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La Revolución

Mexicana

ATLAS HISTORICO
La Revolución

Mexicana

ATLAS HISTORICO

INSTITUTO NACIONAL DC ESTADISTICA


GEOGRAFIA € INFORMATICA
DR © 1998, Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática
Edificio Sede
Av. Héroe de Nacozari Núm. 2301 Sur
Fracc. Jardines del Parque, CP 20270
Aguascalientes, Ags.

http://www.inegi.gob.mx
usuario @cis.inegi.gob.mx

La Revolución Mexicana
Atlas Histórico

Primera Edición: Octubre de 1986


Primera Reimpresión: Julio de 1988
Segunda Reimpresión: Noviembre de 1989
Tercera Reimpresión: Abril de 1991
Cuarta Reimpresión: Enero de 1997
Quinta Reimpresión: Noviembre de 1998

Impreso en México
ISBN 970-13-1445-X
Presentación

FLl Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI)

presenta la publicación La Revolución Mexicana, Atlas Histórico, con motivo


del LXXXVIII Aniversario de este movimiento, que abre al país el camino que

conduce a la soberanía plena, la justicia social y la democracia.

Este trabajo presenta una reflexión sobre la historia de la Revolución

Mexicana, de sus antecedentes con el Partido Liberal Mexicano y los hermanos

Flores Magón, siguiendo la hazaña libertaria de su iniciador Francisco I. Madero,

para recordar cómo, a pesar de su sacrificio, de las traiciones y de la intervención

extranjera, el proceso revolucionario proseguiría y aún más, extendería sus

planteamientos originales, respondiendo a las demandas sociales de campesinos

y obreros. Destaca la figura militar de Villa, líder del arraigo popular y la de

Zapata, que encarna la rebeldía indoblegable del campesino mexicano, motor

decisivo y definitivo de las mejores causas y triunfos revolucionarios.

Al triunfo del constitucionalismo con Carranza, surge la Carta Magna de

Querétaro, auténtica síntesis de los ideales y demandas del movimiento

revolucionario que conforman nuestro actual proyecto nacional. Terminada la

etapa violenta de la Revolución, pueblo y gobierno dedicarán un arduo trabajo


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

para reconstruir al país, conforme a los postulados de la Constitución de 1917.

Los principios de la Revolución de 1910 son generadores de la lucha actual del

pueblo mexicano por establecer una sociedad más democrática e igualitaria,

aun en las condiciones más adversas que la nación pudiera enfrentar.

Esta obra suma al carácter histórico del movimiento revolucionario, el

geográfico para su estudio y comprensión. El breve relato de los principales

3
acontecimientos de una etapa significativa de la Revolución, está acompañado

de mapas y cartas que ilustran y ubican el espacio del devenir histórico. El

material cartográfico reproducido tiene diversos orígenes. Varios mapas

fueron elaborados en México, confines militares, por los contendientes en la

lucha armada y algunos provienen de publicaciones norteamericanas. Según la

cobertura, hay mapas que representan pequeñas localidades y otros que

comprenden todo el territorio del país.

Este Atlas fue elaborado por especialistas del INEGI, con documentos

cartográficos e históricos seleccionados. Dicha publicación representa un

enfoque de gran utilidad, no sólo a especialistas y estudiosos, sino a todo

usuario interesado en la historia de nuestro pasado reciente.

DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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CONTENIDO Pág.

Antecedentes 9

Inicio de la lucha armada 27

Usurpación y constitucionalismo 45

Triunfo del constitucionalismo 71

De los caudillos a las instituciones 105


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Ascenso revolucionario 129

Indice de ilustraciones 158

Bibliografía 161

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Mural: "Sufragio Efectivo. No Reelección" (Fragmento)


Juan O'Gorman, 1968
Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultpec.
México, D. F.

7
00
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Mexico
C S. Hammond and Company. 1916
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
Antecedentes

Las CONDICIONES ECONOMICAS, sociales y políticas que


imperaban durante el porfiriato, crearon el ambiente propicio pa-
ra la Revolución Mexicana.

El pueblo de México cansado de los atropellos y abusos de la dic-


tadura porfirista, decidió empuñar las armas el 20 de noviembre
de 1910, bajo la guia de Francisco I. Madero para luchar contra el
orden establecido, iniciándose así la gran revolución social del
siglo XX que transformaría la vida de los mexicanos.

i ECONOMIA

La economía nacional estaba estrechamente ligada a los intereses


norteamericanos y europeos; la falta de grandes capitales na-
cionales para modernizar la agricultura e industria del país, obli-
gó al régimen de Porfirio Díaz a buscarlos del exterior. De esta
manera, la política económica del gobierno estaba orientada a fo-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

mentar las inversiones extranjeras a condición de que contribuye-


ran al progreso de México. A su vez, los capitalistas extranjeros
que requerían materias primas para sus industrias, invirtieron en
las principales ramas económicas, aprovechando las facilidades
del gobierno y la paz social que garantizaba, para explotar los re-
cursos naturales y la mano de obra del país. Así el crecimiento
económico durante el porfiriato fue inusitado; sin embargo, la
distribución de los beneficios fue altamente diferenciada.

9
1 Agricultura y ganadería

En la segunda mitad del siglo XIX se expidieron leyes y decretos


en 1856, 1863, 1873, 1875, 1883, 1893 y 1894, que fomentaron la
eliminación de la pequeña propiedad, los ejidos y las tierras co-
munales. Las leyes de 1875 que legitimizaron a las compañías
deslindadoras, otorgaban a quien midiera y deslindara un lote
baldío la tercera parte del mismo en premio por el servicio. La ley
de diciembre de 1883 señalaba que los terrenos deslindados, me-
didos, fraccionados y valuados, serían cedidos a los inmigrantes
extranjeros y a los habitantes de la República. En tanto, la de
marzo de 1894, otorgó a las compañías deslindadoras el derecho
de adquirir tierras, sin límite de extensión (Mendieta y Núñez,
1974). Estos ordenamientos propiciaron el despojo y el acapara-
miento de tierras por parte de latifundistas (nacionales y extranje-
ros), hacendados y grandes rancheros y, al mismo tiempo, la
pauperización de los trabajadores del campo, que se incorpora-
ron a la servidumbre semiesclavizada de las haciendas o emigra-
ron a las ciudades.

De esta manera, se crearon enormes latifundios dedicados a la


agricultura y ganadería en Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Duran-
go, Tamaulipas, San Luis Potosí, Coahuila, Baja California,
Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Tabasco.

Hacia 1910, el número de hacendados llegaba a 830 en total,


representando el .02% de la población agrícola. Esta minoría
junto con grandes rancheros poseía una superficie de 880 000
km2, es decir, un poco menos de la mitad del ámbito geográfico
nacional (Ochoa Campos, t. II, 1967). Contradictoriamente, los
jornaleros y peones sumaban 3 096 827 miembros, que consti-
tuían el 64.2% de la fuerza de trabajo.

Un número pequeño de hacendados y latifundistas mejoraron sus


sistemas de cultivos, para aumentar la productividad y dirigirla al
mercado (interno y externo).En contraposición, la mayoría de los
grandes propietarios no cultivaban todos sus terrenos y practica-
ban técnicas agrícolas tradicionales que impedían la exportación;
generalmente, las haciendas eran unidades económicas que con-
sumían lo que producían, frenando el crecimiento industrial, al
no proporcionar materias primas ni mercado a los productos ela-
borados.

2 Industria
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Porfirio Díaz para fomentar la industrialización del país, otorgó


numerosas prerrogativas a los capitalistas nacionales y extranje-
ros (concesiones, subsidios y tierras), y controló férreamente a los
obreros, quienes carecieron del derecho de huelga, asistencia mé-
dica y leyes que reglamentaran la jornada de trabajo que era de 12
a 14 horas.

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
Carta Estadística Minera de la República Mexicana 1891
University of California, Los Angeles, Map Library.
Los Angeles, Ca., EE. UU.
Las fábricas, al igual que en las haciendas, implantaron las tien-
das de raya para reducir los salarios y sujetar económicamente
más al trabajador. Asimismo, la migración del campo a la ciudad
abarató la mano de obra y agudizó el desempleo urbano.

Hacia 1900 la industria mexicana producía para el consumo inter-


no cerveza, acohol, jabón, tabaco elaborado, aceite, cerillos, hi-
lados y tejidos de algodón. La más importante era la textil por el
monto del capital invertido y el número de obreros que empleaba;
sus factorías se localizaban preferentemente en el Distrito Fede-
ral, estados de México, Puebla, Tlaxcala y Veracruz. En 1910 ya
existían 25 industrias de transformación que funcionaban en su
mayoría con capitales del exterior.

La ley de minería de 1884, que exentaba del pago de impuestos a


las compañías y permitía la libre importación de maquinaria y
equipo, fomentó que ingleses y norteamericanos principalmente,
invirtieran grandes capitales en la explotación minera; el auge no
se hizo esperar y la producción de metales industriales cobró gran
importancia. En 1893 se establecieron plantas metalúrgicas en
Monterrey y San Luis Potosí. En Baja California la Compañía
Mexicana Europea de Minas y Terrenos, conocida posteriormen-
te como "El Boleo", compró 1 200 000 hectáreas, que eran terre-
nos de riquísimos yacimientos de cobre que produjeron sustan-
ciales ganancias, dada la demanda a nivel mundial de este metal
(Ochoa Campos, t. I, 1966).

Al finalizar el siglo XIX numerosas compañías, principalmente


en el norte, se dedicaban a la extracción y transformación de mi-
nerales: Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey,
Cananea Consolidated Copper Company en Sonora, propiedad
del coronel W. C. Greene; en el mismo estado aparecieron des-
pués la Cole-Ryan y la Morgan-Guggenheim, y la empresa que
explotaba riquísimas minas de cobre —también sonorenses- del
senador norteamericano V. A. Clark.

Simultáneamente se inició la explotación de yacimientos carboní-


feros en Coahuila y la producción de coque. Para la producción
de plomo se instalaron plantas en Torreón. Cerralvo, Velardeña,
San Luis Potosí y Chihuahua. En los albores del presente siglo, la
American Smelting and Refining Company de los hermanos Gug-
genheim tenía fundiciones en Monterrey, Aguascalientes, Coa-
huila y Chihuahua.

El norteamericano Edward L. Doheny, aprovechando la ley


petrolera del 24 de diciembre de 1901, que eximía de cubrir aran-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

celes durante 10 años en todas las importaciones de material y


maquinaria, así como de pagar impuestos, excepto el timbre,
emprendió la explotación de yacimientos petrolíferos en las ha-
ciendas Tulillo y Chapocao. Posteriormente organizó la Mexican
Petroleum Company, que inició la extracción de petróleo a gran
escala en El Ebano, Tampico; esta empresa tuvo ligas estrechas
con el trust norteamericano Standard Oil. En 1905 Doheny fundó
varias filiales, entre ellas destacó la Huasteca Petroleum Com-

12
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Plano General de indicación de la Ciudad de México con la División de los Cuarteles y Anti-
gua y Nueva Nomenclatura de las Calles
C. Monlauriol. 1889
Bancroft Library. Berkeley, Ca., EE. UU.

pany. La competencia al monopolio estadounidense, la inició el


inglés Weetman Pearson, quien obtuvo una concesión del gobier-
no en 1907; al año siguiente, fundó la Mexican Eagle, que más
tarde se convirtió en la Compañía Mexicana de Petróleo El
Aguila.

Al progreso industrial del país contribuyó la energía eléctrica. En


1889 funcionó la primera planta para uso industrial en las minas
"Batopilas". Tres años después se instaló otra en la mina de
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

"Santa Ana", hasta implantarse en toda factoría importante el


aprovechamiento del fluido eléctrico. De 1887 a 1911 se estable-
cieron 27 empresas privadas para generar electricidad, pero
fueron 7 las que controlaron la mayor parte del capital invertido:
entre éstas se contaban la Compañía Hidroeléctrica e Irrigadora
de Chapala, Guanajuato Power Company, Veracruz Electric
Light, Power and Traction Company y Michoacan Power Com-
pany.

13
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z 1883.
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3GRAPHY
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Map of the Texas, Topolobampo and Pacific Railroad and Telegraph cpy. (Western Division)
from Chihuahua and Parral to Topolobampo Harbor
Albert von Motz, 1883
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.
3 Comercio

A principios del siglo XX el comercio interno tenía poca impor-


tancia para la economía nacional por la falta de comunicaciones y
el bajo poder adquisitivo de la mayoría de la población, asimis-
mo, por su escasa contribución a los ingresos federales. En cam-
bio, el comercio exterior, que estaba en manos de extranjeros, se
fortaleció con el crecimiento económico que experimentaron la
agricultura de exportación (azúcar, henequén, caucho y otras ma-
terias primas) y la industria minera y petrolera, coadyuvando las
vías de transporte (puertos y ferrocarriles) e instituciones de cré-
dito. Aunque el comercio externo aportaba más al presupuesto
gubernamental por concepto de impuestos, sin embargo merma-
ba el excedente económico nacional, ya que los extranjeros saca-
ban del país las ganancias, eliminando así la capacidad de impor-
tar y acumular capital en México.

4 Vías de comunicación

El gobierno federal otorgó concesiones, subsidios y tierras a in-


versionistas a fin de que construyeran vías de comunicación, para
fomentar el comercio y crecimiento industrial de México, lo que
benefició directamente a los norteamericanos y europeos, que
extraían los recursos naturales del país. De esta manera, las vías
de comunicación que más se impulsaron fueron las destinadas a
la exportación: construcción de puertos (Veracruz, Coatzacoal-
cos, Salina Cruz y Manzanillo) y redes ferroviarias.

La construcción de ferrocarriles se inició desde I860, inaugurán-


dose el de México-Veracruz en 1873, con capital mexicano-
norteamericano. En 1880, Díaz otorgó concesiones a la Mexican
Central Railway Company of Massachusetts, para operar el
Ferrocarril Central Mexicano,México-Ciudad Juárez, y ala Pal-
mer Sullivan de Denver, el Nacional Mexicano. En 1881, la com-
pañía del Ferrocarril Mexicano del Sur de la empresa Acheson,
obtuvo la concesión para tender las vías férreas del Ferrocarril
Interoceánico, el Sud-Pacífico y el Nor-Occidental.

La penetración de capital inglés para redes ferroviarias la inició


en 1896 la firma Pearson and Son Limited, que construyó las
obras de los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, el ferro-
carril de Veracruz al Pacífico, y concluyó el Nacional de Tehuan-
tepec y el Panamericano.
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5 Instituciones de crédito

El gobierno fomentó la creación de instituciones de crédito para


apoyar financieramente las actividades productivas y coadyuvar
al crecimiento económico del país. De esta manera, se fundó el
Banco de Londres, México y Sud América en 1864, con capital
inglés. El Banco Nacional Mexicano y el Banco Mercantil Mexi-

15
cano se constituyeron en 1882 con capital francés y mexicano-
español, respectivamente; ambos se fusionaron para dar origen al
Banco Nacional de México en 1884.

En 1897 se expidió la ley general de instituciones de crédito, que


autorizaba a los bancos a emitir billetes hasta el triple del capital
pagado o al doble de sus existencias metálicas; este ordenamiento
ayudó a canalizar recursos a la industria, pero también ocasionó
que los banqueros especularan con la emisión de billetes y la
compra-venta de oro y plata.

6 Finanzas públicas

Los regímenes posteriores a la independencia no fueron capaces


de nivelar sus finanzas; además, como éstos reconocían las
deudas del gobierno anterior y pedían más empréstitos, la deuda
(interna y externa) siempre aumentaba, siendo un obstáculo al de-
sarrollo económico del país.

Los renglones que formaban la estructura impositiva del porfi-


riato, fueron Tos impuestos sobre el consumo, aranceles (sobre im-

portación y exportación de maquinaria, productos elaborados y


materias primas), propiedad territorial y del timbre. Los recursos
del Estado se destinaban al pago de la deuda (interna y externa), a
gastos en la administración, ejército y marina, y a la construcción
de obras públicas.

Las finanzas nacionales demostaban un desequilibrio por el ba-


jo producto nacional y la falta de igualdad en los gravámenes, ya
que los impuestos recaían sobre la mayoría de la población y la
clase social de más recursos los evadía. Aunque Porfirio Díaz
logró la nivelación aparente de las finanzas y un superávit, sin
embargo persistió el problema, ya que el superávit fue resultado
de la contratación de empréstitos extranjeros.

II OR GA NIZA CION SOCIA L

La sociedad mexicana a principios del siglo XX estaba dividida en


tres clases sociales: la alta, formada por 78 000 personas y que
representaba el 0.6% de la población total, tenía en sus manos el
poder y la riqueza, la integraban altos funcionarios gubernamen-
tales, latifundistas, hacendados, grandes rancheros, industriales,
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

grandes comerciantes, banqueros, sectores superiores del ejército


y alto clero.

La clase media estaba constituida por 1 126 000 individuos que


eran el 8.3% de la población del país, la componían burócratas,
artesanos, pequeños propietarios de fincas urbanas y rurales, ad-
ministradores y empleados de confianza de haciendas, bancos e
industrias, rancheros, profesionistas, pequeños comerciantes,

16
cuadros intermedios del ejército y sectores medios y bajos del cle-
ro.

La clase baja era la más numerosa y explotada de la República, la


formaban jornaleros, peones, obreros, empleados del comercio y
negociaciones, y el grueso del ejército.

III IDEOLOGIA

El régimen de Porfirio Díaz necesitaba un arma ideológica que


justificara sus intereses de clase, y la encontró en la filosofía posi-
tivista. Los "científicos" fueron los encargados de demostrar,
por medio de esta filosofía, la superioridad de la élite política y
probar que la misión de ésta, era guiar los destinos del país y de-
fender los principios de orden y progreso, que según ellos, necesi-
taba México para lograr el desarrollo, justificando así la dictadu-
ra porfirista.

Por otro lado, hay que reconocer que la filosofía positivista en el


país, significó el rompimiento con la escolástica y un avance defi-
nitivo en el conocimiento científico de la realidad, sin dogmas ni
"verdades reveladas". Esta actitud "positiva" fundamentó,
entre otros postulados, la educación laica y un proceso de cambio
en la enseñanza preparatoria y universitaria.

IV LA OPOSICION

Las condiciones económicas y sociales que imperaban durante el


porfiriato, provocaron que las clases desposeídas combatieran al
régimen, utilizando todos los medios posibles.

Así en 1875, Manuel Leyva o "Cajeme" se sublevó en Sonora; el


coronel Pedro Valdés en el norte del país, en 1877; en Veracruz,
Lorenzo Hernández en Jalapa, Javier Espino en Tlapacoyan, el-
coronel Manuel Carreón en Perote, el teniente coronel José del
Río en Cosamaloapan, el comandante Francisco A. Nava en Tla-
cotalpan, en 1878, y al año siguiente, ocurrió otro levantamiento
en este mismo pueblo; en 1886, el general Miguel Negrete luchó
contra el gobierno en La Barca, Jalisco, y el general Trinidad
García de la Cadena en Zacatecas; en Chihuahua, Jesús M. Váz-
quez Terrazas, el general Ramón Corona y el general Luis Terra-
zas en Namiquipa, en 1889, y tres años después, Cruz Chávez en
Tomochic; en 1899, Juan Maldonado o "Tetabiate" en Sonora;
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Anselmo Bello en Mochitlán, Guerrero, en 1901; en Acayucan,


Veracruz, Hilario C. Salas y Cándido Donato Padua en ,1906; en
Coahuila, Benito Ibarra en Viesca, y Benjamín Canales, Encar-
nación Díaz Guerra, Jesús M. Rangel y Basilio Ramírez en Las
Vacas, en 1908; en este mismo año, pero en Chihuahua, Enrique
Flores Magón, Práxedis G. Guerrero, José Inés Salazar y Francis-
co Manrique en Palomas, y nuevamente Práxedis G. Guerrero y
miembros del Partido Liberal Mexicano en Janos. Estas erup-

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ciones armadas fueron reprimidas a sangre y fuego por el Estado,
que contaba con el ejército (compuesto en 90% de reclutas, forza-
dos a servir por el sistema de leva), cuerpos de rurales federales,
rurales estatales y la policía urbana. Además, tenía el apoyo del
gobierno norteamericano, que hostigaba a los revolucionarios
mexicanos refugiados en Estados Unidos.

El periodismo independiente, además de protestar contra los abu-


sos del régimen y luchar a favor del pueblo, difundió ideas liberta-
rias que contribuyeron decisivamente a la organización de los
grupos revolucionarios. En la República existían entre otros pe-
riódicos: Regeneración; El Hijo del Ahuizote; Excélsior; Diario
del Hogar; El Colmillo Público; Redención; El Insurgente; El
Monitor Republicano; El Antirreeleccionista; El Independiente,
de Zacatecas; El Gallito, de Zamora; El Estandarte, de San Luis
Potosí; El Heraldo, de Guadalajara; El Monitor, de Nogales, y
Diario de Puebla.

El gobierno castigaba severamente a los que escribían contra la


dictadura: huéspedes frecuentes de la cárcel de Belén fueron Ri-
cardo y Enrique Flores Magón de Regeneración, García Torres de
El Monitor Republicano, Cabrera de El Hijo del Ahuizote, Filo-
meno Mata, Inocencio Arrióla, Antonio Albarrán y Antonio Ri-
vera G., de el Diario del Hogar.

La falta de una institución política que aglutinara y guiara a la


oposición, debilitaba al movimiento popular; de ahí la importan-
cia de la clase media, que comenzó a trabajar en este aspecto.

En 1900 el ingeniero Camilo Arriaga —descendiente del procer de


la Reforma— Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto y Gama, Rosalío
Bustamante, Librado Rivera, Julio Uranga y otros, fundaron el
club político Ponciano Arriaga en San Luis Potosí; en poco tiem-
po se organizaron otros grupos liberales en el país. Los integran-
tes del club a los que se unieron los hermanos Ricardo y Enrique
Flores Magón, fueron detenidos el 24 de enero de 1902, cuando
efectuaban una asamblea nacional; no obstante, los principios de
justicia social que ellos sostenían, se propagaron rápidamente por
la República. En 1903 se reorganizó el círculo liberal en la ciudad
de México. Posteriormente, fueron perseguidos los hermanos
Flores Magón y los miembros más radicales, por lo que tuvieron
que huir a los Estados Unidos.

En territorio extranjero, Ricardo, Enrique Flores Magón y otros


patriotas mexicanos, fundaron el comité organizador del Partido
Liberal Mexicano en septiembre de 1905, en San Luis Missouri,
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

que difundía las ideas anarquistas de Miguel Bakunin, Enrico


Malatesta y Pedro Kropotkin. En la misma ciudad, los hermanos
Flores Magón, Antonio I. Villarreal, Juan y Manuel Sarabia,
Librado Rivera y Rosalío Bustamante, expidieron el Programa
del Partido Liberal y Manifiesto a la Nación el Io de julio de
1906; donde exhortaban al pueblo a rebelarse contra el gobierno y
señalaban las reivindicaciones económicas, políticas y sociales
por las que luchaban: "... establecer la jornada de trabajo de

18
PUMO GENERAL
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SAN U IS POTOSI
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Ignacio Maldonado
INStHltRO CIVIL
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Tempi» 7 principales Ediflíios da la Ciudad.


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Plano General de la Ciudad de San Luis Potosí-Ignacio Maldonado, 1898


Mapoteca Manuel Orozco v Berra. México. D F.

19
ocho horas y elevar el standard de vida de las clases trabajadoras.
Reglamentar los servicios domésticos y el trabajo a domicilio.
Garantizar el tiempo máximo de trabajo y el salario mínimo. Evi-
tar el trabajo a personas menores de catorce años. Obligar a los
patrones a crear condiciones higiénicas de vida para los trabaja-
dores, y a resguardarlos de peligros. Establecer indemnizaciones
por accidentes de trabajo. Evitar que los patrones pagaran en
otra forma que no fuera con dinero en efectivo. Suprimir las tien-
das de raya. Prohibir las multas a los trabajadores, así como los
descuentos a su jornal; o bien que le fuera retardado el pago de
éste por más de una semana, o que se le negara el pago inmediato
de lo devengado al que se separara de su trabajo. Obligar a las
empresas y negociaciones a utilizar una mayoría de mexicanos co-
mo empleados, y a no diferenciar, en el pago de sueldos, a los
extranjeros de los nacionales... (proclamaron el deber) para los
propietarios de la tierra, de hacerla productiva, recomendando
que el Estado recobrara la que no fuera objeto de producción a
fin de repartirla entre quienes quisieran cultivarla, siempre con la
obligación de no venderla... Además, sugirió... se confiscaran
los bienes de los funcionarios enriquecidos bajo la dictadura ac-
tual y lo que produzca se aplicará al cumplimiento del capítulo de
tierras, especialmente a restituir a los yaquis, mayas y otras tri-
bus, comunidades o individuos, los terrenos de que fueron despo-
jados. En el aspecto religioso exigió el estricto acatamiento a las
leyes de Reforma. Y en cuanto al problema educativo, se pronun-
cio en favor de la enseñanza laica y el adiestramiento, con la prác-
tica en los talleres escolares, del ejercicio manual" (Mancisidor,
1985, pp. 54-55). Algunas de estas demandas, más tarde fueron
adoptadas por los revolucionarios.

El Partido Liberal Mexicano concientizó e intentó la unificación


de la población descontenta en un organismo político a nivel na-
cional, dándole mayor coherencia al movimiento opositor, que
luchaba constantemente contra los abusos del gobierno. Además
" ...dirigió los movimientos huelguísticos más importantes de la
primera década del siglo presente, así como los levantamientos
campesinos que durante este mismo tiempo estallaron aquí y
allá" (Mancisidor, 1985, p. 56).

Pese a la política antiobrera de Porfirio Díaz, el proletariado me-


xicano se organizaba para demandar reivindicaciones laborales y
económicas.

El 23 de enero de 1906 los trabajadores de The Consolidated Cop-


per Company, mineral de Cananea, Sonora, fundaron la Unión
Liberal Humanidad, ligada al grupo de los Flores Magón.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

El 31 de mayo de ese año la Unión —que agrupaba más de 5 000


obreros— presentó un pliego petitorio que reclamaba:

— nivelación de salarios, con un mínimo de $5.00 por día.

— jornada de 8 horas.

— en todos los trabajos la empresa ocupará el 75% de mexicanos


y el 25% de extranjeros

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
Nuevo Mapa de México Mostrando los Pueblos y Villas, Rutas de Vapores, los Caminos y Ferro-
carriles de los Ultimos Trazados
H. C. Tunison, 1890?
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.
— poner hombres al cuidado de las jaulas, que tengan nobles
sentimientos para evitar toda clase de irritación (Ochoa Cam-
pos, t. II, 1967).

El coronel William C. Greene, presidente de la compañía, contes-


tó la demanda de los trabajadores con un ataque de su policía pri-
vada, que los obreros apenas pudieron repeler con piedras y algu-
nas armas que obtuvieron.

Greene pidió ayuda al gobernador Rafael Izábal.de Sonora, que


envió prestamente rurales y tropas. También acudieron mercena-
rios norteamericanos contratados por Greene para aniquilar a los
sindicalistas. Al finalizar la huelga, 27 trabajadores murieron, de-
cenas fueron heridos y centenares encarcelados.

Al finalizar el año de 1906 los trabajadores de la industria textil


poblana emplazaron a huelga a los empresarios, reclamando sala-
rios más justos, reducción de la jornada laboral y abolición de los
reglamentos patronales o instrumentos atentatorios contra el per-
sonal asalariado.

Desechadas estas peticiones, juzgadas de absurdas, los obreros


textiles de Tlaxcala y Veracruz se unieron al movimiento y poco
después participaban además los estados de Jalisco, Oaxaca,
Querétaro y el Distrito Federal. El presidente dispuso por laudo
de 7 de enero de 1907, que todos los trabajadores retornaran a sus
labores.

En tumultuosa manifestación iniciada en Orizaba, Veracruz, los


obreros marcharon a Río Blanco, pero, agredidos por los rurales,
en respuesta incendiaron la tienda de raya y apedrearon las facto-
rías. La tropa reprimió a los obreros en Río Blanco y Santa Rosa,
Nogales, Cocolapan y el Yute de Orizaba.

A pesar de la brutal represión ejercida contra los obreros, las


luchas laborales se extendían y cobraban mayor fuerza en el país.

Los factores que generaron la Revolución Mexicana, fueron en


suma, la enorme concentración de la tierra en pocas manos, la
explotación excesiva de los trabajadores rurales y urbanos, y el
dominio absoluto de la clase alta en la economía, política y so-
ciedad.

V POLITICA
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Porfirio Díaz, que llegó al poder esgrimiendo una bandera an-


tirreeleccionista, presionó al Congreso para que modificara las le-
yes a su favor, detentando el poder mediante seis reelecciones
continuas, registradas de 1888 a 1910.

En el grupo político gobernante había dos tendencias: la civilista,


defendida por los 4'científicos" y la militarista, sostenida por los

22
sectores altos del ejército. Aunque todos apoyaban la reelección
de Díaz por sexta vez, sin embargo consideraban que no duraría
en el cargo por su avanzada edad, por lo que la sucesión de 1910,
se centró en el nombramiento de el vicepresidente de la Repúbli-
ca. Las declaraciones que había manifestado el dictador al pe-
riodista norteamericano James Creelman a principios de 1908
acerca de retirarse de la presidencia al término de su período y de
mirar como una bendición al surgimiento de un partido de oposi-
ción, y la entrevista de Díaz con el mandatario estadounidense
William Howard Taft el 16 de octubre de 1909, en El Paso, Te-
xas aumentaron la tensión política en el país, al acercarse las elec-
ciones presidenciales.

El Círculo Nacional Porfirista, formado por incondicionales del


régimen en 1896, y que más tarde se transformó en el Partido Na-
cionalista Porfirista, apoyó las candidaturas de Díaz para la pre-
sidencia y Ramón Corral para vicepresidente. El Partido De-
mocrático, presidido por el licenciado Benito Juárez Maza, apo-
yaba al general Bernardo Reyes para la vicepresidencia. En junio
de 1909, se fundó el Club Soberanía Popular, encabezado por
Francisco Vázquez Gómez y José López Portillo y Rojas, que
lanzó la candidatura de Reyes a la vicepresidencia. Díaz no auto-
rizó la postulación del general y de hecho fue desterrado por el
dictador, que lo comisionó a Europa. La salida de Bernardo Re-
yes, hizo que se desintegraran el Partido Democrático y el Club
Central Reyista, que después se integraron en el Partido Naciona-
lista Democrático en 1909. El 22 de mayo de 1909 se creó el
Centro Antirreeleccionista, que posteriormente se transformaría
en Partido Antirreeleccionista de México, dirigido por Emilio y
Francisco Vázquez Gómez, Francisco I. Madero, Toribio Es-
quive! Obregón, Filomeno Mata, Feliz F. Palavicini, Alfredo
Robles Domínguez, Luis Cabrera y José Vasconcelos, entre
otros. Este partido presentó como candidatos a Francisco I. Ma-
dero y Francisco Vázquez Gómez, para presidente y vicepresiden-
te, respectivamente, su lema fue "Sufragio Efectivo. No Reelec-
ción".

Alma del Partido Antireeleccionista fue Francisco I. Madero, hi-


jo de una acaudalada familia, nacido el 30 de octubre de 1873 en
la hacienda El Rosario, municipio de Parras, Coahuila. Hizo sus
estudios desde la edad de 12 años en Estados Unidos y Europa.
De regreso a México, al hacerse cargo de la hacienda de su padre,
mostró carácter emprendedor y espíritu filantrópico. En 1904 de-
safía la dictadura al fundar y dirigir el Club Democrático Benito
Juárez en San Pedro de las Colonias, Coahuila; esta organización
también editaba el semanario El Demócrata, que exaltaba el valor
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

de los derechos humanos, del voto y la libertad. En 1908, Madero


publicaba su libro la Sucesión Presidencial en 1910, donde exhor-
taba a sus compatriotas a luchar por elecciones libres y por el
principio de no reelección.

A medida que se aproximaba la fecha para las elecciones, Madero


desplegaba gran actividad política: organizó varios clubes antirre-
eleccionistas y con la colaboración de Luis Cabrera, Roque Estra-

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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Panorama del Valle de México, en donde se verificarán las maniobras Militares el 25 de Sep-
tiembre de 1910.
(Tomado desde el Contadero hacia el Este).
Ejecutado bajo la inspección del General M. Mondragón y el Teniente Coronel de Estado Mayor
Justiniano Gómez, 1910
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.
da, Juan Sánchez Azcona y otros escritores, publicó el periódico
El Antirreeleccionista, dirigido por Palavicini.

Madero se aprestaba a la contienda electoral, iniciando una gira


por varios estados en diciembre de 1909. Poco después, en abril
de 1910, sostuvo una entrevista con el dictador, en la que solicitó
garantías y libertad de sufragio.

Madero decidió en junio de ese año vigorizar su campaña política


por el país para promover su candidatura; sus partidarios se mul-
tiplicaban.

Díaz ordenó el arresto de Madero para nulificarlo como candida-


to. El 6 de junio de 1910, cuando tomaba el tren de Monterrey
rumbo a Ciudad Victoria, fue apresado bajo la acusación de pro-
mover una revuelta armada, y con sus más destacados parti-
diarios, enviado a la cárcel de San Luis Potosí. Las elecciones se
celebraron el 26 de junio, en las que naturalmente Díaz resultó
nuevamente reelecto. Los antirreeleccionistas acudieron inútil-
mente al Congreso para pedir que fueran anulados los comicios.

En la prisión, Madero comenzó a elaborar el programa conocido


más tarde como Plan de San Luis Potosí. Cuando obtuvo su li-
bertad condicional se fugó a Estados Unidos el 5 de octubre de
ese año, donde publicó un manifiesto al pueblo norteamericano
explicando la situación de México.

En el Plan de San Luis Potosí, el nuevo líder nacional declaró nu-


las las elecciones, determinó las reglas de organización política y
militar revolucionarias, se declaró presidente provisional y fijó el
día 20 de noviembre de ese mismo año para iniciar la revolución.

DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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Mexico
Rand Mc Nally and Company, 1888
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.
Inicio de la lucha armada

E L LLAMADO DE MADERO para levantarse en armas el 20

de noviembre, encarnaba la protesta de un pueblo oprimido por


la dictadura de Porfirio Díaz. Desde San Antonio, Texas, el jefe
revolucionario hizo llegar a los principales comprometidos, copia
del Plan de San Luis con instrucciones confidenciales para el le-
vantamiento general.

Mientras en el país había inquietud por la proximidad de la fecha


establecida y grupos conspiradores se activaban, la policía porfi-
rista decidió ahogar todo intento sedicioso, precipitando con un
suceso dramático y heroico el inicio de la revolución.

La ciudad de Puebla fue escenario de sangrienta jornada. El jefe


de la policía local, Miguel Cabrera, tuvo noticias de que en casa
de Aquiles Serdán, convencido maderista y presidente del Club
Antirreeleccionista "Luz y Progreso", se conjuraba y escondían
armas y municiones. Alarmado por el aviso, el 18 de noviembre
se presentó con algunos hombres armados en el domicilio denun-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ciado, pretendiendo catearlo.

Aquiles Serdán, su esposa Filomena e hijos, su madre doña Car-


men, sus hermanos Carmen y Máximo, con 12 compañeros, opo-
niéndose al atropello, se atrincheraron en las ventanas y azoteas,
decididos a defender su integridad y su ideal revolucionario. El
coronel Cabrera, pistola en mano, pretendió violar la entrada,
pero fue muerto a la primera descarga que hicieron del interior.

27
Se suscitó nutrido y sangriento tiroteo; las fuerzas policíacas ocu-
paron las alturas de los templos de Santa Clara, Santa Teresa y San
Cristóbal, logrando una excelente posición para asediar el hogar
de los Serdán, hasta llegar a luchar en los pasillos y habitaciones.
Máximo Serdán resultó herido de muerte y Carmen,aunque le-
sionada, seguía luchando. Para el mediodía solo quedaban
Aquiles y tres mujeres, entre ellas su hermana que lo ayudó a
ocultarse bajo las duelas de una alcoba. A las 8 de la noche se rin-
dieron las mujeres y la policía buscó a Aquiles que no se en-
contraba entre los cadáveres.

En la madrugada siguiente, al tratar de abandonar su escondite


fue descubierto y asesinado por un soldado que estaba de guardia
en la habitación. Así fue como Aquiles, Máximo y Carmen Ser-
dán heroicamente iniciaron el movimiento que sepultó a la dicta-
dura.

Después de lo ocurrido en Puebla, el levantamiento general se


violentó. El 20 de noviembre Madero había llegado al rancho "El
Indio", en el estado de Coahuila, cruzando la frontera norteame-
ricana. En unión de Roque y Federico González Garza y Paulino
Benavides. y pretendiendo atacar Ciudad Porfirio Díaz, hoy
Piedras Negras, Coahuila, se dirigieron al paraje "Las Islas",
reuniéndose con Catarino Benavides que había reclutado una do-
cena de hombres. Incapaz el reducido contingente de sostener un
encuentro afortunado con los federales, Madero decidió retornar
a San Antonio, Texas.

La noche del 20 de noviembre Pascual Orozco, que se encontraba


en San Isidro, Chihuahua, decidió atacar Ciudad Guerrero, ama-
gando esta ciudad el día 22. De ahí marchó a Pedernales,
Chihuahua, logrando el triunfo al reunir un considerable número
de revolucionarios que se dispersaron luego en el vasto estado de
Chihuahua. Don Abraham González, brindó todo su apoyo para
estas acciones. Junto a Pascual Orozco surgió la figura de Doro-
teo Arango, conocido como Francisco Villa, nacido el 5 de junio
de 1878 en "La Coyota", comunidad rural del municipio de San
Juan del Río, Durango. Su rebeldía fue la respuesta a los atro-
pellos y explotación de caciques políticos y terratenientes, ya que
su familia y él mismo sufrieron constantes vejaciones.

Villa se unió a la causa maderista con el propósito de lograr justi-


cia y borrar los agravios al pueblo. Sus primeras acciones las dió
en los poblados Chihuahuenses de Santa Isabel, Fresno y San
Andrés, retirándose después a Parral.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

En la misma región, pero ya en el poblado de Santo Tomás, el mi-


nero José de la Luz Blanco se lanzó a la revolución con 400
rancheros, avanzando hasta Pedernales para reforzar a Orozco y
al coronel Martín Luis Guzmán.

En México, el general Díaz dio orden de aplastar la rebelión y en-


comendó al general Juan J. Navarro que recapturara Ciudad
Guerrero. Las fuerzas comandadas por Navarro avanzaron por

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991


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Reducción del Plano Oficial de la Ciudad de México


Compañia Litográfica y Tipográfica, S. A., 1900
Biblioteca Nacional, Madrid, España
Cerro Prieto, enfrentándose con las fuerzas de Orozco; pero al
atravesar el Cañón de Mal Paso, Navarro despachó una avanzada
que se batió durante cinco horas con los maderistas al mando de
Orozco y José de la Luz Blanco, que finalmente se replegaron. El
18 de diciembre ocurrió ahí un segundo combate, pero esta vez
los revolucionarios sorprendieron a los federales que abandona-
ron sus posiciones.

Los que en principio sólo eran grupos rebeldes aislados, rápida-


mente se convirtieron en contingentes organizados, apoderándose
del ramal de ferrocarril de Chihuahua a Miñaca. Ante esta si-
tuación el gobierno que no estaba resignado a perder esta vasta
zona del país, hizo reforzar las tropas de Navarro para rescatar el
predominio perdido.

El 6 de enero Navarro tomó Ciudad Guerrero y siguió avanzando

para dar alcance a las fuerzas insurgentes que se replegaron a las


regiones vecinas de Coahuila y Sonora. La mecha revolucionaria
estaba encendida y los levantamientos se generalizaban en la Re-
pública. En el poblado de Nieves, Zacatecas, se sublevó José Luis
Moya con más de 40 hombres haciendo excelentes campañas. En
El Aguaje derrotó al mayor Ismael Ramos y poco después tomó
la plaza de San Juan de Guadalupe, ambos en Durango, y tam-
bién incursionó por Jalisco y Aguascalientes. Sin embargo, su
lucha fuebreve, pues sucumbió el 10 de mayo de 1911 en Sombre-
rete, Zacatecas.

En Sonora, desde Nacozari y Agua Prieta se pusieron en acción


Salvador Alvarado, Juan G. Cabral y Benjamín Hill; en Sahuari-
pa, Sonora, se sublevó Severiano Talamante; en San Luis Potosí,
el doctor Rafael Cepeda. En Gómez Palacio, Durango, 60 revolu-
cionarios al mando de Jesús Agustín Castro y Orestes Pereyra se
posesionaron del municipio.

Otros brotes en Chihuahua hicieron que la población se moviliza-


ra. En Parral, Maclovio Herrera y Guillermo Baca reunieron a
varios vecinos armándolos con rifles y carabinas viejas.

Ondeando los postulados del Plan de San Luis, la revolución to-


mó impulso también en el sur del país, donde había graves
problemas agrarios. Los primeros movimientos se dieron en Villa
de Ayala del estado de Morelos, acaudillados por Emiliano Zapa-
ta en unión de su hermano Eufemio. Emiliano, excelente jinete y
domador de potros, se encargaba de las tierras y ganado que deja-
ron sus padres al morir en su natal Anenecuilco, Morelos. En el
año de 1909 los hacendados que regenteaban el gobierno del esta-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

do de Morelos, habían impuesto a un gobernador incondicional.


