Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
C
uando, en 1928, Robert Park publica
ferencias culturales a rasgos innatos de las
su artículo «La migración humana y
razas, transmitidos por herencia biológica.
el hombre marginal», aparecido en
el volumen XXXIII del American Journal of Pero a Park le resulta más atractiva, por
Sociology, entra en escena un concepto que atenerse mejor a la enorme diversidad de los
habrá de tener, posteriormente, una larga hechos de experiencia y permitir la explica-
trayectoria en el análisis de ciertos fenóme- ción de un número mucho mayor de situacio-
nos característicos de la sociedad moderna. nes, la que él llama «teoría catastrófica de la
Hay que advertir, sin embargo, desde el pri- civilización», que tendría su origen en Hume,
mer momento, que sólo a través de un amplio en Inglaterra y en Turgot, en Francia. Según
proceso de extensión y dispersión semántica, tal teoría, más importante que las razas y la
llegará a tener las connotaciones con las que conservación de sus rasgos, será el contraste,
actualmente se emplea. la mezcla, incluso el antagonismo entre las
mismas. En este contexto da entrada Park al
Las referencias usuales al artículo de
tema de los movimientos migratorios, junto
Park que acabamos de citar, suelen aludir al
con las guerras y las revoluciones.
hecho de que, a consecuencia de la emigra-
ción, surgen híbridos culturales que son el Pero para él –pensador de una sociedad
fruto de la fusión de formas de vida y de tra- formada por poblaciones de aluvión-, la emi-
diciones de dos pueblos distintos. No obstan- gración tiene una importancia especial y no
te, el punto de partida de las tesis de Park debe ser estudiada únicamente en sus aspec-
remite a un tema de gran calado: lo que a él tos más gruesos y externos, que se refieren a
le preocupa es la discusión de las principales los cambios en la moral y en las costumbres,
doctrinas que intentan explicar, a partir de sino que debe ser enfocada, también, en sus
una causa dominante, las diferencias cultu- aspectos subjetivos. Esto es, será necesario
rales que existen entre las razas y los pue- prestar atención a los cambios que la emigra-
blos. ción introduce en los tipos de personalidad.
De Montesquieu se deriva la escuela que «Cuando la organización de la sociedad
pretende explicar tales diferencias a partir tradicional –dice Park– se rompe como
de las peculiaridades del clima y del contor- resultado del contacto y colisión con una
no físico. De igual modo, será Gobineau (La nueva cultura invasora, el efecto es, por
desigualdad de las razas humanas), el punto así decirlo, la emancipación del individuo.
Las energías que antes estaban controla-
*
Profesora de Sociología. Universidad Compluten- das por las costumbres y las tradiciones se
se. liberan».
monto del conflicto cultural, los esfuerzos por grupales, que en parte coinciden y en parte
salirse del grupo étnico y los factores situa- no, produciéndose la separación y el distan-
cionales de rechazo. ciamiento de los miembros de uno de ellos,
por obra del otro, quienes, de ese modo, que-
Más recientemente el concepto de margi- dan en situaciones de inferioridad social o
nalidad se ha aplicado a miembros de los cultural. Un uso figurado del término «mar-
más diversos grupos y estratos sociales, co- gen», como «ocasión, oportunidad, holgura,
mo, por ejemplo, en los estudios de David espacio para un acto o suceso», deja la puerta
Riesmann6. abierta para incluir cierto tipo de marginali-
dad, producto del «derecho a la disidencia»,
Mas, como hemos adelantado al principio
que aparece en las sociedades económica-
de esta exposición, ha sido necesario un no-
mente desarrolladas e ideológicamente plu-
table desplazamiento semántico para llegar
rales.
a las acepciones que actualmente reviste, en
Sociología, el término marginalidad. No deja En sentido próximo a las definiciones de
de ser significativo que el Diccionario de la uso se mueven los intentos de conceptualiza-
Real Academia de la Lengua Española, de la ción de dos sociólogos: Gino Germani 7 y Val-
palabra «marginación» sólo refiera como sig- verde Molina 8.
nificado la “acción y el efecto de marginar”.
Ahora bien, el verbo «marginar» incluye, co- Con Gino Germani podemos definir la
mo una de sus acepciones, la de «preterir a marginalidad como «la falta de participación
alguien, dejarlo al margen de alguna activi- de individuos y grupos en aquellas esferas en
las que de acuerdo con determinados crite-
dad, prescindir o hacer caso omiso de al-
rios les correspondería participar o deberían
guien», además de la de «poner o dejar a una
participar».
persona o grupo en condiciones sociales de
inferioridad». A lo cual hay que añadir la lo- Valverde Molina define como marginal
cución adverbial «al margen», que se emplea aquel individuo que por algún motivo y en un
para «indicar que una persona o cosa no tie- área más o menos concreta se encuentra al
ne intervención en el asunto de que se trata». margen de la «normalidad» de un grupo. Con
Estas definiciones de uso coinciden en seña- este autor, el concepto de marginación social
lar la existencia de dos mundos, personales o cobra algunas precisiones. En primer lugar,
se exige la referencia a un grupo concreto, ya
que el individuo marginado revela una ca-
6
DAVID RIESMANN en Individualismo, marginalidad y
rencia con respecto a las demandas de ese
cultura popular (Paidós, Buenos Aires, 1954), lamenta
que la actitud sociológica predominante hacia la margi-
grupo. De otra parte, tal grupo de referencia
nación, sea de desagrado y añoranza, como si en los sis- es normativo, ya que establece pautas de
temas sociales del pasado cada cual estuviera arraigado conducta que serán consideradas normales.
