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Capitulo XV
Homo sapiens
Los estudios más recientes con los polimorfismos del ADN nuclear
confirman la presunción de que los primeros humanos modernos se originaron
en África y que una emigración de una pequeña parte de ellos constituyó la
base de las poblaciones no africanas. La evidencia de que se trataba de un
pequeño número de individuos proviene del hecho de que la diversidad o
variabilidad observada en (as poblaciones no africanas es menor que en la
población parental africana, configurando así un fenómeno de deriva génica,
probablemente por el efecto de cuello de botella a la salida de África. Todos
los sistemas genéticos analizados hasta el momento, séricos o del ADNmt, del
ADN autosómico y del cromosoma Y, demuestran que las poblaciones africanas
Sub-sarianas exhiben mayor variación genética que las poblaciones
provenientes de otros continentes. Esto significaría que casi todos los
polimorfismos provendrían de África y que solo una pequeña fracción de estas
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variantes se habría expandido a los otros continentes cuando los primeros
humanos dejaron África y colonizaron el resto del mundo.
KOW SWAMP 1: Esqueleto adulto masculino de 0.01 crones, que junto con el
de otros 14 individuos fueron encontrados en el lago de Kow Swamp, cerca
del Río Murray (Victoria , Australia). Los esqueletos se encontraban adornados
con huesos de animales, conchas, cuentas de marfil y dientes de marsupiales.
Uno de los esqueletos había sido cremado, pero los otros yacían en distintas
posiciones, extendidos o flexionados. El interés de estos fósiles reside en que
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presentan una anatomía craneal primitiva o arcaica que se diferencia de los
aborígenes australianos modernos y que permite plantear dos hipótesis acerca
de su probable origen: 1) o bien se trata de una población remanente aislada
en Australia que retuvo algunos rasgos arcaicos de H. sapiens; 2) o
representan, de acuerdo a los defensores del modelo de continuidad
multiregional, el punto final de una secuencia morfológica que se inicia en Java
con el espécimen Sangiran 17 de H. erectus. Si bien Kow Swamp 1, Kow
Swamp 5 y Sangiran 17 comparten algunas similitudes que sugieren la
presencia de una continuidad morfológica entre los homínidos austrasiáticos
durante el último cron, el análisis de otras partes óseas (fémur y cráneo en
vista posterior) no apoya esta presunción y sugiere que estas similitudes
podrían atribuirse a factores culturales (comprensión ósea intencional) o a la
acción de algún factor ambiental desconocido