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Módulo 1

Desarrollo
ambiental.
Nociones
generales
1. El ambiente.
Introducción. Conceptos
generales

1.1 Ambiente

Es el conjunto de valores naturales, sociales y culturales


existentes en un lugar y un momento determinado, que influyen
en la vida del hombre y en las generaciones venideras. Es decir,
no se trata sólo del espacio en el que se desarrolla la vida, sino
que también abarca seres vivos, objetos, agua, suelo, aire y las
relaciones entre ellos, así como elementos tan intangibles como
la cultura.

Podemos considerar ambientes también a un complejo de factores externos


que actúan sobre un sistema y determinan su curso y su forma de existencia.
Un ambiente podría considerarse como un superconjunto, en el cual el
sistema dado es un subconjunto. Un ambiente puede tener uno o más
parámetros, físicos o de otra naturaleza. El ambiente de un sistema dado
debe interactuar necesariamente con él. De esta forma, el medio ambiente
puede entenderse como un microsistema formado por varios subsistemas
que interaccionan entre sí. Cuando se produce algún fallo en esas
interacciones surgen los problemas ambientales.

Ambiente humano: es el resultado de la interacción dialéctica permanente


entre dos órdenes de fenómenos:

 Los que corresponden al campo socio-cultural.

 Los que corresponden al campo físico-espacial.

De esta caracterización del ambiente humano, se deduce:

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 Que el significado de ambiente humano es comprensible a través de
la relación entre dos órdenes o categorías de fenómenos que
corresponden a diferentes segmentos o aspectos de la realidad.

 La separación entre los campos es sólo a los efectos de una mejor


comprensión.

El ambiente humano es el resultado de la acción del hombre de habitar


humanamente. Se trata de la totalidad de condiciones de vida recreadas por
el hombre, pues donde hay presencia humana siempre se produce una
reestructuración, ya sea en superficie o en profundidad de las condiciones
de vida existentes.

1.1.1 Distintas concepciones


En cuanto a la definición de ambiente, podemos encontrar diferentes
posiciones:

 Concepción amplia: entiende el ambiente como todo aquello que


rodea al hombre, todo lo que puede influenciarlo y ser influenciado
por él. Este comprende el ambiente natural (comprende a la biosfera
en general), ambiente construido por el hombre (todo lo relacionado
con el urbanismo) y el ambiente social (comprende sistemas sociales,
políticos y económicos).

 Concepción restringida: limita el ámbito de protección ambiental a


la tutela del agua y el aire, con exclusión del resto de la naturaleza.

 Concepción intermedia: se caracteriza por incluir en el concepto de


ambiente todo aquello que pueda ser considerado un recurso
natural, ya sea biótico o abiótico.

Para Bustamante Alsina (1995), el ambiente “es el conjunto de factores que


influyen sobre el medio en el cual el hombre vive” (1995, p. 10).

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1.2 Preocupación universal por el
ambiente. Difusión de la conciencia
ambiental. Institucionalización de la
protección del ambiente. Conferencia
de Estocolmo. Conferencia de Río
 Conciencia Ambiental: para definir el término de conciencia ambiental
recurro primero a las definiciones de cada una de las palabras que la forman:

o Conciencia: proviene del término latín conscientia, y se define como


el conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo y de su
entorno.

o Ambiente, ambiental: se lo entiende como el entorno o la suma total


de aquello que nos rodea y que afecta y condiciona, especialmente,
las circunstancias en la vida de las personas o la sociedad en su
conjunto. Comprende la suma de valores naturales, sociales y
culturales existentes en un lugar o momento determinado, que
influyen en la humanidad, así como en las generaciones venideras.
Es decir, no se trata sólo del espacio en el que se desarrolla la vida,
sino también que abarca seres vivos, objetos, agua, suelo, aire y las
relaciones entre ellos, así como elementos intangibles como la
cultura.

Significa conocer nuestro entorno para cuidarlo y que nuestros hijos


también puedan disfrutarlo. Si definimos a la educación ambiental como el
proceso permanente que busca generar conciencia ambiental en función del
desarrollo sostenible, y consideramos que la conciencia tiene tres niveles:
conocimientos, actitudes y acción, entonces vemos que los procesos y
esfuerzos que existen en nuestro país aún no han logrado llegar al primer
nivel de la conciencia, es decir, a la generación de conocimiento. Basta con
observar cómo han cambiado nuestros paisajes… donde antes había un lago
o un río, ahora son tiraderos de basura. Y, para colmo, sobresalen los
desechos y envases plásticos. Para el desarrollo de la conciencia ambiental
es necesario que empresas, instituciones, organizaciones, escuelas y cada
uno de nosotros incorporen la dimensión ambiental en sus actividades. El
reto está en desarrollar una conciencia ambiental proactiva, de compromiso,
que conlleve incorporar en nuestras decisiones más sencillas y domesticas
el tema ambiental. Para tal efecto, se requiere aumentar con urgencia la
investigación que genere información que debe traducirse en
recomendaciones y propuestas para los diferentes sectores económicos.
Conocer el medio ambiente nos permitirá protegerlo. En la medida que el

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tema sea comprensible para la mayoría de la población, se facilitará la
participación ciudadana en diversas actividades orientadas a conservar el
ambiente y estaremos en el proceso de contribuir con el desarrollo
sostenible de nuestros países.