y que, por lo tanto, sólo tienda a considerar los aspectos Igualmente, el grupo habrá de disponer, por
negativos de la misma. Se asemejarían así los problemas imprecisa que sea, de una estructura de po-
de la marginación con la alineación. Una profundiza-
der desde el cual conceptualizar al margina-
ción sobre esta atractiva cuestión puede verse en nues-
tro trabajo «Alteraciones organizativas producidas por
do en función de la distancia que guarde con
el cambio social: la marginación social», en: Cuadernos el grupo normativo. Por último, la margina-
de Trabajo Social, 8 (1995), pp. 34-37 y en la que pro- ción equivale a una situación en la que se en-
bablemente resulte la obra más célebre de Riesmann,
La muchedumbre solitaria (Paidós, Buenos Aires, 1964),
donde queda de manifiesto que la generalización del 7
El concepto de marginalidad, Nueva Visión, Bue-
«hombre dirigido por otros» podría expandir la aspira- nos Aires, 1973.
ción a ser diferente, ausente en otras épocas en las que 8
El proceso de inadaptación, Popular, Madrid,
la conformidad era más rígida. 1988.
cuentra el individuo de forma pasiva, sin que gún la mayor o menor intensidad de la amena-
intervengan, por lo general, su propia deci- za que suponga para el sistema.
sión o sus intereses.
Mientras tanto, la delincuencia pone ante
Con todo, reconoce el autor que es un con- todo de relieve el carácter jurídico del delito.
cepto indeterminado por cuanto puede englo- Así, denota aquellos actos relacionados con
bar a sujetos muy diferentes, dependiendo unos parámetros legales que, a su vez, pue-
de los criterios que se utilicen para definir la den considerarse como una modalidad de in-
situación de marginación: bien la edad –no adaptación social. Desde esta perspectiva, la
está integrado ni el individuo que aún no ha delincuencia incorpora al concepto de in-
alcanzado la madurez (independencia econó- adaptación los efectos de la institucionaliza-
mica y afectiva) ni quien haya pasado a ser ción represiva.
un elemento pasivo, por haber dejado de te-
ner una vida productiva en el cuerpo social–, Las relaciones entre marginación y delin-
bien la economía –las épocas de crisis, cual el cuencia resultan complejas. Puede llegarse a
momento actual, tendrían como consecuencia la marginación tras la comisión de un delito.
un incremento de marginación o, a la inversa, Entonces, éste actúa como causa. Pero tam-
una reducción del período en que el individuo bién pueden engrosarse las filas de la margi-
está plenamente integrado–, el sexo, la perte- nación como derivación de las privaciones so-
nencia a una minoría étnica, la pobreza o las cioeconómicas sufridas y equivaldría, por lo
deficiencias mentales y físicas. tanto, a una consecuencia. Sea como fuere, la
ley y sus efectos integradores preside el fenó-
Se desprende, por lo tanto, que con el con- meno. Con todo, la marginalidad penal no es
cepto de marginación puede aludirse a reali- absoluta por cuanto no todo delincuente es
dades muy diferentes que tienen como deno- marginal. Es decir, marginación y delito no
minador común una cierta o al menos parcial guardan una relación de causa-efecto; por el
exclusión de la consideración de normalidad contrario, requieren el concurso de otros fac-
de un determinado sistema social, generán- tores, de los que no son de menor importan-
dose así un distanciamiento con respecto a cia los motivos que inspiren la transgresión y
las normas comportamentales predominan- los fines perseguidos. De aquí, que se impon-
tes. Y lo que quizás resulte más interesante ga, de una parte, diferenciar la delincuencia
es que el autor distingue nítidamente dicho apoyada en un sustrato de conformismo –ob-
concepto de otros, como inadaptación y delin- tener un resultado al precio de un delito–, de
cuencia, en demasiadas ocasiones usados de la de aquellos que consciente y deliberada-
manera confusa. mente rechazan la sociedad y de la de quie-
nes por pasividad o pobreza no están identi-
La inadaptación equivaldría al fracaso ante ficados con el orden social. Pero, por otra
los estímulos que el medio ofrece. Consecuen- parte, se impone también contemplar el pro-
temente resulta más apropiado para calificar a blema de la delincuencia a la luz del contexto
aquellos sujetos que no sólo se encuentran al general de anomía y desintegración, por el
margen, sino que además manifiestan un com- cual se produce una suplantación de los valo-
portamiento discrepante respecto a lo conside- res espirituales por los materiales. Modali-
rado normal en un contexto dado, de modo que dades todas que no pueden por menos que re-
la tolerancia del sistema hacia el inadaptado cordar la tipología de conducta adaptativa
estará en función de las siguientes variables: elaborada por Robert K. Merton9, según la
la distancia y/o proximidad al grupo normativo
prevaleciente, características personales y re-
conocimiento social de la valía aportada, y del 9
Cf. Teoría y estructura sociales, Fondo de Cultura
modo como la sociedad aborde su control, se- Económica, México, 1974.
