Está en la página 1de 192
Anarquismo geografia John Amsden - Murray Bookchin Gary Dunbar - Robert Galois M2 Dolors Garcia-Ramon - G. M. Horner Piotr Kropotkin - Myrna Margulies Breitbart Victoria Ortiz - Richard Peet oikos-tau, s. a. APARTADO 5347 - 08080 BARCELONA VILASSAR DE MAR - BARCELONA - ESPANA Version castellana de Pilar Martinez Primera edicién en lengua castellana 1989 Copyright © Richard Peet 1988 Titulo original de ta obra: “ANARCHISM AND ENVIRONMENT: ANTIPODE a Radical Journal of Geography ISBN 84-281-0636-3 Depésito Legal: B-35,765-1988, © oikos-rau, 5. a. Derechos reservados para todos ls pattes ‘No se permite 1a reproduccién total o parcial de este libro, ni la compilacién en un sistema informético, ‘ni la transmision en cualquier forma o por cualguier metic, 3 Sea electrbaico, mectinico, por fotocopia, Por registro 0 por otros medios, sin el permiso previo y por esrito de los propietarios de’ Copyright. Printed in Spain - Impreso en Espata oikos-tau, s. a. - Industrias grificas y editorial ‘Montserrat 12-14 - 08340 Vilassar de Mar (Barcelona) Introduccién, por Myrna Margulies Breitbart Bibliografia. Carta a Kropotkin, por Richard Peet Impresiones de un paisaje anarquista, por Myrna Breitbart P. J. Proudhon. ‘Mutualismo Autogestion obrera Federaciones funcionales Federacién geogrifica Piotr Kropotkin Ayuda Mutua Trabajo social Trabajo integrado : Descentralizacién econdmica Autosuficiencia regional Asociaciones territoriales y comunas sociales» Los principios de localizacién bajo la anarquia El «rendimiento» anarquista Utlizacién de la tierra a una macroescaia Griterios de localizacién anarquista Gi - wlacién Utilizacién agricola de la tierra Una economia microespacial Conclusion Lo que debe ser ta geografia, por Piotr Kroporkin . Elisée Reclus, gedgrafo y anarquista, por Gary Dunbar Versién castellana de Pilar Martinez Primera edicion en lengua casellana 1989 Copyright © Richard Peet 1988 Titulo original de la obra: “ANARCHISM AND ENVIRONMENT. ANTIPODE a Radical Journal of Geography ISBN 84-281-0636-3 Depésito Legal: B-35.765-1988 © oiikos-tau, s. a. Derechos reservados para todes los paises ‘No se permite la reproduecién total o parcial de este libro, ni la compilacién en un sistema informético, ‘nila transmisiOn en cualquier forma o por cualquier medio, 3 $¢a electronico, mecénico, por forocopia, Por registro o por otros medios, sin el permiso previo y por escrito de los propietarios del Copyright. Printed in Spain - Impreso en Espana ikos-iau, s. a. - Industrias gréficas y edivriat Montserrat 12-14 ~ 08340 Vilassar de Mar (Barcelona) Introduccién, por Mya Margulies Breitbart Bibliografia. Carta a Kropotkin, por Richard Peet Impresiones de un paisaje anarquista, por Myra Breitbart P. 5. Proudhon. Mutualismo || ‘Autogestion obrera Federaciones funcionales Federacién geogrifica Piotr Kropotkin Ayuda Mutua Trabajo social. Trabajo integrado : Descentralizacién econémica Autosuficiencia regional Asociaciones territoriales y comunas «sociales» Los principios de localizacién bajo ta anarquia El erendimiento» anarquista i Utilizacién de la tierra a una macroescala Griterios de localicacién anarquista : Girculacién : Utlicacién agricola de ta tierra : Una economia microespacial Conelusién : eat Lo que debe ser Ia geografia, por Piotr Kropotkin ; Elisée Reclus, ge6grafo y anarquista, por Gary Dunbar M Ecologia y pensamiento revolucionario, por Murray Bookchin Introduccién La naturaleza eri a de la ecologia {La naturaleza reconstructora de la ecologia Kropotkin y Ia ciudad: el ideal socialista en urbanismo, por G. M. Horner ve Introduecién Kropotkin: ideas sobre formacién espacial Contexto I: socialismo ut6pico y socialismo cientifico Socialismo utdpico : Sicialismo cientifico Contexto 2: el movimiento anarquista Antecedente: la ciudad medieval Desarroltos del siglo xx 1: bajo el capitalismo Desarrollos del siglo xx 2: bajo el socialismo Implicaciones Bibliografia {deologia e idea de la naturaleza: el caso de Piotr Kropotkin, por Robert Galois 5 Introduccién Antecedentes sociales e intelectuales de Kropotkin Visidn de la naturaleza de Kropotkin Orgénica u holistica Historica Espontanea Conclusién EL anarquismo espaol: ensayo introductorio, por My Breitbart : La accin directa: desarrollo y difusin del anarquismo en la Espaiia anterior a la Guerra Civil ‘Los origenes del anarquismo espaiiol es La introduccién formal del anarquismo en Expaia. La difusién del pensaiento y la précica anarguista la Guerra Civil y la revolucidn social : Los colectivos agricolas e industrials: una breve comparacién 1a Margulies 1 m1 ” 107 155 155 167 167 14 185 190 195 203, 210 210 La Guerra Civil dentro de una guerra civil Colaboracién en el gobierno de la Repiiblica Lecciones de Espana ......... Bibliografia La concepcién de un paisaje anarquista rural: aportaciones de la teorfa anarquista espafiola, por M2 Dolores Garcia-Ramén ‘Tedricos anarquistas espafioles: 1931-36 Los anarcosindicalistas 1 ...... Los anarquistas epuros» : : 7 La corriente «intermedia» del anarcosindicalismo espaiiol IE Principales cuestiones te6ricas tratadas en Ia literatura anarquista 1931-36... - A Ideas de espontaneidad, diversidad y organizacién Colectivizacién frente a socializacién El trabajo y su ‘organizacién Dinero oe : Bo Federalismo y descentralizacién: la organizacién de un paisaje rural oan : Un guién anarquista para el cambio espacial Imagen de la comuna .... . Imagen de una federacion de comunas y sindicatos Conclusién Bibliografia Descentralismo anarquista en la Espafia rural, 1936-39: la integracién de comunidad y medio ambiente, por Myrna Margulies Breitbart Introduccion peed EI modo de produccién en los colectivos anarquistas rurales La organizacién social del trabajo Distribucién y consumo ...... 7 ‘ Los conocimientos técnicos y las fuerzas de produccién agricolas. ‘Transformaciones en la organizacién espacial rural EI paisaje social comunal EI paisaje econdmico comunal EI paisaje econdmico regional y el iniercambio colectivo Las federaciones regionales de colectivos El colectivo regional econémico-espacial Resumen y conclusién Bibliografia 21 215 217 220 23 225 25 28 233 233 235 236 238 2a 243, 245 248, 250 253 253 255 233. 258 260 263 263 282 284 288 La colectivizaci6n industrial bajo control obrero: Catalufia, 1936-39, por John Amsden eee Las colectivizaciones y la lucha politica .. La economia anarcosindicalista Logros y aspiraciones de la colectivizacién a El decreto de colectivizacién y la contrarrevolucién burocrética Conclusiones: Ia economéa del poder y el poder de la economia. ‘La geografia de Ia liberacién humana, por Richard Peet Kropotkin . wee eppenqaoogn La idea de (a naturaleza humana de Kropotkin EL comunismo anarquista et Marx ; ces El concepto de ta naturaleza humana de Mars Comunismo 5 : Kropotkin y Marx. Cultura’. Anarcomarsismo Capitalismo contemporsineo eee Las bases de relacién en la formacion de la personalidad Los efectos de la ideologia sobre la personalidad capitalista Componentes de la descentralizacién anarquista Control . Colectividad Etica Diversidad. Integracién Creatividad Naturalismo , : La geografia de la liberacién humana Contradiccién y revolucién Un «retomo a la naturalezar Mujeres libres: Espaiia 1936-39, por Victoria Ortiz 291 296 308 316 326 329 331 332 334 338 339 346 347 350 352 355 357 359 359 361 361 362 363, 363, 364 365 367 368, Los escritos socialistas suelen tener una tendencia a convertirse en meros anales de quejas sobre las con- ddiciones existentes. (Esto) [...] ejeroe una influencia sumamente deprimente sobre el lector {...] un escrito revolucionario ha de ser, por encima de todo, una relae Cid de aquellos sintomas que por todas partes anuncian la Hegada de una nueva era, la germinacién de nuevas formas de vida social, el desarrollo de la revuelta con- tra las instituciones anticuadas ...] para hacer que uno sienta que simpatiza con el latido del corazén humano [...]com (la) revuelia contr [a injusticia esta debe ser la obligacién principal de un revolucionario [..] Es la.esperanza, y no la desesperanza, lo que hace que lax revoluciones triunfen.» PIOTR KROPOTKIN Memoirs of a Revolutionary, pig. 418 Nueva York, 1899, Introduccion Myrna Margulies Breitbart Hampshire College La presente obra se propone despertar el interés por el anar- quismo social y por la relacién entre este y el medio. Sienta las rafces histéricas de esta relacién en las obras de los gedgrafos anar- quistas del siglo xix Piotr Kropotkin y Elisée Reclus, y pasa des- pués a examinar algunas de las direcciones pricticas y tedricas mas recientes seguidas por el anarquismo social. Muchos de los art culos representan obras en desarrollo, que sefialan zonas que pre- cisan una mayor discusién e investigacién Los politicos, tanto los de la derecha como los de la izquier- da, han interpretado mal o han tergiversado deliberadamente los principios anarquistas hasta tal punto que es preciso iniciar este libro estableciendo algunas de las dimensiones mas importantes del pen- samiento anarquista. Incluso una breve ojeada a ese conjunto de ideas demuestra que sdlo es la ignorancia la que pinta esas image- nes extremas de los anarquistas como locos lanzadores de bom- bas 0 como pasivos idealistas poco précticos. Quienes se definen como anarquistas no estarfan de acuerdo con una versién simple de sus creencias. Como en el marxismo y en el liberalismo, exis- te una tradicién hecha con las aportaciones de muchas personas y grupos, tradicién que todavia hoy sigue evolucionando (Ackels- berg y Parsons, 1978). La versién concreta del anarquismo contemplada en este libro es la del anarcocomunismo 0 anarquismo social {a veces llamado ialismo descentralizado o libertario). Esta posicién rechaza la afirmacién del anarquismo individualista de que la libertad per- sonal es mas importante que, o incompatible con, la responsabili- dad social (Stirner, 1845). Los anarcocomunistas admiten la indis- pensable interdependencia entre la autonomfs personal y la 12 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA comunidad. El enriquecimiento y el crecimiento de la personali- dad humana se considera que dependen de una identificacion de cada individuo con los intereses de un grupo mayor que protege {a libertad personal, fomenta las relaciones cooperativas igualita. rias, estimula la diversidad e impide la aparicién de jerarquias de autoridad o de poder (Kropotkin, 1924, 25). La teorfa del anarquismo social consiste en una critica de la sociedad existente, una visién de una alternativa futura no autori- tariay una estrategia creativa para producir una revolucién que haga Posible ese futuro. La critica de la sociedad actual coincide con ¢l marxismo en su rechazo de las relaciones de clase represivas ¥ en las inevitables desigualdades que se derivan del capitalismo Y de otras formas de explotacién econémica. Sin embargo, los danarquistas van més lejos al atacar la centralizaciGn, la jerarquia, los privilegios y el dominio tanto en los grupos de gobierno, en cl lugar de trabajo, en el hogar, en la escuela o en situaciones socia les. Estas relaciones son atacadas por impedir el desarrollo de una Personalidad