En 1972 se celebra la Conferencia de Naciones Unidas para el Medio


Ambiente en Estocolmo, por ello es conocida como la Conferencia de
Estocolmo, en la cual se plantea el tema de cuidado de ambiente como
preocupación mundial que requiere de la acción y solidaridad de los países,
y los problemas transfronterizos que éste implica.

Este evento fue uno de los primeros acontecimientos de importancia que


invitó a tomar las medidas necesarias para llevar a cabo, en todo el mundo,
programas de educación ambiental destinados no sólo al público escolar,
sino a todos los sectores sociales.

Con posterioridad, en 1975 la Organizaciones de las Naciones Unidas para la


Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Programa de las Naciones
Unidas para el medio Ambiente (PNUMA) organizaron en Belgrado
(Yugoslavia) una conferencia internacional sobre educación ambiental. El
documento redactado y adaptado como la Carta de Belgrado planteó de
igual manera la necesidad de concientizar a la población sobre el cuidado
del ambiente presente y futuro.

Esta recomendación implicaba la generación de cambios en la formas de


pensar y de actuar, de tal modo que permitieran hallar una solución a los
problemas ambientales. Los participantes en esta conferencia reconocieron
que, para la mayoría de los habitantes del planeta, la educación y, en
particular, la ambiental, es un potente factor de cambio y desarrollo, y que
la misma juega un papel decisivo en la promoción de una ética ambiental
que se preocupe por el equilibrio entre la relación del hombre con su
entorno, la calidad de vida de todos los seres y la satisfacción de las
necesidades humanas (actuales y futuras).

Desde entonces a la fecha, ha sido un denominador común el hecho de


plantear como objetivos la necesidad de ayudar a los individuos y grupos
sociales con relación al entorno global y su problemática local para:

 sensibilizarse y tomar conciencia;

 conocer y comprender la responsabilidad y el papel crítico que le


atañen;

 adquirir valores sociales que motiven su participación en la


protección y mejora del ambiente;

 lograr competencias necesarias para colaborar con la resolución de


los problemas ambientales locales, y

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 establecer medidas y crear programas o actividades educativas en
función de factores ambientales, sociales, políticos, económicos.

En 1992, diecisiete años más tarde, la AGENDA 21 -documento de la


Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente (Río ´92)-, en
el capítulo 36, Fomento de la educación, la capacitación y la toma de
conciencia, plantea que la educación, el aumento de conciencia del público
y la capacitación están vinculados prácticamente con todas las áreas
temáticas de la AGENDA 21 y aún más con las que se refieren a la satisfacción
de las necesidades humanas básicas, la información, la ciencia y la función
que corresponden a los grupos principales. El documento adoptado por esta
conferencia fue elaborado a partir del rescate de los principios
fundamentales recomendados en Belgrado y en Tbilisi (Georgia, URSS,
1977).

Si examinamos los objetivos planteados con las situaciones reales, tales


como el caso que dio lugar, en nuestro país, a la adopción por Ley Nº 24.605
del día 27 de septiembre como el Día de la Conciencia Ambiental, vemos que
escasamente hemos alcanzado las metas propuestas nacional e
internacionalmente respecto de la inserción de una conciencia ambiental.

Sostenemos que no existe una buena gestión del entorno sin la cooperación
entre diferentes instituciones del Estado y de la sociedad en general, sin la
cooperación del sector productivo y máxime si la población no está
informada y concientizada a fin de actuar individual y colectivamente por
mediación de sus representantes.

Se ha expresado en la AGENDA 21 la necesidad de implementar programas


educativos ambientales convencionales y no convencionales que faciliten:

a) reorientar la educación hacia el desarrollo sostenible;

b) aumentar la conciencia y la participación de los habitantes en


general, y

c) fomentar la capacitación de los actores sociales en las diferentes


temáticas ambientales con un enfoque holístico.

Se declaró el día 27 de septiembre como el Día de la Conciencia Ambiental


en memoria de las personas fallecidas como consecuencia del escape de gas
cianhídrico ocurrido en la ciudad de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires,
en 1993.

En 2012, se realizó el encuentro Río+ 20, denominando así la Conferencia de


las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible que se realizó 20 años

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después de la histórica Cumbre de la Tierra en Río en 1992. Entre el 20 y el
22 de junio de 2012, en Río de Janeiro, con la participación de la sociedad
civil, y los jefes de Estado y Gobierno, renovaron su compromiso a favor del
desarrollo sustentable. Se reafirmaron los principios de Río y los planes de
acción que se habían previsto 20 años atrás, con el propósito de reforzar y
revitalizar la voluntad política y elevar el compromiso internacional para
hacer avanzar la agenda del desarrollo sustentable, a través de acciones
concretas, ya que se reconoció que, en este tiempo transcurrido, los avances
fueron desiguales, insuficientes y no inclusivos. Estos factores han producido
que la pobreza no se haya erradicado en números deseables y que se haya
afectado el desarrollo sostenible del planeta.

