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Revista de Ciencias Sociales (Cr)

ISSN: 0482-5276
revista.cs@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica

Heras, Leticia
Cultura política y democratización en América Latina
Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. I-II, núm. 103-104, 2004, pp. 23-37
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15310402

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Ciencias Sociales 103-104: 23-37, 2004 (I-II)

CULTURA POLÍTICA Y DEMOCRATIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA1

Leticia Heras Gómez

RESUMEN

El propósito de este artículo es analizar la forma en que los valores políticos heredados
de la etapa colonial tienen una larga y profunda presencia en América Latina; y obser-
var los efectos de los regímenes democráticos, en nuestras naciones, a lo largo del si-
glo XIX y XX. El argumento central es que la democracia no comprende únicamente
condiciones de bienestar económico y creación de sistemas políticos relativamente
competitivos, sino que requiere desarrollo de valores democráticos, en particular en
sociedades —que como las latinoamericanas— aún mantienen una pesada herencia
cultural no-democrática. El análisis combina una aproximación histórica cualitativa,
con la utilización de datos cuantitativos.

PALABRAS CLAVE: * CULTURA POLÍTICA * DEMOCRACIA * TRANSICIÓN *

ABSTRACT

The purpose of this paper is to illuminate how the enduring political values inherited
from the colonial epoch have had a long duree in Latin American countries, and the
consequences for the installation of democratic regimes, throughout the 19th up to
the end of the 20th century. The central argument is that democracy is not only about
economic welfare or competitive political system, but is about how democratic values
are developed in societies where, due to their heavy non-democratic historical
inheritance, those ones hardly begin to root. In order to achieve this goal we combine
a historical qualitative approach and a quantitative method using public opinion
information.

KEY WORDS: POLITICAL CULTURE * DEMOCRACY * TRANSITION *

1 El presente artículo forma parte de un proyecto (clave 1619/2002) y que es auspiciado por la
de investigación de más largo alcance titulado: Universidad Autónoma del estado de México en
“Cultura y participación política en México” México.
24 Leticia Heras Gómez

¿POR QUÉ LA CULTURA POLÍTICA El propósito de este ensayo es precisa-


ES IMPORTANTE EN EL PROCESO mente examinar el impacto de la herencia espa-
DE DEMOCRATIZACIÓN LATINOAMERICANO? ñola y portuguesa en la cultura política de
América Latina en general y cómo esta parece
estar dilatando el establecimiento de la demo-
INTRODUCCIÓN
cracia en el área, a pesar de que las otras dos
esferas estén entrando en la arena democrática
Los estudios sobre democratización en
con buenos bríos.
América Latina generalmente incluyen dos as-
En el artículo se sugiere que para lograr
pectos básicos: el económico y el político. Bri-
una democracia de larga duración en América
llantes y numerosos trabajos se han abocado a
Latina, han de ser alcanzados no únicamente
explicar como estos dos aspectos fueron, son y
factores económicos y políticos, sino también
probablemente serán puntos determinantes pa-
de manera paulatina los valores propios de la
ra entender el proceso democrático en el área.
democracia, los cuales necesitan ser asimilados
Sin embargo, los estudios acerca del contexto
en la cultura política de sus habitantes3. Se sos-
cultural que permea las esferas política y econó-
tiene la idea de que la democracia no significa
mica son más bien escasos. Dentro de este es-
solamente bienestar económico justo e iguali-
quema cultural destaca, sin duda, el sistema de
tario, así como el desarrollo de un sistema polí-
valores compartido por la mayoría de quienes
tico plural y competitivo; sino significa tam-
habitan la región latinoamericana, aún toman-
bién la incorporación de valores democráticos
do en cuenta las diferencias propias de cada
en las sociedades donde todavía pesa mucho su
país. Además de un largo pasado de tradiciones
herencia cultural no democrática.
e instituciones político-sociales indígenas2, este
Asimismo se propone una noción de cul-
sistema de valores tiene tres fuentes principales:
tura política que incluye aspectos de orden his-
la herencia española y portuguesa (de 1500 a
tórico, así como de orden pragmático. Es decir,
1800), la cultura criolla, (españoles nacidos en
la cultura política no solamente como acción
América, de 1800 hasta principios del siglo XX),
política efectiva, sino acompañada por el pro-
y el más reciente, constituido por el conjunto
fundo contexto histórico social que la precede.
de valores democráticos de mediados del siglo
La primera parte de este ensayo es una
XX hasta la fecha. Tanto la herencia española-
revisión teórica de la importancia de los valo-
portuguesa como la criolla, parecen tener aún
res culturales en el desarrollo de una demo-
una importante presencia en los países latinoa-
cracia de largo plazo, y se hace una propuesta
mericanos; la última, es decir, la democrática,
ha empezado su incorporación sólo en las últi-
mas décadas del siglo XX. Este hecho resulta
preocupante con respecto al proceso de demo- 3 Es importante apuntar que no todos los países lati-
cratización en el área, porque aún cuando cam- noamericanos desconocen la experiencia democrá-
bios substanciales en lo económico y en lo polí- tica. Chile, Argentina y Uruguay por ejemplo ya tu-
vieron periodos de implantación de esquemas
tico tengan lugar, los factores culturales
democráticos y estos han dejado honda huella en la
seguramente estarán deteniendo el proceso. herencia de cultura política de sus habitantes. El
retorno a la vida democrática en dichas naciones
cuenta ya con esta. Por supuesto el caso de Costa
Rica es claramente una valiosa excepción democrá-
2 Si bien no se desconocen los patrones político-cul- tica en el subcontinente. México puede ser un caso
turales heredados de dicha época, estos no serán singular. Sin duda la ininterrumpida realización de
analizados en este ensayo, pues ello requeriría un procesos electorales en el periodo posrevoluciona-
trabajo mucho más largo y eminentemente histo- rio del siglo XX, es un claro signo de orden demo-
riográfico. De todas maneras a lo largo del ensayo crático. Si bien, la experiencia permanece más en
se recuperan algunas pautas generales de esa épo- el terreno de la legitimación de un régimen hege-
ca, que fueron mezclándose con los valores de la mónico, que como sustento para la edificación de
colonia, las cuales sin duda contribuyeron al afian- una cultura y participación democráticas (véase
zamiento de la cultura política posterior. Molinar, 1993).
Cultura política y democratización en América Latina 25

