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Manuela Perdigon
Juliana Andrade
Mitchelle Rincón
El control de convencionalidad.
1. Aspectos generales:
Desde allí se empezó a concebir como una especie de herramienta dada a los
Estados para que efectivizar la protección a los Derechos Humanos creada desde
la CADH, por medio de una revisión hecha a las normas y prácticas internas,
respecto de la convención y la jurisprudencia de la CDH. En ese sentido, menciona
la Corte:
3 Un ejemplo de lo anterior, es lo mencionado por la Corte cuando, indica que: «El Estado,
desde que ratificó la Convención Americana el 21 de agosto de 1990, ha mantenido vigente
el Decreto Ley No. 2.191 por 16 años, en inobservancia de las obligaciones consagradas en
aquella. Que tal Decreto Ley no esté siendo aplicado por el Poder Judicial chileno en varios
casos a partir de 1998, si bien es un adelanto significativo y la Corte lo valora, no es
suficiente para satisfacer las exigencias del artículo 2 de la Convención en el presente caso.
En primer lugar porque, conforme a lo señalado en los párrafos anteriores, el artículo 2
impone una obligación legislativa de suprimir toda norma violatoria a la Convención y, en
segundo lugar, porque el criterio de las cortes internas puede cambiar, decidiéndose aplicar
nuevamente una disposición que para el ordenamiento interno permanece vigente». (Caso
Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006).
Por otra parte, la corte IDH resalta la importancia de realizar el «control de
convencionalidad» para evitar que los Estados incurran en una responsabilidad
internacional. En este sentido, también se ha destacado la subsidiariedad del
ámbito contencioso del sistema internacional, por esto la responsabilidad bajo la
convención solo podría exigirse, una vez, el Estado haya tenido la oportunidad de
declarar la violación y reparar el daño caudado por si mismo.
Esto significa que ha instituido una especie de control dinámico y complementario
de las obligaciones surgidas de la convención –garantizar y respetar los DDHH- ,
pues este se hará de forma primaria entre las autoridades internas, y de forma
complementaria por las instancias internacionales. El Estado, en realidad, es el
garante principal de los DDHH y es el propio Estado quien tiene que resolver los
asuntos a nivel interno.
Por otra parte, la aplicación que se realiza del «control de convencionalidad» puede
ser, concentrado o difuso. Siendo el primero de estos, el realizado por el órgano,
por excelencia, llamado a velar por el cumplimiento de la convención, en este caso
sería la Corte Interamericana en ejercicio de sus funciones jurisdiccionales y
consultivas, este control se puede dar o i) cuando realiza un control sobre las
normas constitucionales y legales de los Estado Miembros y ii) Cuando ejerce
vigilancia de los hechos que dieron lugar a la violación de la convención, ya sea
porque fueron cometidos o tolerados por el Estado.
2. Ámbito Colombiano:
Sin embargo, el segundo momento está marcado por darse un tratamiento más
sistemático e integral a temas puntuales, como lo son principalmente:
a. Acabar la impunidad del Estado frente a delitos graves contra derechos
humanos.
b. El alcance de los derechos a la verdad, justicia y reparación a que son
titulares las víctimas, en procesos disciplinarios, administrativos, pero sobre
todo en procesos penales.
c. La sujeción del sistema normativo interno a los estándares y normas de
protección y juzgamiento que han sido diseñadas dentro del sistema
interamericano
La aplicación en el caso colombiano se hace evidente al revisar la jurisprudencia
de la Corte Constitucional, que en diversas ocasiones ha utilizado los tratados de
Derechos Humanos para ejercer el control abstracto de constitucionalidad de las
norma de su competencia. Otra forma en que se aplica el «control de
convencionalidad» es a través del control concreto que realizan los jueces que no
tienen competencia para sacar, por completo, una norma del ordenamiento
jurídico, pero que tienen la competencia para inaplicarlas en razón de ser
contrarias a la convención.