disposición con la que los sujetos se sitúen una pérdida de eficacia en lo que al control y
frente a las metas y los medios instituciona- enjuiciamiento de la conducta se refiere. En
lizados10. otros términos, estamos inmersos en un mo-
mento de transformación de la severidad en
En lo que sí inciden convergentemente, tolerancia y de la responsabilidad personal
una y otra vez, la literatura y la investiga- en estatal: enfermos, incapacitados y margi-
ción sociológicas es en observar la profunda nados, otrora protegidos por el grupo de pa-
influencia de los procesos de modernización rientes o por las instituciones caritativas re-
–industrialización, urbanización, seculari- ligiosas, han pasado a ser competencia de las
zación, etc–, en el fenómeno de la margina- organizaciones asistenciales del Estado. Y
ción social. Porque sin que haya la menor comoquiera que la población de las socieda-
sombra de duda sobre el hecho de que en des más desarrolladas está organizada en
cualquier sociedad de cualquier tiempo y lu- torno a un grupo central –donde se ubican el
gar haya existido un volumen de población gobierno, la industria, las finanzas, las acti-
marginada –del mismo modo que en todos vidades científicas y técnicas, el ejército y la
los órdenes sociales ha habido que contar educación– a cuyo alrededor proliferan los
con un volumen de conducta desviada–, en consumidores de bienes y servicios, quedan
las sociedades industriales parecen actuar para la periferia todos cuantos no dispongan
unos dispositivos y mecanismos que trans- de una función significativa que desempe-
forman su presencia en realidad peculiar y ñar: los marginados. Unos porque se oponen
sui generis. a la organización oficial de la vida –caso de
los hippis–, otros porque exigen mayor parti-
Así lo pone de manifiesto, en primer lu- cipación, incluso recurriendo a comporta-
gar, el argumento que desarrolla Ruesch 11 mientos destructivos –cual sería el caso de
en los siguientes términos: cuando la energía los activistas–, los más porque son realmente
muscular y las habilidades individuales inhábiles y, en esa misma medida, margina-
constituían el fundamento de la producción, dos. Pero, ¿quiénes son los que verdadera-
quien no podía participar en las actividades mente engrosan sus filas? La respuesta es
productivas –ciegos, mutilados, retrasados, obvia: los incapacitados, los enfermos, los
etc.–, quedaba también privado de los benefi- analfabetos y cuantos por la persistencia de
cios. Actualmente, la automatización ha la crisis económica sufren la escasez de em-
cambiado la concepción y ética tradicionales pleo, los parados. En líneas generales, todos
del trabajo y, con ellas, los criterios valorati- aquellos que bien por una circunstancia per-
vos: más que la aportación activa, se valora sonal –disfuncionalidades físicas, psicológi-
lo que se consume. cas y sociales–, bien por la naturaleza de su
situación –carencia de los requisitos exigi-
Desde tal óptica, el comportamiento mar-
dos–, son conducidos a la exclusión de los
ginal resulta menos evidente, puesto que las
ámbitos del trabajo, la vida familiar o la di-
actividades se han dispersado y asistimos a
versión, por la presencia de alguno o algunos
de los siguientes factores:
10
Un intento de clarificación terminológica y con-
– Alteración de las convenciones en el uso
ceptual del fenómeno de la desviación social desde la
perspectiva sociológica está contenido en: CAMPOY LO-
del tiempo (por ejemplo, con el absentis-
ZAR, Mª M., «La conducta desviada: aspectos sociológi- mo laboral),
cos», en: Anuario Jurídico Escurialense, XXIV (1992), pp. – infracción del uso del espacio y la pro-
493-515. piedad,
11
«La incapacidad social: el problema de la inadap-
tación a la sociedad», en: BASAGLIA, F., La mayoría margi- – irregularidad en la distribución de los
nada, Laía, Barcelona, 1973. recursos económicos disponibles,
De cualquier modo, el proceso que culmi- — Buena parte de esta población, alrede-
na en tal exclusión puede producirse por una dor del 50 %, presenta algún problema
doble vía: porque se han establecido requisi- psicológico originado por una escisión
tos previos a la admisión y el marginado no interior entre el «yo ideal», estructura-
los reúne o a causa de la valoración negativa, do sobre el deber ser y sustentado en la
al menos no lo suficientemente atractiva, de interiorización de los valores del pri-
las prestaciones aportadas tras haber forma- mer proceso de socialización, y el «yo
do parte del conjunto. externo», arrojado a una situación de
hecho absolutamente divergente de
Así pues, el grupo de los marginados so- aquél.