de análisis concreta para el estudio de la cultu- Es claro que antes de que el sistema democrá-
ra política. En la segunda parte se lleva a cabo tico se implantara, otras formas de organiza-
un breve sumario de la herencia político-cultu- ción política y económica y sus correspon-
ral española y portuguesa que recibieron las co- dientes valores estaban ya presentes. En este
lonias americanas, destacando el tipo de valores sentido, al momento de la instalación del sis-
trasmitidos tanto a la población en general co- tema democrático se da una confrontación en-
mo a las élites gobernantes en particular. Por tre los valores no democráticos anteriores y
último intentamos una aproximación a algunos los que definen a las democracias modernas.
de los valores que aún subyacen en la cultura Si se considera a la cultura como el sistema de
política de nuestros países, como el anteceden- valores y creencias compartidas por las mayo-
te de toda acción que en lo político efectúan los rías dentro de una sociedad, entonces es evi-
miembros de una sociedad, en este caso la lati- dente que el proceso de democratización pue-
noamericana4. Con todo ello estaremos en posi- de alterar y hasta chocar profundamente con
ción de observar como dicho legado parece in- el viejo sistema.
fluir todavía en procesos de democratización, Es por ello que los estudios acerca de la
que retardarán seguramente la implantación de democratización deben incluir no solamente
un sistema democrático duradero. aspectos tales como el desarrollo económico y
la transformación política, sino también una
aproximación al sistema de valores prevalecien-
1. VALORES DEMOCRÁTICOS te. Si la democracia es considerada en términos
amplios como el sistema social que busca la
¿Por qué algunos países aún no alcanzan igualdad en los derechos y las obligaciones, en-
una democracia razonable, a pesar de haber de- tonces ni el ingreso justo ni el sufragio efecti-
sarrollado ya un sistema político competitivo y vo, pueden ser vistos como un arreglo demo-
un bienestar económico relativamente justo? crático completo. Los individuos deben
¿Qué otros factores, además del económico y el adquirir los valores básicos de una democracia
político tienen relevancia en la implantación de que a su vez serán el soporte de toda la organi-
la democracia? Algunas explicaciones, cierta- zación social. Más aún, los valores democráti-
mente plausibles, han intentado contestar a es- cos son factores centrales para una democracia
tas interrogantes. Una de ellas nos explica que de larga duración y contribuyen de manera im-
son los valores culturales más arraigados histó- portante a la hora de confrontar los riesgos de
ricamente y anteriores a la instalación de la de- un retroceso hacia formas pre-democráticas o
mocracia los que retardan o a veces obstaculi- hasta autoritarias. Como R. Inglehart argu-
zan la instalación de esta forma de menta “En una sociedad que ha durado por lar-
organización social. go tiempo, el sistema cultural generalmente es-
La democracia es un proceso relativa- tablece una relación de apoyo mutuo al sistema
mente nuevo en muchos países. Hacia 1950 so- económico y político” (1997:53). De ahí que los
lo el 31% de la población mundial vivía bajo el valores culturales sean parte intrínseca de todo
sistema democrático (Freedom House, 2000). cambio social y que en el tránsito hacia la de-
mocracia, estos se vuelvan cruciales para lograr
una permanencia más larga.
Desde este punto de vista una noción
4 Aludir al término sociedad latinoamericana no sig-
nifica en este caso considerar que nuestras nacio-
amplia de cultura política ha de ser entendida
nes posean una idéntica cultura y desarrollo, sino como el “microcosmos de la cultura en general
que la expresión corresponde a una cuidadosa ge- que se enfoca específicamente en los valores y
neralización necesaria cuando intentamos estudiar actitudes que tienen que ver con la conducta y
el área desde algún aspecto sociológico, político o visión políticas de los individuos” (AiCamp,
económico que como región goza de cierta homo-
geneidad y hace posible los estudios comparativos
1996:55), que no es distinta o está separada de
(véase Landman, 2000; Foweraker and Landman, la cultura de los pueblos en general, ya que for-
1999; Martz, 1994). ma parte de ella, y que está constituida por el
26 Leticia Heras Gómez

conjunto de valores que una sociedad posee que este alguna vez ocurrió, porque ha sido de-
respecto a lo político en particular, y con base mostrado como las tradiciones culturales anterio-
en los cuales define sus actitudes y crea sus res permanecieron en la clandestinidad por mu-
propias tradiciones e instituciones. Desde este cho tiempo, a pesar de la fuerza del socialismo.
punto de vista ningún pueblo carece de cultura Ello también es cierto en el esquema democráti-
política, pero esta asume las distinciones co- co. No obstante que la democracia parece ser una
rrespondientes a su propio desarrollo político. de las más prestigiadas formas de gobernar y de
Así toda cultura política se nutre de la organización justa y humana, las sociedades con
historia, la religión, el origen étnico, la econo- pesadas herencias de autoritarismo encuentran
mía, y aún de situaciones geográficas exclusivas difícil aceptar y cambiar sus tradiciones políticas.
que definen el tipo de relación entre gobernan- De ahí que en todo tránsito a la democracia el de-
tes y gobernados, entre la sociedad y el estado. safío de largo plazo sea una constante lucha con-
Y las formas que adquieren la obediencia y el tra la vieja cultura política no democrática.
mandato, dentro de la esfera pública, poseen En este contexto, el estudio de la cultu-
una larga historia implantada en la memoria ra política supone la búsqueda de todos los va-
colectiva, cuyo patrón se transmite de genera- lores, patrones y tradiciones políticos previos
ción en generación y que con muy pocas varia- que son compartidos por una sociedad y que se
ciones conforma la tradición política básica de convierten en claves esenciales para entender,
una sociedad. Consecuentemente la cultura po- no solamente cómo es la cultura política de de-
lítica es una parte muy resistente al cambio en terminada región o país, sino además porque
todas las sociedades, permaneciendo a menudo pueden constituir un obstáculo para el proceso
a través de muchas generaciones e incluso a de cambio. Esta es justamente la intención en
pesar de fuertes transformaciones políticas. Los este artículo, averiguar cuales son los valores
cambios económicos pueden ser relativamente político-culturales que demoran en alguna me-
rápidos, los cambios políticos toman más tiem- dida el proceso de democratización en América
po, pero los cambios culturales suelen ser de Latina en general y en México en particular.
muy largo plazo (Bell, 1976). La cultura políti- Porque finalmente la democracia “puede ser
ca de este modo, no es estática pero demanda impuesta desde arriba, o desde el exterior, pero
periodos más largos para lograr una transfor- si esta sobrevive en los buenos y en los malos
mación. Esencialmente son los individuos tiempos dependerá de que sus instituciones ha-
quienes paulatinamente van incorporando los yan sido construidas sobre las profundas raíces
nuevos hábitos, creando las nuevas institucio- culturales incorporadas a los ciudadanos” dice
nes y edificando la nueva tradición política. Pe- Inglehart en defensa del estudio de los valores
ro también en las élites es un proceso de nego- culturales de la democracia (1997:163).
ciación con las viejas pautas, de cuestionamiento Estos supuestos analíticos básicos, como
de los viejos valores, es un estira y afloja que se puede ver, implican un concepto empírico y
involucra enfrentamientos entre las viejas éli- teórico mucho más rico de cultura política, res-
tes que aún poseen la cultura política pre-de- pecto a la noción tradicional que mide a la cultu-
mocrática y las nuevas generaciones de go- ra política esencialmente mediante el voto popu-
bernantes que proponen y apuestan por el lar y que tiene en su haber un amplio desarrollo
nuevo esquema. desde que Almond y Verba publicaron su obra
Así, el paso hacia otras formas de organi- The Civic Culture en 1963; y que ha aportado a la
zación social necesariamente involucra el cam- política comparada substanciales avances en la
bio de las tradiciones profundamente arraiga- investigación de la participación política electo-
das, proceso que no solamente suele ser muy ral5; pero que penetra poco en el bagaje de signi-
largo, sino que con mucha frecuencia incluye ficados, tradiciones e instituciones políticas que
una especie de rebelión política contra el nuevo
modelo. Esto sucedió por ejemplo en algunos
países de Europa del este, en su tránsito hacia
el patrón cultural socialista, si consideramos 5 Véase Apéndice 1.
Cultura política y democratización en América Latina 27

