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gabriel gellon : gabriel gellon habia una vez el dtomo habia una vez ‘Seguramente los reyes de lo invisible sean los dtomos, el atom oO 80 que, nos ensefian, es el material basico que forma todo el universo. Pero, zqué quiere decir esto? Como podemos decir que nosotros, y el mundo tal cual lo conocemos, estamos hechos de particulas de las que sélo se puede inferir su existencia? gY cémo es eso de que en ~~ I medio no hay sino un absoluto y escalofriante vacio? ° Por otro lado, 4a quién se le ocurrié semejante disparate de particulas infinitamente pequefias ¢ indivisible? ° cémo los cientificos imaginan Io invisible I gelion Este libro cuenta la aventura de las ideas y los, experimentos que llevaron a postular la existencia de los étomos, sus pesos, sus férmulas, su orden perfecto en la tabla de los elementos. Por si fuera poco nos guia una serie de personajes maravillosos con sus historias de vida y de ciencia, movicos por el entustasmo de saber mas y mas. Aun de lo que no se puede ver. Habia una vez... el étomo, y una serie de cientificos que se esforzaron por imaginarlo. Vale la pena acompafiarlos en su camino hacia lo desconocido. eae Is8N a72.087-1220-89-6 wens iu wae 9 Fressrt'z2093u! “VOLLIVEN DOBLE: coleccion £ 3 8 @ 8 z sg 3 2 a 3 Dirigida por Diego Golombek ‘says ep 2050 Ae gabriel gellon habia una vez el atomo © cémo los cientificos imaginan lo invisible IK] sigleveintiuno ecitores [grupo editorial siglo veintiuno Siglo xxi editores, méxico BPO 08 AOA 28, HED DE TERS ‘siglo 204 editores, argentine euros 24,6 1225 8 (Ha10 note oF fumes are, 120 salto de pagina biblioteca nueva anthropos, sumer 28,2010, ac $8, 25070, recon eee oro ea tee, ee rca. Cor Ea Gellon, Gabriel Habfa tna vez el tomo: O emo los cientificos imaginan lo invisible Ped. 2 reimp,- Buenos Aices: Siglo Veinsiuno Eeitores, 2012 240 p,; 19x14 em. (Ciencia que ladra... /dirigida por Diego Golom ek) ISBN 978.987-1220929 1. Fisica. 2, Atomo I. Titulo COD 539.6 Exe libro inluye figuras realizadas po el utr © 2007, Siglo Veintiuno Editores Argentina SA. Disefio de portada: Claudio Puglia ISBN: 978.987.1220989 Impreso en: Artes Grificas Delsur // Alte. Solier 2450, Avellaneda cen el mes de marzo de 2012 Hecho el depésivo que marca la ley 11.728 JImpreso en Argentina // Made in Argentina ESTE LIBRO. ly esta coleccién) Todo en el mundo est dividido en dos partes, de las cuales una es visible y la otra invisib Aquello visible no es sino el reflejo de lo invisible. Zohar 1, 39, reproducido en El libro de los suefios, de Jorge Luis Borges Estdn entre nosotros... tan cerca que nos forman par- te. Sin embargo, nadie los ha visto, sino s6lo imagina- do 0 intuido. Tal vez sea porque lo més fntimo, lo que sucede todos los dias, es imposible de percibir conscien- temente. Ya lo observ6 el mismisimo Borges: en el Co- rén no sé mencionan camellos, ya que lo cotidiano nos es invisible. Seguramente los reyes de lo invisible sean los éto- ‘mos, e50 que, nos ensefian, es el material basico que for- ma todo el universo. Pero, équé quiere decir esto? éCOmo podemos decir que nosotros, que el universo, esta hecho de partfculas de las que s6lo se puede inferir su exis- tencia? Y, por otro lado, éa quién se le ocurrié seme- jante disparate de partfculas infinitamente pequefias e indivisibles? Estas preguntas son s6lo una parte del fascinante via- je que Gabriel Gellon propone en este libro. Pero en rea- lidad, este libro no es exactamente sobre dtomos -ni si- 6 Dieea Govomsex quiera sobre los hombres y mujeres que participaron en su descubrimiento y descripcién- aunque luego de su lee- tura vamos a entender un poco més de qué se tratan los 4tomos, las moléculas y el vacio, y también hayamos acompafiado a tina galeria de personajes de novela en sus meditaciones, accidentes, rarezas y curiosidades. Se tra- ta, en el fondo, de un libro sobre cémo se construye el conocimiento cientifico, c6mo esos datos obtenidos en forma experimental cobran sentido cuando se los inter- preta y cémo, finalmente, esas interpretaciones se van modificando a medida que hay que acomodar més da- tosy corregir las mediciones anteriores. Entender de qué se trata es, entonces, una revelaci6n que viene avalada por los experimentos, un acto profundamente poético, aunque se base en el “ver pata creer” y se oponge a la magia de cualquier color (recordemos, a propésito, que ia quimica como ciencia seria y respetable se inicia a par- tir de 1661, cuando Boyle publica en Oxford El qufmico escéptico, la primera obra que distingue entre quimicos y alquimistas). ‘Ademis de los protagonistas humanos, los dos per- sonajes principales del libro son las ideas o especulacio- nes de los cientificos y los experimentos que supieron conseguir 0, més bien, la necesidad de pensar y experi- mentar para acercarse a conocer él mundo. Seguramen- te no es posible concebir otra forma de arribar, sino a Ja verdad, al menos a una verdad, contemporénea y tran- sitoria, que el tener ideas ~a veces salvajes, a veces con- servadoras- y ponerlas a prueba. Los experimentos y las 4 Este Lipea (¥ ESTA coveccién) 7 ideas son, en cierta medida, la ciencia, y no pueden estar “bien” o “mal”: simplemente estan. Es tan comtin que un alumno -o incluso un docente- se acerque, compungi- do, para declarar: “Profe, el experimento me dio mal... équé hacemos?”. Para el cientffico préctico hay varias respuestas: 1) repetir el experimento hasta que dé lo que uno quiere que dé, 1o cual eventualmente ocurre; 2) acha- car la falla a las condiciones experimentales o meteoro- 6gicas y, por lo tanto, no considerar los resultados; 3) si es muy necesario, modificar la interpretacion de los re- sultados, 4) aplazar al alumno. A partir de aquf, los capitulos, pretudio, interludios y postludio de una fabula que recorre el pensamiento hu- mano hasta el siglo xx: la historia de cémo los cientifi- cos imaginaron los étomos. Pasen y vean. Esta colecci6n de divulgacién cientifica esta escrita por cientificos que creen que ya es hora de asomar la cabeza por fuera del laboratorio y contar las maravillas, grandezas y miserias de la profesién. Porque de eso se trata: de contar, de compartir un saber que, si sigue en- cerrado, puede volverse inttil Ciencia que ladra... no muerde, s6lo da sefiales de que cabalga. Disco GoLompeK Dedico este libro a las costas de San Diego: A Bruce y Melanie, y a los picnics en Del Mar. Allos chicos argentinos, pero especialmente a Vero, ya los mates en La Jolla Shores. A Emily, y al Powerhouse en Del Mar. Y por sobre todo a Elsa Rosenvasser Feher, mi amiga y maestra, yala eterna biisqueda del café perfecto, Acerca del autor Gabriel Gellon gabriel.gollon@gmail.com Nacié en Buenos Aires en 1965. Es licenciado en Ciencias Biol6gi- cas (UBA) y Master in Science y Doctor (PhD) de la Universidad ie Yale (New Haven, Connecticut, Estados Unidos) en 1997; reali- 26 su trabajo de investigacién en el érea de la genética molecular del desarrollo embrionario, Desde 1998 se especializa en diversos as- pectos de la educacion en ciencias. Ha sido creador del portal de ciencias para chicos experimentar.gov.ar de la Secretarfa de Ciencia y Técnica de la Nacién y forma parte del equipo fundador y coordi- nador del campamento de ciencias para adolescentes Expedicién Ciencia (www-.expedicionciencia.com.ar). Posee emplia experiencia docente y de disefio curricular, especialmente a nivel secundario en diversas disciplinas. Ha publicado EU huevo y la gallina en esta mis- ‘ma coleccién y, junto con otros autores, La ciencia en el aula (Pai- 6s), titulo que gané el premio de la Fundaci6n El Libro a la mejor obra de educacién en 2006. Agradecimientos Quisiera expresar mi agradecimiento @ Rober Etchenique, a Gusta- vo Vasen y a Diego Golombek por leer con detenimiento mi ma- nusctito, A Karina Miller por su ayuda y las conversaciones sobre Borges y Foucault. Agradezco también, y muy especialmente, a la Bi- blioteca de la Universidad de California, San Diego, cuyas estante- tas de libros me llevaron por caminos insospechados, a todos sus, empleados, quienes me brindaron comodidad y recursos més allé de lo imaginable, y @ su extrafio edificio, rodeado de flores, serpien- tes, drboles pariantes y gatos con sombrero. Introduccion... 