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Karl Marx, la critica y las armas Gabriel Albiac 1, La obea de una vida EI 16 de agusto de 1867, a las dos deta madrugada, tas diez. aiios de traba Jos, iniciados con lu redaccién de ta Contribuctin a La Critica de la Economta politua, podia. al fin, Marx escribir a Engels que la coreeccién del pliego 49 y th time del libro primero del Capital habia sido liquidada, « Bite romo eta, por tanto, listo. ¥ eto ha sedo postble gravias ¢ 1 Sim lo que ti te sacrifivaste por mt, jamds bu- bier pouido realrear los tmmenios trabajos para los tres vclimenes. Te abraro leno de ayradecimuents, Salud, amigo fo, mi caro antigo!» Se cierta, de este modo, un periodo crucial de la vida tebrica de Marx. Y, con es la historia misma de la «ci cia» econdinica la que, de pronto, va a enfren- tarse al radical resquebrayamiento de un discurso, en cuya critica tal historia apa rece ceftando su altima pagina encee el eredable faneire de la lucha de clases." Hay algo de sobrecogedar en el empeio con que Marx ha dedicado «es me- ores aits e [sul videw a este crabayo teemendo, en las casi intolerables condicio- nes ccunimicas y de crabajo que acabuton definitivarnente de quebrantar su salud ¥ atormentar su vida famiiar Mex es el autor de ana sola obra —por lo demas, Jnucabada—, a euya preparacién y modelado meticuloso se pliega el resto des Jproduccion ltcraria, como a ellos se pliega, yen buena parte sacrifiea, su biog LBL Capua, «Postlacio a Ia segunda edicon alemana» a7 38 LOS FILOSOFOS ¥ SUS FLOSO#AS fia toda: la inteleenal como la politica, i familiar como la mundana. Marx noha vivide mas que paca una cosa. escribir esa obra desmesurada que ¢s El Capual Grandeza no exenta de un cierto horror, que sélo los espiritus verduderamente igtandes pueden acometer y soportar hasta ct fin, Siempre me parecré le habia escrito Engels en abril de 1867, cuando ya et ‘manuscrito del libro I se hallaba en manos de! edtur Otto Messner que ee mal- ive Libro que bas tentdo sobre ¢ tantos aos era e principal calpable de tus desdichas, y gue jams 10 sentir libne meiencras ne fe lo guitases de encema. Esa (ota eternamenie macabable te agobiaka fica, expetual y financteramente, y me explico muy bien que thera, deputs de sacudine esa pesadilla, t stentas otro, sobre todo porque el mundo, como veras on cuanto vueleas a internarte endl, no presenta ya un aypecto tan trite como nies, La Comuna, como quericndy hacer eco a las palabras del persador de Manchester, no rdurd en arrastrar, con su entusiasmo y su tagedia, al gran tedrico de la invurreccién obrera, pero, por el momenta, en 1867, el mundo pa- rece haber quedado muy lejos para un Mars, fisicamente agotado, que suena, a ss apenas cineuenta aiies, con sélo un afo de descanso para rehace su vida y cal ‘minar los tomos peodientes de su obea. «Espero y reo firmemente —tesponde a En- el, en carta del 7 de mayo~ gue de agut a an ato volverélevantar cabera, com Lidar conctemubamente mi ssuacton econdmica y volvtendo, por fin, a bacerme inde- endvente. Sin 1, jamas hubiera padida Hevar a términa mi obra, y te aseguro gue stem- (pre me pesaba sobre la conctencsa camo una pesadilla el ver que tentas que disipar en el comers y dear anqualosarse por mi causa, principalmente, tus magnificas energtas, sbligads encima a compartir como pripias todas mts pegucias calamidadess Mare no Heg6 nunca a wlevantar cabeza y la apesadillas (en forma de esos descomunales borradores para la redaccion de los tres restanteslibeos del Capita, con los que habran de bregat los editores pastunos, Engels primero y después Kautsky) nv lo abandonacs ya, durante los 16 aios que lo separan de cse 14 de marzo de 1883, en que, wa las tres menos cwarto de La tarde, el mayor de las pensado res vivos dejé de pensar? La apesadillan que acabara prematuramente con la vida de Marx habia eo menzada su fase decisiva en el aio 1850 en Londres, a ly vista, por parte del jo- ven revalucionario renano, sucesivantence expulsado de Bélyica y de Francia, de ‘la prodigiosa documentacton sobre lu historia de La economéa politica amontonada en el Bebb Musam® La idea del Capital no le abandonati. ya jamis, Trahajando de dia en la sala de lectuea del Brith Museum y escebiende. por las naches, Kacl 2. Discurso ante ba tombs de Karl Marx. 3. Marx Ko: Prologa a ta Coneribucaam la erties de La economia politica KARL MARK 39 Mara, que tiene simulaneamente que ssumir sus responsabilidades politico onga izativas como dirigente de la Avaciacién Internacional dle Trabajadoret, se cace- rrard, cada vez mis tozuclamente, en la elaboraci6n de su obra, eCuande no va & bacerle una visita —escribird Pieper a Engels en 1851— se ve aiogsdo na con salu- dos smo Com categortas econsimicacs En 1859, la Conribacton a la Critica de la Economda politics consituits un primer intento de saldo de cuentas. Fallido, Marx lo sabe bien, de ahi que nunca publique el promctide libro segundo, y que. por el contrario, reemiprenda en la seccidn primera del libro I del Capital, en 1867. la reclaboracién, muy modifi cada, de lay fundamentales tesis de aquélla El trabajo se ve frecuentemente interrumpido por largos periodos de inactivi dad, impaestos por la propia situscién de miseria material en la que se halla su ido. « No creo ~eserbe a Engels el 21 deenero de 1859— que nadie haya escrito Jamas sobre el dinero careciendo de di asta ete punto, La mayor parte de los astores (que bam tratado de e x ballaban en las mejores rlaciomes com e! remsa de sus sevestiga~ ones». La sitwacién no cambiars en nada fundamental en los sos subsiguientes. De 1870 es la anéedota que nos transcribe Lopatin, segin el cual Marx le habria ‘comentado, dolido, en alguna ocasiin: « Sabe usted cuénto capital be obtenido del Capital? ,Ochenea y coco marios! = Li enfermedad agueja especialmente & Marx en los dltinios aos de gestacivn del ibto 1, cuando ya cree estar & punto de acabur su tacca. «He estado enferme durante tedo 4 so siliemo —escribe a Klings el 4 de ocrubre de 1864—.. De no ser por ese, mi libro El Capital ya hubris salido, Ahora espero teronmart, al fi, en ‘nos cuanios mesesy asetar,en d plana tries, a la burguesia un golpe del que munca st npondrds. Pevo quien no parece reponerse es el propio Marx. De hecho, los «por co meses» Se alargaran aun casi tes aos, en condiciones que Hegaran a hacer te mer seriamente a Marx Ja imposibilidad de dejar su obra acabada. Hablando de Joy ltimos meses de redaccién, al inicio de 1867 escribira asi a Mayer «Durante ese pertedo yo tenia ya ux pie en a sepulere. Por conszguiente be senido que ‘aprovechar cada instante en que podia trabajar para terminar mi obra, a La que be sa srificado salud, fiicidad y famalia. Espero que no sed mecesario aitadir nada a ete cexploaacion, Me rio de las personas que se Haman a sf mismas ‘prdutcas’ y de su pru- adencia. St no deseara vietr como una bestia fodrta volver la espalda a os torments de 4a bummanidad y no preocaparse muds que de su propea piel, Pere yo me hbria consede rade como realmeste wo-prictivo si bubiera muerto sin haber terminado mi libro, al menos el manasritow Peco. por fin, en la primavera de 1867, el libro I de El