ciales se nutre de individuos que han sufrido
traumas o enfermedades, presentan defi- — El alcoholismo resulta ser un compo-
ciencias sensoriales o motrices, o están aque- nente inseparable del proceso de mar-
jados por alguna forma de neurosis o psico- ginación: debilita las capacidades, tan-
to físicas como intelectuales, sin que
sis. A este grueso se agregan todos aquellos
pueda dilucidarse si la conducta alco-
que por razones culturales, educativas y eco-
hólica es causa o consecuencia de dicha
nómicas se han visto y se ven entregados a
marginación.
privaciones sociales sin estar, a mayor abun-
damiento, en condiciones de usar los servi- — Tres cuartas partes de la población a
cios técnicos y simbólicos de que dispone la que aquí nos venimos refiriendo, es-
nuestra sociedad. tá compuesta por varones, puesto que
en nuestra sociedad sigue siendo el
Y lo que pudiera resultar aún más grave.
hombre el principal responsable del
La descripción comporta la advertencia de
destino del grupo familiar.
un riesgo: en la misma medida en que conti-
núen desarrollándose las potencialidades del — Procede de la emigración rural que no
conocimiento, será cada vez mayor el número ha conseguido integrarse en la vida ur-
de los que no puedan acomodarse a las cir- bana ni, por lo tanto, plasmar los obje-
cunstancias sociales vertiginosamente cam- tivos que motivaron la salida de su en-
biantes. torno de origen. En el mejor de los
casos, se emplearon como peones de la
Las Jornadas Internacionales sobre la
industria y la construcción de modo in-
Reinserción Social del Transeúnte, celebra- estable y sin pertenecer a la Seguridad
das en Granada en 1986, vuelven a insistir Social.
de modo reiterado en que las crisis económi-
cas que amordazan a los países occidentales — Por todo ello, se ven envueltos en si-
han llevado y continúan llevando a muchos tuaciones variables, inseguras, de es-
casa remuneración. Condiciones todas En los trabajos recogidos por las Jornadas
que, huelga añadir, obstaculizan el a que aquí nos referimos y adoptando como
proceso de arraigo social, en tanto en criterio el grado de ruptura con la realidad
cuanto se torna imposible la materiali- que el sujeto muestre, se deslindan tres cate-
zación de sus expectativas. gorías de marginados: puntuales, precróni-
cos o carenciales y crónicos o instaurados.
— Por último, un sector bastante signifi-
cativo está constituido por personas jó- El perfil de los primeros nos retrata a un
venes en período laboral. colectivo que se encuentra, laboralmente, en
situación de paro, aunque, eso sí, no dema-
En cuanto a las características subcultu- siado prolongada –han trabajado reciente-
rales del mundo de la marginación, según los mente–, inmigrados a la ciudad, con proble-
trabajos de Pascual i Esteve presentados en mática familiar –puede tratarse de jóvenes
las Jornadas mencionadas, vienen a ser deri- fugados de casa o de mujeres que huyen del
vaciones del paulatino relegamiento de la va- marido o los padres–. El deterioro de su per-
loración del trabajo y la autodisciplina, la fa- sonalidad aún no reviste gravedad, por cuan-
milia, la corrección, el orden y la limpieza, la to que la problemática resulta estar localiza-
inteligencia y la vida intelectual, la posposi- da y es conocida por el propio individuo.
ción de las gratificaciones o deseos de aspira- Suelen conservar todavía bastantes amista-
ción cada vez más elevados. Por el contrario, des que contrarrestan así el vacío producido
la resocialización en la inadaptación genera por la ruptura, en la mayoría de los casos re-
acusado sentido de la impotencia –la reali- cientes, con la familia.
dad queda definida como algo inalterable–,
Los marginados precrónicos o carencia-
primacía del presente –la pérdida del con-
les, como su propio nombre indica, muestran
trol sobre sus actos y su vida deviene tam-
carencias significativas en sus relaciones so-
bién en pérdida de las perspectivas futuras–,
ciales y en algún aspecto de su personalidad:
búsqueda de gratificaciones inmediatas, ca-
emotivas, de aprendizaje, etc. Con posibili-
rencia de pautas de comportamiento regula-
dades de encontrar algún trabajo eventual o
das –lo cual se traduce con harta frecuencia
«marginal» (venta ambulante, carga y des-
en resistencia a la responsabilidad indivi-
carga, etc.), destaca su actitud de vivir al
dual–, ausencia de participación, pasividad e día, disfrutar lo que se pueda y gastar lo que
incluso servilismo en el trato con la «autori- se tenga. Los vínculos familiares, ya rotos,
dad» y marcada tendencia al aislamiento todavía cobijan sentimientos de afecto para
–no conceden crédito a las creencias y convic- alguno de sus miembros, pero rechazan la
ciones de los demás, sino solamente a las de posibilidad de reintegrarse en tal grupo. Es-
su propio mundo–. porádicamente recurren a las instituciones
de beneficencia y acogida, mostrando tam-
Por todo lo anterior, se advierte de nuevo
bién como rasgo sobresaliente pocas amista-
el equívoco anteriormente mencionado, que
des.
supondría no deslindar nítidamente margi-
nación y delincuencia. A nuestro juicio, el Los marginales crónicos o instaurados han
mundo del delito, especialmente el de la de- interiorizado plenamente este modo de vida.
