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El cantor

Buenas noches señoritas, muy buenas noches señores…

con su sonora jarana, irrumpía en las reuniones.

Participaban contentos, acompañando al cantor,

guitarras y familiares, amigos y hasta el bongó.

Y todo era regocijo, y todo era buen humor,

canciones , carcajadas y música al por mayor.

Una limosna señores, para este pobre viejo,

forma parte del recuerdo, de añoranza de otros tiempos.

¡Ven sitiera, por favor, platícame “cómo fue”, que buscando otros afanes,

partiera un atardecer, a cantar con Daniel Santos o con Gardel tal vez.

Señor que estás en los cielos, devuélveme al que se fue,

cantando” los rubios trigales” o tal vez, “vuélveme a querer”.

Los ejes de mi carreta, han dejado de sonar,

pero estos bellos recuerdos, entre nosotros están

y nunca se volverá sombra, el que tanto nos amó,

aunque su jarana calle, como luz él se quedó.

Silvia Sánchez Vizcaíno.

Junio 2011.

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