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Republica Bolivariana de Venezuela

Universidad central de Venezuela

Escuela de Filosofía

Praxis: Martin Heidegger – La frase de Nietzsche “Dios ha muerto”

Prof: Theowald D’arago

Alumno: Carlos Katán

C.I: 24.223.852

Nihilismo y valores

El nihilismo aparece ante nosotros como una dualidad que puede expresar tanto
desapego y desprecio del mundo como vitalidad y aceptación de la mundanidad, en el
primero encontramos al nihilismo negativo, desprecio de la vitalidad mundana por
considerarse esta, banal y poco trascendente, arraigo desenfrenado a la existencia de
un mundo suprasensible, en el segundo se encuentra el nihilismo reactivo, este sólo
puede aparecer una vez superado el malestar metafísico en el que nos envuelve el
primer estado de nihilismo antes mencionado, una vez llegada esta estancia la vitalidad
impera sobre el hombre y este se hace uno con el caos y el orden, con la tensión de
opuestos que domina su existir.

Con la explicación antes dada sobre nihilismo aparece un problema, en el primer


ejemplo de nihilismo se encuentra construida toda la sociedad occidental, todo este
modelo metafísico implica una escala valorativa de valores, un piso fundamental
dentro de nuestra sociedad, aun superada la metafísica, ese piso, esas bases, seguirán
existiendo, sólo que ahora se encontraran vacías, ese oscuro espacio, ese hedor que de
ahí se desprende continuará conviviendo en nuestra sociedad como un virus en estado
de latencia, hasta el momento en el que inevitablemente su espacio sea reemplazado y
los dioses del futuro vengan a nosotros una vez más.

¿Entonces sin metafísica nuestra sociedad se encontrará a si misma en vacío? ¿Qué


será de los viejos dioses, aun respirarían entre nosotros? O como diría Nietzsche en La
Gaya Ciencia ¿No tendremos que volvernos nosotros mismo dioses para parecer dignos
de ellos? Todas estas incógnitas aparecen una vez que nos hemos replanteado la
muerte de Dios, pensando así en aquel espacio vacío que este nos ha legado.

A este nihilismo a medias que nos han legado los viejos dioses en modo de venganza
por su cruento homicidio, Nietzsche lo llamará nihilismo incompleto.

¿Entonces no entraríamos en una crisis de valores? ¿Acaso el nihilismo se encuentra


predestinado a crear un vacío inminente en nuestra sociedad?
El nihilismo no sólo nos propone el fin de los valores supremos, si no también el lugar
que estos ocupan, acaba con aquel espacio que se suponía quedaría vacío, el mundo
suprasensible, redefiniendo así la manera de valorar.

Los principios de valores se reestructuran de manera originaria, acercándose al


mundo, al vitalismo innegable en el que debemos sumergirnos, aquella voluntad que
nos exige vida, entonces los valores aparecen ante nosotros como voluntad vitalista al
contrario del ideal suprasensible en donde los valores niegan nuestra vitalidad en
busca de trascendencia.

El nihilismo ante los valores no aparece como supresor, si no como reestructurador,


como rearmador de nuestros valores, teniendo un nuevo piso por el cual construir y
siendo este piso nuestra propia vitalidad nos obligamos a ser más responsables de
nuestros actos, nos obligamos a aceptar el mundo y a dejar de la compasión y la
histeria que caracteriza el mayor síntoma de nuestra enfermedad metafísica.

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