una mierda en que jodidas condiciones esté allí, Will.
No voy a enviar a mis hombres a esas malditas granjas. Es una misión
suicida, piensa con tu cerebro no con tu polla. Jesús.
La gente no nos puede ayudar, pero puede vigilar desde fuera del
campamento.
Asiento con la cabeza. ―Mi hermana todavía está allí. Ella llegó el
año pasado. Se la llevaron―dijo ella.
―Lo siento.
Ella pone una mano sobre la mía. ―Los niños de allí son extraños.
No son normales, son como pequeños adultos con mal genio. Nos
estábamos escondiendo en la parte trasera de un edificio, y llegaron un
grupo de ellos, y tenían tal vez unos doce años. Todos eran guapos y
con un aspecto perfecto. Atacaron a una mujer mayor y la mataron.
Ellos sonreían mientras lo estaban haciendo.
Mi piel se estremeció.
Ella niega con la cabeza. ―Si tú quieres ayudar a sacar a las chicas,
estoy dentro. Tengo gente aquí también. Cuando ellos encuentren a
Amanda, ella va a morir después de que la ayuden a tener a sus bebes.
―Soy Emma.
―29.
―Tu aparentas unos 14. Te ves rellenita como ellos, los de la ciudad.
El tener agua y comida los hace como a ti.
Ella mira a las 4 mujeres que hay a su lado y abre sus brazos.―
¿Qué somos nosotras? ¿Hígado picado?
―Yo era militar antes, pero empecé con mi propio negocio después
de 20 años cuando terminé. Y menos mal que tengo una pensión por
militar, ya que si no, ya me hubiese muerto de hambre.
Todas ellas se rieron. ―Yo era cheff, y soy capaz de hacer muchas
cosas con un cuchillo. ―dijo una mujer con una cicatriz en el rostro.
Saco una flecha de mi carcaj y veo que está casi vacío. Decido que
necesito más las flechas que pensar en matar a Eric.
Ruedo mis ojos. ―Will, ¿crees que mi arco no está bien hecho?
Él sonríe. ―No lo sé.
―El arco tiene que ser de sauce. Las flechas pueden ser de cualquier
madera.
Me agarra del brazo, tirando todos mis palos y mis plumas por todas
partes. Siento que voy a llorar y me tiembla el labio; no quiero que
ocurra, pero no puedo evitarlo, porque estoy furiosa. En realidad nunca
había sentido esta emoción, al parecer, cuanto más enojada estoy, mas
lagrimas se preparan.
Sus ojos azules están en llamas, y estrecha sus labios en una mueca
de desprecio; está muy enfadado y su boca se mueve salvajemente. De
pronto sus ojos se mueven hacia un lado mientras me deja temblando,
y sigo en dirección a su mirada, para ver a Star de pie, que nos está
mirando.
Se pasa las manos por el pelo y suspira. Me señala con uno de sus
grandes dedos y dice: ―Te estaré vigilando, no hagas nada estúpido.
Me inclino y trato de no caerme mientras recojo mis cosas del suelo.
Quiero poder salir de allí lo antes posible; él me ha humillado y puedo
sentir las emociones apunto de estallar y salir de mi. No me gusta que
me grite, como si fuera el novio frente a su chica de la semana, y tal vez
ella sí que ha sido su novia desde el principio.
Oigo sus pies haciendo crujir el suelo junto con su risa, mis manos
quieren agarrar una flecha y enviarlas en dirección a ambos pechos.
Me siento sobre una rama que sobresale bajo mi pie, cuando lo que
estoy a punto de hacer es volverme y correr.
Una vez que nos escondimos debajo de su cama cuando sus padres
se estaban peleando. Él estaba golpeando a su madre. Todo lo que
vimos eran pies. Sus calcetines negros con pantalones doblados en los
tobillos. Los suyos estaban desnudos con esmalte de uñas rojo. Ella fue
de puntillas y luchaba por tocar el suelo e hizo un sonido de gorgoteo
extraño. Bofetadas y gruñidos llenaron el aire que se mezclaron con sus
gritos. De repente, ella estaba en el suelo junto a nosotras. Sus ojos de
color marrón oscuros ampliados cuando nos vio. Su labio estaba
sangrando haciendo que pareciera el pintalabios cuando las gotas
rodaban por sus labios. Una lágrima se deslizó por su mejilla roja. Ella
nos hizo un guiño a nosotras y se empujó sobre sus rodillas y se
arrastró al final del pasillo. Él la siguió. Sus gritos siguieron también. A
medida que ella se fue más lejos pudimos ver más. Yo miré a Lana. Ella
estaba cubriendo su rostro y llorando en silencio.