En el verano de ese año este mandatario emitió una ley que refor-
maba los impuestos a los hacendados. Pulsando esta situación,
los cuatro ancianos que formaban el consejo del pueblo de Ane-
necuilco decidieron declinar el cargo que desempeñaban y deposi-
tar su autoridad en una persona joven, vigorosa y capaz para de-
fender sus derechos.

30
Por votación se designó a Emiliano Zapata. A partir de entonces
inició su actividad como dirigente del campesinado revoluciona-
rio.

Después de la matanza en Puebla, la represión por parte del go-


bierno se intensificó y el consejo del Comité de Defensa de Ane-
necuilco, Villa de Ayala-Moyotepec, comenzó a reunirse en casa
de Pablo Torres Burgos acordando establecer contacto con el
cuartel maderista de San Antonio, Texas.

Su preocupación era tratar las cláusulas del Plan de San Luis, re-
ferentes a los pequeños propietarios, así como respecto a quién
dirigiría las acciones revolucionarias en Morelos.

A las reuniones concurrieron Torres Burgos, Emiliano Zapata y


Rafael Merino, por Villa de Ayala; Gabriel Tepepa, representan-
do a TlalquitenangO; Catarino Perdomo a San Pablo, Hidalgo; y
Margarito Martínez al sur de Puebla.

Se decidió que Torres Burgos, como vocero del grupo se entrevis-


tara con Madero. En diciembre de 1910 el representante agrarista
fue a Estados Unidos a conferenciar con el jefe de la revolución, y
en febrero de 1911 retornó con el documento, reconociéndolo co-
mo jefe del movimiento maderista en Morelos. Los últimos días
de enero de 1911, también Baja California fue sacudida por la re-
belión. Los seguidores de Flores Magón, José Ma. Leyva, Camilo
Jiménez y Rodolfo Gallegos, se movilizaron con sus grupos ocu-
pando sorpresivamente Mexicali y Tijuana, siendo derrotados
pocos días después por el jefe político de Ensenada, Celso Vega.
Este movimiento no estuvo coordinado con los revolucionarios
de Chihuahua ni formaba parte de sus planes. La facción de Ley-
va actuaba independiente, basándose en los principios de anar-
quismo internacional del Partido Liberal impulsado por Flores
Magón.

Al enterarse Madero de los avances revolucionarios, decidió re-


tornar a territorio nacional, penetrando por Chihuahua, en las
proximidades de Ciudad Juárez, el 14 de febrero de 1911. Con él
se encontraban su hermano Raúl, Abraham González, el coronel
José de la Luz Soto, el general Benjamín Viljoen, Eduardo Hay,
Roque González, Manuel García Vigil y José Garibaldi. La noti-
cia de su llegada se extendió rápidamente entre sus partidarios,
cobrando nuevo ímpetu la lucha.

La primera decisión de Madero fue atacar Casas Grandes el 5 de


marzo, convertida en derrota por el oportuno refuerzo de las tro-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

pas del coronel Samuel García Cuéllar, jefe del Estado Mayor
Presidencial, al general Navarro. El propio Madero fue herido en
el brazo derecho y Eduardo Hay perdió un ojo.

Los brotes revolucionarios sacudían toda la República y el Ejérci-


to Federal era insuficiente para detenerlos. En Guanajuato se le-
vantó en armas Irineo Andrade; en Tabasco, Ignacio Gutiérrez y
Cándido Donato Padua, combatiendo en las poblaciones de

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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Croquis que comprende la región en que se desarrollarán las maniobras militares que tendrán veri-
ficativo el día 25 de Septiembre de 1910
Justiniano Gómez/M. Mondragón, 1910
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.

32
Huimanguillo, Alcalco y Aldama. En Michoacán, Salvador Esca-
lante, Braulio Mercado y Saúl Cano tomaron Villa de Ario y
Pátzcuaro; en Sinaloa, el puerto de Mazatlán es amagado por Je-
sús Tirado; en Tamazula y Topia se levantaron Conrado Antuno
y Herculano de la Rocha, y en Nayarit se activó la guerrilla por
parte de Rafael Buelna y Martín Espinoza. Desde Jalisco hasta
los límites con Zacatecas se puso en acción Enrique Estrada, y
en el estado de Guerrero los hermanos Figueroa se apoderaron de
Huitzuco, Jesús Salgado de Teloloapan, Julián Blanco de los Ca-
jones, y Héctor y Leonel López,de Coahuayutla.

El 11 de marzo de 1911 Emiliano Zapata y Torres Burgos entra-


ron en acción: asaltaron Villa de Ayala, desarmaron a la policía y
reunieron a los campesinos para leerles el Plan de San Luis. "Hu-
bo un acontecimiento singular en este acto. El maestro de escuela,
Otilio Montano, uno de los conspiradores, futuro redactor del
Plan de Ayala, pronuncia un discurso en el cual, en vez de vivas a
Madero y los mueras al tirano, concluyó gritando: ¡Abajo ha-
ciendas y viva pueblos!" (Gilly, 1983, pp.310-311).

La imposibilidad de controlar a sus hombres, decidió a Torres


Burgos a renunciar al cargo, regresando con sus dos hijos a Villa
de Ayala, siendo capturado en el camino y condenado a muerte
por rebelde. Al quedarse sin jefe la causa sureña, fue elegido Za-
pata como jefe supremo del movimiento revolucionario del sur.

La situación del país obligó al dictador a reunir a su gabinete para


tomar medidas drásticas y apagar la revuelta. El resultado fue
una movilización general y la expedición de un decreto suspen-
diendo las garantías individuales, el 16 de marzo de 1911. Poco
antes, Porfirio Díaz al ver su gobierno tambaleante, llamó con
urgencia a José Yves Limantour, Ministro de Hacienda y hombre
de toda su confianza.

Aunque Limantour se encontraba en París, a su paso por Nueva


York, quedó al tanto de las acciones rebeldes. El 12 de marzo con
él se entrevistaron; Francisco Madero, padre, Gustavo Madero y
el doctor Francisco Vázquez Gómez. En la reunión también hizo
acto de presencia don Venustiano Carranza. La reunión perse-
guía mediar entre el régimen porfirista y los maderistas, llegar a
un acuerdo y evitar enfrentamientos que ensangrentaran la na-
ción.

Planteadas las peticiones maderistas se acordó transmitirlas al ge-


neral Díaz:
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

"Que se proclamara la no reelección.


"Que renunciara Corral a la vicepresidencia y se efectuara nueva
elección.
"Que se retiraran cuatro de los ocho ministros que formaban el
gabinete de D. Porfirio, y en su lugar se nombraran antirreelec-
cionistas que no hubieran tomado las armas.
"Que renunciaran diez de los gobernadores de los Estados cuya
lista se especificaba, y se designara para sustituirlos a antirreelec-

33
cionistas que no fuesen combatientes.
"Que se anunciara públicamente haberse entablado las nego-
ciaciones de paz.
"Que se concediera amnistía a los revolucionarios, pero en tér-
minos tales que se les vindicara de todos los cargos de bandidaje
lanzados por la prensa gobiernista.
"Que el erario sufragara los gastos de la guerra.
"Que se respetara la libertad de imprenta.
"Que se aprovechara parte de las fuerzas revolucionarias para
restablecer el orden, y se licenciara el resto (Vera Estañol, 1983,
p. 138).

Cierto es que las pláticas de paz no impidieron que continuara la


lucha en Chihuahua, ni la detuvieron los cambios en el gabinete.
El Io de abril Porfirio Diaz acompañado de su nuevo ministerio,
ante el Congreso de la Unión leyó su informe anunciando que en
breve enviaría a la Cámara un proyecto de ley para hacer efectivo
el sufragio y establecer el principio de no reelección.

En este mismo mes, el licenciado Toribio Esquivel Obregón y el


senador Oscar Braniff iniciaron las gestiones para establecer la
paz entre el régimen y los revolucionarios. Madero, que ya había
planeado el ataque a Ciudad Juárez, decidió firmar un armisticio
con el general Juan Navarro, iniciándose las conferencias pacifis-
tas entre Francisco Carvajal con Vázquez Gómez, Francisco Ma-
dero y José María Pino Suárez. Sin llegar a un acuerdo se rom-
pieron las pláticas el 6 de mayo.

Sin esperar la orden de Madero, las fuerzas de Orozco y Villa ro-


dearon Ciudad Juárez.

"El plan de ataque debería desarrollarse a lo largo del río Bravo


con el propósito de evitar en lo posible que las balas cruzaran el
territorio norteamericano, es decir, de oriente a poniente, atra-
yendo de esta manera la atención de Navarro y objetivamente
concentrar el ataque en la parte sur..." (Amaya, 1946, pp. 185-
186).

Después de 72 horas de rudo combate, Villa se presentó a Madero


anunciádole que Ciudad Juárez y el general Navarro estaban en
poder de la revolución. La victoria de las fuerzas revolucionarias
puso al gobierno del general Díaz al borde del precipicio, no
quedándole más que abandonar el poder.

Ocupada Ciudad Juárez, Madero, que de acuerdo al Plan de San


Luis era el presidente provisional de los Estados Unidos Mexica-
nos, la declaró capital provisional de la República, nombrando
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

inmediatamente a sus colaboradores: Francisco Vázquez Gómez


Secretario de Relaciones; Federico González Garza, Secretario de
Gobernación; Manuel Bonilla, Secretario de Comunicaciones;
Secretario de Justicia, José María Pino Suárez y Venustiand
Carranza en Guerra y Marina. Pocos días después el gobierno
porfirista representado por el licenciado Francisco S. Carvajal,
Presidente de la Suprema Corte y los maderistas, reanudaron las
pláticas de paz y se concertó un nuevo armisticio.

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

5 ^ "UtWrUd"

Plano del Ataque a Ciudad Juárez


Vicente Cazarrubias
^ /M/ormgr/df? ^ CA/AwoAwg. CWwaAwo.

35
El 21 de mayo de 1911 frente a la aduana de Ciudad Juárez se fir-
maron los tratados de paz, sepultando así a la dictadura porfirista
v dando paso a la revolución triunfante. Dichos halados estipula-
ban:

"Primero: Que el señor general Porfirio Díaz ha manifestado su


resolución de renunciar a la Presidencia de la República, antes de
que termine el mes en curso.

"Segundo: Que se tienen noticias fidedignas de que el señor Ra-


món Corral renunciará igualmente a la Vicepresideneia de la Re-
pública en el mismo plazo.

"Tercero: Que por ministerio de la ley, el señor Lic. don Francis-


co León de la Barra, actual Secretario de Relaciones Exteriores
del Gobierno del señor general Díaz, se encargará interinamente
del Poder Ejecutivo de la Nación y convocará a elecciones genera-
les dentro de los términos de la Constitución.

"Cuarto: Que el nuevo Gobierno estudiará las condiciones de la


opinión pública en la actualidad para satisfacerlas en cada Estado
dentro del orden constitucional y acordará lo conducente a las in-
demnizaciones de los perjuicios causados directamente por la Re-
volución. Las dos partes presentadas en esta conferencia, por las
anteriores consideraciones han acordado formalizar el presente
convenio.

"Unico: Desde hoy cesarán en todo el territorio de la República


las hostilidades que han existido entre las fuerzas del Gobierno
del General Díaz y las de la Revolución: debiendo ser licenciadas
a medida que en cada Estado se vayan dando los pasos necesarios
para restablecer y garantizar la paz y el orden público'1 (Garfias,
1984, pp. 41-42).

En la ciudad de México el general Díaz y el señor Corral presen-


taron sus renuncias, el 25 de mayo de 1911. Este mismo día el pre-
sidente salió de México hacia Veracruz, embarcándose en el va-
por "Ypiranga", con destino a Europa.

El 25 de mayo Francisco León de la Barra asumió la presidencia


de la República, conforme a lo convenido en el tratado de Ciudad
Juárez. Coincidiendo con el triunfo revolucionario, el general
Bernardo Reyes, excandidato a la presidencia en el régimen
derrocado, regresó a México, protestó a Madero su adhesión y
prometió no intervenir en política.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Madero viajó a la ciudad de México. El 7 de junio hizo una entra-


da triunfal aclamado por toda la población desde que descendió
del tren hasta Palacio Nacional. Ese día se conocieron y celebra-
ron su primera entrevista el jefe de la revolución y el caudillo del
sur, Emiliano Zapata. Gildardo Magaña relata que el líder agra-
rista expuso brevemente sus pretensiones, recibiendo como res-
puesta la promesa de que se estudiaría el caso del estado de More-
los.

36
"Lo que a nosotros interesa -dijo Zapata- es, que desde luego,
sean devueltas las tierras a los pueblos y que se cumplan las prome-
sas que hizo la revolución", Madero contestó: "Todo eso se ha-
rá; pero en debido orden y dentro de la ley, porque son asuntos
delicados que no pueden ni deben resolverse por las autoridades
del Estado. Lo que conviene de pronto -agregó- es proceder al li-
cénciamiento de las fuerzas revolucionarias, porque habiendo lle-
gado al triunfo ya no hay razón de que sigamos sobre las armas"
(Mancisidor, 1985, p. 146). El caudillo del sur, desconfiando de la
posición de Madero, se mostró renuente a deponer las armas si no
se restituían las tierras a la comunidad que representaba.

La situación en Morelos era realmente grave. El gobernador Juan


N. Carreón dispensaba favores a los hacendados y éstos a su vez
eran apoyados por el general Ambrosio Figueroa, enemigo de Za-
pata y subordinado de De la Barra, por lo que los enfrentamientos
de rebeldes y federales se recrudecían. Al no poder controlar los
levantamientos sureños, el presidente interino envió al general
Victoriano Huerta a combatir a los Zapatistas, o a exigirles depo-
ner las armas, y cuantas veces se avinieron a escuchar los térmi-
nos de un armisticio, eran víctimas de incalificable traición:
Huerta, de propia iniciativa o por orden de De la Barra, los em-
boscaba. En respuesta a estas agresiones, Zapata recorrió todo el
estado rearmando a su gente, y en septiembre de 1911 todo More-
los estaba sublevado.

El Gabinete del presidente interino se formó básicamente de ex-


porfiristas y sólo contaba con 5 ministros revolucionarios, por lo
que no tardaron en aparecer las críticas del Partido Antirreelec-
cionista. Los hermanos Vázquez Gómez sabían bien que el
problema no sólo era político sino también económico y social,
por lo que apremiaban a Madero a una pronta solución. Emilio
Vázquez Gómez, Secretario de Gobernación, repartía dinero y ar-
mas a los jefes revolucionarios, oponiéndose a las disposiciones
de licénciamiento. Este proceder reprobado por De la Barra y
Madero, hizo crisis el 9 de julio, cuando a instancias del mismo
Madero se anunció la disolución del Partido Nacional Antirre-
eleccionista.

Surgiendo entonces, el Partido Constitucional Progresista de cre-


ación netamente maderista, se argumentó que el concepto "an-
tirreeleccionista" se incorporaría a la nueva Constitución, por lo
que ya no era apropiado nombrar así al partido. Entre los in-
tegrantes del PCP estaban Juan Sánchez Azcona, Gustavo A.
Madero, José Vasconcelos, Luis Cabrera, Alfredo Robles Do-
mínguez, Roque Estrada, Manuel M. Alegre, Enrique Bordes
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Mangel, Eduardo Hay, Jesús González, Adrián Aguirre Benavi-


des, Pedro Galicia Rodríguez, Jesús Urueta, Jesús Flores Magón
y Heriberto Frías.

Una vez conformado, se discutió quién sería el candidato a la vi-


cepresidencia, ya que para presidente se postulaba a Madero, ha-
biéndose designado para tal cargo a José María Pino Suárez. La
unidad que había en el movimiento revolucionario en sus inicios

37
se perdía poco a poco, corroborándolo violentos acontecimientos
suscitados en toda la República.

El 12 de julio en la ciudad de Puebla, víspera de la llegada de Ma-


dero, soldados federales tirotearon a la guardia establecida en la
plaza de toros de esa ciudad, y además acribillaron a la gente con-
centrada allí para aclamar al líder.

En Veracruz, al igual que en Puebla y otros estados de la Repúbli-


ca, la voluntad popular no se había tomado en consideración. Se
nombró gobernador a Emiliano Léycegui, partidario del régimen
anterior. El pueblo disgustado por la elección invadió en protesta
el Palacio de Gobierno. Síntoma de general descontento fue la
proclama del Plan de Texcoco, del 23 de agosto de 1911, por el
escritor Andrés Molina Enríquez. En este documento se descono-
ce al gobierno interino, se aboga por la expropiación de las fincas
y se organiza el consejo revolucionario con Pascual Orozco, Emi-
liano Zapata, Paulino Martínez y los hermanos Vázquez Gómez.
Aunque este movimiento no trascendió, Molina Enríquez fue
acusado de subversión y encarcelado.

En el norte del país, la tribu yaqui de Sonora también exigía el re-


conocimiento de sus derechos a las tierras que trabajaba. Madero
se comprometió a restituirles sus terrenos a cambio de su total
rendición, firmándose un convenio con el jefe de la tribu. El go-
bierno del estado se comprometía a pagar a cada trabajador un
peso diario mientras se consumaba la restitución, darles ayuda fi-
nanciera para iniciar las labores agrícolas, establecer escuelas y
no cobrarles impuestos durante treinta años, acuerdos que final-
mente no se cumplieron. El presidente De la Barra permitía que
estas acciones contrarrevolucionarias se desarrollasen, incluso lle-
gó a promoverlas.

La candidatura de Pino Suárez para la vicepresidencia no fue


muy popular y muchos sectores de la población demostraron más
que disgusto hostilidad, durante la gira política que él y Madero
emprendieron por varias entidades.

El 1 ° de octubre de 1911 se convocó por primera vez a elecciones


libres. El Partido Constitucional Progresista postuló definitiva-
mente para presidente a Francisco I. Madero y al licenciado José-
María Pino Suárez para vicepresidente. El Partido Antirreelec-
cionista apoyó al doctor Francisco Vázquez Gómez y el Católico
a Francisco León de la Barra, como sus respectivos candidatos a
la vicepresidencia, y a Madero para la presidencia. El triunfo se
declaró por los candidatos del Partido Constitucional Progresis-
ta.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Desde antes de ocupar Madero la presidencia, la prensa y los re-


volucionarios inconformes iniciaron contra él una campaña de
desprestigio. El 31 de octubre de 1911, en la vecina Tacubaya, los
señores Paulino Martínez, Policarpo Rueda y Francisco I. Guz-
mán firmaron un plan revolucionario que desconocía al futuro
gobierno. El Plan de Tacubaya declaraba nulas las elecciones de
Madero y Pino Suárez, disolvía las Cámaras de la Unión y mani-

as
festaba el propósito de llevar a la presidencia de la República al li-
cenciado Emilio Vázquez Gómez. Se acusaba a Madero de haber
traicionado el Plan de San Luis. Sin embargo, disipada cierta
alarma en la ciudad de México y aprehendidas algunas personas,
no ocurrió nada trascendente.

Madero asumió la presidencia el 6 de noviembre de 1911. Llegó a


la Cámara de Diputados escoltado por los jefes revolucionarios
Pascual Orozco, Roque González Garza, Cándido Aguilar,
Gabriel Hernández y Aarón Lazo de la Vega. Este acto significa-
tivo marcaba el retorno a la vida política democrática, cancelada
por el dictador durante más de 30 años. Francisco I. Madero era
no sólo iniciador de un vasto movimiento revolucionario sino
hasta ese entonces su principal dirigente.

El gabinete maderista fue de transición: reunía representantes de


la corriente revolucionaria así como antiguos porfiristas. Se
nombró para Secretario de Relaciones Exteriores al licenciado
Manuel Calero; de Gobernación, a Abraham González Salas; de
Justicia, al licenciado Manuel Vázquez Tagle; de Fomento, Colo-
nización e Instrucción Pública y Bellas Artes, al licenciado Mi-
guel Díaz Lombardo.

Madero al ocupar la presidencia encaraba una gran responsabili-


dad. El interinato de De la Barra había dejado muchos problemas
sin resolver, pues en varias regiones del país aún se combatía. En
Morelos, Zapata continuaba levantado en armas. Sonora, San
Luis Potosí, Jalisco, Tamaulipas, Oaxaca, Durango y otras enti-
dades federativas, padecían el acoso de grupos armados en franca
rebelión y aguardando el cumplimiento de las promesas del go-
bierno de la revolución.

Por su parte, Zapata también desesperaba al no ser satisfechas


sus demandas por el nuevo mandatario, y ordenó la suspensión
de hostilidades y la reconcentración de sus fuerzas en Villa de
Ayala, donde se presentó Gabriel Robles Domínguez como me-
diador para la rendición de las fuerzas sureñas.

Zapata consintió en que para el desarme de sus hombres debía


procederse en forma gradual, acompañado del retiro de las fuer-
zas federales. Proponía además, que se mantuviese una guardia
zapatista, así como que al gobernador del estado lo nombrarían
los principales jefes revolucionarios de Morelos, de acuerdo con
el presidente Madero.

Cuando Madero estuvo al tanto de las peticiones de Zapata, co-


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

municó a Robles Domínguez que no podía acceder a tales condi-


ciones y dio esta enérgica respuesta:

"... Haga saber a Zapata que lo único que puedo aceptar es que
inmediatamente se rinda a discreción y que todos sus soldados de-
pongan inmediatamente las armas. En este caso indultaré a sus
soldados del delito de rebelión y a él se le darán pasaportes para
que vaya a radicarse temporalmente fuera del estado" (Womack,
1984, p. 123).
39
"piSH
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MACt* MCMfSAS COMO ItatTAtOUS HtO (¡OCAL UttAt Al SOMA Sf OtUfAA M CUAS T St COttSTtTtm t!t VIAMOS, 6 CCMO MtTt AOtCtOAAt Ht HAA tíf ttYOCAMOS.HACtAtOS i
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Plan de Ayala
Libertad Justicia y Ley
Ayala Estado de Múrelos Nov. 28 de 1911
Emiliano Zapata y colaboradores

El caudillo del sur organizó su contingente para repeler el inmi-


nente ataque federal y reemprendió la guerra de guerrillas.

Zapata y sus principales colaboradores sintiéndose defraudados


por las acciones de Madero decidieron entonces desconocerlo co-
mo jefe de la revolución y presidente de la República, en su histó-
rico Plan de Ayala, firmado, según el propio documento, en Villa
de Ayala el 25 de noviembre de 1911 por Emiliano Zapata, Otilio
E. Montano, José Trinidad Ruiz, Eufemio Zapata, Jesús Mora-
les, Próculo Capistrán, Jesús Navarro, Francisco Mendoza y
otros jefes y oficiales (Womack, 1984, afirma que fue en Ayo-
xustla, pequeña población al sureste de Puebla).

En lugar de Madero se nombra como jefe de la revolución liberta-


dora a Pascual Orozco, y en caso de que no aceptara, Emiliano
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Zapata asumiría la jefatura. Su contenido social se encuentra


reflejado en los artículos 6, 7, 8 y 9 que a continuación se trans-
criben:

"6o... hacemos constar: que los terrenos, montes y aguas que ha-
yan usurpado los hacendados, científicos o caciques a la sombra
de la justicia venal, entrarán en posesión de esos bienes inmuebles
desde luego, los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos,

40
correspondientes a esas propiedades, de las cuales han sido des-
pojados por la mala fe de nuestros opresores, manteniendo a to-
do trance con las armas en la mano la mencionada posesión, y los
usurpadores que se consideren con derecho a ellos lo deducirán
ante los tribunales especiales que se establezcan al triunfo de la
Revolución.

"7o. En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciuda-


danos mexicanos no son más dueños que del terreno que pisan
sufriendo los horrores de la miseria sin poder mejorar en nada su
condición social ni poder dedicarse a la Industria o a la Agricultu-
ra, por estar monopolizadas en unas cuantas manos, las tierras,
montes y aguas; por esta causa se expropiarán previa indemniza-
ción, de la tercera parte de esos monopolios a los poderosos pro-
pietarios de ellos, a fin de que los pueblos y ciudadanos de Méxi-
co, obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o cam-
pos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la
falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos.

"8o. Los hacendados científicos, o caciques que se opongan di-


recta o indirectamente al presente plan, se nacionalizarán sus
bienes y las dos terceras partes que a ellos correspondan, se desti-
narán para indemnizaciones de guerra, pensiones de viudas y
huérfanos de las víctimas que sucumban en las luchas del presente
plan.

"9o. Para ejecutar los procedimientos respecto a los bienes antes


mencionados, se aplicarán leyes de desamortización y nacionali-
zación según convenga, pues de norma y ejemplo pueden servir-
nos las puestas en vigor por el inmortal Juárez a los bienes ecle-
siásticos, que escarmentaron a los déspotas y conservadores que
en todo tiempo han querido imponernos el yugo ignomioso de la
opresión y el retroceso".

El Plan, que consta de 15 artículos termina así: "Libertad, Justi-


cia y Ley. Ayala, Estado de Morelos, noviembre 25 de 1911".
(Silva Herzog, t. I, 1984, pp. 290-291).

El presidente Madero ordenó que se combatiera a los rebeldes,


entablándose desde entonces entre los dos bandos sangrientas ba-
tallas.

A principios de diciembre, Madero envió una comisión para


entrevistarse con Zapata en los límites de Puebla y Morelos. No
llevaba ninguna nueva propuesta, lo único que le ofrecieron fue
garantizarle un viaje al exilio, Zapata rechazó tal oferta y reafir-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

mó su oposición al régimen maderista.

A los 10 días de que Madero comenzara a regir los destinos na-


cionales, el general Bernardo Reyes se rebeló, tomando como pre-
texto la decepción que le causaba la gestión maderista. Pero, sin
encontrar apoyo en el pueblo ni en antiguos partidarios, se rindió
en Linares, Nuevo León. Trasladado a la ciudad de México fue
encarcelado en la prisión militar de Santiago.

41
Paralelamente a la toma de posesión de Madero, se desarrollaba
un poderoso movimiento de trabajadores textiles que paralizó ca-
si la totalidad de las factorías del país; en tanto, los tipógrafos y
los mecánicos formaban respetables núcleos internos que deter-
minarían la creación de sindicatos nacionales.

La preocupante situación motivó un cambio radical en la política


que tradicionalmente había seguido el gobierno en las relaciones
obrero-patronales, las que eran consideradas relaciones entre par-
ticulares. La administración revolucionaria creó un Departamen-
to del Trabajo, dependiente de la Secretaría de Fomento, que en
su decreto señalaba que intervendría como representante del go-
bierno en la regulación de las relaciones obrero patronales 4'A pe-
tición de parte".

El Departamento del Trabajo jugaría un papel destacado en la re-


gulación del conflicto textil, apoyando la organización de los
obreros y el establecimiento de las primeras tarifas (salarios) mí-
nimas en México, que estarían en vigor después de superar diver-
sos problemas, a partir del lo. de enero de 1913. Acontecimientos
ulteriores impedirían el cabal cumplimiento de esta disposición.

Los primeros días de marzo de 1912 fueron aciagos. Se levantó en


armas Pascual Orozco, secundado por la legislatura local y por
los generales, jefes y oficiales de Chihuahua, movilizando a gran
cantidad de hombres.

La sublevación de Orozco formuló un plan en la ciudad de


Chihuahua conocido como Pacto de la Empacadora, en el cual
atacaba grotescamente a Madero y lo desconocía como presiden-
te, al igual que a Pino Suárez como vicepresidente.

Ante circunstancias tan críticas el general José González Salas,


Secretario de Guerra, solicitó al presidente autorización para ir a
batir a los rebeldes de Chihuahua. Aprobada su petición se le
nombró comandante de la División del Norte, con 2 150 hombres.
Sin embargo, González Salas fracasó en su intento. En medio de
una gran tragedia en Rellano, en el fatídico kilómetro 1313, y por
la pérdida de muchos soldados, se suicidó. Al quedar acéfala la
División del Norte se nombró a Victoriano Huerta como nuevo
comandante, partiendo de la ciudad de México con 5 000
hombres, entre ellos Francisco Villa, Tomás Urbina, Manuel
Chao, Maclovio Herrera y el coronel de artillería Guillermo Ru-
bio Navarrete.

Con esta fuerza Huerta combatió a los orozquistas en Conejos,


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Durango, el 12 de mayo de 1912,y en Rellano el 22 y 23 de mayo,


hasta Jiménez.

Por esos días se suscitó un incidente que estuvo a punto de aca-


rrear graves consecuencias: por supuestos cargos de insubordina-
ción el general Huerta ordenó fusilar a Francisco Villa, y a punto
de cumplirse la sentencia llegó Rubio Navarrete con el mensaje
presidencial ordenando suspender la ejecución. Francisco Villa

42
ESTADO ,,
JIKDRIÍS DEI. RM > BATOPUJVS
: " ARTEAGA CHÍKIPAS
BE 1¾ BRAVOS CIUDAD JUAREZ
C AMARGO C.® CAMARGOUft. tutu*)
GALBANA CASAS GRANDES
mmmwMA GUERRERO CIUDAD GUERRERO
HIDALGO HIDALGO DEL PARRAL
i.n at*it' »3- ! ITÚBWDE CHIHUAHUA
SITUACIÓN DE LA CAPITAL CIUDAD JIMÉNEZ
CHIHUAHUA torn- mixteo» i JIMÉNEZ
MINA GUADALUPE V CALVO
lo 4-nr'KewumexwiCM RAYÓN OCAMPO
fSCALA tu SIGNOS CONVENCIONALES
ALMRTO MA*TIN • CAPITAL OE ESTADO
COlTOft • «MMCCIOM* O CABECERA DE DISTRITO
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o f uiMr »gr.-¡fríJt
• Rmnti*» /ttr.>«r«Aa . rir

as»s Minor!

DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Estado de Chihuahua
Benito Chías, 1900
Biblioteca \acional. Madrid, España

43
fue enviado a México, procesado y encarcelado en la peniten-
ciaría de Lecumberri, siendo trasladado posteriormente a la pri-
sión de Santiago, de la cual se fugó el 26 de diciembre del mismo
año.

Los combates continuaron en Chihuahua entre federales y rebel-


des, librándose en Bachimba el 5 de julio la batalla decisiva. Las
fuerzas leales ahí liquidaron el movimiento orozquista.

Ciertamente el gobierno de Madero se encontraba en graves apu-


ros, se había ganado enemigos peligrosos que movilizaban grupos
considerables. Los intentos reaccionarios de subversión dificulta-
ban la obra gubernativa de Madero.

Particularmente difíciles eran las relaciones con Estados Unidos,


sobre todo por las maquinaciones del embajador norteamericano
Henry Lane Wilson. A propósito la historiadora Meyer asienta:

"El maderismo no satisfizo los intereses y las ambiciones de Esta-


dos Unidos... es cierto que nuestro presidente tomó algunas tími-
das medidas que limitaban el campo de acción en que se movía el
inversionista norteamericano, como la de establecer un impuesto
mínimo sobre el petróleo que se extraía, y que provocó la alarma
entre los inversionistas. Henry Lane Wilson, que más que como
embajador actuaba como representante de los intereses económi-
cos del grupo de capitalistas, trató... de convencer a su gobierno
para que interviniera militarmente y derrocara a Madero..." (Me-
yer, 1979. p. 2405).

De otra parte, también hubo facciones y antigobiernistas rabiosos


que intentaban reinstaurar el antiguo régimen. De los más obsti-
nados era el general porfirista Félix Díaz, que finalmente encabe-
zó la rebelión de Veracruz el 16 de octubre de 1912. Lo apoyaban
algunos sectores de la población y funcionarios norteamericanos
residentes en México, que miraban con regocijo que este militar
tomara el poder.

Aplastada la revuelta rápidamente por los generales Joaquín


Beltrán y Agustín Valdés, Félix Díaz fue recluido en el castillo de
San Juan de Ulúa, juzgado en consejo de guerra y sentenciado a
muerte. Mediante artimañas sus defensores consiguieron ampa-
rarlo y su tralasdo a México para quedar internado en Lecum-
berri hasta dictarse la sentencia definitiva.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

44
Usurpación y constitucionalismo

D ESDE MEDIADOS DE 1912 los vestigios del régimen porfi-


rista, representados por reyistas y científicos, fraguaban una
conspiración contra el gobierno de Francisco I. Madero, ello
aunado a la inmadurez política revolucionaria, y al licénciamiento
de las fuerzas que combatieron por su triunfo, así como al inter-
vencionismo norteamericano encabezado por el embajador Henry
Lane Wilson, harían caer al naciente gobierno durante la llamada
"Decena Trágica".

Las fuerzas que se oponían a los cambios dificultaron la obra gu-


bernativa de Madero durante los quince meses de su mandato;
por otro lado, en este breve periodo no se da solución a las de-
mandas esenciales de los campesinos que se habían sumado a la
revolución, lo que propició el descontento de importantes nú-
cleos, siendo el zapatista el más tenaz reclamante.

El domingo 9 de febrero de 1913 estalló la rebelión preparada por


los generales Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz, quienes con
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

argucias sublevaron a los alumnos de la Escuela de Aspirantes de


Tlalpan, los regimientos de artillería del cuartel de Tacubaya, a la
tropa de los de Peralvillo y San Ildefonso.

Una columna jefaturada por Mondragón liberó en Santiago Tla-


telolco al general Bernardo Reyes, que de inmediato tomó el man-
do; la otra, capitaneada por Ruiz, se dirigió a la penitenciaría,
donde unida a la primera puso en libertad a Félix Díaz.

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Plano de la Ciudad de México


Compañía Litográfica v Tipográfica. S. A.. 1907
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU
Reyes ordenó marchar a Palacio Nacional. Mientras tanto, Lauro
Villar, comandante de la plaza, enterado de la sedición acudió rá-
pidamente a Palacio, que en esos momentos atacaba Ruiz con un
grupo rebelde. Villar, aún herido, dominó la situación y obligó a
Ruiz a rendirse.

Reyes se lanzó a tomar Palacio Nacional donde le hicieron frente


los soldados leales al gobierno, pero el general cae del caballo,
acribillado por el fuego de una de las ametralladoras (Urquizo,
1954, p. 198).

Félix Díaz y Manuel Mondragón que permanecían en la retaguar-


dia, comprendiendo lo inútil de un ataque para dominar la plaza,
se dirigieron a la Ciudadela. Después de una débil resistencia ocu-
paron el viejo edificio, el cual era armería del ejército y almacén
de pertrechos, convirtiéndolo en su cuartel general.

El presidente Madero al recibir en Chapultepec la noticia de


aquellos sucesos, es escoltado por cadetes del Colegio Militar y la
policía montada, dirigiéndose al centro de la ciudad. En el trayec-
to del Paseo de la Reforma a la avenida Juárez, se le presentó el
general Victoriano Huerta, ofreciéndole sus servicios. En la con-
vergencia de San Juan de Letrán (hoy Eje Lázaro Cárdenas) y
avenida Juárez, se suscitó nutrido tiroteo entre un núcleo rebelde
y los cadetes.

El presidente fue puesto a salvo en el local de la fotografía "Da-


guerre". Después de discutir la situación militar se decide conti-
nuar la marcha a Palacio Nacional.

Al entrar en Palacio y advertir que el general Villar estaba herido,


Madero nombró a Huerta jefe militar de la plaza, quien ordenó el
fusilamiento del general Ruiz, quizá para impedir que revelara las
relaciones del nuevo comandante con los alzados.

Proponiéndose concentrar el mayor número de fuerzas gobiernis-


tas en la ciudad, Madero fue a Cuernavaca en busca del general
Felipe Angeles. Mientras la capital de México se convertía en
campo de batalla, Huerta ponía un sinnúmero de dificultades pa-
ra batir el cuartel general rebelde. "Por otra parte, Félix Díaz
conferenció con un representante de Huerta. A partir de este mo-
mento, Gustavo A. Madero confirmó sus sospechas de que Victo-
riano Huerta participaba en la conspiración" (Matute, 1979, p.
2388).

El general Rubio Navarrete se trasladó de Querétaro a la capital y


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

a su vez el general Beltrán se hizo presente; además, se esperaba el


arribo de Blanquet. Conjuntados sus elementos marcharían sobre
la Ciudadela.

En tanto, el embajador norteamericano Henry Lane Wilson, pre-


sionó con altanería a Madero, hasta amenazar con una interven-
ción militar si no renunciaba a la presidencia, intimidación a la
que se sumaron los diplomáticos Von Hintze de Alemania y Ber-

47
nardo Cólogan de España. Inclusive, apremiaron al Secretario de
Relaciones Pedro Lascuráin y a un grupo de senadores para pedir
la renuncia a Madero. El jefe del Ejecutivo en una reunión priva-
da con los senadores desmintió el hecho de una posible invasión.
Cólogan se entrevistó con Madero, quien con energía le advirtió
que los extranjeros no tenían derecho a intervenir en la política
mexicana.

Las fuerzas del gobierno parecían incapaces de doblegar a los in-


surrectos. El 17 de febrero exigió Madero a Huerta poner punto
final a la rebelión, éste respondió, "Prometo a usted, señor presi-
dente, que mañana todo habrá terminado" (Silva Herzog, T.I,
1984, p. 345).

Dramáticas escenas ocurrieron el 18 de febrero en el salón de


acuerdos de Palacio Nacional, al irrumpir la tropa cuando el Eje-
cutivo celebraba consejo con varios ministros. El teniente coronel
Jiménez Riveroll, al mando del pelotón, después de intentar
aprehender a Madero ordenó a los soldados preparar sus armas,
pero el ingeniero Gustavo Garmendia, del Estado Mayor Presi-
dencial, lo mató de un balazo. El mayor Izquierdo asume el man-
do y ordena disparar contra el presidente y sus ministros pero el
impacto de una bala lo derriba. Se produjeron disparos que pro-
vocaron la confusión en el salón. Madero baja al patio principal
donde están los soldados del 29 batallón. Dirigiéndose a ellos, los
arenga a defender al Presidente de la República, que está ahí,
"por la voluntad del pueblo mexicano" (González Garza, 1936,
p. 407).

El general Blanquet al frente de un pelotón del mismo batallón y


con las armas preparadas, aprehende finalmente a Madero quien
es conducido a la comandancia militar, donde ya se encontraban
detenidos el vicepresidente José María Pino Suárez y el goberna-
dor del Distrito Federal, Federico González Garza.

Mientras esto sucedía, Huerta comía én el restaurante Gambrinus


con Gustavo A. Madero, y al comunicarle por teléfono Blanquet
el estar cumplidas sus órdenes, se retiró —pero antes, mediante
una treta— había despojado de su pistola al hermano del presi-
dente. En la puerta habló con el capitán Luis Fuentes, quien pe-
netró en el local y acercándose a Gustavo que nada sospechaba, le
notificó que estaba detenido.

Simultáneamente fue apresado el intendente de Palacio, Adolfo


Bassó, y con Gustavo conducido a la Cindadela para ser ambos
juzgados por el antimaderista Cecilio Ocón, condenándolos a la
pena de muerte. Gustavo A. Madero, sometido a vejaciones, ca-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

yó acribillado junto con Bassó. Huerta,entonces declara: "En vis-


ta de las circunstancias dificilísimas porque atraviesa la Nación y
muy particularmente en estos últimos días la capital de la Re-
pública, la que por obra del deficiente gobierno del Sr. Madero
bien se puede calificar su situación casi de anarquía, he asumido
el Poder Ejecutivo, y en espera de que las Cámaras de la Unión se
reúnan desde luego para determinar sobre esta situación política

48
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
México
Wm. M. Bradley, 1984
University of California, Los Angeles, Map Library
Los Angeles, Ca., EE.UU.
actual, tengo detenidos en el Palacio Nacional al Sr. Francisco
Madero y su Gabinete, para que, una vez resuelto ese punto y tra-
tando de conciliar los ánimos en los presentes momentos históri-
cos, trabajemos todos en favor de la paz, que para la Nación en-
tera es asunto de vida o muerte" (Márquez Sterling, 1917, pp.
465-466).

Pero sólo era el primer paso: el mismo día 18 se ajustó el conve-


nio entre el usurpador y Félix Díaz, conocido como Pacto de la
Ciudadela o Pacto de la Embajada por firmarse en la residencia
diplomática norteamericana. El pacto determinaba que se desco-
nocía el Poder Ejecutivo; Huerta asumiría la presidencia provi-
sional antes de 72 horas; Félix Díaz no aceptaría formar parte del
gabinete provisional en caso de que Huerta asumiera la presiden-
cia provisional; se notificaría oficialmente a los diplomáticos
extranjeros que había cesado el Poder Ejecutivo y que Díaz y
Huerta otorgarían todas las garantías a sus respectivos nacionales
(Vera Estañol, 1983). "La idea consistía en que Huerta fungiera
como presidente provisional para que en las elecciones obtuviera
el triunfo Félix Díaz" (Matute, 1979, p. 2389).

El 18 de febrero, Huerta comunicó a los gobernadores de los esta-


dos que se había hecho cargo del Poder Ejecutivo y los exhortaba
a cooperar con su gobierno. La mayoría adoptó una actitud sumi-
sa ante el régimen de la usurpación, excepto el de Coahuila —Ve-
nustiano Carranza— semanas después secundado por el de Sono-
ra, Ignacio L. Pesqueira. El mismo día 18 estallaba la revolución
constitucionalista encabezada por el gobernador coahuilense.