Capital: Critica de la comomia politica cots listo para su publicscids. Marx da por bien empleado d tiempo consageado, «Es certamente ef mas temible mussile que sams se baya lantads 40 LOS FLOSOFOS Y SUS FLOSOFIAS hata abora a la cabera dele bargueves —escribe en exte mes de abril s Becker, ex hultante de una satisfaccién no disimulada Pero no se lanzan tales amisiless en vano. 2. Del liberalismo radical al comunismo Karl Mare ha nacido cn la ciudad de Treveris, el § de mayode 1818, Como tun joven hijo de la burguesta liberal renana hays podido ir desplazandose, politica cintelectualmente, desde si posicion de clase de origen hasta legar a convertirse en el dirigente y te6rico de la mis abominada organizacion revoluconaria de su siglo, es algo que apenas si nos resultaria intelighble, de dejar de lado ese laberinto particularmente intrincado que es el de las luchas de cases en Europa a lo largo del siglo XIX. Un medio liberal, como el que se respira en la casa del abogado Hirzel Marx —a quien sus amigos describen como un eauréntico francés del XVIII que conace de memaria a Voltaire y profess, como Newton, Lacke y Leibnia una vaga creencia en un Dios leanou, ha faciltade al joven Kael, desile muy pronto, el contacto con las ideas progresistas e ilusteadas. Mucho antes de su confirmacién idcologica berlinesa, los dustradey francescs han formado parte sts tuncial del entorno intelectual marxiano. El propio gimoasio de Treveris —que di ge un decidido seguidor de las texts roussonianas, Wyttenbach— parece haberle proporcionad, entre 1830 y 1835 una ensefianza bastante liberal para lo que es La media del pensamicnto alemin de la época. Todo to cual, desde luego, silo re sulta comprensible en la medida en que no perdamos de vista que Treveris ha sido urante veinte afios una ciudad francesa y que en ella ye han dejado sentir, con particular fuerza, los ecos te la gran Revolucion, que en toda Renania ha abotido, desde finales del siglo XVIII, las cargas feudales y ha asencado las bases de tins industrializacién, nucleada en torno al carbin y la siderurgia, y a partir de la eval se desarrollar{ una estructura ecoumica y social muy diferenciada respecto del resto del mundo alemin de la primera mitad del XIX. Tras un primer afo de estudios en la Universidad de Bonn, marcado mas por Ja bohemia que por el trabajo intelectual, su traslado a la Universidad de Berlin proporcionard a Mara —janto a ecarceos poéticos de nulo interés iterario~ una formacivn académica tan ambiciosa como dispersa, de la que nos da cumplida cuenta la carta a su padre del 10 de noviembre de 1837. Por otto lado, sus con: ‘actos con los jovenes hegelianos del Dokrerklub marcan el inicio de sus preacupa ciones mis estrictas por la critica del idealismo hegeliano, A sus 23 afios, el joven Karl Marx comienza a gurar ya, en lon medios que frecuenta, de un cieno prests gio que es Giell rasteear en be encusiasmada deseripadn de su amigo Hess KARL MARX a1 he tats de wna persomatutad que, pes de que me muera om of mismv vampo, bt Producds em mi wna enorme impresion. Em roumdatcwents: puedes preparare a co- rover al maximo, asso af tinico aaténsico filéxofo actualmente on vida, que muy Proms, en cwants se presente publicamente (en esertor y desde la ctedra), asrat las mirada de Alemania. Tanto desde el punto de ota de iu endencia come de w ca sara mileawal flosfica, no slo 04 ms alld de Straus, sino tambutn de Keucr- bach... El doctor Marx —ait« llama mi dele es un bombee todavia joven imndrd st la sumo 24 ates), que systard el golpe moral a is rligiony a la politica medivos- es. Combina la mi Profunda seredad filasfica con ol chaste mais mordar, bm sinate Rowsean, Voltaire, Helbach, Lesing, Heme y Hegel combimades en ana ila ‘Prrsons; digo combinades, no amontonados Y eionces tiene al duior Marxe,* EL 30 de mareo de aquel ato de 1841, Marx habia obtenido de la Universi: dad de Berlin su certificado de fin de estudios. El 1 de abril presenta en Jena su ois doctoral, Diferencia de la filosfia de la naturalexa en Democrito y en Eptcuro Por esta epoca parece haber acaticiado, junco a Bauer y el mismo Feuerbach, un proyecto de revista atcoligicofilositicaw que no tlegard a cuajar, y yue, en téermi- nos muy araies, rom dosti G. Jang en carta a Ruge del 18 de octubre de ‘Bl doctor Mars, el docter Bauer y Feuerbach we asctan para fandar ona ruta eobgso-fesfic. Que sade los angeles reaman en frmo au etyo Dios y que éte se conceds mu propua gracias, pau es vidente gue tos tes le arvejarn de su vile y por sshaddura etablarae un prove contra . Marx, por le menos, califica dla relia eristrans como wna de las mds inmorales. Por otra pare, y « pear de serum dewspe- rade revobactomarso, es wus de las menter mds eularwida gue convrcos® En cualquice caso, las prevcupaciones del joven Doctor son atin fundamental: mente académicas y su furan profeoral parece bastante claro para wo el mundo. Sin embargo, estas ambiciones de obtener facilmente una citedta de filor sofia que Marx ha gestionado, particularmente, en ta Universidad de Bonn— van a verse subitamente frustradas por el ascenso de Federice-Gullermo [V, cuya politica represiva, culminada con li revocacién de Bruno Buuct, no deja lugar a ainda sobre a farto académco adminintraivo de bos hombres de Wi winguietdan egeliana Es esa constriccién exterior la que, al coctar a Marx camino de su proyecto académico originario, viene a lanzatlo a una actividad, la periodistica, 4. Chi, Enensberger, Ho M.. Comerusciones con Marx y Engels, Barcelona, Anageuma, 1974, vp. 1S. ai = 5 thd, 'p 16 42° 105 FILOSOFOS ¥ SUS FLOSOFIAS que no parece haber formado, en un pancipio, part csencial de sus proves pero que va, 2 parur de ahora, 4 convertiree en a nica actividad profesional» rei ids, Ba. 1842, Hess logra desplazar a E, List de la direcci6n de la Rheris- “he Zeiung y pasa a hacerse cargo de ela, en compafia de sus amigos del Dokior- iub Karl Marx y Rutenberg. E) periodico habia sido concebido come ec Srgune de eapresion liberal del que habia descado dotarse un importante grupo de indus teuales y comerciantes represenativas de la oposicién burguesa democritics Sues wn Reewania en general pero con mayor fuerza en Colonia, centro industrial clave ela economia renana, crataba de afiamzarse como fuerza polities autinoma, pre sendos para elo, de forjar sus proiasplataformas idcol6yiasy de expresiin. El de mayo de 1842, Marx abee su carrera perioistica con en anieulo, que Fone yo en yusdia alas autordades del ciudad, acerca prechamente del hema de Premed Y, aun cuando Marx ¢ todavia sélo un deméerata then! exricw ~aues are caras eonas, rechs7ari come poco fundados los ensueiwos del primitive nen sumone gaye ec iba abriénone paso, mis en las burnas voluntades que ela Capacidad analitica de algunos miembros de la K. Z—. no ya sl los censors seambien los propios accionistas del periddico —sos personajes que ase en a aban enue las personas mis reas de Colonia, seyin e tesimonio de Hein- sone, comieruan a ver en el joven cedactor jefe un peligro de radicalizacion mip IILd de lo prevsto y deveable. Las cosas van quedando carat, con las sucesivas ip teevencioncs de Mare: primero, los articulos sobre