1.3 La biósfera
La noción de biósfera fue introducida por Lamarck y desarrollada por Edward
Suess en 1873, aunque su primera utilización en un estudio sistemático se
debe al ruso Vladimir Vernadsky en 1924.

La biósfera comprende, aproximadamente, la hidrósfera (el agua), la zona


más superficial de la litósfera (el suelo), la criósfera (los polos) y la atmósfera
(el aire), abarcando desde unos 50 kilómetros de altitud en la atmósfera
hasta los fondos oceánicos más profundos. Podemos decir que la biósfera
está constituida por la capa de aire, de agua y de suelo que posibilita la vida
de las especies en la tierra.

1.3.1 Elementos abióticos: el suelo, el agua, el aire


Los elementos abióticos son el suelo, el agua y el aire. Los dos primeros
proveen las sustancias minerales y los nutrientes necesarios para la
subsistencia de las especies, en particular, las vegetales.

El suelo contiene los nutrientes que hay en nuestro alimento. Los vegetales
y, en cierta medida, la carne que ingerimos, se componen de ellos. Pero no
sólo esos posee, sino que allí se desarrollan otros insumos y recursos
comunes básicos para el desarrollo humano como la madera, los cereales, el
algodón, entre otros.

El agua cubre la mayor parte de este planeta, específicamente el 71% de la


superficie del mismo.

El volumen de agua de la tierra es de alrededor de unos 3.000 metros de


profundidad y, sin embargo, sólo una pequeña fracción de la misma está
disponible para el consumo como agua dulce, representando un 3 %, a lo
que cabe agregar, además, que se haya distribuida de manera muy poco

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uniforme. Casi el 2,997 % de ese 3% mencionado está en el hielo de los polos,
los glaciares, o bien es agua subterránea situada a demasiada profundidad,
resultando, por tanto, muy costosa su extracción.

Esto significa que un 0,003% del volumen total del agua de la tierra es
utilizable. Esta mínima cantidad de agua se colecta, purifica y distribuye de
manera continua en el ciclo hidrológico.

El aire no sólo aporta el oxígeno que respiramos y el dióxido de carbono que


es vital para el desarrollo del mundo vegetal, sino que, además, es
determinante del clima mundial por medio de su circulación. En efecto, los
variables niveles de temperatura y la precipitación promedio que
desarrollan los diferentes climas del mundo son causados, principalmente,
por la forma en que circula el aire sobre la superficie terrestre.

1.3.2 Elementos bióticos: las especies


Los elementos bióticos están constituidos por las diversas especies vivas que
habitan nuestro planeta. La clasificación de los seres vivos propuesta por el
científico Ernst Haeckel hace referencia a tres reinos: Reino Animal, Reino
Vegetal y Reino Protista. El hombre es una más de las especies que pueblan
la biósfera. Sin embargo, sus características hacen que su impacto en la
misma sea mayor que el causado por cualquier otra. Este impacto proviene
de dos hechos, a saber: el aumento de población y el consumo exagerado de
energía característico de la especie humana.

1.4 La ecología. Los ecosistemas. Los


procesos ecológicos. La naturaleza. La
calidad de vida. El paisaje. El
Patrimonio Ambiental
La ecología comprende el estudio de todos los elementos del planeta tierra
y de la relación e interdependencia entre ellos, comprendiendo el fenómeno
de la energía y los ciclos de la materia.

Estudia, por ello, las relaciones existentes entre los organismos y el medio
en que viven. Proviene del griego Oikos (casa o lugar donde se vive) y logos
(ciencia, estudio o tratado).

Las especies vegetales forman parte de asociaciones entre ellas que


dependen de las características físicas y químicas del suelo y del agua, de la

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altitud, latitud, clima, etc. A estas especies vegetales, le corresponden
especies animales que se alimentan de ellas (herbívoros) que, a su vez,
forman parte de la alimentación de consumidores de tercer orden o
carnívoros. Esta cadena alimenticia que se relaciona con el ambiente en
donde se desarrolla se denomina ecosistema. El conjunto de elementos
bióticos y abióticos presentes en un espacio determinado constituye una
unidad funcional denominada ecosistema.

Los procesos ecológicos son aquellos procesos físicos y químicos o


actividades biológicas de factores vivos o no vivos que influyen sobre los
ecosistemas para mantenerlos y permitir su desarrollo. Muchas actividades
humanas amenazan contra estos procesos poniendo en riesgo las
extinciones de las especies.

La calidad de vida es uno de los pilares fundamentales sobre los que se basa
la tutela del Ambiente. La maximización de la calidad de vida de los
habitantes de una comunidad está íntimamente relacionada con el accionar
de la administración pública y una regulación normativa que establezca
acciones a cumplir por parte de aquellas actividades humanas que puedan
ser degradables o susceptibles de degradar el ambiente. El Estado debe
garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de sus habitantes, como
son: la salud, la vivienda, la alimentación, la educación, la cultura, en tanto
derechos consagrados en nuestra Constitución Nacional.

