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Módulo 1

Introducción a las
Formas del
Pensamiento
1.1- ¿De qué hablamos
cuando nos referimos a
formas de
pensamiento?
Nos convoca, en el inicio de una carrera universitaria, un espacio de
formación que pretende llegar a usted ofreciéndole esta asignatura
denominada Formas de Pensamiento.

El espíritu inicial de esta materia es acercarlo a poder “pensar el


pensamiento”. Esta inquietud es muy antigua y ya los primeros filósofos se
hacían preguntas como las que siguen: ¿Cómo es que el hombre piensa?
¿Es una posibilidad sólo del hombre? ¿Cuál es el origen de esa posibilidad?
¿Cómo es que las personas pueden resolver problemas, crear objetos,
generar variedad de ideas?

Seguramente usted ha tenido interrogantes de esta naturaleza. Será


primero la Filosofía la que ofrezca respuestas y las registre de modo
escrito, dejándonos un legado desde el cual se han construido diversidad
de especulaciones. En todas sus formas: por especulación (la Filosofía), por
revelación divina (la religión) o por verificación empírica (la ciencia), la
búsqueda se dirige siempre a encontrar la mejor verdad. Esta división que
se ajusta estrechamente a la historia del pensamiento estaría dando
cuenta de formas de pensamiento que fueron dando explicaciones acerca
del mundo natural y social.

Para esta asignatura haremos un recorte que se justifica en la necesidad de


orientar nuestros abordajes a aquellos elementos teóricos y prácticos que
mejor aporten a la formación inicial universitaria con miras al futuro
desempeño profesional. Por este motivo es que en el primer módulo
hablaremos sobre una pregunta central que refiere a cómo conocemos, es
decir, qué mecanismos psicológicos permiten al hombre construir
conocimiento, de tipo práctico y/o de tipo lógico. Luego haremos algunas
distinciones entre conocimiento, pensamiento y creencia con el objetivo de
discriminar aquellas formas de conocer que han sido trabajadas desde la

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Filosofía y la ciencia. Luego, en los siguientes módulos, veremos tres tipos
de pensamiento: el lógico, el dialéctico y el sistémico. Al finalizar la materia
nos quedará un panorama global que ha sido presentado didácticamente
bajo este formato denominado Formas de Pensamiento que, en realidad,
pretende ser una invitación de apertura a la temática que los obligue a
seguir profundizando temas que siguen siendo debatidos por el hombre y
que , sin margen de duda, hacen al hombre, hombre.

1.2- El hombre y sus


explicaciones del
mundo.
Como ya dijimos, las preocupaciones que el hombre ha tenido en relación con
el conocimiento tienen larga data. Ya en los filósofos griegos encontramos
referencias a estos temas abordados desde distintas construcciones
especulativas. Serán tema del pensamiento occidental la relación del hombre
con la naturaleza y lo que lo distingue del resto de las especies, la construcción
de la realidad y el modo de conocer, los procesos de conocimiento y los objetos
cognoscibles, los modos de conocer y los procesos psicológicos puestos en
juego, los distintos tipos de conocimientos y el valor de cada tipo en la
transmisión de los conocimientos. En distintos lugares geográficos y en
diferentes momentos históricos se han ido generando ideas que han
pretendido explicar de alguna manera estos temas.

Empezaremos por tratar de entender cuáles son los procesos psicológicos que
se ponen en juego al momento de conocer, para luego adentrarnos en los tipos
de conocimiento en el hombre. Es importante considerar, desde una visión
diacrónica, los abordajes iniciales provistos por las especulaciones filosóficas
que permitieron al hombre ir despegándose de explicaciones míticas. La
Filosofía ofrecerá una base sobre la que se fue construyendo los sistemas
teóricos contemporáneos, ya que de una manera más o menos explícita, estos
sistemas se asentaron sobre concepciones ya construidas, sea para
fundamentarse, para diferenciarse o para superarse en una búsqueda
permanente de conocimiento.

En una mirada global podemos identificar tres grandes momentos en la historia


del pensamiento occidental. Tal como hemos enunciado hace un momento el
pensamiento filosófico permitió al hombre ir dando otras explicaciones que se

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alejaban cada vez más de las concepciones míticas. Los mitos narraban la
creación de los seres o las cosas con explicaciones que otorgaban a seres
sobrenaturales dicho origen. Con estas explicaciones se sacralizaba la existencia
a través de una repetición ritual que ordenaba la cotidianeidad dando
respuesta a los grandes interrogantes como la creación del cosmos, la muerte,
el nacimiento. Todo mito cuenta una historia, pero esa historia se funda en
creencias mágicas, sobrenaturales.

La llegada del Cristianismo y su doctrina impregnará el pensamiento por varios


siglos centrándose la mayoría de los argumentos en la revelación y voluntad
divina.

El Renacimiento -en los siglos XV y XVI- será un movimiento cultural que dará
lugar a una nueva forma de concebir al hombre, al mundo y su relación.
Podemos ubicar en este movimiento el paso del teocentrismo, propio del
medioevo, al antropocentrismo. Otro movimiento originado en el siglo XVI que
influye en este nuevo lugar del hombre en relación con el conocimiento, es La
Reforma Protestante que cuestionaba la autoridad del Papa, entre otros
aspectos. Lo que interesa es que el lugar de la Iglesia se ve cuestionado y con
ello su poder. Estos cambios irán dejando mayor margen a la presencia del
hombre y su capacidad de razón en la explicación del mundo natural y social,
desdibujando la absoluta presencia de Dios como explicación de todos los
fenómenos. La fe en Dios se traslada en una fe a la razón humana.

La Filosofía va a tener un exponente francés llamado Descartes quien, en el


siglo XVII, ubicará al sujeto en el centro de la escena. Su expresión más
representativa es “pienso, luego existo”. El valor de la razón ocupará el centro
de las producciones filosóficas y científicas. Ya Copérnico, unos años antes de la
llegada de Descartes, había postulado un sistema astronómico heliocéntrico
por oposición al sistema tolemaico en el cual la tierra era el centro. Este aporte
indica una nueva concepción del universo en el cual nuestro planeta dejaba de
ser el único centro de los movimientos de los astros. Galileo- hombre del
Renacimiento- apoya las ideas de Copérnico y prosigue sus investigaciones
ofreciendo la primera ley del movimiento. Perfecciona el telescopio y con este
instrumento estudia el cielo descubriendo la naturaleza de la Vía Láctea, entre
otros grandes aportes a la ciencia. Recuperamos estos hitos ya que los mismos
nos permiten visibilizar el avance de los conocimientos físicos y astronómicos lo
cual fueorigen y consecuencia del valor que comienza a tener la razón humana
como vehículo de conocimiento de la realidad.

Por último, y porque no puede dejar de ser mencionada, la presencia de la


Ilustración. Se constituyó como un movimiento cultural que se expresa con
mayor fuerza en Francia e Inglaterra hacia fines del siglo XVII extendiéndose
hasta la Revolución Francesa (1879). Dicho movimiento, mejor conocido como
Siglo de las Luces, apostaba con absoluta convicción a la razón humana. Es una
época de avance en el conocimiento y la técnica. Los hombres de la Ilustración

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abogaban por dirigir los cambios políticos y sociales hacia una idea de progreso
que liberara al hombre de las supersticiones, de las irracionalidades y de la
tiranía. Estas ideas serán el alimento de la Revolución Francesa.