66.6260 + 5 Preludio El pequefio secreto de mister Brown .. 2 Los atomistas sin dios . 27 Los étomos de la Antigiedad. Cambio y permanencia. Atomos roma- ros. Algunas similitudes entre esquemas cientficos y esquemas filos6ii- cos. Primeros enemigos. Primer interludio Pantalones, vacio y filosofia ......... Del romance frustrado entre la ciencia yelatomismo ........ El resurgimiento de los étomos. Stomos y cienci: primeros chogues. Segundo interludio Un galileo inglés . . Elomental Un hombre de la pesada. EI misterio del peso de los calcinados metali- cos. Fl aire respirable: un nuevo gas. Un comodin quimico. Ingredien- tes irreducibles y la nueva quimica, La batalla de las palabras, 14 Gasnlet Getvow Tercer interludio Salonniéres y las mujeres en la quimica Dalton fisico: cuestion de pesos .. - 79 cos, pero con peso. Pesos relativos. Proporciores ijas. €COmo se pren~ de una lamparita? Fanstico del aire. Cuarto interiudio Bueno y simple, como Ia avena ...- + 91 Dalton quimico: la teoria sale al ruedo ...-..- 98 {La predieci6n de Dalton. Una analogia frutal. Hecha Ia prediccin heche Ia ley. Acomodar nuevas observaciones. Marcanda rumbos. El error fatal Quinto interludio Los ojos de Dalton 2113 De gases y moléculas .-..- 119 ‘La joven estrella en busca de una buena ley. Cémo analizar el aire, ‘Naimeros enteros (y pequefios). El rechazo de Dalton. Avogadro. Fanatico del aire John Dalton nacié en un hogar muy humilde, en un pueblito de campo en el norte de Inglaterra, no muy le- jos de Manchester. Desde chico tuvo afici6n por la edu- caci6n, y a la temprana edad de doce afios se hizo car- go de la direccién de una escuela (lo cual habla no sélo de su talento sino del estado calamitoso de Jas escuelas rurales de la Inglaterra de la época). Durante toda su vida se mantuvo como docente, directivo de escuela o pro- fesor particular. A través de los colegios en donde trabaj6 tuvo acceso a los textos cientificos mas importantes de la &poca, como los del Boyle, Newton y Lavoisier. Si bien parece que fue un docente dedicado y talen- toso, su primer gran amor fue la meteorologfa. Dalton 33 La revisiOn del relato del nacimiento de la teorfa at6mica se ebé a una publicecin de 1896, por HE. Roscoe y A. Harden (New View of the Origin of Dalton’s Atomic Theory), republicada en 1970 por Johnson reprint Co., Nueva York. 38 Gasniet Getiow aprendié el oficio de la investigaci6n cientifica, el arte de realizar observaciones y mediciones cuidadosas y el de es- pecular sobre su significado, del meteordlogo y pensador John Gough. Este curioso investigador, experto en ma- tematica, era ciego desde la infancia. Gough no sélo en- tren6 a Dalton en sus capacidades intelectuales sino que le inspir6 su pasi6n por la indagaci6n y su amor por las, cuestiones relacionadas con la atmésfera. Las primeras incursiones de Dalton en el mundo de la ciencia toma- ron la forma de mediciones de precipitaciones, vientos y temperaturas. Su primera publicaci6n importante in- clufa estos datos y muchas de sus especulaciones te6ri- cas acerca de la atmésfera.* Una de las discusiones que ocupaban a los estudio- sos de la atmésfera en esa €poca era si los componen- tes del aire (oxigeno, nitrégeno y una cantidad variable de vapor de agua) estaban unidos entre sf como un com- puesto quimico o si se trataba de una mercla, como azti- car en agua, Dalton se inclinaba por la iltima posibili- dad, la menos popular. Pensando en el problema de gases disueltos en gases, Dalton comenz6 a reflexionar sobre la solubilidad de ga- ses en agua. Muchos gases se incorporan al agua y pa- ¥ Sin saber que otros habfan publicado las mismas ideas con an- tcrioridad, Dalton propuso una teorfa de los vientos alisios (antici- pada por George Hadley) y una teorfa de la Aurora Borealis (anti- cipada por Anders Celsius y Edmund Halley, conccidos por la escala de temperatura y por el cometa, respectivamente) Hagia una vex EL aTowo 39 recen desaparecer en su seno. El di6xido de carbono, por ejemplo, es altamente soluble en agua, y es el gas que en- contramos en las bebidas gaseosas. El oxfgeno también se disuelve en agua y es por eso que el agua de mares y rios también contiene oxigeno disuelto, que es el que res- piran los peces y otros animales acudticos (no debe con- fundirse con el oxigeno que forma parte del agua por combinacién con el hidrégeno). Resulta que diferentes gases tienen distintas solubilidades en agua (el oxigeno, por ejemplo, es mucho menos soluble en agua que el di6- xido de carbono). Dalton advirti6 esta solubilidad diferencial de los dis- tintos gases en agua y se pregunt6 a qué se debfa. Se le ocurrié que la diferencia podia deberse al diferente peso de los dtomos de diferentes gases. Quizé particulas con distinto peso tuvieran distintas solubilidades en agua. En octubre de 1803 present6 un trabajo en la Sociedad de Manchester en el que podia leerse: Aquellos [gases] cuyas particulas son las mas ligeras y simples ‘son menos absorbibles, y los otros més, @ medida que aumen- tan de peso y complejidad..."8 Una indagacién en los pesos re- Iativos de las particulas Ultimas de los cuerpos es un tema, has- t2 donde conozco, totalmente nuevo; he estado llevando adelante esta linea de indagacién con remarcable éxito. 15 Dalton mismo més tarde confirmé que esta aseveracién no ¢s vélida, lo cual no modifica el valor hist6rico del pérrafo. 90 Gaparer GELLN ‘A continuacién, Dalton cerré este trabajo con una pequefia tabla de elementos a los cuales les atribuy6 su peso relativo de acuerdo con la técnica descripta mas arriba en este capitulo: mediante el andlisis de la com- posicién en masa de compuestos de esos elementos. De- cidié que el hidrogeno, el elemento més liviano, serfa su punto de comparacién, y le attibuy6, por lo tanto, el peso relativo arbitrario de “1”, Al nitrégeno, que segtin sus célculos era cuatro veces més pesado que el hidré- geno, le asign6 el peso relativo de “4”. Asf surgié la pri- mera tabla de “pesos at6micos”. En 1803, Dalton todavia no comprendia la tras- cendencia quimica de su idea; sus tribulaciones estaban restringidas al campo de la fisica de la atmésfera. Pero no tardarfa en advertir Jas posibilidades, En ese camino, se alejé cada vez mas de la meteorologfa y las teorfas sobre el aire para especular y experimentar en el cam- po de las reacciones quimicas entre los elementos. Los primeros pasos en este camino, y la fria recepci6n ini- cial de la comunidad quimica, serén estudiados en el ca- pitulo siguiente. Cuarto interludio Bueno y simple, como la avena Un afio después de su encuentro con Darwin, el viejo y famoso botnico Robert Brown viajé hasta la Universi- dad de Oxford para recibir un doctorado honorifico. En Ia misma ceremonia recibieron sus doctorados el