Está en la página 1de 6

FRONESIS

Revista de Filosofía Jurídica, Social y Política


Instituto de Filosofía del Derecho Dr. J.M. Delgado Ocando
Universidad del Zulia. ISSN 1315-6268 - Dep. legal pp 199402ZU33
Vol. 19, No. 3, 2012: 419 - 424

Diálogo
Ética y economía*

Adalgiso Amendola
Universidad de Salerno
Salerno-Italia
amendola@gmail.com

F.A. ¿El libre mercado ha conducido, con la globalización de la eco-


nomía a la creación de mayor riqueza y bienestar social?
A.A. A lo largo de los años 90, la idea de que los mercados libres de
regulaciones y un mercado internacional sin ataduras podrían producir
más riqueza se fue consolidando como una auténtica religión. La confianza
extrema en el libre mercado, declarada en el pasado por políticos como
Reagan en los Estados Unidos y Margareth Tatcher en Gran Bretaña, llegó
a convertirse en aspecto fundamental del denominado “liberalismo neo-
conservador”, representado en los Estados Unidos por la Administración
del presidente Bush y a escala internacional, por los economistas del Fondo
Monetario Internacional (FMI). Ello ha llevado, en muchos países a una su-
presión progresiva de las reglas y de las normas que sujetan el funciona-
miento de los mercados de los productos y sobre todo de los mercados fi-
nancieros y del mercado de trabajo. También a escala internacional, con la
constitución de la Organización Mundial del Comercio (OMC) la liberalización
de los mercados internacionales ha experimentado una fuerte aceleración.
Este fenómeno, junto con los grandes avances en el sector de la informa-
ción de las comunicaciones y de los transportes está al origen de la globali-
zación de la economía que, indudablemente, se ha visto acompañada, por

* Diálogo realizado entre la Dra. Flor Avila Hernández de la Universidad del Zu-
lia y el Dr. Adalgiso Amendola de la Universidad de Salerno.
Diálogo
420 Frónesis Vol. 19, No. 3 (2012) 419 - 424

lo menos hasta el año 2008, por un extraordinario crecimiento del PIB


(Producto Interno Bruto) mundial. La crisis financiera iniciada en el año
2007 y sus efectos reales que han involucrado la economía a nivel mundial,
ha, todavía, evidenciado los fuertes límites y la debilidad estructural de esta
visión de las cosas.
F.A. ¿Constituye el mercado y la ética, un binomio antitético?
A.A. Una observación preliminar relacionada con el objeto mismo de
este diálogo, se debe hacer. Nos vemos precisados, cada vez con mayor fre-
cuencia, a reflexionar acerca de la relación entre mercado y ética, aunque
cierta posición, fuertemente anclada en la teoría económica ortodoxa, tien-
de a sostener que mercado y ética constituyen realmente un binomio anti-
tético y que, por consiguiente, no hay mucho que agregar al respecto. Se
trata evidentemente de una representación llevada al extremo de posicio-
nes teóricas frecuentemente bien articuladas lo cual nos ayuda, con todo, a
señalar cómo el terreno de la relación entre la ética y el mercado y el de la
ética y la empresa son terrenos muy resbaladizos desde la óptica del análi-
sis económico.
Una primera interrogante tiene que ver con la presencia de la necesi-
dad o no de una justificación ética del mercado como mecanismo de coor-
dinación de decisiones individuales. Conforme se ha observado, la justifica-
ción ética y por consiguiente la autolegitimación del mercado, derivarían
del hecho de que en el mercado la coordinación de las decisiones económi-
cas individuales, sucede mediante la cooperación voluntaria. De hecho,
“cuando dos partes, o más, en ausencia de engaño y de coercisión y, en consecuencia,
en grado de escoger libremente, dan vida a una transacción económica, ellas se atie-
nen también a las consecuencias que se derivan” (Zamagni, 2004:4). Se concluye
que el mercado no tendría entonces ninguna necesidad de pedir certifica-
dos de legitimación ética desde el momento que él es capaz de legitimarse
por sí solo (Pater, 2004).
De acuerdo con estas posiciones, para decirlo con las palabras del filó-
sofo americano David Gauthier, el mercado “es una zona éticamente neu-
tral”, es decir, una esfera de relaciones humanas que no necesita invocar a
la ética para juzgar de sus resultados porque éstos, por una parte respetan
los vínculos morales y, por otra, son ya “buenos” en sí mismos, en cuanto
orientados a producir bienestar para todos. Esta afirmación es posible y se
justifica en el ámbito de una opción de método propio del análisis econó-
mico, que comporta la distinción entre fines subjetivos, por una parte, y
vínculos por otra, que son objetivos y exógenamente determinados.
Diálogo
Frónesis Vol. 19, No. 3 (2012) 419 - 424 421

