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TRABAJO PRÁCTICO – DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO – 2016

MARÍA JOSÉ MAZZOCATO

MARÍA PAULA VILLALUENGA

RELACIONES INTERNACIONALES

1. LAS REGIONES POLARES. Antártida: características generales. Antecedentes


históricos. Reclamaciones territoriales. Aplicación de la teoría de los sectores. El
sector antártico argentino, chileno, británico.

ZONAS POLARES.- son zonas de gran valor económico por sus grandes reservas de
recursos renovables y no renovables.

Las condiciones climáticas hacen casi imposible el despliegue continuo de funciones


estatales, por lo que es difícil probar el control efectivo.

ANTÁRTIDA.- El interés de los juristas por la Antártida es bastante reciente, lo que se


explica esencialmente por el hecho de que entre los siglos XV y XIX existían vastos
territorios res nullius que atraían la atención de las potencias colonizadoras y que la
doctrina se interesaba entonces, y en consecuencia, en los modos de adquisición de la
soberanía territorial. Sin que hubiera certeza sobre la existencia del continente antártico
hasta comienzos del siglo XIX.

Luego de que los principales continentes fueron conquistados, ciertos Estados,


confrontados a la necesidad de encontrar nuevos recursos naturales, orientaron sus miradas
hacia las zonas glaciales australes y emprendieron numerosas expediciones, con objetivos
no sólo económicos, sino también políticos, científicos y estratégicos. El interés que
manifestaron no se tradujo necesariamente en reivindicaciones de soberanía sobre ese
extenso territorio desconocido, lo que llevaría, en un plano político y jurídico, a tomas de
posiciones contradictorias.

Antecedentes.- La historia del continente es bastante reciente. Los primeros datos sobre su
existencia comienzan inmediatamente después del descubrimiento de América.

Algunos citan la expedición de Américo Vespucio (1501) como la primera de las posibles
aproximaciones a la Antártida, aunque según el E. J. Fitte alcanzó los 52° de latitud sur,
pero es imposible haber encontrado territorios a esa latitud. El capitán Destéfani sostiene
que pudo haber descubierto las Islas Georgias del Sur. Otros autores creen que estas Islas
fueron descubiertas en la expedición de 1520 encabezada por Fernando de Magallanes.

Hacia fines del siglo XVI el británico Francis Drake alcanzó los 57° de latitud sur. La
expedición francesa de Bouvet navegó en 1738 a lo largo de los campos de hielo y por
primera vez divisó un témpano tabular, clásico del antártico.
En 1756 la nave española “León” llevó noticias sobre una tierra descubierta a las 55° de
latitud sur, al sur del Cabo de Hornos. Hay quienes afirman que avistó la Isla San Pedro,
nombre originario de las Georgias del Sur. En 1762 la nave “Aurora”, de la misma
nacionalidad, descubrió las Islas Cormorán a los 55° de latitud sur.

Sucedió a esta etapa de los viajes expresamente destacados para descubrir o destacar la
existencia de lo que se llamaba “terra australis incognita”. En ella se perfila con caracteres
propios de la figura de James Cook quien circundó la Antártida entre 1768 y 1775 pero
nunca llegó.

La etapa “argentina” se inicia en el siglo XIX se trata de una etapa marcada por los
intereses económicos, razón por la cual las primeras expediciones de foqueros argentinos,
con matrícula de Buenos Aires, mantuvieron en secreto los sitios a los que concurrían
habitualmente en busca de sus presas.

En 1817, cuando se encontraron en las Malvinas la tripulación del “Espíritu Santo” y el


“San Juan Nepomuceno” con registro en Malvinas, entonces bajo soberanía de las
Provincias del Rio de la Plata, y la tripulación del “Hersalia”. Esta última, al decir de los
hombre de mar “le siguieron la estela” al primero de ellos y arribó a las Islas Shetland del
Sur cuando ya las tripulaciones de ambos foqueros argentinos cargaban con las últimas
piezas que acababan de cazar.