lincuencia juvenil, dispone de un ambiente Son los propiamente denominados mendigos
de referencia en el que aprender las técnicas o indigentes, puesto que la mendicidad y la
e ideología de su actitud y comportamiento. beneficencia son su medio de vida. Pueden
El ámbito de la marginación y del desarraigo definir su marginalidad de forma trágica y
se sufre en soledad, a lo sumo y en el mejor proceden de las capas más bajas de la clase
de los casos, con la familia. trabajadora. Rechazan intensamente la vida
en las instituciones, aunque acuden a ellas un sentido distinto). De hecho, esta concu-
en busca de recursos y protección. Su acusado rrencia de perspectivas analíticas confiere
deterioro físico y psíquico se complementa al concepto de exclusión social una densi-
con un comportamiento cínico y ridículo, pro- dad teórica y una riqueza analítica mayor
pio de los catalogados como «hombres desgra- de la que pudiéramos imaginar a primera
ciados». Disponen de antecedentes en hospi- vista, haciéndolo más útil y pertinente pa-
tales psiquiátricos, han roto absolutamente ra focalizar una problemática cada vez
con su núcleo familiar y su muy prolongada más acuciante en las sociedades de nues-
situación de desempleo les impedirá insertar- tro tiempo».
se en el mundo productivo, ni siquiera de ma-
Convertido en un término de moda, hace
nera eventual.
referencia al debilitamiento de las fuerzas
El proceso de extensión y dispersión se- cohesivas e integradoras que las sociedades
mántica que quedó señalado al comienzo de occidentales desarrolladas extendieron en
esta exposición, culmina en la oferta de un los últimos lustros del siglo XX y, consecuen-
nuevo término y concepto: la exclusión. Los temente, se aplica para la identificación de
trabajos más recientes de Tezanos12 alber- todos cuantos se encuentran fuera de las
gan en ellos las realidades y fenómenos que oportunidades vitales que definen a una ciu-
hasta ahora han quedado referidos. dadanía plena y propia del Estado del Bien-
estar. Su definición, marcadamente negati-
«... podemos considerar –afirma Teza- va, por alusión a aquello de lo que se carece,
nos–, que una de las virtudes del concepto implica una imagen dual de la sociedad, un
moderno de exclusión social es que, de al- modelo de doble condición ciudadana, que
guna manera, recoge en una nueva sínte- ubica a los excluidos en la base de la configu-
sis elementos de los tres bloques de con- ración de unas nuevas infraclases y revela
ceptos a los que aquí nos hemos referido. una concepción de la sociedad en perspectiva
Es decir, tiene una dimensión cultural (co- de «deber ser». Es decir, se trata de un con-
mo las nociones de segregación, margina- cepto dinámico que denota un fenómeno es-
ción, etc.), una dimensión o unos efectos tructural en expansión, de naturaleza multi-
económicos (como la pobreza) y, a su vez, dimensional, en íntima relación con procesos
permite situar el análisis actual de la sociales, que denota carencias no atendibles
cuestión social en la perspectiva de proce- por la lógica del mercado y difunde senti-
sos sociales concretos relacionados con la mientos de vulnerabilidad, apartamiento y
problemática del trabajo como mecanismo pérdida de sentido. Situaciones, en suma,
fundamental de inserción social (al igual que postergan en los planos económico y so-
que en la teoría de la alineación, pero en cial, cuestionan la capacidad integradora del
trabajo y nutren la descalificación de los in-
dividuos de los ámbitos cívico y político.
12
Cf., Tendencias en exclusión social en las socieda-
des tecnológicas. El caso español, Fundación Sistema, De lo expuesto en el intento de acotar con-
Madrid, 1999; TEZANOS, J. F. (ed.), Tendencias en des- ceptualmente el fenómeno de la margina-
igualdad y exclusión social, Sistema, Madrid, 1999, es- ción, se desprende que el volumen de pobla-
pecialmente pp. 11-54; TEZANOS, J. F., La sociedad divi- ción marginal parece guardar una íntima
dida. Estructura de clases y desigualdades en las vinculación con la distribución de las oportu-
sociedades tecnológicas, Biblioteca Nueva, Madrid,
nidades vitales. Por ello, nada ha de sorpren-
2001, pp. 137-200.