El paisaje forma parte del ambiente en cuanto constituye la armonía entre


los factores que componen un determinado sistema natural o seminatural,
incluyendo construcciones, edificios, caminos, etc. A su vez, todo ello trata
de introducir un elemento jurídico esencial en la conservación del ambiente
dentro del concepto de patrimonio ambiental, integrado por el patrimonio
cultural, biológico, arquitectónico o urbano.

Finalmente, otro de los pilares de la tutela ambiental es el llamado desarrollo


sustentable o sostenible, que consiste en el desarrollo económico y la
explotación de los recursos naturales para satisfacer las necesidades
humanas sin poner en peligro los derechos de las futuras generaciones.

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2. Relación hombre-
ambiente natural y
cultural

2.1 Ecología y Ciencias Sociales.


Antropocentrismo y biocentrismo
jurídico
La Ecología es la parte de la biología que estudia las relaciones existentes
entre los organismos y el medio en que viven. Proviene del griego Oikos, casa
o lugar donde se vive, y Logos, ciencia, estudio o tratado.

La Ecología es el estudio de la relación entre los seres vivos y su ambiente o


de la distribución y abundancia de los seres vivos y cómo esas propiedades
son afectadas por la interacción entre los organismos y su ambiente. El
ambiente incluye las propiedades físicas que pueden ser descritas como la
suma de factores abióticos locales, tales como el clima y la geología, y los
demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos).

La Ecología estudia los organismos, su ambiente y las relaciones mutuas que


se establecen, teniendo presente que el ambiente de un organismo está
formado por todo lo que le influye, sea vivo o no vivo, sea de una especie o
de otra.

Dado que se focaliza en los más altos niveles de organización de la vida en la


Tierra y en la interacción entre los individuos y su ambiente, la ecología es
una ciencia multidisciplinaria que utiliza herramientas de otras ramas de la
ciencia, especialmente de la Geología, la Geografía, la Física, etc.

Delimitar hasta dónde llega la ecología y dónde comienzan otras ciencias


naturales y sociales, resulta a veces complicado y nos indica que en ciencia
no suele haber soluciones de continuidad.

Existe una relación entre la Ecología y las Ciencias Sociales que, sobre la base
de la opinión pública, es considerada desde dos puntos de vista: el
movimiento de ideas ligado a la protección de la naturaleza y el movimiento

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político a través de organizaciones internacionales como Greenpeace. A
partir de esta división, encontramos, por un lado, a los ecologistas y, por el
otro, a los ecólogos que son los científicos que estudian los elementos de la
biósfera, sus transformaciones, etc.

Esto pone de manifiesto cómo, surgiendo dentro de las ciencias naturales,


la Ecología ha ampliado sus horizontes hacia otras ramas de las ciencias,
entre ellas, las sociales, dadas las complejas y múltiples interrelaciones del
hombre y su ambiente, incluyendo ramas tan diversas como la Economía, el
Derecho, la Política, entre otras.

La teoría filosófica que sitúa al hombre como centro


del universo
Consideramos antropocentrismo al paradigma que hace al ser humano la
medida de todas las cosas. El hombre es el centro, por lo cual el Universo
debe ser apto para satisfacer sus necesidades.

En 1970 aparece el paradigma del biocentrismo, término que referencia la


teoría que considera que todo ser vivo merece respeto moral.

Asociado en sus orígenes con la deep ecology (ecología profunda o radical),


el biocentrismo pretende reivindicar el valor primordial de la vida. El
biocentrismo es un modo de pensar que se contrapone al teocentrismo y al
antropocentrismo.

Funda su ideario en los conceptos de interacción, la coevolución, la


complejidad de las relaciones entre las especies, la no discriminación, el
trato con los animales, la cultura de lo vivo, la interactividad de los sexos, la
democracia participativa, la agricultura ecológica y el uso de las energías
renovables.

La progresiva formación del denominado concepto de ambiente ha venido


siendo influenciado por diferentes concepciones (éticas, sociológicas y
jurídicas). Así, pues, desde el punto de vista ético, se encuentran posturas
doctrinales tales como: el antropocentrismo, egocentrismo, biocentrismo,
homocentrismo, relación de transitividad, ecomarxismo, ética del medio.

En cuanto a las concepciones sociológicas, se considera que el ambiente se


define a partir de su comprensión como realidad social. En ese sentido, se
postulan tesis como la de la satisfacción de las necesidades, o la de la
sociedad del riesgo, o bien la de la justicia intergeneracional. Mientras que
desde las posturas jurídicas (tendencia mayoritaria), la cuestión se plantea o
bien comprendiendo la situación jurídica de la naturaleza y de los recursos
naturales que la componen, para lo cual se les atribuye la condición de
bienes jurídicos (se habla de bienes ambientales); o bien estableciendo las

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reglas con base en las cuales las actividades humanas se relacionan y
entrecruzan con el ambiente que lo rodea. Curiosamente, el derecho como
máxima de orientación y de regulación de las relaciones sociales, tiene hoy
en día, ante sí, el reto de superar el umbral de las relaciones sociales propias
de los seres humanos y proyectarse a aquellas relaciones que el hombre
entabla con su entorno, pero con la diferencia de que no existen dos
extremos con personalidad a la que puede atribuirse un comportamiento o
una conducta. En todo caso, la doctrina jurídica tiende a establecer lo que se
ha dado a llamar el concepto englobado del ambiente, con base en el cual
se comprenden las dimensiones señaladas.