Este hecho abrió las puertas a la Antártida, de ahí que podamos sostener, que el
descubrimiento del continente helado le correspondió a esos foqueros que no solo la
avistaron, sino que desembarcaron, y fijaron con precisión en las respectivas cartas náuticas
el lugar al que concurrían habitualmente para cumplir con sus actividades.

En 1819 fue enviado por el Zar de Rusia el Barón Fabián Amado de Bellinghausen, quien
descubrió las islas Pedro I y la Tierra de Alejandro I, esta última dentro del sector antártico
argentino. En el mismo año se cree que arribó a la misma región el navegante inglés
William Smith, quien hacía la derrota desde y hacia el puerto de Valparaíso en Chile,
extendiendo cada vez más al Sur su paso por el Pasaje de Drake en un intento de descubrir
el continente en las condiciones que ya lo había intentando James Cook. En 1822 navegó la
zona otro británigo, James Weddell. Algunos autores lo consideran también descubridor de
la Antártida, ya que fijó la ubicación de las Shetland en cartas náuticas, región navegada en
la misma época por Jorge Powel y Nathaniel Brown Palmer. La latitud alcanzada por
Weddell sólo pudo ser reeditada posteriormente por las expediciones de Filchner (1912),
Shackleton (1915) y Ogara (1955).

Por otra parte las actividades de los cazadores de ballenas en las proximidades de las
Shetland del Sur fueron importantísimas para el conocimiento de la región.
Si bien sobre finales del siglo XIX se llevaron a cabo expediciones científicas al continente
helado, fue recién cuando los hombres de ciencia se convencieron de que debían conocer
mejor las tierras polares australes para comprender mejor la formación del Universo, que
comenzó la etapa de investigaciones científicas.

En 1901 una expedición sueca llegó a la zona del mar de Weddell a bordo del “Antartic”.
Luego de dos años en el hielo a causa de la imposibilidad de relevamiento por parte del
buque de la expedición, los científicos fueron rescatados por el Capitán Irízar, al mando de
la Corbeta Uruguay, de matrícula Argentina. Este hecho marca uno de los títulos en
virtud de los cuales nuestro país reclama su sector en la Antártida, ya que implica el
ejercicio de la jurisdicción en una región recibida de España a título de sucesión de
Estados.

En 1911 Ronald Amundsen alcanzó finalmente el Polo Sur, triunfando en la carrera que
había emprendido Robert Scott.

Durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, las potencias europeas estuvieron


ausentes de la región, no así nuestro país, que continuó con el relevamiento de dotaciones
en el observatorio de Orcadas, como así también las operaciones de rescate, siempre con la
inestimable bravura de la Corbeta Uruguay y su Capitán Irízar.

Ante el estallido de la Segunda Guerra Mundial nuevamente las grandes potencias


centraron su atención en el hemisferio norte. Sin embargo, Argentina debió intensificar el
patrullaje de la región ante el intento de los beligerantes de instalar reservas de combustible
en la región.

Durante ese conflicto se creó en nuestro país la Comisión Nacional del Antárito (1940),
hecho al que sucedió la creación de diversas bases antárticas argentinas, comenzando por el
Destacamento Naval Melchior en el archipiélago del mismo nombre (1941). Concluido el
enfrentamiento, se reiniciaron las actividades por parte de los países europeos, creándose
organismos especializados en diferentes países.

Con el establecimiento de bases permanentes por parte de los australianos en 1947 y 1954
en las Islas Heard y Macquarie y en la Tierra de Mc Robertson respectivamente, se inició el
Año Geofísico Internacional, de capital importancia para este continente.

LAS RECLAMACIONES TERRITORIALES.-

El sector reclamado por la República Argentina a partir de 1957 abarca desde los 25° y los
74° de Longitud Oeste, puntos marcados por los extremos del territorio nacional, siempre
con límite norte en el paralelo de 60° de Latitud Sur, coincidiendo así con el límite del
Tratado Antártico.
La República de Chile reclama desde 1940 el sector entre los 53° y los 90° de Longitud
Oeste. En este caso no hay límite norte.