todo pueblo construye, mantiene y cambia a lo siglo XIX. Esta herencia, a pesar de observar di-
largo de su historia. Ciertamente el estudio de ferencias específicas en cada país, estuvo cons-
estos últimos constituye un programa de inves- tituida en primer lugar, por las costumbres in-
tigación distinto, puesto que implica abordar la dígenas de los pueblos más desarrollados en
cultura política desde una perspectiva que trata Mesoamérica, tales como una centralización
de interpretar los significados y códigos pro- del poder político-religioso, y una clara división
pios, y a veces exclusivos de cada sociedad, sin entre la clase dominante y las clases subordina-
cuyo conocimiento es difícil entender las con- das. Pero cuyo tejido social se sustentaba en va-
secuentes actitudes políticas. Así, si se desea lores como la reverencia a la autoridad religio-
hacer un estudio comprensivo de la cultura po- sa y el profundo respeto a la tierra como
lítica no podemos soslayar esta parte, y el desa- fecundadora de vida. Además Bonfil nos dice
fío en consecuencia es tratar de juntar ambas que “Los indios (eran) sabios prudentes, valero-
nociones e intentar un estudio cuantitativo y sos y trabajadores” (2000:89). Valores que, sin
cualitativo de cultura política6. embargo, fueron perdiéndose a lo largo de la
Teniendo en mente ambas proposiciones conquista y que débilmente se fusionaron con
teóricas, tiene sentido empezar nuestro análisis los valores europeos durante la época colonial.
con una rápida mirada a las raíces históricas de Quedando solamente algunos resabios en pe-
América Latina, su pasado colonial y su desa- queñas comunidades indígenas, muchas de las
rrollo político desde el siglo XVI hasta el presen- cuales aún subsisten7.
te. Este contexto ayudará a entender primero la Justamente la colonización tenía como
cultura política latinoamericana, como el mar- veremos enseguida un propósito muy específi-
co histórico ineludible del caso mexicano que a co: la imposición de la cultura europea concre-
pesar de considerarse sui generis, compartió, y tamente la española y portuguesa. Y esto in-
aún lo hace, una buena dosis de la herencia cluía las ideas y percepciones acerca de lo
cultural que América Latina recibió de sus me- político. Era en sí misma una nueva cultura po-
trópolis colonizadoras en el siglo XVI. lítica por imponer. Es decir no se recuperaban
elementos indígenas en esta, muy por el con-
trario se buscaba desvalorar todo lo indígena, a
2. HERENCIA CULTURAL ESPAÑOLA Y PORTUGUESA menudo con la fuerza de las armas.
El mestizaje fue el resultado más eviden-
Ha sido reconocido que los países de te de todo este proceso. El mestizo americano
América Latina, como región, tienen como de- sin olvidar e incluso exaltar su pasado indígena,
nominador cultural común, no solo un largo buscaba ser reconocido por su parte (cultura y
pasado indígena, sino también el heredado de sangre) europea (Bonfil, 2000). En este sentido
España y Portugal, y el que fue desarrollado la parte indígena que posiblemente pudiera ha-
después de las guerras de independencia en el ber trascendido a la posterior cultura política,
fue sistemáticamente abolida por el dominio
europeo.
En segundo lugar esa herencia cultural
6 Para una aproximación a esta línea de investiga- común a América Latina está constituida por la
ción los siguientes títulos son básicos: Berger, L.
orientación semifeudal, católica, y aristocrática
P. y Luckman T. (1995), Modernismo, pluralismo
y crisis de sentido, Paidós, Buenos Aires; Crespi,
Franco. (1997), Acontecimiento y estructura, Edic.
Nueva Visión, Buenos Aires; Garfinkel (1932) Stu-
dies in Etnomethodology, Prentice-Hall, N.J.; 7 Comunidades como los indios tzotziles y tzotzales
Geertz, Clifford. (1995), La interpretación de las en el sur de México (Chiapas) o los indios tarahu-
culturas. Gedisa, Barcelona; Ruiz Olabuénaga, José maras en el norte de México (Chihuahua), conser-
I. (1996), Metodologías de la investigación cualita- van casi de manera intacta los modos de vida origi-
tiva, Universidad de Deusto, Bilbao; Ritzer, G. narios y valores primordiales, a pesar de la
(1993), Teoría sociológica contemporánea, Mc colonización europea, pues casi no hubo procesos
Graw Hill, Madrid. de mestizaje.
28 Leticia Heras Gómez