Actividad 1
Leo detenidamente y establezco relaciones con el racionalismo y el empirismo
desarrollado en las páginas…
Desde el siglo XV al siglo XVII se van a ir proponiendo innovaciones a la física aristotélica que conducirán a la creación de
la “NUEVA CIENCIA”, personificada, entre otros, por Copérnico, Kepler y Galileo. Entre otras innovaciones, Copérnico propone un
universo Heliocéntrico y Geodinámico (en lugar de Geocéntrico y Geoestático); Kepler formula matemáticamente, en 1609, la
teoría de que los planetas se mueven alrededor del sol describiendo órbitas elípticas en vez de circulares; y Galileo construye uno
de los primeros telescopios astronómicos a la vez que sistematiza el nuevo método científico: el método hipotético-deductivo. Esta
“Nueva Ciencia”, de enorme influencia en la filosofía de Descartes, se caracteriza por:
1. La matematización del mundo: «el mundo está escrito en lenguaje matemático», dirá Galileo, por lo que el
conocimiento científico y verdadero del mundo será un conocimiento matemático del mismo, en el que todo lo que
ocurre –los fenómenos- se reduce a variables cuantitativas. Esta idea presidirá la filosofía cartesiana, cuyo método tiene
como modelo el proceder matemático.
2. El mecanicismo: el mundo deja de entenderse como un enorme organismo viviente, para ser entendido como una gran
máquina, similar a las construidas por el hombre. Así pues, los fenómenos quedan explicados cuando descubrimos la
causa eficiente de los mismos, eliminando la búsqueda de causas finales.
3. La experimentación: La única manera de acercarse a un conocimiento verdadero de la realidad es experimentar. Este no
es un rasgo muy presente en la filosofía cartesiana, precisamente por su carácter deductivo, basado en la matemática.
De hecho, incluso en la ciencia también tiene un valor secundario y casi exclusivo para la verificación de
hipótesismatemáticas previamente construidas. A veces, el cálculo o el razonamiento sustituían al experimento. Tal era
la confianza que se tenía en la capacidad de la razón.
4. La practicidad: no se busca un conocimiento meramente teórico sino un conocimiento útil y práctico que mejore la vida
de los seres humanos. En el siglo XVII, se inicia la unión entre la ciencia y la técnica.

Esta “Nueva Ciencia”, que tantos descubrimientos y éxitos alcanzará con su nuevo método, es la “reina” del panorama
intelectual de los albores de la Edad Moderna. Conocimiento verdadero será igual a conocimiento científico.

Fragmento extraído RENÉ DESCARTES [CARTESIUS] (1596-


1650)En: http://www.iesalbayzin.org/descargas/FILOSOFIA/tema7.doc Fecha último acceso. 13/’1/2014

Vimos de manera muy sintética este recorrido que nos permite vislumbrar los
pasos: del mito a la razón, de la razón a la fe, de la fe en Dios a la razón
humana.

Retomando, decimos entonces que hombre vuelve a ocupar un lugar central


siendo la razón una de las vías más confiables para el conocimiento del mundo.
Podemos hablar al menos de tres áreas de saber: la filosófica, la teológica y la
científica. La primera construida desde la especulación, la segunda cimentada
en los dogmas de la fe y, la última, construida en base a la objetivación y
verificación empírica.

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Conocimiento y explicaciones
del hombre sobre el mundo
natural y social

Filosófico Teológico Científico

1.3- Las posibilidades y


los límites del
conocimiento
Sigamos haciendo un poco de historia. A partir del siglo XVII, para
responder a la pregunta ¿de dónde viene lo que sabemos? y retomando lo
que ya dijimos antes, nos encontramos con uno de los principales
representantes de esta época: Descartes, un filósofo paradigmático en
cuanto a este tema.

Descartes pertenecía al racionalismo, que es una corriente filosófica que


afirma que la razón humana es el fundamento último de todo nuestro
conocimiento. Fue matemático y una de sus principales preocupaciones
fue encontrar un método seguro para llegar al conocimiento verdadero.
Una de las condiciones para esto fue la de no tomar como verdadero nada
que no fuera evidente y, sabiendo que lo que había aprendido a través de
los sentidos a veces lo engañaba, decidió dudar de todo el conocimiento
sensible. Si mis sentidos me engañan, decía Descartes, ¿por qué pensar
que no lo van a hacer siempre? También pensaba que muchas veces
estamos dormidos y creemos estar despiertos, y se preguntaba ¿cómo
llegar a un conocimiento evidente, absolutamente verdadero? Sin
embargo, sostenía que las verdades matemáticas son las únicas seguras y
confiables, incluso aunque estemos soñando.

Descartes tiene una actitud escéptica estableciendo lo que se denomina la


duda metódica, que significaba dudar de todo para poder encontrar alguna
verdad sobre la cual construir un conocimiento verdadero; más adelante
plantea la duda también sobre aquellas proposiciones matemáticas, y

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piensa que podría existir un genio maligno que nos estuviera engañando
todo el tiempo sin que nos demos cuenta. Si bien esta posibilidad pareciera
dejarnos sin la posibilidad de encontrar alguna respuesta a la pregunta por
el conocimiento, Descartes se da cuenta de que mientras duda, piensa y si
piensa, él mismo es algo. Es a partir de esto que surge la frase que
caracterizó su pensamiento: pienso, luego existo.

Actividad 2
Luego de una lectura detenida, extraigo dos ideas centrales que marcan la diferencia entre
la Edad Media y el Renacimiento. Las registro en papel.

El buen uso de la razón: la necesidad del método.

La Edad Media se caracteriza por el denominado “Giro teológico” de la filosofía, lo que supuso que ésta fuera
puesta al servicio de las creencias religiosas. Se trata de un período en el cual la razón se convierte en un instrumento de
aclaración y defensa de la fe (la filosofía esclava de la teología). La “filosofía cristiana” utiliza en esta labor a la filosofía
griega, fundamentalmente a Platón y Aristóteles, convirtiéndose este último en la autoridad racional por antonomasia (se le
llegó a denominar “el Filósofo”). La excesiva confianza en la autoridad aristotélica, unida a la función subsidiaria de la razón
respecto de la fe, provocó que durante trece siglos se tuviera como verdadera la Física aristotélica, en parte por la autoridad
que representaba Aristóteles, en parte por ser compatible con la Biblia. Será en el Renacimiento (siglo XV) cuando
progresivamente entren en crisis todos los pilares en los que se asienta la Edad Media (religión, política, filosofía y ciencia).
Intelectualmente, la novedad quizá más relevante es la revolución científica que, desde una concepción autónoma de la
razón va a hacer una revisión y refutación progresiva de la Física aristotélica, que representaba la imagen del Universo
predominante a lo largo de toda la Edad Media.
Para Descartes, las distintas ciencias son manifestaciones de un saber único ya que hay una sola razón. La sabiduría
es única porque la razón (bona mens) es única. La razón que distingue lo verdadero de lo falso, lo conveniente de lo
inconveniente, la razón que se aplica al conocimiento teórico de la verdad y al ordenamiento práctico de la conducta, es una
y la misma. De esta manera, Descartes volvió la espalda a la idea aristotélica y escolástica de los diferentes tipos de ciencia,
con sus diferentes métodos, y la reemplazó por la idea de unaciencia universal con un método universal. Para Descartes toda
la filosofía es como un gran árbol cuyas raíces son la metafísica, el tronco la física, y las ramas que salen de ese tronco las
demás ciencias.
En su búsqueda de un método adecuado, Descartes considera necesario realizar un análisis de la estructura de la
razón. De este análisis concluye que dos son los modos de operar la razón: la intuición y la deducción. La intuición es una
especie de “luz o instinto natural” que tiene por objeto las naturalezas simples1: por medio de ella captamos
inmediatamente conceptos simples emanados de la razón misma, sin posibilidad alguna de duda o error (así sucede con los
axiomas matemáticos). Todo el conocimiento intelectual comienza con la intuición de naturalezas simples. Entre unas
intuiciones y otras aparecen conexiones que la inteligencia descubre y recorre por medio de la deducción hasta llegar a una
conclusión (la deducción es utilizada en matemáticas para demostrar los teoremas).
Como la intuición y la deducción constituyen el dinamismo interno y específico del conocimiento racional, éste ha
de aplicarse en un proceso de dos pasos:
1. Un proceso de análisis, de descomposición, hasta llegar a los elementos o naturalezas simples.
2. Un proceso de síntesis, de reconstrucción deductiva de lo complejo a partir de lo simple.