cooperativa, promoviendo la desigualdad y limitan. do el progreso econémico y la satisfacci6n de las necesidades soci les apremiantes, Ademis de favorecer 1a propiedad colectiva de los medios de Produccién y la distribucion seguin las necesidades, el anarquis- mo social mantiene la firme creencia en la capacidad del pueblo Para organizar sus vidas sobre unas bases de participacién cope. Tativas sin estructuras de dominio. Pretenden eliminar tanto las ins. tituciones como las organizaciones que definen la realidad de la gente y estimulan la pasividad haciéndoles renunciar a la partici paciGn personal y al conocimiento préctico de los asuntos socia. les y econémicos. Los anarquistas sociales pretenden sustituir la manipulacién gubernamental del poder por una «politica» orien. ‘ada hacia la participacién directa del pueblo en las decisiones de ‘a vida diaria. También esperan sustituir las jerarquias patronales Por un control directo por parte del trabajador y de la comunidad, ¥ convertir la educacién de adoctrinamiento en un sistema de apren- INTRODUCCION / 13. dizaje liberador que facilita la elecciGn y agudiza las capacidades criticas populares. El anarcocomunismo, tal como lo veia Kropot- kin, era nada menos que una «lucha popular por articular una for- ma de vida totalmente nueva» (1970, 262) Los anarquistas difieren de los socialistas y comunistas ms tra- dicionales en su concepcién de la lucha y del proceso revolucio- nario, Uno de los principios capitales del anarquismo es el de que los «medios» estén de acuerdo con los «fines» —las organizacio- nes y los métodos utilizados para producir la revolucién se con- vierien en terrenos de preparacién para el autogobierno que man- tienen los mismos tipos de relaciones igualitarias y no jerarquicas que debe crear la revolucién—. Kropotkin crefa que la gente corrien- te era capaz de comprender las causas fundamentales de su opre- si6n y de idear formas de accién (1899, 272-73, 395). También estaba convencido de que e! cuerpo teGrico debia estar lo més fntimamente ligado posible a los movimientos sociales. Los partidos revolucio- narios o las vanguardias politicas jerdrquicas y elitistas no sélo eran desechables por la improbabilidad de que los que tenfan el poder to cedieran, sino que también impedian al pueblo la superacién de los patrones de dominio durante el proceso revolucionario, y la experimentaci6n de modos de interaccidn y de tomas de decision no autoritarias. Cuando otros (incluso aquellos que comprenden ssus necesidades) le dicen al pueblo cémo ha de actuar y cémo ha de pensar, la autorizacién para desarrollar una conciencia critica no da resultado. Que los revolucionarios no deban modelar sus organizaciones segtin las de sus opresores no significa que no exista un papel para los revolucionarios en la lucha anarquista. Los activistas compro= metidos pueden elaborar criticas de la sociedad actual, ayudar a distinguir las tendencias ya existentes en el campo del socialismo, y pasar después a trabajar con otros para crear el espacio para otras tendencias nuevas (Kropotkin, 1899, 418). Pueden transmitir ideas, promover un espiritu de investigacién, facilitar la determinacién de unos objetivos y unos métodos claros y comprometer a la mayor 4 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA gente posible en organizaciones federadas para la lucha revolucio- naria. El trabajo de los revolucionarios no consiste en trasmitir las directrices del partido a través de una cadena de mando o en «orga nizar a las masas», sino més bien en actuar como «parteras» en la sautoliberacién» (Kropotkin, 1899, 290-91), Los anarcocomunistas creen que la creaciGn de instituciones ¥ modos de comportamiento alternativos son una parte esencial del Proceso revolucionario. Las revoluciones empiezan, en realidad, ‘cuando las gentes empiezan a transformarse en tipos de individuos que pueden funcionar sin someterse al dominio de otros y que pue- len ejercer una actuacién responsable tanto en sus Ambitos labo rules como en los comunitarios. La accién directa significa en el sentido anarquista, que el pueblo se organiza y se educa a sf mis- ‘nw para un cambio social radical y que constituye unas federaciones fuertes de grupos auténomos en el lugar de trabajo y dentro de la comunidad. Significa que el pueblo emprende esfuerzos directos para hacerse con el control sobre facetas criticas de la vida (lo per- sonal, lo politico, lo econdmico, etc.) mediatizadas por el gobier- hho tradicional y por la autoridad institucional. 11 unarquismo y el medio ambiente estén relacionados en una serie dle formas capitales. En la medida en que la organizacién espacial refuerza las relaciones sociales, politicas y econémicas de tipo jerir- quico se convierte en otro blanco de la critica anarquista. Asi Kro- potkin identificaba las limitaciones de las economias de escala y lus incficacias y desigualdades econémicas que pueden resultar de |i envergadura y la superconcentracién de la actividad econémica cn el espacio (1898). También fue sensible a las formas mediante lus cuales la centralizacién y la compartimentacién del espacio mpedian el comunalismo, induefan sentimientos de impotencia en I pueblo y se oponian al equilibrio ecolégico (1914, 277) Kropotkin y Reclus, en escritos de finales del siglo xnx y prin- cipios del xx, sentaron las bases conceptuales de una teoria radi- cal sobre la ecologia humana. El arrase ecolégico es contempla- do como un reflejo de desequilibrios en las relaciones humanas INTRODUCCION / 15 —por tanto, el dominio de la naturaleza es consecuencia del dominio humano (Kropotkin, 1892; Reclus, 1896)—. La clave para cons truir una sociedad ecolégica estaba en crear primero la «comuni- dad» —Ia armonizaci6n de las relaciones humanas—. Esto exigia un cambio social, econémico y politico radical. Los anarcocomunistas creen también que algunos tipos de rela- jones hombre-medio ambiente y algunas formas sociales y espa- les de interaccién humana favorecen més que otras el apoyo de los objetivos del socialismo libertario. Unas comunidades de tra- bajo y de vida fuertes federadas en redes descentralizadas, un cierto grado de autosuficiencia regional para eliminar las tiranfas de la superespecializacién y la dependencia, la evitacién de las super- concentraciones de poblacién, y la integracién de lo urbano con Jo rural —de la utilizacién del suelo agricola con la industria— eran algunos de los cambios espaciales que los anarquistas crefan que debian acompafiar necesariamente a una revolucién y a la realiza- cién de los objetivos econémicos y sociales libertarios. Asi, el des- centralismo se convirtié en la filosofia revolucionaria y el modo de organizacién socioespacial que favorece una nueva forma de vida cooperativa. Es a la vez la geografia y la sociologia del anarquis- mo (Breitbart, 1978). Los articulos ineluidos en esta obra desarrollan algunos de los principios expuestos y sefialan algunas de las direcciones tomadas por la préctica anarquista. Los vinculos entre anarquismo y geo- grafia son especialmente evidentes en el reconocimiento de que dos de los principales militantes anarcocomunistas de finales del siglo xix, Elisée Reclus y Piotr Kropotkin, eran destacados gedgrafos sociales y econémicos. El hecho de que su labor académica en el campo de la geografia proporcions una base para, y estuvo pro- fundamente influida por, las ideas politicas anarquistas, no est generalmente admitido por la disciplina geogréfica; sin embargo es evidente en el ensayo de Kropotkin Whar Geography Ought To 16 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA Be y en el articulo de Gary Dunbar sobre Elisée Reclus —incluidos ambos en el presente libro—. Murray Bookchin, un anarquista contempordneo, es tal vez quien mejor ha logrado impulsar las ideas de Kropotkin y de Reclus desarrollando el concepto de ecologia social y estableciendo des. Pués la relacién entre dominio de la naturaleza y dominio huma- no. El ensayo aqui incluido fue escrito hace unos afios pero sigue siendo una dura critica de los ecotecnécratas y ecofascistas con. temporéneos que analizan nuestros problemas ambientales como problemas de la tecnologia o la ingenieria que no requieren una alteraci6n sustancial en las estructuras politicas, sociales o econ6. micas de la desigualdad. Murray esté actualmente terminando un libro sobre la relacién entre ecologia y libertad que promete actua. lizar y desarrollar mucho mas alld las ideas comtenidas en Ecolo- gia y pensamiento revolucionario. El articulo de George Horner trata de las ideas sobre vivienda de Kropotkin, compardndolas con las de los socialistas ut6picos, los marxistas y los regionalistas contempordneos. La seccién dos esté dedicada a la aplicacién de los principios anarcosindicalistas y anarcocomunistas en Espafia. Debido a la extensién del movimiento anarquista espaiiol, algunos ensayos estén Consagrados a la discusisn de sus detalles. El articulo introducto- tio de Breitbart proporciona una especie de telén de fondo para comprender la fuerte emergencia del anarquismo en Espatia en el siglo x1x y en los primeros afios del xx y trata de algunos de los éxitos y fracasos del movimiento. Gare‘i-Ramén resume después {as principales perspectivas te6ricas anarquistas que surgieron en Espafia antes de la Guerra Civil. En el articulo siguiente, Breit. bart describe la colectivizacién rural esp6ntanea y la formacién de unas complejas redes regionales colectivas llevada a cabo por los anarquistas durante la revolucién social y la Guerra Civil de 1936-1939. La puesta en préctica de los principios anarquistas en la Espafia rural ilustra los intimos vinculos que existian entre anar. quismo y medio ambiente, El articulo de Amsden trata del anar- INTRODUCCION / 17 cosindicalismo en la Espaia rural y de los éxitos y fracasos del control obrero de la empresa durante ese mismo periodo, El articulo de Richard Peet, titulado «La geografia de la libe- raci6n humana», intenta casar lo «mejor» del anarquismo y las tra- diciones marxistas, pidiendo un nuevo paradigma revohicionario que sea una amalgama de ambos. Seguramente iniciard el debate, produciendo respuestas tanto positivas como negativas del anarquis- mo y de la izquierda marxista, ‘A pesar de la gama de temas presentada en estos articulos, que- dan amplias lagunas en la discusién de la teoria y la prictica anar- cosocial. Esto es especialmente cierto en zonas relacionadas con el medio ambiente social y fisico. En un futuro Antipode se ofre- ccerd material sobre el movimiento antinuclear y la Clamshell Allian- ce, También se tendré en cuenta la amplia cuestin de la educa- cion para la revolucién y el papel del control por parte de la comunidad y de los trabajadores en la lucha revolucionaria con- tempordnea. Los anarquistas siempre han considerado a las comu- nidades como importantes ruedos para protestar, y seré especial- ‘mente interesante informar acerca de algunos de los intentos logrados més recientes (en Montreal, por ejemplo) por establecer alianzas entre lugar de trabajo y barrio. ‘Anarquismo y feminismo son tradiciones tan intimamente unidas que podria argumentarse que uno implica el otro necesariamente (Koregger, 1975). Antipode no ha conseguido incitar y activar en el presente las perspectivas feministas del pasado, y este libro no pone remedio a este problema. As/ pues, hay indicios para suge- rir que el anarquismo puede proporcionar las bases para una futu- ra geografia feminista, Peggy Kornegger ha afirmado en un reciente articulo que las feministas de la tradici6n radical han sido durante afios «anarquis- tas inconscientes» tanto en la teorfa como en la préctica (1975, 31). 