fisico Michael Faraday y John Dalton, quien por entonces su- peraba, como Brown, los sesenta afios. En su madurez, el reconocimiento cientifico de Dalton habfa ido cre- ciendo. Su fama fue tal que el mismo rey de Inglaterra, Guillermo IV, lo recibi6é en audiencia junto a otros no- tables. Las normas protocolares exigfan que Dalton lu- ciera para esa ocasién atavio militar, con todo y espa- da, Dalton se neg6 rotundamente a hacerlo. Sus amigos intervinieron y lograron que el acto se realizara con Dal- ton vestido en la toga tradicional universitaria que Oxford le habfa otorgado. Cuando lleg6 el dia y finalmente al cien- tifico le tocé saludar al rey, éste, sabiendo que Dalton pro- venfa de una localidad en donde se habfan producido re- vuelias y disturbios politicos, le pregunt6 al pensador: “Todo tranquilo en Manchester, mister Dalton?” La res- puesta dejé atonitos a los concurrentes: “Bueno, qué 92 Ganeie. GeLLow sé yo, ni fu ni fa”, dijo el padre de la teorfa at6mica. Al- gin colega le reproch6 luego su falta de modales corte- sanos, a lo que Dalton respondi6: “Puede ser, pero équé le podés decir a gente como ésa”. ZA qué se debi6 el comportamiento tan irreverente de Dalton? La explicacién més sencilla es la que esta- ba en boca de sus colegas aristocréticos por aquel en- tonces: John Dalton era un hombre pobre y sencillo, au- todidacta, con acento de campo y una dicci6n espantosa que delataba sus origenes y lo separaba de la mayorfa de los cientificos ingleses de la 6poca, acaudalados y lle- nos de tiempo libre y manerismos de nobleza. Pero si esta explicacién es cierta, no es completa. Hay otra, més profunda y que habla no s6lo de los cambios que afectaban a la Inglaterra de la revolucién industrial, sino de la fuerza espiritual de muchos de los que la lle- vaban adelante. John Dalton era cudquero. EI movimiento cudquero es una forma de cristianis- mo que fue fundada en Inglaterra a mediados del 1600 por un tal George Fox. Se denominaron a sf mismos La Sociedad Religiosa de Amigos o a veces, simplemente, “Jos Amigos”, pero al tiempo se los conccié con el apo- do més memorable de “cuéqueros”. Desde el principio fueron un grupo muy peculiar de cristianos pacifistas. No tenfan curas o ministros ordenados y cualquiera po- dia comenzar un “servicio”, que consistia simplemente en reflexiones grupales. Se oponfan vehementemente a la guerra y a la violencia, trataban de fomentar la solidari- dad, y crefan fuertemente en el principio de igualdad, que Habla awa ver et AtoMa 93 se expresaba en su rechazo de los titulos honorificos y nobiliarios, y su creencia en la igualdad espiritual del hombre y la mujer. Ademés, eran devotos amantes de la educacién. Esta devoci6n, unida a su sed de igualdad y solidaridad, los condujo a fundar y administrar escuelas donde los j6venes de su congregaci6n pudieran recibir una buena instrucci6n, y también a trabajar para ayudar a familias menos pudientes para que lograran mandar a sus hijos a la escuela. John Dalton nacié en un pueblo del norte de Ingla- terra no muy lejos de Manchester, una zona de gran in- fluencia de la comunidad cudquera. Su padre era un hi- Iandero de pocos recursos, y sino hubiera sido porque era cudquero, posiblemente John habria sido victima de sus orfgenes humildes y no habrfa incursionado en la cien- cia. Gracias al compromiso de los Amigos con la igual- dad y la educacién, John pudo asistir a la escuela cud- quera de la zona, de la que después pas6 a ser director. Como dijimos, mientras John Dalton fue director de escuela tuvo acceso a bibliotecas nutridas con los textos, més destacados de la ciencia: Newton, Boyle, Lavoisier. Pero ésa no fue la tinica fuente de inspiracién y cono- cimientos. Su pueblo natal estaba en la ruta hacia Ir- anda, por la cual muchos cientificos y profesores itine- rantes pasaban a menudo. Los cuéqueros aprovechaban esas ocasiones para invitarlos a dar clases péblicas, alas que Dalton asisti6 con frecuencia, Ademas recibi6 el en- trenamiento y aliento de su maestro, John Gough, el me- teordlogo ciego, que también supo ser cudquero. 4 Gagnier GetLow Dalton permaneci6 fiel a sus creencias hasta el fin de sus dfas. Todos los domingos atendfa servicios religio- s0s (las dos veces requeridas por su denominaci6n), ves- tido con el atuendo tipicamente cudquero, con los pan- talones cefiidos a'las rodillas y zapatos con hebillas (debfa parecerse al dibujo de Ja avena Quaker). Como buen cudquero, no era un admirador de los tftulos no- biliarios ni de las diferencias sociales marcadas, y sen- tfa rechazo por las armas. Esto explica su actitud frente al rey y el protocolo. En cierta ocasi6n sus amigos pen- saron que serfa una buena idea que lo armaran caballe- ro, a lo que él replicé que no hincarfa su rodilla ante nin- giin ser humano sobre la faz de la Tierra. Sin embargo, tras su muerte, irénicamente Dalton recibi6 él mismo los honores propios de un rey. Su cuer- po sin vida fue exhibido en la Municipalidad de Man- chester en un cajén de madera de roble, y cuarenta mil personas desfilaron para expresar sus respetos y despe- dir al gran hombre de ciencia. Fue levado al cemente- rio con una procesi6n de cien coches y mas de un kil6- metro de largo, en un dia en que todo Manchester no hizo otra cosa que velarlo. Al final mismo de la larga procesi6n, sin aspavientos, como era su costumbre, llegaron los miembros de la So- ciedad de Amigos, los cuéqueros a los que John Dalton debfa tanto. Dalton quimico: la teoria sale al ruedo La prediccién de Dalton Uno de los aspectos que distingue a una teorfa cien- tifica de otros esquemas explicativos no cientificos es que permite realizar predicciones mas o menos precisas. Co- mencemos entonces por ver c6mo las ideas de Dalton despejaron el camino en este sentido. Dalton hizo basicamente una Gnica prediccién, pero lo suficientemente bella y astuta como para convencer a muchos (aunque no a todos) de la fuerza de su idea, Comprenderla requiere de un anilisis algo detallado, pero vale la pena hacerlo, porque es brillante. Vimos en el capitulo anterior que Dalton habia su- gerido una manera de calcular el peso relativo de los di- ferentes tipos de dtomos. Para lograrlo, slo hay que analizar en qué ptoporciones de peso se combinan dos elementos para producir un compuesto. Esta relacion de pesos, razon6 Dalton, debe ser la misma relaci6n de pe- sos entre un étomo y otro. Esta inferencia se basa en la suposici6n no demostrada de que cada compuesto esté construido con uno y s6lo un étomo de cada tipo. 96 Basar. GetLow Pues bien, resulta que muchos elementos se combi- nan unos con otros para producir més de un compues- to. Por ejemplo, existen dos compuestos de oxigeno y co- bre, existen dos compuestos de oxfgeno e hidrdgeno (uno es el agua y otro el agua oxigenada, las cuales tienen pro- piedades muy diferentes. Como bien sabe quien por error haya tratado de tomar un trago de agua oxigenada... iNo lo intenten! El carbono y el hidrégeno pueden formar miles de compuestos diferentes, los que incluyen el gas de las homallas, la nafta y la parafina. El andlisis quimi- co revel6 que en estos casos cada compuesto tiene una proporci6n de masas diferente y caracteristica. Dalton in- mediatamente visualiz6 lo que estaba sucediendo: cada compuesto tenia diferente cantidad de tomos de cada tipo. Por ejemplo, dos étomos de A con uno de B, o tres dtomos de A con dos de B, etc. Modificé entonces su supuesto de simplicidad: si dos elementos forman un solo com- puesto, debemos asumir que hay s6lo