Fragmento extraído RENÉ DESCARTES [CARTESIUS] (1596-


1650)En: http://www.iesalbayzin.org/descargas/FILOSOFIA/tema7.doc Fecha último acceso.
13/’1/2014

Más adelante, en el siglo XVIII, sale al encuentro de este planteo cartesiano un


filósofo inglés llamado David Hume, quien perteneció a una corriente llamada
empirismo; éste respondió a la pregunta por el origen del conocimiento
diciendo que el fundamento de la misma es la experiencia. Para Hume, el
hombre tiene experiencia de dos tipos: las que son directas y llamamos

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impresiones, y otras más débiles que dependen de las primeras a las que
llamamos ideas. Las que provienen del exterior con las impresiones de la
sensación; las que corresponden a los sentimientos y provienen de nuestro
mundo interno, son las impresiones de la reflexión. En cuanto a las ideas, son
representaciones mentales derivadas de las impresiones, lo que quiere decir
que después de haber tenido una experiencia tendré una idea de aquello que
afectó a mis sentidos, o después de haber experimentado un sentimiento
podremos tener una idea de él. Como las ideas dependen de las impresiones,
también pueden dividirse en ideas de la sensación e ideas de la reflexión. Lo
que queremos exponer con este punto, a diferencia del planteado por
Descartes, es que lo que tenemos en nuestra conciencia proviene de una u otra
manera de la experiencia. El problema que se le plantea a esta posición
filosófica sobre el conocimiento es cómo podemos tener ideas de aquellas
cosas de las cuales no tenemos experiencia empírica, de algo que nunca hemos
visto o sentido. Y lo que responde Hume es que tanto las impresiones como las
ideas, pueden ser simples o complejas, dependiendo de que puedan o no
separarse en partes más pequeñas; por ejemplo: la impresión de una manzana,
es compleja porque puede verse en ella el color rojo, el sabor dulce, entre
otros.

Actividad 3

Luego de la actividad 2 y, a partir de la lectura del artículo sobre Hume,


se sugiere armar un cuadro de doble entrada siguiendo el modelo que se
ofrece a continuación:

Racionalismo Empirismo

Representantes

Origen del
Conocimiento

Método

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Filosofía
Hume, el futuro como pasado
Su manera de abordar la realidad supuso una crítica a la fantasía y la superchería religiosa
Por Juan Carrillo Armenta
14 Junio 2010. La gaceta de la Universidad de Guadalajara.

David Hume (1711-1776) continuó la tradición empirista que comenzó David Bacon (1561-1626),
cuyos postulados afirman que todo conocimiento deriva en última instancia de la experiencia
sensible, y que sin ella no se lograría saber alguno. Pero dentro del empirismo, en el que destacan
también John Locke (1632-1704) y George Berkeley (1685-1753), David Hume dio un paso
revolucionario al rechazar la idea de causalidad: “la razón nunca podrá mostrarnos la conexión
entre una causa y su efecto si no es por la experiencia y por su relación con situaciones del pasado,
llamada por él: ‘principio de regularidad en la naturaleza™, según la cual el futuro tiende a ser
semejante al pasado™ (base de la costumbre)”, señala el catedrático del departamento de Filosofía,
de la Universidad de Guadalajara, Sergio Alejandro Luna Bernal. Luna Bernal, especialista en los
estudios de este autor, apunta que el empirismo es la doctrina filosófica que fue desarrollada sobre
todo en los siglos XVII y XVIII, y basa sus postulados en la experiencia como origen del conocimiento,
que se contrapone al racionalismo, sistema que acentúa el papel de la razón en la adquisición del
conocimiento, cuya principal fuente y prueba final del conocimiento (razonamiento deductivo) está
basado en principios evidentes y axiomas. Agrega que David Hume es conocido como un filósofo que
hace una fuerte crítica a la inducción como forma de construir el pensamiento empírico. La tesis de
que de hechos particulares no se pueden derivar conclusiones universales es característica de su
pensamiento. “El atractivo del inductivismo parece residir en el hecho de que proporciona una
explicación formalizada de algunas de las impresiones populares sobre el carácter de la ciencia, su
poder explicatorio y predictivo, su objetividad y su superior flexibilidad en comparación con otras
formas de conocimiento”. Explica que las argumentaciones lógicas válidas se caracterizan por el
hecho de que si la premisa de la argumentación es verdadera, entonces la conclusión debe ser
verdadera. Las argumentaciones deductivas tienen ese carácter. El principio de inducción estaría de
seguro justificado si las argumentaciones inductivas también lo poseyeran, pero no es así. Las
argumentaciones inductivas no son argumentaciones lógicamente válidas. No se da el caso de que, si
las premisas de una inferencia inductiva son verdaderas, entonces la conclusión debe ser verdadera.
Es posible que la conclusión de una argumentación inductiva sea falsa y que sus premisas sean
verdaderas sin que ello suponga una contradicción. Supongamos, por ejemplo, que hasta la fecha
hayamos observado una gran cantidad de cisnes en una amplia variedad de circunstancias y que
todos ellos han sido blancos y, con base en eso, concluyo: “todos los cisnes son blancos”. Esta es una
inferencia inductiva perfectamente lícita. Pero no hay ninguna garantía lógica de que el siguiente
cisne que observe no sea verde o negro. Si esto fuera el caso, entonces “todos los cisnes son blancos”
sería falso. “La inducción, pues, no se puede justificar sobre bases estrictamente lógicas. De hecho,
esto pasó en tiempos de Hume cuando unos colonos ingleses, para sorpresa de muchos, trajeron de
Australia un cargamento de cisnes negros”, señala Luna Bernal. “En el ejemplo anterior se confirma
su al principio de regularidad en la naturaleza”, es decir, cuando nosotros observamos una serie de
casos particulares y de ahí deducimos que eso seguirá ocurriendo en el futuro. Hume asegura que
todo nuestro conocimiento de experiencia está basado en ese supuesto. Y al preguntarse de dónde
surge, va a mostrar con toda claridad que no tiene un origen en la razón sino en el hábito, en la
costumbre, en la disposición humana que piensa que eso que observamos una vez y otra vez y otra
vez seguirá ocurriendo siempre. Y ese es el origen no sólo de la inferencia causal, sino también de
muchas otras creencias”. “Hume aplica esos mismos principios para explicar la conducta humana, ya
que asociamos la causa al efecto por hábito y costumbre de manera similar a como asociamos el
motivo a la acción, pues esperamos que de la vanidad, la cólera, la envidia y otras actitudes humanas
produzcan el mismo tipo de actos. “Si una persona dijera que en un país lejano no hay envidia,
cólera, injusticia, egoísmo, etcétera, dudamos de su testimonio tanto como si dijera que en ese país
el fuego no quema o que del fuego sale hielo; es decir, también nos basamos en regularidades de
costumbres y hábitos, para inferir conclusiones acerca de la conducta humana (…)
Nota publicada en la edición 617

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Con esta pequeña introducción, sumadas las actividades, lo que intentamos es
dar lugar a la explicación de dos grandes corrientes del pensamiento que son el
racionalismo y el empirismo.

Diremos entonces, siguiendo al filósofo canadiense Morton, que el empirismo


es uno de los movimientos más influyentes en la teoría del conocimiento y en
Filosofía. No sólo fue desarrollado por Hume como mencionamos antes, sino
también por los filósofos Berkeley y Locke en los siglos XVII y XVIII. Este
movimiento considera a la experiencia como criterio o norma de verdad en el
conocimiento. No se opone a la razón sino que niega la posibilidad de
establecer verdades necesarias que valgan al punto de que se haga innecesaria
su verificación en la realidad. En este sentido los caracteres fundamentales del
empirismo son:

- Si lo primero en el orden del conocimiento son las ideas, éstas habrán


de tener un origen distinto a la propia mente y su validez objetiva le vendrá
de las cosas mismas.
- La experiencia es una fuente de conocimiento y ésta se encuentra
constituida por la percepción de los datos sensibles y las operaciones internas
de la mente o sentimientos; la experiencia es el único criterio de verdad.
- Todo conocimiento ha de ser adquirido, por lo tanto, la mente no posee
ideas innatas sino que debe llenarse a partir de la experiencia y el aprendizaje.
- La experiencia, si bien se presenta como fuente de conocimiento,
también es el límite; más allá de ella no es lícito ir si no queremos caer en el
error.
- Cualquier idea compleja tiene que explicarse por la combinación y la
mezcla de ideas simples; los conceptos universales o generales, sólo designan
estas combinaciones.
- El método ideal es el experimental e inductivo.

El racionalismo, por su parte, es una postura que se caracteriza por la


confianza en la razón humana, ya que considera que es la única facultad que
puede conducir al hombre al conocimiento de la verdad. La razón para esta
corriente, es autónoma, capaz de sacar de sí misma las verdades primeras y
fundamentales a partir de las cuales es posible deducir todas las demás. Estas
primeras ideas son innatas y la razón las conoce de forma inmediata a través de
lo que se llama intuición intelectual.