Lo que debe quedar claro es que, pese al tratamiento jurídico con el que los
diferentes ordenamientos jurídicos dotan a la cuestión ambiental, no
supone haberse superado el debate conceptual del mismo. Por el contrario,
se trata de una definición que por sus caracteres transversales, asimétricos
y dinámicos, permanece en constante mutación, aunque sujeta a la
concepción histórica que tras época va marcando el hombre en relación con
las necesidades que requiere cubrir para su propia subsistencia.

A grandes rasgos, podríamos dividir las distintas sensibilidades humanas en


tres grandes grupos claramente diferenciados, en función de lo que creemos
un punto de partida de nuestra ética particular.

Por un lado, se encuentra el antropocentrismo en tanto postura que


defiende los intereses de los seres humanos por encima de cualquier otro
tipo de interés o preferencia del resto de los seres vivos en general y de los
sintientes en particular. Cualquier medida adoptada a favor de la naturaleza
en su conjunto, o de alguna parte de ella, sería aprobada únicamente en caso
de que se tratara de un acto beneficioso o útil para la especie humana en su
conjunto o para algún individuo en particular.

En segundo lugar, y totalmente opuesta a la primera postura, se encuentra


el biocentrismo que, en todas sus vertientes, defiende la idea de que todos
los seres vivos merecen consideración moral por el mero hecho de estar
vivos.

2.2 Noción de impacto ambiental


Por impacto ambiental se entiende el efecto que produce una determinada
acción humana sobre el medio ambiente en sus distintos aspectos.

El concepto puede extenderse, con poca utilidad, a los efectos de un


fenómeno natural catastrófico. Técnicamente, es la alteración de la línea de
bases (medio ambiente), debido a la acción antrópica o a eventos naturales.

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Las acciones humanas, motivadas por la consecución de diversos fines,
provocan efectos colaterales sobre el medio natural o social. Mientras los
efectos perseguidos suelen ser positivos, al menos para quienes promueven
la actuación, los efectos secundarios pueden ser positivos y, más a menudo,
negativos. La Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) es el análisis de las
consecuencias predecibles a la acción; y la Declaración de Impacto
Ambiental (DIA) es la comunicación previa que las leyes ambientales exigen
bajo ciertos supuestos de las consecuencias ambientales predichas por la
evaluación.

El término impacto ambiental se utiliza en dos campos diferenciados,


aunque relacionados entre sí: el ámbito científico-técnico y el jurídico-
administrativo. El primero ha dado lugar al desarrollo de metodologías para
la identificación y la valoración de los impactos ambientales, incluidas en el
proceso que se conoce como Evaluación de Impacto Ambiental (EIA); el
segundo ha producido toda una serie de normas y leyes que obligan a la
declaración de impacto ambiental y ofrecen la oportunidad, no siempre
aprovechada, de que un determinado proyecto pueda ser modificado o
rechazado debido a sus consecuencias ambientales (véase Proyecto
Técnico). Este rechazo o las modificaciones se producen a lo largo del
procedimiento administrativo de la evaluación de impacto. Gracias a las
evaluaciones de impacto, se estudian y predicen algunas de las
consecuencias ambientales, esto es, los impactos que ocasionará una
determinada acción, permitiendo evitarlas, atenuarlas o compensarlas.

Podemos definir al impacto ambiental como el daño que recae sobre el


patrimonio ambiental que es común a una colectividad. Desde una
concepción moderna, es el proceso por el cual una acción que debe ser
aprobada por una actividad pública y que puede dar lugar a efectos
colaterales significativos para el medio, se somete a una evolución
sistemática cuyos resultados son tenidos en cuenta por la autoridad
competente para conceder o no la aprobación.

2.3 Los cambios de paradigmas.


Modelos de desarrollo
2.3.1 Desarrollo sustentable. Contenido y críticas
El término desarrollo sostenible o sustentable se encontró formalizado por
primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987) o
también llamado Nuestro Futuro Común, el cual representa el primer
intento por conciliar Desarrollo y Sustentabilidad. En la Cumbre de Río
realizada en 1992, la cual reunió 178 países, se acordaron entre otros

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documentos la Declaración de Rio Sobre Medioambiente y Desarrollo, que
contiene los derechos y deberes de los países, acogiendo en su principio 3:
“El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda
equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las
generaciones presentes y futuras” (Naciones Unidas, 1992,
http://goo.gl/OVQKD8)

2.3.2 Dimensiones del desarrollo sostenible


En el sitio oficial de la ONU se indica:

Se define «el desarrollo sostenible como la satisfacción de


«las necesidades de la generación presente sin comprometer
la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades”. (Informe titulado «Nuestro futuro
común» de 1987, Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo). El desarrollo sostenible ha emergido como el
principio rector para el desarrollo mundial a largo plazo.
Consta de tres pilares, el desarrollo sostenible trata de lograr,
de manera equilibrada, el desarrollo económico, el desarrollo
social y la protección del medio ambiente. (Asamblea General
de las Naciones Unidas, s.f., http://goo.gl/Ez7xeF).

