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Benavente López, Iara

Simbolismo religioso de Doña Perfecta.


La Pasión de Pepe Rey.

Benito Pérez Galdós es quizá el autor más importante de la era moderna en España.
Abrió el camino del realismo, dejando atrás el romanticismo y, además, fue también
precursor del naturalismo, movimientos fundamentales de finales del siglo XIX y buena
parte del siglo XX. La novela que nos ocupa este trabajo, Doña Perfecta, pertenece al
grupo de novelas de tesis galdosianas y es, además, uno de los mayores exponentes
del realismo literario español.

En una primera lectura, Doña Perfecta es ya una novela absolutamente interesante y


genial (en el sentido más estricto de la palabra) pero si además le dedicamos tiempo y
relecturas, descubrimos cosas nuevas e increíbles. Este es el caso del tema del artículo
escrito por Gustavo A. Alfaro, “Religious Symbolism in Galdós’ Doña Perfecta: Pepe
Rey’s Passion”, que nos muestra una visión e influencia religiosa de esta novela que,
de no ser por él, personalmente no habría sido capaz de entender.

Alfaro comienza su artículo hablando de la confusión que suscitó la simbología religiosa,


tan presente en las novelas de tesis de Galdós, en Doña Perfecta, un simbolismo que,
para él, es aquello que unifica la estructura de la novela. El personaje principal, Pepe
Rey, sería una versión moderna de Cristo que protagonizaría en dicha novela una
pasión de Cristo actualizada. Para justificar esta relación entre novela y religión, Alfaro
se vale de diferentes argumentos. Uno de ellos basado en frases de algunos personajes
que nos recuerdan a algunas pronunciadas en la Biblia. De este modo, Rosario haría
una alusión a Lázaro cuando le dice a Pepe “Levántate y sígueme” o Don Inocencio,
que se compararía con Pilatos ya que decide “lavarse las manos” por la muerte del
protagonista. Algunos personajes que, en un inicio, pueden parecer superfluos como
las hermanas Troya o Don Cayetano, cobran de repente importancia al interpretarlos
desde el punto de vista de la Pasión de Cristo.

El nombre del protagonista, Pepe Rey, según Alfaro, podría traducirse por José Rey,
muy parecido a Josué, lo cual nos acercaría a la Biblia. Llamarlo Jesús Rey habría sido
demasiado obvio por lo que es posible que Galdós nombrara a su personaje José por
parecerse al profeta bíblico Josué y así dejar clara su intención religiosa. Pepe llega de
Madrid a Orbajosa como el “mesías” de una nueva fe (la ciencia), su madre se llama
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María y tal y como le pasa a Cristo en la Biblia, impresiona desde pequeño por sus
habilidades.

Cuando Pepe llega a casa de su tía, Doña Perfecta, las primeras palabras de ésta hacia
él refieren así “Me parece que fue ayer cuando te ponía sobre mis rodillas…: ya estás
hecho un hombre, todo un hombre… ¡Cómo pasan los años!... ¡Jesús! Aquí tienes a mi
hija Rosario” (p.57). Alfaro explica que, aunque la exclamación “¡Jesús!” es muy usada
en español, puede verse un juego de palabras que nos sugiere que Rosario está siendo
enviada a las manos de su salvador. Rosario representaría una humanidad inocente
necesitada de dirección y por la cual, Pepe está destinado a sacrificarse. Doña Perfecta
es la fe ortodoxa, intenta que Pepe tropiece constantemente haciendo ver que habla mal
de su “santa iglesia”. No gana nada con la muerte de su sobrino, se centra en que la fe
de Rosario se mantenga intacta y para ello, debe estar lejos de Pepe. Cuando Doña
Perfecta ataca a Pepe usando la Iglesia como excusa, éste intenta defenderse y cuenta
su disgusto por las imágenes que ha presenciado en la iglesia de Orbajosa, una
narración que nos recuerda a Cristo yendo en Jerusalén al templo y encontrando en él
a los vendedores.