que tanto los españoles como los portugueses virrey hasta el pobre campesino, durante el
trajeron a América en el tiempo de la conquista cual “... era realmente imposible para un traba-
(Wagley, 1968:1). La primera parte fue honda- jador de una plantación (libre o esclavo) o para
mente removida por la conquista y larga colo- un campesino evitar el trabajo manual, pero si
nización española-portuguesa, y muchas de las podía en cambio admirar a su patrón (jefe o
instituciones y costumbres, o bien se mezcla- protector), quien cuidadosamente rehuía el tra-
ron con las de los conquistadores, o paulatina- bajo manual o de cualquier clase” (Wagley,
mente se sustituyeron8. La imposición, pero fi- 1968:5), y quien cultivaba la admiración y agra-
nalmente adopción de la religión católica es decimiento de sus trabajadores, mediante el
una muestra de lo anterior. compadrazgo. El sistema del compadrazgo fue
Pero veamos con más detalle cuales son el medio por el cual la gente podía obtener fa-
los valores, tradiciones e instituciones que la vores personales de otros, en este caso entre el
orientación europea transmitió a nuestros pue- trabajador y el patrón, y se fue convirtiendo en
blos durante el periodo colonial. una relación social de privilegio. El patrón ejer-
Haciendo un breve repaso histórico se cía un poder extremo sobre los trabajadores
puede observar que junto con los intereses eco- manuales sin más restricción que la protección
nómicos y políticos de las coronas española y de sus propios intereses, y estaba a su vez edu-
portuguesa, existía la preocupación por trans- cado con un sentido de status superior en la so-
mitir a las nuevas colonias los valores prevale- ciedad. Las figuras del patrón y del compadraz-
cientes en aquellos territorios europeos. No go se convirtieron en el arquetipo común en la
solamente las instituciones políticas, adminis- cultura política latinoamericana y se reforzaron
trativas y económicas fueron copiadas o trasla- con una acusada diferenciación entre clases.
dadas al nuevo mundo, sino también de mane- Otro actor político central que estimuló
ra importante las creencias y costumbres que este esquema fue la iglesia Católica. Durante la
tanto españoles como portugueses tenían en conquista España y Portugal eran reinos semi-
común. Esta tradición cultural incluía medievales, entonces divididos en muchos rei-
nos pequeños y que recién se habían embarca-
… la tradición social basada en la fami- do en una especie de centralización del poder
lia, la relación social ceremonial ficticia económico y político, con el acuerdo y ayuda de
(es decir el sistema de compadrazgo), la una de las ramas más ortodoxas del cristianis-
doble moral sexual, el énfasis en las dife- mo en Europa, el catolicismo. España había
rencias de clases, el desdén por el trabajo sostenido una larga lucha contra la cultura
manual, el alto reconocimiento por las musulmana (llegada 800 años antes a la penín-
etiquetas formales, el énfasis sobre los sula ibérica) hasta que finalmente en 1492 los
santos y las festividades religiosas... soberanos católicos expulsaron a los musulma-
(Wagley, 1968:4) entre otros. nes del territorio español. El mismo año los ju-
díos también fueron arrojados del reino. Isabel
Estos valores tuvieron un gran impacto y Fernando crearon la inquisición española en
en los anteriores pueblos americanos, y en bue- 1478, con el objetivo esencial de perseguir a los
na medida los suplantaron. Durante el siglo XVI no católicos, teniendo ello un enorme efecto en
y XVII todas las clases sociales terminaron por el diseño del nuevo estado-nación español que
aceptar y compartir aquellos valores, desde el se construyó así como un estado extremada-
mente intolerante. Aparentemente en contra de
otras religiones, pero de hecho profundamente
preocupado por la creciente oposición política
8 Si bien en algunos de los pueblos más aislados se y económica a la corona y la nobleza. Hacia di-
conservaron muchas de las tradiciones político-
cha oposición se enfilarían las acciones intole-
culturales indígenas e incluso trascendieron a la
conquista y colonización europeas, esto —como ya rantes del estado.
se dijo— merece un estudio separado que escapa a Como todos los estados absolutistas de
los límites del presente. la época, España y Portugal consideraban a la
Cultura política y democratización en América Latina 29

nobleza con una condición superior en la socie- la gente podía aspirar. En el siglo XIX y XX esta
dad. La estructura de clases era muy clara: el característica sería un tema clave para enten-
rey, la nobleza y la servidumbre. Tanto la into- der otra particularidad de la cultura política
lerancia como esta estructura vertical y rígida latinoamericana: la difusión del caudillaje o li-
de clases tuvo un significado especial para las derazgo carismático militar y político del siglo
colonias, a saber, una forzada imposición de los XIX y que más tarde derivó en los populismos
valores católicos, nobles y militares en todos del siglo XX.
los territorios americanos. En 1495 la reforma Todos estos valores fueron impuestos en
religiosa isabelina “... aseguraba que la Fé sería los países latinoamericanos. Con el tiempo este
llevada a las Indias por la fuerza de la élite de sistema adquirió algunas características pecu-
los clérigos...” (Keen y Wasserman, 1988:38). liares de acuerdo con la situación política y
El papa llegó a algunos acuerdos con la corona económica de las colonias hacia la corona. Las
española conocidos como el patronato real “... colonias constituían una fuente substancial de
por el cual la iglesia católica cedía ciertos dere- recursos para las coronas española y portugue-
chos (...) a cambio de serle permitido el envío sa, pero estas ejercían un débil control político
de clérigos o monjes en las expediciones (...) sobre ellas. El virrey centralizaba el poder polí-
una oportunidad única de proselitismo en mi- tico-económico y a menudo también controla-
llones de indígenas” (AiCamp, 1996: 25). Así ba la iglesia, tal y como lo hacía el rey en Euro-
fue como el monopolio de la iglesia católica se pa. Su único límite era el Consejo de Indias que
esparció en las colonias americanas. Ninguna aparentemente constituía “... la suprema insti-
otra religión fue permitida en los dominios co- tución legislativa, judicial y ejecutiva de gobier-
loniales y aún más, cualquier otra expresión no” (Keen y Wasserman, 1988:38), pero que en
era constantemente castigada por la Santa In- realidad era ya un poder decadente a fines del
quisición en América. La intolerancia forzosa siglo XVII. El virrey tomaba así las decisiones
fue el resultado inmediato de este monopolio, y más importantes en los territorios coloniales
un pretexto para castigar cualquier disidencia. debido a las nuevas condiciones y de larga dis-
A largo plazo los efectos de esta intolerancia se tancia de la corona.
integraron necesariamente en la cultura políti-
ca: las élites latinoamericanas y aún más el Un virrey colonial —nos dice un histo-
pueblo mismo se volvieron muy intolerantes riador— era visto como un verdadero
no solamente hacia otras religiones, sino tam- maestro real, disfrutaba de una inmensa
bién hacia ideas políticas diferentes y hacia for- autoridad delegada (directa y únicamen-
mas distintas de organización social. Un espe- te) en él, la cual aumentaba por la dis-
cialista nos dice que “El catolicismo no fue tancia que lo separaba de España y fre-
religión solamente en el sentido espiritual del cuentemente débil o con la naturaleza
concepto sino que se extendió profundamente deshonesta propia de los oficiales meno-
en la cultura política, dada su influencia en la res (Keen y Wasserman, 1988:89).
educación y en la organización social (...) y gra-
cias a la falta de competencia de otras religio- La personalización del poder en el virrey
nes” (AiCamp, 1996:26). como autoridad civil y militar suprema “... ten-
La mayor parte de los conquistadores así dió a devaluar la institucionalización de las es-
como los colonizadores trajeron consigo esos tructuras políticas y estimuló la importancia de
valores, que además incluían, ideales aristocrá- las personalidades” (Ai Camp, 1996: 29). Perso-
ticos y militares (los llamados hidalgos), ambi- nas y no instituciones fueron los actores cen-
ciones personalistas, y un alto sentido de racis- trales en la vida política de aquel tiempo. No
mo (pureza de sangre). Ser hidalgo era un ideal debe entonces sorprender que este esquema
para todos los españoles que habitaban en las perdurara a lo largo del siglo XIX y parte del XX.
colonias americanas. Poseer un pasado aristo- La cultura política en América Latina fue dise-
crático y obtener éxitos militares eran conside- ñada no sobre leyes e instituciones sociales si-
rados como los principales objetivos a los que no en virtud de órdenes personalistas.
30 Leticia Heras Gómez

