_______________________________________________________________ Capítulo 3 UNA ERA DE TINIEBLAS ESPIRITUALES En contraste con el capítulo 2, donde los seguidores de Cristo sufrirán cruel persecución por mano de la Roma pagana, este capítulo nos presenta tiempos en los cuales se vivirá una supuesta paz. La autora de una manera singular nos presenta que la conversión de Constantino, no fue movida de manera genuina como tal vez muchos piensan en la actualidad, sino que fue una conversación nominal, quizá movido por intereses más políticos que religiosos. Es así que la autora va a entrelazar este suceso histórico del fin de la persecución, con el cumplimiento de una profecía dada por el apóstol Pablo (2 Tes 2:3,4), conocida como “la gran apostasía”. En la actualidad podemos saber que en realidad, cuando Constantino decreto el fin de la persecución de los cristianos, que estos ingresaron en el ámbito político (con los conocidos obispos), y así fueron olvidando sus verdaderas raíces humildes y su fe centrada en las escrituras. Es también claro y conocido que el cristianismo desplazó al paganismo en la Roma imperial, pasando ahora a ser el cristianismo la religión oficial del imperio romano. Las creencias fundamentales se fueron perdiendo, como lo es el reconocer a Dios como Señor y al Espíritu Santo como vicario de Cristo, ahora apareció el asunto de los papas que según la autora, llegaron incluso a pretender títulos que no les correspondía a ellos, sino solo a la Divinidad. Además un punto resaltante es el paulatino abandono del verdadero día de reposo, y más adelante su cambió total al domingo. Ahora este punto también se le suma la prohibición de la divulgación y circulación de la Biblia en otros idiomas, sino solo en el idioma del imperio romano, el Latín. Algo que resalto en este capítulo es que la autora va a relacionar estos eventos a los proféticos, que fueron anunciados muchos años antes. Como por ejemplo, el paso de la roma pagana ahora a la roma cristiana, que ella lo relacionará con un suceso en Daniel 7:25, igualando a la roma cristiana con el cuerno pequeño que intentaría cambiar los tiempos y la ley, además de dominar el mundo a su gusto por 1260 años. Algo fascinante de este capítulo es que la autora presenta información interesante y contundente sobre como el poder de la iglesia romana, como ella llama al poder del vaticano hizo lo que quiso, incluso al punto de mover a los reyes y gobernantes a su gusto, y especialmente como impone su manera de pensar por sobre la Biblia (por eso se conocen a esos años como la edad oscura).