Carranza nació en Cuatro Ciénegas, Coahuila, el 29 de diciembre


de 1859. Su instrucción primaria la cursó en su pueblo natal y
luego en Saltillo, continuando sus estudios en México en la Es-
cuela Nacional Preparatoria. Por una afección visual abandonó
la capital y regresó a su estado para encargarse de las fincas de su
padre. En 1887 Carranza fue presidente municipal de Cuatro
Ciénegas, cargo que abandona por discrepancias con el goberna-
dor Garza Galán. Durante el gobierno interino de José María
Múzquiz, vuelve a la alcaldía de su pueblo para ser después electo
diputado de la legislatura local, luego, diputado suplente, sena-
dor suplente y posteriormente, senador propietario al Congreso
General. En 1908 es gobernador interino, y en los días agitados
por las elecciones presidenciales de 1910, Carranza se afilia al re-
yismo pero, al declinar su participación en los comicios el general
Bernardo Reyes, decide Carranza incorporarse a Madero lanzán-
dose con él a la revolución. En el primer gabinete revolucionario
que forma Madero en Ciudad Juárez se le encomienda la Secreta-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ría de Guerra y Marina. Es gobernador de su estado natal cuando


recibe la noticia del cuartelazo de Huerta.

Carranza, indignado por los acontecimientos, declaraba a la dipu-

tación estatal que "el Senado carecía de autoridad constitucional


para nombrar Presidente de la República, suplir al electo popu-
larmente y facultar a nadie para aprehender a los primeros Ma-
gistrados de la Nación, y que, por lo tanto, era una obligación

50
""NIMMWSL

Casa donde nació el C Primer Jefe del Fiército ConstitucionaliMa


Cuairo Ciénegas, Coahuila

ineludible del Gobierno Coahuilense desconocer y reprobar inme-


diatamente semejantes actos, de tal manera que si resultaba preci-
so recurrir (a)... las armas y hacer una guerra más cruenta... para
lograr la restauración del orden legítimo..." (Aguirre Berlanga,
1918, p. 6).

El 19 de febrero se reúne el Congreso Coahuilense y expide un


decreto trascendental; desconoce a Huerta como presidente y fa-
culta al gobernador en todos los ramos de la administración para
coadyuvar al restablecimiento de la legalidad en toda la nación.
El mismo día 19, Carranza envió circulares a gobernadores y jefes
militares invitándolos a secundar el movimiento. En los días si-
guientes el mandatario de Coahuila empezó a organizar la resis-
tencia; abandonó Saltillo el 23 de febrero y se dirigió a Ramos
Arizpe.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Aparejado a este suceso, en la capital de la República, Madero y


Pino Suárez eran obligados a presentar sus renuncias el 19 de
febrero, las que fueron aceptadas por el Congreso. El Congreso
designó a Pedro Lascuráin presidente interino, quien duró en sus
funciones cuarenta y cinco minutos, pues renunció después de ha-
ber nombrado a Huerta Secretario de Gobernación, que asumió
la presidencia el 19 de febrero de 1913 y consumó la usurpación
del Poder Ejecutivo.

51
Zapata, indignado por el cuartelazo de Huerta, atacó Tlalpan el
20 de febrero; asimismo, giró una circular en la cual denunció al
régimen espurio y advirtió a los jefes revolucionarios de las tram-
pas gobiernistas.

En la ciudad de México se propagaba la noticia de los asesinatos


de Gustavo A. Madero y Adolfo Bassó, por lo que se temió que
corrieran la misma suerte Madero y Pino Suárez. Se empezó a
sospechar de la invalidez de la palabra de Huerta: respetar la vida
de los prisioneros. Alarma y desconcierto surgieron cuando
Huerta no permitía la salida de Madero y Pino Suárez para em-
barcar en Veracruz en el crucero "Cuba", que los trasladaría a
La Habana, lo que con inagotable entereza gestionaba el embaja-
dor cubano Manuel Márquez Sterling.

El 22 de febrero, la embajada norteamericana celebraba el natali-


cio de Washington con asistencia de Huerta y su gabinete,
mientras Madero y Pino Suárez permanecían detenidos. A la me-
dianoche, en la intendencia de Palacio Nacional donde se en-
contraban los prisioneros, irrumpieron fuerzas rurales para
conducirlos, supuestamente, a la penitenciaría, siendo obligados
a abordar distintos automóviles.

Al aproximarse al edificio del penal se les obligó a descender de


los vehículos e inmediatamente fueron asesinados por sus custo-
dios. Para disfrazar el asesinato, se simuló un burdo ataque de
maderistas a los automóviles, en su intento por liberar a las vícti-
mas.

El diputado Luis Manuel Rojas provocó un verdadero escándalo


nacional e internacional al lanzar un "yo acuso" al embajador de
los Estados Unidos en México, con el comprobado cargo de ha-
ber participado en los asuntos nacionales que culminaron con la
tragedia de los señores Madero y Pino Suárez.

Victoriano Huerta implantó un régimen militarista, con regocijo


de la oligarquía, la cual trató de sojuzgar a las clases desposeídas,
aun con métodos más reprobables que en la época de Díaz.

El cónsul norteamericano Holland, en Saltillo, por indicaciones


de Lane Wilson, intentó persuadir a Carranza para que abando-
nara su empresa y reconociera la autoridad de Huerta. Sin embar-
go, Carranza no sólo continuó firme en su decisión, sino incluso,
envió desde Ramos Arizpe una nota de protesta al presidenteTaft
el 26 de febrero, manifestándole descontento por su actitud hacia
el régimen de Huerta: "La festinación con que el Gobierno de us-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ted ha reconocido al Gobierno espurio que Huerta trata de


implantar sobre la traición y el crimen, ha acarreado la guerra ci-
vil al Estado de Coahuila que represento y muy pronto se exten-
derá en todo el país. La Nación Mexicana condena el villano
cuartelazo que la ha privado de sus gobernantes constitucionales,
pero sabe que sus instituciones están en pie y está dispuesta a sos-
tenerlas. Espero que vuestro sucesor obrará con más circunspec-
ción acerca de los intereses sociales y políticos de mi Patria.- Fir-

52
COMUNICACIONES Y obras f
Departamento
de Gapto^pafía u Dibujo
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CARTA, DEL FERROCARRIL
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ES OVLA-1; G O 0,0 O O
; ' '

Caria del Ferrocarril "Coahuila y Pacífico" (Saltillo a Torreón)


Secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas. Departamento de Cartografía y Dibujo, 1910
En: Album de Ferrocarriles, formado por orden del C. Ing. Leandro Fernández
Dirección General de Geografía. México, D. F.

mado: V. Carranza, Gobernador Constitucional de Coahuila"


(Aguirre Berlanga, 1918, p. 15).

El embajador Henry Lane Wilson no logró obtener de la Casa


Blanca el reconocimiento del gobierno de Huerta. Woodrow Wil-
son, quien ocupó la presidencia de los Estados Unidos el 4 de
marzo de 1913, también se negó a otorgar el reconocimiento al
usurpador. Desde que Huerta tomó el poder, el capital inglés co-
menzó a penetrar rápidamente en México, lo que amenazaba al
imperialismo norteamericano. 4'Para los círculos dirigentes de los
Estados Unidos, Huerta era el protegido de Inglaterra, su princi-
pal rival en México. De ahí que el gobierno de Wilson se negara a
reconocerlo y que el capital norteamericano empezara a crearle
dificultades financieras al régimen de Huerta" (Alperovich/Ru-
denko, 1984, p. 160).
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

En el Estado de Sonora se encendía la revolución: se levantaron


en armas Manuel M. Diéguez, en Cananea; Plutarco Elias Calles,
en Agua Prieta, secundado por Miguel Antúnez, Cruz Gálvez y
Arnulfo R. Gómez; en Nacozari, Pedro Bracamontes; Aniceto
Campos, en Fronteras, destacando particularmente Alvaro Obre-
gón y Benjamín Hill, quienes junto con el coronel Juan G. Cabral
y el mayor Salvador Alvarado presionaron al entonces goberna-
dor de Sonora José María Maytorena a repulsar al gobierno usur-

53
3ZSTA O OS UNIOOS DE NORTH A ^IRiC.4

CR.OQUIS
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N06ALIS, SON.
(HACIA 1913).
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Lámina 9
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Croquis de Nogales, Sonora, 1913


En: Historia Militar de la Revolución Constitucionalista,
Miguel Sánchez Lamego, 1956
Biblioteca Nacional, UN AM. México, D. F.

54
pador. Maytorena solicitó una licencia y fue reemplazado por Ig-
nacio L. Pesqueira "...quien el 5 de marzo con apoyo de la Cá-
mara local y de los jefes antes citados desconoció al Gobierno ori-
ginado en el cuartelazo de la Ciudadela" (Silva Herzog, T.II,
1984, p. 29).

La situación se hizo insoportable en todo el país, toda protesta se


liquidaba por la violencia. Los primeros opositores maderistas
asesinados por el huertismo fueron el general Gabriel Hernández
y el gobernador de Chihuahua Abraham González, quien ya de-
puesto de su cargo fue victimado en la estación de Mápula el 6 de
marzo.

Francisco Villa, decidido a luchar contra Huerta, penetró en


territorio nacional por las cercanías de Ciudad Juárez, el 6 de
marzo de 1913 acompañado de un reducido grupo de jinetes; su
presencia la anunciaron victorias de cierta importancia en La
Cruz y Santa Rosalía. En tanto, otros caudillos combatían en el
estado de Chihuahua: Mac vio Herrera, Manuel Chao, Rosalío
Hernández, Toribio Ortega y Trinidad Rodríguez, con varios je-
fes que posteriormente engrosaron las filas villistas.

Simultáneamente, las fuerzas de Obregón iniciaban su campaña


militar con el asalto a Nogales el 13 de marzo, y trece días después
ocupaban Cananea. Hill dominaba Alamos y amenazaba el norte
de Sonora.

En Monclova, Coahuila, Carranza estableció su cuartel general.


El 21 y 22 de marzo sus tropas intentaron infructuosamente apo-
derarse de Saltillo; partiendo luego hacia el norte se estableció en
la hacienda de Guadalupe el 25 de marzo.

"Hasta entonces, la guerra contra el crimen había sido instintiva,


como aleteo de la justicia conculcada y como grito de las concien-
cias iracundas del pueblo, pero sin que el movimiento reinvidica-
dor se hubiera cifrado en un emblema concreto, accesible a todas
las clases de la sociedad" (Aguirre Berlanga, 1918, pp. 25-26). Es
por eso que Carranza siente la necesidad de elaborar un plan polí-
tico que habría de centrarse en el aspecto legal, dejando a un lado
las reformas sociales que demandaba ya el grueso de la población
mexicana. Al parecer, Carranza cuando redactó el plan, conside-
ró "...que lo que importaba desde luego et^ allegarse el mayor
número de partidarios para hacer menos difícil, larga y sangrien-
ta la lucha que se iniciaba, sin plantear desde luego problemas de
carácter fundamental y por lo tanto inevitablemente discutibles"
(Silva Herzog, t.II, 1984, p. 22).
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Carranza lanzó el Plan de Guadalupe el 26 de marzo, que desco-


noce a Huerta como presidente de México, a los poderes Legisla-
tivo y Judicial de la Federación y gobiernos de los estados que
aún reconocieran los poderes federales, después de treinta días de
la publicación del Plan. En él se nombró a Carranza como Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista y estipuló que al ocupar el
Ejército Constitucionalista la ciudad de México, Carranza o
quien lo sustituyera en el mando, asumiría interinamente el Poder
55
Ejecutivo. Fijó que el presidente interino convocaría a elecciones
generales tan pronto como se lograra consolidar la paz; y final-
mente, señalaba que el ciudadano que fungiera como jefe del
Ejército Constitucionalista en los estados cuyos gobiernos reco-
nocieran al de Huerta, asumiría el puesto de gobernador provi-
sional y convocaría a elecciones locales. Antes de 24 horas, jefes y
oficiales de Piedras Negras y Monclova, Coahuila, comunicaron
su total adhesión y respaldo a la proclama carrancista.

"Los gobernadores legítimos de los Estados que por temor o por


otras causas, por no coincidir con Huerta o con la idea de esperar
el momento oportuno para combatirlo, fueron arbitrariamente
depuestos y sustituidos por gobernadores militares. Algunos go-
bernadores de claro origen maderista como Rafael Cepeda, de
San Luis Potosí y Alberto Fuentes D., de Aguascalientes, fueron
encarcelados" (Silva Herzog, t. II, 1984, p. 12).

En Morelos, el general Juvencio Robles aprehendió al goberna-


dor Benito A. Tajonar y a los diputados, el 17 de abril. También
fue ultrajada la soberanía de estado de Querétaro que Huerta pu-
so en manos del general Chicarro para cumplir el programa de
militarización del país. "De suerte que cuatro o cinco meses des-
pués del cuartelazo, todos los gobernadores eran soldados de pro-
bada lealtad a Victoriano Huerta" (Silva Herzog, t. II., 1984, p.
12).

Mientras tanto, el Primer Jefe buscaba la unificación de todos los


revolucionarios conferenciando con sus delegados, preferente-
mente con los de Chihuahua y Sonora, celebrando una primera
reunión en El Paso, Texas, sin resultados prácticos, haciéndose
necesario organizar otra en Monclova, Coahuila, donde Roberto
Pesqueira y Adolfo de la Huerta representaron a Sonora, Samuel
Navarro a Chihuahua, y Coahuila fue representada por Alfredo
Breceda. Esta reunión efectuada en abril, sí rindió frutos: los de-
legados aprobaron en todos sus postulados el Plan de Guadalupe
y la legislatura sonorense reconoció sin reserva alguna los térmi-
nos establecidos en la convención. Sólo Villa, en Chihuahua, se
resistía a subordinarse a las decisiones de Carranza, sobre todo,
cuando supo que su estado quedaba incluido dentro del dominio
militar de Sonora. Finalmente, "El Centauro del Norte" aceptó
reconocer a Carranza como jefe del Ejército Constitucionalista,
pero a condición de que no interfiriera en su territorio.

Carranza se trasladó después a Piedras Negras, declarándola sede


del mando constitucionalista. Ahí inició su obra legisltiva con el
decreto del 20 de abril, que fijó normas para reconocer grados a
generales, jefes y oficiales del ejército libertador, como a los del
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ejército federal que se incorporaran a las filas constitucionalistas


antes de 30 días, con excepción de los participantes del movimien-
to felixista en Veracruz y los del cuartelazo de febrero. Cuatro
días después emitió otro decreto, reprobando los actos y disposi-
ciones emanadas de los tres poderes huertistas así como de los go-
biernos de los estados que los hubieran reconocido o recono-
cieran; y el 26, decretó la creación de una deuda interior por cinco
millones de pesos para el sostenimiento de la revolución.

56
Con el propósito de finiquitar la rebelión en Morelos, Pascual
Orozco, que aceptó colaborar con el régimen de Huerta, envió a
su padre para entrevistarse con el caudillo del sur. En abril, Zapa-
ta le aclara a él y a otros delegados pacifistas sus motivos de
lucha, afirmando: "La Revolución no está en arreglos de paz con
nadie absolutamente...", y no estaba dispuesto a entrar en nego-
ciaciones "...con un Gobierno ilegal y usurpador..." (Magaña,
1952, pp. 148-149).

Al sufrir varios poblados sureños ataques de las fuerzas huertis-


tas, el líder agrarista ordenó fusilar al padre de Orozco junto con
otros dos comisionados, acusados de espionaje.

En Sonora, el contingente de Obregón tomaba Naco y Agua


Prieta en abril, derrotando al general Pedro Ojeda, y asimismo,
sitiaba el puerto de Guaymas. El Ejército Constitucionalista
marchaba incontenible hacia el sur.

Con el fin de afianzar el poder unipersonal, Huerta traicionó a


Félix Díaz, eliminando a los ministros que en el gobierno lo repre-
sentaban y aplazando indefinidamente la convocatoria a elec-
ciones para presidente y vicepresidente de la República, burlando
lo convenido en el Pacto de la Embajada (Silva Herzog, t. II,
1984). Por la indisimulada hostilidad huertista, Díaz y Francisco
León de la Barra renunciaron el 24 de abril al Partido Liberal De-
mocrático que sostenía sus candidaturas a la presidencia y vi-
cepresidencia. Huerta dio el golpe final a Díaz: "... lo obligó a sa-
lir del país el 19 de julio de 1913, aunque su destierro fuera disi-
mulado con los gajes de una embajada especial del gobierno huer-
tista ante el emperador del Japón" (Mancisidor, 1985, p. 218).

La Casa del Obrero Mundial, fundada en 1912, de tendencia


anarcosindicalista, decidió honrar a los mártires de Chicago ce-
lebrando el Día del Trabajo el lo. de mayo. Organizó una mani-
festación que congregó a miles de obreros que exigían la jornada
de 8 horas y el descanso dominical. Posteriormente, el gobierno
impidió la celebración de un mitin auspiciado por la misma insti-
tución obrera el 25 de mayo de 1913 en el Teatro Lírico, lo que
obligó a sus organizadores a efectuarlo en el Hemiciclo a Juárez.
En candente discurso el diputado yucateco Serapio Rendón con-
denó a Huerta y su régimen criminal. A partir de ese día se desató
una abierta represión contra los dirigientes obreromundialistas y
los trabajadores en general, culminando con el asalto y clausura
de la Casa del Obrero Mundial el 27 de mayo de 1914, expandién-
dose la era de terror y asesinatos impuesta por Huerta.

En Monclova, Carranza continuaba su labor legislativa: el 10 de


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

mayo expidió un decreto que reconoció a nacionales yextranjeros


el derecho a reclamar 1 final de la contienda, el pago de indemni-
zaciones por daños sufridos durante la revolución de 1910 y los
que hubiera durante el movimiento constitucionalista. En Piedras
Negras, también decretó el 14 de mayo la vigencia de la ley del 25
de enero de 1862 de Benito Juárez contra los traidores de la
patria, para juzgar conforme a ella a Huerta y sus cómplices del
cuartelazo.

57
En Morelos, Zapata y los jefes del sur reformaron el 30 de mayo
de 1913 los artículos lo. y 3o. del Plan de Ayala, dejando estable-
cido que Huerta era un usurpador del poder público, comprome-
tiéndose a luchar por su derrocamiento: desconocían a Pascual
Orozco como jefe de la revolución del sur por haberse sometido a
un régimen espurio y nombraban a Zapata jefe de la revolución.

En Chihuahua, Villa que luchaba bravamente contra las tropas


federales, fue nombrado en mayo, por Carranza, general briga-
dier; al mes siguiente, logró en Bustillos uno de sus hechos de ar-
mas más significados.

Las tropas constitucionalistas en Sonora continuaban sostenien-


do cruentos combates: "... las grandes y definitivas batallas que
Obregón libró y con las cuales eliminó al ejército federal de aquel
Estado tuvieron lugar en Santa Rosa (mayo), en Ortiz y Santa
María (junio), batallas en las cuales las tropas de Huerta fueron
derrotadas por completo y en la que se puso de relieve la capaci-
dad militar del general sonorense" (Mancisidor, 1985, p. 257). El
13 de junio, Carranza otorgó a Obregón el grado de general bri-
gadier en reconocimiento a su triunfal campaña militar.

Lucio Blanco, que combatía en el estado de Tamaulipas, ocupó la


ciudad de Matamoros el 4 de i unió. "Con igual tenacidad se ba-
tían Buelna y Espinosa en Topic; los hermanos Arrieta, Contre-
ras, Triana y Ceniceros en Durango, tomando, aunque no pu-
dieran retenerla, la capital del Estado, después de ímprobos es-
fuerzos (junio)..." (Mancisidor, 1985, p. 258). Pablo González,
Francisco Murguía y Antonio I. Villarreal luchaban en Nuevo Le-
ón; los hermanos Eulalio y Luis Gutiérrez, Pánfilo Natera y
otros, en Coahuila y Zacatecas; Gertrudis Sánchez, Joaquín
Amaro, Juan Espinoza y Córdoba, Martín Castrejón y Héctor F.
López en Michoacán; Alberto Carrera Torres y los hermanos Ce-
dillo en San Luis Potosí; Emiliano Zapata en Morelos, Guerrero,
Puebla y los contornos del Distrito Federal. "En fin la Revolu-
ción se extendía por todos los Estados de la República: Sinaloa,
Guerrero, Oaxaca, Tabasco, etc. Y cada día el Ejército Federal
era menos capaz de contener el torbellino de la Revolución" (Sil-
va Herzog, t. II, 1984, p. 36).

El 4 de julio, Carranza acordó en Monclova la división del Ejérci-


to Constitucionalista en 7 cuerpos, con un general en jefe para ca-
da uno de ellos, así como sus zonas de operaciones, a fin de coor-
dinar mejor el movimiento revolucionario. Más tarde se trasladó
a Piedras Negras, pero hostilizado por los huertistas se dirigió a
Cuatro Ciénegas, partiendo después hacia Torreón, donde del 22
al 30 de julio de 1913, con Calixto Contreras, Tomás Urbina,
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Orestes Pereyra, Pánfilo Natera, Cándido Aguilar, Eugenio


Aguirre y Eulalio Gutiérrez, atacó infructuosamente a las tropas
federales ahí acuarteladas. La superioridad del enemigo obligó a
los revolucionarios a marchar a Durango, evacuado después de
seis días para encaminarse a Sinaloa.

En Matamoros, Tamaulipas, el general Lucio Blanco, el jefe de


su Estado Mayor Francisco J. Mújica, con Heriberto Jara, Fede-
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DECIDIO LA TOMA DE LA C\U —
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LAS TROPAS FEDERALES AL
MANDO DEI C. GENERAL JOA-
QUIN A\AA5S JR.., CONTRA--
LAS HUE3TE5 MANDADAS POD-
IOS CA6EC^ILLA5 VRNU5TIA
ROM&* NO CARRANZA X J. MAYTORENA.

MONCLOVA/ COA i! v JULIO SO DE 191:)

MAXQI? , COMANDANTE GRAL.DE ARTILLERIA


TR.AKCÍ5C.O A 05OR.NO L,

ARAL. Í.N JEFE J. HAASS JR..


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Croquis del terreno en el que se desarrolló la batalla que decidió la torna de la ciudad de "Monclo-
va" por las tropas federales al inand del C. General Joaquín Maass Jr. contra las huestes manda-
das por los cabecillas Venustiano Carranza y .1. Maytorena
Francisco \ Osorno I . 1913
Biblioteca Nacional, UN AM. México, D. F.

59
rico González Garza y otros 52 jefes revolucionarios, efectuaron
el primer reparto agrario en agosto: la hacienda Los Borregos,
propiedad de Félix Díaz. De revolución política y militar, el cons-
titucionalismo daba en ese momento un paso firme a la revolu-
ción social. En este mismo mes, una sección del Ejército Consti-
tucionalista del noreste comandada por Luis Caballero, Jesús
Agustín Castro, Antonio L Villarreal y Cesáreo Castro, toma
Ciudad Victoria, capital del estado de Tamaulipas (Mancisidor,
1985).

En la capital de la República la represión oficial era más encarni-


zada contra los opositores del régimen. El 13 de junio de 1913 fue
muerto el diputado Edmundo Pastelín; el 17 de agosto, el diputa-
do Adolfo Gurrión, simulándose un enfrentamiento entre rebel-
des y la escolta que lo conducía. El siguiente día 22, es aprehendi-
do y asesinado el tribuno Serapio Rendón, quien en la jornada
proletaria del 25 de mayo denunciara el régimen sangriento que
soportaba la nación. También fue acribillado en agosto el valien-
te periodista nicaragüense Solón Arguello. "Los gobernadores
militares de los Estados colaboraban con su jefe en la tarea infer-
nal de matar a diestra y siniestra a los sospechosos de inconformi-
dad con el régimen espurio" (Silva Herzog, t. II, 1984, pp.
14-15).

Villa, con los refuerzos de Toribio Ortega y Rosalío Hernández,


lograba en San Andrés, Chihuahua, una victoria importantísima
el 26 de agosto, preludio de su fama indiscutible de audaz
guerrillero. Por esos días se unieron al "Centauro del Norte" ,
Calixto Conteras, Tomás Urbina, y otros revolucionarios, su-
mando las fuerzas villistas más de 5 000 hombres.

Woodrow Wilson, protegiendo los intereses norteamericanos, le


pidió su renuncia al embajador Lane Wilson en julio de 1913 y
envió a México a John Lind, su representante personal "...con la
misión especial de forzar la renuncia de Huerta..." (Alperovich/
Rudenko, 1984, p. 161). Para llevar a cabo su comisión, Lind
mandó dos notas al Ministro de Relaciones Exteriores el 14 y 25
de agosto, donde aconsejaba a las autoridades que cesaran las
hostilidades entre los grupos combatientes, y a continuación con-
vocaran a elecciones generales, pero fijándose de antemano que
Huerta no presentaría su candidatura a la presidencia. El dicta-
dor rechazó la sugerencia, por lo que Estados Unidos decretó el
embargo sobre la exportación de armas a México el 27 de octubre
de 1913.

Carranza llegó a El Fuerte, Sinaloa, a mediados de septiembre,


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

donde conoció al caudillo sonorense Alvaro Obregón. Carranza y


Obregón, acompañados por Iturbe, Hill, Breceda y Adolfo de la
Huerta, se dirigierion a la capital de Sonora. En Hermosillo el
Primer Jefe pronunció un discurso de medular importancia el 23
de septiembre, advirtiendo la necesidad de transformaciones so-
ciales y el advenimiento de una nueva Carta Magna: "Pero sepa
el pueblo de México que, terminada la lucha armada ...tendrá
que principiar formidable y majestuosa la lucha social, la lucha

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de clases, queramos o no... las nuevas ideas sociales tendrán que
imponerse en nuestras masas; y no es sólo repartir las tierras y las
riquezas naturales, no es el sufragio efectivo, no es abrir más es-
cuelas, no es igualar y repartir las riquezas nacionales; es algo
más grande y más sagrado; es establecer la justicia, es buscar la
igualdad, es la desaparición de los poderosos, para establecer el
equilibrio de la economía nacional. El pueblo ha vivido ficti-
ciamente, famélico y desgraciado, con un puñado de leyes que en
nada le favorecen. Tendremos que removerlo todo. Crear una
nueva Constitución cuya acción benéfica sobre las masas nada, ni
nadie, pueda evitar. Nos faltan leyes que favorezcan al campesino
y al obrero; pero éstas serán promulgadas por ellos mismos, pues-
to que ellos serán los que triunfen en esta lucha reivindicadora y
social" (Silva Herzog t.II, 1984, p. 40).

En la misma capital de Sonora, Carranza instaló el primer gabi-


nete provisional del gobierno constitucionalista el 27 de octubre
de 1913 y nombró a Obregón jefe del Cuerpo del Ejército del No-
roeste

A fines de septiembre, los destacamentos de Villa y de algunos


caudillos del norte se fusionaron para formar un ejército podero-
so: la División del Norte, acordando los oficiales otorgarle a Villa
el mando absoluto. "Ese fue el nacimiento de la División villista,
que iba a crecer en poderío vertiginosamente y superar en poco
tiempo en importada militar al ejército con que Obregón operaba
sobre el oeste del país" (Gilly, 1985, p. 94). Con el objeto de to-
mar Torreón —el entronque ferroviario más importante del nor-
te— Villa y sus "dorados" conquistaron Lerdo y Avilés el 29 de
septiembre y al día siguiente Gómez Palacio. El "Centauro del
Norte" coronó su plan brillantemente: venció al general Eutiquio
Munguía y ocupó Torreón el lo. de octubre, lo que significó una
derrota determinante para el huertismo.

La ola de terror y crimen estremecía a la ciudad de México. El se-


nador de Chiapas, Belisario Domínguez trató inútilmente que se
diera lectura durante las sesiones del Senado a los discursos que
había escrito. En uno de ellos, le reprochaba a Huerta el origen
espurio de su gobierno, la ausencia de paz en la República, el
hambre y la miseria popular, la depreciación de la moneda y la
falta de crédito del país. En otro, lo hacía responsable de la perse-
cución sufrida por los campesinos de Morelos, resaltaba su inca-
pacidad para gobernar y criticaba su política de militarización del
país, solicitando del Senado que lo comisionara a él para pedir su
renuncia al dictador. La Cámara, temerosa, no dio lectura a los
discursos y el senador los hizo imprimir y circular. La noche del 7
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

de octubre de 1913, Belisario Domínguez fue aprehendido en el


hotel donde se alojaba y asesinado en el cementerio de Coyoacán
al día siguiente. Al no tenerse noticias de su paradero, la alarma-
da diputación de Chiapas, en la sesión del día 9, presentó una mo-
ción para que se interpelara al Poder Ejecutivo acerca de la desa-
parición del senador, y en tanto no se obtuviera el informe solici-
tado, dicha Cámara permanecería en sesión permanente.

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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Mexico
The Journal Printing Company, 1914
En: The Minneapolis Journal, mayo 24, 1914
The Librarv of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
Una serie de proposiciones y debates aceleraron la crisis entre el
Poder Ejecutivo y el Legislativo. Verdadera erupción política
provocó el acuerdo: "Hágase saber al mismo Ejecutivo que, en
caso de que acontezca una nueva desaparición de algún diputado
o senador sin que la Representación Nacional tenga la explicación
del caso, esta misma Representación se verá obligada a celebrar
sus sesiones donde encuentre garantías" (De cómo vino Huerta, y
cómo se fue... apuntes para la historia de un régimen militar. Del
cuartelazo, a la disolución de las Cámaras, 1914, p. 368).

El 10 de octubre Huerta envió a Manuel Garza Aldape, secretario


de Gobernación, a la Cámara de Diputados para convencerla de
la revocación del acuerdo; al ser rechazada su petición ordenó
aprehender a 83 legisladores y conducirlos a la penitenciaría. La
Cámara de Senadores, impuesta del atropello, se declaró en rece-
so por todo el tiempo que duraran las violaciones constitucionales
De esta manera, quedaba disuelto el Congreso.

Al día siguiente, Huerta expidió un manifiesto a la nación y tres


decretos con el propósito de justificarse. En el primero se erige en
dictador, al privar del fuero a los miembros de la XXVI legislatu-
ra. En el segundo, precisa que el Poder Judicial de la Federación
continúa funcionando en los términos establecidos por la Consti-
tución General de la República; y el tercero, pretende legalizar el
golpe de Estado.

Disueltas las Cámaras, convoca a elecciones no sólo para diputa-


dos y senadores sino para presidente y vicepresidente de la Re-
pública. Se autopostula Huerta para el primer cargo y comple-
mentó la fórmula Aureliano Blanquet. El 26 de octubre se consu-
ma la farsa y se anuncia la formación de un congreso huertista,
siendo casi unánime el sufragio para el dictador y su lugarteniente
para desempeñar el Poder Ejecutivo. Sin embargo, la Cámara de
Diputados declara nulas las elecciones y acuerda que Huerta per-
manezca en el poder en tanto se convocan nuevas elecciones.

Por su parte Zapata expidió un manifiesto el 20 de octubre de


1913, donde ratificó el Plan de Ayala: "La causa porque lucha-
mos, los principios e ideales que defendemos, son ya bien conoci-
dos por nuestros compatriotas, puesto que en su mayoría se han
agrupado en torno de esta bandera de redención, de este lábaro
santo del derecho, bautizado con el sencillo nombre de Plan de
Villa de Ayala. Allí están contenidas las más justas aspiraciones
del pueblo, planteadas las más imperiosas necesidades sociales, y
propuestas las más importantes reformas económicas y políticas,
sin cuya implantación, el país rodaría inevitablemente al abismo,
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

hundiéndose en el caso de la ignorancia, de la miseria y de la


esclavitud". (Magaña, 1952, p. 254).

A finales de 1913, el movimiento revolucionario tomaba ya


cauces de gran magnitud: Obregón, extendiendo su influencia en
Sinaloa, ocupó Culiacán el 23 de noviembre y mandó sitiar Ma-
zatlán. Villa reorganizaba sus tropas para librar batallas determi-
nantes: "...donde su intuición militar sobresalió, fue en la toma

63
de Ciudad Juárez (noviembre), que le abrió una llave fronteriza
de gran valor; en la famosa batalla de Tierra Blanca (noviembre)
en la cual nada quedó por prever, y en los ataques a Chihuahua
que si fueron rechazados, obligaron luego, sin embargo, a las
fuerzas huertistas a abandonar la capital del Estado y a dejarla en
su poder (diciembre)" (Mancisidor, 1985, p. 257).

Aunque algunos combativos caudillos se vieron dominados, la


lucha se propagaba con rapidez: "...en Santa Engracia (no-
viembre) y Murguía, Villarreal y Jesús Agustín Castro rechazados
en Tampico (diciembre) y Cesáreo Castro, Porfirio González y
Ernesto Santos Coy, vencidos en Nuevo Laredo, no por eso deja-
ban de tener en jaque al enemigo... las fuerzas Zapatistas amena-
zaban, con su invencible guerra de guerrillas, Santa Ana, Tlaxca-
la, Contreras, San Martín Texmelucan, Huejotzingo, San Juan
Teotihuacán, Tepexpan, Zumpango, Villa Guadalupe, Xochimil-
co, Tlalpan,Milpa Alta, Tizapán, San Angel... Zapata tenía así a
raya a no menos de diez mil soldados huertistas..." (Mancisidor,
1985, p. 258).

En Chihuahua, Villa desempeñó el cargo de gobernador provi-


sional, donde "...demostró su capacidad organizadora, restable-
ció el orden, abarató los productos de primera necesidad... con-
donó contribuciones atrasadas, emitió papel moneda, y ...se ocu-
pó de la elaboración de un decreto de importancia básica... El
decreto hablaba de la confiscación de la tierra y las propiedades
que habían pertenecido a la gente más rica y poderosa de
Chihuahua. Señalaba... que el dinero obtenido en la venta de las
tierras confiscadas iría al tesoro público para pagar pensiones a
las viudad y huérfanos de los soldados que habían muerto duranr
te la Revolución. Asimismo, se estipulaba la forma de distribu-
ción de las tierras confiscadas, según la cual una parte sería entre-
gada a sus nuevos propietarios al terminar la Revolución; otra a
los antiguos propietarios que hubieran sufrido despojos por parte
de los hacendados, y una última se pondría a disposición del Esta-
do, con cuya venta se pagarían las pensiones. Se señalaba, inclu-
so, que hasta el preciso momento en que la Revolución llegase a
conseguir su victoria total y definitiva, las tierras cultivables se-
rían administradas por una representación del Estado. Este decre-
to en la práctica tomó directrices diferentes.

Una parte de las haciendas confiscadas fue administrada directa-


mente por algunos de los jefes militares, los cuales enviaban una
fracción de las ganancias a las altas autoridades del ejército villis-
ta. La otra parte quedó bajo el control de instituciones estata-
les..." (Meyer, 1979, p. 2440).
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

El panorama internacional también sufrió cambios cualitativos a


finales de 1913. Después de varias negociaciones, los ingleses reti-
raron su apoyo a Huerta; a cambio, los Estados Unidos cedieron
en el asunto de los impuestos aduaneros del Canal de Panamá.
Además, Inglaterra buscaba un convenio con los norteamerica-
nos porque veía avanzar el espectro de la guerra en Europa. De
esta manera, llegaron a un acuerdo las dos potencias, y los Esta-

64
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The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.

65
dos Unidos emprendieron una ofensiva franca contra Huerta. El
dictador, advirtiendo que su poder se bamboleaba con ese pacto,
intentó apoyarse en los gobiernos de Japón y Alemania.

"Si 1913 había terminado bajo buenos auspicios para la lucha re-
volucionaria, 1914 le dio sus mejores frutos". (Mancisidor, 1985,
p. 261). El general Panfilo Natera rechazado en Ojinaga por tro-
pas huertistas, entregó el mando al propio Villa, quien venció al
general Salvador R. Mercado y sometió esta población el 10 de
enero de 1914. Mientras tanto, una facción de las tropas de la Di-
visión del Noreste, encabezada por Eulalio Gutiérrez conquistaba
Matehuala, población de San Luis Potosí, el 12 de enero.

Villa desde Chihuahua, el 21 de febrero envió un telegrama a


Carranza, quien se encontraba en Nogales, Sonora, notificándole
que el inglés William S. Benton había intentado matarlo, por lo
que un consejo de guerra lo condenó a la pena de muerte. Del su-
ceso la prensa norteamericana había hecho un gran escándalo. El
gobierno británico pidió al de los Estados Unidos que exigiera
en su nombre una investigación. Carranza señaló que debía ser el
gobierno de Inglaterra el que tratara el asunto directamente con
él. "Esta respuesta evidentemente patriótica porque implicaba el
desconocimiento de la famosa doctrina de Monroe, produjo ma-
yor descontento en los sectores intervencionistas norteamericanos
y arreció la campaña de prensa contra nuestro país. Sin embargo,
la tal campaña se fue debilitando y las cosas no llegaron a mayo-
res por aquellos días" (Silva Herzog, t. II, 1984, p. 84).

Felipe Angeles, nombrado por Carranza subsecretario de Guerra,


contrariando los sentimientos de los revolucionarios sonorenses
que recriminaban su antigua militancia en el ejército federal, fue
autorizado por el Primer Jefe a unirse a Villa, quien lo recibe en
Ciudad Juárez el 7 de marzo. Pero no es sino después de una
entrevista con Chao y el mismo Villa en Chihuahua el día 15 de
ese mes, cuando queda al frente de la artillería de la División del
Norte.

Con el propósito de someter Torreón, recuperado por las tropas


de José Refugio Velasco, Villa atacó y venció al enemigo en Gó-
mez Palacio y Lerdo a fines de marzo, y los "dorados" entraron
triunfantes a la ambicionada plaza el 2 de abril.

Las tropas federales que escaparon pretendieron hacerse fuertes


en San Pedro de las Colonias, pero ahí volvieron a ser derrotadas.
Los diezmados gobiernistas se acantonaron en el poblado de Pa-
redón donde fueron aniquilados por la División del Norte: Villa
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

marchó en mayo sobre Saltillo, que entregó al general Pablo


González.

En otra zona del norte de la República, destacamentos del Ejérci-


to del Noreste al mando de Antonio I. Villarreal, Cesáreo Castro
y Teodoro Elizondo, el 24 de abril capturaron Monterrey, la ter-
cera ciudad del país en importancia.

66
Los Zapatistas a su vez, se adueñaron de Iguala el 8 de abril y el
24, de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, no cesando
de hostilizar diversas poblaciones del Distrito Federal: Milpa Al-
ta, Tulyehualco, Xochimilco, Contreras y Tlalpan entre otras.

El gobierno de los Estados Unidos pretendía eliminar a Huerta


valiéndose de los constitucionalistas. "Los intervencionistas exi-
gían aprovechar la difícil situación mexicana, debida a la guerra
civil, para instaurar allí el orden deseado por los imperialistas"
(Alperovich/Rudenko, 1984, p. 170).

Para iniciar la intervención, se provocó un incidente: Siete mari-


nos y un oficial del barco norteamericano "Dolphin" fueron de-
tenidos en el puerto de Tampico el 9 de abril de 1914. El general
Ignacio Morelos Zaragoza los puso en libertad y dio cumplida dis-
culpa al almirante Mayo, jefe de la escuadra, quien no quedó
conforme y exigió una excusa oficial y que la bandera de los Esta-
dos Unidos fuera izada y saludada por 21 cañonazos. El presiden-
te Wilson apoyó tal demanda, pero Huerta la rechazó. Al no
cumplirse estas exigencias, Wilson ordenó la ocupación de Ve-
racruz, Fletcher, comandante de la poderosa flota estadouniden-
se, sin previo aviso ni declaración de guerra, atacó la ciudad por-
teña e impidió que el barco alemán "Ypiranga" descargara armas
y municiones destinadas al ejército federal. Veracruz cayó en po-
der de los "marines" norteamericanos el 21 de abril de 1914, pese
al heroico sacrificio del pueblo y de los cadetes de la Escuela Na-
val de Veracruz, donde la gloria y la tragedia inmortalizaron a Jo-
sé Azueta y Virgilio Uribe.

Al día siguiente, Carranza envió al presidente Wilson una nota


inspirada por el más acendrado nacionalismo: "...Mas la inva-
sión de nuestro territorio, la permanencia de vuestras fuerzas en
el puerto de Veracruz, o la violación de los derechos que infor-
man nuestra existencia como Estado soberano, libre e indepen-
diente, sí nos arrastrarían a una guerra desigual, pero digna, que
hasta hoy queremos evitar" (Silva Herzog, t. II, 1984, p. 90).

Wilson trató de ocultar los móviles económicos que impulsaron la


invasión. Declaraba que "...los Estados Unidos sólo se preocupa-
ban de los intereses de Mexico y que no tenían el propósito de in-
tervenir en sus asuntos internos. Sólo querían eliminar a Huerta,
a fin de darle al pueblo mexicano la posibilidad de establecer sus
propias leyes y su propio gobierno" (Alperovich/Rudenko, 1984,
p. 176).

Exaltadas manifestaciones antinorteamericanas cundieron por el


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

país. En el extranjero también se encendió el repudio a la política


de Wilson. El pueblo mexicano sabía que la ocupación de Ve-
racruz no era un ultraje al gobierno de Huerta, sino una ofensa a
toda la nación.

El 25 de abril, los representantes diplomáticos deAfgentina, Bra-


sil y Chile, acreditados en Washington, ofrecieron sus buenos ofi-
cios para solucionar el conflicto entre Estados Unidos y México.

67
Ambos países convinieron en esta mediación diplomática y Wil-
son estuvo de acuerdo por temor a una guerra antiimperialista,
independientemente que Huerta deseaba continuar luchando
contra los revolucionarios.