Algunos de los rasgos más importantes que caracterizan al racionalismo


son:
- Todos nuestros conocimientos acerca de la realidad proceden no
de los sentidos, sino de la razón.
- El conocimiento se construye deductivamente a partir de ciertos
principios que no se extraen de la experiencia sino que se encuentran en el

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entendimiento, es decir, con esto lo que se plantea es que hay ideas que son
innatas.
- La deducción y más específicamente la intuición intelectual es el
método adecuado para este tipo de conocimiento.
- La razón no tiene límites y puede alcanzar todo tipo de
conocimiento.

Como podemos ver la Gnoseología, que es la ciencia que se ocupa del


problema del conocimiento, no tiene una tarea fácil. La delimitación de algunos
conceptos, su definición y la posibilidad de llegar a encontrar un criterio cierto
y de validez universal ha llevado largos años, en la historia de la Filosofía y de la
ciencia, y aún es un trabajo que no concluye.

Inconmensurable quizás es una de las palabras con las que podríamos


caracterizar este estudio, que abarca tantas posibilidades de delimitaciones y
de definiciones, haciendo necesario recorrer, uno a uno, los puntos sobre los
cuales estudiar y reconstruir la historia del conocimiento. No sólo el intento de
definir qué es el conocimiento, cuál es el criterio de verdad, y cuáles son las
condiciones para afirmar que conocemos algo llevaron a postular diversas
teorías, sino un problema más fundamental aun como lo es la posibilidad del
conocimiento y los límites del mismo, lo cual llevó a filósofos a plantear sus
diferentes posturas.

Nos centraremos en un problema que a través de los años se constituyó como


uno de los principales temas de discusión:
¿Qué podemos conocer?
¿Conocemos realmente las cosas como son?
¿Cuáles son los límites, si es que existen, de nuestro conocimiento?

Como no podemos establecer una sola respuesta a estos interrogantes,


expondremos algunas de las principales teorías que, desde que el hombre
comenzó a preguntarse por las cosas que lo rodean, han surgido como
posibilidad para responderlas.

El Escepticismo es una de ellas. Esta posición sostiene que hay que dudar de
todos nuestros conocimientos, que no es posible conocer, es decir que no es
posible para el sujeto salir fuera de sí para aprehender el objeto, o al menos
que no sabemos si es así. La palabra escepticismo proviene del griego sképsis
(indagación, revisión, duda). Por ejemplo, algunos afirman que no existen o que
no se pueden conocer entidades metafísicas como Dios o el alma y a estos los
llamamos escépticos metafísicos.

Otra de las posiciones es el Relativismo: ésta sostiene que no hay una verdad
absoluta, sino que siempre está en relación a un lugar y a una época
determinada, a las circunstancias y condiciones en la que se formula. Considera
que la verdad está en relación a la historia social y cultural. Los sofistas fueron

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los primeros en defender puntos de vista relativistas; Protágoras en su célebre
planteo, afirmaba que el hombre es la medida de todas las cosas. Sócrates y
Platón consideraron inadmisible este punto de vista, ya que decían que era una
teoría que hace imposible el conocimiento.

La tercera teoría es el Dogmatismo. En este punto diremos que, opuesto al


Escepticismo, es una escuela filosófica que considera que la razón humana es
capaz de conocer la verdad, pero siempre sujetada a métodos y a la
investigación, dando por supuesto al conocimiento, es decir, al contacto entre
el sujeto y el objeto. Afirma que los objetos nos son dados de la misma manera
en su corporeidad. No pone en duda ni la capacidad del hombre para conocer,
ni la realidad misma. Dogma significa doctrina, pensamiento fijado y que no
necesita de análisis. En algún punto todos somos dogmáticos; un ejemplo
puede ser el siguiente: si no pensáramos que es posible conocer cierta
regularidad en los movimientos del sol y de la tierra, todas las noches nos
sorprendería la oscuridad. Pero sin dudas, esa regularidad existe y podemos
conocerla, y sabemos que mañana amanecerá nuevamente.

Actividad 4

En la filosofía griega se dan dos bloques antagónicos en relación al problema


del conocimiento.
El primer gran interrogante era: ¿si puede o no conocer el hombre?
1.- Respecto de esta pregunta sería significativo que escuches el video y
recuperes las ideas de los escépticos y los supuestos de los dogmáticos.
2.- Tal vez puedas pensar algún ejemplo para cada escuela.
(Encontrarás este enlace dentro de la carpeta Anexo Videos de este módulo)

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1.4- El hombre y la
construcción del
conocimiento.
¿Cómo conocemos? Esta pregunta puede ser respondida de distintas maneras
por las diferentes disciplinas. Si nos interesa dar cuenta de los procesos
psicológicos que permiten al hombre el conocimiento acudimos a la Psicología
para investigar estos procesos. Si ponemos el acento en la idea de que el
conocimiento es una construcción colectiva estamos reconocimiento que hay
condiciones objetivas que condicionan esa construcción, por lo que apelaremos
a la Sociología para entender el modo de funcionamiento de las estructuras
sociales y de los procesos de socialización relaciones con los esquemas de
conocimiento de los sujetos. Pero además de ver la génesis del conocimiento y
el modo en que el hombre puede construir dicho conocimiento, también
merece nuestra atención que pensemos cuál es la validez de los conocimientos
que poseemos. Entonces en este punto comenzaremos a trabajar sobre los
distintos conocimientos diferentes de las creencias, qué validez tienen y cómo
justificamos dicha validez, qué papel ha tenido y tiene el lenguaje en la
constitución del conocimiento científico.

En este momento nos estamos preguntando por cómo conocemos, es decir,


nos interesa saber comeos que el hombre llega construir conocimientos del
tipo de los denominados científicos. Jean Piaget (1986-1980) fue un biólogo,
psicólogo y epistemólogo que llevó adelante un programa de investigación que
permitió dar cuenta de los procesos psicológicos que explican la génesis de las
estructuras intelectuales del hombre adulto investigando el desarrollo de
dichas estructuras desde la niñez y la adolescencia. Este científico pensaba que
había que estudiar el conocimiento desde cómo se pasa de un estado de menor
conocimiento a un estado mayor conocimiento. Para ello se propuso rastrear
en el niño nociones que a su vez son objeto de estudio de la Epistemología,
como tiempo, espacio, causalidad, número, para explicar el nacimiento de la
inteligencia y el desarrollo de las operaciones intelectuales. De esta manera
propuso una Epistemología científica, basada en la Psicología y preocupada por
la actividad cognoscente para explicar el desarrollo de la ciencia y la
elaboración de los conceptos de la misma, basándose también en la Lógica. La
indagación psicogenética centró sus análisis en la búsqueda de conocimientos
(leyes) en cierto modo universales, del desarrollo intelectual explicando los
mecanismos responsables en la construcción del pensamiento.

El planteo sobre el conocimiento no lo inaugura Piaget pero él propone una


pregunta que se diferenciará de los tratamientos anteriores. Los conocimientos

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no son considerados como hechos sino como procesos. Es esta manera
particular de concebir al conocimiento que radicará el cambio paradigmático
que marcará el paso de una teoría que lo concibe de modo estático (como
venían haciéndolo las Teorías Clásicas) a entenderlo como proceso. De este
modo el conocimiento está siempre en devenir en tanto hay un proceso
constructivo que consiste en pasar de un menor a un estado más completo y
eficaz de conocimiento. En este devenir se conforman estructuras intelectuales
en un proceso de génesis de esquemas de acción que en una primera etapa de
la vida serán de tipo práctico, luego serán esquemas intuitivos y finalmente
esquemas operatorios.

El conocimiento para Piaget tiene un carácter constructivista, en tanto estudia


los estadios más elementales (como los esquema prácticos e intuitivos o pre-
lógicos) hasta los modos de construcción y creación científica (los esquemas
lógicos operatorios). El papel del sujeto en el conocimiento implica una
actividad que supone transformaciones internas y externas.

Actividad 5

Dediquemos dos minutos a escuchar al propio Jean Piaget Recuperemos ideas


centrales: (Encontrarás este enlace dentro de la carpeta Anexo Videos de este módulo)

http://www.youtube.com/watch?v=EstNtt0YHzo

1.- ¿El conocimiento se construye? Si - No. Argumenta la respuesta.

