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Parshat Itró
Likutei Sijot
Bsd.
1 Éxodo 20:1.
2 Así, cada vez que en la Torá se dice “Di-s habló a Moshé lemor (para decir)”, significa
que Moshé debía asegurarse a su vez que las palabras de Di-s llegasen a todos los judíos.
Pero no es así el caso de la Entrega de la Torá, tal como prosigue el análisis de la Sijá.
3 Shemot Rabá 28:6.
4 Rabí Dovber, discípulo y sucesor del Baal Shem Tov, y maestro del Alter Rebe.
5 Or Torá, Hosafot, secc. 8, y Or Torá, seccs. 96 y 235.
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ser constantemente. Así, en este mismo sentido, es conocida la
interpretación mística6 de la repetición de la palabra “diez” en el
versículo “Diez, diez (shékel), era el peso de cada cuchara según
el peso del shékel usado para todo lo que es sagrado”7: que las Diez
Aserciones de Di-s durante la Creación del mundo –a las que alude
la primera palabra “diez”– son del mismo tenor8 y se corresponden
con los Diez Mandamientos –el segundo “diez”–. Y por eso en el
versículo preliminar a los Diez Mandamientos está escrito “Vaiedaver
Elokím –El Señor habló–... lemor –para decir–”; o sea, el propósito
de la Entrega de la Torá es proyectar e introducir el vaiedaver de
los Diez Divrot –Mandamientos– en el lemor de los Diez Maamarot
–las Diez Aserciones de la Creación, en cada una de las cuales “Di-s
dijo...” – vaiómer Elokím...–9.
6 Zohar III, 11b. Véase Likutéi Sijot, vol. I (ídish), Toldot, secc. 27.
7 Números 7:86. Literalmente, el versículo da cuenta de uno de los numerosos donativos
de los líderes de las Tribus para la inauguración del Tabernáculo en el desierto, una cuchara
de oro cuyo peso era de 10 shékel (unos 190 gramos), llena de incienso. La repetición de la
palabra asará, diez, en el versículo, es para decir que cada una de las 12 cucharas donadas
pesaba exactamente 10 shékel.
8 Shékel está vinculado a shakúl, significando tanto “pesado” como “equivalente”.
9 El universo fue creado por medio de Diez Aserciones (Avot 5:1; Rosh HaShaná 32a).
Son las 9 veces que “El Señor dijo: ‘Haya...’” mencionadas al comienzo de Génesis (a las que
se agrega la palabra Bereshit, que “también constituye una aserción”; Rosh HaShaná ibíd.;
Meguilá 21b). Sin embargo, esta creación fue condicional: la primera palabra de la Torá, Bereshit
(En el comienzo), puede dividirse: por un lado, la letra inicial bet, cuyo valor numérico es 2, y por
el otro reshit (“comienzo”), lo que significa bet-reshit, “dos comienzos”. La interpretación de ello
es que Di-s creó los cielos y la tierra en aras de dos cosas que son llamadas reshit (principio):
La Torá e Israel (véase Rashi sobre Génesis 1:1). En ese momento de creación, Di-s impuso
una condición a toda Su obra: “Si el pueblo de Israel acepta la Torá, el mundo se sostendrá;
si no, Yo los haré retornar a la nada absoluta” (Shabat 88a, Rashi sobre Génesis 1:31). Por lo
tanto, la Entrega de la Torá y su aceptación por parte de Israel dio firmeza y ratificó la existencia
del mundo, incierta hasta ese momento. Resulta entonces que los Diez Mandamientos (a los
que alude la palabra vaiedaber), que se corresponden con las Diez Aserciones de la Creación
(a las que alude la palabra lemor), infunden en estas últimas el sentido de su existencia.
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Diez Aserciones de la Creación del mundo físico.
No debemos pensar como aquellos que consideran erróneamente
que la Torá y el mundo son dos entidades separadas, y por lo tanto,
al estar en un ambiente de Torá se comportan como un Toire Id
–judío de Torá– pero cuando salen al mundo, en sus actividades
mundanas, se conducen conforme las percepciones y prácticas del
mundo, sino que lo cierto es que del judío se demanda que todas sus
cuestiones, incluso las mundanas, sean de acuerdo a las premisas
de la Torá.