un tomo de cada uno, pero si existe mas de un compuesto, asumiremos otras proporciones, siempre las més sencillas posibles. Ahora bien, si esto era realmente asi, entonces he aqui una prediccién posible. Uno de los compuestos debe tener el doble (o triple, etc.) de un elemento en relacién con el otro. Esto suena complicado y requiere de un ejemplo, En la tabla I (adaptada de Mellor, 1971; véase la bibliograffa comentada al final del libro) vemos la com- posicién porcentual de elementos en el metano y en el ctileno. En la tabla II vemos la misma informaci6n pero presentada de otra manera: la tabla muestra cudnto hi- Hagia uma ver ec Aromo 97 drdgeno (en cada caso) se combina con la misma can- tidad de carbono (en este caso, 100 gramos). Tabla Tabla tt Metano Etileno Metano__Etileno Carbono 74,85 % 86,62 % 100,00 100,00 Hidrégeno 25,5% 14,38 % 34,07 16,80 En Ia tabla II puede apreciarse faicilmente que 34 es casi 16,8 por 2. En otras palabras, el metano contiene el doble de hidrogeno por cada unidad de carbono que el etileno. No es un ntimero raro y arbitrario; no, es casi exactamente el doble! ¥ esto es lo que predecia Dalton. Si el etileno tiene un étomo de hidr6geno, entonces el metano tiene dos. Los incrementos de esta naturale- za deben darse en saltos de ntimeros enteros (0 fraccio- nes sencillas de ntimeros entetos). Se espera que e30 sea asi porque no podemos tener medio tomo o tres cuar- tos de dtomo, De aqui en mAs nos encontraremos con frecuencia con niimeros enteros, los cuales son la expresi6i mética de la indvisblidad fsiea del tomo. Una analogia frutal A fin de entender mejor estas ideas cruciales, vamos a poner la diversidad de frntas en el lugar de los &tomos de Dalton para forjar una analogia. eg Gaaniet Geviow 98 ‘Supongamos que cada tipo de étomo corresponde 8 una fruta diferente. Para que las frutas sean tal como Dal- ton imagina a sus étomos, todas las frutes de un mismo tipo deben ser exactamente idénticas: todas las cerezas deben tener la misma apariencia, tamafio y ~Io que més importante el mismo peso; todos los melones i en pesar lo mismo, pero deben tener un peso di fren te del de las cerezas. Vista desde una distancia lo suf cientemente grande, una montaiia de cerezas parecer una masa homogénea y continua tl es camo Senos aps recen los objetos a simple vista; no podemos ver las fru- individuales. “ se compuests autiicos estan representados por ensaladas de frata muy particulares: contienen tipos de fruta espectficos en cantidades precisamente determina- das. Un cierto tipo de ensalada contiene tres duraznos por cada sandfa.-la proporci6n debe ser respetada sin importar si usamos tres duraznos 0 tres docenas de du- raznos 0 3.000 docenas de duraznos—. Otro tipo de en- salada puede contener una bergamota por eada nispe- ro, Fsta segunda ensalada dire de le primera en le composicién de sus elementos. ¥ otra puede tenes dos duraznos por cada sandia, Esta ensalada también dife- re de la primera, aunque contiene los mismos elementos: la diferencia esté en la proporcién en que los elemen- ibinan para formarla. _ *©* Gpvtamente para que estas frtas imaginarss se comporten como los détomos de Dalton, deben ser tam- bién absolutamente indivisibles. Hagia uya vez et krowo 99 Fijemos ahora nuestra atencién en la primera y la Witima ensalada de fruta propuestas. Las dos contienen duraznos y sandfas, pero en proporciones distintas, Ima- ginemos ahora a alguien que se dedica a analizar la com- PosiciOn de las ensaladas de fruta. Este analizador, por alguna raz6n, no puede ver las frutas (en el caso de los. 4tomos no los podemos ver porque supuestamente son invisiblemente diminutos); en el caso de las frutas po- demos suponer que quien hizo las ensaladas las convir- 1i6 en pulpa. El analizador, insisto, no puede ver ni con- tar de ninguna manera las frutas individuales; no sabe cudntas frutas se usaron para hacer la ensalada y, de he- cho, nunca vio una sola fruta en su vida. Lo que sf pue- de hacer es separar los componentes y pesarlos. Supon- gamos ahora que cada sandia pesa exactamente 2 kilos (recordemos que en nuestra analogia todas las sandfas del universo son idénticas) y que cada durazno pesa 0,25 Kilo. Nuestro maestro analizador desconoce totalmente este hecho porque nunca ha visto una fruta en su vida, Ahora procede a separar la pulpa de durazno y la pul- pa de sandia. En el primer tipo de ensalada encuentra que por cada kilo de sandfa hay siempre exactamente 0,375 kilo de durazno (esto es porque hay 3 duraznos por cada sandfa). Estos ntimeros no tienen nada de magico. Inmediatamente después efecttia el andlisis del segundo tipo de ensalada de fruta y encuentra que por cada kilo de sandia: hay 0,125 kilo de durazno. Este ntimero tam- poco tiene nada de especial. Pero ahora el analizador mira bien y dice: “iOpa! El ndmero 0,375 es exactamen- es aL GeLLoM bal 100 te 0,125 multiplicado por 5”. Obviamente, porque la pr mera ensalada tiene tres duraznos por cada sandfa mien- tras que la diltima tiene un solo durazno Por nee dfa."® El hecho de que un nimero (0,375) dividk por el otro (0,125) nos dé por resultado un entero pequefio (en este caso, 3) se debe a que cada ensalada es ua com puesto particular de unidades indivisibles. Si cosine ro cOsmico pudiera cortar la fruta en pedis delta mafio que se le antojase, seria infinitamente inp cab que encontréramos nimeros simples como 2, 5, 4, 2/3, etcétera. Hecha la prediccién hecha la ley Dalton hall6 como consecuencia Logica de su esque ma tebrico que si dos elementos forman més de un cons puesto, al comparar las proporciones consists cada uno de los compuestos surgitfanselaciones simples: el doble, el triple, etc. 2Es verdad, se cumple? : Dalton hizo el anisis de Tos gases que mencionamos més arriba: metano y eileno. También analiz6 algunos Gxidos. Pero he aqut algo muy interesante, Muchos 01705 cientficos habtan analizado mirfadas de compuestos au micos, de modo que Dalton, para comprobar su pre xe Bruna jerga més moderna, la primera encalada sofa Durez- no,Sandfa, mientras que la segunda seria DuraznoSandia, 4 HABIA UNA VEZ EL ATOMO 107 cién, no tenfa siquiera que hacer los experimentos él mis- mo. Podrfa, en cambio, fijarse si la regla se cumplia iusan- do los resultados experimentales de otros! Por ejemplo, Lavoisier habfa determinado que el aire fijado estaba compuesto por 28% (en peso) de carbono y 72% de oxf- geno. Otros investigadores (Climent y Désormes) habfan descubierto que otro gas llamado “6xido carbénico” era 44% carbono y 56% oxigeno. Podemos recalcular estos porcentajes a la usanza de Dalton viendo cuénto oxfge- no se combina con 100 gramos de carbono: Tabi tt Aire fijado__Oxido carbénico Carbono 100 100 Oxigeno 257 127, Ahora podemos ver fécilmente que 257 es préctica- mente el doble de 127.7 Este abordaje ~usar los datos de otra gente para com- probar las ideas de uno- no s6lo es ingeniosamente eco- *'Y de paso notemos que no es exactamente el doble sino el doble con una muy buena aproximaci6n. Hay que recordar que en ciencias experimentales las cosas nunca son precisamente como las esperamos sino que son aproximaciones razonables. Una de las cues- tiones centrales de la ciencia pasa entonces por decidir si la apro- ximaciGn es convincente o no. éEs 257 basicamente el doble de 127 9 no? éSon estos nuimeros convincentes? Para Dalton y sus con- temporéneos lo eran. Este tema sera tratado con algo mas de deta- Ie en el sexto interludio, 102 Gagniee GELLOW némico, sino que le da a la teorfa un