2 I8 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA Esta afirmacidn esté basada en la observacién de que tanto el femi- rnismo como el anarquismo pretenden lograr objetivos muy simi- lares: la aboticién de la autoridad y la jerarquia; apoyo para el indi- viduo dentro de una colectividad; espontaneidad y organizacisn; y una creencia en la adecuacién de los medios (proceso) alos fines. La creencia feminista de que lo personal es politico es una conse- cuencia l6gica del énfasis que los anarquistas ponen en adecuar los «medios» a los «fines». El reconocimiento de que la vida privada no debe quedar al margen de la interpretacién politica o de la accin comunitaria —de que el confinamiento de la mujer a los papeles tradicionales en el seno de la familia se deriva de su labor de repro- ductora de fuerza de trabajo, de mitigadora de algunos de los sin- tomas negativos del trabajo de los hombres, y de otras fuerzas de dominacidn no econémicas— nos exige tratar de cambiar los medios sociales jerarquicos cambiando nuestra forma de vivir actual. Ast pues, anarquistas y feministas atacan la jerarquia y la dominacién no sélo en las relaciones de clase, sino también en la comunidad, cn el lugar de trabajo, en la familia y en todos los sistemas de domi- nacién masculina. Se muestran criticos respecto a los esquemas mentales autoritarios en los que la racionalidad domina sobre la sensualidad, se separa la mente del cuerpo y los sujetos son con- vertidos en objetos a manipula. Las pricticas feministas y anarquistas son muy parecidas en cuanto a subrayar la importancia de la subjetividad y la necesidad de’ superar la pasividad. Las organizaciones feministas mas radi- cales y las anarquistas forman pequefios grupos sin Iideres, con presidencias rotativas y con idéntico acceso a la informacién y a los recursos proporcionados a todos. La concienciacién se acen- {tia tanto que, hablando con los demas, empezamos a ver hasta qué punto nuestros problemas personales son consecuencia de unos esquemas de dominio y subordinacién politica, econémica y social mis amplios. (Ackelsberg & Parsons, 1978, 21). De esos grupos nacen acciones esponténeas y el reconocimiento de que las luchas adoptardn formas muy distintas segtin nuestras experiencias, edad, INTRODUCCION / 19 sexo, raza y clase. Los anarquistas y las feministas no creen que aquellos que padezcan varias formas de dominacién deban subor- dinar sus necesidades en la lucha a las necesidades de un deter- minado subordinado que esté en la vanguardia. (Esta ha sido a menudo la justificacién de las organizaciones radicales para pos- poner una discusién de las cuestiones feministas hasta después de que haya triunfado la llamada «revolucién més amplia».) El énfa- sis se pone mds bien en la lucha a veces en solitario, a veces en pequefios grupos autGnomos locales, y a veces como parte de una coalicién de grupos mas amplia, La relacién entre anarquismo, feminismo y geografia propor- ciona algunas ideas interesantes para la investigacién futura. Pode- mos, por ejemplo, examinar el contenido y el significado de la «comunidad» para la mujer hoy y dentro de la visi6n de una alter- nativa futura. Esto podria incluir, pero no limitarse a ello, un estudio de cémo la accesibilidad a los medios sociales y fisicos difieren para hombres y mujeres, y para mujeres de distintas procedencias raciales y sociales. Mas atin, una cuestiGn critica para las mujeres es el acceso desigual al tiempo, como han puesto de manifiesto recientes marchas urbanas esponténeas para «reclamar la noche» {Dénde estamos como mujeres fisicamente seguras, sin tener que pelear o sin ser molestadas 0 tratadas psicoldgicamente? Cua es la relacion entre las esferas publica y privada en la mujer —lugares de trabajo y lugares de vida—? {Por qué muchos activistas politi- cos han aceptado la divisidn que el capitalismo establece entre lo que es «ptiblico» y lo que es «privado», ignorando con ello a Ja fami- lia y a la comunidad como importantes campos de batalla? ;Cual es el papel potencial de los vinculos comunitarios y de las luchas laborales en una praxis feminista? (Cusiles deberian ser las conse- cuencias para las mujeres y/o la vida familiar en genaral, si se des- centralizara la produccién y si las comunidades integraran el espacio de residencia y el de trabajo? Ecologia, feminismo y anarquismo coinciden en tratar de iden- tificar las conexiones materiales y psicoldgicas entre las distintas 20 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA formas de dominaci6n'. (Podemos pues considerar si existe una relacién entre el dominio de la naturaleza y el dominio de las muje- res.) Si no queremos volver a las comunidades orgénicas de los tiempos precapitalistas que daban por sentada una divisi6n del tra- bajo y del poder en funcién del sexo pero que vivian en relativa armonta con el mundo natural, e6mo se estructurarén fisica y socialmente las comunidades ecolégicas no dominadoras de! futuro? {Cémo recuperar la importancia de la comunidad y cémo intro- ducirla en la linea principal de la vida? {Qué visiones liberadoras de la comunidad deben crearse para dar con las necesidades y las aspiraciones de las mujeres bajo el socialismo? Todas estas pre- guntas y muchas mas que no citamos demuestran la potencial coin- cidencia de anarquismo, feminismo y geografia. Algunos de los colaboradores de este libro han esperado afios para ver expuestas sus ideas y se merecen nuestras disculpas. Dick Peet fue quien concibié originariamemte la idea y debemos agra- decerie especialmente el que haya solicitado algunos articulos, suge- rido un formato y ayudado a la edicidn. Phil O'Keefe, como edi- tor, también hizo gala de una enorme paciencia y ofrecié incondicionalmente su tiempo y sus consejos. A modo de despe- dida diriamos que confiamos en que esta obra anime a otros auto- res a desarrollar més las construcciones te6ricas del anarcodescen- tralismo contemporéneo e informen sobre ejemplos corrientes de la préctica anarquista, 1. Nesta King. del Instituto de Ezologia Social, Goddard College, Vermont, ha realiza- ‘do una gran cantidad de trabajo preliminar sobre las complejas relaciones entre anarquis: mo, ecalogia y feminism, INTRODUCCION / 21 ‘BIBLIOGRAFUA ‘Ackelsberg, M. y Parsons, K., Anarchism and Feminism, inédvo, Smith College, 178. Breitbart, M., The Theory and Practice of Anarchist Deceniralism in Spain, 19361939: The Anegration of Community and Environment, tesis de doclorado de Fllosfia, Depart, ‘mento de Geografia, Universidad de Clark, 1978 Kornegger, P., «Anarchism: The Feminist Connection, The Second Wave, vol. 4,1, 1975 Kropotkin, P The Conquest of Bread, New York University Press, Nuewa York. 1892 097), Kropotkin, P, Fields, Factories and Workshops, . Nelson & Sons, Londres, 1898. Kropotkin, P, Memoirs ofa Revoltionst, Grove Press, Nueva York, 1899 (968). Kropotkin.P Mutual id: A ctor of Bolton, Extending Horizons Press, Boston, 1H (1902). Kropotkin, P, Ethics: Origins and Development, Benjamin Blom, Nueva York, 1924 ‘Kropotkin, P., Selected Wrtings on Anarchism and Revolution, ed. por Martin Miler: MIT Press, 191. Reclus,E., “The Progress of Mankinds, Contemporary Review, LXX, diciembre de 1892. Stimer, Max., The Ego and his Own-, The Essenfal Works of Anarchism, ed, por Mars hall S. Shatz, Bantam, Nueva York, 1845 (97). Carta a Kropotkin Richard Peet Clark University ‘Segtin Kropotkin, la sustancia de la historia la forma la lucha entre las fuerzas de ayuda mutua y cooperacién por un lado y, las de competencia y egoismo humano por el otro. La historia escrita analiza, describe y, lo que es més importante, glorifica la autoa- firmaci6n del individuo o de grupos de individuos, sus luchas por Ia superioridad y los conflictos que originan. La historia tal como ha sido escrita es casi totalmente una descripcidn de las formas y los medios en que la teocracia, el poder militar, la autocracia y, mis tarde, el dominio de las clases més poderosas se han promo- vido, establecido y mantenido. Kropotkin proclama que esto supone tuna ceguera ideolégica, cuyo propdsito es la justficacién del capi- talismo y hacernos olvidar el papel hist6rico que ha tenido la ayu- da mutua, précticas que nacen de los sentimientos de los hombres de solidaridad humana y sociabilidad. La ayuda mutua creé las auténticas condiciones para una vida social en la que el hombre pudo desarrollar sus artes, su conocimiento y su inteligencia. Su conclusién es la de que los perfodos en que las instituciones basa- das en la tendencia a la ayuda mutua se desarrollaron mas com- pletamente fueron también los periodos de maximo progreso en las artes, la industria y la ciencia. En términos del desarrollo de la teorfa revolucionaria, el papel desempefiado por Kropotkin y los anarquistas es el de afiadir una profundidad antropolégica al andlisis socioldgico de Marx y de sus seguidores. Kropotkin arguye que deberia construirse la alternati- va al capitalismo a partir de las lecciones aprendidas del gran barri- do de la historia. Su investigacién empirica demuestra que duran- 24 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA te largos perfodos de tiempo los humanos vivimos en grupos organizados en torno a los principios de cooperacidn y de apoyo mutuo. Se vio que estas eran las tinicas bases permanentes para la vida social; la cooperacién y el altruismo eran necesarios para la supervivencia de la propia progenie, esto fue incluso reconoci- do por Darwin!. Nosotros venimos de una larga Ifnea de estruc- turas cooperativas, y es a esos principios de cooperacidn y de ayuda Mutua en todos los aspectos de la vida, a lo que debernos volver. Segtin el punto de vista anarquista, el capitalismo esta basado en la competencia y esta contradice las lecciones dadas por la his- ‘oria antropolégica. Podemos comprender de dénde procede la competencia; probablemente fue funcional como fuente de ener- gia desesperada en los tiempos de amenaza externa grave. Esos periodos de lucha por la supervivencia individual probablemente fueron de corta duracién. Por tanto, en el capitalismo elevamos una emocién reactiva, a corto plazo, a la categorfa de motivacidn a largo plazo, de fuerza organizadora, funcién para la que no es conve- niente. Las sociedades basadas en semejante forma de organiza- cién autocontradictoria no pueden sobrevivir. Debemos volver a la cooperacién y a la ayuda mutua, ideas estas que hemos seguido transmitiendo de una generacién a otra a través de una historia popu- lar susurrada: «l...] ni los poderes aplastantes del estado centralizado, ni las ensefianzas del ‘odio mutuo y de la lucha sin piedad que, adornadas con los atributos de la ciencia, se extraen de complacientes