También se sirven del término exclusión GAVIRIA, M.; dernos que, por una parte, la marginación
AGUILAR, M. Y LAPARRA, M., «Sociología de la exclusión», sea tratada como consecuencia de la pobreza,
en: ALMARAZ, J.; GAVIRIA, M.; MAESTRE, J., Sociología para e incluso identificada con ella y, por otra, que
el trabajo social, Universitas, Madrid, 1996, pp. 449-479. sean las ciencias sociales de los países subde-
lugar, porque resultan objetivos y claros los harto habitual en las ciencias sociales. El
fines que la naturaleza impone en el orden concepto corriente considera y define a «los
de las necesidades de alimentación, vestido y pobres despreciables» –despreciables en sen-
vivienda, pero nunca cabe determinar con tido distintivo, más que descriptivo, porque
exactitud la medida de dichas necesidades. Y el autor no ignora el estigma asociado a la
también porque, subjetivamente hablando, pobreza y porque únicamente son desprecia-
puede ocurrir que alguien, absolutamente bles una proporción de los que se pueden
pobre, no perciba la discrepancia entre sus considerar pobres–, desde una perspectiva
recursos y sus necesidades; e inversamente, de ventaja administrativa, como material
que el más rico se proponga empeños supe- humano que se puede moldear y ayudar con
riores a los de su clase y sus recursos, hasta la esperanza de que se transforme. Como co-
el punto de sentirse psicológicamente pobre. lectivo, se nos presentan desunidos, existen
en los márgenes de la sociedad y simbolizan
Desde esta perspectiva, auspiciada por el
una notable discriminación. En segundo lu-
formalismo sociológico de Simmel, quedan en
gar y en atención a una carencia absoluta de
evidencia los siguientes aspectos de la pobre-
prestigio, los pobres equivalen a la clase baja
za: existen pobres en todas las capas de la so-
más baja. Igualmente sugerente resultaría
ciedad, en muchas ocasiones la pobreza no es
la expresión «familia problemática». Este
socorrida y, por consiguiente, la pobreza no
concepto contiene, a su vez, dos dimensiones:
puede definirse como un estado o situación
que los pobres son costosos, fastidiosos, y su-
cuantitativa, sino más bien en función de la
giere que coleccionan problemas. Obviamen-
reacción social que produce.
te, no podría faltar el término lumpenprole-
Trataré en las siguientes páginas de ocu- tariat que, sin aclarar ni desarrollar, se
parme de las complejas relaciones entre refiere a la suciedad o basura que habita los
marginación y pobreza14 . En cuanto tal, y órdenes bajos. No es una clase trabajadora
según puede concluirse del análisis de Sim- industrial; por el contrario, es una masa he-
mel, la significación social del pobre y de la terogénea de trabajadores irregulares y ca-
pobreza se define por las convenciones de la suales, que no se adapta a la organización de
sociedad y presupone desvalimiento, baja po- protesta política o económica. Hasta la ex-
sición en la jerarquía social e inferioridad presión de T. Veblen «clase ociosa», entrega-
personal15 . da a sentimientos y comportamientos vora-
ces, por el hecho de vivir en la sociedad
David Matza en su trabajo «Los pobres industrial sin pertenecer funcionalmente a
despreciables», tras definirlos como un colec- ella, resulta por ello parásita, inútil, bárba-
tivo sin empleo o empleados sólo casualmen- ra, amargada y resentida. Finalmente, el
te, que viven en el desprecio y no se pueden concepto de pauper se caracteriza por su apa-
reformar ni rehabilitar, puesto que son resis- tía respecto a su propia condición, nos salen
tentes y recalcitrantes, recoge media docena al paso como gentes menos miserables e infe-
de términos y/o expresiones que designan el lices que los pobres, porque se han adaptado
fenómeno de la pobreza, por lo demás hecho a su pobreza.
mo ideal, la revolución industrial abre en és- efectos del desarrollo económico presentan
te, como en tantos otros asuntos, una nueva mayor interés las tesis, ya clásicas, de Costa
era. Pinto sobre la marginalidad estructural, co-
mo propia de una sociedad de transición en
Alejandro Lasser 16 nos ofrece las siguien- la que lo residual arcaico, aunque todavía
tes perspectivas de explicación: permanezca, ya no domina, en tanto que lo
emergente, aunque sólo esté presente, toda-
En primer lugar, la tesis ecológica, asimi-
vía no predomina. Tal marginalidad es la
la la marginación con barriadas periféricas y
manifestación dinámica de las sociedades en
miserables de las grandes ciudades, habita-
transición, de sus dualidades, asimetrías y
das por migrantes de las áreas rurales.
discontinuidades: entre las zonas rurales y
Equivaldría a lo que en la obra de Adler de las zonas urbanas; entre el artesanado y la
Lomnitz 17 se analiza como perspectiva urba- gran industria; entre la vida parroquial de
nística, según la cual bastaría con reempla- las aldeas atrasadas y las regiones metropo-
zar las barriadas por hábitat modernos para litanas modernizadas; entre las clases más
que se solucionara el problema de la margi- pobres y menos educadas y las élites cosmo-
nalidad. Pero es evidente que la residencia politas de esas sociedades, etc. Sin embargo,
en barriadas no basta para definir la margi- los planteamientos macrosociológicos y es-
nalidad. Y, relacionada con este posiciona- tructurales de Costa Pinto desbordan nues-
miento, está la argumentación que sostiene tros intereses actuales 18.