Comenzaron las negociaciones en Niagara Falls, del lado cana-


diense el 20 de mayo y Carranza acreditó a sus representantes el
11 de junio. Los intereses involucrados de constitucionalistas y
huertistas, hicieron que las pláticas se encontraran en una encru-
cijada. "Bajo la influencia de los crecientes éxitos militares de los
constitucionalistas y su resistencia a los intentos de interven-
ción por parte de los Estados Unidos en los asuntos internos de
México, la delegación norteamericana se vio obligada, a la
postre, a aceptar, el 24 de junio, la firma de un protocolo de
clausura, por el que el nuevo gobierno de México se integraría
sobre la base de un convenio entre los partidarios de Carranza y
de Huerta. Carranza no se negó abiertamente a entablar nego-
ciaciones directas con Huerta, sino que declaró que necesitaba
contar con la opinión de los generales del ejército constituciona-
lista y que, para ello, hacía falta cierto plazo. Intentaba así, ganar
tiempo, confiado, no sin fundamento, en que el gobierno de
Huerta no tardaría en caer. El lo. de julio de 1914 se clausuró la
conferencia de Niagara Falls... Los éxitos militares permitieron a
Carranza declarar abiertamente (Torreón 10 de julio) que la ma-
yoría de los generales constitucionalistas se habían pronunciado
contra toda negociación con Huerta y que el único medio para
terminar la lucha interna en el país, era la capitulación incondi-
cional de éste" (Alperovich/Rudenko, 1984, pp. 184-185).

Obregón, dejando sitiados Guaymas y Mazatlán, se dirigió a


Guadalajara, marcha apoyada por el ejército de Diéguez, Rafael
Buelna y Lucio Blanco, que tomaron Acaponeta y Tepic, en ma-
yo. En este mismo mes, Pablo González y otros jefes conquista-
ron el puerto de Tampico.

En junio, los constitucionalistas ocuparon San Luis Potosí el día


18, Querétaro el 27, Guanajuato el 29 y Obregón recibió por en-
tonces el despacho de general de división. "El general Obregón
no perdió tiempo... continuó su marcha, que Carranza apuraba,
a fin de impedir que Villa cayera, con su poderosa división, sobre
el centro del país" (Mancisidor, 1985, p. 262).

El Primer Jefe, desde Torreón, ordenó a Villa enviar refuerzos a


los generales Natera y Arriata que habían comenzado el asalto a
Zacatecas. Pero se negó rotundamente, proponiendo que fuera él
quien atacara la plaza. Carranza insistió en su determinación, por
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

lo que Villa presentó su renuncia como comandante general de la


División del Norte, la que fue aceptada por el jefe constituciona-
lista; pero, rechazada por los generales del "Centauro del
Norte", que no le permitieron separarse de su División, Villa de-
cidió conquistar la ciudad sin la autorización del mando supre-
mo. Los "dorados" obtuvieron una victoria rotunda en Zacate-
cas el 23 de junio de 1914, derrotando al general Luis Medina
Barrón. Satisfecho de su hazaña,Villa entregó la plaza a Pánfilo

68
Chihuahua
Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Departamento de Cartografía y Dibujo, 1910
Fn: Album de Ferrocarriles, formado por orden del C. Ing. Leandro Fernández
Dirección General de Geografía. México, D. F.

Matera y regresó a Torreón. "La batalla de Zacatecas fue tal vez


la más tremenda en que se empeñaron revolucionarios y huertis-
tas" (Silva Herzog, t. II, 1984, p. 95).

Para zanjar las dificultades entre Carranza y Villa, se celebraron


negociaciones^ firmándose el Pacto de Torreón, el 8 de julio de
1914, que restableció la unidad del Ejército Constitucionalista.

Mientras tanto, Obregón derrotó a los federales en Orendain y El


Castillo: estas batallas fueron importantes para la causa constitu-
cionalista por el gran número de efectivos que participaron y por-
que abrieron las puertas de Guadalajara, capturada el 8 de julio.
Días después, las fuerzas de Juan Cabral y Lino Morales ocupa-
ron Colima; "...para mediados de julio de 1914 todas las ciuda-
des fronterizas de los Estados Unidos estaban en poder de la revo-
lución, lo mismo que todo el Norte, casi todo el Centro y una par-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

te del Sur" (Silva Herzog, t. II, 1984, p. 97).

Los triunfos revolucionarios se desplegaban como abanico. En


agosto , Iturbe ocupó Mazatlán, Alvarado, Guaymas, y el día
13, Zapata ocupó Cuernavaca, capital del estado de Morelos. En
otras regiones del país, numerosos grupos carrancistas conti-
nuaban luchando contra los federales, al tiempo que Obregón se
abría paso a Querétaro para unirse a Pablo González.

69
El avance del general Jesús Carranza sobre San Luis Potosí, la
presencia de Pablo González en Querétaro, la de Obregón en Ira-
puato, la de Villa en el norte, y el acoso constante de Zapata a la
capital, convencieron a Huerta que era el momento de abandonar
el país. El 16 de julio de 1914 depositó el poder en el presidente de
la Suprema Corte de Justicia, Francisco Carvajal.

Obregón continuó su marcha victoriosa hasta San Juan del Río el


4 de agosto, mientras el general Lauro Villar y el licenciado David
Gutiérrez Allende llegaban a Saltillo a entrevistarse con el Primer
Jefe de la revolución para ajustar un tratado de paz, que Carran-
za fijó sobre la base de una rendición incondicional.

El 12 de agosto Carvajal se fugó de México, dejando la ciudad en


manos de Eduardo Iturbide gobernador del Distrito Federal.
Concentradas las fuerzas constitucionalistas en Teoloyucan, Es-
tado de México, Iturbide y Alfredo Robles Domínguez se presen-
taron en el cuartel general de Obregón para definir los términos
de la ocupación de la capital de la República por el Ejército Cons-
titucionalista. El Primer jefe facultó al divisionario sonorense pa-
ra que en representación del victorioso constitucionalismo rubri-
cara con Iturbide, el general Gustavo A. Salas y el vicealmirante
Othón P. Blanco, los Tratados de Teoloyucan el 13 de agosto de
1914, que sepultaron la usurpación huertista.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

70
Triunfo del constitucionalismo

Hi l 15 DE AGOSTO DE 1914 fue ocupada la ciudad de México

por el Ejército Constitucionalista al mando del general Obregón.


El 20 llegó Venustiano Carranza, quien conforme al artículo 5 o
del Plan de Guadalupe, asume la presidencia como encargado del
Poder Ejecutivo Pedral.

El primer gabinete carrancista lo integraron; enRelaciones, Isidro


Fabela; Gobernación, Elíseo Arredondo; Hacienda, Felicitas
Villarreal; Comunicaciones, Ignacio Bonillas; Instrucción Públi-
ca y Bellas Artes, Félix F. Palavicini; Fomento, Colonización e
Industria, Pastor Rouaix, y Guerra y Marina, Eduardo Hay.

Una de las primeras disposiciones de Carranza, satisfaciendo las


demandas de Villa y Zapata, fue convocar a una convención de
jefes revolucionarios, a celebrarse el Io de octubre siguiente. Otra
de sus preocupaciones era la de entablar pláticas conciliadoras
con el caudillo del sur, comisión que encomendó a Luis Cabrera y
Antonio I. Villarreal. En Cuernavaca se iniciaron las conferen-
cias el 28 de agosto de 1914, con la participación, entre otros Za-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

patistas, de Manuel Palafox, Alfredo Serratos y Antonio Díaz


Soto y Gama.

Según los informantes de Zapata, el primer jefe norteño era:


"...ambicioso, rodeado de abogados coludidos con él, que eran
indiferentes a las miserias y desdichas del pueblo" (Womack,
1984, p. 196), y no cesaban de argumentar la amarga experiencia
histórica de engaños y explotación a la que siempre habían estado

71
w
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Map of Mexico prepared especially for The Nacional Geographic Magazine


Gilbert H. Grosvenor/The Mattews-Northrup Works, 1916
University of California, Los Angeles, Map Library.
Los Angeles, Ca., EE. UU.
sometidos los campesinos, experiencia que generaba en los Zapa-
tistas natural desconfianza hacia el antiguo hacendado coahuilen-
se. Carranza, a su vez, no veía con buenos ojos la independencia
con la que se manejaba el movimiento popular en el sur, "...aun
cuando él mismo había declarado ya que la reforma agraria era
inevitable. Lo que contaba para Carranza era que la reforma tu-
viera una fuente oficial... Y para él, los Zapatistas no eran sino
forajidos del campo, peones advenedizos que nada sabían de có-
mo gobernar" (Womack, 1984, p. 195).

Las pláticas se efectuaron en un tono de constante tirantez; las


discrepancias en torno a la política agraria a seguir se ahondaron,
así como en la forma de nombrar al jefe de la revolución. Los Za-
patistas exigían el cumplimiento de los postulados del Plan de
Ayala, particularmente el reparto agrario. Los delegados carran-
cistas sólo tenían instrucciones de convencer a Zapata para incor-
porarse al constitucionalismo. Pero sus comisionados plantearon
además, que el encargado del Poder Ejecutivo debería nombrarse
de común acuerdo. Los carrancistas no aceptaron negociar sobre
estas bases y regresaron a la capital, rompiéndose las pláticas de
paz y comenzando pocos días después las hostilidades entre am-
bos bandos.

El 8 de septiembre Zapata promulgó un decreto para ejecutar el


artículo 8 del Plan de Ayala, que ordenaba la nacionalización de
los bienes rurales o urbanos de quienes se oponían a la revolución
de Ayala. La propiedad rural se entregaría a los pueblos que ne-
cesitasen tierras, o se destinaría al sustento de huérfanos y
viudas... El ingreso procedente de la propiedad urbana se utiliza-
ría para formar instituciones de crédito para los pequeños agri-
cultores y para pagar pensiones... los 'terrenos, montes y aguas'
que... nacionalizarían y redistribuirían no podrían ser vendidos o
'enajenados' de ninguna manera... (Womack, 1984, pp. 207-
208).

Carranza simultáneamente se esforzaba en pactar con Villa, pues


desde el mes de julio se había firmado el pacto de Torreón por el
que el "Centauro del Norte" reconocía el Plan de Guadalupe, sin
embargo, subsistían dificultades y Carranza había enviado al ge-
neral Obregón desde finales de agosto a dialogar amistosamente
con el guerrillero.

Las dificultades aumentaron para el grupo constitucionalista por


fricciones entre Maytorena —quien ya había regresado de los Es-
tados Unidos— y Plutarco Elias Calles, jefe militar en Hermo-
sillo, y el general Benjamín Hill.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

A principios de septiembre Obregón volvió a México acompaña-


do de dos representantes de Villa, con el compromiso de regresar
a Chihuahua a mediados de ese mismo mes para entablar nuevas
conversaciones con el general norteño e invitarlo a la convención
de jefes constitucionalistas a efectuarse el Io de octubre en Méxi-
co, donde se discutiría el programa de la revolución. El resultado
de esta segunda entrevista fue un fracaso que estuvo a punto de

73
costaría la vida a Obregón, acusado de alentar la sublevación de
Hill contra Maytorena.

El 22 de septiembre de 1914, Villa envió un telegrama a Carranza


donde le comunicó que no asistiría ningún delegado villista a la
Convención y lo desconocía como Primer Jefe de la República:
"...desde luego le manifestó su desconocimiento como Primer
Jefe de la República, quedando usted en libertad de proceder co-
mo le convenga" (Silva Herzog, t. II, 1984, p. 146).

A pesar de esta disidencia la Convención se inició en la ciudad de


México el Io de octubre con la sola asistencia de los delegados
carrancistas. En ella, Venustiano Carranza presentó su renuncia
como encargado del Poder Ejecutivo; pero, a propuesta de Luis
Cabrera, el pleno de la Convención no la aceptó y lo ratificó en su
puesto. Lucio Blanco, Ignacio L. Pesqueira, Rafael Buelna y
otros que trataron de conciliar las facciones constitucionalistas y
atraer a los zapatistas, formaron la Junta Permanente de Pacifi-
cación que logró el traslado de la Convención a la ciudad de
Aguascalientes, con la participación exclusiva de militares, como
lo habían acordado previamente Obregón y Villa. Así, el 10 de
octubre se reanudaron sus trabajos bajo la presidencia de Anto-
nio I. Villarreal.

"Los convencionistas acordaron solemnemente declarar Sobera-


na a la Convención, con el compromiso de que sus disposiciones
fueran respetadas y observadas por todos los mexicanos"
(Langle, 1979, p. 2452). Carranza se opuso, pues sólo le daba a la
Convención el carácter de consultiva.

En la asamblea se decidió invitar a los zapatistas, ya que sin su


participación no podría llegarse a una conciliación entre todas las
fuerzas revolucionarias. El 27 de octubre, con la asistencia de los
delegados zapatistas se iniciaron los debates de los puntos funda-
mentales. Estos, encabezados por Soto y Gama, propusieron que
la Convención aceptara el Plan de Ayala, lo que lograron al si-
guiente día con la aprobación inicial de sus artículos 4, 6, 7, 8 y 9,
que amparaban las demandas agraristas; "...la votación en favor
de los mismos le dio una significación enorme. La Convención de
Aguascalientes era entonces el gobierno efectivo de México y su
adopción a los artículos del Plan de Ayala, aun cuando no fue
más que en principio, era el primer compromiso oficial de llevar a
cabo una política de bienestar rural de que se tuviese noticia en la
historia de la nación" (Womack, 1984, p. 214).

La Convención pronto se empezó a dividir; de una parte estaban


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

los carrancistas con Obregón al frente, y por la otra, la gente de


Villa, encabezada por Felipe Angeles y apoyada por los zapatis-
tas. Villistas y zapatistas coincidían aparentemente en intereses,
tanto por su carácter popular como por su conflicto con Carran-
za. El 30 de octubre la Convención resuelve desconocer a Villa co-
mo jefe de la División del Norte y a Carranza como Primer Jefe
del Ejército Constitucionalista y como encargado del Poder Eje-
cutivo. Tal decisión provocó el disgusto de Carranza, aumentan-

74
do su inconformidad con la designación el 1 ° de noviembre de
Eulalio Gutiérrez como presidente provisional, a partir del día 5 y
por un periodo de 20 días, de acuerdo a una propuesta de Obre-
gón.

Se nombraron dos comisiones para notificar los acuerdos de la


Convención a Carranza y a Villa. El 5 de noviembre se advirtió a
Carranza que se le declararía en rebeldía si no entregaba el poder
a Gutiérrez a más tardar el día 10.

El Primer Jefe, a su vez, el 8 de noviembre declaró en Córdoba,


Veracruz, ilegal a la Convención y llamó a los jefes del ejército a
combatirla.

El 31 de octubre de 1914, Carranza abandonó la ciudad de Méxi-


co y se dirigió a Veracruz, donde el 3 de diciembre la declaró capi-
tal de la República. Las últimas fuerzas constitucionalistas eva-
cuaron la capital el 24 de noviembre y el mismo día entraban las
temidas tropas zapatistas.

Zapata y Villa se entrevistan en Xochimilco, acordando una


alianza político-militar. El 6 de diciembre, el Ejército Libertador
del Centro y del Sur y la División del Norte ocuparon formalmen-
te la capital. Después de largos años de lucha el movimiento cam-
pesino estaba en el poder, parecía que al fin iban a cumplirse las
aspiraciones de reparto agrario y podrían dictarse resoluciones en
beneficio de las mayorías. Pero la realidad fue otra, los campesi-
nos tenían "...la sede del poder, pero no el poder" (Gilly, 1983,
p. 355).

Descontada la entrega de la tierra a los trabajadores del campo,


no existía un programa político nacional elaborado hasta ese mo-
mento, dirigido a crear un proyecto de Estado. Existía sólo el
anhelo de justicia y transformación revolucionaria y el deseo de
mejorar la vida del pueblo; "...la Convención no logró los objeti-
vos políticos y de reformas sociales, agrarias y administrativas
que se había propuesto" (Langle, 1979, p. 2456).

Ante la resistencia de Villa, y al disminuir la autoridad como líde-


res de Zapata y Gutiérrez, la Convención empezó a perder cohe-
sión; Villa se retiró a Torreón y Zapata a Tlaltizapán. "La Con-
vención, que había reiniciado sus trabajos en la capital desde el Io
de enero, en lugar de consolidar un acuerdo político entre las dos
fracciones, ahondó las diferencias..." (Escobar Toledo y otros,
1978, p. 372). En sus debates se pusieron de manifiesto discrepan-
cias de diversa índole, como las relativas al derecho de huelga y a
la sindicalización, oponiéndose varios delegados norteños al
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

sufragio universal.

La alianza entre Villa y Zapata fue frágil, más circunstacial que


programática. Algunas diferencias entre ellos explican esta si-
tuación.

En las fuerzas villistas militaban trabajadores asalariados del


campo: vaqueros y pastores, mineros, campesinos y pequeños

75
propietarios. "Esta conjunción de elementos le dio a la División
del Norte una mayor movilidad y la posibilidad de formar gran-
des ejércitos que en el caso de Zapata nunca se pudieron reunir,
por la vinculación de los campesinos a su comunidad y al cultivo
de sus tierras que se negaron a abandonar. Pero estas limitaciones
del zapatismo le dieron también una ventaja que nunca hubo en el
norte: la posibilidad de consolidar 'zonas liberadas' donde los
campesinos reorganizaran su vida económica y política llevando a
la práctica en forma más radical y sólida la revolución al mismo
tiempo que luchaban por ella con las armas... el poder militar del
villismo era todo su poder... no pudo ganar la lucha por organi-
zar a las masas para transformar la sociedad. El zapatismo, en
cambio basaba su fuerza no sólo en su ejército profesional, sino
también en la milicia popular..." (Escobar Toledo y otros, 1978,
p. 374).

Poco más de mes y medio se sostuvo el gobierno en la Conven-


ción en la ciudad de México, ya que el 15 de enero de 1915, Eula-
lio Gutiérrez y sus ministros Lucio Blanco, José Vasconcelos y J.
Isabel Robles, acompañados de algunas tropas leales emigraron
hacia San Luis Potosí.

Carranza, mientras tanto, desde Veracruz seguía una política que


aunada a la acción militar, se basaba en decretos y disposiciones
tendientes a transformar la organización del país en aspectos fun-
damentales. Una de sus primeras medidas políticas fueron las
Adiciones al Plan de Guadalupe el 12 de diciembre de 1914, re-
dactadas por Luis Cabrera en colaboración con Obregón. Su artí-
culo segundo ilustra claramente los objetivos que se pretendían
alcanzar: "El Primer Jefe de la Revolución y Encargado del Po-
der Ejecutivo expedirá y pondrá en vigor durante la lucha, todas
las leyes, disposiciones y medidas encaminadas a dar satisfacción
a las necesidades económicas, sociales y políticas del país, efec-
tuando las reformas que la opinión pública exige como indispen-
sables para establecer un régimen que garantice la igualdad de los
mexicanos entre sí; leyes agrarias que favorezcan la formación de
la pequeña propiedad, disolviendo los latifundios y restituyendo
a los pueblos las tierras de que fueron injustamente privados; le-
yes fiscales encaminadas a obtener un sistema equitativo de im-
puestos... establecimiento de la libertad municipal como institu-
ción constitucional... revisión de las leyes relativas a explotación
de minas, petróleo, aguas, bosques y demás recursos naturales del
país..." (Cabrera, 1975, p. 459).

Otro decreto fue la ley del 6 de enero de 1915, atribuido también a


Luis Cabrera:
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

"Que una de las causas más generales del malestar y descontento


de las poblaciones agrícolas de este país, ha sido el despojo de los
terrenos de propiedad comunal o de repartimiento, que les habían
sido concedidos por el Gobierno Colonial... Que el despojo de los
referidos terrenos se hizo, no solamente por medio de enajena-
ciones llevadas a efecto por las autoridades políticas en contra-
vención abierta de las leyes... sí no también por concesiones,

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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Carta General del Estado de México y Distrito Federal


Luis G. Becerril, 1911
Archivo General de la Xacirin México, D F

77
composiciones o ventas concertadas con los Ministros de Fomen-
to y Hacienda... Que, según se desprende de los litigios existentes,
siempre han quedado burlados los derechos de los pueblos y co-
munidades... es palpable la necesidad de volver a los pueblos los
terrenos de que han sido despojados, como un acto de elemental
justicia y como la única forma efectiva de asegurar la paz y de
promover el bienestar y mejoramiento de nuestras clases
pobres..." (Fabela, 1963, pp. 113-114). Por esta ley se creó la Co-
misión Nacional Agraria. También se promulgaron leyes y decre-
tos relativos al divorcio, la regulación de la explotación petrolera
y reconocimiento a los derechos obreristas.

Se legislaba para atraer a las masas campesinas y obreras a enar-


bolar una bandera que justificara el carrancismo para sostener los
próximos combates.

Después de abandonar la ciudad de México Eulalio Gutiérrez, el


16 de enero de 1915 se hizo cargo de la presidencia de la Repúbli-
ca Roque González Garza, representante villista en la Conven-
ción, quien designó al propio Villa jefe de las operaciones milita-
res de su gobierno. El grupo del norte todavía contaba con mayo-
ría en la asamblea, sin embargo, poco a poco fue siendo domina-
da por los sureños de Zapata, que se preocupaban fundamental-
mente por las reformas sociales y poco por combatir a los carran-
cistas. Los villistas, en cambio, seguían una política opuesta,
enfrentándose militarmente al Ejército Constitucionalista, donde
consideraba estaban sus más serios adversarios.

Destacó en el gabinete convencionista Manuel Palafox, joven Za-


patista de 29 años, quien se propuso sacar avante la causa agraris-
ta. Como secretario de Agricultura fundó un Banco Nacional de
Crédito Rural, ordenó el establecimiento de escuelas regionales
de agricultura y una fábrica nacional de herramientas agrícolas,
instalando también una oficina especial para reparto de tierras.

Para llevar a cabo la reforma agraria se necesitaban técnicos, éstos


se presentaron voluntariamente; eran estudiantes de la Escuela
Nacional de Agricultura. "A mediados de enero, la Convención
designó formalmente a noventa y cinco de estos jóvenes agróno-
mos para que formaran parte de las comisiones agrarias 'encarga-
das del deslinde y repartición de terrenos', en Morelos, Puebla,
México y el Distrito Federal... De manera que, el 30 de enero, con
sus trípodes, sus niveles y sus cadenas, cuarenta jóvenes se pre-
sentaron en Cuernavaca... Una vez instalada una comisión... se
ponían a examinar lo que los agricultores del lugar llamaban 'la
mapa', los títulos de tierras del pueblo que a menudo databan de
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

los tiempos virreinales. Y luego... avanzaban por los campos...


para determinar los límites de tierras. No era una tarea fácil. Co-
mo puntos de referencia, 'la mapa' señalaba a menudo 'una
piedra grande', 'un amate frondoso', 'un cerro boludo'... Y, con
el tiempo, el duro trabajo de los jóvenes y su evidente sinceridad
se fueron ganando la confianza de la gente del campo" (Wo-
mack, 1984, pp. 227-229).

78
Felipe Carrillo Puerto, entonces coronel zapatista, y posterior-
mente gobernador y reformador socialista de Yucatán, se incor-
pora a la revolución del sur en 1917: "...formó parte en 1915 de
la tercera comisión agraria del distrito de Cuautla, en la que ocu-
pó el cargo de representante agrario; tuvo entonces... tres ayu-
dantes, entre ellos un joven de 17 años llamado Fidel
Velázquez..." (Paoli/Montalvo, 1977, p. 81).

Obregón reorganiza en tanto sus fuerzas militares y toma la


ciudad de Puebla el 5 de enero de 1915, trasladándose sin oposi-
ción el 28 a la capital de la República, evacuada por los Zapatis-
tas. Ante el avance obregonista, González Garza marchó el 27 de
enero con destino a Cuernavaca, donde el día 31 "...se confirmó
la unión de norteños y sureños. Sin embargo, era patente que el
triunfo de la Convención dependía de los resultados de la campa-
ña militar de Pancho Villa en el norte, pues Zapata había de-
mostrado escaso interés en la lucha..." (Langle, 1979, p. 2458).

En México permanece Obregón mes y medio, haciendo distribuir


víveres, ropa y dinero. La población más pobre sufría de hambre
y falta de vestido por el cierre de algunas fábricas textiles; el aisla-
miento de la capital respecto de los centros productores del cam-
po, ocasionaba escasez de alimentos. El militar sonorense exigió
al clero una elevada suma de dinero en efectivo, y al no cubrirse,
ordeno la detención de todos los curas. Ante la presión de las
representaciones diplomáticas puso en libertad a los religiosos
extranjeros, continuando los mexicanos encarcelados.

El gobierno constitucionalista tuvo que enfrentarse a dos proble-


mas internacionales entre enero y marzo de 1915 "...el de las
contribuciones extraordinarias que Alvaro Obregón les exigió a
los ricos nacionales y extranjeros... y el bloqueo que decretó el
Primer Jefe por razones militares al puerto de Progreso y que
afectó al comercio norteamericano del henequén" (Ulloa, 1981,
p. 1151).

Cada uno dio lugar a un ultimátum de Estados Unidos, seguido


del envío de barcos de guerra a Veracruz. El primer caso se suavi-
zó con notas personales entre Carranza y Wilson, uno aseguran-
do protección a los norteamericanos y el otro insistiendo amisto-
samente en el peligro que corría nuestro país, de no hacerlo efi-
cientemente; en el segundo caso ya no tuvo efecto, pues se había
levantado el bloqueo.

Durante su estancia en la capital, Obregón obtuvo un gran triun-


fo político al lograr la alianza con la Casa del Obrero Mundial. El
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

17 de febrero sus principales dirigentes, acompañados del propio


Obregón, viajaron a Veracruz para firmar el pacto por el que se
comprometían los obreros a combatir al lado de los constitu-
cionalistas con el nombre de Batallones Rojos: "Los obreros de
la Casa del Obrero Mundial, con el fin de acelerar el triunfo de la
Revolución Constitucionalista e intensificar sus ideales en lo que
afecta a las reformas sociales... han tomado... las armas ya para
guarnecer las poblaciones que están en poder del Gobierno cons-
titucionalista, ya para combatir a la reacción". (Silva Herzog, t.

79
II, 1984, pp. 214-215). El siguiente día 20, el Pacto fue ratificado
en la metrópoli por el Comité Revolucionario obreromundialista.

El 10 de marzo de 1915, el general constitucionalista abandonó


nuevamente la ciudad de México, de inmediato ocupada por Za-
patistas, y avanzó hacia el centro del país en busca de las tropas
villistas replegadas en Querétaro.

El 31 de marzo siguiente las tropas de Obregón entraron sin com-


batir en Querétaro, obligando al enemigo a retirarse a Guana-
juato. Poco a poco iba llegando el momento en que los grandes
ejércitos se involucrarían en una sangrienta lucha —la más gran-
de de la revolución constitucionalista— que pondría fin práctica-
mente, a la poderosa División del Norte y consolidaría el triunfo
de la causa constitucionalista.

En Celaya se inició el 6 de abril la primera de las 4 grandes ba-


tallas que vinieron a definir la supremacía revolucionaria. El
Ejército Constitucionalista contaba, a decir del propio Obregón
en su obra "Ocho mil kilómetros en campaña", con: "once mil
hombres de las tres armas, como sigue: artilería, 13 cañones de
grueso calibre y 86 ametralladoras; caballería 6,000 jinetes, e in-
fantería, 5,000 hombres, incluyendo personal de la artiljería, en
sirvientes y sostén" (Obregón, 1970, p. 319). Por su parte, el ejér-
cito villista mantenía una fuerza de 22 000 hombres con una mo-
ral elevada por los triunfos hasta la fecha obtenidos. En ese pri-
mer choque las fuerzas obregonistas resistieron a duras penas los
embates villistas, y después de dos días de inútiles esfuerzos se re-
tiraron. El 13 de abril tuvo lugar el segundo enfrentamiento: con
refuerzos y nuevos pertrechos Francisco Villa y su División del
Norte atacan en vano intento la población de Celaya, pues los
villistas fueron desgastándose poco a poco a costa de gran canti-
dad de vidas, y el triunfo carrancista se consumó al anochecer del
día 15 de abril. Las fuerzas villistas se repliegan hacia la ciudad de
Aguascalientes y deciden salir a enfrentar al enemigo adelante de
León, Guanajuato. El 29 de mayo se inició formalmente la ba-
talla que, teniendo como centro la estación Trinidad cubría un
amplísimo frente. La caballería, arma predilecta del general
Villa, llevó la mayor parte de las operaciones, "...con cargas
impresionantes por su número, hasta 5 000 hombres de una sola
vez, y por su temeridad" (Tiempo de México, 3, 1984, p. 2).

El 3 de junio la artillería villista atacó la Hacienda de Santa Ana


del Conde, donde se encontraba el general Obregón, quien a con-
secuencia de la explosión de una granada perdió el brazo derecho,
tomando el mando Benjamín Hill.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

El 5 de junio el triunfo favoreció finalmente a los constituciona-


listas, teniendo que huir Villa hacia la ciudad de Aguascalientes,
donde reorganizó sus tropas y esperó la batalla decisiva. El 6 de
julio se iniciaron las hostilidades con un Villa obstinado, que re-
siste más por su prestigio que por sus posibilidades de éxito, pues
finalmente el 10 de ese mes las fuerzas obregonistas logran la vic-
toria definitiva, retirándose el "Centauro del Norte" a Zacate-
cas.
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AGUASCALIENTES
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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991


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Mapa del Estado de Aguascalientes levantado de orden del Exmo. Sr. Gobernador Don Jesus
Teran
Isidoro Epstein, 1857
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE UU.
Los batallones villistas huyeron hacia el norte en un intento por
reorganizarse. "En esta última fase sus principales perseguidores
fueron Francisco Murguía, Joaquín Amaro, Manuel M. Diéguez,
Plutarco Elias Calles y Lázaro Cárdenas". (Langle, 1979, p.
2460).

Las derrotas en Agua Prieta, Hermosillo y otras poblaciones ani-


quilaron el ánimo de Villa quien, posteriormente, provocaría gra-
ves conflictos con los Estados Unidos debido al fusilamiento —en
la estación Santa Isabel— de varios mineros norteamericanos, así
como por sus incursiones al vecino país.

En el resto de la República los acontecimientos igualmente se


mostraban favorables a los constitucionalistas: Veracruz estaba
controlado por Cándido Aguilar; en Yucatán, Alvarado, Jara y
de los Santos rindieron a grupos sublevados; en el norte, Maclo-
vio Herrera combatía favorablemente contra su ex jefe Villa; Il-
defonso Vázquez, en abril, tomaba la ciudad de Matamoros;
Pablo González derrotado en Monterrey y Montemorelos había
pasado a defender El Ebano, importante región petrolera, que
luego fue protegida por Jacinto B. Treviño durante tres largos
meses, deteniendo al villista general Tomás Urbina; Francisco
Murguía y Manuel M. Diéguez habían hecho campaña en Jalisco
tomando Guadalajara, mientras Iturbe en Sinaloa y Calles en So-
nora, combatían a Maytorena, seguidor del jefe de la División del
Norte.

Al tiempo que se desarrollaba la campaña contra Villa, los gene-


rales Coss y Millán combatían en Puebla e Hidalgo a los Zapatis-
tas, permitiendo así configurar para fines de 1915 el triunfo del
constitucionalismo.

Mas la revolución avanzó no sólo en el aspecto bélico, y así entre


1914 y 1915 algunos jefes militares promulgaron decretos en fa-
vor de las clases populares. Alberto Fuentes, gobernador de
Aguascalientes, el 23 de agosto de 1914 estableció el descanso se-
manal y la jornada máxima de 8 horas; Pablo González, en
Puebla y Tlaxcala, acuerda, hacia septiembre de 1914, la aboli-
ción de las deudas del proletariado del campo y las ciudades; Luis
F. Domínguez, en Tabasco, también ordena desconocer las
deudas de los trabajadores, fija un salario mínimo y la jornada
máxima de 8 horas; Eulalio Gutiérrez, en San Luis Potosí, es-
tablece un salario mínimo, jornada máxima de 9 horas, supresión
de las tiendas de raya y, entre otras disposiciones, que se descono-
cieran las deudas de los peones.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

El 9 de abril de 1915, Obregón impone en Celaya el salario míni-


mo; Francisco Villa, en mayo de 1915, expide una ley agraria; Al-
varado, en Yucatán, pone en práctica la ley del 6 de enero de 1915
expedida por Carranza en Veracruz y desarrolla una labor guber-
nativa dirigida a satisfacer las necesidades de las grandes mayo-
rías. Destacan primordialmente el impulso a la expropiación de
terrenos incultos y el mutualismo, fortalecimiento de la autono-
mía municipal y la fundación de la compañía para el Fomento del

82
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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991


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Mexico
Rand Mc NhIIv and Companv, 1914
The Library of Congress. Washington, D. C., EE UU.
Sureste de México y la Comisión Reguladora del Mercado del He-
nequén, creación de las escuelas vocacionales (comercio, artes y
oficios y artes domésticas), organización de la administración de
la educación y muchas otras basadas en el principio de que el Es-
tado estaba al servicio del pueblo, y paulatinamente debería susti-
tuir a la iniciativa privada. En Michoacán, el gobernador Gertru-
dis Sánchez dio un impulso decisivo a la educación en 1914, "ex-
tingue las deudas de peones, confisca propiedades de enemigos de
la Revolución... declara: "La educación primaria elemental es
obligatoria, gratuita y laica". El 25 de enero de 1915 emitió un
decreto para la creación de la Oficina de Reclamaciones, el cual
previene: "Que para obtener una paz estable en nuestra patria,
más que lucha armada se hace necesario el cumplimiento de las
promesas de la Revolución... la reivindicación de los derechos de
la clase proletaria y la devolución de sus tierras a los indígenas
despojados de ellas..." (García de León, 1985, pp. 63-64).

En el mismo estado, el gobernador Alfredo Elizondo continuan-


do la obra progresista de su antecesor, "prohibe al clero que es-
tablezca planteles de instrucción; decreta la anulación de rentas
de tierras, aguas y montes de los pueblos; prohibe la venta de
bienes raíces a los extranjeros; inaugura la Escuela Normal para
Maestros... establece la Comisión Local Agraria... Apoya la fun-
dación de la Escuela Libre de Ingenieros del Estado de Mi-
choacán..." (García de León, 1985, p. 64).

Reconoce la personalidad de la Escuela de Ingenieros, le concede


el edificio del recién secularizado Convento de la Visitación, le
otorga un subsidio y un premio de $300.00 a los alumnos que se
recibieran de ingenieros agrarios.

Todos estos gobernantes que actuaban en el período preconstitu-


cional "no sólo legislaban y transformaban el país, en unos cuan-
tos meses, sino que también tenían que combatir..." (García de
León, 1985, p. 63).

Cuando sus tropas ya controlan gran parte de la República


Carranza decide abandonar Veracruz y se traslada al interior del
país.

El tiempo dedicado por los ejércitos constitucionalistas a comba-


tir el villismo favoreció "... la prolongación de un lapso de paz
para los Zapatistas, el cual había empezado al acercarse la caída
de Huerta. En ese intervalo, durante el cual la zona controlada
por el Ejército Libertador del Sur vivió aislada del resto del país,
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

se manifestó cuál era el propósito final y casi único de su increíble


resistencia: la vida civil, la vida campesina, el disfrute de la tierra,
de su trabajo, y una organización a base de asociaciones libres de
familias y pueblos... todo era propio y a la vez compartido: las
tierras, las aguas, los bosques distribuidos equitativamente con la
ayuda de los ingenieritos voluntarios..." (Carbó, 1979, pp. 2425-
2430).

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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Estado de Morelcs - Carta del Ferrocarril de México, Cuernavaca y Río Balsas


(Líneas Nacionales de México)
Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Departamento de Cartografía y Dibujo, 1910
En: Album de Ferrocarriles, formado por orden del C. Ing. Leandro Fernández
Dirección General de Geografía, México, D.F.

85
Fue ésta la época de la "feliz Arcadia", según Carlos Fuentes, en
la que la lucha común solidarizó a los pueblos morelenses,
muchas veces rivales, "la hora de convertir la utopía en realidad"
de acuerdo con lo expresado por Margarita Carbó. Entonces, se-
gún Womack, "la gente pudo hacer su propia revolución", y, re-
tomando las palabras de Gilly, "desarrollaron en consecuencia su
democracia campesina". 'Este es uno de los episodios de mayor
significación histórica, más hermosos y menos conocidos de la re-
volución mexicana. Los campesinos de Morelos aplicaron en su
estado lo que ellos entendían por el Plan de Ayala. Al aplicarlo, le
dieron su verdadero contenido: liquidar revolucionariamente los
latifundios... expropiar sin pago los ingenios y nacionalizarlos,
poniéndolos bajo la administración de los campesinos a través de
sus jefes militares" (Gilly, 1985, p. 236).

En el estado de Morelos las comisiones agrarias trabajaron afa-


nosamente, levantaron los planos topográficos y definieron los lí-
mites de los pueblos asignándoles tierras de cultivo, bosques y
aguas. A comienzos de marzo de 1915, "...Zapata notificó al pre-
sidente convencionista, Roque González Garza, que lo relativo a
la cuestión agraria está resuelto de manera definitiva, pues los di-
ferentes pueblos del estado, de acuerdo con los títulos que ampa-
ran sus propiedades, han entrado en posesión de dichos terrenos"
(Womack, 1984, p. 320). Los ingenios y destilerías quedaron con-
fiscados y a pesar de que se hallaban en ruinas, en ese mes ya tra-
bajaban cuatro de ellos, funcionando como servicios públicos del
estado a cargo de generales Zapatistas.

El gobierno de la Convención regresó a México al abandonarla


Obregón. Se ahondan las diferencias entre villistas y Zapatistas,

y estos últimos lograron que se designe a Gildardo Magaña gober-


nador del Distrito Federal, y a Amador Salazar comandante de la
guarnición de la plaza, ambos, generales del Ejército del Sur. Por
su parte, el presidente González acepta la renuncia de Manuel Pa-
lafox. "No obstante, por esos días la Convención se dedicó a la
discusión de importantes cuestiones sociales: la legalidad de los
sindicatos, el derecho de huelga y la ley de divorcio..." (Tiempo
de México, No. 3, 1984, p. 2).

González Garza dimite posteriormente el 10 de junio de 1915, y


entrega el poder a Francisco Lagos Cházaro, perteneciente al gru-
po villista, y Palafox reocupa su cargo anterior de Secretario de
Agricultura.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Ante las derrotas militares de la División del Norte, el nuevo go-


bierno convencionista optó por cambiar de sede, declarando capi-
tal de la República la ciudad de Toluca. En tanto, el 11 de julio un
ejército carrancista al mando de Pablo González ocupó la capital,
pero días después la evacúa para retornar de manera definitiva el
2 de agosto. El equilibrio militar de la lucha se había roto: decisi-
vamente se inclinó a favor de las fuerzas constitucionalistas.

86
Al ser asediada Toluca por fuerzas carrancistas, la Convención la
abandonó y se dividió: unos delegados se dirigieron al estado de
Morelos, y otros siguieron a Lagos Cházaro rumbo al norte,
quien el 29 de noviembre fue derrotado en la hacienda zacatecana
de La Gruñidora, significando el fin de la fracción norteña de la
Convención (Tiempo de México, No. 3, 1984).

"Los zapatistas huyeron de nuevo a Cuernavaca, donde, dirigi-


dos por Palafox, reunieron los restos y los declararon encarna-
ción oficial y exclusiva de la revolución nacional... El 19 de oc-
tubre, el presidente Wilson de Estados Unidos reconoció de facto
el gobierno de Carranza. Prohibió también todos los envíos de ar-
mas a México que no tuviesen como destinatario a otra autoridad
que la de Carranza. La decisión norteamericana, por lo tanto,
consagró políticamente el nuevo equilibrio de poder que los ejér-
citos carrancistas habían ganado ya militarmente" (Womack,
1984, p. 241).

El 26 de octubre de 1915 en Cuernavaca, Morelos, el Consejo


Ejecutivo de la Convención expide una ley agraria conocida como
Ley Agraria Palafox, expresión legal de lo que ya habían hecho
los campesinos de Morelos al repartir las tierras. Documento im-
portantísimo que da idea del proceso de radicalización del movi-
miento campesino en 1915. Esta ley establece que el pueblo ha
manifestado "...su voluntad de destruir de raíz y para siempre el
injusto monopolio de la tierra para realizar un estado social que
garantice plenamente el derecho natural que todo hombre tiene
sobre extensión de tierra necesaria a su propia subsistencia y a la
de su familia..." (Womack, 1984, p. 398).

Su artículo Io ratifica la restitución de tierras, montes y aguas, de


que fueron despojadas las comunidades e individuos. Reconoce el
derecho de pueblos y comunidades "...a poseer y administrar sus
terrenos de común repartimiento, y sus ejidos, en la forma que
juzguen conveniente.,, -estipula que serán expropiadas- ...todas
las tierras del país..." (Womack, 1984, p. 399), que excedan los
límites específicos fijados por la misma ley para la propiedad in-
dividual, exceptuándose los terrenos de pueblos, rancherías y co-
munidades.

Una de sus innovaciones fundamentales declara propiedad na-


cional los predios rústicos de los enemigos de la revolución y or-
dena que se aplique la referida pena de confiscación. Acuerda la
creación de un banco agrícola mexicano bajo la dirección del Mi-
nisterio de Agricultura y Colonización, institución que también
tendría como misión "...confiscar o nacionalizar las fincas urba-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

nas, obras materiales de las fincas nacionales o expropiadas, o


fábricas de cualquier género, incluyendo los muebles, maquinaria
y todos los objetos que contengan, siempre que pertenezcan a los
enemigos de la Revolución" (Womack, 1984, p. 402). Y a la vez,
decreta: "Los predios que el Gobierno ceda a comunidades o in-
dividuos, no son enajenables, ni pueden gravarse en forma algu-
na..." (Womack, 1984, p. 401).