fildsofos y socidlogos, podrén acabar con el sentimiento de a solidaridad humana, profundamente arraigado en la ‘mente y en el corazén de los hombres, porque se ha nutrido de toda nuestra cevolucién anterior. Que fue el resultado de la evolucién ya que sus etapas mas fempranas no pueden ser dominadas por uno de los aspectos de esa misma ‘evolucién, Y la necesidad de mutua ayuda y apoyo que finalmente se ha ref sgiado on el estrecho circulo de La familia, o en los habitantes de los barrios pobres, en el pueblo, o en la unidn secreta de los trabajadores, vuelve a rea. firmarse [...] ¥ el hombre se ve llamado a dejarse guiar en sus actos, no sola. 1. Montagu, A., Dansin: Competition anu! Cooperation, pg. 95, Henry Schuman, Nueva York, 1952 CARTA A KROPOTKIN / 25 ‘mente por el amor, que siempre es personal, o en el mejor de los casos tri bal, sino por la percepcién de su unidad con cada ser humano. En la préctica de la ayuda mutua, que podemos retroceder hasta los inicios de la evolucidn, encontramos, por tanto, el origen positivo e indudable de nuestras concep: clones éicas; y podemos afirmar que en el progreso ético del hombre, el apoyo ‘mutuo —y no la lucha mutua— ha desempeftado el papel mas destacado. En su amplia extensi6n, incluso en los tiempos actuales, vemos también la mejor garantia de una evolucién todavia més elevada de nuestra raza?» ¢Para qué necesitamos la religién cuando conocemos la histo- ria real del pueblo? ;Para qué necesitamos el argumento poco con- vincente de que nuestro socialismo futuro se configurard a partir de una reaccién frente a los errores de! capitalismo, cuando pode- ‘mos, en lugar de eso, mirar hacia la historia de la evolucién y decir que asi es como vivian los hombres, en grupos de mutua ayuda, Y asi es como son los hombres, seres inteligentes que en el pasa- do se han guiado en sus acciones no por el egoismo individualista sino por el altruismo? Escuchemos la historia, este es el mensaje de Kropotkin, pero escuchemos una historia correcta, no una ideo- logia. Sélo entonces podremos descubrir quiénes y qué somos y cémo deberfamos vivir. Piotr Kropotkin, si pudieras ver lo que tu profesién preferida ha hecho en los afios siguientes a que tu escribieras esas palabras! Incluso ti, el mas comprensivo, el més gentil y hermoso, el mas ‘optimista de los hombres, negarias indignado con tu gran cabeza barbada. Porque en vez. de desarrollar més la teorfa de la ayuda mutua, en vez. de demostrar c6mo ya se podfa instituir una econo- mia del espacio alternativa basada en la cooperacién humana, hemos hecho exactamente lo mismo que historiadores, fildsofos y sociélogos. Nos hemos convertido en una disciplina apropiada pant Justificar cientificamente los modelos de desarrollo social y espu- cial basados en la competicién humana, en el egoismo humano y en la desigualdad humana. Pasamos por alto Ios esfuerzos conti- 2. Kropotkin, , Mutual Aid: A Racor of Bvlution, Wiliam Heinemann, Londres, 102. 26 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA nnuados de fos pueblos para alcanzat el tipo de vida social, comu- nal, que ti describiste tan vivamente y que, como demostraste, ha ciemplificado lo mejor de la historia de la humanidad. No hemos comprendido que esto demuestra que la ayuda mutua ha sobrevi_ vide como un anhelo oculto de una vida més humana, No hemos 'sumido el ansia profunda de que la comunidad fuera el punto prin: cipal de la teoria de los pueblos, sino que, en vez de eso, hemos tasumido las necesidades que el estado tenia para reprimir esa misma aansiay hemos mostrado cémo hacerlo de la forma mds eficiente low gedgrafos han cantado el estribillo de la falsa risa por la vul. hneruhilidad humana y la interdependencia de las necesidades burma. tits. Piotr Kropotkin: hemos olvidaco que ti nos habias trazado tua geografia humana sintonizada con las necesidades del pucblo Y tno al servicio de la opresién humana?, Hemos olvidado que td lus vivido, tu existencia es eliminada de nuestras historias geoged- Hews, tus ideas han sido masacradas por setentaafos de silencio ofici © asi lo parece. Quizé los rumores sobre la muerte de tus ideas han sido muy exagerados, porque incluso ahora oigo tus pensamien. tus expresados por unos pocos, y al abrir las paginas amarillentas dle tus libros salen de ellas tan claros y oportunos como cuands cntraron, Leo lo que dijiste. Comprendo tus argumentos. Mas atin, veo por qué hiciste los argumentos concretos que hiciste. Experi, tnento en miniatura mi unidad con el hombre. Después ti mente pasa velozmente por ti, a través de épocas,y se hunde en las grandes {uervas motoras de la historia humana, y a través de mi concep- ‘ign de esas fuerzas también yo experimento en general la unidad del hombre. {La comprensién y la tolerancia mutuas son las tnicas bases per- tmmanentes de la libertad individual, y la ayuda mutua la nica base 3 Kropotin P, Feld, Ractores and Workshops or Industry Combined wth Agri ‘ur and Bin rk ith Maral Work. Tomas Nebon, Loni, BD ob ee ‘nest of Bread, Chapman and Hal, Londres, B08 CARTA A KROPOTKIN / 27 a largo plazo para una produccién social no destructiva. La mutua comprensién y la mutua ayuda persisten, en la forma en que Kro- potkin previé que lo harfan, como valores que el pueblo prefiere secretamente; pero nuestras vidas actuales son vividas sobre la base de unos valores bien distintos. Cémo somos y cémo vivimos esta en pugna con cémo desearfamos ser y emo anhelamos vivir. Kro- potkin hizo del cdmo deseaba ser la fuerza rectora de su forma de vivir real. Para él, la geografia era una demostracién préctica de ‘cémo los hombres podrian vivir las vidas que hubieran escogido 6ptimamente para s{ mismos; esto es, de cémo podrian volver a una forma de vida basada en los valores que la historia habia pro- bado que eran eternos. jNuestra geografia adopta aquellos «valo- res que la historia ha demostrado que son los mas destructivos, tecnologiza los mitos que de ellos se derivan, y nos ensefia cémo destruirnos a nosotros mismos del modo mas eficiente! La geografia radical no puede hacer nada mejor que tomar la obra de Kropotkin como su nuevo comienzo, adoptar su visién de Ja naturaleza humana como su presupuesto inmanente, escuchar sv ruego en pro de la maxima extensién del apoyo mutuo, utilizar nuestras técnicas muy précticas para mostrar cémo la ayuda mutua puede reafirmarse como la fuerza organizadora de la historia futura. La teorfa anarquista es una teorfa geogréfica. La anarqufa es nece- seriamente descentralizada, porque implica el conocimiento y la comprensisn de cada persona entre las que uno vive, de modo tal que pueda prevalecer la libertad individual. Esto supone practicar la libertad individual con delicadeza, de tal forma que no lastime anadie. Esto significa en realidad lograr la sintesis final entre la introspeccidn y la extroversién, entre uno y los demas, entre el espa cio interior y el exterior. El hombre fundido con los hombres, pese aque persista el hombre individual, y los hombres evolucionan. Esta es la mejor garantia para una evolucién superior. Piotr Kropotkin: yo soy un gedgrafo que siente escaso respeto por la tradiciGn geografica, pero que puede respetar tu tipo de geo- gratia. Impresiones de un Paisaje anarquista Myma Breitbart ark University La palabra -anarquia» procede de las palabras griegas an y arkhé ue quieren decir sin autoridad o gobierno —condicién de un pueblo que vive sin una autoridad constituida'—. Los anarquistas sostie- nnen que un orden politico basado en la autoridad permite la utili- zacién del poder para mantener los privilegios de unos pocos? Los funcionarios afirman, meten a la fuerza en moldes la rica diver. sidad de la vida social, manteniendo asi el status quo «sSlidamen- te sujetado a estereotipos»*. Los anarquistas pretenden superar un sistema que necesita utilizar unas estructuras autoritarias para acabar con la libertad y el desarrollo individuales. En lugar de una maqui- nara politica burocritica, pretenden una federacién de comunidades libres ¢ iguales unidas por intereses econdmicos y sociales comu nes. En lugar del capitalismo, desean una asociacién libre de las fuerzas productivas basadas en el trabajo cooperativo, cuyo obje- tivo seria la satisfaccion de todas las necesidades de cada miem- bro de la sociedad. E! ideal del anarcocomunismo, que es la ver- siGn del anarquismo que aqui analizamos, es la integracion de la libertad individual y la responsabilidad social. Los anarquistas creen que estos objetivos aparentemente contradictorios pueden lograr- se simultineamente si se disuelven las instituciones autoritarias*, |. Malatesta, E., Anarchy, Londres, 1891; nueva trad., pig. Il, Freedom Press, Law res, 194, 2. Ibid, pigs. 15-18. 3. Rocker, R., Anarchism and Anarcho-Syndicalism, pigs. W416, Freedom Press, Lane res, 1973 reimpres 4, Dod, pig. 7 S Novak, D., The Place of Anarchism in the History of Political Thought, Partems (of Anarchy, pigs. 9-0, Leonard Krimerman y Lewis Perry, ed. Anchor, Nueva York, 1968, 30./ ANARQUISMO Y GEOGRAFIA Tal vez lo que més distinga a los anarquistas sea su intento por poner en préctica sus ideas. Asi hay una historia considerable de Propaganda y organizacién anarcosindicalista que propone un sis- tema de sindicatos descentralizados asociados por industrias y por localidades. Esas asociaciones deberfan ini cionario a través de la huelga general. Tam bases econémicas para el desarrollo de una organizacién social postevolucionaria®. Y habré que recordar que el anarcosindica- lismo fue una poderosa fuerza politica en los primeros afios del siglo xx y que sigue siendo hoy en dia una fuerza importante en movimiento como la ofensiva por el control obrero. |deas tan revolucionarias han tenido claramente unas fuertes con- Necuencias en la organizacién de una economia del espacio; de hecho, su ejecucién exige la creacién de un paisaje totalmente nuevo, {Los usos del espacio urbano y rural se desarrollan bajo las condi- ciones materiales y las relaciones sociales que configuran el con- junto de la sociedad. Los paisajes caracterizados por la aglomera- iin geografica de la actividad econémica y politica reflejan la concentracién de poder y la supresién de la individualidad que se «da bajo el orden capitalisia. En esos paisajes, los individuos se con- funden en estructuras y se vuelven impotentes para influir en las esferas divididas de sus vidas. Los paisajes anarquistas reflejan unas prioridades bien distintas. Una fe en la libertad individual, com. binada con un sentido de la responsabilidad de los efectos de las lones de uno sobre los demés, representa una de esas ideas. Otra es una fe en la necesidad de coordinar pensamiento y accion ~medios y fines—. Los anarquistas no ofrecen teorfas patentadas ara el cambio, Subrayan que el trabajo y las formas de vida des. centralizadas no pueden imponerse desde arriba, ni derivarse de ln proceso revolucionario que esté organizado de forma jerérqui- «ito centralizada. La libertad no es un principio filosofico abstracto, La accién directa sobre la gente en sus propias comunidades de (6 Woodcock, G., «Railroads and Societys, Krimerman y Perry, op. cit pg. 38 IMPRESIONES DE UN PAISAJE