el ribo de lea —que segin st propio avtr. consuituyen su primer coatacto con La temitica ecundmles sobre prop adores del Monel; ftalmentc los atacues del nero del 4 de enero de THaS conve el Zar, como sostén de toda la reaccién europea, acaban de haccr 40 aay allude alartaay el civee contrala revista es decretado y Marx abandons lt vheccion pata tatat asi de salvar su continuidad. El propio Marx ha cesumide, 16 shun mis tarde, este periodo de su vida en [os siguents téminos sl bynde mis etuis eve La erpradenci, 4 la qu im ears me dedi lo vpn una diviplina, abalerna junta le filoofiay ta bisria, En 1642-184), scala de redacior de (a Riicnische Zeivang, me, por primera vex lt reba mses de dar mi punto devia sobre Lo que ve lama anes mie, ve Lr deiberacomes del Landtag reno bre fos vobos de lea y ta parlacn Ula ppd dela er, ka polemic gue von Scape, arenes Primer Pr, “Tot dla provi rena emprendsé con la evince Zeicuoy sobre a stwacen vito sampoumas del Mosely Smale ls dibates sabe e ibe cami y ros vrei, me poparionaron la promera rom para ocyparme de autos orem eer aun pare, em eta ips em que la buena vluncad de “orar adit alta we fnaenis ala compere, habia dipadn ot ot la Rhewische Zetang we KARL MARK 43, Iugeramenie tid de filesofis, del svsalisme y el communism franca, Me promt onirs agnel nsbaye de aprendice, pero, al mismo tiempo, comfet rotundamente, onirsversia con la Allgemeine Avgsburger Zeitung, que os exaaio que basta tances habia realado me ma permithan arisgarmimgin jc sobr las eveergadura misma dels enencas framcesas. Prefers apreserarme a uprovhar La dlasson de os erences de la Rheininche Zeivung, que cian poder hacer analar Ia condoms de nwerie Pronunctada contra sx petsdica dindole una imagen mas moderada, pars tbandomar Ja eicons publica y rasrarme mi gabinee de esudiow.® Desde ese gabinete —significativamente ubicado en Paris, centro politico de Buropa— Marx via a tratar de ir extrayendo los contenidos tedricos de la expe- riencia reciente, La fuerza de los hechos ha ido modificando fucrtemente su «2- bees: acahaday las ilusiones joven-hegelianas de transformar el mundo mediante la critica tedrica, el nuevo periodo se abre para Marx sobre el horizoute coms: nista de la oritnca de Las armas, de lu teoria Ue la violeia cevolucionaria, de las condiciones de la fusidn de la filesofia yl proleuartade 3. El rumpecabezas comunista Desde paris, en donde trata de poner en funcionamients, junto a Amold Rupe, los Deatscbe-framguiuhe Jebrbicher, Marx reflexions sobre esa mise ger~ muna que hace que «lot dlemanes bayamos compartdo las retauraciones de ls pueblo moderns, sn batber toma mania parte en sus revolustomes. Hemos pasado por wna rs- awravsin, en primer lugar, porque otros pueblos se atrevieron a hacer la revoluctin y, em segunda lugar. porque otros pusblos sufrteron la contrarretelucién, la primera vexporgue nuestros seiares tuvieron miado, y ta segenda porque no Jo tuvieran. Nosotros, cow muts~ tros pasiores a la cabera, silo wna vexnes hemos encontrado junto aia libertad, a saber: cl dia de su entierrom.” La experiencia reciente parece haberlo convencide de la necesidad de emprender una critica que, mis alld del formalismo joven-hegeliano, evenga una critica de la reltiega, y em la refrega mo strata de saber st enemigo es tun enenigo noble y del mismo rango, un enemigo intresante, sino que se trata de cusratle. Se trata de mo conceder los alemanes ni un solo dnstante de uso y resi ids. Hay que hacer la opreién veal mds opresora todavia, artadiendo « agella la tumsienca dela oproin, basiendo la enfanis mas infamante al pregonarta. Hay gue ipinear todas y cada una de las esferas de ba sociedad slereana como la partic honteuwe ©. Consbucten a a ert de ta wonomia politica, «Prctogon de 1859. 7. cCuatuibucidn 4 ly critica dela filosofia del devecho de Hegel» en Amals franco-ale: ‘mans, Baccdlona, ed, Mariner Roca, 1970, p. 103 44 LOS FILOSOFOS ¥ SUS FILOSOFIAS dela socedad alemana, obligor a eas relactoss anguilosadas a dancar,santndoles propia melodia. Hay que ensiar al pucble a asstarse de st mismo para infundire Toimow! Si hasta ahora, wlos lemane: han pensado fo que viroshan hecho” seta preciso, # partir de aqui, evita la repetiogn de esa vana esperanza de suprimir a realidad por via de puro pensariento, «Semos los conenpordnea filesofvos del pee dente, sin ser sus contemporineo) bistoricos. La flosofta alemana 1a prolangaciin de la historia dr Alemanias," y el abisino histérico sélo podra 84 colmado cuando comprendamos que ee arma dela erica no puede wstiusr 4 a rita de as armas, ue Lt fers material tiene que derrovarse mudsante la fuera material, pore tambien earl ie comsierte en pader matertal tan pronto como st apadera de las masasY la teorla ts capurgde apoderarse de las masas cuando arguments y demuastra ud hominem, ar- iqwmenta y demueara x owsinco, cuando se bace radtcal, ser radical es atacar el pro ‘lena por ka rat ¥ ta rat, para el bomb, es bombri mianoe!! Humanssmo tar ddical, &te del joven Marx, que apunca ya también hacia la definicidn de ls clase aque ha de ser su wportadoran. «Dende rede, enone, la posbilidad posewva de mancipacion alemana®.,. —En la formactin de una dase cen cacicnas eadicales, de uma claye de la sociedad civil que no sea wna clase de la sociedad civil; de wn Estado que wea la diolacion de los Ewados; de waa esfera que poses wm carécter wniverial por lo daniverial de sus sufrimaentos,y que no reclame para sf ningun derecho especial, puesto que, contra ella mo sa comida mingin desafuero en partvaular, sno el desafuero en Tr osoluvo, Una case a la que lo reulte impouble apelar a ningin titulo bsworsco, gue se Hr reivindicar w itl busnan. Que mo se encuenire em contradiccién wnt Tateral com ss consecuencuts, sino on onnilateral contrapestcron cox las premisas del Es- ade alent, da wn esfera, finalmente, que mo pueda emanciparse sin tmanciparse evel rested Las esforas de La soci , simulidncamente, emanciparlas a todas dias: que wea, en wma palabra, a pérduda completa de ombre. Esta descomposcrén dela sece- dad, en cuanto clase particular, os el proletariados,"? Con ello, Marx cumpliments la primera venidn de lo que serd uno de los grandes temas de su vida teérica gue Lenin deserbe, haciendo uso de una férmula de Kautsky, como el pror hhlema de la wimportcién» de la teoria reyolucionaria al movimiento obrero~ aun cuando la respuesta —humanista feurrbachiana— exé muy lejos todavia del Jto ror de la obra madura, Su entusiasmo no 6 por ello menos vivificaace, a forma literaria menus seductora: 4 Hid, p. 105 9. Thad, p. 109 10 Tid. p. 107 1 thud. p 109 12 tid p EY KARL MARX — 46, Cuando u proltariade prodama la dsolicibn del orden universal precedente smo have mis que preqonar ol secreto de su propia existencia, ya gue dl es la dsalu- ‘adn de hecho de ee orden untveril. Coande ol proletariads reclama la negaciéa de a propicdad privada, mo bace mdi que elevar a principio de la sociedad, fo gue la sociedad ba elevado a proecipo suyo, le que ya 0 personificade en sin tterven- ‘in ny, com resultado negaivo dela sacieda, De modo que dl prolesariado sew cents asd, com respecte al mundo en que surge, de a msims rag que asst al rey alemaa com epee al mundo exstente cuando llama al pala sa peebo, come a ‘caballo cablls. El ry, cmande proclama al pasblo propindad privada tga, eli rita 4 expresar que el propivario privado 0s Aut como la filasofla encuentra ene proletartade sus armas materiales, el pro- levariads ensnenira en I filosofia us armas expicicuaes, y san pronto come el raye el peswamiento muerda 4 fondo ex exe candorososuels popular, se Mesa a cabo Is ‘manupacion de fos alemanes en cusnts hombres... La emancipacién del alemin «sla emancipaciéin del hombre, La eabera de ata emandipacion es la Filosofia, se wwatazén eel proletarado, La florfia mo pwede Hear a realixgese sin la abo sel poletariade,y 4 proltartado no puede abolire sins la realicactin de ka flesofia Cuando se cumplan todas estas condiciones intertore, ol canto del gillo galo aman csard ol dia de resurreccion de Aleraniaw.”