Gran Bretaña estableció su reclamo en las Dependencias de las Islas Malvinas y fijada entre
los meridianos de los 20° y los 80° de Longitud Oeste, en las condiciones establecidas por
las Cartas Patentes de 1908 y 1917 que citamos en relación al tema de Malvinas.

Como puede verse, estas tres reclamaciones se superponen.

TEORÍA DEL SECTOR.- La teoría de los sectores polares fue ideada por el senador
canadiense Pascal Poirier en 1907 para justificar las reclamaciones de los países adyacentes
al polo norte. Fue luego extrapolada al polo sur con diversas variantes, debido a la mayor
discontinuidad geográfica.

La teoría es una variante del principio de contigüidad geográfica, señalando que las
regiones polares no son más que prolongaciones de los países que rodean al polo, y por lo
tanto deben estar bajo la soberanía de esos países, de acuerdo a las reglas de la
accesión.

- El caso de Reino Unido.- en 1908 inició las reclamaciones antárticas proclamando sus
derechos territoriales sobre los territorios que constituían las dependencias de las Islas
Malvinas. Sin embargo, los límites establecidos no se correspondían con la prolongación de
esas disputadas posesiones británicas, extendiéndose más hacia el oeste abarcando toda la
península Antártica. En 1917 el reclamo fue modificado, aplicando la Teoría de los
Sectores Polares a la Antártida, limitándose a las áreas al sur del paralelo 60°S y entre los
meridianos 20° y 50° de longitud oeste.
- Francia.- la Tierra Adelia fue reclamada en 1924, negociando con Australia logró fijar su
jurisdicción en 1938, en el sector limitado por los meridianos 136° 11´E y 142° 02´E.
- Noruega.- Rechazando la Teoría de los Sectores Polares en el Ártico, Noruega fijó sus
límites en 1939 entre los sectores reclamados por el Reino Unido y por Australia, sin fijar
extensión de ambos meridianos.
- Chile.- en 1940 proclamó su soberanía sobre parte de la Antártida, entre los meridianos 53°
longitud Oeste de Greenwich y 90° longitud Oeste de Greenwich.
- Argentina.- en 1904 adquirió la estación meteorológica en la Isla Laurie, manteniendo la
ocupación permanente hasta el día de hoy. En 1942 declaró sus derechos antárticos entre
los meridianos 25° y 68° 24´ adhiriendo a la Teoría de los Sectores Polares. En 1957
establecieron el límite norte definitivo en el paralelo 60° de latitud sur.
- Estados Unidos y la URSS.- EEUU no reconoce la Teoría de los Sectores Polares en el
ártico y tampoco en el antártico, sin embargo, la posición de Rusia (que sucedió en
derechos a la URSS) es diferente respecto de la teoría, que sí reconoce en el ártico, pero no
acepta su aplicación en la Antártida. Ninguno de los dos países hizo reclamaciones
antárticas, pero al firmar el Tratado Antártico hicieron reserva de sus derechos a realizarlas.
2. Sistema del Tratado Antártico. La influencia del contexto internacional. Evolución. El
tema en Naciones unidas. Influencia en las organizaciones no gubernamentales.
Tratado antártico. Partes. Tipos de miembros. Ámbito geográfico de aplicación. El
paraguas de soberanía del artículo IV. Utilización pacífica del continente antártico.
Libertad de investigación y cooperación científica internacional. Reuniones
consultivas. Procedimiento para la modificación del Tratado. Plazo de Vigencia.
Protocolo al Tratado Antártico sobre protección del Medio Ambiente.

La situación jurídica de la Antártida es única. Siete estados reclaman soberanía sobre


algunas de sus partes (Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelandia y el
Reino Unido). Las reclamaciones son por sectores, que constan de áreas delimitadas por
líneas de longitud que convergen en el Polo Sur.