ANARQUISTA / 31 trabajo y de vida es necesaria para crear los medios para, y los ingredientes de, un cambio revolucionario. Estas ideas, y la forma en que estin expresadas, responden a sentimientos y a formas de acercarse a la gente que son imposi- bles de capta’ en cualquier resumen escrito del pensamiento poli- tico y econémico anarquista. Los anarquistas no se autolimitan tini- camente a una discusién sobre nuevas formas de cubrir las necesidades materiales basicas del pueblo, Empiezan a sugerit métodos para vivir la vida de una forma humana —desarrollando una visi6n que tiene poco en comiin con las formas de vida actua- les, pero que, no obstante, esté construida sobre unas tendencias observadas en la vida en los tiempos actuales y pasados’—. Pue- de obtenerse alguna luz sobre su visién hablando con anarquistas, © leyendo sobre ellos y observando cémo se reflejan sus ideales en los patrones de sus vidas cotidianas, Otra forma de captar el «humor» anarquista es a través del arte. Los pintores impresionis- tas y neoimpresionistas de los siglos xix y xx trataron de repro- ducir en sus obras los valores anarquistas. Asi, mirar la vida tal como la interpretaron Pissaro, Seurat, Signat, el primer Picasso, ‘Van Gogh o Gaugin significa empezar a experimentar el sentido de animacién, espontaneidad y variedad que caracterizarfan la vida en un paisaje anarquista’. La técnica de fuertes pinceladas dadas de forma aislada hasta construir una escena completa corre para- lela con el énfasis individual pero con el todo comunal de los anarcocomunistas?. Los neoimpresionistas desarrollaron ese estilo pict6rico para que se adaptara a sus particulares valores sociales”. Esa fusidn de ideales y prictica es el equivalente artistico de la creencia anarcuista de que la liberacién del pensamiento sélo pod 2 Krein. Kp ran Rais i. 8, ns, Na Yn 192) Kropotkin, Miwa 4 Pot of Bouton, Lone 1 ‘Eplon 0, Soca Radial and The Ar pag 45 Koop, Noe York, 97. 8. Bi pig. 40, y Copia, Re The Coury of the Inpresoniss, pg 7, Crown Nueva bri 1967 TO Cognit op. ci. pgs 748 32 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA lograrse simulténeamente a la liberacién en la organizacién social y econémica. Esa experiencia artistica puede complementar una comprensién de los aspectos mis téenicos de las alternativas anarquistas tal como son desarrollados en el pensamiento y en los escritos de los pro- pios anarquistas. Este articulo introductorio analizard algunas de las implicaciones espaciales de dos anarcocomunistas, Proudhon y Kropotkin —dejando para un futuro el tratamiento de los iilti- ‘mos anareosindicalistas, los anarquistas modernos y algunos ejem- plos de la realizacién actual del pensamiento anarquista—. P. J. PROUDHON ‘Mutualismo P. J, Proudhon (1809-1865) crefa que todo gobierno tendia hacia la centralizacién y la subyugacién de individuos y de grupos: Ser gobernado significa ser vigitado, inspeceionado, (..]dirigido, legis- lado, (...]evaluado, censurado [..] todo ello por eriaturas que no tienen ni el derecho ni la sabiduria para hacerlo [..] Ser gobernado significa que a cada movimiento de tramitacin uno es anotado, regisrado, (..]tasado, stam pado, valorado, gravado, [..] reformado, ordenado {...] Gobierno significa estar sujeto 4 tributar, ser educado [...] presionado, desorientado[...] todo ello en nombre de la utilidad publica y del bien comiin. Después, ai primer sintoma de resistencia [..] uno es reprimido, mullado, {...] persegulo [.-] juzgado, sentenciado, y, para colmo de desgracias,ridiculizado, mofado [._] yy deshonrado. Esto es el gobierno; esta es su justcia y su moralidad [..] ;Oh, [Personalidad humana! Cémo puede ser que te hayas encogido bajo seme- Jante sujeccién durante sesenta siglos?""» 11, Proudhon citado por Guerin, D., Anarchism, pgs. 15-16. Monthly Review Press, Nueva York, 197. IMPRESIONES DE UN PAISAJE ANARQUISTA / 33 Todo estado hace leyes, ejerce la autoridad e incorpora asi a «gru- pos naturales» de personas en «unidades antinaturales». Para Proud- hon, no hay otra alternativa mds que la de climinar el uso arbitra- rio del poder y sustituirlo por una forma de organizacién mas sensible. Las formas de organizacién humana més importantes, segin Proudhon, eran de cardcter econémico. Consideraba al trabajo y al intercambio de bienes y servicios como el verdadero nticleo de la existencia individual y colectiva”. La comunidad no se des rrolla a partir de unas estructuras politicas, sino a partir de vincu- los sociales y econdmicos que la gente establece voluntariamente para los fines de la produccién y del intercambio. Proudhon pro- Ponia como sustitutivo viable de! gobierno una nueva forma de orga- nizaci6n econdmica que sirviera a los intereses sociales comunes. Las comunidades se convertirfan en asociaciones econémicas y esta blecerfan entre unas y otras unos acuerdos rec{procos para la p visi6n y el intercambio de las mercancias y los servicios esenci Jes: el mutualismo. Entonces se desarrollarian unas nuevas formas de organizacién social que serfan grupos menores con necesida- des ¢ intereses semejantes, federados en grupos mayores para lograr los objetivos de formas mas complejas de produccién asociada y de intercambio mutuo®. Autogestién obrera ‘istia en el derecho que tcnian los individuos a dis- frutar de la totalidad del valor resultante de su propio trabajo. Tam- bien crefa que las mayores recompensas del trabajo eran de orden no material y dependfan en gran medida de Ia relacién entre los 12. Hoffman. R., Rewlationary Justice: The Social and Political Theory of PJ, Proud ‘hom, pigs. 17071, 15, 296 y 299, University of llinois Pres. lino, 1972 ih doi 54 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFLA trabajadores y sus trabajos y sus productos. El trabajo era «cre: vor si flufa libremente de las ideas de los trabajadores. Por tanto, cl control obrero era necesario desde los niveles més altos de la produccién, para asegurar una participacién en los beneficios tan- gibles y en los intangibles (0 educativos) derivados del trabajo. La tasignacién de las tareas laborales, la coordinacién de las funcio- nes, y la distribucién de la produccién debian estar en manos de trubajadores elegidos representativos, pero siempre con la estipu- lucién de que estas tareas no implicarian una compensacién espe- cial y de que se ejercerian durante poco tiempo. Proudhon es asf cl primero en plantear realmente la idea de la autogestién obrera y en desarrollar un modelo prictico para su realizacién. Scgtin Proudhon, las empresas no deberian ser mayores de lo preciso para la «eficacia mediante la divisién del trabajo»; y cada trubajador, a ser posible, deberfa encargarse del trabajo més adap- tudo a sus capacidades y a sus preferencias™, Ademés, la remu- nerucién seria proporcional al ntimero de horas trabajadas. (Proud- hon con el tiempo revis6 esta idea mostréndose partidario de una remuncracién basada en la responsabilidad, el grado de cualifica- cidn, la duracién y la intensidad’s.) Federaciones funcionales El intercambio entre tna asociacién de trabajadores y otra habia de producirse a través de «contratos» modificables basados en la cantidad de trabajo invertido en el bien o servicio objeto de comer- cio. El intercambio a amplia escala se producirfa mediante alguna forma de banco del pueblo o asamblea regional que aceptaria los 14, fh, pig. 295. 15. Ibid,” pigs. 298-99. Sobre este punto fue crticado por Kropotkin y por los poste Fiowes anarcocomunistas IMPRESIONES DE UN PAISAIE ANARQUISTA / 35, vales de trabajo de los individuos y les ofreceria créditos libres de interés. Para facilitar este intercambio de productos y de ideas Proudhon sugirié la necesidad de una federacién funcional de las «comunidades de intereses» similares. Por un lado, los consejos Obreros se federarian de forma vertical para abarcar toda la indus- tria. Por otro lado, se formarfan asociaciones de trabajadores con ‘ocupaciones parecidas pero dentro de industrias y regiones dife- rentes con el objetivo de intercambiar nuevas ideas y talentos. Puesto que los servicios puiblicos solfan ser nacionales en escala, estaba claro que no podrian ser dirigidos slo por asociaciones de traba- Jadores. La idea de Proudhon consistia en que el ferrocarril, la cons- ‘trucci6n y los suministros de agua estuvieran planificados y reali- zados por asociaciones de trabajadores, y por consejos municipales y de distritos'®, Como complemento a esas federaciones basadas en una fun- cién econémica, habria una federacin geogrifica de regiones, La primera unidad geogréfica seria la llamada «comunidad natural» formada por grupos de individuos que buscaran satisfacer necesi- dades locales comunes y dotarse de los servicios locales necesa- . La unidad basica seria el consejo comunal. Después las uni- dades locales se federarian desde la comunidad hasta el cantén, a los niveles regional y nacional, con elecciones para contar con las personas encargadas de administrar cosas como la moneda y las medidas de intercambio. Segtin Proudhon, cada gobierno local, al tiempo que mantendria su absoluta soberania, se federarfa con otros gobiernos para la necesaria planificacién conjunta. Esta aso- iacién no constituirfa ninguna forma de autoridad permanente, y las unidades locales sélo actuarfan a través de acuerdos mutuos que 16. Guerin, op. cit. pig. 62. 36 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA Podrfan cambiar segiin las necesidades y las capacidades regionales”, La confederacién tendria menos funciones y menos poder a ‘medida que las unidades se incrementaran en tamaiio y en enver- gadura. Mas atin, cada actividad en comtin implicarfa la combi. naci6n tinicamente de las comunidades y de la superficie minimas Tequeridas para realizar la tarea'’, El esquema de Proudhon era aplicable a sociedades de cual- uier tamafio y su clave consistia en que no se estructuraria en torno 4 ninguna institucién central. Se establecerfan unas redes para sus- tituir a las pirdmides politicas 0 econémicas existentes; las asocia- clones «mutualistas» evolucionarfan y cambiarfan segtin cambia- ran las necesidades y los deseos de la gente. PIOTR KROPOTKIN Piotr Kropotkin (1842-1921), gedgrafo y revolucionario ruso, fue el lider te6rico del movimiento anarquista desde 1870 hasta su muerte”. Kropotkin publicé extensamente, expandié las doctrinas Sociales anarquistas de Proudhon, y desarrollé formas mas expli. citas de descentralizacién econémica y social. También adopts ‘muchas de las primeras de Bakunin. A partir del momento en que Kropotkin toms la antorcha del anarquismo este parecié arder «con una llama mis suave», 1, Hofman, op. cit, pig, 288 7B. Pod, pig. 295. 