87
Estipula la fundación del Servicio Nacional de Irrigación y Cons-
trucciones, el establecimiento de escuelas regionales agrícolas, fo-
restales y estaciones experimentales. Prevé la fundación de colo-
nias agrícolas y Sociedades Cooperativas. Declara propiedad na-
cional los montes y aguas utilizables y utilizadas. Y finalmente
declara: "Quedan obligadas todas las Autoridades Municipales
de la República a cumplir y hacer cumplir, sin pérdida de tiempo
y sin excusa ni pretexto alguno, las disposiciones de la presente
Ley..." (Womack, 1984, p. 403).

Sin embargo, en noviembre, el gobierno carrancista planeó una


campaña definitiva contra el zapatismo hasta "sus mismas ma-
drigueras". Los revolucionarios de Morelos hicieron vigorosa
resistencia. El 2 de mayo de 1916 Pablo González tomó Cuerna-
vaca y en pocos días más cayeron casi todas las demás pobla-
ciones principales del estado. El Ejército Libertador no conserva-
ba más que Jojutla, su cuartel general de Tlaltizapán y unos cuan-
tos pueblos. "Cuando entró en Morelos, el ejército carrancista se
portó como si fuese la reencarnación del antiguo ejército federal.
Sus tropas no entraron como libertadores, sino como conquista-
dores de la población local, que era el enemigo" (Womack, 1984,
p. 249).

En Jojutla el 16 de mayo se declara disuelta la Convención; sin em-


bargo, el 18 del mes anterior todavía pudo dejar un documento
postrero antes de desaparecer: el Proyecto de Programa de Refor-
mas Político-Sociales de la Revolución "...obra exclusiva y ex-
cepcional del movimiento zapatista porque a diferencia del resto
de los programas surianos anteriores y posteriores, se trató de un
verdadero programa de gobierno, un proyecto nacional..." (Es-
cobar Toledo y otros, 1978, p. 392).

Según Silva Herzog "...refleja el pensamiento sobre problemas


fundamentles de la nación... abarca todos o casi todos los proble-
mas nacionales: agrario, obrero, educativo, de política y admi-
nistración" (Silva Herzog, t. II, 1984, pp. 239-240).

En cuanto a la cuestión agraria refrenda su propuesta de destruir


el latifundismo, dando preferencia a los campesinos, propor-
cionándoles tierra; la creación de escuelas de agricultura y de ban-
cos que suministren fondos,tanto a los pequeños agricultores, co-
mo para "...trabajos de irrigación, plantío de bosques, vías de
comunicación... obras de mejoramiento agrícola... a fin de que
nuestro suelo produzca las riquezas de que es capaz... Facultar al
Gobierno Federal para expropiar bienes raíces..." (Silva Herzog,
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

t. II, 1984, pp. 290-291).

Sobre la cuestión obrera el programa proponía: "Precaver de la


miseria y del futuro agotamiento a los trabajadores, por medio de
oportunas reformas sociales y económicas, como son: una educa-
ción moralizadora, leyes sobre accidentes de trabajo y pensiones

88
Museo de la Revolución del Sur. Cuartel General de Zapata
Tlaltizapán, Morelos

de retiro, reglamentación de las horas de labor, disposiciones que


garanticen la higiene y seguridad... y en general por medio de una
legislación que haga menos cruel la explotación del proletariado"
(Silva Herzog, t. II, 1984, p. 291).

Reconocía la personalidad jurídica de uniones y sociedades de


obreros para que negociaran y defendieran mejor sus condiciones
de trabajo ante los patrones mediante el derecho de huelga. Tam-
bién suprimía las tiendas de raya y el sistema de vales.

En las reformas sociales destaca: "Proteger a los hijos naturales y


a las mujeres que sean víctimas de la seducción... por medio de le-
yes que les reconozcan amplios derechos y sancionen la investiga-
ción de la paternidad... Favorecer la emancipación de la mujer
por medio de una juiciosa ley sobre el divorcio, que cimente la
unión conyugal sobre la mutua estimación o el amor, y no sobre
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

las mezquindades del prejuicio social" (Silva Herzog, t. II, 1984,


pp. 291-292).

Con claridad enfoca las reformas administrativas:

Atender las ingentes necesidades de educación laica; establecer es-


cuelas en todos los lugares del país donde no existan, así como es-
cuelas normales en cada estado o región; exigir mayor tiempo a la

89
cultura física, trabajos manuales e instrucción práctica; dar pre-
ferencia a las aplicaciones prácticas de la ciencia sobre las profe-
siones liberales; emancipar la Universidad Nacional y aumentar
la remuneración y consideración del profesorado.

Reclama hacer expedita y eficaz la administración de justicia,


destruir y evitar la creación de monopolios. También apunta exi-
gir a las compañías extranjeras su sometimiento a la jurisdicción
de tribunales mexicanos. Proscribe franquicias y privilegios en fa-
vor de los grandes capitalistas y gravar con fuertes impuestos la
venta de tabacos y bebidas alcohólicas. Previene la creación del
catastro y estadística fiscal en toda la República Mexicana.

En lo referente a reformas políticas es advertidor su ideal de-


mocrático: "Realizar la independencia de los municipios, procu-
rando a éstos una amplia libertad de acción que les permita aten-
der eficazmente a los intereses comunales y los preserve de los
ataques y sujeciones de los gobiernos federal y locales... Adoptar
el parlamentarismo como forma de Gobierno de la República...
Suprimir el Senado, institución aristocrática y conservadora por
excelencia... Reorganizar sobre nuevas bases el Poder Judicial
para obtener la independencia, aptitud y responsabilidad de sus
funcionarios... Implantar el sistema de voto directo, tanto en las
elecciones federales como en las locales... Castigar a los enemigos
de la causa revolucionaria, por medio de la confiscación de sus
bienes y con arreglo a procedimientos justicieros" (Silva Herzog,
t. II, 1984, pp. 295-296).

Sus 38 artículos son en cierta medida una ampliación del Plan de


Ayala y más aún, sus planteamientos son recogidos en la Consti-
tución Federal de 1917, particularmente en los artículos 3, 5, 27,
115 y 123. El programa es un proyecto preconstitucional muy
avanzado para su época.

Mientras tanto en el norte del país, Francisco Villa el 9 de marzo


de 1916 sometido a las presiones del Ejército Constitucionalista y
limitado de armas y recursos humanos, decidió atacar a la pobla-
ción norteamericana de Columbus, en represalia de un envío de
rifles y municiones que decía haber pagado y nunca llegaron.

Los Estados Unidos replicaron con una expedición punitiva


contra Villa. El 14 de marzo tropas norteamericanas invadieron el
territorio nacional en persecución del "Centauro del Norte". Pe-
se a la gran cantidad de soldados y medios bélicos puestos en
juego, los norteamericanos fracasaron en su intento y abandona-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ron la cacería de Villa el 5 de febrero de 1917, retornando a los


Estados Unidos.

Debe considerarse en este problema la notable habilidad del Go-


bierno de Carranza para manejar el conflicto, logrando con ello
primero, evitar la guerra, y segundo, la salida de las tropas norte-
americanas.

90
vO

MEXICO

DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991


Mexico
C. S. Hammond and Company, 1910
The Librav of Congress. Washington. D C , EE. UU
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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Mexico
Rand Mc Nally and Company, 1899
The Uttiversiiv of Texas at Austin Austin. Tv , FF UU
La explotación petrolera crecía y debía normarse su exportación
ya que era una de las principales fuentes de divisas, por lo que el
gobierno de Carranza creó la Comisión Técnica del Petróleo, que
presentó un proyecto de ley para gravar toda exportación con
cuotas más altas para el petróleo crudo que para el refinado y
aconsejó la expropiación, porque la mayor parte de los terrenos
productores estaban en manos de monopolios extranjeros. Ante
la crisis financiera de los bancos, se les exigió que aumentaran sus
reservas metálicas hasta cubrir el valor de los billetes en circula-
ción y, al negarse a cumplir esta disposición fueron incautados el
15 de septiembre de 1916.

Por ese tiempo, en el estado de Morelos los Zapatistas habían


adoptado la táctica de la guerra de guerrillas en la que ya tenían
sobrada experiencia. El ejército federal controlaba poblaciones y
líneas de comunicación principales del estado y el resto estaba do-
minado por las fuerzas de Zapata. A partir de octubre la ofensiva
suriana se intensificó y se concentró sobre ferrocarriles, ingenios,
fábricas y sobre los alrededores del Distrito Federal: Milpa Alta,
Xochimilco, San Angel, en ataques cada vez más audaces. Res-
tablecieron el cuartel general en Tlaltizapán y reanudaron sus
ofensivas hasta obligar a las tropas de González a salir de More-
los.

En septiembre de 1916, Carranza emite decretos convocando a un


Congreso Constituyente con el objeto de reformar la Constitu-
ción de 1857. La elección de diputados se llevó a cabo el 22 de oc-
tubre, reuniéndose en algunas sesiones previas en el Teatro Iturbi-
de de la ciudad de Querétaro. El lo.de diciembre se iniciaron for-
malmente los trabajos del Congreso.

En la plataforma de la diputación constituyente no podían parti-


cipar aquéllos que sirvieron a gobiernos o facciones hostiles al
constitucionalismo, exiliados o que profesasen ideas del antiguo
régimen, como el abogado Jorge Vera Estañol, excluido por su
participación en el gobierno del usurpador Victoriano Huerta, y
que en represalia señaló: "Forman, empero, la mayoría de los ne-
oconstituyentes campesinos, jornaleros, menestrales, operarios,
arrieros, repartidores de leche, conductores de tranvía, capataces
y proletarios de escasa o ninguna educación, hoy generales
muchos de ellos, cubiertos de entorchados por fuera y llenos de
vanidad por dentro; ni faltan tampoco sus cómicos de la legua.
Algunos maestros de escuela y profesionales de ausente clientela y
reputación, cuprea mediocritas, y una que otra lumbrera política
hacen de aristocracia del talento en medio de aquel concurso y
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

extravío de incultura e ignorancia" (Vera Estañol, 1983, pp. 504-


505).

"A juzgar por la bondadosa descripción, los diputados constitu-


yentes eran el pueblo y era precisamente esta circunstancia la que
redoblaba su furia" (Benítez, t. II. 1984, p. 89). El Congreso
reflejaba tal vez ingenuidad o ignorancia respecto de leyes y pro-
cedimientos, pero también demostraba el conocimiento de los

93
problemas esenciales del país y el deseo de solucionarlos. Este
núcleo de representantes populares fue capaz de elaborar la Cons-
titución que ha regido los destinos de la nación a lo largo de casi
siete décadas. Por las reformas sociales derivadas de las normas
establecidas en este nuestro máximo código político, que abando-
naba el liberalismo tradicional, la Constitución Mexicana de 1917
se consideró, para su época, como la más avanzada.

En los debates ocurridos en el actual Teatro de la República de la


ciudad de Querétaro, entre el Io de diciembre de 1916 y el 5 de
febrero de 1917, se conformaron dos corrientes definidas: la mo-
derada, que defendía una posición liberal auspiciada por Carran-
za, y la radical o jacobina, partidaria de las reformas sociales con
la intervención decidida del Estado, apoyada por el general Obre-
gón. Entre los representantes del primer grupo se encontraban
Luis Manuel Rojas, presidente del Congreso, Félix F. Palavicini,
Alfonso Cravioto, Natividad Macías e Hilario Medina. De los ra-
dicales destacaron Francisco J. Mújica, Heriberto Jara, Esteban
Baca Calderón, Luis G. Monzón, Rafael Martínez de Escobar y
Pastor Rouaix.

El proyecto presentado por Venustiano Carranza "... reproducía


buen número de artículos de la Constitución de 1857 sin ninguna
modificación, pero contenía cambios más o menos substanciales
en varios de los más importantes. Sin embargo, esos cambios re-
sultaron demasiado prudentes o tímidos para el ala izquierda del
Congreso que incuestionablemente constituía la mayoría del mis-
mo" (Silva Herzog, t. II, 1984. p.305).

El "Varón de Cuatro Ciénegas" propuso varias modificaciones y


ajustes a la Constitución de 1857 y varios artículos se aprobaron
sin objeción. La preocupación de aquellos legisladores se fijó en
el espíritu y texto de cuatro artículos: el 3o dedicado a la educa-
ción, el 27 a la propiedad, el 123 al trabajo y el 130 a las relacio-
nes entre el Estado y la Iglesia. Y así, el Constituyente se alzó rico
en debates. El primer artículo, discutido durante 4 días, decretó
que la enseñanza será libre, pero laica, al mismo tiempo que será
gratuita la enseñanza primaria que imparta el Estado. Sobre la
importancia de esta cuestión el diputado por Zamora, Francisco
J. Mújica, uno de los ideólogos del Congreso Constituyente, afir-
mó: "...La enseñanza es indudablemente el medio más eficaz pa-
ra que los que la imparten se pongan en contacto con las familias,
sobre todo para que engendren, por decirlo así, las ideas funda-
mentales en el hombre..." (Debate de los artículos 3o, 27° y 123°
constitucionales, 1985, p. 49) Incuestionablemente recalcó la ne-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

cesidad de arrebatar la instrucción al clero y establecer una autén-


tica libertad de enseñanza.

El artículo 27 establecía que la nación era la propietaria original


de tierras, aguas y subsuelo, y que ella tendrá en todo tiempo el
derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que
dicte el interés público. Se consagra el principio de expropiación

94
por causa de utilidad pública, el fraccionamiento de los latifun-
dios, la restitución y dotación de tierras a los pueblos y la prohibi-
ción de que asociaciones religiosas poseyeran bienes raíces.

Varios días se debatió este artículo, finalmente aprobado el 29 de


enero de 1917. En su discurso de defensa de la redacción del mis-
mo, el diputado Heriberto Jara afirmó: "...si este libro (la Cons-
titución) lo completamos con una ley de esta naturaleza...
pondremos a salvo los intereses nacionales, queda asegurado el
pedazo de tierra al pequeño labrador: esta ley le dirá de una ma-
nera clara: ya no serás el esclavo de ayer, sino el dueño de maña-
na; ya no irás al campo a labrar un surco, dejando tu sudor, de-
jando todas tus energías embarradas allí... ya no, ya tendrás tu
pequeño pedazo de tierra para labrarla por tu cuenta, ya serás
dueño de ella, ya participarás de sus beneficios, sin que nadie ven-
ga a despojarte; ya no te levantarás con el azote, a las tres de la
mañana, a rezar el famoso alabado, a rezarle a ese dios que ha
permitido tenerte como esclavo y que no ha permitido tenerte co-
mo a gente; ya no irás a darle las gracias en vano por aquellos fa-
vores que te contara el cura, quien te decía que tu reino no es de
este mundo, que tu mansedumbre, tu humildad, tu respeto al
patrón te lo premiaría con un jirón de cielo; vas a ver lo que está
aquí en la tierra, porque con esta ley se te va a dar un pedazo don-
de puedas sembrar y donde puedas vivir" (Debate de los artículos
3o, 27°, y 123° constitucionales, 1985, p. 65).

En el proyecto original, la legislación laboral se dejaba de lado, o


al menos se posponía, pues sólo quedaba asentada en el artículo
72 la facultad conferida al Poder Legislativo de expedir leyes
sobre trabajo "en las que se implantarán todas las instituciones
del progreso social en favor de la clase obrera" (Debate de los ar-
tículos 3o, 27° y 123° constitucionales, 1985, p. 42). Ello originó
una discusión en torno al artículo 5 o que prohibe la celebración
de todo contrato, pacto, o convenio que tenga por objeto el me-
noscabo, la pérdida o el sacrificio de la libertad del hombre, por
causa del trabajo, educación o voto religioso, prohibiendo, en
consecuencia, el establecimiento de órdenes monásticas, pues de
acuerdo con el diputado Héctor Victoria este artículo estaba trun-
co y debía ser ampliado.

Movidos por esta iniciativa, un grupo de diputados encabezados


por Pastor Rouaix presentó en la sesión el 23 de enero de 1917 un
proyecto de reformas al artículo 5o y bases constitucionales para
normar la legislación del trabajo, y entre sus argumentos señala:
"...se impone no sólo el aseguramiento de las condiciones huma-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

nas de trabajo, como las de salubridad de locales, preservación


moral, descanso hebdomanario, salario justo y garantías para los
riesgos que amenacen al obrero en el ejercicio de su empleo, sino
fomentar la organización de establecimientos de beneficiencia e
institución de previsión social... y auxiliar a ese gran ejército de
reservas de trabajadores parados involuntariamente, que consti-
tuyen un peligro inminente para la tranquilidad pública". Con
énfasis sostenía: "Sabido es cómo se arreglaban las desavenien-

95
cías surgidas entre los patronos y los trabajadores del país; se im-
ponía en todo caso la omnímoda voluntad de los capitalistas por
el incondicional apoyo que les brinda el Poder Público; se despre-
ciaba en acervo cuando se atrevían a emplear medios colectivos
para disputar un modesto benefcicio a los opulentos burgueses.
Los códigos poco hablan de la prestación de servicios, y conse-
cuentes con los principios seculares que los inspiraron, se desen-
tienden de la manifiesta inferioridad de los trabajadores respecto
del principal, al celebrar los contratos correspondientes..." (De-
bate de los artículos 3o, 27 y 123° constitucionales, 1985, p. 90).

Tomando en consideración los argumentos del ala izquierda del


Congreso, finalmente en el artículo 123, se consagró el derecho de
huelga, la jornada de 8 horas, la fijación de un salario mínimo,
reparto de utilidades, medidas de seguridad, despido sólo por
causas justificadas, protección a las madres, abolición del peona-
je por deudas, formación de sociedades de seguros y cooperativas
y otras estipulaciones que hicieron del artículo 123 el artículo de
protección al trabajo más avanzado del mundo.

En el artículo 130 los constituyentes ratificaron las tesis de la


Constitución de 1857 subordinando la actividad de la Iglesia al
Estado, garantizando la libertad de cultos y reglamentando la ac-
tividad de los sacerdotes. En estos artículos (3o, 27°, 123°, 130°)
quedaban consignadas las ideas torales de la Revolución Mexica-
na expresadas en leyes, pero en los artículos 4, 5, 6, 7, 9, 15, 24,
28, 30, 39, 73 y 83, se afianzan los principios que definen y carac-
terizan el modelo de nación que la revolución planteó y decidió
desarrollar. En la Constitución, en su conjunto se sintetizan las
ideas revolucionarias y los anhelos que inspiraron la lucha arma-
da.

Así los artículos 4, 6, 7, 9 y 24 establecen las libertades de trabajo,


manifestación de ideas, de imprenta, de asociación y de concien-
cia. El artículo 15 prohibe la celebración de tratados para la
extradición de reos políticos. El 30 daba la calidad de mexicanos
por naturalización a los "indolatinos" residentes que lo solicita-
ran. El 73 faculta al Congreso a legislar sobre los términos en que
el Ejecutivo puede celebrar empréstitos sobre el crédito de la na-
ción, para aprobarlos y para reconocer y pagar la deuda nacional.
El artículo 28 prohibe la existencia de monopolios, salvo los del
Estado.

Un viejo principio revolucionario recoge el artículo 39, ya consig-


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

nado en la Constitución de Apatzingán de 1814, estableciendo


que la soberanía nacional reside esencial y originalmente en el
pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para
beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable de-
recho de alterar y modificar la forma de su gobierno.

El artículo 83 establecía que el presidente de la República duraría


en su cargo cuatro años y nunca podría ser reelecto. Acuerdo no

96
menos importante fue la división en tres poderes, con un ejecutivo
fuerte, descartándose el régimen parlamentario, prevaleciendo el
de tipo presidencialista.

A pesar de los debates las innovaciones trascendentes fueron pro-


ducto de la unidad, basada en un sentimiento revolucionario ma-
yoritario. La Constitución fue promulgada el 5 de febrero de
1917, como programa de la revolución sustentado en la necesi-
dad de realizar cambios estructurales profundos.

En esta Constitución "se conforma un proyecto para la nación,


con las características siguientes: Estado y sociedad democráti-
cos; ejercicio pleno e integral de la soberanía nacional; facultades
del Estado para regular el aprovechamiento de los recursos natu-
rales, con las finalidades primordiales de distribuir equitativa-
mente la riqueza y cuidar de su conservación; intervención decidi-
da y creciente del Estado en la vida económica de la nación; de-
recho a la tierra para toda la población campesina que la requiera
y puesta de todos los suelos productivos en producción; trabaja-
dores protegidos por la ley, con salario suficiente para satisfacer
sus necesidades normales de vida, con participación en las utilida-
des de las negociaciones donde presten sus servicios y vivienda
proporcionada por éstas; derecho de los trabajadores a la huelga;
Estado laico; educación libre, laica la oficial, y regulada por el
Estado también la particular; pleno ejercicio de las libertades in-
dividuales; prohibición a la existencia de monopolios y estancos;
nación abierta a los latinoamericanos (indolatinos), a los que con-
cede la nacionalidad mexicana si la solicitan; pueblo en el que
esencial y originalmente reside la soberanía; tres poderes, cada
uno con facultades específicas y bien definidas; prohibición para
la reelección del Presidente de la República" (Cárdenas, 1985,
pp. 37-39).

Sin embargo, no todos los revolucionarios participaron en la re-


dacción de la Constitución, ni la aprobaban. Emiliano Zapata a
pesar del artículo 27 continuaba su lucha en el sur. Villa seguía
combatiendo al ejército de Carranza, Félix Díaz creaba conflictos
en Oaxaca y, por varios rincones del país actuaban diferentes gru-
pos armados, recelosos de la jefatura de Carranza.

Un día después de promulgarse la Constitución, Venustiano


Carranza expidió la convocatoria para elegir a senadores, diputa-
dos y presidente de la República. Las elecciones se efectuaron el
11 de marzo, y como resultado de ellas, Carranza, de Primer Jefe
del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo,
se convirtió el Io de mayo de 1917 en Presidente Constitucional
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

de México.

A los conflictos con los diferentes grupos revolucionarios se su-


maron los de otros sectores que hubo de enfrentar el gobierno de
Carranza. Uno de ellos se da con la Iglesia católica a partir de la
promulgación de la Constitución, particularmente por el contexto
de los artículos 3 y 130. El episcopado mexicano afirmó al respec-
to: "El Código de 1917 hiere los derechos sacratísimos de la Igle-

97
o
00
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Mexico
M. I. D., G. S., 1926
National Archives and Records Service. Washington, D. C., EE. UU.
sia Católica, de la sociedad mexicana y los individuales de los
cristianos, proclama principios contrarios a la verdad enseñada
por Jesucristo, la cual forma el tesoro de la iglesia y el mejor
patrimonio de la humanidad, y arranca de cuajo los pocos de-
rechos que la Constitución de 1857... reconoció a la iglesia como
sociedad y a los católicos como individuos" (Contreras/Tamayo,
1976, p. 279). En esta tesis, ratificada en 1926, se encuentra uno
de los antecedentes más directos de lo que sería la guerra cristera.

Durante su gobierno, Carranza repartió alrededor de 200 000


hectáreas a los ejidos. En cierta medida ello mantuvo inconformi-
dad en el campo, pues el reparto sólo comprendió al 1% de la
población rural y la revolución en su fase armada era esencial-
mente campesina.

Con el sector obrero hubo también choques. Uno de los primeros


se dio a raíz de la huelga iniciada el 22 de mayo de 1916, por
electricistas, tranviarios y otros gremios, que se convirtió en huel-
ga general el 30 de julio. El presidente Carranza quiso darle un
matiz político a la huelga con el decreto del 1 ° de agosto, determi-
nando: "Que la conducta del sindicato obrero es en el presente
caso tanto más antipatriótica y por tanto más criminal, cuanto
que está determinada por las maniobras de los enemigos del Go-
bierno... Por todo lo expuesto, he tenido a bien decretar lo si-
guiente: Artículo Io Se castigará con la pena de muerte, además
de a los trastornadores del orden público que señala la Ley de 25
de enero de 1862; Primero. A los que inciten a la suspensión del
trabajo en las fábricas o empresas destinadas a prestar servicios
públicos o la propaguen; a los que presidan las reuniones en que
se proponga, discuta o apruebe; a los que la defiendan y sosten-
gan; a los que la aprueben o suscriban; a los que asistan a dichas
reuniones o no se separen de ellas tan pronto como sepan su obje-
to, y a los que procuren hacerla efectiva una vez que se hubiera
declarado" (Silva Herzog, t. II, 1984, pp. 300-301). La huelga
terminó con la ocupación militar de los locales sindicales y la
clausura de la Casa del Obrero Mundial. El 2 de agosto todos los
servicios se reanudaron. Aunque fueron muchos los detenidos, a
ninguno se le aplicó la sentencia decretada. Los obreros, a pesar
de todo, continuaron su lucha y movimientos huelguísticos en di-
ferentes lugares; proponiéndose lograr su unificación se
reunieron congresos obreros en Veracruz, en 1916, Tampico, en
1917, Motul, Yucatán, y Saltillo, Coahuila, en 1918, en el Distri-
to Federal en 1919, y posteriormente en Izamal, Yucatán, en
1921. Estos congresos fueron promovidos por diferentes organi-
zaciones sindicales y político-sindicales, particularmente de ten-
dencias socialistas y anarquistas.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

El congreso de Veracruz, fue el primer congreso obrero nacional


realizado en este siglo, de él surgió la Confederación del Trabajo
de la Región Mexicana dirigida por Herón Proal que más tarde,
en 1922, se haría famoso por encabezar el movimiento inquilina-
rio.
El congreso celebrado en Saltillo en 1918, contó con el apoyo del
gobernador del estado Gustavo Espinoza Míreles, partidario del

99
presidente Carranza, por lo que se consideró que éste alentaba la
organización nacional obrera. De esta reunión surgió la Confede-
ración Regional Obrera Mexicana (CROM) dirigida por Luis Na-
poleón Morones.

El Primer Congreso Obrero Socialista, de Motul, Yucatán, ce-


lebrado del 29 al 31 de marzo de 1918, fue el de ideas más avanza-
das, organizado por el líder Felipe Carrillo Puerto, que estructu-
ra el Partido Socialista de Yucatán,transformándolo después en
Partido Socialista del Sureste. En él se aprueban la formación de
cooperativas agrícolas, instituir una escuela normal socialista co-
educativa, aceptación de la mujer obrera en las ligas de resistencia
y luchar por sus plenos derechos ciudadanos, así como la lucha
revolucionaria por el bienestar social. Declara el Io de mayo fies-
ta del trabajo y también efectivo el 5 de mayo de ese año, centena-
rio del natalicio de Carlos Marx. El Segundo Congreso Obrero
Socialista, efectuado en Izamal, Yucatán, del 15 al 20 de agosto
de 1921, aprueba "la expropiación de la tierra sin indemnización
de ninguna especie" y "la expropiación sin rescate de los elemen-
tos de la producción industrial en beneficio del Estado
proletario". Propone la reforma a la Constitución para que
quede abolida la propiedad privada de los elementos de la pro-
ducción agrícola e industrial y además se puedan socializar y
expropiar sin indemnización los servicios públicos desempeñados
por empresas privadas (Segundo Congreso Obrero de Izamal,
1977, pp. 58-63).

La promulgación de la Constitución de 1917 no fue suficiente pa-


ra que las armas fueran depuestas. En Morelos los Zapatistas
mantenían a raya al ejército federal por medio de la guerra de
guerrillas y su posición era irreductible. El ejército regular no ha-
bía sido capaz de vencer a Zapata y sus campesinos, sólo la
traición podría doblegarlo. Esta astuta maniobra la urdió Pablo
González en marzo de 1919, aprovechando algunos incidentes
entre él y el coronel Jesús M. Guajardo para tender la fatal tram-
pa al caudillo del sur. Guajardo fingiría una defección, ofrecién-
dole a Zapata unirse a su causa con sus hombres y pertrechos en
el momento oportuno. Ofuscado por tan halagüeña oferta el líder
campesino buscó un acuerdo, confiando que esta incorporación
le permitiría desarrollar una gran ofensiva para dominar nueva-
mente las ciudades morelenses. Después de una serie de gestiones
de agentes confidenciales Zapatistas para comprobar la veracidad
del compromiso de Guajardo, se acordó una entrevista entre los
dos jefes el 10 de abril de 1919 en la hacienda de Chinameca. El
coronel invitó a comer al general Zapata para sellar su alianza, y
hacia las dos de la tarde, escoltado por diez jinetes de su estado
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

mayor, montando el alazán que el propio Guajardo le envió de


regalo el día anterior, Zapata se presentó a la cita.

De acuerdo con el relato recogido por Gildardo Magaña, general


e historiador zapatista, la entrevista terminó así: "La guardia for-
mada, parecía preparada a hacerle los honores. El clarín tocó tres
veces llamada de honor; al apagarse la última nota; al llegar el ge-
neral en jefe al dintel de la puerta... a quemarropa sin dar tiempo

100
Cuautla, Morelos
Monumento a Emiliano Zapata

IUI
4Wí
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
para empuñar ni las pistolas, los soldados que presentaban ar-
mas, descargaron dos veces sus fusiles y nuestro inolvidable Ge-
neral Zapata cayó para no levantarse más" (Womack, 1984, p.
321).

El 6 de agosto de 1919 los generales Everardo González, Manuel


Palafox, Antonio Beltrán, Tomás García, Octaviano Muñoz y
Guillermo Rodríguez, firmaron en Milpa Alta un Plan de Ayala
reformado. En su primer artículo ratificaban la vigencia de la
Constitución de 1857, explicaban el mecanismo de reparto de
tierras y la futura organización política del país.

El plan concluía así: "Decimonoveno. Los que suscribimos el


presente Plan nos comprometemos bajo juramento a luchar hasta
vencer o morir por los ideales del Plan aludido. A las armas, me-
xicanos, aprestaros para defender el reparto de tierras que dará
"Patria" a cada ciudadano. Reparto Efectivo de Tierras o Muer-
te" (Contreras/Tamayo 1976, p. 336).

A la muerte del caudillo suriano la lucha guerrillera en Morelos


estuvo cada vez más limitada; 1919 fue también el año en que se
preparaban las elecciones para sustituir a Carranza,quien prácti-
camente ejercía el Poder Ejecutivo desde 1914. Los candidatos
más fuertes eran Alvaro Obregón y Pablo González. El Io de ju-
nio el general Obregón publicó un extenso manifiesto en el que
proclamó su candidatura y a la vez lanzó algunas críticas al go-
bierno federal. El antiguo Primer Jefe no apoyó a Obregón sino
al ingeniero Ignacio Bonillas.

Durante esta etapa se planteó un conflicto entre el Poder Ejecuti-


vo Federal y el gobierno del estado de Sonora, en torno al Acuer-
do de Pacificación de los Indios Yaquis, logrado gracias a la la-
bor del gobernador Adolfo de la Huerta.

Carranza amenazó con enviar fuerzas federales y esto se interpre-


tó como un ataque a la soberanía estatal.

Mientras tanto, se llevaba a cabo el Primer Congreso Nacional


Socialista (del 25 de agosto al 4 de septiembre) en la ciudad de
México, convocado por agrupaciones de tendencia izquierdista,
con el propósito de abordar la cuestión del socialismo y crear un
partido socialista a nivel nacional. "En la declaración de princi-
pios, que fue aceptada por los delegados, se establece que los so-
cialistas buscan 'la posesión y dirección comunista de todos los
medios de producción, distribución y cambio', con exclusión de
los elementos burgueses y capitalistas de la sociedad, para alcan-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

zar al fin la abolición de las clases sociales" (Tiempo de México,


No. 5, 1984, p. 3).

En dicho Congreso afloraron tres tendencias diferentes: "...la re-


formista, encabezada por el propio Morones, semejante a la que
en Estados Unidos representaba la American Federation of La-
bor; la del aventurero norteamericano Linn A. Gale, que se decía
izquierdista, pero sin una tesis política definida, y la comunista,

102
encabezada por José Alien y otros radicales del movimiento obre-
ro, francamente orientada a sumarse a la III Internacional. Divi-
dido el Congreso Socialista en esos grupos, Morones decidió, tres
meses después, formar el Partido Laborista Mexicano, con el
apoyo de fuertes núcleos de la CROM" (Fuentes Díaz, 1969, pp.
209-210). Gale formó el Partido Comunista de México, que pere-
ció poco después; y José Alien, junto con Manabendra Nath Roy,
Frank Seaman, Hipólito Flores, Manuel Díaz Ramírez y otros,
fundaron el Partido Comunista Mexicano en noviembre de 1919,
que fue el único que perduraría.

En noviembre de 1919 se inició la campaña electoral de Obregón,


apoyado por el Partido Liberal Constitucionalista y el Laborista
Mexicano.

En abril de 1920, llamado por la Secretaría de Guerra, el popular


militar sonorense se presentó en la ciudad de México, y el día 9
del propio mes Adolfo de la Huerta, gobernador de Sonora y
múltiples obregonistas, rompieron relaciones con el gobierno
carrancista. El día 13, Obregón salió de la capital al enterarse de
su posible arresto, dirigiéndose al estado de Guerrero.

En Sonora se firmaba el 23 de abril el llamado Plan de Agua


Prieta, cuyo nombre original era Plan Orgánico del Movimiento
Reinvindicador de la Democracia y de la Ley, que desconocía al
gobierno federal y nombraba Jefe Interino del Ejército a De la
Huerta; asimismo desconocía a todos los gobernadores partida-
rios de Venustiano Carranza.

El 30 de abril de 1920, Obregón desde Chilpancingo lanza un ma-


nifiesto adhiriéndose al Plan de Agua Prieta. Carranza, ante la
presión ejercida por destacados jefes militares, secundando al
triunfador de Celaya y Trinidad, se vio obligado a abandonar la
capital el 7 de mayo y, camino a Veracruz el 21 de mayo de 1920
en Tlaxcalantongo, en una celada fue sacrificado por el general
Rodolfo Herrero, que horas antes en fingida lealtad se había uni-
do al grupo que daba escolta al presidente Carranza. Después de
este suceso, la Cámara de Diputados nombró presidente interino
a Adolfo de la Huerta para gobernar del Io de junio al último de
noviembre de 1920, fecha en que entregaría el poder al nuevo
mandatario electo en los comicios populares del mes de sep-
tiembre.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

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Military Intelligence Division General Staff, U.S.A., 1922

fhe University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.


De los caudillos

a las instituciones

UERTOS ZAPATA Y CARRANZA, derrotado Villa y en


un país militarizado, amenazado por numerosas gavillas, fue im-
perativo afrontar éstos y otros problemas políticos para cumplir
con los postulados de la revolución. De los más importantes eran
entregar tierras a los campesinos (sólo se había repartido el 1 °/o de
las tierras laborables), la pacificación total para sentar las bases
del desarrollo económico y la institucionalización del poder con el
reconocimiento del nuevo gobierno por otras naciones y, particu-
larmente de los Estados Unidos.

Los caudillos sonorenses Adolfo de la Huerta, Alvaro Obregón y


Plutarco Elias Calles surgieron como nuevos líderes y presiona-
ron hasta lograr que el primero fuese nombrado por el Congreso
presidente interino, para gobernar del Io de junio al último de
noviembre de 1920, en tanto se convocaba a elecciones.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

De la Huerta, responsable de mantener la hegemonía de su grupo,


neutralizó o eliminó a ciertos enemigos del obregonismo, entre
ellos a Jesús M. Guajardo, quien traicionó a Zapata y fue ejecu-
tado por intentar sublevarse a favor de Pablo González, quien
tiempo después salió del territorio nacional. Amnistió a Francisco
Villa por los convenios de Sabinas, entregándole en propiedad la
hacienda de Canutillo, y al expulsar a Félix Díaz, anuló al último

105
representante militar de la dinastía porfirista. De la Huerta consi-
guió la pacificación del país, a pesar de los levantamientos ocurri-
dos durante su breve interinato.

Obregón reanudó su campaña presidencial enfrentándose al inge-


niero Alfredo Robles Domínguez, considerado "neocarrancis-
ta", apoyado por el Partido Nacional Republicano. El programa
del divisionario sonorense proponía mantener la inviolabilidad de
la soberanía de la nación respecto a sus recursos naturales, esti-
mular las inversiones extranjeras y dar apoyo a los terratenientes
"progresistas" y pequeños propietarios capitalistas rurales. En
profesión de fe agrarista, declaraba una alianza con el movimien-
to zapatista.

En junio de 1920 se funda el Partido Nacional Agrarista (PNA)


surgido de los antiguos clubes agraristas, encabezado por Anto-
nio Díaz Soto y Gama, Aurelio Manrique, Rodrigo Gómez y Feli-
pe Santibáñez. Este partido "se integraba casi exclusivamente
con campesinos y perseguía como único objeto el desarrollo de la
Reforma Agraria" (Fuentes Díaz, 1969, p. 213).

En las elecciones presidenciales de septiembre, Alvaro Obregón


obtuvo el triunfo, el 10 de diciembre de 1920 tomó posesión como
Presidente Constitucional, por un período de cuatro años.

Desde que asumió la presidencia se dedicó a resolver los proble-


mas nacionales más agobiantes, uno de los primeros, la reorgani-
zación del ejército con el propósito de debilitar el poder de los
caudillos militares; formó reservas, dio de baja a numerosos
miembros del ejército, estableció colonias para ellos y aumentó el
número de zonas militares para disminuir la influencia de los je-
fes.

Favoreció igualmente la participación de organismos políticos ci-


viles en la vida nacional para contrarrestar la preponderancia mi-
litar y cimentar la base de poder de su gobierno. Por esta tónica
oficial el Partido Nacional Agrarista y la Confederación Regional
Obrera Mexicana (CROM), dirigida por Luis Napoleón Moro-
nes, fueron las instituciones que más apoyaron a Obregón y las
más beneficiadas por la política gubernamental.

En el agro mexicano persistió el descontento porque el reparto


agrario se había interrumpido, incluso, sólo en el estado de More-
los se logró una transformación efectiva en el sistema de tenencia
de la tierra. Las demandas campesinas fueron manejadas por el
PNA; sin embargo, otras organizaciones lucharon por las reivin-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

dicaciones en el campo: una de ellas, la Liga de Comunidades


Agrarias de Veracruz, creada en marzo de 1923. "La liga, debido
a la influencia comunista, estableció lazos con organismos obre-
ros nacionales e internacionales ...Su influencia rebasó Veracruz,
y pronto apareció en otros estados donde los gobiernos locales
mostraron cierta simpatía por las demandas campesinas, como en
Michoacán, Puebla, Jalisco, Tamaulipas y Yucatán" (Meyer,
1981, p. 1209).

106
Obregón comprendió la prioridad política del problema de los
campesinos y prácticamente en su gobierno se inició la reforma
agraria. ''Durante el primer año de su mandato distribuyó más
tierras que Carranza en cinco años, casi en un total de 500 000
hectáreas. Pero después disminuyeron las superficies repartidas...
Los acontecimientos políticos obligaron empero a Obregón a ace-
lerar el ritmo de la distribución en 1923. Habiéndose rebelado...
generales reaccionarios, tuvo que solicitar el apoyo campesino
para mantenerse en el poder... Al final de su período, en 1924,
Obregón había distribuido... 1 200 000 hectáreas de tierra a unos
100 000 campesinos" (Gutelman, 1983, p. 89).

El programa agrario obregonista tuvo "...los altos y bajos inevi-


tables cuando dentro del gobierno mismo hay choques de intere-
ses. Para no afectar demasiado los intereses de los latifundistas,
Obregón sostenía que debía irse creando la pequeña propiedad
agrícola sólo con los excedentes de los latifundios para evitar un
desequilibrio económico''(Sánchez/Lafuente, 1979, p.2493). Su
política agraria trató de equilibrar por una parte, la exigencia
campesina por sus tierras, y por la otra, la resistencia de los terra-
tenientes nacionales y extranjeros a entregarla a sus auténticos
propietarios: los campesinos. Sin embargo, esta tímida reforma
agraria obregonista provocó una violenta reacción de los terrate-
nientes, quienes con el apoyo de un sector importante del ejército
reprimieron al movimiento campesino.

"...muchos campesinos se vieron amedrentados... por las coléri-


cas prédicas de los sacerdotes desde el pulpito y por las amenazas
de los terratenientes, en el sentido de que 'las cosas tendrían que
cambiar' y a los 'agraristas' ladrones que aceptaban tierras ejida-
Ies 'robadas' se les haría 'perros del mal' por el resto de su vida"
(Sánchez/Lafuente, 1979, p.2493).

El régimen de Obregón protegió decididamente a la CROM, con-


virtiéndose en la institución obrera preponderante. A cambio de
este apoyo el gobierno controló a través de la CROM, al movi-
miento laboral. Sin embargo, no satisfizo en su totalidad las peti-
ciones de los líderes cromistas, particularmente en la creación de
un ministerio del trabajo, dirigido por Morones, y si bien nunca
apoyó a otras organizaciones sindicales, tampoco su gobierno
descansó sobre la base so cial obrera sino en la campesina.

La Confederación General de Trabajadores (CGT) constituida en


1921, fue la principal central obrera anarcosindicalista que se
mantuvo independiente de la política oficial, por lo que luchó
contra la CROM y el Estapo, aunque su influencia era bastante li-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

mitada.