SISTEMA DEL TRATADO ANTÁRTICO.- En 1957/58 se declaró el Año Geofísico


Internacional, durante el cual hubo 12 países involucrados en las actividades científicas y
que llevó a que se firmara el TRATADO ANTÁRTICO, que entró en vigor en 1961. El
tratado establece los siguientes principios, que guiarán la actividad de los Estados partes:

- Uso exclusivo para fines pacíficos. Ello no implica que el personal militar sólo
puede llevar adelante actividades para fines pacíficos.
- Libertad de investigación científica y cooperación internacional, lo que incluye:
o Intercambio de información
o Intercambio de personal científico
o Intercambio de observaciones y resultados científicos

El ámbito de aplicación territorial es el área que se encuentra al sur de los 60° de latitud sur,
en esta zona se establece el congelamiento de los reclamos de soberanía. Ninguna
disposición del tratado se interpretará:

- Como renuncia a derechos de soberanía;


- Como renuncia de cualquier fundamento de reclamo de soberanía territorial;
- Como perjudicial a cualquiera de las Partes contratantes como perjudicial de un
reclamo de soberanía territorial en la Antártida.

El Tratado prohíbe las explosiones nucleares y la eliminación de desechos radioactivos,


procura la protección y la conservación de los recursos vivos y está abierto a que los
Estados adherentes se transformen en partes consultivas.

Dado que no contiene normas relativas a su terminación, podría afirmarse que se ha creado
un régimen permanente, que debido a la inclusión de todas las partes interesadas, parece
haber establecido un régimen internacional vinculante sobre todos.
Establece también un sistema de reuniones consultivas, de las que participan con voz y
voto los Estados que son partes consultivas del Tratado, que son aquellas que demuestren
un interés en la Antártida, mediante la realización de investigaciones científicas
importantes, como el establecimiento de una base o el envío de una expedición científica.

En cuanto a la solución de controversias que pudieran plantearse en la interpretación o en la


aplicación del Tratado, las Partes se han obligado a resolverlas por cualquier medio pacífico
a su elección, incluyendo la Corte Internacional de Justicia siempre que se cuente con el
asentimiento de todas las Partes, es decir, en cumplimiento de lo establecido por la Carta de
las Naciones Unidas y por el Estatuto del alto tribunal.

TRATADO ANTÁRTICO SOBRE PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE


(1991).-

- Las actividades en el área del Tratado Antártico serán planificadas y realizadas de


tal manera que se eviten:
o Efectos perjudiciales sobre las características climáticas y meteorológicas;
o Efectos perjudiciales significativos en la calidad del agua y del aire;
o Cambios significativos en el medio ambiente atmosférico, terrestre
(incluyendo acuático), glacial y marino; etc.
- Las actividades deberán modificarse, suspenderse o cancelarse si provocan o
amenazan con provocar repercusiones en el medio ambiente antártico.

Uno de los más recientes desafíos surgidos para el Sistema del Tratado Antártico ha sido la
llegada masiva de turistas a la región. Por ello, se han adoptado una serie de normas con el
objetivo de preservar la seguridad de la vida humana en el mar y la protección del medio
marino respecto de derrames de combustible.

TRATADO ANTÁRTICO. PARTES.- Los signatarios originales del Tratado Antártico


son los 12 países que participaron activamente en el Año Geofísico Internacional de
1957/58 y que aceptaron la invitación de EEUU para concurrir a una conferencia
diplomática en la que se negoció el Tratado, en 1959.

Desde 1959 otros 41 países adhirieron al Tratado. De acuerdo con el artículo IX-2, ellos
también tienen derecho a nombrar representantes para participar en las reuniones, mientras
demuestren su interés en la Antártida mediante la realización en ella de investigaciones
científicas importantes. 17 de las Partes adherentes han desarrollado actividades en la
Antártida de acuerdo con esta posición, y, consecuentemente, existen en la actualidad 29
PARTES CONSULTIVAS en total. Las 24 partes NO CONSULTIVAS son invitadas a
asistir a las reuniones pero no participan en la toma de decisiones.

EL TEMA EN NACIONES UNIDAS.- El tratado deja abierta la puerta a cualquier


miembro de la Organización de las Naciones Unidas. En el Art. 10 se establece el
“compromiso de los firmantes de hacer los esfuerzos apropiados, compatible con la Carta
de las Naciones Unidas, para que nadie lleve a cabo en la Antártida ninguna actividad
contraria a los propósitos y principios del tratado.”