? Los contenidos de esta ertica son, sin embargo (y como, por lo demas, cabia spear de un joven posthegeliano del 43) esenciales, aunque también, inconscien temente, rligiosos en su propia aradicalidadv, ¢ incluso —y, el vez, subre todo— «su decidido cardcter wantirreligiosov, Bs todavia un hijo de la reigiosidad hu- rmanista jacobina el que escribe que «oda emancipacton es la reducci6n del mundo burmane de las relaciones al hombre missuo, La emancipacson politica sa reduccién el bombre, de una parte, « mivmbro dela socedad burguesa, al individu egoisca ine dependiente, », de vine parte, al ciudadano del Estado, a ts perions moral. Solo nando el hombre individual real remorpora a si al ciudadano abssracto y se conescr te como hombre individual en ser genérico, su trabajo individual y en sus relacion ves rudiaduales; silo cuando el ambre ba reonacde y organtrade sus ‘forces prom pres’ como fueraas socisles y cuando, por to tanto, no dagloss ya de sla fuerca s0- aba a for de aera pin, sl nts se ea sab a emancipation bi man Como Jo es, por la demés, aquél que abre fuego sobre la preminencia del hee cho religioso como acondicén previa de toda critica», en términos solemnes 13 thd, p. 116. 14 sts enewidin yuise, eo Amul franonalemumes, ed. Gt. p. 249. 46 105 FILOSOFOS ¥ SUS FILOSOFIAS jue han mareado todo el antropocentrismo moderna y a buena parte de la fealugea crite de nuestro siglo aE fandaments de la erica relgina 0 cL nbee hace ta religic; la veligain ne dace al ombre ¥ La reli e, bien nendida, la autwsnitncia y ef antseni- siento del hombre que awn mo seh ganado pars if misme o gut ya ha eal 4 per dine, Pro el ombre mys singin xe absracte, agapade futra del mundo, El dombre esd mundo de los bombey, Estado, la souedad. Bia Eade y vce. dad praducen la religidn, wns conscacucia inverida del mundo, porgar Euado y toca son wn mud invert, Lat reign es ka tort general dt se murado, dompendioencrdopdico, 1 Liguasen forms popular, pint dhoxocut expritma- eee cgperer les ec pial ‘omalacion y jestficacron Se traia de Ua fantdavea ceakaacion de La wenca ba mana, porque la cnc humana carte de verdaera eidad. Enfretare a ls reli rim or ly tanto, es niretamente wm efreatamiente a csc onto sna ge Heme ee pat calcein, a mri elgioms oro lado a extn ela mowria ral, por ore, ta pes cour a mera rea. Lavage 1 Dire de La riturs agobiada, el etade de rime de wn mando in crag, porque tH alma de un mundo devalmacd. La reign e1clopio del puchle. Lat seperain de a reigese, ew cuanto sora dis del pablo, sta exagonsea de sx dich real Lat exited andar at snes are dew oa esa oo mam rape ve abandore un etato de cons que necesita tione. AV par, ls tid ete ligne geen, acta del valle de Ligeia ge La religian radea de tun halo de suncidad. Lat eitica mo arranca de Lass cadens las flares smagymaris para que el ombresoprte fas cadena sin fancuta i consel, sme para gus las tua y peda botar Las flores eves. Lat ertca ek oligion eng al or bre para guerra gut ae got rida som wm homie deg funds y que ha enirado ov rain, para que yee forma a momo yn terme a un aucenice Lt reli canstituye an so lasarta gue ra ex form al hombre, ments 1d mbes ne re tori asf mime La isin ea tora come orl tanto, tena ve, desparitdo ol mis ala de Ua verdad. em areriqutr ol mis acd. Y ex promer termina, la nisin de Us floss, gues balla af server de la brtorta,comare, amt tec que ea desermasarado La fore de sanuad de la antenayenaceon bursa, ov deenmatarar ous suvenajenacsse ex sms formas ws sarvas. De forma que la crt dl cl a a umwertarecn vita de ater, aria de a eligi emt “rt det devecho, la erica de le teoloygis en la critica de la politica 19. aConteibucidn a la critica de la flosofia del derecho de Hegel, foc ct. pp WL 102 KARL MARK 47 Desplazado +8 centre de Divs al hombre, lo escacial, el modelo m rialogico, permanece intacto Pese al eardcter promctedor de su primer niimero y al interés que despertara, tanto en los medios franceses como en los reducidos alemancs a los que ha lo- trad llegar, burlando la censura, los Amales franco-alemanes eniran en ctisis casi inmediatamente después de esa primera y sinica enurega. Las incompatibilidades caracteriales de Matx y Rage entran en fase ayuda, El primero comienca a incli- tuarse abicrtamente hacia ls tesis comunistas que, pocos meses despucs, defender cn los Manusrits del 44. Bn cusnto 3 Ruge, ve siente burlado en sus principios politicos democritico-iberales y despreciado ea sus coacepciones morales tradi- ‘onalistas ~que le han hecho romper ya con los dos portas que colaboraran en el nimero 1, Hane y Herweg. La ruptura sera violeua: Ruge y Marx se separarin pra convertire en enemigos mortales cuyo mituo rencor transpira por toda su correspondencia de la epoca. En cl vacio, de nuevo, tras la ensis de los Anales, Maes se lanza a un primer torent de estudio de los economistas politicos; un proycexw en el que lo ha prece= dido y al que lo ha animado otro joven hegeliano con quien ha iniciado una hhonds amistad que se prolongara durante toda su vida, Friedrich Engels, colabo- rador de la revista, 4 cuyo primer nimero habia contribuide con un articulo que anunciaba ya lo que serd la preocupaciéa central de ambos en'lo sucesivo (Umrisse “weiner Kritk der Nationalokonomia) y crabaja en la preparacin de un impor- tance trabajo sobre la stuacidn de la clase obrera en Laglaterra, desde el horizonte pavilegiado de su residencia manchesteriana, De tales primeros csfuerzos de Marx en cl terreno econdmicu, va a nacer exe texto paradéjico en ef que, por primera vez, Marx aborda los dos grandes temas que ocuparin ya su vida, l co munismo y la critica de ly Economia Politica~ que constituye cl borrador de 1844, ino soe- Althusser" ha resaltado cémo durante esos cuatro afius que separan los ar- ticuloy wliberal-rucicalesw de la Rburuscbe Zevtung de la eruptura revolucionatia», que no se consumard hasta 1845 con la aliquidacion de nuestra conciencia filo- sofica anterior», de que nes habla Marx, evemos a un joven hijo de la burguesia renana pasar de posiciones politicasy filosoficas burguesas-ridicales, a posiciones Pequetoburguesas humanistas y luego a posiciones comunsstas-materialistaye.!” Los burtadores dl aiio 44 ocupan en este proceso ua lugar dave. En ellos x¢ con- 16, Cle aucstus anieulo wAlthusers en el presente volumen, 17 wSur Févolution du jeune Marne en Flements dautocritiques, Paris, Hachette, 1974. p19. 