Como es bien sabido, la expresión más conocida, más célebre y más


citada de esta posición es la de la así llamada “mano invisible” de Adam
Smith, según la cual, si bien cada uno busca su propia provecho, él está
orientado por una mano invisible a promover el bienestar colectivo. En
esencia, el mecanismo de la competencia en el libre mercado, precisamente
la mano invisible, hace que, más allá de los fines subjetivos, los individuos,
aún buscando cada uno su propio interés, involuntariamente, o no inten-
cionalmente, promueven el bienestar de la colectividad en su conjunto, de
una manera mucho más eficaz de cuanto realmente estarían en grado de
hacerlo, si lo buscasen de manera intencional.
Inspirado en las ideas de Newton, Adam Smith explicó que, de la
misma forma como los planetas giran alrededor de las estrellas, según leyes
de precisión cronométrica, también los mecanismos del mercado están
guiados por una especie de mano invisible, que armoniza todos los com-
portamientos individuales a fin de que aporten al bienestar colectivo. “En
efecto”, escribe él, “el individuo no pretende generalmente buscar el interés públi-
co, ni es consciente de la medida en la cual lo está buscando…El cuida solamente de
su propia seguridad y… de su propia ganancia y está orientado por una mano invi-
sible… a buscar un fin que no entra en sus intenciones. Buscando su provecho, fre-
cuentemente busca el interés de la sociedad de una manera mucho más eficaz de
cuanto efectivamente quiere buscarlo… No es ciertamente de la benevolencia del car-
nicero, del cervecero o del panadero de lo cual que esperamos nuestro almuerzo, sino
del hecho de que ellos cuidan de sus propios intereses”. La “mano invisible” obra,
por lo tanto, como una especie de ley natural gracias a la cual el mercado
contribuye al bien común y, en consecuencia, está éticamente legitimado.
F.A. ¿Pueden ser el mercado y la empresa éticamente neutrales?
A.A. A esta cuestión se une inmediatamente otra, que tiene que ver
con la relación entre ética y empresa. La argumentación a este propósito
puede sintetizarse de la siguiente forma. Conforme se ha dicho, el mercado
sería éticamente neutral y se autolegitimaría sobre la base de la naturaleza
voluntaria de la adhesión a las actividades de intercambio y a los consi-
guientes resultados económicos, a su vez motivada por la búsqueda de un
interés individual. Si ello es verdad, entonces también la empresa y su fun-
ción objetivo (la búsqueda de la ganancia), estarían éticamente legitimadas,
en la medida en la cual la búsqueda del interés individual, constituye la
fuerza motriz de la mano invisible del mercado que, a su vez, asegura el
bienestar colectivo.
Según esta percepción de las cosas, no tendría sentido el plantearse
un problema de legitimación ética o de responsabilidad social de las em-
Diálogo
422 Frónesis Vol. 19, No. 3 (2012) 419 - 424

presas. Siguiendo a Zamagni (2004), se pueden citar las posiciones de Mil-


ton Friedman, quien ve en la responsabilidad social de la empresa una gra-
ve amenaza al sistema capitalista (y por consiguiente a la libertad), cuando
en un famoso artículo publicado asen el New York Times del 13 de septiem-
bre de 1970, con el título evocativo de “La Responsabilidad Social de la
Empresa es aumentar sus ganancias”, afirma que “el verdadero deber so-
cial de la empresa es obtener las más elevadas ganancias que sea posible
–obviamente en un mercado abierto, correcto y competitivo, produciendo,
de esta forma, riqueza y trabajo para todos en el mundo más eficiente posi-
ble” (Friedman, 1970). O las posiciones mucho más recientes de Steinberg
quien, en una influyente publicación del 2000 escribe: “de la misma forma
como se genera prostitución cuando se tiene sexo por dinero y no por amor, la empre-
sa se prostituye cuando busca el amor o la responsabilidad social antes que el dinero”
(2000:42).
En realidad, estas posiciones, aún desde el punto de vista del análisis
económico, presentan significativos elementos de debilidad. Estos elemen-
tos son objeto de discusión en un reciente ensayo de Stefano Zamagni
(2004) del cual es oportuno hacer una referencia directa. En primer lugar,
argumenta Zamagni, no es necesariamente cierto que la libertad de elec-
ción postule el consenso. La libre elección tiene fuerza legítimamente si el
conjunto mismo de alternativas de selección es objeto de valoración y de
elección por parte de los agentes” (Zamagni, 2004:5). El problema es que,
en las relaciones económicas esta condición raramente se satisface y casi
siempre el conjunto de elecciones está dado.
En segundo lugar, se observa que las tesis de tipo friedmaniano se ba-
san sobre un silogismo: que el mercado se autolegitima, que la empresa es
el eje portante de los mercados y que, por consiguiente, la empresa y su
función objetivo de maximización de ganancia se autolegitima. Este silogis-
mo, anota Zamagni, se fundamenta en el supuesto según el cual el princi-
pio organizacional del mercado es el mismo que el de la empresa. En reali-
dad, como ha sido ampliamente evidenciado, empresa y mercado se confi-
guran como formas de organización de las transacciones alternativas entre
sí. Ello porque “mientras el mercado postula relaciones horizontales y si-
métricas entre todos los que intervienen (si así no fuese el contrato no po-
dría ser el instrumento principal) la organización interna de la empresa se
basa, hoy como ayer, en el principio de jerarquía y de mando” (Zamagni,
2004:6).
En tercer lugar, argumenta siempre Zamagni, estas posiciones ten-
drían sentido “si los mercados fuesen de competencia perfecta; si la distri-
Diálogo
Frónesis Vol. 19, No. 3 (2012) 419 - 424 423