En 1948 EEUU propuso que la Antártida quedara bajo tutela de las Naciones Unidas a
manera de un fideicomiso administrado por Argentina, Australia, Chile, Frnacia, EEUU,
Reino Unido y Nueva Zelanda, pero la idea fue rechazada. Luego propuso alguna forma de
internacionalización de la Antártida, lo cual también fue rechazado. En 1956 y 1958 la
India intentó llevar la cuestión antártica a la Asamblea General de la ONU sin ningún éxito.

EL PARAGUAS DE SOBERANÍA DEL ARTÍCULO IV.- “Ninguna disposición del


tratado se interpretará como renuncia o menoscabo o como perjudicial a los derechos de
soberanía territorial o a las reclamaciones territoriales en la Antártida, previamente
declaradas. Ninguna actividad que se realice mientras esté en vigencia el tratado servirá
para hacer valer, crear, apoyar o negar un fundamento de reclamación de soberanía
territorial. Se prohíbe la ampliación o creación de nuevas reclamaciones de soberanía
territorial en la Antártida mientras dure el tratado.”

3. RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS ESPACIOS MARÍTIMOS. Origen histórico del


derecho del mar. El proceso codificador. Convención de 1982. Aguas interiores. Mar
territorial. Concepto. Régimen jurídico. Zona contigua. Plataforma continental.
Delimitación. Zona económica exclusiva. Régimen jurídico. Estados sin litoral. Alta
mar. Definición. Principios y libertades. Zona internacional de los fondos marinos y
oceánicos

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL DERECHO DEL MAR.- el derecho del mar


comienza a desarrollarse a partir de los descubrimientos portugueses y el intenso comercio
con las Indias a través de las rutas que bordeaban el continente africano. En 1609 Grocio
realizó un dictamen jurídico, cuya tesis consistió en la libertad de los mares basada en el
comercio, con fundamento en que el mismo era un res communis ómnium, una vía de
comunicación no susceptible de apropiación.

Como consecuencia de la revolución industrial, la expansión comercial de los Estados


reafirmó, durante el siglo XVIII, la tesis del mar libre, aunque otorgando competencias en
materia de seguridad a los Estados ribeños mediante la ocupación efectiva desde la costa,
dando lugar así a dos grandes áreas claramente distinguidas: el mar territorial y el alta mar,
espacio de libre navegación. Aquí surge el debate sobre la anchura del mar territorial,
pasando desde el alcance de una bola de cañón disparada en la costa hasta la consolidación
convencional en la distancia de tres millas, debido al desarrollo de la balística y otros
armamentos defensivos.
En 1930, la Asamblea de la Sociedad de Naciones convocó la Conferencia de La Haya con
el objeto de codificar el mar territorial. Esta Conferencia fracasó ante las divergencias que
presentaban los Estados. En 1945, el entonces presidente de EEUU, Truman, reivindicó la
plataforma continental y los derechos exclusivos de pesca en la costa de este Estado,
alegando que la protección de los recursos requería de control nacional.

La ONU elaboró en 1956 la I Conferencia de Ginebra sobre el Derecho del Mar en 1958,
llamada a regular mediante cuatro convenciones el mar territorial, el alta mar y, por primera
vez, la plataforma continental, la zona contigua, la pesca y la conservación de los recursos
vivos del mar. En 1960 se convocó a la II Conferencia con el objeto de establecer un mar
territorial de seis millas, junto a otras seis millas adicionales optativas de derecho exclusivo
de pesca, que fracasó por no alcanzar la mayoría requerida para el acuerdo.

Con el movimiento descolonizador aparecieron los Estados de reciente independencia que,


junto con los países latinoamericanos que adoptaban estos actos unilaterales para la
extensión de sus soberanías y competencias, plantearon la necesidad de una nueva
Conferencia, convocada en 1970, que comenzó a sesionar en 1973 (Caracas) y culminó en
1982, con el consenso como medio de negociación.