48105 FLOSOFOS ¥ SUS FLOSOFAS frontan los elementos esenciales de lo que ha sido, hasta ahora, la formacidn inte Jecwal marxians (Hegel y, 2 tavés ¢ él toda la tradicién dlisica alemans, ante todo Kant, pero también el Fichte mas jacobino) con las posiciones politicas co- ‘munistas, que aparecea ahora a Mare como la condicion de realizacion de la uni- dad del hombre con su mundo. El paradigms desde el que tal «fusions es inten tada es, desde luego, el de humanismo feuerbuchiano que veiames campar en los articulos de los Anales; eve humanismo que habia «puesto sobre sus pies» ~por fempleat una metifora de la que Marx hard uso para describirse a si mismo— lo que cn cl hegclianismo andaba de cabeza. En lo esencial, se puede decir que Marx acomete en 1844 la critica de la evo nomia politica desde la perspeciva de una ceivindicacién de la esencia humana perdida en el capitalismo y s6lo en et comunismo recuperable. La acomete, pcs, dode una posicidn policica que e ya comunista, con tn comunismo que e, a su vet, deudur de un proyecto de untropologia filosdfica de core inequivocamente feverbuchiano. Fl conunismo somo snperacion positiva de la propicdad privada on cuanto au Sewanee 1 beste) eal eo sri a humans va el hombre: por elle como retorno del hombre para si en cuanto hombre ed ol, humano; retorne pleno, comctenie y efectuado dentre de todas La riqueya de La evolution humana basta ef presenie, Exe comunsime 1s, como com- es eons = bmenin cme topos ois ~ malig lo werdadera soluctin del conflicto entre el bombre y la naturaleia, entre el hombre y al umbre, ha soluctin definasiva del Utigho entre existencta y esencia, me obyetvacisH y autosfirmacin, entre lberiad y necetdad, etre éndivi 3 ger. Exe enigma re- sclto de ba bsstorta y sabe que es la saluciéns ‘Como lo ha sabide expresar admirablemente Althusser, los borradores: redac- taddos durante el aio 44 son la expresién teGrica apasionante del drama teGrico- politico del Marx en el umbral del abandono de toxlo su pasado intelectual, po- Titi y_biografico: seLes ers de los Manuscrivos st resume en a contradiacin imsosentbl entre la posi- stom polina y la postin filoofcs que se afrontan ot la reflexion sabre ol objeto Feonomta polttua. Policcamen, Mare exribe lox Manwscrivos como comusista, intentando la tmposioe apuestateovica de poner al yervico de ws comtcciones Lat mo- cones, anatss coniradctones de los eomomrias burguese, hasiende pair al pri mer plane ly que wo puede im entoncs pensar como la explotacin captalata: lo que 18, Manawritss: wonomia » filoofia, Madrid, Alianza editorial, 1968, p. 143 KARL MARX 49 Usama ed trabajo abide’. Teiricamente los eribe desde postions filessficas pe ‘quetoburguaser,inentando la imposible apmeste politica dr marodactr a Hegel ex Feuerbach, para poder babler del trabajo ex 1a abinactin, y de la Historia en ol Hombre, Los Manuscrios sono protcaleconmovedor pre implacable de wna ers smsostenitle: La que confronta wm objeto encerade ew ss limits idelagicon com povcio- ses pltveas y posiranes taércas de case incompatibese Entre el 44 y cl cstallido del 48, Marx tratari de poner un orden en sus abi- garrados origenes tedrices, al que el inicio del periodo revolucionario se encargata de dar definitiva sancién. En 1848, Manifiewo Comunaua, al erigir la luda de clases en motor de ba bistorta, culminaré esta transicién, que tiene sus puntos de apoyo en la critica del hegelianismo, acometida en Lat Sagrada Famalia (1844) y La ideologéa alemana (1845) ~en las que Engels y Marx trataron de adesprender cf antagonismo existente entre avestra manera de ver y la concepcién ideologica de la filosofia alemana; de hecho, ajustar nuestras cuentas con nuestra anterior consciencia filoséficay—2" y la rupeura con el primitive comunismo francés que se cumplimenta en la Mieria de la floufia de 1847. Sélo queda —si hacemos uso de la metéfora leninista de las aires fuentes» una cuenta que saldat, y esta es quiza la ends problematica: la erica de la Economia Politica Clastus. ‘Tras las ur- enciay inmediatas, impuestas por la revolucitin de 148, 4 esta tarea consagrara Marx, definiivamence el resto de su vida tedrica, ¥ fruto de ella serin sus obras mayores Lat pubacton de la Newe Rheinische Zeitung ee 1845-1849 y los alieions Acontciomentes nterumpieron mis estudiar condmicos —escsbick Marx en 1859— ue sale puade reemprender a partir de 1850» Londriss.® Nueve afios tardaeé el exiliado apierida del British Musee en dir a la tm- prenta los primeros resultados,” y, atin entonces, no se considerard plenamente satisfecho de ellos. Sélo en 1867 sera Marx consciente de haber producido el pri- mer ejemplar de algo que es, en rigor, earente de precedentes: lo que podem, in- distintamente lamar marerialisme bistirico.o ciencia de la brstorsa. En el interin, sa practica politicu habrd ido pasando, de los rudimeatos conspiratives dela Liga de fos Comuntuss a a fundaci6n, en 1864, del primer gran modelo histéricn de orge tnizacién de la clase obrera: ta Asonacrén Internacional de Trabajadores 19, Op, cin, pp. 121-122. 20 «Pedlogow u la Gontribuctin a ka crtica de la esomoma pallies 21 Ibid 22. Contrabuarin a ta orteua de ba economia polttica, 60 10S FiLOSOFOS ¥ SUS FLOSOFIAS 4. La ciencia del capital Hay. sin duda, un cierto desconcierto en el que la obra de Mare sigue situin donos 4 quienes hoy tratamos de aplicar sobre ella sus propios principios materia- listas de comprensidn, desconcieno que queda bien a las huces en la radical difical tad en la que nos movemos para delimitar el objeto mismo del anlisis marisa y la caracteriacion de la nueva Gencia por @ indueda EL Capmtal, ligat preciso en que, rotos los marcos de los discursos reformintas © wopicos que cubrian el niicleo oculto de la explotacién capitalise, es inaugu- rado el ambito del discurso en el que la perspectiva del proleariado 2 ella some- tido encuentra al fin su palabra propia, El Capital, digo, exa wcritica de la econo tia politica» con la que Marx pudo emprender ef deyguace de todo el sofisicado edificio de construccién y cobertura ideolégicorjuridica del poder burgués, ha sida ante todo. y sigue stendo. la pieza clave de tal mailesur. Leidlo como atratado de economia por los economistas (desde Lange que lo considera la hase de ada economia racional, hasta Leontiet que lo dedlara pura y simplemente inservible para el ccunomista positive actual, pasando por los piado- sos ejercicios de eclecticismo Ue la peofesora Robinson), considerado, con frecuen ia, pot los hstoriadores como una historia (més © menos ideo'bgiea y,en medida inversa, utiizable) dle la génesis del capitalism (inglés), utilizado por los mibitan- ter (y tal vee no sean &:03 los mds descaminados) como una guia politica para la acaién reveluconatia, E{ Capital sigue contemplindonos, enigmatico, desde ba consistencta, casi indescifrable, de ua universo de pensamiensy cuya unidad ape- nas si alcanzamos atin a presentir de manera parcelaria A.uavés de un sigh y medio de exfuersos denodados, el pensamiento aca- démico ha iratado (y, en parte considerable, conseguidto), por