“Toda ley supone una autoridad de donde emana, y la causa
eficiente y radical de ésta es, por derecho inherente, esencial al
pueblo e imprescriptible de su soberanía”. “Toda autoridad no constituida con arreglo a la ley es ilegítima, y por tanto, no tiene derecho alguno a gobernar ni se está en la obligación de obedecerla”.