respaldo mucho més crefble que si Dalton hubiera hecho los experimentos é1 mismo. Por qué? Bueno, todos sabemos que somos hu- manos y cometemos errores, y también sabemos que nuestros errores estan gobernados en mas de una ocasién por nuestros deseos y expectativas, ya sean conscientes o inconscientes. ¢Alguno nots cémo las empresas de te- Iéfono siempre se equivocan para su lado, nunca para el nuestro? Si los resultados confirmatorios provinieran s6lo de Dalton, otros cientificos podrfan expresar obje- ciones, decir que Dalton, honesta ¢ inconscientemente, habia encontrado simplemente lo que estaba buscando. Pero si el experimento lo habfa hecho otro, o mejor atin, Io habia hecho otro mucho tiempo antes de que Dalton enunciara su teorfa at6mica... entonces pocas dudas po- fan caber sobre la confiabilidad de los datos. Pronto fue evidente para toda la comunidad de qui- micos de la 6poca que esa regularidad se cumplfa en to- dos los casos. iUn gran gol de la teorfa atémica! éCémo explicar si no estas relaciones tan “redondas”? Hoy se conoce a esta regularidad como la Ley de Dalton de las Proporciones Miiltiples, y es una evidencia, aunque muy indirecta y circunstancial, de que existen los 4tomos 0, més precisamente, de que en las reacciones quimicas los elementos parecen combinarse en paquetes indivi- sibles de materia (la fruta “at6mica” no puede cortarse en fragmentos). Es interesante notar que en muchos libros de texto se presenta a la Ley de Proporciones Miiltiples como una 1 Hapia uma vez e ATowo 103 de las “regularidades” que la teorfa atémica debia aco- modar. Es decir, se sugiere que la ley vino primero que la teorfa, o incluso que la ley inspiré a Dalton la idea de la teorfa. La evidencia hist6rica parece indicar lo con- trario; que Dalton elabor6 la teorfa de pesos atémicos primero y su Ley de Proporciones Multiples fue, como explicamos, una consecuencia Idgica que serfa puesta a prueba posteriormente.!® Para un cientifico hay algo maravillosamente magico en poder hacer “predicciones’, es decir, en poder dedu- cir de las ideas tedricas resultados que deben esperarse de ciertos experimentos u observaciones. Asf como Dal- ton predijo la Ley de Proporciones Multiples, otros es- quemas te6ricos produjeron otras consecuencias légicas. Por ejemplo, la teoria de gravitaci6n universal de New- ton se pudo usar para predecir la existencia de ciertos planetas en ciertos lugares antes de que éstos fueran ob- servados por los astr6nomos. ¥ cuando éstos enfocaron los telescopios en ese lugar... ihabfa planetas, tal como la teorfa predecfa! La teorfa evolutiva predijo que se en- contrarfan formas fésiles intermedias entre distintos ti- pos de animales. Y asf fue: se encontraron f6siles entre dinosaurios y aves, entre mamfferos terrestres y acuati- +8 La idea de que la ley vino primero fue concebid i -ebida por un ami- g0 de Dalton, Thomas Thomson, quien divulgé las ideas de Dalton gm un importante libro de texto de quimica de la €poce, in duda ‘Thomson estaba influid por su propia concepcén de cdmolacen- yerar. ria fue coregi cia debe operar. Esta histori fue come por histoiadores y cien- Gapare. GetLow 104 cos. También predijo que surgirfan organisinos resisten- tes a antibioticos y pesticidas, y asf ocurri6. La teorfa electromagnética establecfa como consecuencia légica que debfan existir ondas invisibles, ondas de radio... ys en efecto, Heinrich Rudolf Hertz encontré exactamen- te lo que la teorfa predecta. Acomodar nuevas observaciones Una teorfa debe acomodar no s6lo las observacio- nes y los resultados experimentales que estaban dispo- nibles o eran conocides al momento de elaborar la teo- fa; ademés, cuando se realizan nuevos descubrimientos ose acumulan nuevos datos u observaciones, éstos de- ben encajar en la visiGn ofrecida por la teorfa. Si asf no lo hicieren... en fin, deberemos echar a la teorfa de 9 “ ine misma €poca en que nacfa la teorfa at6mica, elinvestigador alemén Jeremiah Richter habia estado es- tudiando lo que se conoce como reacciones de neutra- lizacion, En estas reacciones participan un écido y una base, los cuales pierden sus poderes acidicos 0 bésicos i faes rechazada por 18 Pero es cierto también que ninguna teorfaes re una sola observaciGn o resultado experimental en su contra. De he- ‘ha, los experimentos pueden estar mal hechos olas observaciones Saal interpretadas. Es mds bien la acuomulacién de evidencia en con- tray la apariién de explicaciones altemativas las que terminan des- ‘ronando a una teorfa. 4 Haaia una ver eu érome 105 y se neutralizan. Richter descubri6 una serie de regula- ridades que regian las cantidades de diferentes &cidos y bases que sufrfan neutralizacién. Tomaria demasiado es- pacio describir de qué se trataban estas “regularidades mateméticas”, baste decir que hoy se las estudia con el nombre de Ley de las Proporciones Recfprocas de Rich- ter. Lo interesante aquf es que la teorfa atémica acomo- da perfectamente la Ley de Richter, si se asume que tan- to dcidos como bases reaccionan molécula a molécula y que cada molécula tiene un peso propio. Cuando Dalton oy6 hablar de los resultados de Rich- ter (a través de Thomson), no le llam6 mucho la aten- ci6n, dijo: “Ah, l6gico, es lo que cabria esperar si todo esté hecho de dtomos”. Lo tomé por lo que era: no un descubrimiento alucinante sino un apoyo mas a su es- quema general. En definitiva, era una ley que cobraba sentido a Ia luz de la teorfa at6mica y que, por lo tanto, le daba sustento. Marcando rumbos Ademéas de acomodar datos conocidos y predecir des- conocidos, una teorfa debe también poder marcar rum- bos de nuevas lineas de investigacion. Este tiltimo atributo es de enorme poder creativo y tiene que ver fundamen- talmente con c6mo la teorfa logra cautivar a otros cien- tfficos, para convencerlos de que vale la pena y ademés estimular su imaginaci6n y su pensamiento critico ha- 106 Gannier Getton cia la resolucién de problemas especificos. En otras pa- labras, la teorfa debe hacer florecer un campo de inda- gaci6n atin no explorado. Las ideas de Dalton planteaban un rambo claro. El eje de la cuestién pasaba por usar los resultados de la quimica para indagar la naturaleza de las partfculas @l- timas; en particular, su peso relativo. Hasta entonces la atencién de los pensadores habfa estado difusamente lo- calizada o bien en las propiedades fisicas de los siste- ‘mas que estudiaban (por ejemplo, c6mo explicar el com- portamiento diferencial de gases y liquidos en términos de partfculas), o bien en las afinidades o la fuerza de reac- cién entre diversas sustancias quimicas. La persona que llev6 adelante con més ahinco el plan trazado por Dalton fue el quimico sueco Jéns Jacob Ber- zelius, quien en el curso de su vida cientifica determin6 el peso atémico de todos los elementos conocidos en esa época. Berzelius, ademés, fue el inventor de los simbo- los y formulas quimicos que usamos en la actualidad, con sus subindices y letras. Pero él no fue el tinico que pene- x6 en los misterios de los pesos at6micos, y muchos co- nocimientos sobre quimica se acumularon gracias a ese impulso de curiosidad generado en la teorfa at6mica. El amigo de Dalton, Thomas Thomson, destacé con ejem- plos la novedad de que si uno tuviera una lista confia- ble de pesos at6micos, entonces éstos podrfan ser usa~ dos con técnicas analiticas para averigua: la f6rmula de Jos compuestos. Por ejemplo, sabiendo el porcentaje de hi- drégeno, carbono y oxigeno en el dcido oxilico, Thomson Haale una vez el ATOMO 107 