todor los medios 4 su alaance, de reducir la extraordinaria revoluciGn wbrica de Marx al ambito de la apacible comtinuidad, Un Marx discipulo de Hegel. sucesor de Smith y Ricardo, precunor de Keynes. Un Marx de Catilogo Bibliogrifico Universitario: filésofo posthegeliano, economita ticardiano, intelectual honesto y esforzady moralita social, eso si, una pizca (pero esto es bien perdonable en aras de la fogosa con- tienda ética) demagoge. Un buen hombre de la Academia al fin Puss bien: la realidad e, mis bien, que ni Mars fue un fildsofo de mérivo, ni sn aeconomista preclarv. Su vor no se expandié clara en las resonances citedras de la Universidad Alemana Nada hubo en él del eadocenado burgues» que, con tanta frecuencia a lv largo de nuestro siglo se nos ha queride servir. Marx fue un viejo comunista irteverente, un conspicador bien conoedo de todas las policias politicas del continente, un exitado moedaz ¢ iracundo, un dirigente ( dingente), ance todo, de la mas ubominada de las organizaciones revolucionarias de su KARL MARX Bt Liempo: le Asociacton Invernacional de Trabspadorts, Todo lo demas (su prodigions actividad tecrica, entre otras cosas) le vino dado (exigido) por aiadidura No se nos tomari, pues, como excesive que partamos aqui de una hipétesis. tal vez parcial pero en todo caso operativa, a cuyo juego nos someremos de ett wade: considerar la unidad del campo teérico definido por la obra de Marx (en particular del Capital) como inducida en él por un elemento que, siéndole aparen- temente exterior, rige todo su proyecto: la prdctica politica revolucionaria del mo- vimiento obero, al que Marx quiso proporcionar con su libro #1 mis terble misile® que pudicra ser arrojado sobre la cabeza de la burguesia, devolviendo, asi, en forma tednca, a aquél, lo que de él habia recibido en forma practica: la ex- ervencia trrebasable de ta lucha de clas __Y- asi pues, msistiremos en considerar que si Marx produjo algo en el terreno tsdrica (jy de qué importancia!), este algo no fuc, ui quiso scr, concribucion desis. teresida 4 daciplina alguna académica. Este algo (que pove en la picota nuestea historia toda y la de las propias disciplins academicas), pregnado hasta la médula de esptrin de partido, no es otra cosa que la teorta de la revolucién proletaria, Pero, pno seri el propio Marx quien, en sus vacilaiones egado el momento de definir el cardcter de su hallazgo teSrico, nos induzca a aqudl tipo de conside- raciones cclécticas, y atin contradictorias, acerca de la peculiaridad del campo Orica del matenalismo histérico? ‘Tomemas. en efecto, dos de los numerosos textos ea que trata él de echar una ojeada retrospecuiva sobre su obra, y de oftecer tuna caracterizacién global de La misma En marzo de 1852 —est0 ¢3, a los dos aiios de su Iegada a Londres y dd ini Go de los estudios conducentes a lz redacewin de la Contribecion a la Critica de la Feonomia Politica, proleyémens inmediato del Capital, Marx escribe a Weyde- meyer para rua J cereal de sa rabao, en los siguientes términos ben con mo © «mi a quien eorresponde el mérto de haber descubierto la exstencia de ls clase en la sociedad moderna, como tatmpocs la hich’ que bbran enere ! «0 eva suciedad. Histonadotes burgueses hubian expuesto mucho antes que yo 1a evoluciin historica de esa lucha de clases, y ecsnomistas burgueses hubian descrta sw autoaomia cconémics. Lo que yo he aportada de nueva es: 1 de mostrar que la exttencia de las clases wo esté vinculada mis que a fases bustiricas determinadas del deserrllo dela produccion; 2, que la hucha de clises leva nece- 23. Carta de Mare a Becker de abril de 1867, en Cartas sobre ol Caputal, Barcetona Edina, 1964 62 LOS FILOSOFOS ¥ SUS FILOSOFIAS sariamente a la dictadurs del proletariado: 3, que ex misma dictadura no repre: vra mads que una wansicién hacia la abolcon de todas las clans hacia wna vociedad un clasese. Y quince aos mis tarde en agosto de 1867, una semana tan slo despues de haber dado por conchida la redacion definiiva del Capital, Marx exrbe + Box gels, sintetizando en extos términos los aspectos cruciales de su texto: aL mejor que hay en mi tro ca 1 (y sobre eno descansa tod la intligenca “Jeon hechos) subrayar desde el peimer capitulo ef debe candcter del trabajo 9° fri se expres en valor deo o valor de cambio: lanliss del Basal Cipndintemene dis forma artiaars.. Bandi de eas formas parce ai ls cennomnia elisca, que lox confuade constantemente cor la forma gene ral es una olla pedridan ™ Deu ldo, pc, w/calacion del extent de alc de clase, y de ay cas wi mas quede ila devvan, a dscrinada: fas bisrcay; cardcer cesar de ut a iu eae vases doambogue im la ditadara del prolesaiada; andcr travers de statader qe se eatingue em la sociedad sm cas, De ont doble crate del srabayo, aaatuin dete plsvalia can tdependencia de sus formas partutars, wit dela 60- nomi chisia Paccee como si todo aqui etuvira prefigurado para servir de apoyo.a la so corral Tecneibn enue un delenable Mare agiadar poliven y un repetable aan cnomarts tedrgo, aa que les bastoriadores de la euriaeconémica™ real tun ser tan aficionados. Toseaias en efecto, quedarnos con un buen Marx econamista y abandons, cn tag mama twaniabra, al wsuperadon Marx poliuco, decimonsnico partidurio Fr dicadura del prolcuariado, Lo que, por otta parte, presemtaia le ventaja de puodr ser constable» textos en a mano (sempre y evand, por aypustn ok Ptcmose eo inoportune desir de la Crtina del Programa de Gotha) Pere lus cons, por desdicha, resultan ser bastante menos evidentes “Tratemos de seguitlas de cerca con Figor Diane la perpectva prdica que © propia « tea lx problematice del Eade de drab ape faces, noo olvdemos, la del peopio joven Mare, veinteafon am 24, Lae a Gta pr ejemplo Sdhunpcer: adic que Mara, denpujado de au fanelogs ad eee pmctacion en sono conservador cqivale simplemense oe he puede ser tomado cn x: (Dex, grandes ecomamustas de Marx a Keynes, Madrid, Alianza editonal, 1967) KARL MARK 52 tes, d insoluble problema a plantear ex claro: gqué sentido tiene el que La resolu cin de un proyecto relerente a a delimitacion de aspectos concernientes a la ieo- ria del Esiado («Dictadura del proleariadow y su aextineiéns) haya de pasar por planteamientos y conceptos («trabajo abstracto y concreto», eplusvaliaw) que de- ivan de la esfera de ba teoria econémica? Pregunta u priert ya respondida en su mismo planteamiento, puramente revrigo, por la ideolagia yaridias de a que deriva: claro estd que ninguno!; 3¢ tata de temiticas diferentes, sin relacién alguna entre si. El Estado de deveco no puede sener su base en nada que no sea el propio derecho. — Pregunta sin respuesta, desde el punto de vista del materaliseo bisterico (que sabe, por lo demas, muy bien que el Estado de derecho puede tener su base cn cualquier sitio menos en el derecho), falsa pregunta porque, cn efecto, ni el pro- Ilema de la dictadura del proletariado y su extincién e un problema juridica (como no lo es, en téemines yenerales el problema del poder), ni deriva, en modo alguno, el prublema dela phisvalla del terreno tedrieo de la economia (por mucho adjetivo de polutca que le adacamos). ‘Una ver ovis, nos hallamos ante esta