2 itch B. sInroduction en Kropotkin,P., The Conquest of Bread, pig. 1, Ps, 1892, reimpr. NYU Press, Nueva York, 1972, 20. Ibid, pigs, 1516 ‘IMPRESIONES DE UN PAISAIE ANARQUISTA / 37 Ayuda Mutua El punto central de las ideas de Kropotkin era su teoria de la ajuda mutua. Segtin esta teorfa (y contrariamente ala escuela dan Winiana), en la sociedad los «mejores dotados» no eran les tras competitivos. Parecia que se lograban mayores niveles de progre- oa fy onamico y social por parte de los individuos mas expertos des animales, tribales, medievales y contemporineas® Kropotkin Ci due el capitalismo iba en contra de la corriemte cooperative observable en la historia de la humanidad sistema que reflejara una cooperacién humana —un desartelle, que hatia superfluo el gobierno desde arriba-—. Partiendo ae cota coe carepaidy basica, intents formular un programa cientifico para el cambio econdmico y politico” Kropotkin crefa que todo trabajo era social porque los trabs dores eran tan interdependientes que era imposible medir Ia con, ucion de cada uno de ellos?’. Cada invento, cada instrumento de prodtuccién era el resultado de inventos previos. Por consiguiente, cada persona, como heredero en la misma medida del pasado, era digno de reclamar en igual medida los bienes de la sociedad. Por ¢so Kropotkin abogaba por la total abolicién del sistema salarial 21. Kroptkin, Mutual Aid, op ci Baneatts Cefeml Expression on Per Kropockin 12-182, pi 3, a ker Publications Committee, Nueva York. i 28. Guerin, op ci pgs 4550, 38 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA y Su sustitucién por unas recompensas iguales para todo el mun- do. A diferencia de Marx, Proudhon y Bakunin, Kropotkin con- sideraba a todo sistema de recompensas basado en una capacidad individual para producir sencillamente como otra forma de escla- vitud salarial®. Kropotkin sustituy6 el principio de los salarios por el principio de las necesidades. Los bienes disponibles en abun- dancia se consumirian sin limites impuestos, en tanto que los pro- ductos escasos serfan distribuidos por igual (o segtin las necesi- dades). Kropotkin aplicé este mismo principio a la vivienda?®. Trabajo integrado Kropotkin urgis la integracién del trabajo manual y el intelec- tual en lugar de la divisién del trabajo y la superespecializacién dl capitalismo que tendian a destruir el espfritu humano. Una divi- sidin como esa significaba la pérdida del interés intelectual por parte del trabajador y, como consecuencia, la pérdida de una gran fuente de inspiracién creadora’*, Como una alternativa, Kropotkin pro- ponfa el «trabajo integrado», consistente en que la gente repartie- rn su trabajo entre el campo y el taller (lo que era imposible mientras los duefios de la produccién siguieran apropidndose del exceden- te), Para lograr esos fines, resaltaba la necesidad de un proceso exucativo libre que intensificara las habilidades manuales y men- tales y recalcara la idea de aprender haciendo y viendo. Kropotkin preveia una sociedad caracterizada por las asocia- cciones libres en la que los medios de produccién y los propios pro- 24. Marx pretend @ la larga una abolicin total del sistema de saarios, pero esto lo reservaba para la fase superior» de la sociedad comunista. Mars. K., Crtigue ofthe Got J Programme, International Publishers, Nueva York, 1938 25, Kropatkin, P., «Anarchist Communism, The Essential Works of Anarchism, pégs. 244, y 218-219, ed. de Michael Schatz, Bertam, Nueva York. 26. Kropotkin, P, Fields, Ractories and Workshops, pgs. 363-409, T. Nelson and Co., Lonides, 1998 IMPRESIONES DE UN PAISAIE ANARQUISTA / 39 ductos serian compartidos. Para Kropotkin, los obsticulos para una forma de produccién como esa no eran de tipo climatico 0 tecno- légico, sino més bien las instituciones politicas y econémicas existentes”. Las empresas mds pequefias, propiedad de los traba- jjadores, podrian sustituir a las corporaciones y las ciudades serian ‘sstituidas por metrépolis. La tecnologia a gran escala se habia Gesarrollado s6lo para servir a los intereses del capital, y los «ren- se distribuyen entonces dentro de la comuna o se intercambian libre- mente por bienes y servicios de otras regiones. Esto contrasta tanto con el capitalismo como con el socialismo descentralizado”. Bajo Ja anarqufa, la tutela sustituye a la propiedad y las asociaciones de trabajadores a los Guetos de la produccién. 38, Kropotkin somete a una critica similar alos economistas politicos tradicionales en The Conquest of Bread, op. ci, pig. I 39. Los ctiterios de tocalizacién bajo un soialismo descentralizado son tratados en un ensayo introductoro de Stephen Feldman, Tewards a Comparative Sytem Theory of Location Analysis: The Historical Equilibrium of Workers’ Self Managements, escrito inédito pre sentado en junio de T9TS en la Conferencia sobre el Control Obrera, Cornell University, Ithaca, Nueva York. 44 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA El -rendimiento» anarquista La «economfa politica» anarquista sacrifica formas tradiciona- les de rendimiento econmico en la produccién en pro de objeti- vos sociales alternativos, como la equidad, la necesidad, y la pro- visi6n de un trabajo util y creativo para los individuos, Anarquistas como Kropotkin investigan nuevos «rendimientos» potenciales y nuevas aplicaciones de la tecnologia no derivados de los dictados del crecimiento econémico capitalista. Esos nuevos «rendimientos» implican unas combinaciones diferentes de las actividades econd- micas y unos métodos de produccién variados. Por ejemplo, bajo los supuestos capitalists, el rendimiento en la produccién sélo pue- de resultar de la centralizacién bajo el mismo techo de trabajado- res que realizan pequeiios trabajos. El concepto de Kropotkin de! trabajo «asociado» con los trabajadores en diferentes edificios, pero con las compras y las ventas coordinadas darfa como resultado una forma distinta de rendimiento: un rendimiento «cooperativo>. Ade- mas, se obtendrian yentajas adicionales derivadas del hecho de que los trabajadores podrian adquirir préctica en varias dreas de la pro- duocién y organizar sus propios ritmos de trabajo. Asi, al tener unas preparaciones mds universales, los trabajadores podrfan cambiar de lugar de trabajo més ficcilmente o pasar de una rama laboral a otra segiin las necesidades sociales 0 los deseos individuales. La empresa productiva anarquista estaria entregada a la satisfaccién de las necesidades no sélo del trabajador sino también de la comu- nidad, pero también recibirfa la respuesta local respecto a facto- res de la oferta y la demanda. Por lo tanto, pondrian nuevos ren- dimientos a medida que disminuyera la distancia entre el lugar de produccién y el de consumo. El objetivo no es de producir el maxi- mo posible sino el de producir Io necesario en la forma mas satis factoria. EI tiempo libre obtenido por una nueva aplicacién de la tecnologia a la produccién poxirian dedicarto los trabajadores al ocio lades creativas 0 artisticas. |IMPRESIONES DE UN PAISAIE ANARQUISTA / 45 Utilizacién de la tierra a una macroescala En los escritos de los anarcocomunistas pueden encontrarse algunas ideas respecto a la economfa macroespacial, La mas evi- dente es la gradual desaparicién de una dicotomia entre las utiliza- ciones de las tierras rurales y las urbanas. Con la ejecucién de los modos de produccién anarquistas, las regiones serfan cada vez mas autosuficientes en la provision del maximo de productos posible. Habria menos distincién entre dreas de extraccién de recursos, freas de manufacturacién, y dreas de consumo de recursos. Con el tiempo cabria esperar que amplias zonas urbanas se redujeran en tamaino ¥ que crecieran las ciudades mas pequefias —producigndose asi un espaciamiento mas igual de zonas urbanas de tamaiios mas similares. Mas atin, a medida que disminuye la distincién entre tierra puramente urbana y tierra puramente agricola, y a medida que las necesidades se convierten en el criterio que rige la organi zaci6n de la produccién y del consumo, podemos también espe- rar el consiguiente descenso en el nivel de las desigualdades socio- econdmicas entre regiones. Esto puede tener el eventual efecto a largo plazo de estabilizar a las poblaciones en el espacio y de reducir la posibilidad de que se produzcan continuas corrientes migrato- rias masivas, La economfa espacial de regiones anarquistas se caracteriza- ria por un incremento simulténeo en la concentracién de algunas funciones econémicas y en la dispersion de otras. Algunas unida- des industriales se consolidarfan para acabar con los productores ‘més pequeiios y mds ineficaces. Sin embargo, como las Ifneas maes- tras anarquistas no consideran como el summum el lograr el maxi- mo incremento en los ingresos del trabajador o de la comuna, no deben producirse superconcentraciones. Industrias que una ver se ausentaron de los distritos rurales empezarian a aparecer en él, dis- persadas de centros urbanos que en otro tiempo se extendieron. 46 | ANARQUISMO Y GEOGRAFIA Criterios de localizacién anarquista criterio principal para la localizacién bajo la anarquia lo cons- tituyen las necesidades sentidas por la gente que vive en un medio (milieu) concreto. Estas necesidades se contrastan después con los recursos y las técnicas disponibles en ese medio o que pueden con- seguirse mediante el intercambio con otras areas. Las decisiones respecto a la produccién se toman confrontando las necesidades con Jos recursos. Las comunidades sustituyen expresiones alter- nativas de los usos potenciales de su propio trabajo por ocupacio- nes mas necesarias y llenas de sentido que los indicadores precio y coste del capitalismo, Cireulacié Cada uno de estos cambios irfa acompaiiado de un incremen- ton la circulaci6n de informacién, de productos y de trabajo dentro de las regiones. A largo plazo, hay que esperar que decrezca la cir- culacién ensre regiones de los productos necesarios, No obstante, continuaré el intercambio de articulos cuya produccién sea abun- dante en unas dreas y escasa en otras. La informacidn sobre las existencias y las necesidades se obtendria de las dos federaciones, la de dreas y la de productores, (consumidores), de las que hemos tratado més arriba. Las jerarquias centralizadas, enfocadas hoy solo hacia unas pocas grandes ciudades, podrian entonces ser sustitui- das por redes de gentes conectadas unas con otras mas que con algtin punto central en el espacio. A medida que crecieran los vinculos verticales dentro de las regiones anarquistas, cabria también esperar que los puntos de tribuci6n de bienes y servicios estuvieran mas proximos a los de consumo, Los productos destinados a satisfacer necesidades loca- les permanecerian en un rea, mientras que los excedentes podrfan IMPRESIONES DE UN PAISAIE ANARQUISTA / 47 enviarse a puntos de distribucién localizados en algtin almacén de transporte céntrico, para el intercambio con otra drea, Desde el pun- to de vista de la demanda, la localizacién no estaria determinada is necesidades de consumo locales, sino que también tendria en consideracién la demanda de una zona més amplia. Los costes de transporte atin reflejarfan la distancia, pero el intercambio regional podria ajustar hacia arriba 0 hacia abajo es0s costes segiin la necesidad y la importancia otorgada a las mer- canefas objeto de comercio. Utilizaci6n agricola de la tierra La utilizacién de la tierra agricola bajo la anarqufa vendria deter- minada por un lado, por su idoneidad para unas utilizaciones con- cretas, y por el otro, por las necesidades locales 0 regionales. Lit tierra se utilizaria no s6lo con el objetivo de que rindiera la maxi- ma renta posible, sino también para que ofreciera la maxima utili- dad social. La nocién de Von Thiinen de incrementar la intensi- dad del cultivo més cerca de los centros de poblacién se mantendria bajo el anarcocomunismo, no por los factores relacionados con un proceso de «oferta» econémica competitiva, sino mas bien, como sugiere Kropotkin, porque los lugares urbanos empezarian a ali- mentar a sus propias poblaciones y a desarrollar nuevos rendimien- tos técnicos y situaciones laborales mas satisfactorias, combinan- do el trabajo en el campo con el trabajo en el taller. Esto requeriri el cultivo intensivo de la tierra, incluso dentro de los limites de las ciudades. 