que las barriadas y la marginación instalada
en ellas son solamente una etapa transitoria Una tercera concepción, denominada his-
acarreada por el movimiento migratorio: el tórico-cultural, contempla la cuestión de la
marginado sería un campesino todavía no in- población marginal como un problema de
tegrado en la clase obrera urbana que, antes excedente demográfico. Aquella, consecuen-
o después, terminará absorbiéndolo. Es de- temente, se genera por la imposibilidad de
cir, la marginación sería, según esto, un as- insertarse en el sistema de producción, espe-
pecto puntual y transitorio de la migración. cialmente si se trata de sistemas capitalis-
Sin embargo, la existencia de marginados tas dependientes. Además, adquiere perfi-
nacidos en la ciudad desmienten tal razona- les más graves por cuanto que en tales
miento. sistemas hay que contar con una acusadísi-
ma concentración de la riqueza. Cabe obje-
En segundo término, la tesis desarrollista tar aquí no sólo que la marginación también
sostiene que este hecho social se origina en existe en las sociedades de capitalismo autó-
las contradicciones del crecimiento económi- nomo, sino igualmente que el factor econó-
co: las insuficiencias del desarrollo agrícola, mico no agota su causalidad, pudiendo inter-
industrial y tecnológico, junto a la escasez de venir otros como el político, el religioso o el
mano de obra cualificada y las desventajas del étnico.
comercio exterior, terminan por traducirse en
Resulta posible acudir, en cuarto lugar, a
desempleo prolongado, estructural. Presen-
la teoría anglosajona del etiquetaje. La mar-
ta, a nuestro juicio, la dificultad de identifi-
ginación es contemplada desde la atención a
car la marginación social con los desemplea-
«lo diferente» para, simultáneamente, negar-
dos de larga duración. En relación con los
le el derecho a la diferencia. Así, la primera
consecuencia de tal proceso es la estigmati-
16
Marginalidad social, justicia social y otros ensa-
yos, Lisbona, Madrid, 1982.
17
Cómo sobreviven los marginados, Siglo XXI, Mé- 18
Cf. Desarrollo económico y transición social, Re-
xico, 1987. vista de Occidente, Madrid, 1969.
sistema de relaciones sociales cimentado tan- minador común ya ha sido contemplado co-
to en la transcendencia que encierra la segu- mo falta de seguridad económica y social.
ridad económica –asunto de vida o muerte–, Trabajan a tanto por jornada, no están ads-
como en las redes de asistencia mutua que critos a organizaciones públicas o privadas,
llegan a funcionar como un sistema económi- tienen bajo nivel de ingresos y limitadas po-
co informal, caracterizado siempre por el sibilidades de consumo. Es decir, ausencia de
aprovechamiento de los recursos sociales y un rol económico articulado con el sistema de
que actúa sobre el intercambio entre iguales. producción industrial, lo cual muestra una
La marginalidad asegura su supervivencia doble dimensión: el marginado puede resul-
mediante la reciprocidad –intercambio de tar una carga social y entonces, por eso mis-
favores como parte integrante de una rela- mo, sería susceptible de transformarse en
ción social– entre parientes y vecinos, que una cuestión sociopolítica, sin dejar de ser,
suplen la carencia de seguridad económica y por ello, un símbolo de atraso. En cualquiera
social. Pero no sólo desempeñan una función de los casos, nunca equiparable de manera
económica. Del mismo modo, configuran una exclusiva con la pobreza y mucho menos
ideología de ayuda mutua reforzada por el identificada ésta con una situación de ingre-
recurso a «instituciones tradicionales» como sos escasos.
parentesco, vecindad o compadrazgo y apo-
yada en dos aspectos decisivos: la cercanía fí- En suma, el proceso de industrialización
sica y la confianza. La una, porque las mis- abre un abismo tan infranqueable entre los
mas condiciones de vida dan lugar a una participantes en el proceso de producción y
sucesión inagotable de emergencias impre- los excluidos, que confiere al fenómeno de la
vistas y la ayuda requiere de dicha cercanía marginación un carácter estructural. Una di-
para resultar eficaz. La otra, porque, al supo- námica imparable que encadena al desarro-
ner capacidad y deseo para entablar la rela- llo tecnológico, la complejidad de las organi-
ción, voluntad de cumplir con las obligacio- zaciones, la especialización, la concentración
nes implícitas y familiaridad suficiente como del poder y del control económico-político,
para no ser rechazado, está conectada con culmina en la tendencia a relegar grupos so-
una imperceptible distancia social y, de este ciales cada vez mayores, cuantitativa y cuali-
modo, se tornan más fluidas las relaciones tativamente hablando. A su vez, tal tenden-
sobre la condición previa de la igualdad. cia resulta tanto más arraigada cuanto más
acelerado sea el ritmo hacia el desarrollo.