ambivalencia, economisimo/subjetivismo (la coasideraciin juridica de la cuestiGn del poder nw es sino Ja variante més co- an det subjeivismo politico), que Lerin define como la base tedrica de wodas las interpretacivnes idealotas del marisa. Para exuematizat, en la medida de lo posible, o que sigue, sosorros diremos (1esis que seri preciso justificar) que: “Tesis 1 Si el marstime esta teora cewtifica dela revoluciém profearia (y de (as forma de paler dicadera del prietariade que a cla crespende) ello 1 0 slo posible x La mededs musa en que os atari cena de La expltacn caput (dita dura de ta buagucsi); esis 2 Uma torte cenifca deta expose caprtalicts wo ws ealegte i dee La ecomar sia pola, wi desde la teria del derecho; Tew 3 Una tori cea dela explotacion capitalists, come ka ques propone Maire meter en EL Capital, ¢ inicamense realizable a partir del momento en que om se fueron ea el plana en que se desenvuclve el nado de ta lucha de eases. el plano de bs produccion. Tests FL amailiss materialise del plano de ts produccion permite at Marx del Capsal comprender d panto de wora de le «economia polincan y de Ia ateuria 54 LOS FLOSOFOS Y SUS FILOSOFIAS riicas como exprewone dawnsionadas y distorsionadoras (ocultdoras) de las propia eelaciones de produccién captalisias 5. La fabrica del poder \in cuando toda sociedad de clases (basada, por tanto, en ls explotacién del iWaoe neal oak y le exworsion ef ‘una parte de la sociedad del trabajo ex- cedeate producide por el resto) impli, en forma necearia, mecanismon qi ranticen el poder (y la autoridad™ en que éste toma expresida institucional) de los cxplonadores sobee los explotados, no sera sino en aquellas sociedades en las que 1s forma salarial (bajo la que x ocalta el proceso de mercanilizacin de la fuerss de trabajo) ocupa el lugar predominance, donde tal proceso de culm le nlotados a los explotdores cobee su aypecto més estricto, al implicar la pro Hitter a aa trabayador libre, proceso a cuya calminaci6n asist mos con el advenimiento de la gran industria y la automatizacién del proceso de abajo, ‘En la manufactur y taller elobeero se sirve de su herramienta ela fibrica 69 al quien srve a la miquina... En la Fabrica (los obrerox) som wcoeporailos on mecanisino muerto, que existe con independencia de ellos. Bn toda produc ‘dn capitalist, en la medica en que no sélo crea cos stiles, sino también plo vali, las condiciones del rbsjo dominan al obreo, jos de estar somevis « 2, pero con ef maxuiniamo ve da por primera vera este vueko una realidad ee ica, El medio de trabajo converide en autémata ve yergue frente al obrero du: ante e propio proceso de irabajo, bajo lx forma de capital, de trabajo muerio que domina y bomber su forma de tnbaje... La subuediaaciin tonic det beers ala marcha unulorme del medio de taba y la composiciou del eabays- dor volecive de individuos de tado sexo y edad, cean una discipina de cuarel perfectamenteclaborad ew el régunen febril il Uamado trabayo de vigiancia y la divisin de los obrewus en simples soldados y suboficiales indesteiaes, son lle ‘vados a ss ultimo grado de desurrollo,.. Haciendo mola dela divisién de pode: res, por ly dends tan pregonada por la burguesia,y de su amado sistema reps sentative, el capitalists formula como legilador private, y sein le venga una suerte particularmente feliz para cl compra- dor, pero que en nuda hicrc el derecho del vendedors.™ «til valor de uso que [la mercancia fueria de trabayo] da 4 cambio al comprador sélo se pone de manifiesto en su propio empleo, cs decir en el consumo de su fuerza... El consume de ls fuerza de abajo es al mame tiempo producciée de mercancia y de plusvalia» ‘Al convertirse en ducia de la fuerza de trabayo, en virud de ta transaccién que ha Hevade u cabo con el protetario libre, el propietario de los medios de pro- duccidn habri de conumir productivamente Ia utilidad de ests mereascia, ha ciendo que el rendim nto del obsero sea de tales caracteristicas que la reposicion 52. tid, 1. 1M 34. thd. Let, see 34, cap. V. 34 thud 54 thud. LW see. 2, cap. AV. KAHL MANX — 8B dd valor preciso para reintegear el dinero adelantado en forma de silariv vcupe tan sdlo una parte de la jomada de trabajo, permitiendo, de este modo, la obten- ion, a lo largo de la jornada completa, de un excedente de mercancia revultante ddl trabujo realizado durante este tiempo suplementario. La venta de su fuerza de tabajo por parte del ubrero alibres legitima juridicamente esta explotacién ®* a parur del instante en que el obrero ha recibido cl equivalente monetario al valor de su fuerza de trabajo, ésta deja de percenccerle, pasa a ser, en adelante, propic~ dad det capitalista, que puede utilizarla como bien le plazca para el correcto cum- plinieato de La regla de oro de la explotacién capitalista; que el valor que la fuera dde trabajo poste quede siempre por debaje del valor gue puede products.” En resumidas cuentas: ¢3 el hecho de hallarse separado de los medios de pro dluceién (separacidn que supone, por lo demés, el punto de arranque de la lucha de clase de la burguesia) lo que fuerza al obrero a vender su fuerea de trabajo al capi- talista; y cuando la venta ha sido evada a cabo, la fuerza de trabajo —es decir, el obrero en tanto que quantum de energia productora— queda sometido sin restric: cién al poder y a la autoridad del capitalista. « La fuerza humana de trabajo no es por naturaleza capital, como no lo son tampoco los medios de produccién, Sélo adquieren este caracter socal especifico bajo determinadas condiciones, bistdrica- mente dadasu® Tal os la hase del poder de la burguesia: el! monopolio absoluto de los medios de produccién: ‘Nuestro antigua hombre delos escuds toma la delantera y,en tanto que capi- talista, msicha el primero; et poscedor de la fuerza de trabajo le sigue deeds como ou trabayslor propio; aqué’ con mirada burlona, ate importnwe y ocx ppado: este tim, wacilan Inidina, comm alguien que lev ss propia piel at mercado y que no puede aspirar mas que a una cosa: a que se la curtanw!? 56. Ka sulibro Cine omayer de Matmnaliimo hrsénco, Etienne Balibar transerb la si pune respuesta deur trabsjador afrcano en Francia a una encuesta de J.’ Hama- nie (18-X1-7 1}, que refleja moddicamente esta imagen que los propios explotados se hacen de sus relaciones, «2 céminos distomionadarameste juridicos ‘Vine ayul para tabsjar, punto final. No es.una vida feliz. El patedn puede man- dlarce a limpiar los reetes. No te queda més remedio que decir que si. Sino, te dae la patada Ala alle, Puede destte: “Ne tienes mis que wolverte atu pas” Y encima es verdad que soy ya quien hi venido aqui a buscar trabajo, No fue ol patnin quien vino a buscarme...», 57. BL Capital, Le Ae see 34, cap. V 58. td, 59 dud 88 LOS FLOSOFOS ¥ SUS FiLasoFiAS 6. Relaciones de produccidin y lucha de clases El materialismo hist6rico aparece aqui como una teoria de la lucha de clases, no una teoria de las clases sociales. ¢Qué re quiere decir con clio? Ante todo, que las clases sociales carecen de existencia alguna, al margen o desligadas de la lucha de clases. Que es en ¢! proceso mismo de la lucha de clases, como las clases soca les se gestan y construyen, tendencialmente, su configuracién ¢ ideatidad propus. Y que ninguna clase social podria subsistic un s6lo instante si desaparcucse cl pro- es de lucha en el que cobra su entidad. Las clases sociales no son realidades in- ependientes que existieran por si mismas y que slo con posterioxidad a su exis tencia se enfrentaran entre si, En realidad, las clases sociales agotan su existen cia en la dindmica misma de este aenfrentamieniow, y fuera de el no poseerian la menor consistencia. Ninguna clase puede existir por si sola. La existencia de toda clase social es s6lo pensable en funcidn de la dindmica que la enfren- ‘Tomemos el ejemplo concreto de la burguesia y et proleariado. Pensar que tales clases, o al menos ana de ella, pudiesen preexistir a su wenfventamientow, su- pondsia una falsificacién histérica de dimensiones considerables, £1 whombre de fon escudoss del que nos habla Marx a) final de la segunda scccion del libro 1 del Capital, solo podré realmente conventisse en captalia a partir del momento en que se halle en condiciones de convertir el rewltado de su acumulacidn originaria en evalor que se valoricen, en valor creador de valor: esto es, en capttal, Pero tal transformacin slo sera posible 4 partir del momento en que eté dada la posibili- dad de adquirir en el metcado libre una mercancia especificamente capaz de pro- ducie ete yozoso teesultado; und tal propiedad, el capital 1a encuentea, como es bien sabido, en esa mercancia acuyo valor de uso posee la particular virtud de ser fuente de valor de cambio...: la fuerza de trabajow.” Ahora bien, para que tal aparicién se proxluzea, es precisa la existencia ya, de hecho, de un tipo de srabaya~ dor libre que esté en condiciones juridicas de poder poner a la venta su capacidad e trabajar, y cuyas condiciones econdmicas de existencia (su privacién de medios de producciéa propios) no le dejen mas alternativa que la de someterse a sta venta. Porque, def mismo modo que «un negro es un negro», y sélo en funcidn de determinadas relaciones se convierte en un aesclavon, un quantum de energia hu- ‘mana ¢s un quautum de encrgia humana, y s6lo Op. tt KARL MARK 73 cho, 4 plantear (0, en el mejor de les casos cucstionat) cl problema juriice del Ese ado de derecho. Desde el punto de vista del materialism histérico (esto ex, desde aquel punto de vista que toma como elemento explicativo dltimo la lucha de cla- 36), plantear la cuestién dela dictudura del proletariado no ¢s otra cosa que pla tear el problema de la alternatica del poder preletario frente a la realidad factica del poder burgués: un poder cuya realidad hima y radical no es la de! Estado (el cual ‘no hace sino reflejar deformada y parcelariamente una dominacién que se cjerce ‘macho mas alli del plano meramente estatal), sino la de la explotacioa de case (ante todo, y a la base de todo, extraccidn de plusvalia): tal y mo otra es ha base del depotiimo burgsés. Y tal y 20 otro es el punto en que el poder de la burguesla ha de ser derrocado, mediante la revoluan proletara, que a las viejas relaciones capi- talistas de produccién sustituyan los gérmencs de nuevas relaciones que garanti- en, con la progeesiva extincién de aquéllas, la instauracién desu propio poder de clase, al mismo tiempo que inicien, desde su mismo origen, la extincidn de toda forma de dominacion, en la larga marcha (en la larga lucha) hacia la yociedad co- isa, La socializacién de los medios de produccién, la desposesién arbitraria de los capitalistas, la expropiacién de los expropiadores —tal y no otra es la have del deposisno proleario, Y, entee exios dos derecbos iguales, no hay (no puede haber) para el Marx de la madurce, més arbiteo ni juce que fa feerga. wAnalizar la plusvalia independientemente de sus formas particulates, segtin |a fGrmala del 67, 90 os asi otra cosa que establecer las bases de la comprensién ientifica de la explocacién capitalista como fundamento de todo el poder bur- gus. ¥ colocarse, al fin, en situaci6n de comprender —segiin exigian las férmmulas programéticas del 52~cuiley son las condictones de existencia de la lucha de claws, fas condiciones de sw exténcom y las formas de poder (dictaduea del proletariado) que i esta cxtinci6n corcesponden, Fes asi Finalmente, a parr de EI Capital cuando el proyccw politico de Marx halla su campo de justo planteamiento, mediante wna teoria de la revolucién pro- letarta (y de la dictadura del peoletariado que a ella curresponde como iltima forma residual del Estado), que deriva de la comprensién cienkifica de la explota- «ida capitalista (analisis de La plusvalia con independencia de sas formas particula- res, disfrazadas por las imagenes derivadas del proceso de circulacién), La que se nos impone de este modo es que dictadura del proluartada es algo que, a fin_de cuencas, no puede ser comprendido en Marx mas que como alterna tiva a dictadura de la barguesa, y que ditadura de La burguesia es algo que no se comprende cn nucle alguno, a no sera través de la propia teuria materialista de la explotucton capitalists, la cual exige de manera ineludible precisamente el anslisis, (independiente de sus formas particulares) de la plascalia —esta base inconmovi- ble det pader (de la dictadura) de la burguesia 74 LOS FILOSOFOS ¥ SUS FILOSOFIAS. Bibliografia Principales obras de Mart 1841 Tess doctoral sobre la Diftrenia dela Filosfia de la Naturales ox Deméerito y Epica, 1843 eZ Kr des Hgl'con Rechts Phish (Paral ria dee los bge- liana del derechos) y »Zaa Sudenfrager (oa cuesién judiaw), ambos artinlos aparet- dos en dl promer 3 wnco volume de Los Deutsh-francgitube Jabrbucber, (Anales fran- ‘aulemanes) 1444 Manwirtor inédivos sobre cuestiones econdimicas y floséfican 184 Due beilige Famili (Ls sagrada famtlia), Die deavbt Idestoge (La tdrologia alemana). \nédno, 1YA7 More de la philowopbie (Mier de La filosfia) 1848 Manifest der Kommamstachen Farin (Manifesto del Partido Comutsa) 142 Der 1 Brumanre des Lows Bonaparte (FI 14 Brumario de Louis Bonsparte) 1859. Zar Keatader plitiche Gkonomie (Cantribucién la erica de ba wonoma poltica). 1800 Herr Voy. (El seior Veg) 1865 Lobe, Pres, Profi (Salar, prc, ganoncra) 1467 Das Kapnal 1 (EL Capual 1. 1871 Der Bargerkrieg ex Frankreich. (La guerra civil ee Francia} 1885 Das Kapital H (EL Capeest 11). Pistumo 1894 Das Kapual M1. (El Capital 1). Péssumo Principales ediciones Mars, Karl; Engels, Friedrich: Werke Sorifien, Brie, Fuoklurt, Berlin, Mosci, 1927- 1935 Marx, Karl; Engels, Friedrich: Werks, 36 volimencs, Berlin, Institut fr Marxismus- Leninismus, 1958, reed. 1961 Karl Marx wed Fraedrih Eels Geamtauyabe (MEGA), Berlin, Instigut fir Mar ismus-Leninismus, en curso de ediciin, g parir de 1979 Repertorios bibliogrificos Lacks, J. Maras pbrlosephy. A bibliographical yuidi, The University of Carolina Press, Chapel Hill, 1967 Varios: Bibliogufia sobre marxtsmo y revlucton, Madd, Dédalo, 1977, En caviellano, lus tradueciones de Mara y Engels se halln muy dispenas y son bastante arregulares. Ea curso de ediciin esta el pean proyecto, dirigido por Manuel Sacrstan, de publicacion de by Obra de Marx y Engels (OME), Bateelona, Grijalbo.a partir de 1976 (68 vellimenes)

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