Las relaciones entre la CROM y el gobierno acusaron altibajos,


pues la Confederación goz:ó del apoyo gubernamental en distintos
conflictos laborales. Pero, desde 1921 surgieron diferencias, al
oponerse la central obrera a la represión de los trabajadores
ferrocarrileros, aunque posteriormente -en 1923- la CROM ayu-
dó a romper el movimiento de huelga tranviario en el Distrito Fe-

107
deral. Al final del gobierno de Obregón las diferencias se acen-
tuaron cuando los líderes cromistas exigían más puestos guberna-
mentales, "...entre ellos el de los 'ataches' obreros en las embaja-
das de México..." (Fuentes Díaz, 1969, p.211).

En su conjunto, la política de Alvaro Obregón se caracterizó por


un complicado juego de equilibrios entre las cosas contradictorias
en que debía apoyarse, mas siempre mantuvo claridad en cuanto
a sus objetivos revolucionarios y no vaciló en tomar las medidas
más drásticas para llevarlos a cabo.

El 8 de julio de 1921 se crea la Secretaría de Educación Pública,


nombrándose como titular a José Vasconcelos, quien propuso la
regeneración de México mediante la cultura. Esta Secretaría reali-
zó una trascendental campaña alfabetizadora: se establecieron es-
cuelas rurales, bibliotecas y las "misiones culturales". Su labor
editorial fue fecunda, destacando las colecciones de "clásicos",
"lecturas clásicas para niños", "lecturas para mujeres", la revis-
ta "El Maestro" y las cartillas de alfabetización. Fomentó la obra
de Rivera, Orozco y otros muralistas mexicanos.

México atravesaba por una situación difícil a la que se sumó el


conflicto religioso. La jerarquía católica criticó severamente la
Constitución de 1917 -que aumentó y reafirmó los mandatos an-
ticlericales de la de 1857- en especial, los artículos 3, 25, 27 y 130.
Incluso, alentó las protestas de la Acción Católica Juvenil Mexi-
cana (ACJM). Algunos gobiernos estatales comenzaron a dictar
disposiciones un tanto violentas, lo que agudizó el problema. La
tensión entre el Estado y la Iglesia aumentó en 1923 cuando el go-
bierno tuvo que expulsar del país, por sus ataques al gobierno y
violaciones a las leyes mexicanas, al nuncio apostólico Filippi, y
detuvo la edificación del monumento a Cristo Rey en el Cerro del
Cubilete, Guanajuato.

Acontecimientos que ensombrecieron aún más el panorama na-


cional, fueron las tragedias políticas. En 1922 algunos señalados
opositores de Obregón como Francisco Murguía y Lucio Blanco
murieron asesinados; Juan Carrasco pereció en combate y Fran-
cisco Villa fue acribillado en Parral, Chihuahua, el 20 de julio de
1923.

Por otro lado, el gobierno "...tuvo que responder a las pre-


siones de la burguesía industrial y financiera, nacional e interna-
cional, que exigía una rápida pacificación del país, y la organiza-
ción del sistema financiero, que beneficiara a sus intereses... (así)
tuvo que resolver dos problemas principales en materia finan-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ciera: la restauración del crédito interno y exterior y la reorgani-


zación fiscal" (Sánchez/Lafuente, 1979, p. 2496). Se dispuso la
liquidación y devolución de los bancos incautados por el gobierno
de Carranza, se dictaron leyes para reglamentar el funcionamien-
to de los bancos y se creó la Comisión Nacional Ranearía.

Como los asuntos entre México y los Estados Unidos marchaban


penosamente, Obregón, al igual que su antecesor, trató de llegar

108
Lugar donde fue muerto Francisco Villa
Parral, Chihuahua

a un acuerdo con la Casa Blanca para conseguir el reconocimien-


to oficial. Las relaciones diplomáticas estaban interrumpidas des-
de la muerte de Carranza, y en el intento por restablecerlas, el
"Manco de Celaya" comisionó a De la Huerta para negociar la
reanudación de pagos de la deuda externa. Utilizando el chantaje
diplomático, en 1921 el gobierno norteamericano trató de obte-
ner, a cambio de su reconocimiento al nuestro, la firma de un
"tratado de amistad y comercio" que incluía cláusulas lesivas a la
soberanía nacional.

"En México en 1920 no había una sola rama importante de la


economía que no estuviera dominada por el capital extranjero"
' (Semo, 1984, p.250). A esta economía dependiente se sumaba una
cuantiosa deuda pública, cuyo monto aproximado era de 1 452
000 000 de pesos, si bien no era de las deudas más onerosas de
América Latina.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

El Comité Internacional de Banqueros con Negocios en México,


creado en 1919 y dirigido por la firma Morgan hasta su desapari-
ción en 1942, se apresuró a intervenir cuando Obregón intentó el
rescate de la deuda externa. El gobierno mexicano se dispuso a
concertar un acuerdo con el Comité en términos aceptables, que
culminó con la firma del convenio De la Huerta-Lamont el 16 de
junio de 1922. Por este convenio se reanudó el pago de la deuda;
para solventarla se ampliaron las responsabilidades del gobierno

109
mexicano y se permitió la injerencia del Comité Internacional de
Banqueros en la deuda, tanto interna como externa. La admi-
nistración obregonista cifraba su optimismo en el citado convenio
para propiciar el reconocimiento de los Estados Unidos. Aunque
las medidas adoptadas por Obregón complacieron a Washington,
se negó, sin embargo, a otorgarle reconocimiento oficial.

Representantes norteamericanos y mexicanos se reunieron poste-


riormente en 1923, en una casa de las calles de Bucareli, a discutir
los problemas pendientes entre las dos repúblicas. Las sesiones
terminaron con la firma de los Convenios o Tratados de Bucareli.
Sus principales puntos determinaron: "...las expropiaciones por
ejidos se pagarían con bonos, a un interés del cinco por ciento
anual, amortizables en una vigésima parte, por lo menos, cada
año y aceptables por el gobierno...en pago de impuestos. Que, en
caso de reanudarse las relaciones diplomáticas, los ciudadanos
americanos podrían reclamar ante la Comisión General el pago
por expropiaciones de tierras en extensión superior a 1755 hectáre-
as y la devolución de propiedades ilegalmente confiscadas duran-
te la revolución...se respetarían los derechos de los titulares de
concesiones o contratos para la explotación del subsuelo petrolí-
fero de México que hubieran efectuado antes del lo. de mayo de
1917...se nombraría una comisión integrada en términos seme-
jantes a los del convenio general de reclamaciones, para resolver
todas las reclamaciones de ciudadanos de los Estados Unidos por
daños y perjuicios provenientes de las revoluciones o disturbios
ocurridos en México desde el 20 de noviembre de 1910 hasta el 31
de mayo de 1920" (Vera Estañol, 1983, pp. 612-613). Aunque los
acuerdos de Bucareli no tuvieron validez internacional, deci-
dieron al presidente Coolidge a otorgar su reconocimiento al go-
bierno de Obregón el 31 de agosto de 1923.

A finales de ese año surgió una nueva crisis política por la suce-
sión presidencial.El jefe del Ejecutivo al apoyar la candidatura
del general Plutarco Elias Calles, generó el descontento de nume-
rosos y conocidos jefes militares. Adolfo de la Huerta, candidato
opositor, incubó la asonada que estalló en diciembre de 1923.

La insurrección, que inicialmente se configuró como una disputa


entre facciones gobernantes, devino en una lucha antagónica
entre las nuevas fuerzas sociales que pugnaban por la moderniza-
ción de la estructura capitalista y las que aspiraban a neutrali-
zarla, donde se habían infiltrado la oligarquía terrateniente y al-
tos jefes militares enriquecidos gracias a prebendas y despojos,
quienes actuaban en función de sus intereses.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

La rebelión se difundió por diversas zonas del país: "En Ve-


racruz, Guadalupe Sánchez; en Jalisco, Enrique Estrada, Rafael
Buelna, Manuel M. Diéguez, Salvador Alvarado y otros; en
Oaxaca, Fortunato Maycotte y Manuel García Vigil, y en diversas
regiones de la República Marcial Cavazos, Carlos Greene, Cándi-
do Aguilar y Ricárdez Broca, cuyas tropas asesinaron, en Yuca-
tán, al gobernador y líder socialista Felipe Carrillo Puerto"
(Mancisidor, 1985, p.319).

110
Aunque la revuelta contó con una fuerza militar considerable
-aproximadamente dos terceras partes de los efectivos del
ejército- fue aniquilada en abril de 1924, en parte porque el go-
bierno norteamericano decretó el embargo de armas a los fac-
ciosos, y en vista de que Obregón sumó a su habilidad militar la
falta de coordinación y unidad del mando rebelde y tuvo el res-
paldo decidido de contingentes obrero-campesinos. Los campesi-
nos organizados en ligas agrarias y armados por Obregón consti-
tuyeron la base decisiva del triunfo gobiernista.

Durante y después de la revuelta desaparecieron muchos genera-


les, aunque el número de ellos no disminuyó visiblemente pues
Obregón ascendió al grado de generales a 54 jefes que comba-
tieron la rebelión. El costo para la nación fue muy elevado, mu-
rieron 7 000 hombres y se gastaron 70 millones de pesos (Benítez,
t. II, 1984).

El movimiento delahuertista, la más grande de las rebeliones mili-


tares posteriores a la guerra civil, no fue un movimiento homogé-
neo. Más bien se trató de la aglutinación en torno al Exsecretario
de Hacienda, de todos aquellos jefes militares que guardaban al-
gún rencor hacia Obregón o Calles, o que al ser éste electo Presi-
dente de la República, no recibirían ningún beneficio. En síntesis,
es uno de los momentos críticos del proceso revolucionario.

El 6 de julio de 1924 se efectuaron las elecciones, triunfando la


candidatura de Plutarco Elias Calles, quien asumió la presidencia
de la República el siguiente lo. de diciembre. Su gobierno se pre-
ocupó en su inicio por atender las demandas de los obreros y cam-
pesinos y restaurar la concordia entre los antiguos jefes revolu-
cionarios. Su gestión se encaminó a consolidar el Estado y las ins-
tituciones, con franca injerencia legal en la economía, las finan-
zas, la educación, las cuestiones laborales y aun en materia de cul-
tos religiosos.

Calles, a diferencia de Obregón, no protegió al PNA por conside-


rarlo instrumento político de su antecesor. A cambio, favoreció a
la CROM, que había visto disminuido su poder al finalizar el ré-
gimen anterior. Esta confederación, que llegó a ser la central
obrera más poderosa del país, comenzó a organizar numerosos
grupos de campesinos, quebrantando el dominio del PNA.

La CROM y su apéndice político, el Partido Laborista Mexicano,


se convirtieron en el puntal de la gestión callista, valimiento que
llevó a su líder Luis N. Morones a la Secretaría de Industria, Co-
mercio y Trabajo. Otros dirigentes ocuparon distintos cargos im-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

portantes, entre ellos el del gobierno del Distrito Federal.

La CGT, principal central obrera rival de la CROM, subsistió con


otras agrupaciones independientes de carácter local, ligadas algu-
nas a los católicos y otras al Partido Comunista que editaba el pe-
riódico "El Machete."

Uno de los movimentos campesinos más radicales e importantes

ni
fue la fundación de la Liga Nacional Campesina (LNC) el 20 de
noviembre de 1926, al reunir a diversas organizaciones estatales,
primordialmente a la Liga de Comunidades Agrarias de Ve-
racruz, Michoacán y Morelos. Durante la rebelión delahuertista
se asesinó a dirigentes veracruzanos de la Liga, entre ellos a José
Cardel y Juan Rodríguez Clara, y en abril de 1926, fue fusilado el
secretario general de la Liga de Michoacán, Primo Tapia. La
LNC "... agrupaba a 17 Ligas estatales, con cientos de miles de
campesinos agrupados en ellas" (Gill. 1975, p.75).

El primer comité ejecutivo de la LNC lo integraron Ursulo Cal-


van, J. Guadalupe Rodríguez y Manuel P. Montes. La Liga contó
con el apoyo del general Adalberto Tejeda, Secretario de Obras
Públicas en el gabinete callista y gobernador de Veracruz de 1920
a 1924. En el seno de las ligas, agrupados varios líderes de fi-
liación comunista, desplegaron gran actividad e influencia.

El régimen de Calles promovió inusitadamente el desarrollo eco-


nómico de México; "Fue entonces cuando el Estado empezó a to-
mar un papel relativamente más activo para resolver los proble-
mas económicos. Como México no contaba aún con una bur-
guesía nacional importante que sustituyera a la extranjera y diri-
giera el sistema económico (esta burguesía surgiría en buena me-
dida por la protección y actividad del estado), el sector oficial de-
cidió ocupar en parte este vacío. Por ello se crearon, entre otros,
el Banco de México, las Comisiones Nacionales de Irrigación y de
Caminos, el Banco Nacional de Crédito Agrícola y Ganadero y
los regionales, más otras instituciones menores" (Meyer, 1981, p.
1189).

La estabilidad del país volvió a perderse en 1926, al enfrentarse la


Iglesia y el Estado. Las disposiciones anticlericales de algunos go-
biernos estatales, como los de Veracruz y Tabasco, contribuyeron
a agudizar el problema. Incluso, en la ciudad de México se apoyó
la formación de una iglesia católica mexicana bajo la conducción
del patriarca José Joaquín Pérez.

En 1926 se publicó una declaración del arzobispo de México José


Mora y del Río, que censuraba ciertos artículos de la Constitu-
ción de 1917. "Ante semejante desafío, el gobierno respondió
cerrando escuelas y conventos y deportando a 200 sacerdotes
extranjeros. Poco después... la liga Nacional Defensora de la Li-
bertad Religiosa (LNDLR)... decretó un boicot contra el gobier-
no, que, a su vez, dictó una serie de medidas anticlericales. Las
autoridades eclesiásticas decidieron suspender el culto el 31 de ju-
lio de ese año. No se hizo esperar la rebelión armada, que en algu-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

nos casos se inició de manera espontánea y desorganizada, pero


finalmente quedó bajo la dirección formal de la LNDLR. La lla-
mada guerra cristera tuvo un carácter fundamentalmente rural
aunque la dirección de la LNDLR fue urbana... La dirección mi-
litar del movimiento quedó en manos de un antiguo oficial fede-
ral Enrique Gorostieta, hasta su muerte en junio de 1929. El
programa del movimiento fue la llamada Constitución Cristera,
con la que se pretendía reemplazar la de 1917, eliminando no sólo

112
las cláusulas anticlericales, sino la reforma agraria. La lucha se
concentró principalmente en los estados de Jalisco, Guanajuato,
Colima y Michoacán" (Meyer, 1981, pp. 1190-1191).

Aunque la lucha cristera nunca llegó a ser una amenza real para el
orden establecido, sí originó un clima de descontento hacia el go-
bierno. Calles y miembros del episcopado sostuvieron varias
entrevistas en 1928 con el fin de acabar con el conflicto religioso.

Calles comprendió la importancia de un "...Estado fuerte capaz


de mantener el control de la política, de la economía, de los obre-
ros, de las nacientes organizaciones campesinas y de un ejército
cada vez más profesional" (Benitez, t. II. 1984, p.166).

Uno de los principales obstáculos para fortalecer el papel del Es-


tado era la decisiva dependencia económica del extranjero, parti-
cularmente de los Estados Unidos. Ello movió al presidente a
controlar los poderosos intereses económicos norteamericanos,
valiéndose de las reformas al artículo 27 constitucional. Las le-
yes reglamentarias de las fracciones I y IV del citado artículo
publicadas en el Diario Oficial en enero de 1926, ocasionaron un
delicado conflicto diplomático entre México y los Estados Uni-
dos.

a\.

DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Colima
Bruno García, 18V7
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU

113
La modificación a la fracción I del artículo 27" ...afectaba a las
empresas que, a pesar de las disposiciones existentes en contra
desde el siglo pasado, hubieran adquirido propiedades en una
franja de 100 kilómetros de ancho a lo largo de las fronteras y 50
en las costas. Esta disposición ponía en peligro, entre otras, parte
de las propiedades ganaderas de William R. Hearst en
Chihuahua, de las mineras y ganaderas de Greene en Sonora y de
las empresas petroleras en Tamaulipas y Veracruz. Sin embargo,
la más objetada fue la ley reglamentaria del párrafo IV relativo a
los derechos petroleros. Según éste, las empresas con derechos
anteriores a 1917 debían cambiar sus títulos de propiedad absolu-
ta por meras concesiones, las cuales tendrían una duración de cin-
cuenta años" (Meyer, 1981, p. 1224).

Las relaciones mexicano-norteamericanas eran tan tensas que


incluso Calles llegó a ordenar que se procediera a incendiar los po-
zos petrolíferos de la región huasteca, en caso de una invasión ar-
mada. El encargado de cumplir esta orden sería el general Lázaro
Cárdenas, Jefe de Operaciones de la Zona Militar, a quien se la
transmitió el gobernador del estado de Tamaulipas, Emilio Por-
tes Gil (Matute, 1979).

La situación se modificó al cambiar el embajador de la Casa


Blanca en México. El nuevo representante diplomático que era un
experimentado banquero, Dwight Morrow, por medio del acuer-
do Morrow-Calles de 1927, con gran sagacidad y apelando a
compromisos financieros de México con Washington, consiguió
modificar las leyes reglamentarias. Los derechos de las empresas
petroleras fueron reconocidos, eliminando el plazo de 50 años,
reformas que beneficiaron a las empresas petroleras norteameri-
canas. Por su parte, el gobierno de México tuvo que renegociar su
deuda externa en 1925 y 1930 al no poder efectuar los pagos
correspondientes.

Calles, ''Siendo presidente, exclamó que el ideal de Zapata era el


suyo...en los primeros tres años...entregó un elevado número de
hectáreas, si bien descendió en el último año...sabía, como Obre-
gón, que el reparto de tierras era fundamental para contar con la
alianza campesina, hecho que permitió a sus respectivos gobier-
nos contar con el apoyo de las masas rurales... Además de la ac-
ción agraria efectiva, en su gobierno fueron expedidas dos leyes
importantes...ley Fraga y...ley Bassols...La ley Fraga es la regla-
mentaria sobre repartición de tierras ejidales y constitución del
patrimonio parcelario...Narciso Bassols dio su nombre a la
Ley...que reglamentaba el artículo 27 de la Constitución...instru-
mentalización jurídica...para efectuar la reforma agraria" (Ma-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

tute, 1979, pp.2527-2528).

"El creciente descontento en el campo obligó a Calles, a pesar de


su reticencia, a entregar a los campesinos poco más de 3 000 000
de hectáreas de tierras, o sea aproximadamente el triple que los
otros presidentes juntos" (Gutelman, 1983, p. 97).

Además del presidente Calles, el otro hombre fuerte del sistema

114
era Obregón. Al acercarse la sucesión presidencial varios grupos
políticos se declararon desde 1926 por el retorno al poder del
caudillo sonorense, especialmente aquéllos cuyos intereses políti-
cos habían sido lesionados por el callismo y en particular por el
cromismo "...el nuevo caudillismo nacional será un caudillismo
revolucionario, que tendrá sobre sí el legado de la revolución y
frente a sí a las nuevas fuerzas populares, sin poder desentenderse
de sus intereses específicos" (Medin, 1983, p.16).

"Obregón decidió retornar a la política aprovechando el clima


contrarrevolucionario, con conflictos como el religioso que había
en la República. Expidió un manifiesto lleno de lenguaje radical,
en el cual anunciaba su nueva aspiración a la presidencia de la Re-
pública" (Matute, 1979, p.2530).

El Congreso modificó la Constitución en sus artículos 82 y 83 a fi-


nes de 1926, y en enero de 1927 los elevó a Ley Suprema: aprobó
la reelección, siempre que ésta no fuera inmediata. Así se doble-
gaba uno de los principios fundamentales de la revolución.

En junio de 1927 otros dos aspirantes presentaron sus candidatu-


ras: Arnulfo R. Gómez, jefe de operaciones militares de Ve-
racruz, ligado a resentidos carrancistas, y Francisco R. Serrano,
gobernador del Distrito Federal y Exsecretario de Guerra obrego-
nista. Ambos rompen con Calles y Obregón y conspiran abierta-
mente contra el gobierno. Gómez, en franca rebeldía, se levantó
en armas en Veracruz mientras Serrano, por intentos de sedición,
era sacrificado en Huitzilac. Gómez fue aprehendido poco des-
pués y fusilado en Coatepec, el 5 de noviembre de 1927. Obregón
triunfó en las elecciones; aun el Partido Comunista lo
apoyó"...para intentar contrarrestar la creciente presión norte-
americana y evitar que el país se volcara del todo a la derecha"
(Medin, 1983, p.24).

La aparente tranquilidad política que reinaba en el país volvió a


romperse súbitamente el 17 de julio de 1928, cuando José de León
Toral asesinó al presidente electo, en el restaurante La Bombilla,
ubicado en San Angel. El suceso reabrió las hostilidades de los je-
fes revolucionarios, poniendo en peligro la unidad del grupo go-
bernante y cambiando totalmente el curso de la política. La muer-
te de Obregón interrumpió las conversaciones entre el Estado y la
Iglesia agravando el conflicto cristero.

Animado por el propósito de mantener la unidad y consolidar el


Estado revolucionario, el presidente Calles en su último informe
de gobierno, del lo. de septiembre de 1928, consideró que era ne-
cesario acabar con el período caudillista para sustituirlo por el de
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

las instituciones y las leyes. Asimismo, señaló la urgencia de crear


partidos políticos y un mecanismo que permitiera resolver pacífi-
camente la sucesión presidencial: el proyecto de constituir un par-
tido político que agrupara a los revolucionarios estaba implícito
en el mensaje del Ejecutivo. "Los hombres -insistió- deben ser
meros incidentes sin importancia real al lado de la serenidad per-
petua y augusta de las instituciones y las leyes" (Benítez, t. II,
1984, p.195).

115
Calles, en consulta con influyentes jefes militares y políticos para
designar a su inmediato sucesor, decidió apoyar a Emilio Portes
Gil, político hábil y conciliador, quien recientemente había enca-
bezado a los obregonistas en sus entrevistas con el propio manda-
tario. El Congreso de la Unión nombró a Portes Gil presidente
provisional de la República, asumiendo su cargo el lo. de di-
ciembre de 1928. El nuevo gobernante se preocupó por armonizar
los intereses del grupo dominante y buscar la estabilidad na-
cional. Había sido diputado federal, gobernador de Tamaulipas y
Secretario de Gobernación de Calles.

En diciembre de 1928 se creó el comité organizador del Partido


Nacional Revolucionario (PNR) invitando a constituirlo a todas
las organizaciones políticas revolucionarias. Se convocó a una
convención de representantes de las agrupaciones que decidieran
integrarlo para discutir los estatutos del Partido, su programa y
principios, designar a un candidato a la presidencia y elegir su co-
mité directivo. La convención celebrada en Querétaro a princi-
pios de marzo de 1929, el día 4 del mismo mes declaró constituido
formalmente el PNR con el lema: "Instituciones y Reforma So-
cial". Creado como un frente de revolucionarios, el PNR reunió
a 148 "partidos" de 28 estados de la República, y para julio de
ese mismo año abarcaba ya 1800 "partidos" regionales y locales
(Garrido, 1982).

El PNR nació como una confederación de diversas organiza-


ciones políticas revolucionarias, nacionales y locales,que luchaba
por conciliar las demandas de los diferentes sectores triunfantes;
resolver pacíficamente los problemas del grupo gobernante, en
especial, el referente a la sucesión presidencial y concentrar el po-
der político en la capital del país. Los caciques y militares consti-
tuyeron la base social del Partido. No obstante que obregonistas
y callistas fueron los que integraron el PNR, la dirección del mis-
mo quedó en manos del segundo grupo. De esta manera, durante
el maximato -desde 1929 hasta mediados de 1935- el Partido fue
instrumento de Calles para normar la conducta política del jefe
del Ejecutivo.

Al plantearse la sucesión presidencial se provocó una nueva dis-


tensión entre las dos fuerzas políticas más significadas del país.
Finalmente se eligió como candidato del PNR a Pascual Ortiz Ru-
bio, a fin de unificarlas, ya que él no tenía compromisos políticos
con ellas, por su ausencia durante siete años en el servicio diplo-
mático. Ortiz Rubio no era un desconocido como a veces se inten-
ta presentarlo. Fue diputado federal maderista, gobernador de
Michoacán (1917-1920), fundando la primera universidad es-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

tablecida por la revolución, la Universidad Michoacana, que es


también la primera autónoma del país, teniendo "...como base
inconmovible: el respeto a la Constitución de 1917..." (Bernal,
1980, p.29). Se suma al Plan de Agua Prieta (1920) entrando, an-
tes que las fuerzas norteñas, en la ciudad de México con los sena-
dores Cutberto Hidalgo y Porfirio García de León, y 2 000
hombres de la División de Occidente. "Es interesante que en una
sesión secreta de la Cámara de Diputados, antes que De la Huerta

116
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
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The National Geographic Magazine Map of Mexico


John G. Bartholomew, 1911
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
llegara a México, Ortiz Rubio incluso obtuviera la mayoría de vo-
tos como presidente provisional; pero no aceptó la votación y sus
resultados" (Medin, 1983, p.45). Fue Secretario de Comunica-
ciones y Obras Públicas en los gabinetes de De la Huerta y Obre-
gón. En 1923 se le nombró embajador de México en Alemania y
ese mismo año, el Partido Liberal Constitucionalista envía una
comisión para invitarlo a aceptar la candidatura presidencial, a lo
que se negó (Ortiz Rubio, 1981). En diciembre de 1928, siendo
embajador en Brasil, fue llamado para ocupar la Secretaria de
Gobernación en el gobierno de Portes Gil. Al llegar a México,
aceptó su candidatura a la presidencia de la República. Con el
apoyo de Calles, la convención del PNR lo declaró su candidato
el 4 de marzo de 1929.

La labor conciliatoria del gobierno de Portes Gil, fue perturbada


por un grupo de militares que considerándose marginados de la
esfera política rectora, iniciaron la asonada del 3 de marzo de
1929, encabezada por José Gonzalo Escobar, Jesús Ma. Aguirre,
Marcelo Caraveo, Roberto Cruz, Francisco Urbalejo, Claudio
Fox, Fausto Topete, Francisco R. Manzo y Juan Gualberto Ama-
ya. En su Plan de Hermosillo, se reconocía como jefe del movi-
miento a Gonzalo Escobar y se acusaba a Calles de querer perpe-
tuarse en el poder, culpándosele del asesinato de Obregón. Los
insurrectos contaban casi con 30 000 hombres, diseminados en di-
versos estados de la República: Veracruz, Sinaloa, Durango, So-
nora y Chihuahua. Incluso obtuvieron una alianza táctica con los
cristeros, a quienes prometieron municiones. A pesar de disponer
de importantes contingentes, la revuelta quedó liquidada rápida-
mente por el gobierno. Calles fue designado Secretario de Guerra
y organizó poderosas divisiones al mando de los generales Lázaro
Cárdenas, Saturnino Cedillo y Juan Andrew Almazán. Partici-
pación muy destacada tuvieron también los campesinos armados
de la Liga Nacional Campesina y los que militaban con Cedillo.

La rebelión escobarista fue, en parte, la respuesta violenta de al-


gunos militares obregonistas contra la convención constituyente
del PNR, ya que los insurrectos consideraban que el futuro parti-
do político sería un instrumento de Calles para seguir rigiendo los
destinos nacionales.

La derrota del movimiento signifió un fuerte golpe qontra el


caudillismo, aprovechado por el Estado para depurar a sus ele-
mentos. Los sublevados reconocían como su candidato presiden-
cial a Gilberto Valenzuela, ministro plenipotenciario en Londres
(1918-1924). Fueron dirigidos por la tendencia "institucional y ci-
vilista" del PNR. Defendían intereses que se oponían a lós inten-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

tos de cambio social y modernización estructural del sistema capi-


talista que los regímenes emanados del Plan de Agua Prieta pre-
tendían desarrollar. Los generales sediciosos anhelaban la direc-
ción política del país y el establecimiento de un gobiernq militar.
Fue la última gran batalla entre efectivos del ejército y el gobier-
no en la historia moderna de México, concluyendo así el ciclo de
sublevaciones armadas militaristas.

118
El gobierno de Portes Gil no se vio libre de crisis políticas, labora-
les y diplomáticas. La CROM lo atacó duramente y también efec-
tuó la Convención Obrero-Patronal para estudiar el proyecto del
Código Federal del Trabajo. Después de una huelga estudiantil
de poco más de dos meses en julio de 1929, el gobierno otorgó a la
Universidad de México su autonomía respecto al Estado; se brin-
dó asilo político al revolucionario nicaragüense César Augusto
Sandino, y en 1930 México rompió relaciones diplomáticas con la
Unión Soviética, establecidas durante el mandato de Obregón.

En enero de 1929, el Bloque de Obreros y Campesinos el que per-


tenecía al Partido Comunista, designa candidato a la presidencia
al general magonista Pedro Rodríguez Triana, líder agrarista. A
su vez, el Partido Nacional antirreleccionista postulaba a José
Vasconcelos, que inició su campaña electoral desde los Estados
Unidos, donde se había exiliado voluntariamente. En noviembre
de 1928 desde Nogales, Sonora, empieza un recorrido por el país
como candidato presidencial.

Vasconcelos, proponiendo el retorno de la "pureza" de la revolu-


ción y con sus severas críticas a la corrupción y al enriquecimiento
de la alta burocracia estatal, logró crear un movimiento opositor
que aglutinó a un amplio sector de la pequeña burguesía urbana
que estaba desilusionada de los logros de la revolución.

El jefe militar de los cristeros, general Gorostieta, había tenido


contactos con Vasconcelos, pero "este...le dio a enteder que
podrían pactar...después de las elecciones...Gorostieta (prefería
que)...se uniese inmediatamente al movimiento pues temía que el
'gobierno hiciera de las suyas'. En efecto ...el embajador
Morrow, Portes Gil y Calles se apresuraron en firmar la paz con
la Iglesia, restándole así a Vasconcelos, en la hora decisiva, el
apoyo de los Cristeros" (Meyer, 1973, p. 156).

El presidente Portes Gil, con la colaboración de Morrow, volvió a


sostener entrevistas con miembros de la jerarquía eclesiástica. La
Iglesia se comprometió a reanudar el culto en los templos y con-
vencer a los cristeros de deponer las armas, y el Estado aceptó
aplicar, con tolerancia, los artículos de la Constitución. Por esta
fórmula, el 21 de junio de 1929 se terminó el conflicto religioso.
Sin embargo, la violencia continuó porque los sublevados conta-
ron con el apoyo de grupos reaccionarios que pretendían apro-
vechar el movimiento armado para evitar el reparto agrario.

Sofocadas las rebeliones, se reanudaba la contienda electoral


entre Vasconcelos y Ortiz Rubio: "...lucha desigual, puesto que
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

éste contaba con todos los recursos del Estado...mientras que el


vasconcelismo se revolvía en medio de pobrezas
económicas...Vasconcelos cometió un error concentrando su ac-
ción electoral en los centros urbanos, olvidando a la gente rural,
que solamente escuchó y alentó en los estados de Sinaloa y Sono-
ra...Efectuadas las elecciones presidenciales, el 17 de noviembre,
Vasconcelos advirtió horas después, que el voto público había si-
do violado por el Gobierno, y en tal concepto salió del país, diri-

119
giéndose a Estados Unidos, el 2 de diciembre. -Después-...expidió
un plan, desconociendo a la autoridad nacional y llamando al
pueblo a la rebelión. Muy alegórica fue la prosa del plan vascon-
celista llamado de Guaymas...pocos fueron los partidarios de
Vasconcelos resueltos a tomar las armas" (Valadés, 1976, p.389).

Pascual Ortiz Rubio, quien contó con el apoyo de obregonistas y


callistas, triunfó en las elecciones, asumiendo la presidencia de la
República el 5 de febrero de 1930. A su gobierno también lo ca-
racterizó la línea conciliatoria de recelosos dirigentes.

El mismo día de su toma de posesión, al abandonar Palacio Na-


cional, sufrió un grave atentado: el vasconcelista Daniel Flores le
vació la carga de su pistóla destrozándole el maxilar. Después de
un tiempo, Ortiz Rubio pudo asumir plenamente sus funciones.

El jefe del Ejecutivo pretendió reanudar el pago de la deuda exter-


na. Para satisfacer este propósito, el Secretario de Hacienda Luis
Montes de Oca firmó un tratado el 25 de julio de 1930, que el go-
bierno mexicano no pudo cumplir. Los gastos generados por la
rebelión escobarista y las repercusiones en la economía nacional
de la gran depresión de 1929, fueron causas inapelables de esta in-
solvencia.

En 1931 se publicó la Ley Federal del Trabajo, que reglamentaba


el artículo 123 contitucional: "Se aceptaba la existencia del
contrato colectivo, se prohibía el cierre de los centros de trabajo
por los patrones y se restringía su derecho a suspender opera-
ciones y despedir empleados. Se estableció también la formación
de las juntas de conciliación y arbitraje a través de las cuales el
gobierno podía intervenir en la solución de los conflictos labora-
les. Esta legislación, que acentuó el poder del Estado sobre los
obreros, estaría vigente hasta julio de 1936, cuando fue modifica-
da por el gobierno cardenista" (Meyer, 1981, p.1216).

Ortiz Rubio reconoció desde su postulación por el PNR, la autori-


dad de Calles como Jefe Máximo, sin embargo, intentó formar su
grupo de apoyo, tanto en la Cámara de Diputados como en el
Partido. Al integrar su gabinete predominaron los secretarios de
filiación callista. Durante su gobierno hubo varios cambios en la
dirección del PNR y entre sus propios colaboradores, al intentar
fortalecer la autoridad presidencial "...Ortiz Rubio aceptó la je-
fatura del Jefe Máximo, pero rechazó el maximato en tanto me-
canismo político que se le quiso imponer..." (Medin, 1983, pp.
86-87).

El PNR se convirtió en el centro de gravedad de la política na-


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

cional; manejaba al Congreso y prácticamente Calles ejercía su


dominio en el gabinete, el Congreso y el Partido, hasta que se
produjo la crisis definitiva. "Es evidente que si Ortiz Rubio hu-
biera aceptado el mecanismo político que se le quiso imponer, las
crisis no hubieran sucedido. Las crisis de su administración son
en gran parte indicativo, no de su "pelelismo", sino precisamente
de su negativa a aceptar la imposición política..." (Medin, 1983,
p.106)

120
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
Mapa Geogvráfico del Estado ó Departamento de Guanaxuato
losé Guadalupe Romero. 1863
The University of Texas at Austin. Austin. Tx.. EE UU.
El presidente presentó su renuncia el 2 de septiembre de 1932. El
general Cárdenas al analizarla, externó su opinión el 3 de no-
viembre de 1964: "Examinando a fondo la situación y haciendo
un balance de las fuerzas antagónicas que actuaban obstruyendo
su gestión gubernativa, prefirió renunciar, evitando el adveni-
miento de una guerra civil cuyas consecuencias habrían operado
contrariamente a la revolución y desangrado nuevamente al país"
(Bremauntz, 1973, pp. 127-128).

Ante la renuncia de Ortiz Rubio, el Congreso nombró a Abelardo


L. Rodríguez presidente interino. En abril de 1933 fue modifica-
do el artículo 83 de la Constitución de 1917: estableció que un
presidente de la República no podría volver a serlo nunca; es de-
cir, se fijó nuevamente el principio de la no reelección, uno de los
fundamentales postulados revolucionarios violentado en 1927.

El presidente Rodríguez se consideraba a sí mismo administra-


dor, "...dejando la política a los políticos". Se proponía hacer
"...una labor de unificación de la Familia Revolucionaria... nive-
lar el presupuesto y poner en orden la administración del gobier-
no". Su breve interinato tuvo como misión fundamental "...pre-
parar y posibilitar la transmisión pacífica de la presidencia al can-
didato presidencial del PNR". (Medin, 1983, pp. 122-123)

Durante el interinato se modificó el artículo 3o. constitucional,


aprobándose la propuesta del diputado michoacano Alberto Bre-
mauntz con el apoyo de Calles y la oposición velada del presiden-
te Rodríguez. El texto establecía: "La educación que imparta el
Estado será socialista, y además de excluir toda doctrina religosa,
combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela or-
ganizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear
en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la
vida social" (Vera Estañol, 1983, p. 663).Esta reforma tenía va-
rios antecedentes, entre ellos los planteados por Lombardo Tole-
dano y aprobados en 1924 por la CROM en tal sentido, y poste-
riormente por la Federación Nacional de Maestros (1926), el
Congreso Pedagógico Nacional (1932), y la Confederación Mexi-
cana de Maestros (1933).

Lombardo Toledano intenta llevar la reforma educativa a la Uni-


versidad, logrando que en el Primer Congreso de Universitarios
Mexicanos, de septiembre de 1933, la delegación de la Universi-
dad Nacional hiciera una propuesta, que en su parte medular se
pronunciaba por una orientación materialista dialéctica de la edu-
cación a nivel bachillerato. El Congreso aprobó esa posición ide-
ológica, pero a los pocos días el rector Medellín, Lombardo Tole-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

dano, director de la Preparatoria, y varios profesores y alumnos


fueron expulsados de la Universidad de México, por quienes de-
fendían la libertad de cátedra y la autonomía universitaria.

Las organizaciones campesinas y obreras experimentaron modifi-


caciones ulteriores. La Liga Nacional Campesina se subdividió en
tres organismos en 1930: uno, lo formó la Liga Nacional Campe-
sina de Ursulo Calvan; otro se unió al PNR, y el último a la Con-

122
federación Sindical Unitaria de México (CSUM), organización
del Partido Comunista Mexicano, fundada en 1929. En 1933 la
Liga de Ursulo Galván y otras asociaciones, crearon la Confede-
ración Campesina Mexicana (CCM), dirigida por Graciano
Sánchez, misma que apoyaría posteriormente la candidatura del
general Lázaro Cárdenas.

Desde la muerte de Obregón en 1928, Calles retiró su protección a


la CROM, lo que determinó su declinación política. Algunos de
sus sindicatos se unieron a su poderosa rival, la CGT. Vicente
Lombardo Toledano, quien perteneció a la CROM, creó la Con-
federación General de Obreros y Campesinos de México
(CGOCM) en 1933, que más tarde constituyó uno de los pilares
de la CTM.

La tranquilidad aparente durante el interinato del general Abelar-


do L. Rodríguez, fue advertencia definitiva para la revolución,
que aún no había conquistado totalmente los triunfos económi-
cos y políticos que se propuso en sus inicios. Los campesinos vi-
vían una situación similar a la de 1910: persistía el latifundio, los
salarios de los obreros, manipulados por líderes venales, eran de
hambre, el petróleo, la minería y parte de la industria estaban en
poder de extranjeros.

La crisis económica mundial había empeorado peligrosamente la


situación de un país semiarruinado por las guerras civiles. Expor-
taciones e importaciones se desplomaron, nuestra moneda se de-
valuaba de año en año. "La producción de cereales cayó en 1932
en un 14% respecto de la de 1929, mientras que la producción de
cultivos industriales, básicamente de exportación, descendió en
un drástico 48%, reflejando el primero de estos casos el peso que
debió soportar la población trabajadora, ya mal alimentada, y el
segundo la dependencia de la exportación mexicana respecto de
los mercados imperialistas en crisis" (Córdova, 1976, p. 17).

En esa época el país todavía era incuestionablemente rural, el


70% de la fuerza de trabajo laboraba en el campo, la economía se
sustentaba en una agricultura pobre y rudimentaria y en la explo-
tación del petróleo y las minas en beneficio de extrajeros. De
hecho existían supervivencias del régimen feudal de la Colonia
que impedían la industrialización del país, la modernización de
sus medios productivos y frenaban su necesario desarrollo hacia
una economía de mercado capitalista.

La crisis mundial de 1929 había afectado a la nación, pues debido


a la dependencia económica estaba sujeta al mercado interna-
cional como proveedora de materias primas, minerales y petróleo
controlados por compañías extranjeras. Al sobrevenir una reduc-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ción de la producción petrolera los precios de la plata también ca-


yeron, repercutiendo en la consiguiente crisis minera.

"La situación del campo era de las más críticas, y esto se debía
sobre todo a la estructura agraria prevaleciente... cuya caracterís-
tica esencial era la persistencia del latifundio y de millones de

123
campesinos reducidos a la condición de jornaleros, con un salario
raquítico, incapaces, por su miseria, de convertirse en una amplia
base del mercado nacional que impulsara el desarrollo de la in-
dustria y, con ello, del comercio... La crisis de la minería y el
petróleo y la crisis de la agricultura influyeron gravemente en la
crisis de nuestra incipiente industria... las masas trabajadoras
eran las que más habían sufrido la crisis, viendo extraordina-
riamente reducido su poder adquisitivo, por lo que la nueva y la
vieja producción industrial no podían encontrar compradores en
el mercado... había muchas regiones del país que se encontraban
al margen de las actividades productivas del mercado... podrían
desaparecer radicalmente del mercado la mayor parte de los artí-
culos de consumo, sin que su vida fuera afectada en lo más míni-
mo... la ruda realidad de la miseria de grandes masas trabajado-
ras se levantaba como un obstáculo imponente que era indispen-
sable vencer" (Anguiano, 1980, pp. 13-18).

Así, como resultado del desequilibrio económico internacional,


México experimentó sus propias crisis en la minería, el petróleo,
la agricultura y en la incipiente industria, lo que tendría repercu-
siones directas, afectando a campesinos y obreros. La crisis eco-
nómica exigía una respuesta y la crisis gubernativa también; en
seis años, tres presidentes. El cambio era indispensable.

