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La grandeza de servir

Hernando González 1 August, 2012 Predicas Cristianas 3 Comentarios 8,580 Vistas

Predicas Cristianas – Predicaciones Cristianas


Lucas 10:25-37
Buenos días a todos. Esta mañana, quisiera que prestemos nuestra atención en una parábola que
encontramos en La Palabra de Dios (Lucas 10:25-37).

Nos dice la escritura que había un hombre que buscaba el agrado de Jesús, quien vino a él, haciéndole
una pregunta en mente: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Puesto que Jesús conocía su
necesidad de Dios, lo confronta y le contesta con otra pregunta: ¿Qué es lo que está escrito en la ley, qué
es lo que has leído? Y aquel hombre, que conocía bien la ley, puesto que era un estudioso de la ley, sabía
que aparte de amar a Dios con todo el corazón y con todas sus fuerzas, debía amar también su prójimo.
Este hombre tenía la respuesta correcta, pero él no hacía lo que era correcto. Así que quería que Jesús lo
aprobara por lo que sabía. Tal vez pensó que lo único importante era amar a Dios y no tener problemas
con ninguna persona. Sin embargo, Jesús le dice que no es necesario solamente saber, sino demostrar
con la vida. Así que tratando de justificarse, puesto que sabía que estaba mal, pregunta: Bueno, y ¿quién
es mi prójimo?

Así que Jesús narró una historia:

Hace mucho tiempo una persona como usted y como iba camino hacia Jericó. Era un día como cualquiera
y sin duda que su propósito tendría que ver con su trabajo, o su familia. Pero yendo por el camino, este
hombre fue sorprendido por ladrones, quienes no solo le robaron todo cuanto tenía, sino que lo golpearon
de tal modo que lo dejaron tirado en aquel camino, casi muerto. Y allí estaba aquel hombre sin poder
levantarse, gravemente herido, tirado en el camino.

Y este hombre trataba de reponerse, intentando una y otra vez levantarse, pero no podía, puesto que no
tenía ya fuerzas. Y no había quien le ayudara. De repentePASÓ un servidor religioso, que tal vez tendría
una reunión importante en el templo, y al verlo, pensando que no tenía nada que ver con aquel asunto,
sePASÓ de largo. Mientras tanto, aquel hombre continuaba tirado y herido en el camino, sin poder
levantarse.

Paso así mismo otro funcionario de la ley, quien al verlo, hizo lo mismo que el anterior. Estos dos hombres
no querían tener nada que ver con lo que había pasado. No era asunto suyo. Tendrá que arreglárselas él
solo. No era su culpa. Así que no hicieron nada.
Entonces aquel hombre, herido y sin fuerzas pensaba que tal vez quedaría muerto en aquel camino a
causa de los golpes que aquellos ladrones le habían dado. Puesto que nadie le ayudaba.

Pero en aquel momento en que menos lo esperaba, pasó cabalgando un hombre a quien siempre había
considerado su enemigo. Durante mucho tiempo, judíos y samaritanos se veían unos a otros como
enemigos declarados. Y aquel samaritano no era como aquel judío, no pensaba como aquel judío, y a
causa de ello trató de hacerle la vida difícil, de ignorarlo y de odiarlo simplemente por ser un samaritano.

Y cuando aquel judío miró que se acercaba el samaritano, pensó: Oh, Señor, ahora si que estoy acabado.
Si los que eran mis amigos, aquellos que me conocen, me dieron la espalda, que puedo esperar yo de
este hombre. Ahora si que aprovechará esta oportunidad y me destruirá.

Pero este hombre estaba muy equivocado. Pues, su enemigo declarado, bajó de su caballo. Se acercó
preocupado a ver la condición de aquel judío y tuvo misericordia. Tenía motivos suficientes para dejar a
un lado aquel hombre, ignorarlo como lo había hecho muchas veces con él mismo; pero hubo algo
sorprendente en su corazón que le movió a servir a aquel judío. Tuvo misericordia. Y la mejor definición
de misericordia, es precisamente amor inmerecido en acción. Este samaritano tenía motivos suficientes
para sentir nada por aquel hombre, quizás solo pudo haber tenido lástima, solo buenas intenciones. Pero
este hombre mostró amor. Estuvo dispuesto a servir a alguien que tal vez no lo merecía.

Y ¿qué fue lo que hizo?

Le lavó sus heridas. Un judío no podía siquiera saludar a un samaritano, ni tocarle. Mas este samaritano
tomó su vino para limpiar sus heridas y le ungió con su aceite paraCALMAR su dolor. Así que
humanamente, bien pudo pensar que había hecho ya suficiente con ayudar a aquel judío. -Ya hice lo que
pude, seguramente habrá alguien que lo ayude.