………………………………………………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………………………………………………

2.- ¿Por qué este epistemólogo afirma que la acción del sujeto sobre el objeto no
es de sentido único?
………………………………………………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………………………………………………

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………………………………………………………………………………………………………………………………

3.- Jean Piaget, ¿es un empirista? SI - NO. Argumenta la opción.

………………………………………………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………………………………………………

La pregunta formulada por el autor será: ¿cómo pasa un sujeto de un estado de


menor conocimiento a un estado de mayor conocimiento? Sus investigaciones
nos ofrecen explicaciones acerca del desarrollo mental y las sucesivas etapas de
construcción del mismo.
El desarrollo mental del niño y el adolescente se da en un
proceso que puede sintetizarse en una sucesión de tres grandes
construcciones:

1. La construcción de los esquemas senso-


motores (que se construye desde el nacimiento hasta
los 18/24 meses), que prolonga y sobrepasa a las
estructuras orgánicas. En este período los niños se
relacionan con la realidad valiéndose de percepciones
y movimientos.
2. Las relaciones semióticas rebasan al
anterior. (2 a 6 años aproximadamente) Hay
representaciones interiorizadas de los objetos o
situaciones vividas por lo que los niños pueden evocar
las imágenes. En esta etapa se desarrolla el
pensamiento intuitivo o preconceptual, esto significa
que no pueden incluir en clases y subclases de modo
sistemático. El pensamiento es transductivo (que va de
lo particular a lo particular), lo que significa que “gato
“no es para el niño un concepto, ya que la referencia a
gato es el gato que él que él conoce, “su gato gris
llamado Romeo”. Es decir que los gatos para el niño
aún no son una subclase que pertenece a una clase
mayor como los felinos.
La etapa anteriormente descripta se denomina
preoperatoria.
La próxima construcción serán las operaciones
lógicas concretas. (6-7 a 12 años) Se denomina
operatoria porque los esquemas se hacen reversibles,
lógica porque ya hay conceptos e inclusión en clases, y

14
concretas porque dichas operaciones refieren a
objetos concretos. En este período el niño puede
realizar operaciones lógico aritméticas como, por
ejemplo, sumar y su inversa, restar; pero dichas
operaciones siempre serán relativas a objetos
concretos. Ejemplo: sumar o restar sillas.
3. Finalmente se construyen las operaciones
lógicas formales (de los 12 a los 16 años). Se
denominan formales ya que implican desprenderse de
lo concreto, es decir que ahora se vale de
proposiciones. Puede operar con lenguaje simbólico y
podrá entonces realizar operaciones como ecuaciones
que no necesariamente remitan a objetos concretos.
Trabaja con hipótesis, piensa en lo posible y pretende
comprobar empíricamente. En esta etapa puede
pensar sistemáticamente poniendo en juego el
método hipotético deductivo. Vemos en este período
la posibilidad de construir las nociones científicas que
han tenido su génesis desde el nacimiento del niño,
como por ejemplo, el tiempo, el espacio, la causalidad.

Esta explicación sintética sobre los procesos intelectuales nos


ubican en el modo en que se han construido las estructuras
cognoscentes que nos permiten entender cómo es que nuestro
pensamiento pasa de ser intuitivo (dóxico) a ser lógico (riguroso
y sistemático).

1.5- Creer, saber y


conocer.
En esta sección nos ocuparemos del creer, del saber y del conocer.
Intentaremos poner en evidencia sus diferencias, sus semejanzas, sus
implicancias y relaciones. Vamos a tener en cuenta conceptos como creencia,
conocimiento, justificaciones y razonamientos. Comenzaremos con una de las
nociones más básicas: la creencia.

¿Qué es creer? ¿Qué implica creer?

En primer lugar diremos que creer, en un sentido


restringido quiere decir tener algo por verdadero sin

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estar seguro de ello ni contar con pruebas suficientes. Siguiendo esto, podemos
decir que equivale a suponer, presumir, conjeturar, pero no a tener certeza.

En sentido general, creer, significa tener un enunciado como verdadero,


aceptar la verdad y realidad de algo sin dar a entender que mis pruebas sean o
no suficientes.

¿Por qué Juan (J) cree que (p)?

Se pueden distinguir tres maneras para responder a la pregunta:


1- Una de esas maneras es la que se da por antecedentes,
es decir, aquellos que colocaron a Juan en situación de aprehender p al
modo como Juan la adquirió. Hace referencia principalmente a la
génesis de la creencia, a aquellas circunstancias, hechos sociales,
culturales o psicológicos relativos a Juan. Para decirlo en otras palabras,
remite a un pedazo de la biografía, a un fragmento de la historia del
sujeto Juan.
2- La segunda manera para contestar a esta pregunta, es
considerando los motivos que llevan a Juan a aceptar p, explicando la
función que tiene la aceptación de esa creencia en la realización de los
deseos, las intenciones y necesidades de Juan. Este punto se refiere a
los supuestos y consecuencias psicológicos de la creencia acerca de la
personalidad de Juan.
3- El tercer punto, y el que nos llevará a explicar lo que es el
conocimiento y el saber, es el que explica las razonesde la creencia. Este
aspecto señala las razones que tiene Juan para considerar que p existe,
señalando la justificación que Juan da a sus creencias y mencionando las
relaciones entre la creencia de Juan y otras creencias u operaciones
cognoscitivas, operaciones que tiene que realizar Juan para tener a p
por existente en el mundo y ciertas características de p por las que
resulta verdadera para Juan, es decir, remite a lo que se denomina
Teoría del Conocimiento, cuestión, esta última, que analizaremos más
adelante.

Estos tres motivos que se pueden encontrar y analizar en cada una de las
creencias, son compatibles ya que ninguna excluye a la otra. Toda creencia
tiene antecedentes puesto que fue adquirida, motivos porque forma parte de
una estructura psíquica y razones puesto que consiste justamente en tener por
existente el objeto de la creencia.

Para comprender lo que significa conocer, hablaremos ahora de las razones que
tiene una persona al momento de creer en algo, es decir, aquello que hace que
para Juan, siguiendo el ejemplo anterior, sea verdadera o más o menos
probable, la proposición p.

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Las razones son las relaciones que le aseguran al sujeto que su acción se adecua
y está determinada por la realidad. En este sentido, la razón práctica, es un tipo
de razón que está dirigida a conectar las creencias con nuestras acciones en el
mundo. Por ejemplo: tengo ganas de tomar mate. Creo que el mate se
encuentra en la cocina o muy probablemente se encuentre ahí. Para satisfacer
mis ganas de tomar mate, la creencia que se seguiría es que debo ir a la cocina a
buscarlo.

Por lo general, este tipo de razones contiene dos elementos: un querer, que es
el fin que nos proponemos con la acción, y una creencia de que la acción
contribuye a lo que queremos. En este sentido si mi querer se dirige a tomar
mates, y tengo la creencia de que el mate se encuentra en la cocina, también
tengo la creencia de que dirigiéndome hacia allá, podré lograr el fin que me
propuse.

Si no tuviera ningún tipo de creencia en relación a dónde podría encontrarse el


mate, quizás no hubiera actuado con tanta certeza.

Si efectivamente, vamos a la cocina y encontramos el mate, sucede que


probablemente cada vez que nos surja el mismo deseo intentaremos con la
misma acción, lo cual, siguiendo a Peirce implica que aquellas creencia que
guían nuestras acciones y deseos, también es un indicativo de más o menos
seguro de que en nosotros se estableció un cierto hábito que determinará
nuestras acciones.

Para dar un paso más hay que sumarle al concepto de razón que justifica la
creencia de un sujeto, el concepto de justificación. Este último, hace referencia
a las razones teóricas por las que consideramos verdadera una creencia. Sin
embargo hay una característica que diferencia a las razones de la justificación y
es que si bien las razones en el sentido en el que las mencionábamos antes
pueden ser a su vez otras creencias, la justificación no puede ser a su vez una
creencia.