En la misma línea de argumentación, el con los criollos que eran la segunda clase social
virrey al adaptar las leyes y reglas del Consejo en importancia, los mestizos, los indígenas y
de Indias empleaba la contradictoria fórmula negros que constituían la fuerza laboral en esa
obedezco pero no cumplo. Es decir, aparente- época, con muy pocas posibilidades de ascenso
mente se obedecían las órdenes del rey, pero no a clases sociales superiores, ni por el lado polí-
se cumplían porque en la colonia las condicio- tico ni por el económico. En este marco social
nes eran distintas, y porque además no había los modernos estados latinoamericanos tuvie-
posibilidades inmediatas de sanción a la deso- ron como base una estructura de clases suma-
bediencia. Este aspecto puede ser visto como la mente estratificada, e impermeable a la in-
raíz de un precario Estado de derecho, en vir- fluencia de las clases inferiores en los asuntos
tud de que colocaba al virrey por encima de la políticos; y por tanto los escasos intentos por
ley y abría la posibilidad de hacer leyes que no revertir o contradecir la situación fueron per-
se iban a cumplir. sistentemente castigados por las élites en
La concentración de poder en el virrey, turno. Esto dio como resultado una cultura
dio como resultado un siempre débil poder política que restringía e inhibía toda forma de
económico y político de la provincia. El corre- participación política entre los individuos. La
gidor es decir el oficial real, el cabildo o ayun- ausencia de la influencia popular en la toma de
tamiento ejercieron muy poco poder y muy decisiones en el orden político fue muy común
frecuentemente compartido con las autorida- durante el periodo colonial y a todo lo largo del
des eclesiásticas, en donde también se seguía siglo XIX y hasta las primeras décadas del siglo
la fórmula obedezco pero no cumplo, y aún XX. No hubo un desarrollo específico y paulati-
descendió hasta las esferas administrativas del no de las estructuras políticas necesarias para
gobierno colonial. De manera que el Estado de estimular la participación política, aún cuando
derecho se volvió en buena parte solo una fic- todos los países latinoamericanos se erigieron
ción. Este es otro aspecto de la cultura políti- como sistemas democráticos a mediados del si-
ca de élites y mandos administrativos, y se vol- glo XIX. De esta manera, las pautas generales en
vió un hábito que el pueblo tenía que los ciudadanos se fueron convirtiendo en un te-
enfrentar cotidianamente. mor a comprometerse en asuntos políticos o en
Reforzando esta estructura vertical se una simple falta de interés, ambos se erigieron
encontraba la falta de representación a través como patrones regulares de la cultura política
de cuerpos políticos o administrativos interme- más tarde.
dios. Eran únicamente el virrey y el pueblo, sin En el siglo XIX los criollos tomaron el
ninguna institución política de por medio. Nin- mando político a través de las guerras de inde-
gún otro corpus político podía representar le- pendencia de las metrópolis. El orden político
galmente los derechos de la gente. De hecho fue parcialmente removido y los países latinoa-
había muy pocos derechos individuales, excep- mericanos se fundaron como naciones liberales
to para los miembros de la nobleza. Congresos e independientes. Sin embargo, pocos cambios
o Parlamentos estuvieron ausentes durante to- ocurrieron en la estructura social y se conser-
do el periodo colonial, de ahí que fueran cuer- varon la mayor parte de los valores culturales
pos políticos bastante frágiles en el siglo XIX y anteriores, puesto que los regímenes criollos
XX. En tal virtud, la rama ejecutiva se volvió no tocaron profundamente las estructuras co-
muy poderosa, las ramas legislativa y judicial a loniales. Además, el sistema capitalista de orga-
pesar de aparecer en el diseño de los estados in- nización económica se instaló en todos los
dependientes latinoamericanos, quedaron sin jóvenes países, lo que aumentó de manera rele-
fuerza real en los años posteriores. vante las diferencias económicas, políticas y so-
En relación con la estructura de clases, ciales entre las clases sociales. La existencia de
cuatro estratos eran dominantes de los siglos grandes terratenientes dueños de enormes ha-
XVI al XVIII, los blancos que concentraban las ciendas, fue una de las principales característi-
fuentes tanto del poder económico como del cas económicas de la época y muy a menudo
político, y solamente las compartían un poco aquellos eran el único actor político en ciertos
Cultura política y democratización en América Latina 31