La III Conferencia dio lugar a una verdadera “Constitución para los Océanos”, entre los que
podemos mencionar la pesca, la delimitación de áreas marítimas, la protección y
preservación de medio marino, la investigación científica, los regímenes del mar territorial,
la Zona Económica Exclusiva (ZEE) y la Alta Mar, los fondos marinos y oceánicos, la
navegación por los estrechos internacionales, etc.

La Convención es considerada como un hito en la historia del derecho internacional,


destacándose su Parte XV, referida a los mecanismos de solución obligatoria de
controversias, que crea y dispone el modo de acceder al Tribunal Internacional del Derecho
del Mar.

LOS ESPACIOS MARÍTIMOS. DELIMITACIÓN Y REGULACIÓN.- son


delimitados por los Estados ribereños mediante operaciones que determinan tanto sus
puntos interiores como exteriores. La delimitación es, en principio, unilateral u permite la
utilización de dos tipos de mediciones: la línea normal o de bajamar y la línea recta o de
base, creado para solucionar el inconveniente que presenta la delimitación de costas
irregulares, procediendo a unificar los puntos salientes de modo recto, proyectándose del
mismo modo hacia los espacios marítimos en el exterior. Para los Estados con costas
adyacentes o situadas frente a frente, se sigue el criterio de la línea media o equidistante,
excepto en los casos de circunstancias especiales que hagan necesario delimitar el mar
territorial de otro modo. Finalmente, para que una delimitación sea oponible a otros
Estados, es necesaria su publicación mediante cartas y listas de coordenadas geográficas
depositando un ejemplar en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
AGUAS INTERIORES.- En el curso de una delimitación, las líneas de base recta crean
una ficción que incorpora espacios marítimos hacia el interior del Estado ribereño,
generando las denominadas aguas interiores y configurando un espacio sometido a su
soberanía, en las que existe un derecho de paso inocente si históricamente estas aguas no
eran consideradas como tales.

La Convención permite el establecimiento de aguas interiores en los supuestos de costas


que presenten profundas aberturas y escotaduras o en los que se encuentra una franja de
islas situadas a una proximidad inmediata del Estado ribereño.

Con respecto a las islas, en materia de delimitación, la Convención distingue entre islas y
rocas. Las primeras son comparables al territorio continental al atribuirles mar territorial,
zona contigua, ZEE y plataforma continental. Las rocas, por su parte, al no ser aptas para la
habitación humana o poseer vida económica propia, sólo pueden tener mar territorial y zona
contigua.

MAR TERRITORIAL Y ZONA CONTIGUA.-

- Mar Territorial.- se lo puede definir como la franja de mar adyacente a las costas
de un Estado, cuya anchura no exceda las 12 millas. En este espacio el Estado
ribereño posee plena soberanía, así como su lecho, subsuelo y el espacio aéreo
correspondiente.
Estas disposiciones fueron establecidas para conciliar equilibradamente los intereses
del comercio internacional, para evitar las controversias que puedan surgir entre la
navegación internacional y el interés del Estado de adoptar medidas de seguridad,
como ocurre con el derecho de paso inocente de buques mercantes.
Por PASO INOCENTE se entiende una navegación rápida, ininterrumpida y
pacífica que no resulte perjudicial para la paz, el buen orden o la seguridad del
Estado ribereño, pudiendo ser regulada o suspendida por el mismo.
Con respecto al derecho de paso de los buques de guerra, se acordó que éstos
poseerían derecho de paso, pero que los Estados ribereños podrían tomar las
medidas de seguridad que estimen necesarias.
El Estado ribereño puede, sin limitación alguna, reglamentar y reservar para
sus nacionales el aprovechamiento de los recursos vivos y no vivos, así como
prohibir y/o regular el sobrevuelo de las aeronaves de terceros Estados.
- La zona contigua.- es un área adyacente al mar territorial, en el cual el Estado
ribereño puede ejercer el control necesario para evitar las infracciones a las normas
de policía en materia aduanera, migratoria, sanitaria y fiscal mediante la inspección,
verificación y advertencias a fin de prevenir eventuales infracciones en las áreas
territoriales.
Posee una anchura máxima de 24 millas marinas contadas desde la línea de base,
sobre la cual el Estado costero posee, además de la jurisdicción referida, derechos
de soberanía, por encontrarse la misma dentro de la ZEE.
En esta zona, el Estado ribereño realiza una función de policía al poseer jurisdicción
ante la necesidad de prevenir ilícitos en su mar territorial y, asimismo, por razones
de seguridad del mismo.