Para aclarar este punto diremos que la justificación (basada en razones


teóricas) es un proceso a través del cual se realiza una operación mental por la
que inferimos una proposición de otra y damos razón de una creencia por la
cual la consideramos verdadera. La justificación intenta responder a la
pregunta acerca del por qué de la creencia y es por ellos que se puede entender
de dos maneras: decimos que constituye una conexión causal, es decir aquella
que se da entre hechos; o como una conexión lógica, y ésta tiene lugar entre
proposiciones.

Por lo general, las razones teóricas sobre las que se fundamenta la justificación,
no son creencias, sino que se basan en hechos de la realidad o en proposiciones
comprobables o verificables.

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Las razones guían nuestra acción en el mundo. Por lo general actuamos con la
tranquilidad de que tenemos razones más o menos seguras que son
proporcionadas por las creencias sin necesidad de estar fundadas en
razonamientos totalmente coherentes y objetivos. La justificación es una
expresión lógica o causal (si se quiere científica) de que aquellas acciones que
tenemos frente al mundo están fundadas en presupuestos teóricos que
proporcionan razones coherentes, explicadas y sistematizadas acerca de lo que
creemos, convirtiendo la simple creencia en un saber. Para ilustrar la diferencia
entre justificación y razón podemos pensar el siguiente caso: yo puedo tener la
creencia de que hoy va a llover; esa creencia tiene consecuencias en mi vida
práctica, por ejemplo salgo con un paraguas a la calle. Sin embargo, no podría
decir que tengo una justificación de esa creencia; en cambio, el servicio
meteorológico que también afirma que va a llover sí la posee, ya que ha
fundamentado esa creencia en base a datos empíricos precisos (mediciones de
temperatura, humedad, presión atmosférica, entre otros) y a presupuestos
teóricos que determinan relaciones causales (por ejemplo, que a una
determinada temperatura y una determinada presión atmosférica hay altas
probabilidades de que llueva).

Actividad 6

Esta una invitación a escuchar atentamente el diálogo entre Dr. Ezequiel de


Olaso, un filósofo argentino, y el Dr. Luis Villoro, filósofo mexicano.

Para ello debes acceder a la siguiente dirección:

http://www.youtube.com/watch?v=4wIOjDfwOok en la cual encontrarás el


video denominado

“Creer, saber y conocer”.

(Encontrarás este enlace dentro de la carpeta Anexo Videos de este


módulo)

Hay preguntas que son significativas en relación a los intercambios:

a.- ¿Cómo define saber le Dr. Luis Villoro?, ¿Cuál es la diferencia con la
opinión verdadera? ……………………………………………………………………………….

………………………………………………………………………………………………………………..

………………………………………………………………………………………………………………..

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b.- ¿Se puede afirmar que hay saberes definitivos, hay certezas absolutas?

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………………………………………………………………………………………………………………….

c.- ¿Qué lugar ocupan las razones en relación con las creencias y cómo se
vincula con la noción de Ideología? Luis Villoro ofrece un ejemplo, ¿podrías
pensar en otro ejemplo semejante al dado por este filósofo mexicano?

…………………………………………………………………………………………………………………….

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Puedes compartir tu ejemplo en e-campus.

¿Qué es saber?

El paso siguiente es diferenciar la creencia del saber, la segunda noción de la


que vamos a hablar. Saber implica creer, ya que no se puede saber sin tener al
mismo tiempo algo por verdadero. Si alguien sabe que p también cree que p. Si
sé algo no puedo menos que creer en ello. Todo saber implica creencia, pero
no toda creencia implica saber.

Para decir que sabemos algo son necesarias tres condiciones:


a) Para que Juan sepa que p es necesario que Juan crea que p.
b) Que corresponda a la realidad, es decir, sólo a las creencias que
consideramos verdaderas llamamos saberes.
c) Tener razones suficientes que justifiquen la creencia.

El saber entonces, es creencia verdadera y justificada. Pero lo que va a


diferenciar el saber de la tercera noción de la que vamos a hablar a
continuación – el conocimiento- es que, para usos prácticos, aplicamos “saber”
a ciertas creencias que podríamos llamar razonables, porque están basadas en
razones sólidas que bastan para darnos la confianza de que, de someterlas a
examen minucioso, se confirmarían como suficientes. Las necesidades prácticas
de nuestra vida requieren que no nos detengamos a examinar con cuidado
cuáles serían razones suplementarias de un saber y nos tengamos que
contentar con las más obvias. Podemos querer lograr con éxito en una acción
específica, vinculada con un fin concreto; entonces queremos saber para que
nuestra vida práctica se adecue a la realidad y nos permita alcanzar ese fin
particular. Tenemos interés también en orientarnos en el mundo en forma
permanente de manera de asegurar el cumplimiento de los fines que nos
propongamos con acciones distintas. El acierto de mi acción en mi vida
cotidiana exige que dé por suficientes algunas de las razones en las que se
basan mis creencias que guían la práctica, con lo cual no dudamos en

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considerar como saberes aquellas creencias razonables que bastan para lograr
una acción exitosa en las circunstancias particulares de la vida diaria. El número
de razones que consideramos, variará en cada caso con el interés en que
nuestra acción esté más o menos firmemente encadenada a la realidad. Lo que
queremos expresar con esto es que habitualmente usamos la palabra “saber”,
y no tanto conocer, para relacionarlo con cuestiones prácticas, ya que éste es
su matiz particular. Por ejemplo: decimos que sabemos que va a llover porque
hay nubes tormentosas y por ello llevaremos un paraguas cuando salgamos,
pero como dijimos anteriormente al no estar justificada rigurosamente (como
en el caso del servicio meteorológico) no podríamos decir que es un
conocimiento, por más que estemos en lo cierto.

¿Qué es conocer?

Con esto damos lugar a la tercera noción,


que es la del conocimiento. Conocer es un proceso
mental para el cual es necesaria la existencia de un
sujeto cognoscente y un objeto cognoscible para
lograr establecer una relación entre ambos. Es un
proceso a través del cual el sujeto sale de sí, se
dirige al objeto para aprehender sus
determinaciones, se centra en las cualidades que
tiene el objeto y, finalmente, vuelve a sí con el objetivo de obtener una imagen
del objeto, una idea o un concepto que reproduce esas determinaciones. El
sujeto es modificado por el objeto – puesto que una vez que captó al objeto, ha
obtenido un conocimiento de él que no tenía- mientras que el objeto no
padece modificación alguna.

Podemos hacer una distinción entre cuatro tipos de conocimiento:


- conocimiento intuitivo
- conocimiento mediato
- conocimiento apriori
- conocimiento a posteriori

El conocimiento intuitivo es aquel conocimiento inmediato. La inmediatez para


los empiristas está en la sensación mientras que para los racionalistas está en la
intelección. Está definido como la aprehensión inmediata de las experiencias
internas o externas.

El conocimiento mediato, por su parte, se realiza por medio de una serie de


razonamientos e inferencias, por ejemplo, el conocimiento lógico que se
desarrolla a partir de ciertos principios.

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El conocimiento a priori expresión que significa “antes de” o “previo a”, es el
conocimiento sobre el que más ha hablado el filósofo alemán Immanuel Kant
refiriéndose a aquel conocimiento que es independiente de la experiencia. Se
trata de formalidades provenientes del sujeto y están presentes en el acto
intelectivo y actúan sobre una materia empírica dada en la sensación. Para este
tipo de conocimiento se utiliza solamente la razón y su validez es de carácter
universal y necesario.

Por último, el conocimiento a posteriori que significa “después de”, es el


conocimiento que, siguiendo a Kant, depende de la experiencia; depende de la
observación y de la experimentación. A diferencia del conocimiento a priori, su
validez es limitada y probable.

Conocer es, entonces, la actividad mediante la cual el ser humano se apropia


del mundo que lo rodea. Esta apropiación es una captación intelectual, un
proceso en el cual intervienen aspectos biológicos (como condición de
soporte), lingüísticos, culturales, sociales e históricos.

El conocimiento está determinado por dos dimensiones: la sensible y la


intelectual. Aun cuando se puede hacer una distinción entre ellas, cabe aclarar
que mantienen una conexión necesaria al momento de conocer.

Si bien parece claro este proceso, diversas teorías intentan dar una explicación
respecto a la verdad del conocimiento. ¿Qué significa que un conocimiento sea
verdadero? Sin embargo, para poder responder a esta pregunta, previamente
es necesario definir qué significa verdad.