Deben satisfacerse las necesidades de la sociedad como alimentación, ropa,


vivienda, trabajo, pues si la pobreza es habitual, el mundo estará
encaminado a catástrofes de varios tipos, incluidas las ecológicas. Asimismo,
el desarrollo y el bienestar social, están limitados por el nivel tecnológico,
los recursos del ambiente y la capacidad del medio ambiente para absorber
los efectos de la actividad humana.

Ante esta situación, se plantea la posibilidad de mejorar la tecnología y la


organización social de forma que el medio ambiente pueda recuperarse al
mismo ritmo que es afectado por la actividad humana.

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Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo (Comisión Brundtland):
Nuestro Futuro Común
Figura 1: Esquema de los tres pilares del desarrollo sostenible

Fuente: Academic, s.f., http://goo.gl/sHLrT

El desarrollo sustentable es la unión o lazo entre el medio ambiente y el


desarrollo, cuya finalidad es buscar un nuevo modo de desarrollo basándose
en una sana utilización de los recursos para la satisfacción de las necesidades
actuales y futuras de la sociedad.

Existe, por lo tanto, la responsabilidad de preservar para las generaciones


futuras un medio ambiente humano que pueda darles un nivel de vida
decoroso. La sustentabilidad va a ser requerida en cuatro áreas:

a) Ecológica: mantener los procesos ecológicos, la diversidad biológica,


animal y vegetal, y los recursos biológicos para permitir su
regeneración.

b) Social: igualdad de oportunidades entre los miembros de la


sociedad y estimulación de la integración comunitaria.

c) Cultural: preservar la identidad cultural básica y la relación entre el


hombre y su medio.

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d) Económica: capacidad de generar bienes y servicios usando
racionalmente los recursos naturales, humanos y de capital para
satisfacer las necesidades básicas.

2.4 Los recursos comunes


ambientales
Los sistemas biosféricos que dan sustento a la vida social constituyen
recursos comunes ambientales que han sido objeto de una revalorización
creciente concomitante con su deterioro.

El capital ecológico en el que podría establecerse la progresiva expansión


que ha experimentado el concepto de capital, se conceptualiza desde cuatro
dimensiones, a saber:

a) Dimensión Física: capital físico propiamente dicho; contiene el


concepto tradicional: maquinarias, equipos, etc.

b) Dimensión Humana: está compuesta por las capacidades


individuales de los habitantes de una determinada comunidad y sus
potencialidades productivas.

c) Dimensión Institucional o Social: comprende las formas


organizativas, institucionales y culturales predominantes que
acrecientan las capacidades productivas de una Nación.

d) Dimensión Ecológica: es la que alcanza a los conjuntos de activos o


recursos comunes ambientales que proveen un flujo vital de bienes y
servicios ecológicos, renovables y no renovables. Estos recursos
comunes ambientales poseen un valor intrínseco que deriva de su
funcionalidad más que de su valor como bienes transables.

Actualmente, es notorio que el deterioro ambiental consiste en la


sobreexplotación de los recursos naturales o la sobrecarga de las funciones
ambientales que prestan los ecosistemas, dados por un manejo irracional en
que se transgreden ciertos límites y en el que se incurren en costos
socioambientales excesivos. El desarrollo sustentable como modelo de
desarrollo ha implicado el repensar las estrategias de estos recursos
comunes ambientales por cuanto forman parte y son complementarios del
capital de un país o nación, con la consecuente consideración de que los
bienes y servicios que ofrece la naturaleza son irremplazables.

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2.5 Los ecosistemas como base
natural económica y como riqueza
ecológica
Se define a los ecosistemas como el conjunto de los elementos bióticos y
abióticos presentes en un espacio determinado, constituyendo una unidad
natural.

Las especies vegetales forman entre ellas asociaciones que dependen de las
características físicas y químicas del suelo y del agua, de la altitud, latitud,
clima, etc. A estas asociaciones vegetales, le corresponden especies
animales que se nutren de las plantas que las componen. Estos herbívoros
son, a su vez, consumidos por carnívoros que son presas de otros, y así
seguidamente hasta llegar a la cima de la pirámide alimentaria.

La destrucción de los ecosistemas conlleva la desaparición de las especies


que de ellos dependen.

Los ecosistemas constituyen la base de la economía nacional y es en razón


de ello que los países deben prever la existencia de ciertas normas que
establezcan la planificación para su explotación racional y sostenible.