ZONA ECONÓMICA EXCLUSIVA.- es definida en la Convención como “un área más


allá del mar territorial y adyacente a éste”, cuya anchura máxima no puede superar las 200
millas marinas, sobre la que el Estado ribereño posee:

a) Derechos de soberanía para los fines de explotación, exploración, conservación y


administración de los recursos naturales, vivos y no vivos;
b) Jurisdicción respecto al establecimiento y uso de islas artificiales, así como
instalaciones, estructuras, la realización de investigación científica marítima y la
protección del medio marino;
c) Otros derechos y deberes previstos expresamente.

Debe distinguirse a la ZEE del Mar Territorial, ya que los derechos del Estado ribereño
sobre la primera no son iguales a los que posee sobre esta última, toda vez que los derechos
del Estado ribereño en la ZEE no tienen origen en el ejercicio de la soberanía territorial y
que posee una serie de limitaciones que no existen en el mar territorial.

Entre las cuestiones atinentes a la actividad pesquera, los Estados extranjeros deben
observar las medidas de conservación establecidas por el Estado ribereño.

Los terceros Estados tienen, además de los recursos de pesca excedentes, todos los
derechos inherentes a las libertades de navegación y sobrevuelo, así como para el tendido
de cables y tuberías submarinas.

PLATAFORMA CONTINENTAL.- La plataforma continental de un Estado ribereño


comprende el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su
mar territorial y a todo lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta borde
exterior del margen continental, o bien hasta una distancia de 200 millas marinas contadas
desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial, en los
casos en que el borde exterior del margen continental no llegue a esa distancia.

El lecho y el subsuelo ubicado más allá de la plataforma continental no pertenecen a ningún


Estado y es PATRIMONIO COMÚN DE LA HUMANIDAD. Su principal riqueza es la
presencia de los denominados nódulos polimetálicos.

Para que el límite sea definitivo debe ser aprobado por la Comisión de Límites de la
Plataforma Continental.
Para los Estados ribereños que no disponen de plataforma continental, o las mismas sean
reducidas, se les reconoce el ejercicio de los mismos derechos hasta una distancia de 200
millas sin importar la profundidad ni la constitución de la plataforma misma.

En su plataforma continental el Estado ribereño posee derechos de soberanía sobre los


recursos vivos y no vivos, minerales u otros recursos.

Con relación a la exploración y explotación de recursos en este espacio, el Estado ribereño


puede instalar islas artificiales e instalaciones y estructuras destinadas a estos fines.

ALTA MAR.- es el espacio marino que comprende todas las partes del mar no incluidas en
la ZEE, el mar territorial, las aguas interiores de un Estado, y las aguas archipelágicas de un
Estado archipelágico. Comienza donde finaliza la ZEE, estableciendo un ámbito en el que
ningún Estado puede ejercer soberanía y, en consecuencia, abierto a todos los Estados, ya
sean ribereños o sin litoral, rigiendo las siguientes libertades del mar: navegación, pesca,
sobrevuelo, investigación científica, construcción de islas artificiales, tendido de cables y
tuberías submarinas, etc.

La libertad de navegación beneficia a todos los Estados.

La jurisdicción en el alta mar corresponde, en principio, al Estado del pabellón del buque.

Los buques de guerra, al igual que los buques públicos utilizados por un Estado con fines
no comerciales, gozan de inmunidad de jurisdicción respecto de cualquier Estado que no
sea el de su pabellón.