Si decimos, por ejemplo, que un conocimiento se puede expresar en


proposiciones descriptivas, esto significa que su descripción de lo que dice que
pasa, coincide con lo que realmente pasa. En este punto estamos refiriéndonos
a un concepto de verdad como correspondencia o coincidencia entre lo que se
dice y el hecho al que se refiere. Decir: “está lloviendo”, será verdadero si
efectivamente está lloviendo. Parafraseando a Aristóteles, la verdad en este
sentido es decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es; decir de lo
que es que no es, o de lo que no es que es, eso es la mentira. Con esto
queremos decir que si la proposición que expresa una descripción de lo que
ocurre, corresponde con lo que de hecho pasa en la realidad, esto es juzgado
como un tipo válido de verdad.

Por otra parte, hay que diferenciar este tipo de verdad con otro en el cual
decimos que la realidad de un sistema es coherente y una proposición es
verdadera si no se contradice con las demás que integran el sistema sino que,
por el contrario, se sustenta en las demás proposiciones que lo componen y
contribuye a volver más sólido el sistema; este concepto engloba lo que se
denomina la noción de verdad como coherencia. Un ejemplo clásico de este
tipo de verdad es el siguiente: si decimos que “todos los hombres son

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mortales” y afirmamos que “Pedro es hombre”, de esto se sigue que “Pedro es
mortal”. Podemos ver que la verdad de esta última proposición se deriva de un
correcto razonamiento a partir de los principios establecidos. Para que esto sea
verdadero implica que no haya contradicción dentro del sistema.

Finalmente, un tercer concepto de verdad, es el de verdad como utilidad o


pragmático. Con este tercer concepto podemos pensar en aquellos casos en los
que se acepta algún tipo de teoría como verdadera, sin necesidad de precisar
más detalles acerca de su fundamentación pero que el sostenimiento de la
misma nos proporcionaría cierta utilidad para nuestro desenvolvimiento, es
decir, que nos proporciona efectos prácticos. Un ejemplo de ésta puede ser el
siguiente: el funcionamiento de la ley de gravedad, se sostiene como una
verdad. En este sentido, nos proporciona efectos prácticos que ayudan a
mantenerla como pie de otras teorías que sin más que la descripción que
proporciona dicha ley, le otorga una base para poder resolver problemas
teóricos relacionados con la física, para fundamentar los fenómenos del mundo
y sus proposiciones. Por ejemplo, cuando uno lanza un objeto desde
determinada altura, la ley de la velocidad, ya da por sentada la existencia del
fenómeno de la gravedad. Es en esto en que radica su utilidad.

La fundamentación. El paso que sigue y que se encuentra en estrecha relación


con lo que expusimos más arriba, y que nos acercará más a la noción de
conocimiento verdadero, es el relacionado con el tipo de fundamentación sobre
el que se apoya el conocimiento, es decir, los criterios sólidos sobre los cuales
diremos que algo se constituye como conocimiento válido.

A estos fundamentos los dividiremos en cuatro. El primero es aquel


proporcionado por la experiencia sensible; nuestros sentidos nos dan un
conocimiento empírico directo, pero a veces no puede traducirse en una
experiencia general, ya que es personal e intransferible. Por ejemplo cuando
decimos: “los vinos de esta bodega son más dulces porque los probé”. El
segundo es el razonamiento formal de base no empírica; es un tipo de
fundamentación más rigurosa y no se fundamenta en la experiencia sino que se
expresa mediante cálculos y es verdadero según un sistema en el cual las
verdades se prueban por procedimientos formales; un ejemplo es: “la suma de
los ángulos internos de un triángulo es de 180°”. El tercero es el criterio de la
autoridad; este método de fundamentación se basa en apelar a un especialista
y fundar la verdad de nuestro conocimiento en su palabra. Por último, el
criterio de la fe, el cual consiste en creer determinada afirmación por la propia
fuerza del espíritu; el ejemplo más claro respecto a este punto es el de la
religión. Esta última forma de fundamentación, junto con la que se basa en la
apelación a la autoridad, no es considerada válida para el conocimiento
científico.

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Conocimiento Fundamentos para reconocer
o negar la validez
Experiencia sensible y directa Sentidos
Razonamiento formal Procedimientos formales despegados
de la experiencia sensible.
Autoridad de la fuente Apelación a un especialista
Fe Creencia religiosa

El objetivo de la fundamentación diremos que consiste en presentar ciertos


conocimientos como sólidos. Si bien el conocimiento puede quedar restringido
al ámbito personal, siempre está expuesto de forma que los demás integrantes
de la comunidad puedan acceder a él y pedir buenas justificaciones y
fundamentaciones sobre las cuales se apoya éste para considerarlo como
válido. De aquí que las fundamentaciones variarán en relación al tipo de
conocimiento al que hagamos referencia y resultarán suficientes. Es decir, si
queremos tener un conocimiento sobre algún tipo de religión no será menester
preocuparse por conseguir fundamentos empíricos, sino que a través de la fe
uno podría justificar y basar este tipo de conocimiento. Pero como dijimos más
arriba, si queremos establecer un conocimiento científico no podrán servirnos
solamente éstas como base, sino que será necesario recurrir a fundamentos de
la experiencia sensible o a un tipo de razonamiento formal.

1.6- Pensamiento
dóxico y conocimiento
científico.
Platón (427 - 347 a. C.) y los demás filósofos griegos distinguieron, según su
grado de profundidad y su relación a la verdad, entre doxa y episteme.

La doxa u opinión, es un conocimiento superficial, parcial y limitado, y está


vinculado a la percepción sensorial. Se trata de un conocimiento
fenoménico, ya que trata sobre las apariencias y por ello es engañoso y a
veces, falso. Por lo general es un conocimiento asociado al sentido común,
al saber vulgar, en contraposición con el conocimiento científico. Es por
ello que tiene un carácter acrítico y asistemático.

23
La episteme, en contraposición con la doxa, se asocia al conocimiento
científico. Era, para los griegos, un saber especializado como el que se
atribuye hoy a la ciencia. Una de las características de este conocimiento es
que se constituía como necesario ya que trataba de las causas y de los
fundamentos de las cosas. Otra de las características es la objetividad, y
con esto hacemos referencia a que depende de la naturaleza misma y no
de nuestras construcciones subjetivas. En tercer lugar, es sistemático,
porque se organiza de acuerdo con parámetros racionales y lógicos. A
diferencia de la doxa, este conocimiento es explicativo, sistemático,
metódico y crítico. El significado de episteme ha cambiado a lo largo del
tiempo, pero su aspiración inicial fue alcanzar un conocimiento cierto,
verdadero y bien fundamentado; también riguroso, organizado y exacto.

El saber vulgar está asociado con la creencia; es adquirido a través de la


experiencia y no tiene un objeto en particular al cual estudiar. A menudo
consiste en una serie de afirmaciones no comprobadas ni sistematizadas en
un razonamiento. El conocimiento científico, por su parte, se caracteriza
por tener un objeto de estudio particular y una mirada específica respecto
a éste. Debe organizarse de manera que una proposición se concluya de
otra de un modo coherente, es decir, sin contradicciones.

1.7- Conocimiento
fáctico y conocimiento
formal.
A lo largo de su historia el hombre ha intentado conocer el mundo y
entenderlo. Esto constituye, podría decirse, la característica fundamental del
hombre en tanto que es un animal que razona y que puede interrogarse acerca
de lo que ve, siente, experimenta y lo que le acontece. Para poder responder a
algunas de las preguntas y buscar explicar qué es aquello que constituye su
mundo, creó lo que se llama ciencia, entre otros saberes, que constituyen un
cuerpo de ideas que se caracteriza por ser racional y como dijimos más arriba,
sistemático, exacto y falible. A través de este conocimiento, el hombre alcanzó
una reconstrucción conceptual del mundo. El conocimiento científico es un
sistema de ideas establecidas y una actividad productora siempre de nuevas
ideas.

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Definida así, podemos hacer una distinción entre el conocimiento fáctico y el
conocimiento formal, dentro de las cuales ingresarán algunas disciplinas según
sus propias características.

