Está en la página 1de 2

MADAME SASSU

Entra la cliente haciendo mucho ruido para que la madame se percate de que hay alguien que va a
llegar. La cliente lleva un bolso que dice visiblemente su nombre y está emocionada por haber
encontrado el lugar. Cuando va a tocar la Madame le abre la puerta como si hubiera adivinado que
estaba ahí.

Madame: Pasa, te estaba esperando.

Cliente: Buenas tardes, creí que me perdía. Yo soy…

Madame: No me digas, no me digas, yo lo sé. Siento tu energía… tu eres… Ceci

Madame: (asombrada) ¡Si¡¿Es usted…

Madame: ¡Sí! Yo soy la persona que estabas buscando, la única, la gran, la inigualable: Madame
Sassu. (Le ofrece sentarse)

Cliente: (Emocionada se sienta) Ay, qué bueno porque fíjese que vengo porque últimamente…
(Llora)

Madame: No me digas, no me digas, yo lo sé. Vienes porque estas sufriendo.

Cliente:(asombrada y llorosa) ¡Si!

Madame: Lloras todo el tiempo.

Cliente: ¡Siiii!

Madame: Te duele la panza…

Cliente: (extrañada pero sugestionándose) Siiiii. Porque fíjese que…

Madame: No me digas, no me digas, yo lo sabré. La bola me lo dirá. Pero para que hable necesito
energía, necesito… necesito inspiración. (Hace el ademan de pedir dinero, la cliente le da un
billete, la madame lo recibe y se fija en que sea bueno)Veo, veo… que tu marido te engaña.

Cliente: (Despreocupada) ¡Ay, no! Soy divorciada.

Madame: (Sin saber qué hacer ante el peligro de ser descubierta) Claro, pues por eso te
divorciaste, porque te engañaba. (Fingiendo) Ahhh! La bola me dice algo… ¿Quieres saber con
quién te engañaba?

Cliente: ¡Ay, siii! ¿Se puede?(Curiosa)

Madame: Mmmm, veo, veo… Necesito más energía… (Extiende la mano y la cliente sin dudar le da
un billete) Tu… tu tienes una amiga…
Cliente:(asombrada) ¡Si!

Madame: Una amiga a la que quieres mucho…

Cliente:(asombrada) ¡Siii!

Madame: Una amiga a la que le haces confidencias…

Cliente:(preocupada) ¡Siii!

Madame: Una amiga con la que te llevas muy bien…

Cliente:(preocupada) ¡Siii!

Madame: Pues…, pues… ella no es.

Cliente: ¡Ay! ¡Qué bueno! Ya sabía yo que Rosita no me podía hacer eso. Pero déjeme decirle…

Madame: No me digas, no me digas, yo lo sé y te voy a decir la raíz de tu sufrir. A ti te hicieron un


mal…

Cliente: (Preocupada)¡No!, ¡no me diga!

Madame: Si te digo, pero yo te puedo curar.

Cliente: ¡Ay! ¡Qué bueno!

Madame: Pero… vamos a necesitar materiales muy codiciados y escasos, así que son muy caros…

Cliente: ¡no me diga!

Madame: Si te digo, vamos a necesitar agua del mar muerto. (Extiende la mano pidiendo y la
cliente le entrega unos billetes). Vamos a necesitar el último pelo de un calvo. (Extiende la mano
pidiendo y la cliente le entrega unos billetes)Vamos a necesitar flores de Indochina. (Extiende la
mano pidiendo y la cliente le hace cara de” ya no tengo dinero”) ¿Pero cómo, es que no te quieres
curar? ¿Qué no tienes dinero?

Cliente: (Emocionada) ¡Ese, ese es mi problema! Por eso vine.

Madame: ¡Ah, no!¡Eso si que no! ¡Vete pa tu casa niña y ya regresas cuando tengas dinero para la
curación!

Cliente: (Confundida) Si, bueno, se lo voy a conseguir. (Sale)

Madame: (Se sienta indignada) Pero es que no puede ser, esto ya no es negocio.

También podría gustarte