Con relación a la pesca, la Convención dispone el derecho de todos los Estados a que sus
nacionales realicen actividades pesqueras, al tiempo que los obliga a adoptar las medidas
necesarias para la conservación de los recursos, para lo cual la Convención prevé la
cooperación, incluso mediante el establecimiento de organizaciones subregionales o
regionales de pesca.

En materia de asistencia, todo capitán de un buque se encuentra obligado a auxiliar, con la


mayor velocidad posible, a personas en caso de abordaje situación de peligro, en la medida
que no peligre su propio buque, tripulación o pasajeros.

ZONA INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS.- comprende los fondos


marinos y oceánicos más allá de la plataforma continental de los Estados ribereños. La zona
comprende los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo, sobre los que ningún Estado
puede reivindicar o ejercer soberanía, incluyendo derecho soberano alguno sobre sus
recursos minerales. Asimismo, ningún Estado o persona física o jurídica puede apropiarse
de parte alguna de la Zona, espacio declarado PATRIMONIO COMÚN DE LA
HUMANIDAD. En consecuencia, las actividades en la Zona deben realizarse en beneficio
de la humanidad.
ESTRECHOS INTERNACIONALES.- un estrecho es un curso de agua navegable que
une dos zonas de mar y su régimen no se encuentra exento de dificultades por razones
políticas y geográficas que, asociadas a la libertad de navegación y comunicación, pueden
presentar aristas complejas cuando el estrecho divide las costas de dos Estados.

ESTADOS SIN LITORAL O EN SITUACIÓN GEOGRÁFICA DESVENTAJOSA.-


Los Estados sin litoral son aquellos que no poseen litoral marítimo y que por ello no sólo
carecen de salida al mar, sino que tampoco poseen una ZEE propia.

Los Estados en situación geográfica desventajosa son aquellos que, a pesar de ser ribereños,
se encuentran en situación geográfica desventajosa, ya sea por la configuración de su costa
o la conformación de sus espacios marítimos, entre otros, se hallan imposibilitados de
reivindicar una ZEE o sólo obtienen un fragmento incompatible con las necesidades
alimenticias y económicas de sus habitantes.

A estos Estados debe reconocérseles su derecho al mar y desde el mar, así como la libertad
de tránsito requerida para su acceso y disponiendo el trato igualitario de los buques que
enarboles el pabellón de éstos, como aspectos más destacados.

4. ESPACIO ULTRATERRESTRE. Instrumentos internacionales. Concepto y


delimitación. Principios contenidos en el tratado sobre el espacio ultraterrestre de
1967. La luna y los cuerpos celestes. Las personas y los objetos en el espacio
ultraterrestre. Cooperación internacional y aplicaciones de la tecnología espacial.
Responsabilidad internacional por actividades realizadas en el espacio ultraterrestre
incluidos la luna y otros cuerpos celestes.

La construcción del derecho del espacio ultraterrestre se fundamenta sobre dos grandes
principios: el de libertad de exploración y utilización del espacio y el de no apropiación de
ese espacio por ninguna entidad estatal o no estatal, persona física o jurídica.

El principio de libertad de exploración y utilización del espacio ultraterrestre tiene una


doble perspectiva, la cual se deriva de la propia naturaleza del espacio, dado que, al ser un
ámbito relativamente ignoto, precisa de una previa exploración, con el fin de que
posteriormente puedan llevarse a cabo actividades vinculadas con su utilización.

A partir de la llamada “conquista del espacio”, el espacio ultraterrestre comienza a


despertar el interés del público en general y consecuentemente se observa la posibilidad de
obtener beneficios de estas exploraciones. Surge así la idea de que la utilización del espacio
puede rendir importantes beneficios en el marco de las telecomunicaciones y de la
observación de la Tierra con resultados más inmediatos, todo ello, teniendo en cuenta que a
través de concepto de utilización se ponen en juego importantes intereses de carácter
económico y la posibilidad de realizar la comercialización del espacio ultraterrestre.
La Comisión para el uso pacífico del espacio ultraterrestre ha promovido el desarrollo
progresivo del régimen legal que regula las actividades del Espacio.

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