Antes de comenzar con una descripción de cada una de ellas, diremos que la
palabra fáctico proviene de la palabra factumque significa “hecho” y hace
referencia a las ciencias de lo real; en cambio la palabra formal viene de
“forma”, es decir, los números, las figuras geométricas, las relaciones entre
símbolos, y que no se encuentran en la realidad.

Siguiendo la caracterización que hace Mario Bunge, filósofo de la ciencia, sobre


las Ciencias Formales y las fácticas explicamos que: la Lógica y la Matemática
son conocimientos formales, es decir, son racionales, sistemáticos y
verificables, pero no son objetivos ya que no nos proporcionan información
acerca de la realidad. Tratan sobre ideas que sólo existen en la mente humana,
ya que no tienen un objeto de estudio existente en la realidad. Por ejemplo: los
números no existen en la realidad, sino sólo en nuestra mente. Sus objetos no
son cosas ni procesos. Sin embargo, se aplican a la realidad, ya que otras
disciplinas como la Física, la Química y la Economía, por ejemplo, recurren a la
Matemática o a la Lógica para explicar algunas relaciones complejas entre los
hechos. Se emplean en la vida cotidiana y en las Ciencias Fácticas (las cuales se
oponen) estableciendo contacto con la realidad a través del lenguaje.

La distinción entre Ciencias Formales y Fácticas tiene en cuenta no sólo la


diferencia respecto de su objeto, sino también sobre los enunciados sobre los
que se establecen y el método que utilizan. Los enunciados formales se basan
en relaciones entre signos y los fácticos se refieren a sucesos y procesos. En
relación al método que utilizan, las formales utilizan la Lógica para dar prueba
de la veracidad de sus enunciados y demostrar sus teoremas. Las fácticas
tienen que acercarse a los hechos y mirarlos, recurrir a la observación o al
experimento para ver en qué medida sus hipótesis se adecuan a la realidad.

El método de las Ciencias Formales es la deducción. La verdad en Matemática


consiste en la coherencia del enunciado con el sistema establecido
previamente, por tanto, es relativa a ese sistema. Por ejemplo: una proposición
que es válida en una teoría puede dejar de ser verdadera en otra teoría. En las
Ciencias Fácticas, los enunciados deben poder verificarse en la experiencia. Se
requieren datos empíricos para poder afirmar que un enunciado es verdadero,
con lo cual se hace necesario un método inductivo, es decir, que parta de la
experiencia.

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Ciencias Objeto Método
Fácticas Hechos Verificación
empírica
Formales Entes Deducción,
formales razonamientos lógicos

Ahora brindaremos algunas de las características que tiene el conocimiento


fáctico. En primer lugar diremos que parte de los hechos, intenta describirlos.
En segundo lugar, selecciona los hechos que considera relevante la experiencia
la colectiva y la teoría; los explica por medio de hipótesis, y si es necesario
inventa conceptos. En tercer lugar es analítico. Esto quiere decir que trata de
descomponer todo en elementos, en sus componentes y explicar sus
interconexiones. Sus resultados son generales y el análisis contribuye a
construir teorías. En cuarto lugar, este tipo de conocimiento es especializado y
ésta es una consecuencia del enfoque analítico. Pero aun siendo especializado,
esto no impide tareas interdisciplinarias, es decir, el trabajo en conjunto de
varias disciplinas cada una con su objeto en particular. En quinto lugar, es claro
y preciso, a diferencia del conocimiento vulgar. Para lograr la precisión define la
mayoría de sus conceptos, evita los errores creando lenguajes artificiales y
procura siempre medir y registrar los fenómenos. En sexto lugar es
comunicable y expresable en público, gracias a la precisión, lo cual posibilita la
verificabilidad de sus resultados.

Conocimiento científico

Ciencias Fácticas
Ciencias Formales

Matemáticas

Naturales Sociales

Para resumir las demás características del conocimiento fáctico, resaltaremos


las siguientes: este conocimiento es verificable a través de la experiencia; es
legal en el sentido de que busca establecer leyes de la naturaleza y de la
sociedad para aplicarlas; es un conocimiento predictivo y esto constituye una

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manera eficaz de poner a prueba las hipótesis; y en último lugar diremos que es
útil, ya que busca la verdad y busca proveer de herramientas para el manejo
del hombre en la práctica, es decir, tiene una asociación directa con la
tecnología y la creación de instrumentos que le posibiliten un mejor acceso a la
naturaleza para su conocimiento y explicación.

1.8- Filosofía y Ciencia.


En esta parte trataremos de esclarecer las diferencias en los términos
“Ciencia” y “Filosofía” que a lo largo de la historia trajo controversias y
dudas sobre si la tarea y el discurso filosófico podían constituir una ciencia
en sentido estricto del término. También se asoció la distinción entre
Filosofía y ciencia a la distinción entre doxa y episteme, respectivamente.

Si bien ambos son discursos racionales, es decir, que dejaron atrás el


discurso mítico y poético que predominaba en la época antigua, el
conocimiento científico se caracteriza por dar explicaciones sobre los
hechos, por tener un objeto de estudio delimitado según el ámbito que
trate, logrando recortar la realidad que va a estudiar. La utilización de un
método también es propio de la Ciencia, lo cual le proporciona rigor a sus
estudios y sistematización en el avance del conocimiento, así como la
posibilidad de predecir y anticipar hechos a través de sus explicaciones. Es
un tipo de conocimiento que crea Teorías Abstractas pero que la
característica de la intersubjetividad permite que sea comunicable y
comprobable para cualquier sujeto. Algunos de los aspectos esenciales de
la Ciencia son:
- Posee conceptos epistémicos, un conjunto de
nociones que se refieren a las actividades de conocimiento y que
sirven para describirlas.
- El interés que motiva a conocer es el dotar de sentido
a nuestra acción en el mundo.
- Los sujetos de conocimiento son los miembros de
una comunidad de conocimiento socialmente condicionados.

Por su parte, el trabajo de la Filosofía en tanto que disciplina racional, es el


de la clarificación, distinción y sistematización de los términos hasta llegar
a un sistema ordenado de conceptos definidos con cierta precisión. Busca
dar una explicación de la realidad en su totalidad. Una de las características
fundamentales de la Filosofía es que no parte de un conjunto de verdades
ya establecidas a partir de las cuales desarrollar sus teorías, sino que es una
actividad crítica aplicable a cualquier saber teórico o práctico. En este

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sentido, al abarcar cualquiera de los demás discursos y poder analizarlos,
adquiere la categoría de metadiscurso. Al filósofo le interesa conocer la
totalidad de lo que existe, y como no parte de verdades universales y
sostenidas por todos, cada una de las Teorías Filosóficas es una manera de
ver la realidad y de darle sentido. No han desarrollado métodos rigurosos
como sucede en el ámbito científico, pero sus intereses principales están
puestos en que sus desarrollos sean expuestos con buenos argumentos y
capacidad explicativa.

Algunas características del discurso filosófico:


- El discurso filosófico clarifica los términos lo cual conduce a
una precisión de los conceptos y a una determinación del objeto.
- Por su parte, la distinción de los conceptos implica su
delimitación respecto de otros conceptos.
- El discurso filosófico también tiene como tarea fundamentar
la realidad, saber en qué se basan nuestros conocimientos del mundo,
cómo y por qué conocemos.
- La Filosofía es una disciplina totalizadora en el sentido de
que tiende a la universalización de las teorías; toda la realidad y el
pensamiento es abarcado por la Filosofía, puede preguntarse
cuestiones científicas como también políticas y metafísicas a la vez.
- Se encuentra relacionada con la práctica porque, como
dijimos en el punto anterior, trata de problemas políticos, sociales,
religiosos, entre otros, y sus soluciones se refieren a derribar prejuicios
para despejar el camino y construir nuevas alternativas.

La Filosofía no es una ciencia en el sentido de que no descubre nuevos


hechos ni explica su comportamiento, sino que su pregunta es por la
verdad y la justificación de las creencias.

28
Bibliografía Lectura 1

Copi, Irving (1962) Introducción a la lógica. Editorial Universitaria de Buenos Aires.

Carlos Alchourrón, Carlos; Mendez, J. (1995) Lógica. Enciclopedia Iberoamericana


de Filosofía. Editorial Trotta. Edición. Madrid.

Villoro, Luis (1982) Creer, saber y conocer. Ed. S XXI. México.

www.uesiglo21.edu.ar

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