bución del ingreso fuese equitativa (en el sentido mínimo de permitir a to-
dos los sujetos participar en el juego del mercado); si las preferencias de
los agentes económicos permaneciesen iguales frente al desarrollo de la ac-
tividad económica. Se trata de tres condiciones fuertes, ninguna de las cua-
les se ve satisfecha en ninguna economía real” (Ibidem).
Estos y otros argumentos, relacionados con la naturaleza incompleta
de los contratos, la imperfección de los mercados, la lentitud con la cual la
legislación se ajusta a la evolución de la economía, permiten concluir que,
contrariamente a cuanto sostienen algunos, mercado y empresa no pueden
considerarse instituciones éticamente neutrales.
F.A. ¿Existe una ética civil y cómo es entendida la responsabilidad
social de la empresa?
A.A. El problema de la relación entre ética y mercado y ética y em-
presa, al cual se suma el de la responsabilidad social de la empresa es, en
consecuencia, un problema de extrema relevancia, sobre el cual es oportu-
no reflexionar y si es posible hacerlo, en una óptica interdisciplinaria.
A mi juicio, la perspectiva más interesante entre las que nos podemos
situar, es la de considerar a la empresa socialmente responsable, ella mis-
ma, como vehículo potencial a través del cual definir una ética civil de comu-
nidad. En esta perspectiva, el problema crucial sobre el cual presumible-
mente indicaré, es el de cómo proceder a la construcción de una ética del
mercado y una ética de la empresa, que sean, a su vez, capaces de favore-
cer el desarrollo económico y civil de las comunidades y al mismo tiempo
un ambiente social y éticamente responsable, capaz de generar reglas del
juego e instituciones equitativas y eficientes.
Yo creo que, las perspectivas de método son fundamentalmente dos,
además no necesariamente alternativas o excluyentes entre sí. Por una par-
te, un modelo de gobierno del mercado, con reglas que no sean en sí mis-
mas de naturaleza económica sino que estén fundadas en principios y valo-
res éticos, fijados por una autoridad externa de naturaleza política con fun-
ciones de legislador vigilante y contralor. Creo que este es el camino más li-
neal y, de todos modos, necesario, en el cual se concentra mayoritariamen-
te la atención y la tarea de elaboración científica por parte de estudiosos y
de legisladores.
Pero existe también la posibilidad de adelantar simultáneamente la
experimentación de opciones de ética aplicada de empresa, de segmentos
de mercado, de comunidades. Todo ello, a tenor de las experiencias reali-
zadas también en algunos países en desarrollo. Ellos pueden configurarse
Diálogo
424 Frónesis Vol. 19, No. 3 (2012) 419 - 424

como procesos orientados de formación de una ética civil, consistente en la


identificación y adhesión a valores comunes, en la cual la empresa pueda,
ella misma, convertirse en instrumento generador de ciudadanía, de inclu-
sión y de desarrollo humano y civil.
Podemos estar plenamente convencidos que, en cualquiera de las
perspectivas, es estratégicamente necesaria la formación de una nueva cla-
se dirigente que esté en condiciones de operar eficazmente, tanto en la ad-
ministración pública y en el sector privado y profesional, como en las insti-
tuciones y organizaciones internacionales. Una clara conciencia de los prin-
cipios éticos, una rigurosa formación en la ética y el logro de una correcta
perspectiva de ética profesional, deberían constituir parte ineludible del
bagaje cultural de esta nueva clase dirigente.

Lista de Referencias
FRIEDMAN, M. (1970). La responsabilità sociale dell’impresa è di aumentare i
suoi profitti. New York Times, 13 settembre.
PETER, F. (2004). Choice, consent and the legitimacy of market transactions. En:
Economic and Philosophy.
STEINBERG, E. (2000). Just Business, Ethics in Action. Oxford University Press,
Oxford.
ZAMAGNI, S. (2004). L’ancoraggio etico della responsabilita’ sociale d’impresa e la
critica alla RSI. En: Working Paper N° 1. Università di Bologna, Corso di lau-
rea in economia delle imprese cooperativa e delle organizzazioni non profit.

También podría gustarte