No hablamos aquí de que lleven una conducta mundana en lo
que respecta a cuestiones prohibidas por la Torá; es obvio y se
sobreentiende que “lo prohibido, prohibido está”. Eso está fuera
de todo análisis. En cambio, nos referimos a que incluso en las
cosas que sí están permitidas por la Torá, tampoco en ellas deben
inmiscuirse, en absoluto, concepciones mundanas, seculares,
aquellas típicas del hombre común de la calle, sino que en éstas
deben primar exclusivamente las premisas de la Torá10.
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3. Este concepto también se ve reflejado en el versículo que
reza11: “Mis lágrimas fueron mi pan día y noche, cuando se me
dice todo el día: ¿dónde está Elokéja –tu Di-s–?”.
“Mis lágrimas fueron mi pan día y noche” – la persona está tan
amargada que sus lágrimas reemplazan a su pan, tal como es
sabido que merirut –la amargura del alma y el corazón– provoca que
no se sienta hambre en absoluto. ¿Y cuál es la causa de esta tan
profunda amargura? El versículo prosigue y lo aclara: “cuando se
me dice”, es decir, la amargura surge porque desde lo Alto se me dice,
reclama y demanda: “todo el día, ¿dónde está tu Elokéja, tu Di-s?”.
Este concepto se comprenderá más profundamente a la luz de
lo que se explica en la Filosofía Jasídica respecto de las primeras
Likutei Sijot
palabras de los Diez Mandamientos12: “Anojí –Yo Soy– Havaiá –Di-
s– Elokéja –tu Señor–”. Elokéja –tu Señor– significa “tu fuerza y
vitalidad”13. ¿Y quién es Elokéja? ¡Havaiá es Elokéja! Havaiá, el
nivel de Divinidad que trasciende tiempo y espacio14, que está más
allá del Séder Hishtalshelut15, ¡él es Elokéja, tu fuerza y vitalidad!
Más todavía: “Anojí, soy Havaiá Elokéja”. La descripción de Di-s
con el término Anojí alude a Di-s Mismo, más allá de todo nivel y
categoría espiritual: Anojí mi sheAnojí –“Yo soy el que soy” sin nada
más que pueda describirme16, la mismísima Esencia y Ser de Di-s–,
indescriptible, que no es insinuado no sólo por un nombre, sino que
no lo es siquiera por ninguna letra ni espina17. Y ésta, la Esencia
Misma de Anojí, ¡es Elokéja, tu fuerza y vitalidad!
Esto, entonces, es lo que desde lo Alto se demanda de la persona:
¡todo el día, ¿dónde está Elokéja?! Este sentimiento de que Anojí es
Havaiá Elokéja, ¿dónde está en ti durante todo el día?
Esto que él siente el Elokéja en su fuero íntimo en instancias
de elevación espiritual, como por ejemplo durante la plegaria y el
4 estudio de Torá, o en el curso de un farbrenguen18, es insuficiente.
12 Éxodo 20:2; Deuteronomio 5:6.
13 Véase Shulján Aruj, Oraj Jaím, secc. 5.
La raíz de este Nombre Divino es E-l, que significa “fortaleza, rigor”; véase Ievamot 21a
y Zohar III, 132a. Así, al pronunciar este Nombre en las bendiciones, etc., debemos tener en
mente su significado: que Di-s es nuestra fuerza, nuestra vitalidad, sin la cual no podemos
subsistir.
14 Por eso Havaiá, en este nivel, se interpreta como derivado de Haiá, hové veihié keejad
(“Fue, es y será, todo en un mismo instante”; Zohar III, 257b; Pardés, Sháar 1, cap. 2; Tania,
Sháar Haijud VeHaEmuná, cap. 7).
15 El Descenso Cadenoide Progresivo de la Luz Divina Creadora, presente en cada una
de las Dimensiones de la Creación.
16 Compárese con Zohar III, 11a: “Yo soy quien soy; y no es conocido quién es Él”. Así,
Anojí, el ‘Yo’ máximo, se refiere al Di-s Trascendente, por encima de toda causa, la única
entidad realmente independiente y autónoma (compárese con Rambam, Hiljot Iesodéi HaTorá
1:1). El aspecto de Anojí, de este modo, trasciende incluso el aspecto sublime indicado por el
Nombre Divino Havaiá. Ningún ser puede ser genuinamente llamado Anojí –el ‘Yo’ autónomo–
excepto el Ser Divino Esencial, que es el verdadero Anojí.