Miré hacia atrás por el pasillo para ver que él la pateaba hasta que
ella ya no se movió más. Caminó por el largo pasillo del remolque y
entró en la pequeña cocina. Oí la puerta de la nevera abierta. Hizo otros
ruidos y cerró la nevera. Caminó hasta el final del pasillo y la miró.
Abrió la cerveza con las manos y bebió un trago largo de ella. Se dio la
vuelta y salió de mi vista. Cuando Lana estuvo más calmada, nos
escapamos por la ventana y nos fuimos descalzas a la casa de mi
abuelita. Ella nos hizo tortitas y nos hizo coronas de artesanía de papel
y purpurina.
La expresión de su cara me recordó a su padre por un segundo.
— Emma.
Silbo una vez y Leo viene saltando. Sé que Will está detrás de
nosotros. Me siento más segura con él allí. Odio eso.
Miro hacia atrás a donde él está caminando con uno de los chicos y
hablando. Sus ojos se mueven y se encuentran en con los míos. Miro de
nuevo a la chica y niego con la cabeza, — No, no tengo novio. Hay un
chico que me gusta. Él es muy dulce, amable y divertido. — Me río, —
Él no tiene habilidades de supervivencia en absoluto, pero no me
importa. Él me hace sentir como antes de las guerras y de la
enfermedad.
Le sonrío, pero no tengo nada que decir. Soy tan culpable como él.
Estar con Jake me hace sentir feliz. Estar con Will me hace sentir algo
diferente. Algo que no puedo nombrar. Lo miro de nuevo y sé que no es
felicidad lo que me hace sentir. Es más fuerte y da más miedo. Sus ojos
no se encuentran con los míos. Froto mi brazo para recordar lo que es
capaz de hacer.
Lo dejo caer en el fuego y miro las púas por toda mi mano y por el la
parte delantera de mi cuerpo.
Las dos miramos atrás hacia Will que se cierne sobre nosotras. Ella
le da las pinzas y pone los ojos hacia atrás. Me hace sonreír.
Él toma mi otra mano y me tira para que esté más cerca del fuego.
Trato de no darme cuenta de la forma en que se siente mi mano dentro
de la suya.
— Aquí, permíteme.
Es divertido escucharlos.
No puedo evitar los sentimientos que tengo por él. Son más fuertes
que cualquier otra cosa dentro de mí.
Trago.
Él sonríe, — ¿Qué más quieres que sea? ¿Es necesario que haya
más en la historia?
— ¿Qué?
—¿Dónde?
Quedan nueve.
Disparo otra flecha, pero fallo al hombre que sostiene a Muriel por la
garganta. Él la lleva al otro lado del camión.
—¡DÉJALA EN PAZ!
* * *
No puedo hacer de eso mi mantra más. Me costó una vida hoy. Soy
responsable. Como las mujeres que fueron tomadas cuando estaba en
la ciudad. La madre y la tía de Meg. Yo tengo la culpa.
—Ya te dije una vez que no menciones a Star. Ella está fuera de los
límites.
—Sí bueno, has tenido siempre debilidad por una cara bonita y un
culo apretado. Yo voto que la llevemos a Marshall y él elija. Es justo.
La grava bajo mis pies hace mil ruidos que desearía poder silenciar.
Sé que pueden oírme. Si tuvieran fuerza en el torso los infectados se
arrastrarían hacia mí. La locura podría abrumarme si hubiera
escuchado sus rasguños en la grava.
Yo soy como ella, más como ella de lo que nunca imaginé que sería.
Los amo a ambos por razones opuestas. Me odio a mí misma por eso.
—Escóndete Leo.
—¿Qué?
Llamo a otra puerta en caso de que ella decida ser una idiota.
Me doy la vuelta y camino atrás. Cada sala por la que paso tiene
mujeres corriendo asustadas. Las enfermeras están en los pisos
tratando de calmar a todas. Disparo a las pocas que puedo darles sin
herir a nadie más. Esto hace que los gritos empeoren.
Una luz roja comienza a parpadear y una fuerte alarma suena. Veo
la luz roja en la pared. En los destellos de luz roja que veo en la esquina
izquierda donde está el sitio de la detonación. Corro hacia la esquina.
Miro los destellos rojos y me pregunto si han encontrado a los médicos
y enfermeras muertos.
—Ya era hora. Jesucristo. ¿Qué tipo de plan es este? Tenemos tres
minutos hasta que el edifico explote, por el amor de Dios.
Hay muchas más mujeres de las que me imaginé que habría. Sonrío
imaginando que hay otras tres piscinas que se parecen a esta. Las
piscinas están llenas de mujeres y niños a punto de escapar.
—EMMA.
—Libertad.
Una ventana se rompe y una chica se abre paso. Veo su piel raspar
contra el cristal. Ella grita.
Corro hacia donde los gritos están viniendo. Cuando llego a las
mujeres que llegaron al bosque señalo el punto de donde acabo de
venir. —Seguid la línea de árboles hasta llegar a un montón de ramas
rotas, seguidlas. La seguridad está en ese camino.
