Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción
A lo largo del siglo XIX, se realizaron numerosos textos- tanto narrativos como líricos- que
tuvieron como base al mito fundacional de “Lucía Miranda”. Este hecho, sumado al que
sociedad hispano criolla y atribuye a los aborígenes el inicio de las hostilidades” (Lojo, “En
las fronteras” 348). Es justamente este último aspecto el que ha llamado mi atención que,
desde la pluma de una mujer. En este trabajo sostendré, como Eduarda Mansilla (se)
partir de la reescritura del mito es posible hallar un camino hacia la memoria colectiva y
necesario conocer el contexto en el que empezó a existir. Era una etapa “de crucial
consolidación del aparato burocrático y verbo- simbólico del Estado, la cuestión del
carácter nacional […] de la literatura fue un asunto que competía a los intelectuales más
117). Esta literatura abarcaba por supuesto, tanto a los indios como a las mujeres; sin
embargo, no solía recibir con buenos ojos la literatura escrita por estas últimas, dado que
Tigre 2
constituían a aquel sujeto que se necesitaba regular. Por ello, en la época en que Mansilla
publica el folletín de “Lucía Miranda”, “son pocas las mujeres que se animan a publicar
sus textos con nombre propio o confían en labrarse un futuro como literatas” (Batticuore,
La mujer romántica 223). Incluso, a pesar de que Mansilla gozó de mucha fama literaria
posteriormente, pues su obra fue traducida a otros idiomas, “sus opiniones políticas, tan
‘incorrectas’ como las de su hermano, o más aún, no podían ser tomadas en cuenta con
“Introducción” 16).
Por este motivo, resulta interesante la caracterización de la mujer letrada que Mansilla
dicha carta servirá como recurso retórico para validar la calidad de la novela. Sobre los
citas de diversos autores, que sirven a manera de preámbulo sobre el capítulo a tratar.
Dichos escritores van desde Garcilaso de la Vega hasta Horacio, siendo su preferido el
francés, Víctor Hugo. El uso de estas citas no solo demuestra sus conocimientos en
distintas lenguas, las cuales eran prestigiosas en ese entonces. Sino también, demuestra
complementan con la épica caballeresca, género preferido de Lucía Miranda cuando aún
vivía en Europa con su madre y podía leerle las aventuras de Rodrigo Díaz de Vivar. A su
vez, la autora aprovecha para situar a Europa como la cuna de todos aquellos
conocimientos que van a ser trasladados a América, “El viejo continente es a los ojos de
refinamientos a imitar por los que deseen hacer grande la nación Argentina” (Batticuore,
Itinerarios 164). Por otro lado, las habilidades y gustos literarios de Lucía Miranda, se
Tigre 3
bando español, capaz de comunicarse con los indígenas. De esta manera, “a la Lucía
“Introducción 59).
En un primer momento, la narración del texto hace creer al lector la posibilidad de éxito de
esta mujer. Esto sucede en el descubrimiento de la trampa que había urdido el brujo
sobre el indio brujo, sino también implica el triunfo de la religión católica sobre los dioses
puede cumplir con la labor evangelizadora que se había propuesto, sino que muere junto
a su esposo. De esta manera es posible afirmar que “las novelas de Masilla platean una
suerte de dilema inherente a la cultura nacional: si bien no saber leer puede ser la causa
de los conflictos que asedian a los personajes, saber hacerlo tampoco garantiza el orden
El relato acerca de “la cautiva” en el libro de Mansilla, abarca los últimos capítulos de la
segunda parte del texto. Toda la primera parte refiere a los hechos acontecidos en
España, remontándose a la juventud del padre adoptivo de Lucía, Don Nuño. En este
relato aparecen diversas mujeres, siendo las más importantes para el desarrollo de este
apartado: Nina y su madre, María de las Rosas. Estas mujeres engloban, en distintas
maneras, muchos de los aspectos atribuidos al tópico de la mujer mariana1: son hermosas
1
No solo estas dos mujeres, sino también otras presentadas en el texto como Anté y la misma Lucia
Miranda, gozan de este virginal atributo.
Tigre 4
que en su historia se presentan pasajes similares a los de la Virgen María. Ambas son
belleza e indiferencia ante los placeres banales de la vida, se encuentra el embarazo casi
añoranza por el pasado, así como el tinte trágico propio de las historias románticas.
