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Funeral filosófico después del espectro Wittgenstein

Daniel Vallejo-Ríos

Durante el transcurrir de la historia, el hombre ha elucubrado sobre su origen,


pasado, presente y futuro, ¿Cuales han sido los mecanismos más efectivos para
vislumbrar la idea que el hombre tiene de sí mismo? Para los antiguos la reflexión de la
realidad basada en hechos físicos, luego una idea de Dios que regía y respondía todos
los cuestionamientos medievales siendo ente rector y parte, posteriormente la “razón”
como elemento primordial en la reflexión precisa de la realidad. Luego, las presunciones
de la razón fundamentaron el pensamiento de los modernos. Estos ideales racionales
instauraron una nueva manera de interpretación que regía y supeditaba al mismo tiempo
los otros modelos del pensamiento; es decir, la instauración de una interpretación
reinante sobre las demás maneras de reflexión abrió un nuevo horizonte para los
hombres, la razón predominante sirvió como elemento de evaluación y aceptación. Es
por este hecho, que la forma de reflexionar del hombre cambio y la apreciación del mundo
abrió otros horizontes que terminaron en una seria evaluación del lenguaje como
mecanismo de conocimiento entre los hombres, un conocimiento que abrió el horizonte
de la interpretación acotando a preceptos y maneras que supeditan la manera de pensar.

Este desarrollo histórico de la manera de reflexión del hombre un solo elemento


fue permanente en medio del cisma que conlleva el pensar la realidad de una manera
coherente, este elemento se llamó “filosofía”; fue esta la única disciplina en la capacidad
de integrar y transformar estos modelos del pensamiento es verdaderos fenómenos que
enriqueciera los diferentes momentos históricos e irrumpieron modelos en cada uno de
ellas. Fue por esta razón, que la interpretación de la razón en cada uno de los momentos
históricos libero cada época de fantasmas pasados y creo nuevos espectros
interpretativos para el conocimiento.

Pero, si el conocimiento fundo nuevos espectros interpretativos y la filosofía se


adecuo a cada uno de estos nuevos hechos. Pudo morir la filosofía en algún momento.
La respuesta se podría concebir en dos ópticas. La primera sobre el avance histórico y
la interpretación de las cosas desde la óptica histórica, y como cada periodo represento
un avance o anclaje sobre o en los acontecimientos pasado. La segundo, entendió que
entre todos los elementos históricos de los cuales la reflexión se sirvió fue el “lenguaje”,
fue justamente en este punto donde Wittgenstein realizo un punto de inflexión e interpreto
la filosofía como una terapia que engendra y abre perspectivas diferentes que permiten
interpretar el mundo desde diferentes ópticas. Esta reflexión situó a Wittgenstein de
acuerdo con los planteamientos de Modesto Gomez1, en la naturaleza patológica del
lenguaje; es decir, el problema que supone la utilización del lenguaje y como este
determina ideas ejecutadas o no en los seres humanos.

1 Gomez Alonso Modesto M. El futuro de la filosofia despues de Wittgenstein. Revista


Internacional de Filosofia, suplemento 3, 2010, 293-302.
Es pues, Wittgenstein un filósofo de vanguardista que asumió la tradición como
un elemento aportante al aprendizaje pero que limita y dirige hacia un sinsentido las
nuevas maneras de interpretar las cosas; por esta razón, el filósofo Austriaco emprendió
una búsqueda hacia la independencia de la filosofía que le permitiera recobrar autonomía
en sí misma, para esto Wittgenstein plantea una separación de la filosofía tradicional
como una vía alternativa de independizar la filosofía de las ciencias y permitirse pensar
de una manera diferente los fenómenos racionales.

Podríamos decir que, ¿Wittgenstein nos propone eliminar la filosofía? La


respuesta para esta pregunta es no, ya que el austriaco nos propone tomar una vía
alternativa que nos permita liberarnos las maneras anteriores de entender el mundo, casi
como exorcizar los fantasmas pasados para iniciar una manera libre y autentica en el
que hacer filosófico, solo será cuando la manera de filosofar asuma esta identidad
autónoma cuando sus elucubraciones dotaran de sentido la realidad y serán una terapia
para los hombres. Dicha terapia desintoxicara a las ideas de esos preceptos antiguos
que sumergían el conocimiento en vías alternativas que fecunden nuevas ideas, en el
espectro Wittgensteniano será el abandono de los preceptos metafísicos para
consecución de un lenguaje del aquí y ahora sin prejuicios que valoren esta nueva
manera. Es por esta razón que Wittgenstein expone la necesidad de una filosofía como
terapia que aporte al conocimiento.

Esta terapia asume la abolición de conceptos que sean privilegiados y que sirvan
a su vez como presupuesto básico para las demás reflexiones, para llegar a esto el
Austriaco nos propone un modelo de duda que fecunde un escepticismo que nos
distancia de un sentido prefijado de los fenómenos, es decir una invitación a observar los
fenómenos creando una profunda inquietud que nos motive a realizar un ejercicio
racional que nos permita curar un poco nuestra permanente insatisfacción.

En conclusión, Wittgenstein nos muestra que la liberación de la razón nos permite


llegar a una re-interpretación de la realidad que asuma un olvido no condenado de los
preceptos aprendidos para crear una nueva manera de observar los fenómenos, esta
nueva apreciación, que siendo liberada de esos conceptos privilegiados se hace filosofía
fecunda y terapia para el ser, que sintiéndose abandonado y libre cargas se atreve a
pensar el mundo de una manera diferente, dándose la oportunidad de crear ideas nuevas
que le permitan abandonar adoctrinamientos y se haga terapia para curar un poco la
permanente insatisfacción que el hombre asume con su humanidad.

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