—Déjame ir. Tengo que salvar a las chicas. Hay otra ala de niños.
Necesitan ayuda. — Tiro de él.
La lucha debe verse como una niña malcriada de dos años siendo
arrastrada en una tienda. Él no tiene ningún problema arrastrándome
en el bosque. Pateo y peleo. Lágrimas de frustración me ciegan.
—Leo, muérdele.
Leo lame sus labios y cae en calma con Will. No siente peligro.
La visión está más allá de lo que puedo comprender. Hay niños por
todos lados. Hay niños en sus primeros pasos en todas direcciones o
alimentándose del pecho. Lloran y hacen ruido.
Sonrío a la vista. No tengo idea de cómo lo hizo, pero sé que fue él.
—¿Cómo?
Estoy asombrada.
—Eres una chica loca. Te concederé eso. Eres una máquina, loca.
Me encojo de hombros.
Mi corazón se detiene.
—¿Él sabe que tenemos que caminar todo el camino hacia retirarnos
con todos esos bebés y mujeres embarazadas? —susurro tan
calladamente como ella. Sabe de quién estoy hablando. Asiente.
Es su turno de sonrojarse.
Asiento.
Suspiro.
Mona se ríe.
—Consejo sensato.
—Sí, bueno, muchísimo bien me hizo. Siempre tengo que hacer las
cosas de la forma difícil parece.
Miro al enorme grupo que tenemos ahora con nosotros. Hay mujeres
embarazadas y niños pequeños. El más grande todavía no tiene dos
porque ahí es cuando los doctores se los llevan. Van a odiar la caminata
de dos días hacia el retiro. Serán más como cuatro. Me cruzo de brazos
y miro a Mona.
Frunzo el ceño.
—Sí. Estoy segura —Will está a cargo. Él lo evita tanto como yo, pero
sé que todos lo escuchan cuando habla. Miro alrededor del campamento
y sorbo de mi agua.
Veo que las chicas nuevas lucen diferente que el resto de nosotros.
Todavía están brillantes y limpias.
Sonrío.
Ella se ríe.
La miro.
Asiente.
Will está hablando con una dama que tiene un niño pequeño en sus
brazos. Parece que la conoce. Me pregunto si algunos de los bebés son
de él. Eso me indigna. Sé que no es justo.
—¿Pensando en mí?
—¿Mi hermano?
6 Un ser que es parte robot y parte humana. {Cyb (ernetic) + org (nismo)}. Tiene ciertos procesos
fisiológicos ayudados o controlados por dispositivos mecánicos o electrónicos.
Frunzo el ceño.
—Me dispararon.
—¿Qué?
—Nada.
—Los maté. Maté a los cuatro. Ha sido muy, uh, buen, agradecida
desde entonces.
Agradecida... Vulgar...
—¿Agradecida?
Me sacude ligeramente.
— ¿Por qué dirías una cosa tan horrible? Si alguna vez te vuelvo a
oír eso... mírame.
No lo hago. Las lágrimas fluyen por mis ojos. Sus dedos cavan y
raspan mi herida de bala.
—Creo que necesitas a una chica como Star. Ella siempre necesita
que las rescates. No soy la chica correcta para ti. Creo que eso es lo que
más me gusta de tu hermano. Él sólo quiere estar conmigo. No intenta
dirigirme ni salvarme. Hazme un favor cuando lleguemos al
campamento, sólo quédate allí. No quiero ni necesito tu ayuda.
xxxx
—Tú, maldita perra insolente. Suerte. Suerte dice. —se limpia los
ojos. Aparentemente está llorando por reírse tan fuerte—. De acuerdo,
¿hay otro aspecto de la misión que sentiste que fuera exitosa aparte de
la suerte?
—¿El lobo?
No entiendo.
—¿Qué?
No me giro. Lo odio.
—Puedes ir a limpiarte, niña. —me giré para irme, pero Will acapara
toda la entrada de la tienda. No se mueve.
—Marshall, creo que ella debería llevar a las mujeres al retiro. Está
lejos y escondido. —su enorme pecho está en mi rostro y ocupando todo
el espacio frente a mí.
Él se encoge de hombros.
—Demasiado tiempo. Supongo que puedo hacerlo sin ti. Sólo que no
quiero preocuparme de que las granjas averigüen nuestras formas y
añadan más guardias y francotiradores.
Yo espeto:
Él se alegra.
Will no se mueve.
Marshall me sonríe.
—Gracias, Marshall.
Will me lleva a las tiendas de los médicos. Su agarre en mi mano se
aprieta cuanto más densa es la multitud. Intento liberar mi mano, pero
eso sólo me consigue una mano adolorida.
—¡Emma! ¡Will!
Me inclino y lo huelo.