Alfaro destaca como los conflictos ideológicos se presentan desde el principio de la


novela. Don Inocencio, oponente principal de Pepe, destaca por ser un personaje
oscuro, algo que el nombre de su familia, Tinieblas, ya sugiere. Don Inocencio ataca a
la ciencia basándose en los efectos demoniacos que esta tiene el alma humana. Pepe
le responde de manera magistral defendiendo el poder de la ciencia como antídoto para
el fanatismo y la falsedad: “La fábula, llámese paganismo o idealismo cristiano, ya no
existe (…). Todos los milagros posibles se reducen a los que yo hago en mi gabinete
(…). Ya no hay más multiplicaciones de panes y peces que las que hace la industria con
sus moldes y máquinas (…)” (p.70-71). Pepe, no solo estaría contrastando la religión y
la ciencia sino que, además, se está viendo a sí mismo como un obrador de milagros.

El sobrino de Don Inocencia, Jacinto, se enemista con Pepe dado que ambos quieren
casarse con Rosario. Las profesiones de Jacinto y Pepe son muy diferentes y tanto
estas como los propios caracteres de ambos contrastan mucho. El espíritu
“memorizador” de Jacinto nada tiene que ver con el espíritu crítico de Pepe. Para el
autor, Jacinto representa el viejo mundo de los abogados que está en conflicto con el
nuevo mundo que representan los tecnócratas.

Siguiendo con las influencias bíblicas, Alfaro destaca como Pepe, al igual que hizo Cristo
anunciando la traición de Judas, acusa a la estructura de poder en Orbajosa de intentar
destruirlo: “Aquí hay alguien que se ha propuesto hacerme morir de desesperación (…)
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éstas y otras contrariedades que experimento son resultado de un plan de venganza”


(p.111). Tras estas palabras a su tía, aparece Licurgo con una denuncia contra Pepe.
Doña perfecta le explica a Pepe que “Viene a citarte” a lo que Pepe responde: “A
crucificarme” (p.114). Esta influencia religiosa se ve fortalecida después cuando Galdós
describe el aprieto al que Pepe se ve arrastrado como una experiencia religiosa: “Pepe
Rey exhaló un hondo suspiro y se entregó. Entregó su cuerpo y alma a los sayones, que
esgrimieron horribles hojas de papel sellado, mientras la víctima, elevando los ojos al
cielo, decía para sí con cristiana mansedumbre: - Padre mío, ¿por qué me has
abandonado?” (p.114).

A través de este artículo descubrimos como algunos personajes están en el libro para
contribuir de forma paralela a esta Pasión de Cristo. “Las Troyanas”, a las que el pueblo
ve con desprecio, son unas huérfanas que conmueven a Pepe por la pobreza en la que
viven. La visita que Pepe hace a casa de las Troyas le vale para ganarse enemigos en
el pueblo. Una de las hermanas Troya se llama María, la cual asemeja Alfaro con María
Magdalena. De la misma forma que son las “Marías” las primeras en visitar el sepulcro
de Cristo, las Troyanas son las únicas personas del pueblo que visitan la tumba de Pepe
tras su muerte.

En el grupo militar que llega a Orbajosa está Pinzón, un comandante y amigo de Pepe
que trata de ayudarlo, aunque con poco éxito. Antes de su muerte, Pepe escribe algunas
cartas a su padre “¡Cuánto siento que no estuviera usted a mi lado para apartarme de
este camino! Ya es tarde” (p.234). El final del drama llega cuando Pepe es sorprendido
en el jardín de Doña Perfecta tratando de llegar a Rosario para escaparse con ella. En
ese momento, su tía, llama a Caballuco por su nombre cristiano, Cristóbal, y le pide que
mate a Pepe. Alfaro defiende que el nombre de Cristóbal es tan irónico como llamar a
la tía de Pepe Doña Perfecta ya que, según la tradición bíblica, San Cristóbal decidió
servir a Jesús al descubrir su poder y murió mártir.

El libro no termina con la muerte de Pepe, igual que las misas no acaban con la muerte
de Cristo. A partir de este punto, Galdós nos narra la evolución de algunos personajes
a través de unas cartas escritas por Don Cayetano. Rosario enloquece, Don Inocencio
abandona su puesto en Orbajosa para irse a Roma, Jacinto decide irse a Madrid y Doña
Perfecta se queda en Orbajosa dedicada a su religión. Pero, para el autor del artículo
analizado, el sacrifico de Pepe Rey lleva al nacimiento de una nueva España, más
moderna, con políticas liberales y más orientada al mundo científico de Europa.

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