A su vez, pueden verse como capital ecológico en donde estos ecosistemas


resultan recursos idóneos para la inversión, la producción y el consumo, en
tanto herramientas que deben estar orientadas hacia una relación racional
y compatible con la naturaleza. De la riqueza ecológica, pueden obtenerse
bienes y servicios ambientales compatibles con la evolución de las nuevas
tecnologías de producción y de los bienes que se producen y demandan,
cuidadosa del equilibrio dinámico entre la población creciente y los derechos
de las generaciones futuras.

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3. Fundamentos
del Derecho Ambiental y
tutela ambiental
3.1 El ordenamiento jurídico como un
todo. El Derecho Público. El Derecho
Privado
En un sentido amplio, el derecho ambiental es una rama del derecho que no
sólo se ocupa del ambiente natural, la condición física del suelo, el aire y el
agua, sino que también comprende al ambiente humano, la salud,
situaciones socioculturales y otras condiciones logradas por el hombre que
influyen en su hábitat.

El denominado derecho ambiental es una especialidad de la ciencia jurídica,


lo que no significa que todas las normas legales que ahora se consideran
como propias de esta materia sean nuevas de por sí. A la moderna legislación
ambiental (leyes generales y sectoriales), generada a nivel internacional,
nacional, provincial y municipal, en las últimas décadas, se le adicionan un
conjunto de leyes ambientales dispersas, como las leyes de presupuestos
mínimos ambientales, ley de aguas, de minería, suelos forestales, etc., o bien
factores que influyen en el ambiente, como leyes de contaminación
atmosféricas, hídricas, etc., o bien aún cuerpos legales objetivos más
amplios, como el Código Civil y Comercial unificado y Penal. Éstos últimos,
por su estructura, tradicionalmente habían resultado ajenos a la
problemática ambiental, pero, en estos últimos años, las reformas de los
mismos han incorporado la cuestión del ambiente.

Conforme a ello, el Derecho Ambiental estaría formado por el conjunto de


normas jurídicas que regulan las relaciones de derecho público y privado,
tendientes a mantener el ambiente libre de contaminación o mejorar sus
condiciones.

Conceptualizando esta disciplina, diremos que el Derecho Ambiental es la


rama del Derecho Público y Privado que regula la relación del hombre con el
ambiente, estableciendo las conductas antrópicas sobre el medio en el que
se desarrolla.

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3.2 El ambiente como objeto del
derecho
El artículo 41 de la Constitución Nacional ha consolidado el Ambiente como
un bien jurídico protegido. La relevancia de esta postura dogmática se
traduce en la consecuencia de la posibilidad de configurar lesiones de ese
bien que posean relevancia jurídica y que constituyan, por ende, un daño
ambiental.

Por otro lado, permite confrontar la consideración unitaria del ambiente,


desde la ecología y las ciencias sociales, correspondiendo a una
consideración única en el plano del Derecho.

3.3 Caracteres del Derecho Ambiental


Esta disciplina que forma parte del Derecho conforma una rama jurídica que
unifica su objeto, metodología y problemática, teniendo un cierto número
de características específicas que le son propias, a saber:

a) Carácter interdisciplinario: debido a la concepción amplia que caracteriza


a esta rama del Derecho, resulta la multidisciplinariedad que la caracteriza.
Se requiere de establecer todas las medidas de tutelas y la asistencia de
disciplinas que estudian los aspectos físicos, químicos y biológicos del
ambiente, evaluarlos y proponer las soluciones legislativas, teniendo en
cuenta todos aquellos datos económicos y sociológicos que puedan ser
aportados.

b) Carácter supranacional: debido al rol que enfrentan los factores


que se ponen en juego, sus efectos y consecuencias sobrepasan los
límites jurisdiccionales de los Estados y destacan la importancia de la
cooperación regional e internacional.

c) Carácter patrimonial: debido a la concepción que hemos realizado


de ecosistemas como base y unidad de economía, es que le asignamos
al ambiente y sus factores un valor intrínseco que es compatible con
lo preceptuado por los artículos 18 y 240 del Código Civil y Comercial
unificado.

d) Carácter autónomo: esta autonomía está referida a dos ámbitos. El


primero en cuanto es una disciplina autónoma porque, a pesar de
recurrir a leyes comunes, también tiene sus normas propias, como, por
ejemplo: Códigos de aguas, de minería, Leyes de presupuestos
mínimos, etc. El segundo en cuanto a su autonomía didáctica, dado
que estamos en presencia de una rama jurídica que se enseña en una

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cátedra propia, con objeto, objetivos y metodología que le son
acordes.

3.4 Campo de aplicación


En tanto que el ambiente consiste en la interrelación de los seres vivos y no
vivos, incluyendo también al hombre y su relación con el medio, el Derecho
Ambiental es un derecho de carácter horizontal.

Es por ello que esta rama alcanza a diferentes disciplinas del derecho público
internacional y del derecho público interno. El derecho Público está
implicado en cuanto a la tutela ambiental contra el impacto que la actividad
humana produce sobre los recursos naturales, en tanto esta actividad no
despliega un desarrollo sostenible ni racional.

El derecho Privado está comprometido en la protección de los derechos


individuales y la reparación de los daños privados que pueden causar estas
implicancias humanas en el ambiente.