—Eres real.
Él se ríe.
—Por supuesto que lo soy. Hola Willy. Anna también está aquí.
¡Vinimos para ayudar en la pelea!
—Jakey. ¿Dónde está? ¿Dónde está Anna? —Odio que lo llame así.
Termino en el medio de ellos y siendo abrazada por los dos.
Me apretuja y se ríe.
—Sí. Quizá algún día —digo. Me temo que volveré a irme mañana.
Mis pies duelen con la perspectiva.
— ¿Cómo es que el perro consigue más amor que yo? —Will se cruza
de brazos.
Will se ríe.
—Me mataré a mí misma aquí. Éste no es lugar para mí. Iré —ella
me sonríe—. Además, siempre dijiste que luzco igual al cebo.
—Bueno, mejor voy a los médicos —les doy un rodeo y casi echo a
correr.
—Puedo esperar.
—¿Cuál es el problema?
Él lo desata y silba.
Me río por lo bajo. El doctor parece perdido, pero sé que luzco más
blanda. Me mira a través de sus pestañas y me derrito. Lo odio. Quiero
hacerlo de todas formas.
—No puedo pelear así, Doc. Tienes que averiguar una forma
diferente para mejorarme.
Sonrío.
Él se ríe.
—Gracias.
Me siento mal por él. Va a ser una noche dura para los doctores.
Él mira a Will.
Mi estómago da un vuelco.
—Leo.
—Hablo en serio.
—Síp.
Abro un ojo.
Gimo.
Besa mi nariz.
Vuelvo a abrir mis ojos. Sus ojos azules son todo lo que puedo ver.
— ¿Cuanto me amas?
Me vuelve a besar.
Bostezo y me estremezco.
Él besa mi nariz.
—Duerme —y lo hago. Duermo porque él está allí y me siento
segura, incluso si lo odio.
Capítulo 24
Traducido por Emi_93
—Jake dijo algo. Dijo que supone que te perdió por él.
—Él es un imbécil.
—Sip. ¿Lista?
—Sip.
El primer tipo sale y justo cuando los tres últimos camiones que
hemos engañado, ellos inmediatamente van a por el cebo. Un tipo
golpea a Muriel contra el camió. Mi flecha corta su garganta. Él cae al
piso. Jake y Will y los otros chicos salen del bosque. Mi segunda fleche
golpea al tipo que sujeta a Anna.
Anna saca mi flecha del corazón de él y la seca en su camisa. Saca
la otra flecha de la garganta del otro hombre. La limpia en los
pantalones de él. Yo sonrío. Es asquerosa. Jake y Will echaron al
hombre muerto a las fosas. Mitch usa un rifle de caza. Él ha derribado
tres en el tiempo que a mí me ha tomado tirar dos. Will abre la puerta
trasera y le dispara a un hombre mientras salta. Puedo ver a todo
entrando. Leo y yo corremos colina abajo siguiendo a Mitch a la parte
trasera del camión. Yo cierro la puerta y me preparo. Leo se mueve en la
oscuridad. Las chicas lloran en la parte trasera del camión.
—¿Solo dos flechas, Emma? Mitch te ganó esta vez. —Me molesta
Anna en la oscuridad. Las chicas en la parte trasera lloran más fuerte.
—Yo puedo.
—Sí.
—Muchas gracias.
—Sip.
—Tú eres el Fénix, Emma. Debes abrir tus alas y volar. No dejes que
te capturen.
Cuando las primeras luces nos golpean, dejo volar las flechas. Ya
saqué una segunda flecha y le disparé a mi segundo guardia cuando los
cuellos se rompen y los cuchillos brillan. Mona hace retroceder al
camión sobre los guardias muertos. Sus armas están tiradas en la parte
trasera del camión y Will y Jake toman una cada uno. Mi arco se queda
en el camión, pero la parte trasera de mis vaqueros está llena de
cuchillos y tarjetas para escaneo. También tengo un arma con un
silenciador.
Tengo que volar el edificio. Cada edificio es igual. Están hechos como
galletas de una cortadora. Cada cuarto y jardín parece igual. Ni siquiera
tomo el elevador. Tomo las escaleras y saboteo el elevador cuando estoy
en el sótano. Me deslizo escaleras abajo y abro la puerta. Leo gruñe.
Odia las salas de calderas de estos lugares. Yo hundo los dedos en su
pelaje. Entramos al lugar tan cautelosos como la primera vez.
Marshall.
Continuará…
#2 - Born to fight
Cuando Emma se despierta atada a una mesa de metal frío, tiene un
solo nombre en sus labios, "Marshall!" Lo que
no espera es descubrir que no es más que
sólo una de las personas molestas en su
pequeño mundo que merecen morir con
una ardiente muerte.
Trilogía Born
@
Traducido, corregido y diseñado en...