propuso la f6rmula Hco, (que es err6nea, pero lo impor- tante aqui es la idea central, no el dato particular). ___ Sin embargo, la idea de formulas quiimicas nos lleva inexorablemente al punto crftico de la teorfa, el gran agu- jero por donde hace agua toda la estructura de Dalton, y que hizo que muchos de sus contemporéneos la de- sestimaran como nada mas que un pasatiempo ingenio- so pero initil. El error fatal Una de las consecuencias mas evidentes de la teorfa at6mica de Dalton es la siguiente. Supongamos que cal- culamos el peso relativo de oxigeno ¢ hidrégeno a par- tir de la composicién del agua. Resulta entonces que un tomo de oxfgeno parece ser 16 veces més pesado que un 4tomo de hidrégeno. Supongamos que después calcu- lamos el peso relativo del carbono y del hidrégeno a par- tir de la composici6n del metano. Y obtenemos que el tomo de carbono parece ser 12 veces més pesado que el Stomo de hidrégeno. Si luego tomamos un compues- to de oxigeno y carbono, los pesos relativos calculados de esta manera deben ser consistentes con los pesos cal- culados de la otra manera. Es decir, el tomo de oxf- geno debe ser 16/12 (0 4/3) veces mas pesado que el 4tomo de carbono. Si los célculos correspondientes a carbono/oxigeno no cuadran con los célculos corres- pondientes a oxigeno/hidrégeno y carbono/hidrégeno, ng Gannier Gevton 108 da esta idea de los atomos con pesos defini- Secespure fAbula, Si en cada compuesto cada tomo te ne el peso que se le antoja, no hay mucha eviden ia de que los dtomos realmente existan 0 de que iengan fem pre el mismo peso. En otras palabras, si la teorfa es ta, silos étomos realmente existen, entonces tiene gue se posible construir una tabla de pesos at6micos rls iv mA y esos pesos deben ser los mismos sin importar de q\ sulados. tortor anni para todos sus célculos de pesos ato micos relativos que en cada compuesto los étomos dees elementos se combinaban uno a uno, excepto si exis tan en més de un compuesto, en cuyo caso debfa asa se algdn otro tipo de simplicidad. Bl asumi6 cue uno 4 eles compuestos debia ser del tipo AB, otro del tipo AB: ,ot0 del tipo AB, etc. El problema es que existfan ts ssosmé- todos para determinar qué tipo de formulate foun a puesto dado. Y -cuestion més central y demo! 2 davia~ no existia en realidad ninguna razén para ss ne que los compuestos tendrian la férmula més senci a e todas las imaginables. En todo caso, se trataba de ee ° que uno asumfa, un sapuesto arbitrario que no se mm dia o determinaba experimentalmente- méxima sim- 2» 10s textos se habla de que estas reglas de ticiden Ge Dalton eran totalmente abiariss, En realidad nolo ren fanto. Dalton se basaba en a nocidn aceptada en esa époce (813i de ideas de Newton} de que los Stomos tendian a repeerse unos 8 otros, En una misma molécula dos atomos idéntcos tendersah a pelerse y por lo tanto esa molécula seria menos estable a tun solo atomo de cada tipo. Hagia uma ver ev ATomo 109 Thomson habfa indicado con agudeza que, de poseer una tabla confiable de pesos atémicos relativos, uno po- dria entonces usar los resultados del andlisis quimico de sustancias para determinar su composicién, es decir, su formula. Pero el problema consistfa en que, al no tener las f6rmulas, resultaba imposible calcular con confian- za el peso atomico relativo, Para Dalton la molécula de agua contenia un étomo de hidrégeno y un tomo de oxfgeno, o sea, su f6rmula era HO. Al descomponer agua se obtienen 8 gramos de oxigeno por cada gramo de hidrégeno; esto es un hecho incontrovertible de la experimentaci6n. De acuerdo con Ja formula asignada por Dalton, el tomo de oxigeno es 8 veces més pesado que el atomo de hidrdgeno. éPero qué pasa si la formula del agua es H,O, como acepta- mos hoy en la actualidad? En tal caso, un 4tomo de oxf- geno resulta 8 veces mas pesado que dos Atomos de hi- drégeno, lo cual implica que un étomo de oxigeno debe ser 16 veces mas pesado que un dtomo de hidrégeno. Si en cambio la férmula del agua hubiese sido HO,, en- tonces dos dtomos de oxigeno hubiesen sido 8 veces mas pesados que un dtomo de hidrégeno y, por lo tanto, cada tomo de oxigeno hubiera sido 4 veces més pesado que un dtomo de hidrégeno. El asumir las f6rmulas de mayor sencillez no bast6 para producir una tabla consistente de pesos atémicos re- lativos. Tener una lista consistente de pesos atémicos quiere decir que el peso atémico de un determinado ele- mento debfa ser exactamente el mismo independiente- 110 Gaowien GeLLon mente de c6mo se lo calculara, es decir, de qué sustan- fas se usaran para analizarlo. Pero la realidad mostra- ‘ba que los ntimeros no eran exactamente los mismos, To cual descorazoné a los defensores de la idea de éto- mos, iPero no todo estaba perdido! Si bien los ndime- tos no eran exactamente iguales, eran siempre madltiplos Ye un mismo niimero. Esto se debfa a que, dependien- do de la forma en que se calculara, el peso de un tomo podsa dar, por ejemplo, 6, 12.0 24, y el de otro &tomo Po- dfa ser 8, 16 0 32. Esto indicaba que el problema esta- pa en determinar la formula exacta de cada compuesto, yy que sabiendo Jas {6rmulas serfa posible artibar @ una Tista donde todos los elementos tuvieran un tinico peso independientemente del modo de caleularlo. ‘En definitiva, el andlisis quimico parecia estar muy corca de poder ofrecer una tabla de pesos at6micos re- Iativos, pero sin conocer la formula de cada compues- to, nadie podia imaginarse que existiera una solucién posible. Los quimicos vieron inmediatamente este error fatal en Ia teoria. Algunos siguieron esperanzados en que, eventualmente, se descubrirfan 0 inventarfan mé- todos para conocer las f6rmulas y el problema seria resuelto, Otros eran menos optimistas y opinaban que Ja teorfa atémica era muy linda pero no servia para nada, y debfa ser abandonada por otros esquemas més fértiles. En los capftulos siguientes veremos como la teoria atémica volvi6 a pisar terreno més sdlido, y los pesos relativos de los dtomos pudieron ser finalmente calcu Hasia uma ver st éTowo Ww 4 lados inequivocamente, pero para eso habia que enten der mucho ncjor la naturaleza de las reacciones quimi- yesto slo hubo de ocurrir ez afi : de la muerte de Dalton. ints de diez sos desputs Quinto interludio Los ojos de Daiton E127 de julio de 1844, el doctor Joseph Atkison Ranso- me fue amado a la residencia de John Dalton. Ransome, el médico privado de Dalton, venia siguiendo la salud de John desde 1837, cuando un ataque le habia dejado la mi- tad derecha del cuerpo paralizada por varios dfas y del cual nunca se habfa recuperado del todo. Esta fue una Hamada menos urgente pero més triste: el filésofo ha- fa fallecido durante la noche. El dia después de la muerte de Dalton, y antes de que comenzara en todo Manchester el funeral monumental digno de un rey, Ransome convocé a varios especialis- tas frente al cuerpo sin vida y comenzé6 la autopsia de quien habia sido su maestro de infancia y amigo de afios. ‘Observé su cerebro, vapuleado por varios aneurismas y procedi6 a quitarle los ojos, a los que desmenuz6 con el cuidado de un padre y estudié con la minuciosidad de un artista. Asf se lo habfa solicitado Dalton mismo en su testamento: que sus ojos fueran analizados a la luz de la ciencia. 4A qué se debfa tal extravagante pedido? 