A principios de 1933 se agitaban ya los diversos grupos políticos


ante la expectativa de la elección presidencial, próxima a convo-
carse para el período 1934-1940, establecido a partir de entonces
por seis años conforme a las reformas constitucionales. El general
Manuel Pérez Treviño, presidente del Partido Nacional Revolu-
cionario, el Secretario de Guerra, general Lázaro Cárdenas, y el
senador Carlos Riva Palacio se perfilaban como precandidatos
del PNR.

La segunda Convención Nacional del PNR celebrada en Queréta-


ro en diciembre de 1933, revistió caracteres trascendentes: presen-
tó el primer Plan Sexenal que normaría la administración del fu-
turo mandatario. Proponía reformas esenciales económico-
sociales, aprobadas después de tormentosos debates, particular-
mente en los ramos educativo y agrario.

El Plan Sexenal, en el que se basaría el programa de gobierno del


nuevo presidente, proponía que el Estado asumiese una política
reguladora en toda actividad económica y social, "Franca y deci-
didamente se declara que en el concepto mexicano revoluciona-
rio, el Estado es un agente efectivo de gestión y ordenación de los
fenómenos vitales del país, no un mero custodio de la integridad
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

nacional de la paz y el orden público" (Medin, 1972, p. 44).

Asimismo,.por el Plan formulado en Querétaro, el "...PNR


contrae el compromiso de que se sigan dotando de tierras y aguas
a todos los núcleos de población que carezcan de ellas o no las
tengan en cantidad bastante para satisfacer sus necesidades, de
acuerdo con el artículo 27 constitucional... Precisa también que
'Frente a la lucha de clases inherentes al sistema de producción

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991


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Plano de la Ciudad de México
Juan R. de Molina. 1923
Archivo General de ¡a Nación. México, D.F.
en que vivimos, el Partido y el Gobierno tienen el deber de contri-
buir al robustecimiento de las organizaciones sindicales de las cla-
ses trabajadoras...' Por otra parte, a fin de regular el aprovecha-
miento de los recursos naturales... 'Se hará efectiva la nacionali-
zación del subsuelo... Se impedirá que las empresas extranjeras
continúen acaparando yacimientos minerales' ...Establece que el
PNR propugnará porque la educación se base en 'la doctrina so-
cialista que la Revolución Mexicana sustenta', dándose por otro
lado preferencia a la educación rural" (Cárdenas, 1985, pp. 45-
47).

La convención del PNR además de formular el primer Plan Sexe-


nal, eligió el 6 de diciembre de 1933 como su candidato presiden-
cial para el período 1934-1940, al general Lázaro Cárdenas, naci-
do en Jiquilpan, Michoacán, el 21 de mayo de 1895, quien a los
14 años se incorpora a la lucha contra la usurpación huertista y
con Calles combate al villismo, siendo ya general brigadier al
cumplir 25 años. En 1925 fue comandante militar en Las Huaste-
cas,donde conoció de cerca las maniobras y abusos de las compa-
ñías petroleras. Fue electo gobernador de Michoacán para el pe-
ríodo 1928-1932, durante el cual repartió tierras, abrió nuevas es-
cuelas y obligó, de acuerdo a la ley, a patrones y hacendados a
crear escuelas para sus trabajadores,apoyando también la funda-
ción de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Michoacana.
En varias ocasiones solicitó permiso para separarse del gobierno
a fin de combatir a los cristeros, a los que en sus mismas guaridas
persuadió a rendirse. Después, al ocupar la presidencia del PNR
(octubre 1930 a agosto 1931), y finalmente cuando se le nombró
Secretario de Gobernación, durante la gestión del presidente Ortiz
Rubio, reasumiendo después la gubernatura. Posteriormente fue
secretario de Guerra y Marina,de enero a junio de 1933, cuando
acepta su precandidatura a la presidencia de la República.

En torno al general Lázaro Cárdenas se reunieron no sólo líderes


importantes del Partido, sino que también se conjuntaron opi-
niones respecto a los problemas cruciales del país tales como la
continuidad de la reforma agraria, la atención al desarrollo eco-
nómico del país, y la necesidad de la planificación como método
de gobierno.

Cárdenas en su gira electoral durante 7 meses recorrió 27,709 ki-


lómetros, "Cárdenas se dirige a todos los sectores, viajando por
la República como nadie lo había hecho hasta entonces. Escucha,
discute, atiende a peticiones, quejas y protestas. Ninguna capital
regional o cabecera importante deja de tomarse en cuenta. Cual-
quier población se convierte en centro de su atención y de toda su
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

dedicación. El deseo de enraizarse popularmente es lo que define


su estrategia política" (Suárez, 1979, p. 2562).

Durante su campaña expresó: "Por resolución del problema


agrario no entiendo la simple entrega de las tierras a los campesi-
nos. El poder público está obligado a prestar a los ejidatarios to-
da la ayuda moral y material para que prosperen económicamen-
te y para que libren su espíritu de la ignorancia y los prejuicios.

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Croquis del Estado de Zacatecas formado con los datos más fidedignos que han podido con-
sultarse
Pedro Espejo, 1889
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.

127
En las banderas de la Revolución... está escrito que debe entre-
garse la tierra y la escuela al campesino. Con el crédito... la
implantación de modernos sistemas de cultivos... con el progra-
ma del antialcoholismo y el antifanatismo, queda completo el
plan revolucionario en materia agraria" (Townsend, 1954, p. 88).

Planteó a partir del Plan Sexenal acciones tendientes a resolver


los más agudos problemas nacionales; así, en un discurso en
Campeche enfatiza: "La cooperativa, sin la organización de las
masas y el otorgamiento de crédito adecuado no es más que una
mentira. En contra de la decadente unidad económica de la ha-
cienda debemos construir el ejido. En contra de la unión espiri-
tual del fanatismo debe erigirse la escuela moderna; y en contra
de la industria capitalista, llena hasta la saciedad de egoísmo...
deben establecerse las cooperativas de obreros". (Benítez, t. II,
1984, p. 241).

Las ligas campesinas y sus núcleos armados, que el gobierno


central había estimulado y llamado en su auxilio para combatir,
primero a los delahuertistas, a los cristeros, a Arnulfo R. Gómez
y a los escobaristas, jugaron un papel decisivo en las elecciones
presidenciales de 1934. Esas ligas agrarias constituirían el más vi-
goroso apoyo de Cárdenas durante su mandato.

Hasta 1933 el grupo agrarista armado más importante que persis-


tía era el de San Luis Potosí,encabezado por el general Cedillo.
Apoyadas por esta fuerza diversas ligas campesinas 4'...formaron
la Confederación Campesina Mexicana (CCM) con el fin de mo-
vilizar a los campesinos en favor de la campaña presidencial car-
denista. Los dirigentes de la nueva organización fueron además
de Cedillo, Portes Gil, Graciano Sánchez, Enrique Flores Magón,
Marte R. Gómez, Gonzalo N. Santos, León García y otros...
Graciano Sánchez quedó al frente de la CCM, y con este carácter
introdujo en diciembre de 1933 las modificaciones al Plan Sexe-
nal que le dieron el tinte agrarista y radical que sirvió de platafor-
ma a Cárdenas... En buena medida fueron estas fuerzas las que,
por la relativa debilidad del gobierno central y la división de sus
dirigentes, pusieron un agrarista en la presidencia de la República
en diciembre de 1934 y le proporcionaron una base de poder pro-
pia frente al jefe máximo" (Meyer, 1978, pp. 249-252).

Ante la crisis política, social y económica, el país estaba frente a


la necesidad de tomar medidas que significaran una opción más
radical, reivindicadoras de los fundamentales postulados revolu-
cionarios, apoyadas en la movilización de obreros y campesinos,
en el Plan Sexenal y en las instituciones. Esto generaría una nueva
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

política, la del cardenismo. El sistema para sobrevivir tenía que


buscar nuevos rumbos,la Revolución Mexicana tendría que radi-
calizarse.

128
Ascenso revolucionario

En EL CRITICO PANORAMA ECONOMICO de México en


la década de los treinta, se definieron dos corrientes entre las fuer-
zas surgidas de la revolución: una, a la que sólo importaba con-
servar privilegios y el poder, declaraba concluido el reparto agra-
rio y exigía seguridad en el campo y garantías para los terrate-
nientes, y otra, preocupada por reorientar y revitalizar los princi-
pios revolucionarios. Esta última prevalecería durante el régimen
cardenista como respuesta histórica que el país requería en
aquellos momentos de crisis en que el descontento popular de
obreros y campesinos crecía, pues a pesar de que la reforma agra-
ria había sido tesis cardinal de la Revolución Mexicana, práctica-
mente había sido frenada, al igual que acontecía con las reivindi-
caciones de los trabajadores, olvidadas. Cárdenas, su política y
su gobierno se explican fundamentalmente por esta crisis del país
que motivó la etapa ascendente de la Revolución Mexicana.

El general Cárdenas triunfó en las elecciones de julio de 1934


sobre sus opositores Villarreal, Tejeda y Laborde. El Io de di-
ciembre siguiente tomó posesión vistiendo traje de calle y no el
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

tradicional jaqué; no hubo festejos ostentosos ni banquetes de ce-


lebración. Conformó su gabinete con predominio de callistas, co-
mo ocurría en los gobiernos estatales y en el Congreso de la
Unión. El presidente estableció su residencia oficial en Los Pinos,
y no en el Castillo de Chapultepec, que fue entonces convertido
en Museo Nacional de Historia.

129
(jAtítCj

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GEOGRAPHIC MAP
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

NORTHERN MEXICO
SWLE 14,000.000

Situation Map Eighth Corps Area and Northern Mexico


8 February 1924
Geographic Map of Northern Mexico
Geo M. Russell, 1924
National Archives and Records Service. Washington, D. C., EE. UU.
Sus primeros actos de gobierno fueron clausurar las casas de
juego, incluyendo los casinos de su antecesor el general Rodrí-
guez; ordenó que "...diariamente, de las doce a la una, cualquier
ciudadano, desde el más humilde campesino, podía informar al
Presidente respecto a cualquier ofensa o queja, y en su defecto,
comunicar sus necesidades por telégrafo, libre de todo costo... El
nuevo Presidente se desenvolvía en una forma muy
democrática... y reducía sus emolumentos oficiales a la mitad..."
(Townsed, 1954, pp. 96-101).

Un callista prominente, el exgobernador de Tabasco Tomás


Garrido Canabal, Secretario de Agricultura, impulsó una política
antirreligiosa que culminó con el enfrentamiento abierto con los
católicos, motivando que el conflicto religioso amenazara con re-
avivarse. La actitud mesurada, pero enérgica del presidente Cár-
denas para castigar a los culpables de esta situación, provocó que
las relaciones con el Jefe Máximo sufriesen deterioro.

Al inicio de su administración, Cárdenas hizo cumplir la Ley del


Salario Mínimo, con lo que los obreros pulsaron en el cambio de
gobierno la oportunidad del pleno ejercicio de sus derechos y ali-
vio de su situación económica dañada por los bajos salarios y el
consecuente limitado poder de compra. El ejecutivo respaldó las
acciones obreras y en el año de 1935 se declararon 462 huelgas,
contrastando con sólo 7 ocurridas en 1928. En 1934, el movimien-
to obrero se encontraba profundamente dividido. La vieja
CROM de Morones,debilitada, se enfrentaba a una grave esci-
sión, en tanto surgía poderosa la Confederación General de Obre-
ros y Campesinos de México (CGOCM) dirigida por Vicente
Lombardo Toledano, quien se convertiría en el líder obrero de
mayor relevancia por su indiscutible preparación: licenciado en
derecho y doctor en filosofía, habiendo desempeñado diversos
cargos públicos, entre ellos diputado federal y gobernador interi-
no de Puebla, director de varias escuelas universitarias (Prepara-
toria, Leyes, Artes Plásticas) y fundador y dirigente de sindicatos
obreros y magisteriales.

A pesar de la buena disposición gubernamental para apoyar las


luchas obreras, la división existente dentro de sus filas desembocó
incluso en derramamiento de sangre, rivalidades que restaban
fuerza al movimiento obrero, que más tarde, unificado, sería fac-
tor determinante y decisivo en la política cardenista.

En materia agraria, ya desde su campaña electoral Cárdenas ha-


bía recomendado: "Den a los campesinos... los fusiles con que
hicieron la Revolución de manera que puedan defender el ejido y
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

la escuela" (Benítez, t. II, 1984, p. 240); asimismo, escuchó y


alentó a los campesinos en su lucha por la realización del reparto
agrario.

El gobierno y particularmente los diputados, se dividieron en par-


tidarios de Cárdenas y de Calles. Estos desaprobaron la actitud
del presidente y de las organizaciones obreras y campesinas, y el
panorama político del país volvió a ensombrecerse. El problema

131
se agudizó el 12 de junio de 1935 al publicarse las declaraciones
que Calles hizo a Ezequiel Padilla quien encabezaba un grupo de
senadores. En ellas, el Jefe Máximo criticó la formación de gru-
pos en las Cámaras de cardenistas y callistas así como su integra-
ción de las "alas izquierdas" pues, desembocaban en radicalis-
mos lesionando al gobierno y el desarrollo del país, fundamental-
mente por las constantes huelgas de las organizaciones obreras.

El general sonorense al analizar la situación política y social de


México, la encontraba desordenada y llena de agitación previen-
do un choque armado y el desastre de la nación. Criticó expresa-
mente a dos líderes obreros: Alfredo Navarrete y Lombardo To-
ledano, y lanzó un ultimátum al general Cárdenas con la afirma-
ción contundente: "está sucediendo exactamente lo que ocurrió
en el período del presidente Ortiz Rubio", lo que traducido a len-
guaje político significaba: o el presidente cambia de rumbo o
tendrá que renunciar. Para muchos políticos esto era una orden
que provenía del Jefe Máximo de la revolución, del hombre que
había dominado la situación política del país durante la última
década.

Lombardo contestó a Calles: "...(que) tenía el honor de ser un


agitador, y que lo seguiría siendo para defender las reivindica-
ciones del proletariado y también el orden constitucional del
país..." (Ramírez y Ramírez, 1980, p. 43). Después de largos
años de estas luchas intestinas, por iniciativa de la CGOCM, sin-
dicatos influidos por los comunistas, otras organizaciones obre-
ras y la CNT, firmaron un documento histórico que se llamó:
"Unidos ante el enemigo común", en el que condenaban las
declaraciones de Calles, apoyaban al Presidente de la República
"...que había puesto en vigor las garantías para el trabajo y que
al primer intento de establecer un régimen fascista en el país, el
movimiento obrero contestaría inmediatamente con la huelga ge-
neral y la resistencia en el terreno en que fuera necesario" (Ramí-
rez y Ramírez, 1980, p. 43).

La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el Bloque


Mayoritario del Senado, la Cámara Nacional de Comercio y la
Federación de Empresarios, se apresuraron a felicitar a Calles,
pues el gabinete en su mayoría, y parte del ejército, así como de
los gobernadores y de las Cámaras eran partidarios del expresi-
dente.

Cárdenas, por su parte, contó con el apoyo de la Confederación


Campesina Mexicana y la Liga Nacional Campesina. A la vez, los
diputados del "ala izquierda" rechazaron las imputaciones que se
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

les hacían, y los senadores también del "ala izquierda" expresa-


ron sus discrepancias con el Jefe Máximo. El Partido Comunista
no se alineó, "dado el carácter burgués del régimen", "ni con
Calles, ni con Cárdenas". El presidente decide asumir plenamen-
te su función, eliminando toda posibilidad de dualidad de pode-
res o subordinación del Ejecutivo, y, contando con el apoyo de
organizaciones obrero-campesinas y del ejército, hace terminan-
tes declaraciones publicadas el 14 de junio, precisando que las crí-

132
ticas del general Calles a su gobierno significan "una intromisión
ilegítima y atentatoria". Realiza una defensa vigorosa de las orga-
nizaciones obreras y campesinas, expresándoles su confianza;
explica que las huelgas obedecen al acomodo necesario de los fac-
tores de la producción y no se detendrán a pesar de la ''alarma de
los representantes del sector capitalista", porque resueltas equita-
tivamente, "contibuyen, con el tiempo, a hacer más sólida la si-
tuación económica". Ese mismo día reúne a su gabinete en Pala-
cio Nacional, pidiendo a los secretarios su renuncia para estar en
libertad de reorganizar su gobierno. El día 18 se da a conocer el
nuevo gabinete; mientras, el Jefe Máximo se trasladaba a Navola-
to, Sinaloa.

En ese momento se inicia un reagrupamiento de las fuerzas políti-


cas con la intensa participación del movimiento obrero y campesi-
no, participación que explica el carácter progresista de las trans-
formaciones posteriores. Las organizaciones obreras plantean la
necesidad de crear un frente sindical a nivel nacional proponién-
dose articular el descontento de las clases populares; firman el
pacto de unificación que dio origen al Comité Nacional de Defen-
sa Proletaria, en el que participan la Alianza de Tranviarios, la de
Artes Gráficas, la CNT, la CGOCM, la CSUM, los sindicatos de
ferrocarrileros, de mineros, de electricistas, y algunos más.

"Se inició así una nueva etapa en la vida de México: la alianza


virtual y también declarada entre el movimiento obrero en vías de
unificarse, y un presidente de la República que asumía con in-
tegridad su función constitucional y volvía a levantar los grandes
postulados de la revolución nacional. Esa alianza fue el eje y el
motor del desarrollo de toda la política de reformas sociales y de
grandes conquistas nacionales que caracterizó al cardenismo y
que abrió la vía de una transformación profunda de la nación me-
xicana" (Ramírez y Ramírez, 1980, p. 44).

No obstante el retiro del Jefe Máximo, sus partidarios no se resig-


naban a ser desplazados del poder. Morones y la CROM conser-
vaban su antigua postura política, al igual que la CGT y la Cáma-
ra del Trabajo, así como varios miembros del Congreso, goberna-
dores y militares. Se producen actos violentos en Tabasco: varios
universitarios resultan muertos, el gobernador es desaforado y el
acérrimo anticlerical y líder de los "camisas rojas" Garrido Ca-
nabal, sale del país. En la Cámara de Diputados en un enfrenta-
miento mueren dos legisladores y son desaforados varios diputa-
dos.

El general Calles retorna a México, procedente de San Diego, Ca-


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

lifornia, el 13 de diciembre. Poco antes se conoce la labor subver-


siva del general Tapia y de Melchor Ortega, quienes han visitado
a jefes militares y gobernadores para invitarlos a sublevarse
contra el gobierno. La repercusión inmediata fue el desafuero de
varios senadores, declararse desaparecidos los poderes en cuatro
estados y despedidos los jefes militares Amaro y Medinaveytia.
Calles, ante periodistas norteamericanos, acusaba al régimen de
apoyar la acción demagógica, y a las organizaciones obreras de

133
Lvuvr#.

CARTA ESCOLAR

"R5PU3UCA MUCAMA

Carla Escolar de la República Mexicana


F Natldermann. 1413
Archivo General de la Nación. México, D F

hacer labor disolvente. Se producen manifestaciones obreras de


apoyo al gobierno al que se exige la expatriación del general sono-
rense. El 18 de diciembre, Calles —fundador del PNR— es expul-
sado de su seno.

En abril de 1936 se produce la voladura de un tren y finalmente,


el 10 de abril, son desterrados Calles, Morones, León y Ortega.
Al llegar a los Estados Unidos el antiguo rector de los destinos na-
cionales, expresa que México vive en la anarquía, fomentada por
Cárdenas, inclinado al comunismo, al que combatió y por eso era
exiliado, pero que, "Dios mediante, las cosas cambiarían" para
poder regresar a su país. Esta era la primera vez, en mucho tiem-
po en la historia de México, que una crisis política de tal naturale-
za se resolvía sin violencia y se respetaba la vida de los opositores
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

vencidos.

Estos sucesos consolidaron no sólo la total autoridad del presi-


dente sino que hicieron realidad la transformación del poder: el
de los caudillos entregado a las instituciones. Ciertamente fue
Calles quien inició el proceso de fortalecimiento del Estado, pero
a Cárdenas corresponde dar solidez y reintegrar toda su autori-
dad al poder presidencial.

134
Simultáneamente a esta lucha por el poder, los organismos patro-
nales se enfrentan también al régimen. El 4 de febrero de 1936,
los empresarios de Monterrey lanzaron un memorial en el que se
pronunciaron abiertamente contra la política laboral del gobier-
no, amenazándolo con un paro general de las actividades de la in-
dustria, acusando al gobernador del estado de favorecer a los
obreros "rojos" o comunistas, para que hicieran huelgas en
Monterrey y perjudicaran a las empresas. Ese mismo día la
CGOCM contestó: "...la clase patronal... ha acordado una huel-
ga de consecución, con el objeto de derrocar al actual Goberna-
dor... pretendiendo obligarlo a abandonar a los trabajadores...
no tiene el derecho de acusar a los trabajadores comunistas, toda
vez que éstos, lo único que piden, es el cumplimiento del Artículo
123... en tanto que los patrones atacan a las instituciones... adop-
tando una verdadera actitud de subversión contra ellas, negándo-
se a cumplir con las leyes..." ("El Nacional", 5 de febrero de
1936).

Los industriales y comerciantes realizaron un paro y una gran


manifestación encabezada por damas de la alta sociedad. El pre-
sidente Cárdenas se trasladó a Monterrey el 7 de febrero para
reunirse con los patrones, los obreros y las autoridades locales
declarando: "...he llegado a la conclusión de que nada autoriza a
creer en la existencia de un movimiento, comunista o de cualquier
otro carácter, enderezado a subvertir, ni siquiera a trastornar, el
orden social, político y económico..." (El Gobierno de México
ante los Problemas Sociales y Económicos, 1936, p. 7).

El 11 de febrero de 1936 se realizó una manifestación de trabaja-


dores en apoyo a la política gubernamental y esa noche, ante los
directores del Centro Patronal de Nuevo León, el primer ma-
gistrado de la nación expuso los lincamientos de su política labo-
ral en un documento conocido como los "Catorce Puntos". En
ellos reafirmaba el papel del Estado como árbitro y regulador de
la vida social; pugnaba por una organización única de los trabaja-
dores; llamaba al diálogo; pedía garantías para los trabajadores;
negar que los patrones tuvieran derecho a intervenir en la vida de
los sindicatos; derecho a los patrones a agruparse; reafirmaba el
interés del gobierno en impulsar a la industria nacional. Precisaba
que la agitación proletaria no era producto de la actividad de los
comunistas sino de la existencia de leyes incumplidas y necesida-
des insatisfechas; advertía a los patrones de los peligros para el
país si ellos continuaban su agitación y por último, subrayaba:
"Los empresarios que se sientan fatigados por la lucha social,
pueden entregar sus industrias a los obreros o al Gobierno. Eso
será patriótico; el paro no" ("El Nacional", 12 de febrero de
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

1936).

Los patrones contestaron a Cárdenas lamentándose de su difícil


situación y anunciando que no entregarían sus empresas. El 14
de marzo Cárdenas respondió: "En ese documento presentan us-
tedes un cuadro de pesimismo que está lejos de corresponder a la
verdad de la situación presente que impera en la República...

135
La decisión que ustedes muestran de no entregar sus fábricas, sus
negociaciones o sus empresas, es la mejor prueba de que les rin-
den utilidades muy estimables, lo cual se contradice con el som-
brío cuadro de bancarrota que en seguida describen" (Cárdenas,
1936, pp. 7-13).

Otro conflicto preocuparía al presidente: el 29 de marzo en


Ciudad González (antes San Felipe Torres Mochas), Guanajuato,
fue agredida por un grupo numeroso de fanáticos azuzados por
los sacerdotes, la Misión Cultural de Maestros, dando muerte a
uno de ellos. La agresión fue repelida por la fuerza pública con
saldo de varios muertos y heridos. Cárdenas se trasladó a dicha
población, y esto relata en su diario: "En el templo en donde
fueron azuzados los católicos hablé en presencia de los sacerdotes
y público que se congregó, condenando el acto criminal de los sa-
cerdotes que fueron responsables de los hechos ocurridos ayer. A
los dos sacerdotes se les dio plazo de 24 horas para salir de la
ciudad. Salieron" (Cárdenas, 1972, p. 346).

Lamentablemente aquél no era el único incidente. En varios


poblados del interior, en especial en el Bajío y Yucatán, a los maes-
tros que deberían impartir la educación socialista se les había tor-
turado, "...cortándoles las orejas o vejándolos y maltratándolos
de diferentes modos; algunos habían sido asesinados" (Town-
send, 1954, p. 134).

Los maestros rurales en aquella época fueron verdaderos mi-


sioneros promotores del cambio. Entusiastas defensores de las re-
formas revolucionarias tuvieron que enfrentarse a los terratenien-
tes y latifundistas que se oponían tenazmente al reparto agrario.
También tuvieron que vencer la oposición del clero dispuesto a
"...excomulgar a toda aquella persona católica que brindara apo-
yo a la reforma socialista de la educación e incluso, a los padres
de familia que enviaran a sus hijos a las escuelas con régimen so-
cialista" (Guevara, 1985, p. 12).

El movimiento obrero madura rápidamente, los trabajadores


luchan por mejores condiciones de vida y sus organizaciones se
fortalecen y logra fraguarse en aquellos momentos críticos una
gran confederación unitaria que reunió a todas las agrupaciones
laborales de aquel tiempo: mineros, electricistas, tranviarios,
ferrocarrileros, maestros, panaderos, lecheros, jornaleros, cam-
pesinos, albañiles, burócratas, choferes, telefonistas, zapateros,
las centrales y sindicatos obreros y campesinos más numerosos y
representativos, con excepción de lo que perduraba de la CGT y
la CROM.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

"En febrero de 1936 se constituyó la Confederación de Trabaja-


dores de México (CTM) con las organizaciones de la Confedera-
ción General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM)...
con la Confederación Sindical Unitaria de México; con la Cáma-
ra Nacional del Trabajo; con el Sindicato de Trabajadores Ferro-
carrileros de la República Mexicana; con el Sindicato Mexicano

136
de Electricistas; con la Alianza de Uniones y Sindicatos de Artes
Gráficas; con la Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía
de Tranvías de México, S.A., y con otras organizaciones regiona-
les". (Mancisidor, 1976, p. 121).

Los delegados representantes de 600,000 trabajadores reunidos


en su congreso constituyente, eligieron al Comité Ejecutivo Na-
cional de la CTM, integrado por Lombardo Toledano, Secretario
General; Fidel Velázquez, de Organización; Miguel A. Velasco, de
Educación; Francisco Zamora, de Estudios Técnicos, entre sus
principales directivos. El congreso resolvió que la central lucharía
por la desaparición del capitalismo, valiéndose de la huelga, el
boicot y la acción revolucionaria, y se mantendría independiente
del poder público; consideraba tareas fundamentales del movi-
miento obrero la lucha por su mejoramiento como clase social
explotada y la emancipación y verdadera autonomía económica y
política del país como base del nacionalismo revolucionario, que
actuaría con el lema: "por una sociedad sin clases".

La concentración de la clase obrera en una gran central sindical,


fue un proceso que permitió una lucha más organizada y efectiva
por el mejoramiento de sus condiciones de vida y trabajo. Se pro-
duce entonces un ascenso en el movimiento obrero, se vuelve más
ofensivo y coherente, el Estado respeta su autonomía. El poder
político de la CTM crece rápidamente, los obreros de los sindica-
tos de industria concentrados en las principales ciudades, son el
elemento más dinámico y con mayor movilidad con que cuenta el
régimen. "A la vez son elementos estratégicos para la economía.
Dado que el México del sexenio cardenista tenía una industria que
básicamente estaba en manos extranjeras, el movimiento obrero
organizado era claramente un instrumento activo del nacionalis-
mo. Las huelgas, las demandas... aparte de su carácter reinvidica-
torio, pasaban fácilmente a ser medidas políticas a favor de los
intereses de la nación mexicana" (Suárez, 1979, p. 2570).

La CTM incrementó su importancia relativa y su peso específico


vino a jugar un papel decisivo en esta etapa de ascenso revolu-
cionario.

Después del triunfo obrero en Monterrey, el 18 de mayo de 1936


fue declarada ilegal la huelga de los ferrocarrileros, pese a la opo-
sición de la CTM, que efectuó un paro de una hora en todo el-
país. La situación financiera de los ferrocarriles era insostenible,
el servicio malo e insuficiente, por lo que el 23 de junio del año si-
guiente, el presidente Cárdenas nacionalizó la empresa; sin em-
bargo, las cosas no mejoraron con la expropiación-, y el Io de ma-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

yo de 1938 entregó la administración ferroviaria al sindicato. El


movimiento de masas en que se apoyaba Cárdenas para llevar a
cabo su programa de reformas sociales, lo impulsaba a su vez pa-
ra ir más lejos y más aprisa en la realización de su programa.

El 16 de julio de 1936 el SME declaró la huelga a la Mexican Light


and Power Company en la zona del Distrito Federal, misma que
duró 10 días, durante los cuales prácticamente se paralizó la vida

137
urbana. Finalmente, la compañía inglesa cedió. La lucha obrera
se enlazaba también con la de los campesinos por la tierra. En
agosto de ese año de 1936, los sindicatos campesinos cetemistas
de La Laguna suspendieron sus labores exigiendo a los latifundis-
tas extranjeros y nacionales, aumentos salariales y un contrato
colectivo. Otras huelgas se produjeres en el valle del río Yaqui, el
Soconusco, Lombardía y Nueva Italia. Todas ellas condujeron a
precipitar la expropiación y distribución de los latifundios y fue
en estas regiones donde la reforma agraria habría de alcanzar sus
características más avanzadas y completas.

La política agraria de "Tata Lázaro", como le llamó el pueblo,


fue el centro de gravedad de toda su acción revolucionaria; la
entrega de la tierra a los campesinos fue su preocupación y su pa-
sión. Al recorrer el territorio nacional conoció ampliamente la si-
tuación real de injusticia y explotación en que vivía la gran mayo-
ría rural del país; y hablando, pero sobre todo escuchando con
extrema paciencia y atención al campesino, al indígena, al obre-
ro, pudo captar cuáles eran sus problemas, sus carencias y aspira-
ciones.

En su discurso de toma de posesión como presidente, decía:


"...en algunas regiones del país se ha tenido hasta la fecha... la
dotación de las tierras que deben entregarse a los pueblos en
cumplimiento de nuestras leyes... se llevará hasta su fin la resolu-
ción del problema agrario... en esta grave cuestión no cabe otro
recurso ni otro medio que el de entregar a los pueblos y a los tra-
bajadores del campo, lo que por siglos ha sido su fuente de vida"
(Cárdenas, 1976, p. 114).

A tan sólo un mes de ocupar la primera magistratura, asienta en


su diario, el 2 de enero de 1934; "... el licenciado Gabino Váz-
quez, jefe del Departamento Agrario, recibió instrucciones de in-
tensificar los trabajos para la dotación de tierras en todo el país.
El Gobierno debe extinguir las llamadas haciendas agrícolas,
constituyendo los ejidos, tanto para dar cumplimiento al postula-
do agrario como para evitar la violencia que se registra entre ha-
cendados y los campesinos solicitantes de tierras. El Gobierno op-
ta por una solución inmediata resolviendo las solicitudes de eji-
dos... queremos elevar el nivel moral y económico de nuestra
población, que en su mayoría es campesina, dejémosla apro-
vechar totalmente el producto de la tierra que trabaja" (Cárde-
nas, 1972, pp. 311-312)

Los terratenientes resistieron con sus "guardias blancas" y pisto-


leros que amedrentaban y aún asesinaban a campesinos y fun-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

cionarios agrarios; el clero, con sus sermones, calificaba de ladro-


nes a los agraristas. Asimismo se opusieron caciques, jefe milita-
res, funcionarios públicos de todos los niveles y cuantos de algu-
na manera veían afectados sus intereses. Aún había que vencer el
temor y la desconfianza de los campesinos ante los actos guberna-
tivos.

"En los primeros años del gobierno de Cárdenas se informó de

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991


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C. P. Gray, 1914
The Library of Congress. Washington. D. C., EE. UU.
2,000 personas asesinadas por esa razón, tan sólo en Veracruz;
durante tres meses críticos de 1936, murieron 500 personas en va-
rios estados" (Huizer, 1980, p. 140).

La necesidad de armar a los campesinos no era una exageración.


La reserva rural se creó por decreto del Io de enero de 1936, cop-
virtiendo a los campesinos en un importante pilar de la estructura
del poder nacional, ya que aumentaba su participación en la vida
política y salvaguardaba al gobierno de las amenazas e intentos de
derrocarlos, por parte de las fuerzas conservadoras. (Huizer,
1980).

Consciente de la necesidad de que los campesinos-se unificaran en


un organismo permanente, Cárdenas decreta la formación de una
central campesina, el 9 de julio de 1935, que fue la base de la Con-
federación Nacional Campesina (CNC), constituida formalmente
en agosto de 1938.

Durante el cardenismo la reforma agraria se aceleró en forma


inusitada; se repartieron inclusive propiedades extranjeras, lo que
originó problemas diplomáticos y financieros con los Estados
Unidos. La creación de numerosos ejidos individuales se fortale-
ció con la de los colectivos a partir de 1936, como los de La Lagu-
na, Yucatán, Michoacán, Morelos, Tamaulipas y Sinaloa. Todos
ellos deberían ser, respetando el ideal cardenista, el modelo para
estimular a los demás ejidatarios a organizarse colectivamente.
En El Mante, La Laguna y Yucatán, se expropiaron además de
las tierras, la maquinaria indispensable para procesar el produc-
to, que fue confiada al campesino.

Para valorar la importancia de la política agraria cardenista, bas-


ta remitirse a una simple estadística; durante los yeinte años ante-
riores al cardenismo ''..se entregaron a los ejidatarios 10'085,863
hectáreas, lo que da un promedio anual de 504,293; en tanto que
el período de Cárdenas el número de hectáreas ascendió a
17'609,139 ó sea 2'934,856, promediando el sexenio... A lo ante-
rior hay que agregar que los cuatro lustros precitados arrojan un
promedio de 9 hectáreas por ejidatario, mientras que en los seis
años cardenistas, ese promedio se elevó a 22.5 hectáreas; es decir,
algo más del doble" (Silva Herzog, 1975, p. 88).

La reforma agraria transformó las estructuras políticas, económi-


cas y sociales del país; significó el paso más importante dado por
un gobierno revolucionario para cumplir los postulados agrarios
de la Constitución de 1917 y los ideales de Zapata. AI romperse
arcaicas reminiscencias feudales se incorpora al mercado interno
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

a una gran masa de campesinos que adquiere capacidad de consu-


mo, aumenta la producción de alimentos y materias primas indis-
pensables para el desarrollo de la incipiente industria; se amplía la
mano de obra urbana al producirse la emigración del campo a la
ciudad, fomentando la formación de capitales, sobre todo a par-
tir de 1940, capitales que determinaron la expansión de los secto-
res industrial y público. Las reformas revolucionarias cardenis-
tas, actuaron decisivamente para mantener la estabilidad política

140
y social de su gobierno y el de sus sucesores.

También caracterizó a este régimen, su postura nacionalista, sur-


gida de la experiencia histórica mexicana: el coloniaje, las inter-
venciones extranjeras. Así, la inveterada dependencia económica
de México, conllevó a la reforma agraria, así como a las luchas
reivindicatorías de los trabajadores, a un enfrentamiento con los
intereses extranjeros, por lo que el movimiento popular de los
años 30 tomó decisivamente el camino del nacionalismo revolu-
cionario.

"...ya en el Plan Sexenal... (se) acepta que México no puede de-


sarrollarse de manera autárquica, pero que debería establecer el
predominio de los intereses nacionales sobre los entranjeros. Se
hacía una referencia concreta a la necesidad de rescatar las ri-
quezas del subsuelo de manos extranjeras y fomentar su procesa-
miento dentro del país. Una vez en el poder, Cárdenas comenzó a
traducir en realidades los postulados nacionalistas del plan" (Me-
yer, 1981, p. 1261).

Así se promulgó una ley expropiatoria en noviembre de 1936, que


más tarde el presidente empleó como fundamento legal para lle-
var a cabo la nacionalización de la industria petrolera.

Cuando los trabajadores -agrupados en el Sindicato de Trabaja-


dores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) desde el año
de 1935- exigieron la firma del contrato colectivo de trabajo, las
empresas extranjeras se opusieron a ello. La lucha se había ini-
ciado antes, pues las compañías petroleras trataron primero de
impedir la organización de sus asalariados, después crearon sindi-
catos blancos y más tarde, fomentaron las divisiones y enfrenta-
mientos entre agrupaciones sindicales. De entonces surgió la ne-
cesidad de formar una sola central representativa de los trabaja-
dores petroleros. Fue necesario vencer obstáculos y resistencias
hasta lograr la unificación obrera y el registro legal de un sindica-
to nacional mayoritario.

Las compañías habían entrado en posesión de la riqueza petrolera


sin pagar por ellas, ni remotamente su justo valor; "... cuando los
indios rehusaban vender, las empresas recurrían a las chicanas o a
los pistoleros para que eliminaran al propietario, pudiendo en-
tonces tratar con la viuda o descendientes, de los cuales obtenían
los bienes a ridículos precios" (Townsend, 1954, p. 243). En su
libro "Diplomático en Mangas de Camisa", Josephus Daniels,
embajador de los Estados Unidos en México, afirma que durante
esa época pudo comprobarse "...que los salarios que pagaban a
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

sus trabajadores en los campos petroleros eran escandalosamente


bajos, aun cuando siguieran la pauta del nivel mexicano, y que
los trabajadores petroleros vivían en condiciones detestables por
lo que toca a habitación y protección de la salud" (Townsend,
1954, p. 246).
En noviembre de 1936 las empresas fueron emplazadas a huelga
reclamando la firma del contrato colectivo de trabajo, que

141
establecía un aumento salarial y algunas prestaciones. En esos
días Cárdenas se hallaba en la región lagunera repartiendo
tierras, por lo que convenció al sindicato de desistir de su movi-
miento huelguístico, ya que éste podía entorpecer el reparto agra-
rio. A cambio, promovió la celebración de negociaciones encami-
nadas a resolver el conflicto. Empezaron las largas e infructíferas
pláticas obrero-patronales, y ante la negativa actitud empresarial,
la huelga estalló el 31 de mayo de 1937. Sin embargo, los proble-
mas que creaba la huelga al país motivaron el descontento públi-
co, aprovechado por las compañías en su beneficio. Ante la im-
posibilidad de mantenerse en huelga, y negándose a aceptar una
oferta miserable, los trabajadores plantearon ante la Junta Fede-
ral de Conciliación y Arbitraje un conflicto económico, lo que
implicaba un peritaje de las condiciones económicas de las
compañías. El licenciado Jesús Silva Herzog fue uno de los
miembros de la Comisión de Peritaje, cuyo informe incluía
conclusiones donde se establecía que las compañías formaban
parte de grandes unidades económicas extranjeras desvinculadas
del país, que obtenían ganancias cuantiosas pagando sueldos e
impuestos insuficientes. Se revelaban algunos datos: el costo de la
vida se había incrementado de 1934 a 1937 en un 89% y, las ga-
nancias anuales declaradas por las empresas eran de 22 millones
de pesos, cuando en realidad ascendían a 55 millones. Concluía
que dadas las muy considerables utilidades obtenidas y su si-
tuación financiera extraordinaria, las compañías "...están per-
fectamente capacitadas para acceder a las demandas del Sindicato
de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana hasta por
una suma anual de 26 millones de pesos" (Benítez, t. III, 1984, p.
120).

La estrategia de la lucha obrera había logrado la intervención del


Estado, que tuvo la oportunidad de conocer el historial de las
empresas. El informe resultante fue comentado así por elSecreta-
rioGeneral de la CTM: "Ese documento revela la entraña de la in-
dustria petrolera ubicada en México; descubre cómo la táctica im-
perialista en un país semicolonial explota el petróleo en condi-
ciones realmente desastrosas para los intereses humanos y econó-
micos de México, cómo se valen de muchos ardides las empresas
extranjeras para explotarnos en todos sentidos: en salarios, en
condiciones de trabajo, en precio del petróleo e, inclusive, en sus
relaciones de carácter industrial tomando lo que de México nece-
sitan en las mejores condiciones para su propia industria..."
(Lombardo Toledano, 1977, p. 16).

Al conocerse el dictamen de la Comisión, aumentaron las pre-


siones de toda índole contra el régimen dentro y fuera del país. La
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

campaña de prensa se intensificó, aparecieron desplegados que


cubrían de reproches a los obreros, porque ganaban los más altos
salarios de la República, y todavía se atrevían a exigir aumentos
exorbitantes que las empresas eran incapaces de afrontar. "Los
monopolios recibieron pleno apoyo de la prensa burguesa, ingle-
sa y norteamericana que desplegaban una campaña de atemoriza-
ción al gobierno mexicano, pronosticaban que México llegaría a
la bancarrota económica si Cárdenas continuaba apoyando las

142
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
Map Showing the oil concessions granted by the Federal Government in the Mexican Republic.
From 1904 to 1920
1 García. 1921
Archivo General de la Nación. México, D. F.
demandas de los obreros. La propaganda estaba acompañada de
provocaciones" (Shulgovski, 1968, p. 337). La Junta de Conci-
liación retrasaba su decisión, lo que causó inquietud entre los tra-
bajadores, quienes amenazaron con un paro en el mes de di-
ciembre. En algunas regiones se realizaron paros, las insistentes
acciones obreras indujeron al gobierno a tomar una resolución.