17 Véase Likutéi Torá, Pinjás 80b. Zohar Jadash III, 11:1. Espina es la punta superior, el
origen, de la letra iud, primera del Tetragrámaton.
18 Reunión al estilo jasídico, en la que sus participantes entonan melodías que elevan el
espíritu y se fortalecen mutuamente con palabras de Torá e historias de los Rebes y demás con
Likutei Sijot
No en eso radica la intención y propósito de la creación del hombre
dentro de un cuerpo físico. Esto, sentirse espiritualmente estimulado
en momentos en que la espiritualidad está en su máxima expresión,
podría haberse logrado incluso por intermedio de seres en los que
la espiritualidad es lo más natural, como sucede con los ángeles, o
concretado a través de almas sin cuerpo en lo Alto, en la dimensión
espiritual, tal como se alzan y ubican debajo del Trono de Gloria19.
En cambio, el propósito del descenso del Alma Divina dentro de un
cuerpo es el de refinar y elevar el cuerpo y el Alma Animal (pues
el Alma Divina, en lo que a ella misma respecta, no requiere en
absoluto tikún –rectificación20–). Lo que del judío se demanda, y
se espera, es que todo el día, cuando come, bebe, hace negocios y
conversa con otros, estando inmerso en los quehaceres mundanos del
día a día, sea igualmente consciente y sienta el Elokéja en idéntica
medida tal como él mismo lo entendió y apreció durante la plegaria
y el estudio de Torá. Debe concentrar sus esfuerzos en lograr que todos
sus asuntos mundanos, cuya vitalidad proviene de las Diez Aserciones
de la Creación, estén iluminados e impregnados con la Divinidad de 5
los Diez Mandamientos de la Torá que comienzan con “Anojí Havaiá
Elokéja”, de modo que el Anojí se sienta en su Elokéja.
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libre. La respuesta a ello es la siguiente:
En el momento de Matán Torá nos fue entregada toda la Torá,
tanto el niglé –su faceta revelada– como así también el nistar –
la dimensión mística, profunda y oculta– de la Torá. Es más: en
realidad, en aquel momento lo que se entregó de manera manifiesta
fue a la inversa de lo que se da por sentado: ¡el niglé de la Torá
era lo que estaba oculto! Pues como bien se sabe, en los Diez
Mandamientos hay 620 letras en las que se encuentran insinuadas
las 620 mitzvot21: 613 mitzvot de la Torá y las 7 mitzvot instituidas
por los Sabios22, de modo que todas las mitzvot que en lo que hace a
su cumplimiento efectivo corresponden a la esfera del niglé de la Torá,
fueron entregadas por Di-s ya en ese momento contenidas en los Diez
Mandamientos, pero encapsuladas en ellos únicamente de manera
alusiva y oculta. En contraste, en ese momento fue el nistar de la
Torá lo que era evidente, pues todos los judíos vieron entonces23
el Maasé Merkavá24 (como también lo insinúa el versículo25 “La
Carroza de Di-s es dos veces diez mil... shinán... Di-s estaba entre
6 ellos en Sinaí en santidad”: las cuatro letras de la palabra hebrea
shinán (lit.: ángeles) son acrónimo de shor –toro–, nésher –águila–,
arié –león–, y la letra nun final alude a la “faz del hombre”26), y es
21 Bamidabr Rabá 13:16; Zohar II, 90b y 93b. Véase Rashi sobre Éxodo 24:12; Baal
HaTurím sobre Éxodo 20:13.
22 Los Sabios instituyeron siete preceptos en adición a los 613 de los Cinco Libros de
Moisés: 1) el recitado del Halel en días determinados (las Festividades, Rosh Jodesh, etc.); 2)
la lectura del Rollo de Ester en Purím; 3) el encendido de las velas de Janucá; 4) el encendido
de las velas de Shabat; 5) el lavado ritual de las manos antes de comer pan; 6) el recitado
de bendiciones previas cuando se disfruta de algún bien físico (por ejemplo, antes de comer,
beber, etc.); y al cumplir mitzvot; 7) el requerimiento de un eruv para permitir ciertas acciones en
Shabat y las Festividades. Véase la extensa nota al pie, marcada con *, en Séfer HaMaamarím
5708, pág. 165.