114 Gawsiel Getvow Para eso hay que remontarse al 31 de octubre de 1794, dia en que el joven Dalton, recientemente lega- do a Manchester, hizo su primera presentacién cien- tifica ante la Sociedad Literaria y Filos6fica de la ciudad. Se trataba de uno de los primeros anélisis cientificos de una rara condici6n genética, que afecta la vision en colores. Dalton habia notado que él y su hermano Jonathan percibfan los colores de las cosas de manera peculiar. Por ejemplo, el lacre de sellar cartas le parecfa del mis- mo color que una hoja de laurel. También habia nota- do que el color de una especie de geranio le parecfa azul cielo durante el dfa pero anaranjado a la luz de las ve- las, Esto lo condujo a estudiarse a sf mismo y conclu- 6 que s6lo podia percibir dos colores basivos, en vez de tres, es decir, que era ciego a ciertos tonos de la paleta de colores. A esta condicién se la conoce hoy dia jus- tamente con el nombre de “daltonismo” Dalton especu- 16 que quiza se debfa a que los humores de sus ojos eran de color azul en vez de totalmente transparentes. De acuerdo con esta explicaci6n, la parte azul de la luz blanca que penetraba su ojo era absorbida por uno de los humores y, por lo tanto, esos tonos jam4s podfan ser transmitidos a su cerebro. El pedido consignado en su testamento consistfa pre- cisamente en poner a prueba su hip6tesis sobre el ori- gen de su daltonismo. Para cumplir con el deseo de su paciente, Ransome tomé los dos ojos de Dalton. Prime- ro extrajo los humores vitreo y acuoso de uno de los ojos ee? Hasta ows ver Et Aroma 115 y los examin6 a simple vista; su aspecto era normal para un hombre de la edad de Dalton. Al segundo ojo Ran- some le cort6 una rabanada en la parte de atrés, de modo que tuviera un agujero; lo sostuvo entonces con la mano ymir6 a través del ojo de su amigo. Si Dalton hubiera es- tado en lo cierto, el mundo a través de ese ojo deberfa aparecer con colores distorsionados, tal como su duefio lo habia visto toda la vida. Esta era una prediccién de la hip6tesis cienttfica de Dalton acerca de su visién anor- mal. Ransome mir6 a través del ojo de Dalton y todo le parecié normal: la hip6tesis no tenfa respaldo en esa evi- dencia. Debfa, por lo tanto, ser descartada. Una alternativa sostenfa que la retina del ojo pose varios tipos de receptores de algtin tipo, cada uno con la habilidad de responder a colores distintos. El cientifico ‘Thomas Young, autor de la teorfa ondulatoria de la luz, propuso que en los dalt6nicos alguno de estos recepto- res estd ausente, Esta hipétesis fue confirmada més tarde. Se sabe ahora que los humanos tenemos tres tipos de re- ceptores para tres tipos de colores diferentes; su combi- nacién genera los colores con los que estamos familiari- zados. Cada receptor es un tipo especial de proteina en la membrana de ciertas células de la retina, Cada uno de es- tos receptores est codificado por un gen particular. Si uno de estos genes esté fallado, el receptor no existe en el ojo y su portador es una persona con cierta ceguera cromética, es decir, con daltonismo. En 1995, un equipo de cientificos de Londres y Cam- bridge decidi6 honrar el deseo de Dalton de una mane- 116 Gagmie. GetLow ra ligeramente diferente. Sabfan que Ransome habia guardado los ojos de Dalton en una caja depositada en Ia Sociedad Literaria y Filoséfica de Manchester. La caja sobrevive atin hoy, y también los ojos de Dalton, aun- que un poco més arrugados y disecados que entonces. Los cientificos ingleses, liderados por un tal David Hunt del departamento de oftalmologia de la Universidad de Londres, procedieron a extraer ADN de esos ojos para detectar qué tipo de dafio genético habfa padecido el pa- dre de la teorfa at6mica. Mediante la técnica de ampli- ficaci6n de aDN conocida como pcr lograron determinar qué tipo espectfico de daltonismo habia tenido Dalton (carecia del receptor para longitudes de ondas “medias”). ‘Lo més Ilamativo de estas historias oftalmol6gicas no es su necrofilia, sino el amor por la trascendencia del co- nocimiento. Dalton querfa saber la causa de su cegue- ra cromética, pero no solo querfa saber, sino también, y més ampliamente, querfa que “se sepa”. Que todos su- pieran, que la humanidad supiera. Qué podfa impor- tarle a Dalton el resultado de la autopsia de su propio cuerpo cuando ya estaba muerto? Su curiosidad iba més alld, mucho més allé de los limites de su propia vida. Este es un aspecto maravilloso de la ciencia y de quie- nes la procuran con pasi6n. No se trata de una curiosi- dad mezquina, centrada en uno mismo, sino de com- partir de alguna manera la informacién y la sabidurfa con otros, y de ser parte de algo mucho més grande y més im- portante que uno mismo. Por supuesto, ésta no es una caracterfstica de todo in- Wapia uma ver et Aroma 117 vestigador cientifico, ni la mas importante, Pero esté aht, es algo de lo que es la ciencia, uno de sus aspectos més nobles y mds edificantes. Y como casi todas las cosas no- bles, no es un atributo que tengamos 0 no, sino algo a Io que aspiramos y que rara vez logramos alcanzar. Capitulo 6 De gases y moléculas La joven estrella en busca de una buena ley El 16 de septiembre de 1804, por la época en que Dalton estaba consolidando sus ideas, un joven de vein- ticinco afios se elev6 sobre Paris en un globo aerostéti- co, alcanzando la altura récord de més de 7000 metros. Solo y soportando temperaturas bajo cero, realiz6 ex- perimentos eléctricos y determinaciones meteorolégicas ymidi6 la intensidad magnética de la Tierra a grandes al- turas. Se trataba de Joseph Louis Gay-Lussac, la estrella en ascenso de la quimica francesa y protegido del afa- mado quimico Berthollet, autor, junto con Lavoisier, del Méthode de la Nomenclature Chimique. Este ascenso muestra de manera dramética la osa- diay sed de saber de aquellos que practicaban la naciente ciencia. Pero también representa una imagen clara del poder y la importancia de una parcela aparentemente menor de esta ciencia: el estudio de los gases. En efecto, el anélisis cuidadoso de los gases en las reacciones qui- 120 Gannier Geucan micas habfa sido la clave del éxito de Lavoisier en com- prender la combusti6n y formular la nueva qufimica. El estudio de los gases habfa conducido a Dalton a formu- lar no solo la teorfa at6mica sino también vatias leyes im- portantes sobre el comportamiento de sistemas en esta- do gaseoso. El vuelo mismo de Gay-Lussac habfa sido permitido gracias a la aplicacién de Jacques Charles del recientemente descubierto gas hidrégeno en la aerosté- tica, pudiendo realizar vuelos ms largos y, sobre todo, ms altos. Y entre los objetivos mismos del vuelo de Gay- Lussac se encontraba el estudio de los gases. El joven habfa llevado varias botellas vacfas para recolectar mues- tras de aire de altura a fin de comprobar si su constitu- ci6n y respirabilidad eran 0 no similares a los del aire de superficie. Este andlisis habia de jugar un papel cla- ve en el desarrollo futuro de la teorfa atémica. Joseph Gay-Lussac fue, de hecho, una figura desta- cada de la ciencia de los gases. Este campo era una elec- ci6n natural para un joven ambicioso e inteligente como 41. Por aquella época los cientificos sofiaban con encon- trar el orden escondido de la naturaleza, se dedicaban a buscar regularidades que pudieran ser expresadas ma- teméticamente y que llamaban “leyes naturales”. Una de Jas aspiraciones de los j6venes cientificos era encontrar alguna regularidad a la que adosar su nombre: el bo- leto a la inmortalidad. Gay-Lussac afioraba descubrir alguna ley. Los gases eran excelentes candidatos para leyes fisicas porque se comportan de manera asombro- samente simple y regular. Hagia una ver et Ar0u0 121 Por lo general, las sustancias s6lidas y liquidas tie- nen propiedades dispares; cada Iiquido y cada s6lido con sus propiedades particulares. En cambio, las sus- tancias gaseosas se comportan de manera muy pareci- da unas a otras. Berthollet y Laplace (quien a su vez habia colaborado fuertemente con Lavoisier en la qui- mica de la respiraci6n -upa, otra vez los gases-) acon- sejaron a Gay-Lussac que estudiara la dilatacion de los gases con el calor, y el joven no tard6 en encontrar una ley que gobernaba este fendmeno. Lamentablemente, la misma ley habia sido estable- cida por Charles (el inventor del globo de hidrégeno) un poco antes," de modo que Gay-Lussac todavfa per- segufa con ansias rabiosas tener una ley propia, y de na- die més. Y esas ansias se mantuvieron en la trastienda de su mente mientras el cientffico maduraba y realiza- ba més y més experimentos en el 4mbito de la quimi- ca. Toda clase de experimentos, hasta que en 1809 pro- 6 con reacciones quimicas de gases. Aqui recordé sus aventuras en globo y el destino de sus muestras de aire y algo hizo clic... y Gay-Lus- sac se dio cuenta de que tenfa en sus manos una ley de envergadura. 