lugares. Ellos jugaron el papel del patrón para para con los gobernados (accountability en la
los campesinos y obreros en vastos territorios literatura anglosajona) también estuvo ausen-
reforzando así el sistema de subordinación po- te de la cultura política. Los gobernantes te-
lítico-económica heredado del periodo colonial. nían poca o nula responsabilidad para con los
En la esfera política también aparece el caudillo derechos ciudadanos, que —como ya vimos—
como el líder carismático que protege todo el eran casi siempre letra muerta. El cacique
sistema, figura que —como ya vimos— tam- ejercía un dominio sobre los trabajadores de
bién fue heredada de la colonia. plantaciones o enormes extensiones agrícolas,
En resumen, para la segunda mitad del si- pero su autoridad solo llegó a ser cuestionada
glo XIX se formó la siguiente estructura política: hasta entrado el siglo XX. Aún más la cons-
un ejecutivo poderoso (que se asemejaba al vi- trucción de los estados latinoamericanos en el
rrey) al lado de cuerpos legislativos y judiciales siglo XIX significó un desconocimiento del
débiles, un gobierno central fuerte en contraste pueblo en favor del Estado y los grupos domi-
con endebles poderes locales o regionales. Poco nantes (Florescano, 1999). Los proyectos de
había cambiado el esquema colonial precedente. Estado, si bien de orden democrático, contem-
Por otro lado, a pesar de que la mayoría de las plaron muy de pasada la real implantación de
naciones latinoamericanas arribaron al siglo XX estos derechos y obligaciones.
con una constitución escrita de orden democrá- Cuando se voltea al siglo XX, todos estos
tico, el estado de derecho que con estas, se lleva- patrones culturales son sorprendentemente
ría a la práctica, podía ser considerado una fic- persistentes, a pesar de que profundos aconte-
ción muy parecida a la fórmula colonial cimientos políticos (tales como las guerras de
obedezco pero no cumplo. Todo lo cual desarro- independencia) hayan supuesto un cambio en
lló un sentido de participación política muy li- las instituciones políticas. Desde este punto de
mitado, convirtiéndose en un aspecto general de vista, todo el siglo XX podría ser considerado
la cultura política ya en el siglo XX tanto en los como la lucha entre estos viejos valores, tradi-
gobernantes como en la población misma. Esta ciones e instituciones políticas y los recién ad-
adoptó, en general, patrones de conducta políti- quiridos de la democracia. Las revoluciones,
ca de cierta apatía o poco interés en los asuntos los regímenes militares, los sistemas autorita-
políticos, que fueron reforzados en buena medi- rios representan, sin duda, parte de esta dolo-
da por el alto sentido de intolerancia a diferentes rosa lucha.
ideologías, un legado directo del catolicismo es- La larga herencia colonial provee los ci-
pañol y portugués, como ya se ha visto. mientos de la cultura política latinoamericana
En este contexto se podría aproximar la del siglo XX. Y no obstante el impacto que han
idea de que la cultura política en los siglos pos- tenido los innumerables cambios ocurridos en
teriores a la colonización e independencia, fue el área, los valores políticos que provienen de
construida de forma que los ciudadanos tenían esta raíz parecen estar todavía presentes.
poco poder de protestar, reclamar o censurar las Si bien esta breve aproximación históri-
acciones de las autoridades (el derecho democrá- ca a la vida política latinoamericana de los si-
tico conocido como the contestation right en la glos anteriores muestra la persistencia de dicho
literatura anglosajona) y obteniendo una míni- sistema de valores, quizá hacen falta mayores
ma representación o posibilidad para ejercer sus evidencias que refuercen nuestra argumenta-
demandas. Las escasas revueltas que lo intenta- ción y nos permitan actualizarla. Datos de en-
ron fueron cruelmente reprimidas. Ejemplo de cuestas acerca de valores culturales pueden ser
ello fue la llamada Guerra de castas en Yucatán una buena fuente. En la parte siguiente se in-
(México) en el siglo XIX (Rugeley, 1997). tenta un acercamiento más cuantitativo-cuali-
Y tampoco se creó el hábito de exigir de- tativo al tema, que utiliza del amplio desarrollo
rechos o reclamar por su incumplimiento. Por estadístico obtenido a la fecha en materia de
su parte las élites solían gobernar sin tomar en datos sobre la opinión pública en América Lati-
cuenta nada más que sus propios intereses. En na en general y México en particular. Veamos
consecuencia el principio de responsabilidad cual es el resultado.
32 Leticia Heras Gómez

3. VALORES POLÍTICOS CONTEMPORÁNEOS últimas décadas del siglo XX. El 60% de votos
EN AMÉRICA LATINA: UNA APROXIMACIÓN para Pinochet en Chile, contra solo el 39% pa-
ra la oposición en 1989, a pesar de la tremen-
Debe aclararse que la democracia, como da experiencia del gobierno militar de los chi-
organización social y régimen político que in- lenos; los fallidos liderazgos neopopulistas y
cluye igualdad en derechos y obligaciones, es re- demagógicos de Fujimori o Menem en Perú y
lativamente nueva en América Latina. A pesar Argentina; los notoriamente corruptos gobier-
del establecimiento de regímenes formalmente nos de Salinas de Gortari y Collor de Melo en
democráticos en el área durante el siglo XIX, mu- México y Brasil respectivamente, y la obten-
chas naciones abandonaron la democracia para ción, a pesar de todo, de votaciones mayorita-
instalar regímenes militares, autoritarios, y sola- rias hacia todos ellos, no son ejemplos de ins-
mente dos civiles (México y Costa Rica); y el pri- titucionalización de la democracia. Es decir,
mero de estos solo bajo una definición limitada con ellos se podría aproximar que los valores
puede ser considerado como democrático. democráticos aún no han sido incorporados
En términos de cultura política, la ma- en la cultura política de públicos y élites lati-
yoría de estos regímenes no tuvieron prácticas noamericanas. Sin embargo, sería importante
democráticas de manera regular. Valores de- examinar algunos datos acerca de los valores
mocráticos como la tolerancia, la confianza, la políticos en grupos masivos en algunos de los
participación y el disenso, no han sido fácil- países latinoamericanos, medidos en términos
mente integrados a la cultura anterior. Más cuantitativos, con objeto de proporcionar un
aún, la instrumentación de gobiernos basados soporte más sólido a nuestra discusión. Hay
en un Estado de Derecho sólido no es común que recordar que hoy en día la precisión de las
en América Latina. En un texto Méndez, O’ muestras en las encuestas y sondeos de opi-
Donnell y Pinheiro describen este hecho como nión pública ya está en su fase avanzada y tie-
“el no-Estado de derecho en América Latina”. nen un alto grado de confianza.
Ellos consideran que muchos países latinoame- La actual investigación basada en técni-
ricanos necesitan alcanzar y enraizar los dere- cas cuantitativas en ciertos ámbitos de la cultu-
chos civiles y políticos básicos de una democra- ra y participación políticas puede proveer im-
cia, que actualmente son a menudo meras portantes evidencias sobre lo que la gente
formalidades, pero aún están lejos de ser apli- piensa, siente o percibe sobre la política, el go-
cados (Méndez, et al., 1999). bierno, las autoridades, etc. Y si bien no se pre-
Fenómenos políticos como el peronismo tende un estudio detallado de los valores cultu-
o cardenismo en los años treintas y cuarentas rales latinoamericanos, una breve aproximación
pudieran no ser considerados ejemplos de valo- a estos ilustrará mejor nuestro argumento. Ob-
res y prácticas democráticas. Estos gobiernos viamente investigaciones de otra envergadura
populistas en lugar de procurar la instalación serían necesarias para este propósito.
de valores democráticos, propiciaron un tipo de Para nuestros objetivos, se considera una
participación y cultura política controlada por publicación importante, el Barómetro Latino9,
el régimen, tanto en lo económico como en lo una organización chilena de opinión pública,
político, aunado a una lealtad entre las élites cuyos métodos de muestreo y encuestas están
gobernantes.
Muchos hechos podrían ser evidencia de
los valores que subyacen a la cultura política
latinoamericana, tanto en los grupos dominan- 9 Barómetro Latino es una corporación que lleva a
tes, como en la población. A través de estos es cabo una encuesta anual de opinión en los 17 paí-
posible observar que los principios y valores de ses latinoamericanos. Expresa las opiniones, acti-
tudes y conductas de alrededor de 400 millones de
la democracia aún no han enraizado lo sufi-
habitantes de la región. La encuesta empezó en
ciente como para contribuir a la estabilidad y ocho países en 1995 y se extendió a 17 en 1996. Es
larga duración de los nuevos regímenes demo- una iniciativa privada no lucrativa para uso de los
cráticos en el área. Algunos ejemplos de las dos sectores social y político de la región.
Cultura política y democratización en América Latina 33

