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Valentina Atehortua

Fotografía de Música ligera.

En primera instancia fue verte sin imaginarte aparecer.


Tu rostro triste entre tantas máscaras de felicidad era similar a la Luna gris
rodeada de estrellas multicolor y tu soledad llamó a mi soledad.
Enredados laberintos, visiones borrosas y muchos hechos misteriosos surgieron
ese día de abril.
En segunda instancia nació el afán.
Te busqué sin gloria en la melodía de un pájaro azul, en las páginas de un reporte
criminal, en la multitud y dentro de un bar alemán. Sólo existías en el silencio
metafísico de la noche y la humedad mental como déjà vu, revelación y quimera y
la realidad en ese entonces era una frágil esfera.
En tercera instancia le crecieron alas al encuentro.
Sin querer quise y te vi cuando de sangre se teñía en lo más alto el día, pero vos
eras Luna solitaria sin amigos sola con un viejo estéreo y una soda. Entonces te
ofrecí mi compañía y vos me diste música para la vida y también compartiste tu
bebida, además sonreíste y sanaron mis heridas.
Luego, en cuarta instancia apareció la magia y me convertí en Sol.
Mi fuego cobijaba tu cuerpo y vos brillabas como el oro y ya no éramos dos en la
ciudad sino astros que observaban las casas desde el cielo. Nos gustaba jugar y
comer también robar y correr, yo era el Sol pero llevaba algo de Luna y vos la
Luna llevando todo de mí.
Finalmente y en última instancia llegó el despertar.
Ya no era aquello que te hacía brillar sino un loco más en su calesita que durante
noches te soñó y ahora te reza para que los días ya no sean tiempos sin fe y el

sin vos nada


tiempo días sin alma porque

más queda.
https://www.youtube.com/watch?v=ECpyoQT4BVw

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