La comprensión de las funciones que cum- Por ello, mientras en las sociedades más
plen dichos mecanismos informales de sub- avanzadas se intenta paliar el problema con
sistencia –alojar y alimentar a los nuevos tecnologías que procuran incorporar la «po-
emigrantes durante el período inicial de su blación sobrante», en las más atrasadas mar-
adaptación, mantener a los iguales en las ginalidad y pobreza pueden llegar a confun-
épocas de desempleo o incapacitación y otor- dirse. En otros términos, la producción
gar apoyo emocional y moral–, requiere no industrial moderna requiere cualificación y
perder de vista que, al tratarse de una pobla- conocimientos actualizados que sólo están
ción emigrante, contar con la presencia pre- disponibles para sectores privilegiados. Para
via de un pariente resulta decisivo. E igual- los marginados, emigrantes rurales que sa-
mente no soslayar que los frecuentes lieron de sus lugares de origen por un sinfín
cambios de residencia van atados al propio de razones –explosión demográfica, agota-
sistema de parentesco que, a mayor abunda- miento de las tierras, baja productividad
miento, refleja que los individuos comparten agrícola, rudimentaria tecnología rural, ca-
ocupaciones similares, si no es que idénticas: rencia de inversiones en el campo, creciente
trabajos manuales no cualificados cuyo deno- atractivo por los servicios sanitarios, educa-
tivos, etc., de la ciudad y mejora de las vías ría de una escolaridad regular. Y aunque
de comunicación, por mencionar las más existe un relativo avance en la escolaridad
destacadas–, sólo quedan las ocupaciones recibida en la ciudad en comparación con la
manuales sin cualificar en la construcción, que recibieron los padres en el campo, el
limpieza, vigilancia, reparación o servicio do- analfabetismo persiste de modo harto gene-
méstico. He aquí por qué la marginación no ralizado. Además, las posibilidades de edu-
es un fenómeno transitorio de corta dura- carse requieren una mínima infraestructura
ción. –comida, ropa, zapatos y, cuanto menos, lá-
piz y cuaderno– que demasiadas familias no
Los efectos de las situaciones así acotadas
pueden sostener y, mucho menos, sistemáti-
se dejan sentir, como anteriormente anun-
camente, por no mencionar sino de paso que
ciábamos, en una peculiar estructura fami-
la insuficiente, al mismo tiempo que inade-
liar. No poder incorporarse a la ciudad ni
cuada alimentación, los padecimientos físi-
querer el regreso a los lugares de origen su-
cos ocasionados por una pésima atención al
pone experimentar un choque cultural en el
parto y la deficiente calidad de la enseñanza,
que se engendra una nueva mentalidad que
neutralizan las esperanzas educativas que se
no se reduce a poseer un lenguaje, valores,
transforman en deserción escolar.
costumbres y visiones del mundo propias. Co-
mo señalan las investigaciones de Garza, En tales circunstancias, la manifestación
Mendiola y Rábago 21 se debilitan la autori- del afecto tiene también un significado pecu-
dad y el prestigio paternos, irrumpen conflic- liar. Un padre es bueno si es capaz de apor-
tos generacionales, se produce una alteración tar el sustento básico para satisfacer las ne-
de las pautas reguladoras de las relaciones cesidades elementales. Por ello, la forma de
sexuales y la función de la mujer se torna mostrar cariño es luchar contra las condicio-
más activa. nes adversas. El rol masculino no incluye ser
afectuoso con la esposa y los hijos; su actitud
Las condiciones y salubridad de las vi-
es, por el contrario, distante y, al menos apa-
viendas, hechas de materiales perecederos y
rentemente, de indiferencia. Tampoco son
vulnerables a los fenómenos metereológicos,
extraños los malos tratos físicos y psíquicos
indeterminación del espacio para las diver-
que resultan, en cualquier caso, preferibles
sas funciones, carencia de privacidad, paupé-
al abandono.
rrimo equipamiento, inadecuada ventilación,
hacinamiento, etc., además de guardar obvia El tránsito de la niñez a la edad adulta se
relación con altos índices de mortalidad in- produce de modo casi imperceptible. El he-
fantil, suelen traer aparejada la promiscui- cho de que el padre se dedique a trabajos in-
dad y la exposición de todos los miembros de ciertos y de alto riesgo provoca la ocupación
la familia a los acontecimientos de la más di- de los hijos varones en el cuidado y limpieza
versa naturaleza: relaciones sexuales, naci- de coches, como limpiabotas o en actividades
miento, muerte o conflictos paternos. cercanas a la delincuencia. Para las hijas,
El elevado índice de natalidad, –pues la que desde muy pronto asumieron responsa-
maternidad es un valor fuertemente arraiga- bilidades en las tareas domésticas, queda
do–, implica una delegación de funciones en emplearse en el servicio doméstico. A cual-
la hija mayor, cuya autoridad es aceptada quiera de ellos se le recriminará violenta-
por sus hermanos, pero que priva a la mayo- mente la actitud de pereza o se le hará sentir
que es una carga. Si en este punto agrega-
mos que la legislación prohibe el trabajo a los
21
Adolescencia marginal e inhalantes, Trillas, Méxi- menores, ¿qué proyecto de vida queda para
co, 1983. la adolescencia marginada?
22
Recogido por BENDIX; LIPSET, Clase, status y poder
..., cit. nota 15.
RESUMEN: Los orígenes y desarrollos sociológicos de la expresión marginación social, son considerados a
la luz de uno de los factores más relevantes que conducen a ella: la pobreza.
El análisis de ambos conceptos se aborda desde las más originarias exposiciones que la teoría
sociológica elaborara sobre ellos – R. Park en el caso de la marginación y G. Simmel, en el
asunto de la pobreza–, así como desde las diferencias y relaciones que guardan con otros, ta-
les como delincuencia, desviación e inadaptación.
Por otra parte, y desde el supuesto de que ambos fenómenos han existido siempre, este tra-
bajo incide en aquellos aspectos y peculiaridades que, en las sociedades económicamente des-
arrolladas y políticamente plurales, les imprimen una naturaleza peculiar y una dinámica
propia.