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Velad y Orad
Mateo 26:41
Diga conmigo: “Carne y espíritu”
Las Palabras del Seññ or Jesúú s mañifiestañ úña fúerte e importañte exhortacioú ñ para
todos sús fieles segúidores…cuantos seguidores de Cristo hay aquí?
Diga coñmigo “esas palabras soñ para mi”
Cúañdo el Seññ or Jesúú s habla de la carñe y del espíúritú, se refiere precisameñte a las
dos ñatúralezas qúe poseemos todos los qúe hemos ñacido de ñúevo por medio del
Evañgelio.
Recordemos qúe todos los seres húmaños llegamos a esta tierra coñ úña ñatúraleza o
semilla pecamiñosa coñocida tambieú ñ como “pecado origiñal” Efesios 2:3
Esa semilla o ñatúraleza pecamiñosa se ñútre y se fortalece precisameñte coñ las
obras de la carñe meñcioñadas eñ Gálatas 5:17-21
Esa era nuestra condición natural desde que llegamos a esta tierra…
Sin embargo…
A partir del momeñto eñ qúe recibimos y creíúmos al Evañgelio, búscañdo el perdoú ñ de
Dios, arrepeñtidos de todos ñúestros pecados, Dios ños briñda úña ñúeva ñatúraleza
Diviña, o sea la ñatúraleza de Cristo Jesúú s deñtro de ñúestro corazoú ñ, la cúal se
complace y se deleita eñ amar y Obedecer al Seññ or….o no es así? 1ª Pedro 1:23
Ahora coñ la ñúeva ñatúraleza de Cristo deñtro de ñosotros, qúe es lo qúe súcede coñ
aqúella vieja ñatúraleza pecamiñosa qúe recibimos de ñúestros Padres?
Veamos lo que la Biblia nos enseña….
Por algúña razoú ñ teñemos la idea qúe a partir de ñúestra coñversioú ñ al Seññ or ñúestra
lúcha acaba y qúe a partir de ese momeñto ño pecaremos maú s, sieñdo úñ ejemplo de
vida para los demaú s.
Seríúa maravilloso qúe asíú fúera púesto qúe de esa mañera ya ño teñdríúamos deseos de
pecar y por lo tañto ñúestra vida seríúa como la de Adaú ñ y Eva añtes de sú caíúda.
Sin embargo la realidad es otra… Romanos 7:19-20
Lameñtablemeñte esa ñatúraleza pecamiñosa ño desaparece como múchos lo
pieñsañ.
Aqúella porcioú ñ de ñúestra vida qúe amaba al pecado y qúe se deleitaba eñ proveer
para los deseos de la carñe sigúe eñ sú lúgar, qúeda aplastada, mortalmeñte herida y
agoñizañte, mas no destruida.
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Ahora, pasamos a ser persoñas coñ dos ñatúralezas: la ñatúraleza de Cristo y la


ñatúraleza añtigúa, las cúaú les se opoñeñ eñtre síú, buscando erradicar o destruirse
una a la otra.
De esta mañera empreñdemos ahora úña lúcha mayor deñtro de ñúestro corazoú ñ: úñ
coñflicto iñterño qúe múchas veces ños tratara de llevar a la desesperacioú ñ, a la
frústracioú ñ y eñ múchos casos al desalieñto y retroceso eñ ñúestra vida espiritúal…
Romanos 7:15, 17-20 Gálatas 5: 17
Es por eso qúe despúeú s de ñúestra coñversioú ñ al Seññ or, la lúcha aúmeñta:
Las dos ñatúralezas estaraú ñ lúchañdo eñ ñúestro iñterior tratañdo de sobrevivir y
tomar el coñtrol de ñúestra vida, siñ embargo la victoria seraú para aqúella ñatúraleza
mejor alimeñtada y fortalecida y eso depeñderaú úú ñicameñte de ñúestra
decisioú ñ….Romanos 8:5
Todo lo qúe eñtra eñ ñúestra meñte a traveú s de los señtidos es alimeñto para úña ú
otra ñatúraleza, especialmeñte aqúello qúe ños llega por medio de la vista y de la
aúdicioú ñ.
Eñteñdieñdo ahora qúe todos los qúe estamos eñ Cristo poseemos estas dos
ñatúralezas y las fúertes batallas eñtre ambas, podemos compreñder el señtido de las
palabras de Jesúú s, qúe ños llamañ a Velar y Orar para ño eñtrar eñ Teñtacioú ñ.
Velar y orar ños briñda el discerñimieñto y la sobriedad espiritúal para poder
ideñtificar cúalqúier circúñstañcia qúe púdiera ateñtar coñtra ñúestra estabilidad y
fortaleza espiritúal, eñ todas las aú reas de ñúestra ñúeva vida eñ Cristo.
CONCLUSION
Dios coñoce ñúestras debilidades, y EÉ l sabe perfectameñte las coñsecúeñcias fatales
de cúalqúier descúido eñ ñúestra vida cristiaña púes seriamos presa faú cil de ñúestro
Adversario el Diablo qúieñ añda como leoú ñ rúgieñte búscañdo a qúieñ devorar.
Qúe aú reas de tú vida se eñcúeñtrañ debilitadas y coñ el riesgo de caer eñ el lazo del
diablo? Cúaú les soñ las fúertes Teñtacioñes qúe estas experimeñtañdo eñ estos
momeñtos?
Dios ha provisto libertad y fortaleza eñ Cristo para los qúe creemos eñ EÉ l, asíú mismo
ha provisto los medios para coñsegúirlo, para qúe ya ño vivamos de derrota eñ
derrota, siño de victoria eñ victoria para gloria y hoñra de ñúestro Seññ or Jesúcristo.

Oremos, Seññ or recoñocemos ñúestras debilidades e imposibilidad de domiñar


ñúestra ñatúraleza carñal, pero tambieú ñ compreñdemos ahora qúe eñ Cristo esta
ñúestra fortaleza, por lo cúal hoy clamamos para fortalecer la ñatúraleza diviña qúe
has púesto eñ ñosotros, y ayúú daños a velar estar para ateñtos añte todo avañce del
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eñemigo y añte todo levañtamieñto de ñúestra ñatúraleza carñal para ñeútralizarla eñ


tú poder y gracia, ameñ.

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