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de siempre
Vestimentas litúrgicas
Amito (del latín amictus, de amicere: rodear, envolver).
Este es el primer ornamento que se pone el sacerdote. Es un lino
blanco de forma rectangular que se coloca sobre el cuello y los
hombros; en el centro tiene una cruz, la cual debe besar el
presbítero antes de ponérselo y al quitárselo. Primero se coloca un
instante sobre la cabeza, y luego se sujeta por medio de dos tiras o
cintas, cruzadas a la cintura.
Simboliza la fe, principio y fundamento de toda virtud, el yelmo
de salvación para luchar contra los ataques del demonio, así como
la moderación en las palabras.
La oración que dice el sacerdote al ponérselo es: “Impóne,
Dómine, cápiti meo gáleam salútis, ad expugnádos diabólicos
Sacerdote colocándose el incúrsus”, que se traduce: “Señor, pon sobre mi cabeza la defensa
amito.
(el yelmo) de mi salvación, para luchar victorioso contra los embates del demonio” (Cfr. Efesios
6,17).
Tristemente, fue suprimido tras la reforma litúrgica que dio lugar a la casi desaparición de la Misa
tradicional.
Estola.
Es una banda alargada de seda, de aproximadamente dos metros de longitud y que se coloca
alrededor del cuello y se ajusta con el cíngulo. Tiene una cruz justo en medio, la cual el presbítero
siempre debe besar antes de ponérsela, y una en cada extremo; estos últimos se ensanchan
gradualmente, a semejanza del manípulo. No sólo se usa en la Misa, sino en cualquier función
propia del ministerio sacerdotal (la administración de los demás Sacramentos, en las bendiciones
de objetos, al repartir la Sagrada Comunión).
Su color varía dependiendo del día.
Sólo puede ser utilizada por los obispos, sacerdotes y diáconos, aunque cada uno de forma distinta:
el primero la lleva pendiente del cuello; el segundo, cruzada sobre el pecho; el tercero, sobre su
hombro izquierdo y cruzada a su costado derecho. Sin embargo, el sacerdote también puede usarla
colgando a cada lado del pecho, siempre y cuando la utilice encima de la sobrepelliz.
Simboliza la dignidad del primer hombre antes del pecado original, así como la inmortalidad
perdida por la caída de nuestros primeros padres. Representa, de igual manera, la autoridad y
dignidad sacerdotal.
Al ponérsela, el sacerdote reza la siguiente oración: “Redde mihi, Domine, stolam immortalitatis,
quam perdidi in praevaricatione primi parentis; et, quamvis indignus accedo ad tuum sacrum
mysterium, merear tamen gaudium sempiternum”. La traducción es: “Devuélveme, Señor, la estola
de la inmortalidad, que perdí con la prevaricación del primer padre, y aun cuando me acerque, sin
ser digno, a celebrar tus sagrados misterios, haz que merezca el gozo sempiterno”.
Bonete.
Es una gorra de seda o paño, que puede o no llevar una borla
en la parte superior. Su color varía dependiendo de la
jerarquía que ocupa quien lo utiliza: negro para seminaristas,
subdiáconos, diáconos y presbíteros; violeta para los obispos;
rojo (de seda muaré) para los cardenales; y blanco para el
Papa, aunque último ha caído en desuso desde hace siglos.
Bonete romano (con y sin borla).
El celebrante (y los diáconos y subdiáconos, cuando los hay,
en la Misa solemne) lo utiliza en diversos momentos: en las procesiones de
entrada y de salida de la Misa, cuando está sentado durante las funciones
solemnes y en los cantos largos, en las procesiones sin el Santísimo o reliquias
de la Pasión dentro y fuera de la iglesia y durante la predicación del sermón Bonete español.
(quitándoselo siempre al mencionar el hombre de Jesucristo).
Existen dos tipos de bonete:
1. Romano: es cuadrado y tiene tres crestas en forma de medialuna en la parte superior; el lado
sin cresta se coloca junto a la oreja izquierda, de forma que quien lo usa lo toma con la mano
derecha para ponérselo y quitárselo. Es el tipo de bonete más común.
2. Español: es circular y uniforme; posee cuatro picos iguales, a modo de corona. En el centro
tiene una borla. Debe su nombre a su país de origen.
La Pasión de Cristo y las vestiduras sagradas
Cada paramento litúrgico está relacionado con diversos
momentos de la Pasión de Nuestro Señor. El sacerdote
celebrante, a la par que celebra el Santo Sacrificio, se conforma
con Cristo sufriente.
El amito representa el lienzo con el que fue cubierto Su Rostro
mientras era abofeteado, golpeado y escarnecido mientras le
decían: “Profetiza, Cristo, quién te ha pegado”; el alba, la
vestidura blanca que le mando poner Herodes para burlarse de
Él; el cíngulo, las cuerdas con que fue amarrado en el Huerto de
los Olivos y con las que fue llevado a Jerusalén; el manípulo, las
ataduras de Sus manos durante la crudelísima flagelación; la
estola, las sogas con que fue arrastrado hacia el Calvario; la
casulla, el manto de púrpura que pusieron sobre él los soldados
en el pretorio; el bonete, la dolorosa corona de espinas.
Por otro lado, algunos
tipos de casulla tienen
Sacerdote revestido con todos los
ornamentos y con bonete, en la
bordada una columna,
procesión de salida de la Misa. en recuerdo de aquella
en la que fue atado
para ser azotado, y una cruz, la cual simboliza el
pesadísimo madero que Jesús hubo de cargar y en el que
fue clavado para salvarnos.