respaldados por la Encuesta Mundial de Valores lo político pueden ser más ilustrativas que los
(World Survey Values) de 1990-1991, conduci- números fríos de voto popular, si consideramos
da por R. Inglehart de la Universidad de Michi- dicha noción de cultura política.
gan en los Estados Unidos. Así tenemos que en la tabla (véase página
La certeza estadística de estos estudios siguiente) permite una idea general acerca de
está ampliamente probada. Las muestras lleva- cómo piensan las poblaciones del área respecto
das a cabo en cada país (al 95% de confianza, y a asuntos políticos como la democracia y todo
*-2,5 a 3,0 de margen de error) tienen amplio lo que esta incluye. En este cuadro se muestra
margen de confianza. Se trata de encuestas de la preferencia de la gente por la democracia o
opinión pública que responden a toda una co- por los gobiernos autoritarios. En promedio so-
rriente de estudios cuantitativos y cualitativos, lamente el 47% de los latinoamericanos prefie-
cuyo principal exponente es el equipo de R. In- ren la democracia como forma de gobierno. Es-
glehart. Dicho equipo emprendió desde fines de to significa un poco menos de cinco de diez
los años ochenta un proyecto de investigación están de acuerdo con ella10.
sobre el cambio político, social, económico y Además de la relativa novedad de la de-
cultural de las sociedades tradicionales, a las mocracia, las respuestas tienen que ver tam-
modernas y, a las postindustriales, llevando a bién con el deficiente desarrollo de los gobier-
cabo encuestas a escala nacional en numerosos nos democráticos en la región, particularmente
países, primero de Europa occidental, pero que en relación con los factores de bienestar econó-
a fines de la década de los noventa ya abarcaba mico, pero aunados a las pobres cualidades de-
alrededor de dos tercios del total de los países mocráticas en los gobernantes. En términos de
de todo el orbe. El proyecto cuestiona muchas valores en la tabla se indica que cerca del 20%
de las teorías de cambio social vigentes y lo ha- (dos de diez) habitantes favorecen los regíme-
ce aportando datos significativos sobre la opi- nes autoritarios, lo cual puede ser interpretado
nión de grandes estratos de población. Es decir, al menos de dos formas: la gente rechaza la de-
estamos hablando del proyecto de investigación mocracia por su pobre desempeño, o la gente
de mayor calibre, en su tipo, que se haya reali- todavía duda de la democracia como forma de
zado hasta ahora en el nivel mundial, en térmi- gobierno, y el proceso de aceptación de los va-
nos de política comparada. Por ello los datos lores democráticos aún esta en curso.
que aporta para América Latina están amplia- En general entre 1996 y 2001, ha habido
mente respaldados estadística y teóricamente. un decreciente apoyo para la democracia en to-
Sin embargo, a pesar de las amplias posi- da el área en promedio. Mientras que en 1996
bilidades que dicho banco de datos y los análi- la preferencia era de 60%, en el 2001 solo al-
sis consecuentes pueden aportar a la investiga- canzó un 47% aproximadamente. Resulta difí-
ción socio-política, aquí solamente se toman en cil una interpretación al respecto; sin embargo,
cuenta un número específico de ellos; en virtud podría decirse que no solamente la democracia
de las limitaciones propias de un trabajo corto. no se instala plenamente en América Latina, si-
Es claro que hacerlo con toda la dimensión re- no que tampoco ha tenido buenos resultados
querida implicaría mucho más que ello. como sistema de gobierno.
Es oportuno aclarar que no nos interesa Otra inferencia puede hacerse respecto
tanto el nivel de participación política a través a los países centroamericanos. Todavía atravie-
del sufragio, es decir la medida del abstencio- san por un periodo de rápidos cambios de opi-
nismo o de la votación, cuyos datos son cada nión acerca de la democracia, y los números
día más precisos y oportunos en casi todos los en general sugieren una escasa satisfacción
países latinoamericanos, pero que no son tan
significativos para una noción amplia de cultu-
ra política como la aquí propuesta. Lo que aquí
10 Solo para hacer una comparación, en estudios si-
se pretende es una aproximación a los valores milares en España esta cifra asciende al 75% (The
subyacentes a esa participación. Por lo tanto Economist, Print Edition, July 28 th 2001, Lon-
opiniones acerca de asuntos relacionados con dres).
TABLA 34

¿DEMÓCRATAS DUDOSOS?
¿EN CUÁL DE LAS SIGUIENTES AFIRMACIONES ESTÁ USTED MÁS DE ACUERDO? %

LA DEMOCRACIA ES PREFERIBLE A CUALQUIER EN CIERTAS CIRCUNSTANCIAS, UN GOBIERNO


OTRA FORMA DE GOBIERNO AUTORITARIO ES PREFERIBLE A UNO DEMOCRATICO

1995 1996 1997 1998 2000 2001 1995 1996 1997 1998 2000 2001

Argentina 76 71 75 73 71 58 11 15 15 16 16 21
Bolivia N.D1 64 66 55 62 54 N.D. 17 16 22 13 17
Brasil 41 50 50 48 39 30 21 24 19 18 24 18
Chile 52 54 61 61 57 45 19 19 16 16 19 19
Colombia N.D. 60 64 65 50 36 N.D. 20 13 17 23 16
Costa Rica N.D. 80 83 64 83 71 N.D. 7 9 21 6 8
Ecuador N.D. 52 41 57 54 46 N.D. 18 23 19 12 23
El Salvador N.D. 56 65 78 63 25 N.D. 12 13 10 10 10
Guatemala N.D. 51 48 54 45 33 N.D. 21 26 29 21 21
Honduras N.D. 42 63 57 64 57 N.D. 14 17 9 15 8
México 49 53 52 51 45 48 15 23 33 28 34 35
Nicaragua N.D. 58 68 72 64 43 N.D. 14 19 9 6 22
Panamá N.D. 75 71 71 62 34 N.D. 10 10 8 18 23
Paraguay 52 59 44 51 48 35 20 26 42 36 39 43
Perú 52 63 63 63 84 62 23 13 16 12 13 12
Uruguay 80 80 85 80 84 79 8 9 7 9 9 10
Venezuela 60 62 64 60 61 57 21 19 17 25 24 20