23 Shemot Rabá 3:2, 42:5; Tanjumá, Ki Tisá; Midrash Tehilím 68; Zohar II, Itró 82a.
24 Maasé Merkavá, el “Relato de la Carroza”, se refiere a la visión Celestial descripta en el
primer capítulo de Iejezkel (aunque en general también alude a Isaías 6). Precisamente, como
eso fue lo que los judíos sí vieron manifiestamente en el momento de Matán Torá, se lee como
Haftará el primer día de Shavuot, que conmemora dicha Entrega. Es la esencia misma del área
de nistar de la Torá. Véase Mishná Jaguigá 2:1, y Guemará ibíd. 13a-14b.
25 Salmos 68:18.
26 Zohar I, 18b y 149b. Estas son las cuatro formas descriptas en la visión de Iejezkel 1:10.
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sabido que Maasé Merkavá es Pnimiut HaTorá –la faceta mística,
profunda e interior de la Torá– y todos los judíos, en ese momento,
tuvieron acceso a ello.
27 Capítulo 3. Véase también Mishné Torá, Hiljot Deot 2:1. Shmoné Prakím, es la
introducción de Maimónides, en su comentario a la Mishná, al tratado de Avot.
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enfermedad en el que al cuerpo nada le falta. Todo lo contrario.
En este apareció algo adicional, el crecimiento de un trozo de
tejido, un “cuerpo extraño”. ¿Por qué preocupa tanto este fenómeno,
que se haya añadido un tejido? Después de todo, ¡nada falta de
aquellos componentes del cuerpo necesarios, que sí deben estar
para su funcionamiento! Sin embargo, vemos que este crecimiento
sí es una enfermedad. Y más aún, en algunos casos, Di-s libre, el
cuadro reviste mucha mayor gravedad que cuando falta una parte
del cuerpo. Tan grave y dañina es esta enfermedad, que ni siquiera
queremos llamarla por su nombre.
El crecimiento de este “tejido añadido” es dañino en su propia
ubicación física y, Di-s libre, también puede extenderse y afectar a
otras zonas del organismo.
Tal como esta enfermedad difiere de todas las demás, también
su tratamiento es distinto al del resto de las afecciones. En todos
los demás tratamientos curativos, a la persona se le suministran
elementos adicionales para fortalecerla. En contraste, el tratamiento
8 que combate esta enfermedad consiste en perturbar al tejido
intruso, y sólo de ese modo la persona recupera verdaderamente
su salud.
Apenas hace algunas generaciones se descubrieron los
tratamientos para hacer frente a esta enfermedad. Y los
procedimientos específicos de aplicación de dichos recursos se
descubrieron años más tarde, y aún continúa la investigación.
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¡Cualquiera entiende que estos argumentos carecen de todo
sustento racional!
Aquello del cuerpo que es preciso vigorizar y ampliar es la
región sana, pero de ninguna manera se debe hacer lo propio con
el “crecimiento ajeno” al cuerpo, pues éste no forma parte del
cuerpo humano. Por el contrario, le hace daño. Y por eso, hay que
destruirlo.
Antaño, esta afección no era tan frecuente y manifiesta como en
la actualidad, por lo que no se investigaba con tanto ahínco. Y el
motivo principal de la falta de investigación era que desde lo Alto
no se hizo que la solución curativa estuviera disponible. Cuando
la enfermedad se expandió, Di-s libre, el Todopoderoso “anticipó
la curación a la enfermedad”, e hizo que la curación se volviera
disponible.
28 Iyov 28:3.
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una afección física, un “crecimiento” de tejidos intrusos que no
tiene sentido ni función. Este “cuerpo invasor” drena las fuerzas
corporales en su propio beneficio, como si él exclusivamente fuera
lo principal del cuerpo.
Para contrarrestar la kelipá de Amalek –la desmedida insolencia
y arrogancia sin fundamento– que constituye, como se dijo, la causa
espiritual de la afección, Di-s anticipó el remedio a la enfermedad,
y reveló Torat HaJasidut –la Filosofía Jasídica– cuyo estudio y
profundización causa que el ‘Yo enfermo’, se debilite hasta lograr
que se destruya del todo.
29 Mejiltá, Beshalaj 15b; Vaikrá Rabá 31:5; Sanhedrín 26b. Véase también Torá Or,
comienzo de Itró, 67a, así como los apéndices a Torá Or, ibíd., 109a.
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Espacio para dedicar a nacimientos, Bar Mitzva, casamientos, aniversarios, etc.
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