48 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA Una economia microespacial {La microorganizacin de la actividad econsmica septin ls direc- \rices anarquistas también crearia un paisaje completamente dis, tinfoil actual. A medida que se extendieran las diversas oporti. nidades de empleo y de ingresos, el gradiente de dersidad monocéntrico, ahora caracteristico de los lugares urbanos, se apla- hari. Mds atin, mediante un esfuerzo consciente para mezclay las uilizaciones urbanas de la tierra, se disolverfan los eftculos o sec. esperar la mezcla de la utilizacin de la tierra en el espacio verti- cal, combinando algunos barrios residenciales ‘con otres laborales*? i aries allarse un ejemplo conemporinco de esa mezcla vertical del espacio ene Sie Ame Morgzn de Washington D.C. Bajo la influencia del anargsa Kart Hes dunes dels edficios se uslizaban para ia produccin de pescado hmeen plantas IMPRESIONES DE UN PAISAJE ANARQUISTA / 49 CONCLUSION {as impresiones de un paisaje anarcocomunista, derivadas del biden ine fos eseritos de Proudhon y Kropotkin, sugieren la posi- iHidad de formas muy diversas de utilizaciOn de la tients Lag prin- Teed duc determinan esas formas son completamente distintee de {0s seguidos por los economistas clasicos. No hay dueciGn 0 «modelos» aplicados de loealizacién que Lo que debe ser la geografia Piotr Kropotkin Era facil predecir que el gran resurgimiento de la ciencia natural al que tuvo la dicha de asistir durante treinta afios nuestra genera cién, asi como la nueva direccién dada a la literatura cientifica por una falange de hombres eminentes que se atrevieran a ofrecer los resultados de las investigaciones cientificas més complicadas en una forma accesible al lector medio, producirfa un resurgimiento pare- cido de la geografia. Esta ciencia, que recoge las leyes descubier- tas por sus ciencias hermanas, y muestra su accién mutua y sus consecuencias con respecto a las superficies del globo, no podia permanecer al margen del movimiento cientifico general; y ahora vemos que se despierta un interés por la geografia que recuerda mucho el interés general que esta provocé en la generacién ante- rior durante la primera mitad de este siglo. Nosotros no hemos teni- do un viajero y fildsofo de tanto talento como Humboldt: pero los recientes viajes al Artico y las exploraciones de las profundidades marinas, y todavia més, el rapido progreso obtenido en la biolo- gia, la climatologia, la antropologia y la etnologia comparada, han dado a los trabajos geogréficos un atractivo tan grande y un signi- ficado tan profundo que los propios métodos de descripcién de la esfera terrestre han experimentado recientemente una profunda modificacién, El mismo alto nivel de razonamiento cientifico y de generalizaciones filos6ficas al que Humboldt y Ritter nos habfan acostumbrado, vuelve a aparecer en la literatura geogréfica. No nos sorprende, por tanto, que tanto la descripcidn de viajes como la geografia en general se esté convirtiendo otra vez en la clase de lectura més popular. Era absolutamente normal, asimismo, que el resurgir de la afi- cién por la geografia dirigiera la atencién del pablico hacia el estu- 52 / ANARQUISMO ¥ GEOGRAFIA dio de la geografia en las escuelas. Se investigé, y se descubrié con asombro que nos habjamos arreglado para hacer en nuestras escuelas de esta ciencia —la més atractiva y sugestiva para la gen- te de todas las edades— uno de los temas mds atidos y més inin- teligibles. Nada interesa tanto a los nifios como los viajes, y nada €s més aburrido y menos atractivo en la mayorfa de las escuelas gue Io que alli se bautiza como geografia. Es cierto que lo mismo Podria decirse, casi con las mismas palabras y con escasas excep- clones, respecto a la fisica y la quimica, la boténica y la geologia, la historia y las mateméticas. Una profunda reforma de la ense. fianza de todas las ciencias es tan absolutamente necesaria como una reforma de la educacién geogrifica. Pero mientras la opinién Pablica ha permanecido mds bien sorda respecto a la reforma gene- ral de nuestra educacién cientifica —pese a haberla preconizado los hombres mas eminentes de nuestro siglo— parece haber com. Prendido de una vez la necesidad de reformar la ensefianza goo- gréfica: la agitacién iniciada recientemente por la Sociedad Geo- téfica, el informe anteriormente citado de su Comisario Especial, su exhibici6n, han encontrado en la prensa una simpatfa general. Nuestro siglo mercantilista parece haber comprendido mejor la necesidad de una reforma tan pronto como los intereses llamados (Iglesia libre) en Orthez y sus alrededores, en los Bajos Pirineos, donde permanecié hasta su muerte en 1882. Jacques Reclus, hombre de firmes creencias y de una fe inque- brantable, vivié tan profundamente la vida cristiana que se le ha descrito como un auténtico comunista 0 anarquista. Hombre san- toy generoso, aunque inusitadamente severo, fue amado y temido a un tiempo por sus hijos. Jacques esperaba que sus hijos mayo- res, Elie y Elisée, le seguirfan en el ministerio, pero aunque adqui- ron una formacién universitaria en teologia, se rebelaron con- tra las estructuras y los dogmas religiosos. Se declararon ateos, pero con todo mostraron un celo religioso y un espiritu misionero has- ta el fin de sus dias. Los hijos no apagaron la fe paterna; simple- mente la transmutaron. La fe cristiana de Jacques Reclus apenas diferia en la préctica del atefsmo y del anarquismo profesados por su hijo Elisée. Jacques Reclus quiso para sus hijos una educacién clasica y estricta en lo religioso. Era un admirador del conde Zinzendorf y de los hermanos moravos, por lo que envid a sus hijos mayores Suzi y Elie, a la escuela morava de Neuwied, Alemania, en 1840. Elisée pas6 dos afios en esa escuela, de 1842 a 1844, que coinci- dieron con los que alli pas6 un joven estudiante inglés, George Meredith, que después se convirtié en un famoso novelista. Los hermanos Reclus no s6lo aprendieron alemén y latin en la escue- la, sino también inglés y holandés de sus compafieros de clase, Los profesores de la escuela estaban interesados en el estudio de la natu- raleza y a menudo llevaban a los nifios de excursién a lo largo del Rhin. Esta experiencia reforz6 decisivamente el amor por la natu- 80 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA Sere aslaba con el paisaje industrial polucionado de: finales del siglo xix. Después de pasar dos afios en Neuwied, Blisée volvie a su pue- blo natal para completar su educacidn secundaria on 1 instituto Prom stante de Sainte-Foy. Recibié el diploma de Bachilles en Letras fosia de Rigniie al de Ritter, aunque se cuidaba de evitar In on logia de Ritter, {La educacion formal de Blisée Reclus acabé en el verano de '851, cuando partis de Berlin, El y su hermans Elie, que acabé Sus estudios teol6gicos en la Universidad de Estrasburgo (sélo para BLISEE RECLUS, GEOGRAFO ¥ ANARQUISTA / 81 en Irlanda, Asf 1 dijo, no en el silencio de un estu- dio sino en medio de la naturaleza libre. Reclus subrayaba la impor- valor Aas} estudio de campo original y a veces menospreciahe e] fuer de los libros, y sin embargo sus obras principales son reget bles por su falta de observaciones personales. Una vita Iocan més ara pxtenso viaje es lo que informs sus libros. Elisée voluo 82 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA baj6 hasta 1871, sobre todo en gufas de viaje bajo la direccién de ‘Adolphe Joanne. La relacién con Hachette fue sumamente valiosa para Elisée en su carrera de geégrafo, y otros miembros de la familia —los hermanos Elie y Onésime y el primo Franz Schrader— tam- bién fueron empleados por Hachette para proyectos geogréficos Durante los afios sesenta, Elisée trabaj6 en las Gufas Joanne, escri- bid articulos geogrificos para la Revue des deux mondes y el Bulletin de la Sociedad geografica de Parts, y preparé La Terre, la obra que iba a originar su fama internacional Después de conocer a Michael Bakunin en 1864, Reclus se sin- ti6 atrafdo por una serie de organizaciones socialistas, pero no se radicaliz6 totalmente hasta que participé en la Comuna en 1871. El y Elie crefan efectivamente en la eleccién en febrero de 1871, Pero apoyaron entusiastamente la Comuna cuando esta se estable- cié en marzo. Elisée se convirtié en un simple soldado de a pie del ejército de la Comuna, pero fue detenido por las tropas de Ver- salles al principio de la lucha, y es dudoso que alguna vez dispa- tara un tiro. Estuvo en las cérceles de Brest durante varios meses, y después fue trasladado a cérceles del area de Paris mientras se le procesaba. En noviembre se setencié su deportacién, lo que habrfa significado el exilio a Nueva Caledonia, pero en febrero de 1872 se conmuts la sentencia por el destierro por diez. afios. Esco- Ri6 Suiza como su pais de exilio, sobre todo porque Flie ya vivia allf, y se qued6 durante dieciocho afios, incluso pese a tener garan- tizada su amnistia en 1879. Durante el perfodo suizo escribié la mayoria de los voltimenes de la Nouvelle géographie universelle y se comprometié profundamente con los bakunistas jurasianos, Se convirtié en un auténtico anarquista en los primeros afios de su exilio. Un poderoso estimulo en este sentido fue su vinculacién a Piotr Kropotkin, a quién conocié en febrero de 1877. La educa- cin geogréfica de Kropotkin fue de vital importancia para su desa- rrollo como anarquista, como en el caso de Reclus. En la biogra- fia de Kropotkin, George Woodcock e Ivan Avakumovié describen el valor de la geografia para su filosofia anarquista: ELISE RECLUS, GEOGRAPO ¥ ANARQUISTA / 83 Sus expediciones desarrollaron en él la iniciativa, ia independencia y la comprensién de hombres en comunidades y circunstancias muy diferentes, mientras que los problemas tebricos con los que se top6 maduraron su capa: Cidad de pensamiento y le dieron una apreciacién del método cientfico que iba a caractrizar su posterior pensamiento, tanto revolucionario como bio- 16gico,socil6gico 0 tico. Mas ain, es dificil imaginar una ciencia més ade- cuiada que la geograffa para sentar las bases de su muy amplia comprensin Ge las Ciencias.» Pese a diferir en el fondo, Reclus y Kropotkin eran sumamen- te parecidos en su caricter y en su celo por el mejoramiento huma- no. Su base comiin en la geografia les dio una gran amplitud de visién y de tolerancia, segtin el sobrino de Elisée, Paul Max Net- tlau, que conocié bien a ambos hombres, también indicé los ele- mentos comunes en su desarrollo intelectual: «Amos alandonaron unos medios al que estaban adheridos