Este tipo de novelas tenían como fin el educar “en las virtudes restrictivas de la
atraídas por el género. Por ende, en tanto que estas construcciones eran seguidas, el
proyecto nacional podía ser vigente. Por ese motivo, era necesario que los lectores
pudieran de alguna manera, entablar lazos con ella, por eso “influida por el movimiento
romántico, Eduarda Mansilla se ocupa de reconstituir una genealogía que sirva de anclaje
(Chikiar 42).De esta manera, estos pasajes podrían significar una crítica al estereotipo de
mujer mariana, en el sentido de que la completa sumisión y enajenación que tuvieron Nina
y María de las Rosas respecto de su realidad, no les pudo brindar un final feliz.
Propuesta de mestizaje
Como se mencionó en la introducción de este ensayo, este mito representa los conflictos
este conflicto, no era ajena al problema del mestizaje, pues como se ha mencionado en
2
En la novela nunca se explicita, pero se puede postular que el embarazo de María de las Rosas fue
producto de una violación por parte del joven Aldobrandini.
Tigre 5
los numerosos estudios acerca de esta novela; Ruy Díaz de Guzmán, primer transcriptor
del mito, era de origen mestizo. La posibilidad del mestizaje, se encuentra entonces,
sino por ser inmoral. Mientras que, al final del texto, otra propuesta de mestizaje sí es
presentada como posible: la relación entre Alejo, joven español, y Anté, miembro de la
mucho más profunda. Como se ha intentado explicar en los dos apartados anteriores,
la mujer letrada- logran sus cometidos, por ende, no representarían al sujeto nacional
ideal para poder evangelizar y educar a estos indios. Lo cual resulta, en un primer
momento, muy contradictorio, ya que se está hablando de aquellos ámbitos en los cuales
tienen más cualidades. Por otro lado, la relación entre Alejo y Anté si parece fructífera en
un futuro fuera de la novela. Es preciso recordar, el fervor con que Anté escuchaba y
seguía a Lucía en sus fervores religiosos, presentándose así, como un corazón fértil en el
cual la religión podría florecer, al contrario de los hermanos caciques. Resulta entonces,
que Lucía sí era capaz de evangelizar y hacerse escuchar entre algunos personajes de la
novela, como Anté. Sin embargo, el carácter pasional de ambos hermanos dificultan esta
tarea, haciéndola imposible. Es por este motivo que la representación del indio que realiza
amistad y cariño de Lucía- puesto que ella no nota los sentimientos del cacique hasta que
ya es muy tarde. Por otro lado, la figura de Siripo, salvaje y astuta, que despierta más bien
Al inicio de la segunda parte del texto, las cualidades propias de un caballero son
espíritu guerrero, hermoso talle y gentil porte: “cautivados los españoles por la gentil
presencia del indio y por el acto de cortesía que hacía” (Mansilla 308). No obstante, estas
cualidades dejan de ser cultivadas al nacer el amor por Lucía. Es decir, contrario de lo
que sucedería con caballero medieval, cuyo amor por su doncella es un impulso para
salvaje- es incapaz de regular sus emociones. Lo mismo sucede son Siripo, quien- a
aún más el carácter demoníaco que es constantemente otorgado a algunos indios como
traslada a la figura del militar español, quien en todo momento parece controlar sus
pasiones.
Esta feminización es una respuesta al problema que existía respecto de la negativa de los
civilizador rioplatense, influido, después de 1860 por las pautas de cultura victoriana, hará
el máximo esfuerzo para neutralizar y encerrar lo femenino, percibido con más fuerza que
nunca como peligroso, secreto, y también como impuro en sus vínculos materiales y
anteriormente, el control del material literario era una de las medidas usadas para lograr
este cometido, en ese sentido “la épica vino a ser la modalidad narrativa más adecuada
.El culto de los héroes nacionales en la época fue, entre muchos, una excelente excusa”
(Gonzáles 116). Sin embargo, el mito de la cautiva- una épica- ha sido usado para lo
contrario. No existe un héroe nacional en este mito, es una heroína trágica: Lucía, que
Conclusiones
En la novela “Lucía Miranda”, su autora, Eduarda Mansilla logra no solo hacer gala de su
cultivado intelecto, sino también reescribir el mito de “la cautiva” en orden de presentar un
problema latente en aquella época. Con esta sutil denuncia- que por encontrarse dentro
historia literaria argentina, con lo cual, pudo contribuir a la formación de una memoria
colectiva.
Bibliografía
Batticuore Graciela. “La escritora como intérprete cultural. Eduarda Mansilla”. En La mujer
Argentina del siglo XIX”. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 22.43 (1996): 163-
180.
(2000): 107-134.
Lojo, María Rosa. “En las fronteras de la nación. Usos de la memoria y el olvido”. INTI,
88.