Mas este hombre lo subió también a su caballo y lo llevó hasta un mesón, algo así como un hotel. Y que
forma tan hermosa de servir. No lo metió en un cuarto y lo dejó allí para irse a descansar aparte, sino que
toda aquella noche cuidó de él. Estuvo despierto al pendiente, procurando el bienestar de este judío.
Seguramente este samaritano llegaría tarde a su trabajo o quizás hubo alguien en casa que se quedó
preocupado por no haber llegado. Tal vez ni siquiera su familia estaría de acuerdo en servir a un judío.
Pero este hombre tenía misericordia.

?
Al amanecer del día siguiente, antes de partir, no solo había ya pagado la estancia y el alimento, sino que
además dio dinero al encargado para que lo cuidara con esmero, y aun si hacía falta algo más lo pagaría
cuando él volviera.

Hay tres cosas que quiero que destaquemos de este relato:


1. Cada día es una oportunidad para servir.

Aquel samaritano no iba camino en busca de una persona a quien ayudar. El tomo su camino como
cualquier día normal de trabajo de su vida cotidiana. El no caminaba pensando que era un buen día para
cumplir con la buena obra del día de hoy. Simplemente atendió una oportunidad de servir.

Cada día usted y yo tenemos esta misma oportunidad. Tal vez usted piensa que esto signifique hacer algo
grande en favor de los necesitados. Pero no se trata de eso. Cada día nos podemos topar en nuestro
camino con personas que al igual que este judío tienen grandes necesidades. Cada día es una oportunidad
de mostrar amor a los demás.

Usted no tiene que ir precisamente a África o las Sierras. A su alrededor hay gente que necesita consuelo,
que necesita ánimos, que necesita una sonrisa, gente sola que necesita misericordia. Tal vez haya alguien
que necesite algo que nosotros podemos proveerle, incluso hay gente que tan solo necesita alguien que
le escuche, alguien que ore por ella. Cada día es una oportunidad de servir.

2. Servir implica salir de nuestra comodidad.

?
Una de las razones por las cuales a la gente hoy en día le resulta tan difícil servir es a causa de que no
queremos cambiar nuestra comodidad.

Los líderes religiosos de esta parábola pensaron que sus ocupaciones eran más importantes que la
oportunidad de servir a uno de los suyos. Servir a aquel judío implicaba tiempo, legar tarde a una reunión,
cambiar su agenda. Pero esto no fue importante para el buen samaritano. No tomó como excusa sus
múltiples ocupaciones, y ni siquiera los prejuicios sociales ni las diferencias culturales, ni religiosas. Aquel
hombre estuvo dispuesto a ocupar de su tiempo, de su esfuerzo, de sus ocupaciones, incluso de sus
propios recursos. Ante sus ojos aquel judío fue mas importante que su tiempo y su dinero.

Tal vez usted piense que no tiene suficientes cosas para servir a alguien. Tal vez usted piense que no es
alguien importante para ayudar. Pero allí donde está, quizás su trabajo, quizás escuela, quizás en su
vecindario, hay alguien que necesita de usted. Y no necesito precisamente dejar mi trabajo, no necesito
dejar mi familia. Solamente necesito cambiar mi manera de ver las cosas y las personas. Pensar que esa
persona es importante, igual que yo.

3. Servir nos hace grandes.

Uno de los mayores obstáculos con los que se vive hoy en día es el querer ser más que los demás. El
pensamiento del mundo actual es que la grandeza de una persona consiste en que los demás nos sirvan.
Si puedes pagar por ser servido se es alguien importante. Es solo suficiente con vivir tu vida y no hacerle
daño a nadie. Jesús nos dice que esto no basta. Las piedras pueden hacer lo mismo. Solo existen y no se
meten con nadie.

Aplicación

Jesús nos enseña en esta parábola que debemos servir. Una vida sin servir es una que no tiene sentido.
Para dejar huella en este mundo, hay que escribir un libro o plantar un árbol. Jesús no plantó árboles, ni
siquiera escribió libros. Simplemente vino a servir. Así que la grandeza de una persona está en servir. Esto
nos hace importantes. Jesús dijo que nuestra tarea no es esperar ser servidos, sino preocuparnos por
tener un estilo de vida de servicio. Así que cualquiera que quiera ser el mayor, el más grande en el reino
de Dios, deberá ser antes servidor de todos.

Debemos tomar el ejemplo de este samaritano, el ejemplo de Jesús, quien se humilló a sí mismo para
atender nuestras propias necesidades. Sin importar quiénes somos o fuimos. No se si usted le guste
ahorrar dinero en el banco, pero cuando servimos a Dios y servimos a nuestros semejantes estamos
invirtiendo ahorros para la eternidad. No ganamos el cielo con lo que hacemos. Pero añadimos riquezas
espirituales, sabiendo que solo Cristo nos ofrece una vida eterna con él allá en el cielo. Es sólo por Cristo
que podemos ir al cielo, y es solo por Cristo que podemos servir

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