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Ornamentos litúrgicos de la Misa

de siempre

Ornamentos para la celebración de la Misa tradicional, en el orden de


la numeración: amito, alba, cíngulo, manípulo, estola y casulla.
¿Nunca te has preguntado qué significan los ornamentos que utiliza el sacerdote en la Misa
tradicional? ¿O te limitas a creer que están demasiado adornados? Te invitamos a conocer cada
una de las vestiduras litúrgicas tradicionales, así como sus significados y –un dato que seguramente
no conocías– las oraciones que el celebrante reza al ponérselas.
Y si en cierto momento crees que los sagrados paramentos son muy complejos o elaborados, piensa
en lo siguiente: si en el Antiguo Testamento los sacerdotes utilizaban vestiduras sagradas con
piedras preciosas (Éxodo 28 y 39 y Levítico 8) las cuales fueron descritas minuciosamente por
Dios a Moisés, y todo esto era para los sacrificios de la Antigua Alianza, ¿qué no mayor
magnificencia debe ser usada para confeccionar los ornamentos con los que se ha de celebrar el
Santo Sacrificio de la Misa? Siendo la Santa Misa el acto perfecto de adoración, acción de gracias,
expiación e impetración a Dios, ¿por qué no dedicar para ella los ornamentos más finos de
damasco, brocado, seda y tisú? Sí, es verdad que son costosos; ¿pero por qué no ahorrar para
comprarlos o elaborarlos, si dedicamos tanto dinero a nuestros gustos mundanos?
Entretanto, te invito a conocer el significado de los ornamentos sacerdotales de la misa de siempre.

Vestimentas litúrgicas
Amito (del latín amictus, de amicere: rodear, envolver).
Este es el primer ornamento que se pone el sacerdote. Es un lino
blanco de forma rectangular que se coloca sobre el cuello y los
hombros; en el centro tiene una cruz, la cual debe besar el
presbítero antes de ponérselo y al quitárselo. Primero se coloca un
instante sobre la cabeza, y luego se sujeta por medio de dos tiras o
cintas, cruzadas a la cintura.
Simboliza la fe, principio y fundamento de toda virtud, el yelmo
de salvación para luchar contra los ataques del demonio, así como
la moderación en las palabras.
La oración que dice el sacerdote al ponérselo es: “Impóne,
Dómine, cápiti meo gáleam salútis, ad expugnádos diabólicos
Sacerdote colocándose el incúrsus”, que se traduce: “Señor, pon sobre mi cabeza la defensa
amito.
(el yelmo) de mi salvación, para luchar victorioso contra los embates del demonio” (Cfr. Efesios
6,17).
Tristemente, fue suprimido tras la reforma litúrgica que dio lugar a la casi desaparición de la Misa
tradicional.

Alba (del latín alba, y este de albus: blanco).


Es la túnica de lienzo blanco que cubre totalmente la sotana o
hábito talar; llega hasta los tobillos. A menudo es adornada,
tanto en las mangas como en la parte inferior, por encajes o
puntillas.
Representa la pureza de alma y corazón que debe poseer el
sacerdote para celebrar dignamente los sagrados misterios.
La oración que pronuncia el presbítero al vestírsela es:
“Deálba me, Dómine, et munda cor meum; ut, in Sánguine
Agni dealbátus, gáudiis pérfruar sempitérnis”, cuya
traducción es: “Hazme puro, Señor, y limpia mi corazón, para
que, purificado por la sangre del cordero, pueda gozar de los
gozos eternos”.

Cíngulo (del latín cingulum, y este de cingere: ceñir).


Sacerdote ciñéndose el cíngulo, Es el cordón que sirve para ceñir el alba a la cintura. Está
previamente revestido con el alba. rematada en cada extremo por una borla o un fleco. Puede ser
blanca o del color litúrgico del día.
Representa la castidad y la necesidad de luchar contra las bajas pasiones de la carne.
La oración del sacerdote al ceñírselo es: “Praecínge me, Dómine, cíngulo puritátis, et exstingue
en lumbis meis humórem libídinis; ut máneat in me virtus continéntiae et castitátis”. La traducción
es la siguiente: Cíñeme, Señor, con el cíngulo de la pureza, y apaga en mis carnes el fuego de la
concupiscencia, para que more siempre en mí la virtud de la continencia y castidad”.

Manípulo (del latín manipulum, y este de manus [mano] y pleo


[llenar]: llenar las manos).
Consiste en una banda de tela, de la misma hechura de la estola, que
el sacerdote lleva en el brazo izquierdo; se ajusta a la manga del alba
por medio de un fiador o unas cintas. Al igual que la estola y la
casulla, debe ser del color litúrgico del día. Siempre lleva una cruz en
el centro, la cual el sacerdote debe besar antes de ponérselo y después
de quitárselo; también puede tener dos cruces, una en cada extremo,
aunque no son obligatorias.
Significa la compunción del corazón y la paciencia en los trabajos y
sufrimientos de esta vida, recordando que las buenas obras y los
El manípulo. dolores ofrecidos a Dios serán espléndidamente recompensados por
Él.
La oración que recita el sacerdote al ponérselo es la siguiente: “Merear, Domine, portare
manipulum fletus et doloris; ut cum exsultatione recipiam mercedem laboris”, cuyo significado
es: “Merezca, Señor, llevar el manípulo (o el manojo) del llanto y del dolor, para poder recibir con
alegría el premio de mis trabajos”.
Fue eliminado después de la reforma litúrgica.

