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3.

NEUROCIENCIAS
4. belleza, afecto producción de presencia

Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro

-Santiago Ramón y Cajal

Los estudios que relacionan la conducta humana con los entornos construidos ha expe-
rimentado un importante impulso en los últimos años gracias a las neurociencias. Con este
término, algo ambiguo, se designa a un conjunto de disciplinas científicas que investigan
acerca de la función, la estructura y la bioquímica del sistema nervioso, con especial aten-
ción al cerebro.

Desde la Grecia helénica la medicina ha intentado comprender el funcionamiento del ce-


rebro a partir del estudio de cadáveres, y esta ha sido la principal fuente de conocimiento
neurológico hasta que entrado el siglo XIX el estudio de enfermos con lesiones cerebrales
permitió vislumbrar parte de la complejidad de los procesos cerebrales. Sin embargo, será el
desarrollo tecnológico del siglo XX el que, gracias a herramientas no invasivas como la reso-
nancia magnética, magnetoencéfalografía o el PET, ha permitido un acercamiento a la ana-
tomía y funcionamiento del cerebro impensable hace tan sólo unas décadas. De este modo,
en la actualidad se suceden los ensayos y descubrimientos que ofrecen una variedad de datos
empíricos que a su vez generan distintas interpretaciones e interrogantes. Estos aportes es-
tán siendo especialmente útiles en el estudio de las enfermedades mentales, la percepción,
la cognición o el aprendizaje y están provocando en general un cambio de paradigmas en
nuestra concepción del cerebro y su funcionamiento.

Una de estas transformaciones es la consolidación del paradigma de la neuroplasticidad,


esto es la idea de que el cerebro es un sistema altamente maleable, en cuya transformación
la experiencia juega un rol esencial. Aunque tan solo recientemente ha podido demostrarse
esta afirmación ya en el siglo XIX , en 189, el filósofo y psicólogo William James (1942-1910)
sugirió esta idea en su obra The Principles of Psychology:

Organic matter, especially nervous tissue, seems endowed with a very extraordinary de-
gree of plasticity. 1

1 William James, “The Principles of Psychology,” (Cambridge, MA: Harvard University


Press, 1890), 105.
Sin embargo, habrá que esperar hasta mediados del siglo XX para que el neuropsicólogo Donald
Hebb (1905-1985) recupere estas tesis y las del psiquiatra italiano Ernesto Lugaro (1870-1940) y plantea
la idea de que el cerebro es un sistema dinámico en el que las conexiones neuronales son remodeladas en función de
su uso. Las décadas posteriores las diferentes investigaciones que se realizan en este campo cambian definitivamen-
te la comprensión del tejido cerebral que ya no se concibe como un sistema rígido e invariable sino como una estruc-
tura adaptable y plástica.

La plasticidad neuronal plantea a su vez otro debate y es el que atañe a los factores que determinan o intervienen en
la evolución. En las últimas décadas los neurólogos han podido confirmar que el código genético no determina de for-
ma exclusiva el desarrollo y evolución del cerebro.

El dogma tradicional en neurología era que tras el nacimiento la evolución del cerebro humano consistía básica-
mente en el establecimiento y afinamiento de determinadas conexiones neuronales. Sin embargo, los estudios realiza-
dos con neonatos han venido a demostrar que a pesar de que el cerebro de los recién nacidos cuente con el grueso de
neuronas, el grado de conexión de las mismas es muy bajo, poco más de un 50 % del cerebro adulto, por lo que buena
parte del desarrollo del cerebro se realiza después del nacimiento.

A diferencia del resto de los mamíferos, cuyas crías necesitan un tiempo muy breve para aprender a ser autosu-
ficiente, el neonato humano parte de un cerebro más precario o inacabado2 . En el largo proceso de maduración y
desarrollo de la estructura y funcionamiento del cerebro humano el entorno se presenta como una variable decisiva.
El establecimiento de conexiones neuronales, la solidez, la activación y la continua remodelación sináptica exigen del
hombre un proceso más prolongado de aprendizaje en el que la experiencia en su entorno determinará la estructura y
características del cerebro, de forma que cada cerebro es distinto de los demás.

No existe unanimidad a la hora de determinar cómo se produce exactamente este proceso o lo que es lo mismo,
como aprende el ser humano. Dentro de los estudios neurológicos, la Teoría de Selección del Grupo de Neuronas
planteada por Gerald Edelman (1929-2014) defiende que la evolución posterior al nacimiento nuestro código genético
determina las conexiones responsables de las funciones primarias, pero el resto de conexiones sinápticas que se van
produciendo a lo largo de la vida del individuo en un proceso de selección y agrupación neuronal tienen lugar como
respuesta a las experiencias del entorno. Los estímulos ambientales seleccionan las respuestas de la estructura cerebral
entre todas las previstas por nuestra carga genética. De esta forma, el entorno actúa especializando y a su vez limitando
las capacidades del cerebro con el que interactúa.

Este proceso selectivo va afianzando determinadas asociaciones neuronales. Los estímulos externos provocan una
respuesta por parte de cerebro. A partir de esta información que fluye, se almacena, se reutiliza y se desecha el cerebro
aprende y se reorganiza.

En realidad, este proceso de reorganización no se limita a la infancia. Como sistema dinámico, el tejido nervioso
mantiene su plasticidad en el humano adulto. Las investigaciones realizadas en este campo han mostrado como deter-
minados circuitos neuronales, así como las uniones sinápticas de sus células se reforzaban como consecuencia de una
actividad que se repetía, y del mismo modo como una alteración importante del entorno del adulto conducía a una
remodelación de las conexiones neuronales. El fortalecimiento de las conexiones que más se usan en ciertas regiones
del cerebro fenómeno fue observado inicialmente por Terje Lømo (1935) en 1966 y se conoce como potenciación a
largo plazo y se ha aceptado ampliamente como modelo de la plasticidad neuronal responsable el almacenamiento de la
información.

2 El cerebro de un chimpancé alcanza su madurez a los pocos meses, en cambio el desarrollo del ce-
rebro humano dura más de quince años, y su proceso de remodelación continua a lo largo de la vida de esa
persona.

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