Fuente: Latinobarometro, http://www.latinobarometro.org


Leticia Heras Gómez
Cultura política y democratización en América Latina 35

sobre esta, tanto como sistema de gobierno, co- América Latina. De todas maneras la mutación de
mo organización socio-económica. toda cultura política es siempre de orden paula-
Finalmente una débil confianza en las tino y no observa cambios espectaculares, pero
instituciones democráticas deja a la vista un mucho ayudará que las nuevas instituciones y
problema mayor: la necesidad de desarrollar reglas democráticas sean consistentes para go-
una cultura de valores democráticos, incluyen- bernantes y gobernados.
do la tolerancia, la confianza, la participación y Una última conclusión. En el ámbito
el disenso, es decir toda la pesada herencia co- teórico se necesitan más investigaciones sobre
lonial. Como dijimos arriba, la democracia no los valores culturales frente a todo cambio so-
solo significa un sistema político competitivo, o cial, en este caso de cara a la implantación du-
un relativo sistema económico justo, sino tam- radera del sistema democrático, ya que los va-
bién tiene un amplio componente de cultura lores culturales constituyen los soportes clave,
política. una vez que factores económicos y políticos
han alcanzado ciertos niveles. Los valores de la
democracia, son esenciales para estimular la
CONCLUSIONES participación política entre los ciudadanos, pa-
ra edificar sociedades plurales y respetuosas de
En resumen América Latina heredó de las minorías, exigentes con los derechos y
España y Portugal los siguientes valores: una conscientes de sus responsabilidades ciudada-
fuerte noción de poder político y económico nas, para sumar confianza en las instituciones
centralizado, parcialmente removido por las y con todo ello legitimar los procedimientos
guerras de independencia del siglo XIX ; un democráticos. Son importantes porque permi-
importante sentido de intolerancia hacia ten que la democracia se implante por largo
otras religiones, hábitos, e ideas (incluyendo tiempo, alcance estabilidad, y con ello evite la-
ideas políticas) estimuladas en buena medida mentables retrocesos autoritarios. El estudio
por la iglesia católica. Asimismo, se heredó comprensivo de la cultura política no es un fac-
un sólido sentido de diferenciación social y tor menor en el proceso de democratización en
racial, que en la esfera política se tradujo en América Latina.
una mayor relevancia de las personas por so-
bre las instituciones.
Si bien las naciones latinoamericanas BIBLIOGRAFÍA
adoptaron una constitución democrática desde
el siglo XIX, es notorio el sentido tan débil del Abramson, P. R. and Inglehart, R. (1995) Value
Estado de derecho que la población posee, y de Change in Global Perspective, The
responsabilidad en las autoridades públicas, así University of Michigan Press, Michigan.
como la tímida participación política en los
asuntos públicos, disminuida en gran medida AiCamp, R. (1996) Politics in Mexico, Oxford
por la estructura vertical de gobierno. Esto úl- University Press, Oxford.
timo produjo una rama del ejecutivo muy po-
derosa y centralizada y al mismo tiempo un frá- Bell, D. (1976) Las contradicciones culturales
gil desarrollo de los derechos civiles y políticos. del capitalismo, Alianza Universidad,
Estos valores están presentes en buena parte de México.
los pueblos y élites latinoamericanas de acuer-
do con recientes sondeos de opinión pública. Bonfil Batalla, G. (2000) “Sobre la ideología del
Varios hechos en la arena de las élites políticas mestizaje”, en Valenzuela Arce, J.
lo demuestran también. (coord.) Decadencia y auge de las identi-
Es posible que la instalación de una confia- dades, Plaza y Valdez, México.
ble democracia política, contribuya a derribar
muchos de los obstáculos señalados y se avance Florescano, E. (1999) “Etnia vs. Nación”, en NE-
en el desarrollo de una democracia substancial en XOS. Nro. 258, junio, México.
36 Leticia Heras Gómez

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Leticia Heras
leticiaheras@hotmail.com
Cultura política y democratización en América Latina 37

APÉNDICE

Los siguientes son solo algunos de los Universidad de Guadalajara, México. Y otro
más recientes títulos que se han editado en mucho más cercano a lo electoral, es el de So-
México y en algunos otros países respecto al ledad Loaeza, (1992), titulado Cultura electo-
tema, si bien algunos no son recientes siguen ral en México. IFE, México. Dos artículos que
siendo fuentes obligadas o clásicas del tema. intentan un enfoque más comprensivo son:
Ilan, Bizberg. (1997) “Legitimidad y cultura Castaños, Fernando (1997) “Observar y enten-
política: una discusión teórica y una revisión der la cultura política: algunos problemas fun-
del caso mexicano”, en Revista Mexicana de damentales y una propuesta de solución”, en
Sociología, UNAM , 1/97, México; Durand P., Revista Mexicana de Sociología, 2/97, UNAM,
Manuel (1997) “Cultura política de masas y el México; y Durand P., Manuel y Smith M. María
cambio del sistema político: el papel de la am- (1997) “La educación y la cultura política en
bigüedad cultural”, en Revista Mexicana de México: una relación agotada”, en Revista Me-
Sociología, UNAM , 1/97, México; Durand P., xicana de Sociología, 2/97, UNAM, México. Fi-
Manuel (1998) “La cultura política de los nalmente un artículo bastante crítico de la
alumnos de la UNAM”, UNAM, México; Peschard, tradición norteamericana sobre cultura políti-
Jacqueline (1997) La cultura política demo- ca es el de Alfredo Echegollen G. (1998) “Cul-
crática, IFE, México: El texto pionero en esta tura e imaginarios políticos en América Lati-
línea es el de Rafael Segovia La politización na” en Metapolítica, nro. 7, México.
del niño mexicano de El Colegio de México, Otros textos son: Inglehart, Ronald.
1975; y su más reciente reflexión al respecto: (1989), Observations on Cultural Change and
“Una cultura política inmóvil” en NEXOS, nro. Posmodernism, Sage Pub. London; Welch,
223, México. Un estudio parecido es el de José Stephen. (1993), The Concept of Political
Antonio Crespo titulado “La participación po- Culture, St. Martin’s Press, New York;
lítico-electoral de los universitarios en Méxi- Diamond, Larry. (1989), Political Culture and
co” (1991) en Movimientos políticos y proce- Democracy in Developing Countries, Lynne
sos electorales en México, publicado por la Riemer Pub. London.

Mayo, 2003

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