Estola.
Es una banda alargada de seda, de aproximadamente dos metros de longitud y que se coloca
alrededor del cuello y se ajusta con el cíngulo. Tiene una cruz justo en medio, la cual el presbítero
siempre debe besar antes de ponérsela, y una en cada extremo; estos últimos se ensanchan
gradualmente, a semejanza del manípulo. No sólo se usa en la Misa, sino en cualquier función
propia del ministerio sacerdotal (la administración de los demás Sacramentos, en las bendiciones
de objetos, al repartir la Sagrada Comunión).
Su color varía dependiendo del día.
Sólo puede ser utilizada por los obispos, sacerdotes y diáconos, aunque cada uno de forma distinta:
el primero la lleva pendiente del cuello; el segundo, cruzada sobre el pecho; el tercero, sobre su
hombro izquierdo y cruzada a su costado derecho. Sin embargo, el sacerdote también puede usarla
colgando a cada lado del pecho, siempre y cuando la utilice encima de la sobrepelliz.
Simboliza la dignidad del primer hombre antes del pecado original, así como la inmortalidad
perdida por la caída de nuestros primeros padres. Representa, de igual manera, la autoridad y
dignidad sacerdotal.
Al ponérsela, el sacerdote reza la siguiente oración: “Redde mihi, Domine, stolam immortalitatis,
quam perdidi in praevaricatione primi parentis; et, quamvis indignus accedo ad tuum sacrum
mysterium, merear tamen gaudium sempiternum”. La traducción es: “Devuélveme, Señor, la estola
de la inmortalidad, que perdí con la prevaricación del primer padre, y aun cuando me acerque, sin
ser digno, a celebrar tus sagrados misterios, haz que merezca el gozo sempiterno”.

Casulla (del latín paenula o casula: tienda o pequeña casa).


Es la vestidura que el sacerdote lleva por
encima de los demás ornamentos para celebrar
el Santo Sacrificio de la Misa. Es del color
litúrgico del día.
Simboliza la caridad y el yugo suave y ligero de
Cristo.
La oración que reza el sacerdote al vestir la
casulla es la siguiente: “Dómine, qui dixísti:
Jugum meum suáve est et onus meum leve: fac,
ut istud portáre sic váleam, quod cónsequar
tuam grátiam. Amén.” Esto se traduce así:
“Señor, que has dicho: "Mi yugo es suave y mi
Dibujo del Beato P. Miguel Pro, revestido con casulla carga ligera", haz que lo lleve de tal modo, que
blanca, en el momento de la Consagración de la Hostia, consiga tu gracia. Amén”.

Bonete.
Es una gorra de seda o paño, que puede o no llevar una borla
en la parte superior. Su color varía dependiendo de la
jerarquía que ocupa quien lo utiliza: negro para seminaristas,
subdiáconos, diáconos y presbíteros; violeta para los obispos;
rojo (de seda muaré) para los cardenales; y blanco para el
Papa, aunque último ha caído en desuso desde hace siglos.
Bonete romano (con y sin borla).
El celebrante (y los diáconos y subdiáconos, cuando los hay,
en la Misa solemne) lo utiliza en diversos momentos: en las procesiones de
entrada y de salida de la Misa, cuando está sentado durante las funciones
solemnes y en los cantos largos, en las procesiones sin el Santísimo o reliquias
de la Pasión dentro y fuera de la iglesia y durante la predicación del sermón Bonete español.
(quitándoselo siempre al mencionar el hombre de Jesucristo).
Existen dos tipos de bonete:
1. Romano: es cuadrado y tiene tres crestas en forma de medialuna en la parte superior; el lado
sin cresta se coloca junto a la oreja izquierda, de forma que quien lo usa lo toma con la mano
derecha para ponérselo y quitárselo. Es el tipo de bonete más común.
2. Español: es circular y uniforme; posee cuatro picos iguales, a modo de corona. En el centro
tiene una borla. Debe su nombre a su país de origen.
La Pasión de Cristo y las vestiduras sagradas
Cada paramento litúrgico está relacionado con diversos
momentos de la Pasión de Nuestro Señor. El sacerdote
celebrante, a la par que celebra el Santo Sacrificio, se conforma
con Cristo sufriente.
El amito representa el lienzo con el que fue cubierto Su Rostro
mientras era abofeteado, golpeado y escarnecido mientras le
decían: “Profetiza, Cristo, quién te ha pegado”; el alba, la
vestidura blanca que le mando poner Herodes para burlarse de
Él; el cíngulo, las cuerdas con que fue amarrado en el Huerto de
los Olivos y con las que fue llevado a Jerusalén; el manípulo, las
ataduras de Sus manos durante la crudelísima flagelación; la
estola, las sogas con que fue arrastrado hacia el Calvario; la
casulla, el manto de púrpura que pusieron sobre él los soldados
en el pretorio; el bonete, la dolorosa corona de espinas.
Por otro lado, algunos
tipos de casulla tienen
Sacerdote revestido con todos los
ornamentos y con bonete, en la
bordada una columna,
procesión de salida de la Misa. en recuerdo de aquella
en la que fue atado
para ser azotado, y una cruz, la cual simboliza el
pesadísimo madero que Jesús hubo de cargar y en el que
fue clavado para salvarnos.

Sabiendo todo lo anterior, ¿qué pensarás la siguiente vez


que consideres la magnificencia de los ornamentos de la
Misa de siempre? ¿Creerás que es demasiado boato y
que deben ser simplificados, como tristemente lo fueron
en la Misa nueva? Sólo mira las imágenes, que muestran
la definición de la Santa Misa: la renovación incruenta
del sacrificio cruento de Cristo en la Cruz ofrecido a
Dios Padre, y medítalo.

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