2: la misma ley fue més tarde descubierta, independientemente, por el mismo John Dalton. Hoy se la conoce como Ley de Charles y Gay-Lussac. 122 Gasare Gettow Cémo analizar el aire La historia de su gran ley comenz6 con el andlisis de la composici6n de las muestras de aire de altura. El aire tiene, basicamente, dos componentes, oxfgeno y ni- ‘trOgeno, y su “pureza” es esencialmente un estudio de las cantidades relativas de estos dos gases (cuanto més oxi- geno, més “puro” o respirable es el aire). Para analizar las muestras Gay-Lussac hizo equipo con el famoso ex- plorador alemén Alexander von Humboldt. &C6mo se examina el contenido de oxigeno de una muestra de aire? La forma més sencilla en esa época consistfa en in- troducir la muestra de aire en un tubo invertido lleno de mercurio como el que muestra la figura. A esta mues- tra se le agrega una cantidad grande de hidrégeno. Este tubo esté invertido sobre un plato sopero leno de mer- curio, el cuzal impide que los gases bajo estudio se mez- clen accidentalmente con los de la atmésfera. En la parte de “arriba” del tubo hay dos cables que pueden conectarse con una pila, Al hacerlo, una chispa salta en- tre los cables dentro del tubo. Esta chispa induce la reac- cin quimica entre el oxfgeno y el hidrSgeno presen- tes dentro del tubo, los cuales pasan a formar agua. Ahora bien, a temperatura ambiente el egua es Ifquida y ocupara mucho menos espacio que los dos gases, es decir que la muestra sufriré una reducciin de su volu- men. Esta reduccién se manifestaré como un ascenso del nivel de mercurio, que puede ser medido fécilmen- HaBiA UMA vez.eL ATaMo 123 te con una regla. Este dispositivo recibe el nombre de “eudiémetro de Volta”? Lamagnitud de la contracci6n del aire en esta reaccion quimica dependeré de la cantidad de oxfgeno presen- te en la muestra2? Asf, una muestra con mucho oxige- no tendré una gran reduccién de volumen al reaccionar con hidrégeno, mientras que una muestra con mayor proporci6n de nitrégeno experimentaré una contrac- cién menor. Todo este procedimiento depende de conocer exac- tamente en qué proporci6n de volimenes reaccionan el oxigeno y el hidrogeno. ¢Es acaso litro por litro, o se necesita mas de uno que de otro? Y si es asf, écudnto de cada uno exactamente? 2 Una animacién del funcionamiento de este eudi6metzo pue- de verse en http://ppp.unipv.t/Volte/Pages/eFSstruE htm) 35 B niteégeno del aire no reacciona bajo estas condiciones ni con el oxigeno ni con el hidrégeno; de hecho, el nitrégeno es una sus- tancia altamente no reactiva. 124 Gasnier Gettow Gay-Lussac y Humboldt se pusieron como meta es- tablecer esta relaci6n. Para ello, usaron el eudiémetro de Volta pero con diferentes cantidades de hidrégeno y oxigeno puros, sin los efectos complicantes de la pre- sencia de nitrégeno. Descubrieron que se necesitaba aproximadamente el doble de volumen de hidrégeno que de oxigeno. Cuanto més refinaban su técnica, més precisos eran los nimeros. En su mejor medicién de- terminaron que 100 partes de oxigeno reaccionaban completamente con 199,89 partes de hidrégeno. Es de- cir, casi exactamente una relaci6n de 1 a2 de oxigeno a hidrégeno. Esto querfa decir que, si ponfan més oxi- geno que el correspondiente a esta proporcién (por ejem- plo, 222), entonces quedaba oxigeno sobrante, no todo el oxigeno reaccionaba con el hidrégeno. De igual ma- nera, si pénfan un exceso de hidrégeno, era este gas el que quedaba sobrando. Numeros enteros (y pequefios) Muchos afios después de su estudio del aire de altu- ra, Gay-Lussac puso su atenci6n en las reacciones en- tre otras sustancias gaseosas usando eudiémetros. En- contr6é que otros dos gases reaccionaban en proporciones mégicamente sencillas, y recordé el resultado con el hi- drégeno y el oxigeno de proporcién 2 a i, éSerfa acaso algo general de todas las reacciones quimicas 0 simple- mente un par de casualidades? Hapia una ver et AToMa 126 Gay-Lussac comenz6 a examinar la cuesti6n siste- méticamente y pronto habfa alcanzado conclusiones re- veladoras: los gases reaccionan entre sf en proporcio- nes de voltimenes de ntimeros enteros pequefios. Veamos los ejemplos que dio el propio cientifico. El Acido clorhfdrico reacciona con el amonfaco y al unirse forman un s6lido blanco. Estos dos gases reac- cionan casi exactamente en proporciones idénticas, es de- cir, 1a 1. El entonces llamado gas carbénico (hoy cono- cido como mon6xido de carbono) se combina con oxigeno en una proporci6n cercana o igual a 2 a 1. Al descompo- ner amonfaco se obtienen nitrégeno e hidrégeno en una proporci6n que se acerca a 3 volimenes de hidrégeno por cada volumen de nitrégeno, es decir, 3 a 1. Como ya vi- mos, el hidrégenio y el oxfgeno se combinan en propor- ciones de volumen casi casi de 2a 1. Como Dalton, Gay-Lussac no se limit6 a sus propios experimentos sino que usé los resultados de otros inves- tigadores. ¥ mediante todos estos ejemplos, pudo armar convincentemente el argumento de que cuando dos ga- 2 Ambas sustancias son gases en condiciones normales pero se comercializan usualmente disueltas en agua. La reaccién, dicho sea de paso, es vistosa, porque en el punto donde se encuentran los dos gases incoloros se forma una nube muy blanca. Esta nube finalmente decanta sobre el suelo o la superficie donde se encuentren los reci- pientes en forma de un fino poivo sélido. Esto puede hacerse en casa; tanto el Acido muriatico (otro nombre para el écido clorhdrico) como el amoniaco se consiguen en la ferreterfa, Pero mucho cuidado, por- que ambas sustancias son peligrosas. 126 Gaanre. Gewiow ses reaccionan quimicamente, lo hacen en proporciones sencillas, es decir, ntimeros enteros y pequefios. O sea que tenemos cosas como 1:2 0 1:3 0 2:3, pero nunca algo como 22:27. La cosa no termin6 ahf. Ademés de establecer que los ‘gases se combinan en proporciones exactas y lindas, Gay- Lussac también descubri6 que, si el producto de la reac- cin también eg un gas, el volumen que ocupa guarda una relacién simple con los reactivos originales. Asf, por ejem- plo, un litro de nitrégeno reacciona con tres litros de hi- drégeno para dar dos litros de amonfaco. Si el hidrége- no y el oxigeno reaccionan a temperaturas superiores a los 100° C el resultado es agua gaseosa y obtenemos que dos voltimenes de hidrégeno reaccionan con un volumen de oxigeno para dar dos voltimenes de vapor de agua.

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