3.5 Las demás ramas del derecho


implicadas
1) Derecho Internacional Público

Este Derecho comprende una numerosa serie de convenciones


internacionales, resoluciones obligatorias dictadas por organismos
internacionales y un cierto número de textos no obligatorios de carácter
declarativo.

Las normativas obligatorias internacionales son en realidad escasas, puesto


que los órganos investidos de competencia para dictar las mismas son pocos
y cautelosos al momento de sancionarlas. Por el contrario, las resoluciones
no obligatorias son numerosas e importantes, diferenciándose en tres
órdenes, a saber:

a) Recomendaciones y directivas: son las que se les recomiendan a los


estados miembros con el fin de alcanzar objetivos ambientales comunes.

b) Programas de Acción Colectiva y Coordinada: son aquellos programas que


tienden a proponer actividades ambientales a sus estados miembros a los
efectos de contrarrestar problemáticas ambientales generales.

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c) Declaraciones de Principio: son las que tienen por objeto delinear temas
ambientales de prioridad común, que serán motivo de foros y debates en
función de las cuestiones ambientales actuales y de interés común a los
estados.

2) Derecho Público Interno

El derecho público interno de cada país está conformado por las normas
legales que cada uno de ellos dicta en ejercicio de su poder de policía,
salubridad, defensa de sus recursos naturales para la preservación y
mantenimiento de la biodiversidad biológica autóctona.

3) El Derecho Privado Interno

Este derecho se haya estructurado bajo el reconocimiento legal de los


derechos subjetivos que amparan los intereses legítimos de las personas y
los derechos de incidencia colectiva, hoy explicitados en el Art. 14 del nuevo
Código Civil y Comercial. Si estos intereses son afectados por el ataque a los
bienes jurídicos materiales o inmateriales de una persona, ésta goza de la
facultad de hacer cesar la acción ilícita y obtener la reparación del llamado
daño ambiental.

3.6 Factores susceptibles de tutela


La legislación del ambiente se centra en las personas desde la perspectiva
que las rodea externamente, tanto natural como artificialmente creado.
Incluso se tiene en cuenta el nuevo concepto de calidad de vida como idea
interdisciplinaria utilizada a modo de herramienta para la toma de
decisiones en materia ambiental.

Como ya vimos anterioremente, se han propuesto conceptos restringidos


que definen al ambiente como los elementos naturales de titularidad
común, limitando la protección a la tutela del aire, agua y suelo, con
exclusión del resto de la naturaleza. O bien se lo concibe como un complejo
de bienes que se resumen en los factores fundamentales del ambiente
biológico, en el cual se encuentran hombres, animales, vegetales (seres
vivos) y atmósfera y agua como condiciones imprescindibles para la vida del
planeta (seres no vivos), comprendiendo sólo a ellos la tutela jurídica.

Por nuestra parte, ya hemos considerado que, tomando como base la


interacción entre sociedad y ambiente, y partiendo de la hipótesis de que
tales relaciones determinan mutaciones en la sociedad, la identificación del
medio ambiente como interés, valor o bien jurídico, constituye la protección
de otros bienes o factores, como la salud pública, la seguridad, la integridad
o el patrimonio vinculados subjetivamente con los derechos humanos
básicos.

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Por lo tanto, apoyamos una concepción amplia del ambiente que
comprende, entonces, el entorno natural y cultural de las personas como
individuos y como un colectivo.

3.7 Intervención del Estado


3.7.1 Caracteres de los factores tutelados
Los caracteres de los factores tutelados son aquellos que, en razón de su
interés o valor jurídico, tienen una función instrumental a los fines de
equilibrar el nexo antrópico natural. Los factores tutelados merecen esta
protección por parte del Estado por formar parte de la dimensión ecológica
de su capital, necesaria e indispensable para toda economía nacional.

En general, los Estados manifiestan a través de sus legislaciones la


protección de los factores que integran el ambiente como una necesidad
básica actual para el desarrollo de la creciente población, la utilización de
tecnologías alternativas y el resguardo de los recursos naturales para el
goce, satisfacción y necesidades de las generaciones venideras.

3.8 Factores conexos


La consideración del ambiente que se entiende como un conjunto de
factores de tutela, no impide reconocer su estrecha relación con otros
bienes o intereses conexos, como lo son la recreación, el paisajismo, la
urbanización, la arquitectura. Éstos son intereses que hasta pocas épocas
pasadas recibían un resguardo indirecto, a través de situaciones
patrimoniales relevantes referidas a sujetos individuales, pero no en forma
independiente.

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Referencias

Academic (s.f.). Conservando nuestros recursos naturales. Recuperado de


http://goo.gl/sHLrT

Asamblea General de las Naciones Unidas (s.f.). Desarrollo sostenible.


http://goo.gl/Ez7xeF

Bustamante Alsina, Jorge (1995). Derecho Ambiental. Buenos Aires:


Abeledo Perrot.

Naciones Unidas (1992). Cumbre para la Tierra. Recuperado de


http://www.cinu.org.mx/temas/des_sost/conf.htm#tierra

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