El 18 de diciembre de 1937 la Junta de Conciliación falló a favor


de los trabajadores; entonces, las compañías que formaban parte
de los dos poderosos consorcios petroleros, el trust angloholan-
dés y el trust yanqui, que habían sido capaces de provocar
guerras, derrocar gobiernos, o decidir la vida de pueblos colo-
niales, esta vez se enfrentaron al Estado mexicano, considerando
que era fácil obligarlo a desistir de su empeño.

Las empresas empezaron a maniobrar contra el gobierno, y sus


técnicos amenazaron con abandonar el país "hasta que los traba-
jadores aprendieran la lección"; paralizaron las nuevas perfora-
ciones; suspendieron el mantenimiento de todos los equipos y se
esforzaron en dividir al sindicato y sobornar a líderes y autorida-
des.

En la resolución de la Junta, se aceptaba un incremento salarial


equivalente al 45% del demandado por los trabajadores. No obs-
tante, las compañías contestaron con una apelación a la Suprema
Corte de Justicia el 28 de diciembre, pretendiendo revocar el fallo
dado. Sin embargo, todavía el gobierno siguió demostrando una
actitud conciliatoria y concedió una suspensión de la ejecución
del laudo. La CTM consideró sin ninguna base legal tal suspen-
sión.

En enero de 1938, Cárdenas asentó en sus Apuntes: "...la si-


tuación económica del Gobierno fue un tanto difícil, debido a la
campaña que las empresas petroleras han venido haciendo en
contra de los intereses del país..." (Cárdenas, 1972, p. 381).

En diciembre de 1937 el gobierno de Estados Unidos había sus-


pendido la compra de plata a México, ligándose esta acción al
conflicto petrolero.

En febrero de 1938, Lombardo Toledano en el Congreso de la


CTM denunciaba: "Las empresas se han valido de todas las ma-
quinaciones a su alcance; ya han sacado sus reservas metálicas de
Mexico... Se ha resentido el crédito del país con este motivo por-
que además de haber substraído sus fondos, las compañías petro-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

leras, de acuerdo con la Asociación Nacional de Banqueros han


estado creando un ambiente artificial de espanto y de miedo para
que... la burguesía... saque también sus fondos..." Y más ade-
lante vaticinaba: "Llegará un momento, parece inevitable, en que
las compañías petroleras tendrán que ser reemplazadas por los
represententes del Estado y de los trabajadores mexicanos para
mantener la producción del petróleo. Estamos dispuestos a asu-
mir la responsabilidad técnica, económica, legal, moral e históri-

144
ca que compete a un pueblo de hombres libres" (Lombardo Tole-
dano, 1977, pp. 31-32).

En las regiones petroleras los trabajadores celebraban mítines,


apoyados por la CTM, que desplegó gran actividad en la movili-
zación obrera. El Io de marzo de 1938 la Suprema Corte denegó
la apelación y ratificó la sentencia de la Junta. Las compañías,
entonces desafían al Estado mexicano y deciden enfrentarse al or-
den establecido negándose a acatar la decisión del máximo tribu-
nal de justicia de la nación. Cárdenas, con el respaldo de su
pueblo, tendría que librar la batalla más importante de su vida. El
siguiente día 7 el STPRM comunicó al presidente su acuerdo de
dar por terminados los contratos de trabajo en vista de la actitud
rebelde de las empresas. El 8, el primer magistrado celebró una
junta con su gabinete para conocer la opinión de cada uno de sus
integrantes respecto a la situación del conflicto, escuchando opi-
niones diferentes, coincidiendo todos en lo indebido del proceder
de las empresas.

En sus apuntes de los días 9 y 10, Cárdenas escribe en su diario:


"Considero que cualquier sacrificio que haya que hacer en el pre-
sente conflicto lo hará con agrado el pueblo". Relata su conver-
sación con Múgica, secretario de Comunicaciones, al hacerle co-
nocer su decisión de decretar la expropiación: "Hablamos de que
difícilmente se presentaría oportunidad tan propicia como la ac-
tual, para reintegrar a la nación su riqueza petrolera. No hacerlo
por temor a consecuencias económicas o a posibles exigencias
diplomáticas -medidas violentas, apuntaría el día 10- de Ingla-
terra y de Estados Unidos, sería antipatriótico y de graves respon-
sabilidades que con justicia el pueblo nos señalaría El general
Múgica resueltamente estuvo de acuerdo... reconociendo en él sus
convicciones sociales, su sensibilidad y patriotismo, le di el encar-
go de formular un proyecto de manifiesto a la Nación, explicando
el acto..." (Cárdenas, 1972, pp. 387-389).

Las compañías trataron de llegar a un acuerdo secreto con el ST-


PRM, pero el sindicato lo rechazó. "A instancias de los represen-
tantes ingleses, en vísperas de la nacionalización (16 de marzo) las
compañías llegaron al acuerdo de elevar los salarios a los obreros
en 26 millones de pesos" (Shulgovski, 1968, p. 349). Esta acepta-
ción de las compañías, demostraba la falacia de las argumenta-
ciones empresariales que alegaban incapacidad económica.

La Junta Federal de Conciliación declaró que los contratos deja-


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

ban de regir a partir del 18 de marzo, pero antes los trabajadores


petroleros empezaron a abandonar sus labores y trataron de im-
pedir que las compañías continuaran retirando equipo. Por todo
el país los obreros se preparaban para una huelga general en apo-
yo de los petroleros. En estas condiciones de lucha creciente de
los trabajadores, el gobierno de Cárdenas adoptó medidas decisi-
vas.

145
El día 17, el presidente tuvo una reunión con su gabinete, al que
informó de la intolerable negativa de las compañías a cumplir la
resolución de la Suprema Corte, así como del peligro de paraliza-
ción de la industria y los servicios públicos, por lo que se debería
proceder a la expropiación. Hubo diversidad de reacciones: Má-
gica, Buenrostro, García Téllez y Castellano apoyaron resuelta-
mente la medida; otros se mostraron recelosos o reticentes, algu-
nos cautos, y varios permanecieron en silencio. Se citó a una
nueva reunión el día siguiente a las 8 de la noche. (Benítez, t, III,
1984, pp. 137-138).

El 18 de marzo de 1938 el presidente Lázaro Cárdenas habló por


radio a la nación anunciando la expropiación de los bienes de las
compañías petroleras: "Se trata de un caso evidente y claro que
obliga al gobierno a aplicar la Ley de Expropiación en vigor, no
sólo para someter a las empresas petroleras a la obediencia y a la
sumisión, sino porque habiendo quedado rotos los contratos de
trabajo... de no ocupar el gobierno las instalaciones de las
compañías, vendría la paralización... Se ha dicho hasta el cansan-
cio que la industria petrolera ha traído al país cuantiosos capitales
para su fomento y desarrollo. Esta afirmación es exagerada. Las
compañías petroleras han gozado durante muchos años... de
prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio, uni-
dos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que
la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y
contra el derecho público, significan casi la totalidad del verdade-
ro capital de que se habla... Examinemos la obra social de las
empresas: ¿En cuántos de los pueblos cercanos a las explota-
ciones petroleras hay un hospital, o una escuela... ¿En cuál
centro de actividad petrolera, en cambio, no existe una policía
destinada a salvaguardar intereses particulares, egoístas y alguna
vez ilegales? De estas agrupaciones... hay muchas historias de
atropellos, de abusos y de asesinatos siempre en beneficio de las
empresas... Han tenido dinero, armas y municiones para la rebe-
lión. Dinero para la prensa antipatriótica que las defiende. Dine-
ro para enriquecer a sus incondicionales defensores. Pero para el
progreso del país... no hay dinero... juzgan que su poder econó-
mico y su orgullo las escuda contra la dignidad y la soberanía de
una nación que les ha entregado con largueza sus cuantiosos re-
cursos naturales... Es por lo tanto ineludible... dictar una medida
definitiva y legal para acabar con este estado de cosas... pido a la
nación entera un respaldo moral y material suficiente para llevar
a cabo una resolución justificada, tan trascendente y tan indis-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

pensable" (Benítez, t. III, 1984, pp. 141-144).

El decreto de expropiación, redactado por Eduardo Suárez, Raúl


Castellano, Antonio Villalobos, Enrique Calderón, Gustavo Co-
rona, Efraín Buenrostro y Manuel Santillán, categórico expresa:
"Se declaran expropiados por causa de utilidad pública y a favor

146
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991
Carta General de la República Mexicana
El Buen Tono, 1935
Archivo General de la Nación. México, D. F.
de la Nación, la maquinaria, instalaciones, edificios, oleoconduc-
tos, refinerías, tanques de almacenamiento, vías de comunica-
ción, carros-tanques, estaciones de distribución, embarcaciones y
todos los demás bienes muebles e inmuebles de propiedad de..."
17 compañías petroleras ("El Nacional", 19 de marzo de 1938).

La expropiación fue la culminación de una larga lucha de la ten-


dencia nacionalista y revolucionaria. "Cárdenas se apoyó en el
movimiento obrero, y en particular en la organización sindical y
el movimiento de huelga de los obreros petroleros para llevar ade-
lante la estatización. Más aún: fue la iniciativa y la presión de la
huelga y la movilización de los petroleros lo que trasmitió al go-
bierno la seguridad para la decisión expropiatoria... tuvo la auda-
cia suficiente para intuir la existencia de ese punto de apoyo y no
dudar en utilizarlo... Pues para expropiar el petróleo en 1938, con
el imperialismo al otro lado de la frontera, era necesaria una auda-
cia... Y esa audacia le venía a Cárdenas desde lo más profundo de
la convicción y la seguridad revolucionaria de las masas mexica-
nas. Su mérito es haber sabido sentirla y haberse atrevido a repre-
sentarla" (Gilly, 1985, pp. 356-357).

La nacionalización se decretó en condiciones de auge del movi-


miento obrero organizado, principalmente cuando la CTM de-
sarrollaba una gran actividad política. Las acciones patrióticas
del gobierno encontraron gran apoyo en los más amplios sectores
de la población, pero principalmente en los trabajadores, y así los
petroleros se hicieron cargo de todas las instalaciones y tomaron
en sus manos el control de las operaciones. Los ferrocarrileros
trabajaron día y noche para transportar el petróleo ante la falta
de carros-tanques. La gasolina era expendida por pequeños co-
merciantes y empleados de las gasolinerías, en barriles y toda cla-
se de vasijas y recipientes.

El eje de toda la movilización nacional que respondió e hizo po-


sible sostener la expropiación contra las amenazas, boicot, sabo-
taje y presiones de todo tipo tanto internacionales como naciona-
les, fue el movimiento obrero y los sindicatos.

Los técnicos extranjeros fueron substituidos-según ciertas


opiniones- por "ignorantes e irresponsables" obreros, acos-
tumbrados a ser humillados, a sólo recibir órdenes. Un acto revo-
lucionario despertaba su espíritu creador, se ingeniaron para ha-
cer funcionar los equipos -muchos de ellos chatarra- inventando
nuevos procedimientos y fabricando piezas ante la falta de refac-
ciones. Así llevaron adelante la industria nacionalizada, a la que
propios y extraños le auguraban el más rotundo fracaso, en ma-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

nos de inexpertos y "grasicntos" mexicanos.

El 23 de marzo se organizó en la capital de la República una ma-


nifestación, espontánea y auténtica demostración popular de res-
paldo a la política del presidente Cárdenas, con participación de
los sindicatos obreros, las ligas campesinas, maestros, estudian-
tes, burócratas y el pueblo en general.

148
En aquellos momentos la amenaza de la invasión extranjera fue
más real que nunca. Las grandes potencias habían intervenido
multitud de veces en los asuntos internos de los países pequeños
cuando sus intereses eran afectados. Durante los gobiernos de
Obregón y Calles las compañías petroleras blandieron la amenaza
de la invasión armada contra la aplicación del artículo 27 consti-
tucional y la expedición de la Ley del Petróleo. Pero las condi-
ciones internacionales eran ahora distintas e internamente el régi-
men se apoyaba con firmeza en las organizaciones campesinas y
obreras.

Papel especial jugaría la nueva central unitaria de los trabajado-


res: "...la obra de Cárdenas Presidente, es indivisible.de la exis-
tencia y de la lucha de la CTM. Es gravemente injusto hablar de
todas las realizaciones de aquel régimen sin reconocer la parte
eminente que en ellas correspondió al movimiento obrero... por-
que no se trataba ni se puede tratar nunca de la obra de un solo
hombre; no existe ninguna obra política o social que pertenezca a
una sola persona, ni sólo a un gobierno, ni sólo a un partido, si es
una obra social, siempre es el resultado de un proceso complejo
en el que participan muchas fuerzas... Se tendrá que reconocer
que esa época tuvo eso de singular, mostró las virtudes prodi-
giosas, no de un estilo de hacer política, no de un estilo
personal... sino el acierto y las virtudes de una estrategia, de una
concepción que el pueblo mexicano descubrió sobre la marcha de
la crisis y de la lucha" (Ramírez y Ramírez, 1980, pp. 47-48).

Estados Unidos e Inglaterra apoyaron a sus compañías, utiliza-


ron diversos mecanismos diplomáticos y económicos contra Mé-
xico como la propaganda internacional anticardenista y descrédi-
to del país, la suspensión de préstamos banearlos y el boicot a las
exportaciones mexicanas. Ninguna nación compraba un solo
barril, ni vendía refacciones, ni equipos. El país no contaba con
un solo barco-tanque y las flotas petroleras participaban en el
boicot. El trust del oro negro buscó alejar el turismo y emprendió
a través de la prensa de los Estados Unidos una violenta campaña
en contra de México. Debido al retiro de los fondos bancarios de
las empresasr el peso tuvo que devaluarse.

Sin embargo, gracias a su nueva política del "buen vecino", el


presidente Roosevelt reconocía -con reservas- el derecho de Méxi-
co a la expropiación siempre y cuando se hiciera un pago inme-
diato, adecuado y efectivo de los bienes de las compañías. La
Gran Bretaña consideraba la expropiación "como una confisca-
ción, llevada a cabo bajo el velo de la legalidad fundada en
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

conflictos del trabajo" cuyas consecuencias eran la denegación de


justicia y transgresión del Derecho Internacional, y el único me-
dio para remediar esta situación era la devolución de sus pro-
piedades a la compañía. México contestó que puesto que se trata-
ba de una compañía mexicana, el asunto era interno, sujeto a las
leyes del país. Hubo otras notas diplomáticas hasta que en mayo
de 1938, los británicos reclamaron el pago de la anualidad venci-
da en enero por $362 mil dólares, por concepto de indemniza-

149
clones a subditos ingleses por daños sufridos durante la revolu-
ción, señalando con ello la poca confianza de Inglaterra en la sol-
vencia del gobierno mexicano. La Secretaría de Relaciones Exte-
riores sabedora de la cuantiosa deuda externa inglesa respondió
que muchas naciones poderosas no "podían enorgullecerse de ha-
ber cumplido con sus obligaciones". México pagó su adeudo e in-
mediatamente después rompió relaciones diplomáticas con la
Gran Bretaña.

El gobierno mexicano desde el primer momento aceptó pagar in-


demnizaciones a las compañías expropiadas. El 13 de abril de
1938 se organizó una gran colecta nacional que encabezó Amalia
S. de Cárdenas, esposa del presidente, con respuesta unánime de
todos los sectores sociales que acudieron espontáneamente llevan-
do desde gallinas y alcancías hasta joyas y cheques para el pago
de la deuda. Incluso la jerarquía católica exhortó a sus fieles a co-
operar y aportar sus donativos.

Internamente también surgieron grupos opositores a la política


revolucionaria de Cárdenas. Inveterados intereses eran afectados
no sólo por la expropiación sino además por el reparto agrario, la
educación socialista y la política obrerista. La reacción se amparó
en la misma teoría del mandatario, que buscaba fortalecer la de-
mocracia en el país. Proliferaron las organizaciones de oposición
con el apoyo de los hacendados, industriales, comerciantes, ban-
queros, así como de la Iglesia, las compañías extranjeras y los go-
biernos fascistas. Hasta 1937 fue especialmente violenta la oposi-
ción del grupo paramilitar conocido como "las camisas
doradas". A partir de ese año surge la Unión Nacional Sinarquis-
ta,integrada por campesinos y dirigida por partidarios de la Ale-
mania nazi, gozando de la protección de la Iglesia.

Las agrupaciones derechistas luchaban no sólo contra el gobierno


cardenista sino contra la Revolución Mexicana. La publicación
oficial de la UNS consideraba que la revolución era la anarquía y
el sinarquismo era, por tanto, la contrarrevolución. "El partido
social-demócrata, la confederación de partidos independientes, la
confederación de la clase media, la asociación española antico-
munista y antijudía, la falange poblana, la falange de México, la
acción cívica nacionalista, las juventudes nacionalistas de México
y otros organismos similares de tendencia fascista, constituyeron
el frente de lucha, encabezado por individuos de reconocida fi-
liación reaccionaria, contra el gobierno progresista de Cárdenas"
(Mancisidor, 1985, pp. 322-323).
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

La rebelión armada de Saturnino Cedillo en mayo de 1938, fue el


punto culminante del movimiento contrarrevolucionario finan-
ciado por potencias nazi-fascistas y compañías petroleras. Cedillo
era un cacique regional del estado de San Luis Potosí que de líder
campesino se transformó en terrateniente; apoyó a Cárdenas co-
mo candidato a la presidencia así como en el conflicto con Calles,
nombrándosele después Secretario de Agricultura. Al dejar este

150
cargo se ligó a la derecha radical y finalmente, a la Alemania nazi
y los petroleros. El presidente intentó evitar la rebelión ofrecién-
dole en abril,una comandancia militar, pero la rechazó. El 15 de
mayo la legislatura potosina desconoció al gobierno federal, con-
vocó al país a rebelarse e invitó a Cedillo a acaudillar el movi-
miento.

El 17 de mayo, Cárdenas -sin escolta alguna- se trasladó a San


Luis Potosí. Desde el balcón del Palacio de Gobierno hizo un lla-
mado a los potosinos para apoyar al gobierno de la República en
su lucha por defender los intereses de la patria, amenazados por
el orgullo de las empresas petroleras, señalando que Cedillo se
unía a los enemigos de la revolución y de las clases trabajadoras.
El presidente permaneció en esa ciudad tres semanas recorriendo
escuelas, hospitales y centros de organizaciones laborales, reci-
biendo en audiencias públicas a obreros y campesinos. Ofreció la
amnistía a todos los cedillistas rebeldes, y a los campesinos entre-
gó muías y arados. La mayoría se rindió. Algunos choques entre
federales y rebeldes se registraron el 21 de mayo cuando un avión
cedillista bombardeó el aeropuerto de la capital potosina. La re-
belión fue extinguiéndose; Cedillo, casi solo resistió por algún
tiempo en las serranías del estado. En enero de 1939 fue muerto
en un enfrentamiento. Esto significaba para Cárdenas una derro-
ta en la victoria, pues siempre buscó soluciones pacíficas a los
conflictos y fue muy respetuoso de la vida de sus enemigos.

El Departamento de Estado norteamericano, de junio a no-


viembre de 1938, envió varias notas exigiendo a México el pago
de las tierras tomadas a norteamericanos como consecuencia de la
reforma agraria; la deuda debería ser pagada de inmediato o so-
meterse a arbitraje internacional. Washington seguía insistiendo
en que la legislación agraria mexicana y la forma de ejercerla era
"...opuesta a los principios fundamentales de los derechos del
hombre, a la moral y a la justicia..." (Townsend, 1954, p. 301).
Asimismo, Washington decidió comprar al trust petrolero el cru-
do en Venezuela, a precios inferiores al nuestro. En los seis meses
siguientes a la expropiación las exportaciones mexicanas se redu-
jeron en un 4597o.

Al mismo tiempo, la justa lucha del pueblo mexicano encontró un


amplio apoyo en las fuerzas progresistas de todo el mundo; en va-
rios países latinoamericanos se efectuaron manifestaciones de so-
lidaridad. Los obreros ingleses ratificaron a la CTM su voto de
adhesión a la nacionalización.

En los Estados Unidos, se pronunciaron favorablemente por la


DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

expropiación, el Partido Comunista y los mineros dirigidos por el


líder John Lewis. El gobierno de Bolivia envió al ministro Sanji-
nés a condecorar al presidente Cárdenas.

Pero los monopolios petroleros no cejaban en su campaña de


prensa; incluso establecieron una oficina publicitaria en Nueva

151
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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Reference
Principal Pipe Linea (appro*, trace)
Railways
n in Construction
Principal Light Railways (approx. trace)
State Frontiers
WHi «/ 6mtnmc*

Northern Vera Cruz Oil Area


Naval Staff [. D , 1918
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., BE. UU.

152
York con servicio de boletines a los periódicos y publicaban una
revista, que, según relata Daniels, entonces embajador de los Es-
tados Unidos, era un "...órgano de propaganda antimexicana,
para provocar en contra de México el odio a un grado que se cre-
yó haría que el Tío Sam mandase a su infantería de marina para
obligar a la devolución del petróleo expropiado... buscaba infla-
mar la opinión... mediante la publicación escandalosa de todo
crimen o incidente... con párrafos como el que sigue:

Tenemos allí a México robando todo sobre lo que puede poner


la mano... Las caricaturas eran todavía más insultantes. Repre-
sentaban a los mexicanos como miembros de una raza inferior cu-
ya ocupación principal era el bandolerismo, el robo y todo lo que
estuviera fuera de la ley. Ningún lector ...podía tener a México en
un concepto que no fuera el de urf país ocupado por gente degra-
dada e incivilizada y que sólo se sentía feliz cuando robaba a los
inversionistas norteamericanos". Otra publicación traía títulos
como éstos: "México está maduro para la más justa de las rebe-
liones", "México se da cuenta de que el robo del petróleo es un
gigante desinflado" "El capital huye del deprimente movimiento
obrero de México" (Townsend, 1954, pp. 292-293). Ante la
crítica situación económica y el boicot de los trusts, el gobierno
mexicano pudo vender petróleo a Italia, Alemania y Japón, tal y
como lo venían haciendo las compañías petroleras inglesas y nor-
teamericanas con el consentimiento del Departamento de Estado.
En el Senado norteamericano se habló entonces de que "...el Ja-
pón pretendía utilizar la base de bahía Magdalena y tomar posi-
ciones en México contra los Estados Unidos..." (Benítez, t. III,
1984, p. 162).

Las negociaciones con las compañías norteamericanas fueron


difíciles, no fue hasta mediados de 1940 cuando una de ellas acep-
tó el pago por los bienes expropiados. En mayo un diplomático
alemán comunicó: "...que estando seguro su Gobierno del triun-
fo sobre los aliados, ofrecía, si México lo aceptaba, imponer a
Inglaterra entre las condiciones de paz, la cancelación de la deuda
correspondiente a los bienes petroleros expropiados..." (Cárde-
nas, 1972, p. 439). Cárdenas lo rechazó. El arreglo con las restan-
tes empresas norteamericanas se logró durante el gobierno de Ma-
nuel Avila Camacho. Con Inglaterra el acuerdo se suscribió du-
rante el período presidencial de Miguel Alemán.

En el mismo mes en que tuvo lugar la expropiación petrolera, el


PNR se transformó en el Partido de la Revolución Mexicana
(PRM). Se le concibe como una coalición de organizaciones,
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

estructurado con cuatro sectores: el obrero, el campesino, el po-


pular y el militar.

Cárdenas propuso transformar al PNR en otra organización


política que se llamaría Partido Nacional de Trabajadores y Sol-
dados. Un sector encabezado por Silvano Barba González

153
"...propuso que la nueva agrupación se llamara Partido Socialis-
ta Mexicano y que trabajara por la construcción de una democra-
cia de los trabajadores como paso previo a la instauración del ré-
gimen socialista" (Tiempo de México,N°13, p. 2). El 30 de marzo
quedó constituido el PRM, adoptando como lema inicial "por
una democracia de trabajadores".

La declaración de principios del PRM se confió a una comisión


en la que participaron Lombardo, Sánchez Madariaga, Carlos
Madrazo, que sustancialmente reconocía la existencia de la lucha
de clases; se apoyaba la intervención del Estado en la economía y
en la orientación ideológica de la educación, la colectivización de
la agricultura, el combate al fascismo, la igualdad político-social
de la mujer, el derecho de huelga y el control de precios.

El PRM adquirió fuerza incontrastable al ensanchar su base so-


cial, contó con el apoyo decidido de la CTM, de las ligas y sindica-
tos campesinos. En la etapa inmediata a la expropiación, el parti-
do habría de presentar un frente unido ante las fuerzas reacciona-
rias internas y externas. El PRM surgió como firme columna de la
estabilidad social y factor decisivo en la defensa y consecución de
los principios revolucionarios.

Como franca reacción anticardenista, en septiembre de 1939 apa-


reció el Partido Acción Nacional (PAN), dirigido por el banquero
y militante católico Manuel Gómez Morín, que había sido rector
de la Universidad Nacional. El PAN deseaba establecer "un Esta-
do bien ordenado con una jerarquía y un gobierno capaz de reco-
nocer el bien común". Su doctrina se nutría en el liberalismo clá-
sico férreamente individualista, enemigo de la intervención esta-
tal en todos los ámbitos sociales, defensor de la propiedad priva-
da. Se inspiraba en el "humanismo cristiano" y sus tendencias
profascistas eran evidentes.

Otro de los aspectos culminantes de la gestión cardenista fue su


política internacional, sustentada en la histórica lucha mexicana
por la autodeterminación y respeto a su soberanía, así como la de
todos los pueblos, libres de injerencias externas. México alzó su
voz en los foros internacionales contra la agresión de los podero-
sos a los países débiles. Declaró y demostró plena solidaridad a
los pueblos víctimas de la agresión nazi-fascista. Fue uno de los
pocos que en la Sociedad de las Naciones denunció el atraco del
fascismo italiano contra Etiopía. Proporcionó ayuda material y
militar a la asediada república española, donde varios mexicanos
se alistaron en las brigadas internacionales que combatieron a las
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

divisiones italianas, a tanques y aviones alemanes. Se solidarizó


con la lucha popular de Austria, Checoeslovaquia, Finlandia y
Polonia cuando fueron agredidos; y, cuando la república espa-
ñola fue derrotada, Cárdenas abrió las puertas del país a la
emigración republicana, una de las más fecundas que haya recibi-
do México: filósofos, médicos, ingenieros, psicólogos, y ma-
estros de todas las disciplinas. Además a 500 niños y huérfanos

154
víctimas de la guerra civil. Pero no sólo a los españoles se les reci-
bió; México fue refugio de hombres y mujeres perseguidos por
sus ideas políticas. El derecho de asilo se mantuvo incólume; así
lograron venir Anna Seghers, Katz Erwin Kisth, Ludwing Rehn,
Víctor Serge, León Trotsky, Aníbal Ponce y muchos más.

En 1936 el gobierno mexicano retiró a su ministro plenipoten-


ciario en Nicaragua, tras el golpe de estado de Somoza, y en ene-
ro de 1938 logró la derogación de uno de los artículos del Tratado
de la Mesilla de 1853, que daba derechos de tránsito comercial y
militar a los Estados Unidos en el Istmo de Tehuantepec.

Cárdenas se propuso llevar la escuela a todos los núcleos de


población, "Impartir la instrucción con orientación de trabajo en
la industria y en la agricultura..." (Cárdenas, 1972, p. 247). De-
seaba: "Una escuela que forme hombres mejores por más justos,
hombres sin egoísmo y con la conciencia de que antes que ellos es-
tán los intereses de la colectividad..." (Townsend, 1954, p. 74).

Se entregaron ejidos y con ellos escuelas rurales; se multiplicaron


los internados para hijos de obreros, campesinos y soldados; se
apoyó a las escuelas de agricultura; se fundaron el Departamento
de Educación Obrera, la Universidad Obrera de México y el Insti-
tuto Politécnico Nacional, y con ellos se reflejaba la orientación
obrerista del régimen y el impulso que se daba a la formación de
técnicos y profesionistas, indispensables para la industrialización
y la independencia tecnológica del país. Se crean además, el Insti-
tuto de Antropología e Historia, el Instituto de Psicopedagogía y
la Casa de España en México (posteriormente El Colegio de Mé-
xico). La educación fue planteada como un auténtico proyecto de
integración desde la escuela rural al politécnico, con profundo
sentido nacionalista.

Muy particular interés mostró Cárdenas por los indígenas, a


quienes consideró como trabajadores incansables, víctimas de la
explotación y opresión secular, olvidados y marginados, a
quienes debería dárseles oportunidad de educación y medios para
superarse. Obra por él acariciada fue la creación -en enero de
1936- del Departamento de Asuntos Indígenas, cuya finalidad era
la emancipación del indígena, su integración social analizando
sus necesidades y partiendo de la experiencia histórica de que "el
problema de esos compatriotas es de índole socioeconómico" y
no debido a supuestas características raciales. En 1940 promovió
la celebración en Pátzcuaro del Primer Congreso Indigenista de
carácter continental; de ahí surgió el Instituto Indigenista Intera-
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

mericano.

Durante esta época de vigorización revolucionaria no hubo línea


importante del desarrollo nacional que no haya sido iniciada o
acelerada. A los ya enunciados, habría que sumar la creación de
los Departamentos de Turismo, Asistencia Infantil, Secretaría de
Asistencia Pública, de los bancos Nacional de Crédito Ejidal y

155
Obrero, de Fomento Industrial, Comercio Exterior y Nacional
Financiera, también de la Comisión Federal de Electricidad, Al-
macenes Nacionales de Depósito y de los Comités Reguladores de
Subsistencias. Entre la actividad legislativa destacan las leyes
acerca de Responsabilidades de Funcionarios, Impuesto a la Ren-
ta sobre el Superprovecho, la de Estadística, las modificaciones al
Código Civil, reconociendo a los hijos naturales, y de manera es-
pecial el Estatuto de los Trabajadores al Servicio del Estado.

En estricto rigor fue durante el gobierno de Lázaro Cárdenas


cuando la Revolución Mexicana confirmó su carácter progresista.
El artículo 123 se transformó en unidad sindical y conquistas
obreras; el artículo 27, en tierra para quien la trabaja, soberanía
nacional y expropiación petrolera; el artículo 3° en escuelas revo-
lucionarias y educación técnica, y su política internacional en la
defensa de libre autodeterminación de los pueblos. Significó un
hito en la realización de los principios revolucionarios, que con-
solida el objetivo nacionalista de la revolución.

El régimen cardenista constituyó un esfuerzo continuado por re-


vitalizar y reafirmar el orden revolucionario, conformar e impul-
sar un Estado fundado en el nacionalismo, la democracia y la jus-
ticia social.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

156
El Gral. Lázaro Cárdenas con los campesinos
Foto A. Carrillo
Círculo de economistas del I.P.N.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

157
Indice de ilustraciones

Pág. Título, autor y fecha

7 Mural: "Sufragio Efectivo. No Reelección" (Fragmento) Juan O'Gor-


man, 1968
Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec.
México, D.F.
8 México
C. S. Hammond and Company, 1910
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
11 Carta Estadística Minera de la República Mexicana 1893
University of California, Los Angeles, Map Library.
Los Angeles, Ca., EE. UU.
13 Plano General de Indicación de la Ciudad de México con la División de
los Cuarteles y Antigua y Nueva Nomenclatura de las Calles C. Mon-
tauriol, 1889.
Bancroft Library. Berkeley, Ca., EE. UU.
14 Map of the Texas, Topolobampo and Pacific Railroad and Telegraph
cpy. (Western Division) from Chihuahua and Parral to Topolobampo
Harbor
Albert von Motz, 1883
The University of Texas at Austin, Austin, Tx., EE. UU.
19 Piano General de la Ciudad de San Luis Potosí
Ignacio Maldonado, 1898
Mapoteca Manuel Orozco y Berra. México, D.F.
21 Nuevo Mapa de México Mostrando los Pueblos y Villas, Rutas de Vapo-
res, los Caminos y Ferrocarriles de los Ultimos Trazados
H. C. Tunison, 1890.
The University of Texas at Austin, Tx., EE. UU.
24 Panorama del Valle de México, en donde se verificarán las maniobras
Militares el 25 de Septiembre de 1910.
(Tomado desde el Contadero hacia el Este)
Ejecutado bajo la inspección del General M. Mondragón y el Teniente
Coronel de Estado Mayor Justiniano Gómez, 1910
The University of Texas at Austin, Austin, Tx., EE. UU.
26 Mexico
Rand Mc Nally and Company, 1888
29 Reducción del Plano Oficial de la Ciudad de México
Compañía Litográfica y Tipográfica, S. A., 1900
Biblioteca Nacional, Madrid, España
32 Croquis que comprende la región en que se desarrollarán las maniobras
militares que tendrán verificativo el día 25 de septiembre de 1910
Justiniano Gómez/M. Mondragón, 1910
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.
35 Piano del Ataque a Ciudad Juárez
Vicente Cazarrubias
Centro de Información del Estado de Chihuahua. Chihuahua, México.
40 Plan de Ayala
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

Libertad Justicia y Ley


Ayala Estado de Morelos Nov. 28 de 1911
Emiliano Zapata y colaboradores
43 Estado de Chihuahua
Benito Chías, 1900
Biblioteca Nacional, Madrid, España
46 Plano de la Ciudad de México
Compañía Litográfica y Tipográfica, S. A., 1907
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.

158
Pág. Título, autor y fecha

49 Mexico
Wm. M. Bradley, 1894
University of California, Los Angeles, Map Library.
Los Angeles, Ca., EE. UU.

51 Casa donde nació el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista


Cuatro Ciénegas, Coahuila

53 Carta del Ferrocarril "Coahuila y Pacífico" (Saltillo a Torreón)


Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Departamento de Car-
tografía y Dibujo, 1910
En: Album de Ferrocarriles, formado por orden del C. Ing. Leandro
Fernández.
54 Croquis de Nogales, Sonora
1913
En: Historia Militar de la Revolución Constitucionalista.
Miguel Sánchez Lamego, 1956
Biblioteca Nacional, UNAM. México, D.F.
59 Croquis del terreno en el que se desarrolló la batalla que decidió la toma
de la ciudad de "Monclova" por las tropas federaes al mando del C. Ge-
neral Joaquín Maass Jr. contra las huestes mandadas por los cabecillas
Venustiano Carranza y J. Maytorena
Francisco A. Osorno L., 1913
Biblioteca Nacional, UNAM. México, D.F.
62 Mexico
The Journal Printing Company, 1914
En: The Minneapolis Journal, mayo 24, 1914
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
65 Latest War Map of Mexico
Cleveland Company, 1914
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.

69 Chihuahua
Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. Departamento de Car-
tografía y Dibujo, 1910
En: Album de Ferrocarriles, formado por orden del C. Ing. Leandro
Fernández.
72 Map of Mexico prepared especially for the National Geographic Magazi-
ne Gilbert H. Grosvenor/The Matthews-Northrup Works, 1916
University of California, Los Angeles, Map Library. Los Angeles, Ca.,
EE. UU.

77 Carta General del Estado de México y del Distrito Federal


Luis G. Becerril, 1911
Archivo General de la Nación. México, D.F.

81 Mapa del Estado de Aguascalientes levantado de orden del Exmo. Sor.


Gobernador Don Jesús Teran
Isidoro Epstein, 1857
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.
83 Mexico
Rand Mc Nally and Company, 1914
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

85 Estado de Morelos - Carta del Ferrocarril de México, Cuernavaca y Río


Balsas (Líneas Nacionales de México)
Secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas. Departamento de Car-
tografía y Dibujo, 1910
En: Album de Ferrocarriles, formado por orden del C. Ing. Leandro
Fernández.
The University of Texas at Austin, Austin, Tx., EE. UU.
89 Museo de la Revolución del Sur. Cuartel General de Zapata
Tlaltizapán, Morelos

159
Pág. Título, autor y fecha

91 Mexico
C. S. Hammond and Company, 1916
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
92 Mexico
Rand Mac Nally and Company, 1899
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.

98 Mexico
M.I.D., G. S., 1926
National Archives and Records Service. Washington, D. C., EE. UU.
101 Monumento a Emiliano Zapata
Cuautla, Morelos
104 Communication Map of Mexico
Military Intelligence Division General Staff, U.S.A., 1922
The University of Texas at Austin. Austin, Tx. EE. UU.

109 Lugar donde fue muerto Francisco Villa


Parral, Chihuahua.

113 Colima
Bruno García, 1897
The University of Texas at Austin, Austin, Tx., EE. UU.
117 The National Geographic Magazine Map of Mexico
John G. Bartholomew, 1911
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
121 Mapa Geográfico del Estado ó Departamento de Guanaxuatc
José Guadalupe Romero, 1863
The University of Texas at Austin, Austin, Tx., EE. UU.
125 Plano de la Ciudad de México
Juan R. de Molina, 1923
Archivo General de la Nación, México, D.F.
127 Croquis del Estado de Zacatecas formado con los datos más fidedignos
que han podido consultarse
Pedro Espejo, 1889
The University of Texas at Austin. Austin, Tx., EE. UU.
130 Situation Map Eighth Corps Area and Northern Mexico
8 February 1924
Geographic Map of Northern Mexico
Geo M. Russell, 1924
National Archives and Records Service. Washington, D. C., EE. UU.
139 The New York World Topographical and Rail Road
Map of Mexico
C. P. Gray, 1914
The Library of Congress. Washington, D. C., EE. UU.
143 Map Showing the oil concessions granted by the Federal Government in
the Mexican Republic. From 1904 to 1920
J. Garcia, 1921
Archivo General de la Nación. México, D.F.
147 Carta General de la República Mexicana
El Buen Tono, 1935
Archivo General de la Nación. México, D.F.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

152 Northern Vera Cruz Oil Area


Naval Staff I. D., 1918
The University of Texas at Austin, Tx., EE. UU.
157 El Gral. Lázaro Cárdenas con los campesinos
Foto A. Carrillo
Círculo de Economistas del I.P.N.

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DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

163
A gradedm ien tos

Expresamos nuestro profundo agradecimiento a quienes directa o indirectamente contribuyeron a la reali-


zación de esta obra, especialmente a las siguientes instituciones que amablemente facilitaron el acceso a sus
acervos y autorizaron la publicación en la misma, del material seleccionado para tal efecto.

ESPAÑA

Biblioteca Nacional. Madrid

ESTADOS UNIDOS DE AMERICA

Bancroft Library. Berkeley, Ca.

National Archives and Records Service.

Washington, D.C.

The Library of Congress. Washington, D. C.

The University of Texas at Austin. Austin, Tx.

University of California, Los Angeles, Map Library.

Los Angeles, Ca.

MEXICO

Archivo General de la Nación. México, D. F.

Biblioteca Nacional, UNAM. México, D. F.

Centro de Información del Estado de Chihuahua.

Chihuahua, Chih.

Mapoteca Manuel Orozco y Berra. México, D.F.

Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec.

México, D.F.
DGE. La revolución mexicana : atlas histórico. 1991

165
Esta publicación consta de 1 400 ejemplares y se terminó de
imprimir en el mes de noviembre de 1998 en los talleres gráficos del
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática
Av. Héroe de Nacozari Núm. 2301 Sur, Acceso 11, P.B.
Fracc. Jardines del Parque, CP 20270
Aguascalientes, Ags.
México
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) presenta
la publicación La Revolución Mexicana, Atlas Histórico, con motivo del LXXXVIII
Aniversario de este movimiento, que abre al país el camino que conduce a la
soberanía plena, la justicia social y la democracia.

Este trabajo presenta una reflexión sobre la historia de la Revolución Mexicana,


de sus antecedentes con el Partido Liberal Mexicano y los hermanos Flores Magón,
siguiendo la hazaña libertaria de su iniciador Francisco I. Madero, para recordar
cómo, a pesar de su sacrificio, de las tradiciones y de la intervención extranjera, el
proceso revolucionario proseguía y aún más, extendería sus planteamientos origi-
nales, respondiendo a las demandas sociales de campesinos y obreros. Destaca la
figura militar de Villa, líder del arraigo popular y la de Zapata, que encarna la rebeldía
indoblegable del campesino mexicano, motor decisivo y definitivo de las mejores
causas y triunfos revolucionarios.

Al triunfo del constitucionalismo con Carranza, surge la Carta Magna de


Querétaro, auténtica síntesis de los ideales y demandas del movimiento revoluciona-
rio que conforman nuestro actual proyecto nacional. Terminada la etapa violenta de
la Revolución, pueblo y gobierno dedicarán un arduo trabajo para reconstruir al país,
conforme a los postulados de la Constitución de 1917. Los principios de la Revolu-
ción de 1910 son generadores de la lucha actual del pueblo mexicano por establecer
una sociedad más democrática e igualitaria, aun en las condiciones más adversas que
la nación pudiera enfrentar.

Esta obra suma al carácter histórico del movimiento revolucionario, el geográfico


para su estudio y comprensión. El breve relato de los principales acontecimientos de
una etapa significativa de la Revolución, está acompañado de mapas y cartas que
ilustran y ubican el espacio del devenir histórico. El material cartográfico reprodu-
cido tiene diversos orígenes. Varios mapas fueron elaborados en México, con fines
militares, por los contendientes en la lucha armada y algunos provienen de publica-
ciones norteamericanas. Según la cobertura, hay mapas que representan pequeñas
localidades y otros que comprenden todo el territorio del país.

Este Atlas fue elaborado por especialistas del INEGI, con documentos carto-
gráficos e históricos seleccionados. Dicha publicación representa un enfoque de gran
utilidad, no sólo a especialistas y estudiosos, sino a todo usuario interesado en la
historia de nuestro pasado reciente.

INSTITUTO NACIONAL 06 ESTADISTICA, GEOGRAFIA E INFORMATICA MEXICO


http://www.inegi.gob.mx
ISBN 970-13-1445-X

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