por nacimien- ‘oy por educacin, Reclus el religioso, Kropotkin el arstoertico militar. ‘Amos fueron inducidos, para conocer y amar la humanidad, hacia el estu- dio més amplio de la naturaleza y el hombre, no para especializarse en un ‘campo reducido sino para reconocer sobre Ia base de observaciones exactas tl camino de la teorta a la prictica para acabar con los obstculos de esa ev0- lucién [...] Ambos fueron claramente introducidos en el comunismo, Reclus hacia el comunismo idealizante de los primeros cristianos y de las sectas reli- giosas més tarde perseguidas, Kropotkin hacia el primitivo comunismo de fos campesinos rusos; ambos fueron a conocer pueblos primitivos en su habitat natural (en Sudamérica y en Siberia respectivamentc) [..] Ninguno de elles pertenecié a ninguna escuela o partido.» Antes de su expulsién de Suiza en 1881, Kropotkin trabajé estre- chamente con Reclus y con Jos jurasianos. Aprobaba entusiasma- do las formas de vida de los relojeros suizos del Jura, que vivian y trabajaban en comunidades modélicas. Kropotkin y Francois Dumartheray crearon un periédico anarquista, Le Révolté, en Gine- braen 1879, que recibi6 ayuda de todo tipo, moral y material, de Elisée Reclus. El periédico se trasladé a Paris en 1885 y cambié su nombre por el de La Révolte en 1887 y Les Temps Nouveaux en 1895. A lo largo de su accidentada historia, pese a los cambios 84 / ANARQUISMO Y. GEOGRAFIA de sede y de direccién, el periddico mantuvo el espiritu de indig- nacién moral que se expresaba tan rotundamente en el primer ntime- 1: «Somos rebeldes (révoltés)» contra la sociedad actual, que seria cambiada a la vista de lo que ahora sabe- mos sobre su impacto sobre el medio ambiente y pondria un mayor Enfasis en mi concepto de «modelos de energia regionales», la tec- nologfa alternativa como un «mosaico», y hasta qué punto el domi- nio de Jo humano por lo humano es el origen de nuestra nocién Prometeica contempordnea del dominio de la naturaleza por parte del hombre. La cuestién posterior de la dominacién —y yo afiadi- rfa, de la jerarquia— es fundamental en todo mi punto de vista. Desde 1965, he desarrollado esta relacién en muchos trabajos —Spontaneity and Organization, The Power to Create, the Power ‘0 Destroy, Toward an Ecological Society, y Energy, Ecotechnocracy, and Ecology, entre otros— que han tenido la efimera existencia de Lantos articulos valiosos que no van més all de la prensa periédi- ca, aunque han sido recopilados y publicados en forma de libro en Europa’, Esos trabajos habian de condenar cada vez més las tendencias regresivas en el movimiento ambientalista, tendencias ue expresaban acuerdo con mis opiniones sobre «modelos de ener. g{a regionales», «mosaicos» de tecnologia alternada, y debo aiia- dir los problemas de las falsas necesidades materiales —tanto mas Para eludit las consecuencias libertarias y revolucionarias del articulo—. Es este tratamiento reformista, a menudo estrictamente tecno- cratico y politicamente oportunista en su impulso, de los proble- mas ambientales, 1o que més me molesta actualmente. Que muchos colcgas y amigos estén en instituciones gubernamentales ha sido uun duro golpe. Incluso términos inventados por mi, como «eco. ‘echnologia» y «ecotopia», sean usados a menudo para designar «tec nologias apropiadas» (uno podria preguntarse: «apropiadas» para qué?), y astutas «utopias» periodisticas insultan la fuente de don. de proceden esos términos. Mas que nunca, la ecologia (término |. Han sido publicados nucsamente en sus versiones originales en inglés yestn spo nibles a médico precio drigiéndose a «Comments, PO. Box, 371, Hoboken, NJ, O€G0, ECOLOGIA Y PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO / 93 que vo he diferenciado claramente durante afios del «ambientalis- mo») ha de ser rescatada con su contenido absolutamente libera~ dor y revolucionario de los oportunistas que se han autocolocado al servicio del status quo. EI movimiento ambientalista se encuentra en este momento ante una coyuntura de su desarrollo. O sigue el camino de la adapta- cin a la sociedad existente o sigue el camino de la oposicién revo- lucionaria. Yo niego que esté predestinado que la adaptacién sea su destino, Aunque muchos ambientalistas pueden haber sido absor- bidos por el sistema, la dislocacién ecoldgica prosigue sin redu- cirse y no puede ser resuelta dentro del marco social actual. Por {anto, incluso mas que la imaginaria «clase de guerra» sobre la que los marxistas levantaban sus esperanzas, las principales disloca- ciones ecolégicas seguirén multiplicdndose hasta que llegue a poner- se en cuestién la propia viabilidad de la vida sobre el planeta, Dada ‘a actual sociedad centralizada, el problema ecolégico no es pura ‘mente una crisis; es un triste destino que se abre ante la humani- dad con una inexorabilidad que es incomparablemente més fuerte que el conflicto de intereses materiales. Y es un triste destino que solo puede ser alejado del futuro por una sociedad ecolégica libertaria. Yo sostengo que este problema no puede resolverse adjuntén- dolo a «andlisis de clases» extrafios, econdmicos, tan de moda hoy en dia. Porque lo que esté en juego en la crisis ccoldgica es sds que el capitalismo y la sociedad de clases. La sociedad jerérquica en su totalidad, que va desde la familia a la fabrica, desde la vida familiar a la econémica, desde la psique hasta nuestros modos de Pensar predominantes: todo esto se impugna mas que el mero capi- {alismo cuando se trata de resolver nuestra ruptura con la natura: leza, Mas atin, mucho més que la explotaciGn ecoldgica esté en Juego en la crisis ecolégica. El dominio en todas sus formas —el dominio de los j6venes por los viejos, de la mujer por el hombre, y del hombre por el hombre en todas sus formas— es lo que debe climinarse si queremos acabar con el concepto mismo de que la 94 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA naturaleza es un mero «objeto» (para utilizar el desafortunado tér- ino de Marx) a ser dominado por la humanidad. Refundir el pro- blema a unos términos reduccionistas superficiales, disminuir el alcance histérico del tema al nivel de que la «polucidn es prove- chosa», es un acto de distorsién intelectual de lo mas trigico. La direceién més inquietante seguida por muchos especialis- tas en el medio ambiente ha sido aquella que yo llamaria franca. mente ecofascismo: el mensaje del «salvavidas éticon. Utilizar las dislocaciones ecolégicas como medio para volver a una «ética» de egoismo craso, para elaborar una ni «generosa» en términos de niveles sociales de necesidad material. Desde esta dptica, una sociedad de «post- escasez» debe ser contemplada principalmente en funcién de la capacidad técnica de la humanidad para revelar lo irracional de lo que realmente es, de ahf la importancia de la capacidad técnica de 'a humanidad para ofrecernos una nueva perspectiva del signifi- cado de snecesidad> y de «deseo». Para decirlo mds claramente, hemos sido tentados por el capitalismo con la ideologia de los «deseos» insaciables desde sus comienzos hace siglos y el logro més destacado de nuestro tiempo en lo tecnolégico es ei hecho de ECOLOGIA Y PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO / 95 r primera vez podemos disfrutar del privilegio de discernir entre los falsos pa Jos auténticos. Este es el auténtico sig- nificado de la «post-escasez», no una abundancia o riqueza barata que embote nuestra sensibilidad hacia las necesidades racionales. El ecofascismo categoriza la sensibilidad y el concepto de nece- sidad existentes para mantener una ética basada en la autoconser- vacién y en el interés propio, sensibilidad esta que paraddjicamente comparte con la propia nocién de Marx de la , sevala Robert L. Rudd. «A eso se le llama manipulacién de la bioceno- sis». El medio biocenstico es variado, complejo y dindmico. Aun que habran individuos que cambiarén constantemente, ninguna especie alcanzaré normalmente proporciones de plaga. Las con- diciones especiales que permiten la existencia de altas poblacio- nes de una sola especie en un ecosistema complejo son hechos raros, ECOLOGIA ¥ PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO / III El manejo de la biocenosis 0 ecosistema deberia llegar a ser nuestro objetivo, tan desafiante como es. La emanipulacién» de la biocenosis en una forma sensata pre- supone una descentralizacién de la agricultura de mucho alcance. Dondequiera que sea posible, la agricultura industrial debe ceder el paso al manejo prudente de la tierra y de la agricultura; los solares de las fabricas deben ceder el paso a la jardinerfa y la horticultu- ra. No quiero decir con esto que debemos renunciar a los benefi- cios obtenidos por la agricultura a amplia escala y la mecaniza- ign. Lo que yo sf afirmo, sin embargo, es que la tierra debe ser cultivada como si fuera un jardin; su flora debe ser diversificada y cuidada con esmero, equilibrada por una proteccién de la fauna y los Arboles apropiados para la regién. La descentralizaciGn es importante, ademds, para el desarrollo del agricultor como para el de la agricultura. El cultivo de alimentos, realizado en un senti- do auténticamente ecoldgico, presupone que los agricultores estén familiarizados con todas las caracteristicas y sutilezas del terreno en el que crecen los cultivos. Deben tener un conocimiento pro- fundo de la fisiografia de la tierra, sus diversos tipos de suelo —tierra de cultivo, tierra de bosque, tierra de pastos—, su conte~ nido mineral y orgénico, y su microclima, y deben embarcarse en tun estudio continuo de los efectos producidos por una nueva flora y fauna, Deben desarrollar su preocupaci6n por las posibilidades necesidades de la tierra mientras se convierten en una parte orga- nica de la situacién agricola. Dificilmente podemos esperar lograr este alto grado de sensibilidad y de integracion en el cultivador de alimentos sin reducir la agricultura a escala humana, sin colocar ala agricultura al alcance del individuo. Para cumplir con las exi- gencias de un enfoque ecol6gico del cultivo de alimentos, la agri- cultura tiene que pasar de la escala de granjas industriales inmen- sas a otras unidades de dimensiones moderadas. El mismo razonamiento es aplicable a un desarrollo racional de los recursos energéticos. La revolucién industrial aumenté la cantidad de energia consumida por la gente. Pese a que sin duda 112 / ANARQUISMO Y GEOGRAFIA €s cierto que las sociedades preindustriales contaban fundamen- ‘almente con la fuerza animal y los misculos humanos, unos mode. los energéticos complejos se desarrollaron en muchas regiones de Europa, ¢ implicaban una sutil integracién de recursos como el viento, y la energia hidréulica, asi como una serie de combusti- bles (madera, turba, carbén, féculas vegetales y grasas animales). La revolucién industrial arroll6 y destruyé en gran medida esos ‘modelos energéticos regionales, sustituyéndolos primero por un tni- co sistema de energia (carbén) y més tarde por un sistema doble (carb6n y petréleo). Las regiones desaparecieron como unidades de modelos energéticos integrados —incluso se borré de! mapa el mismo concepto de integracién a través de la diversidad—, Como seiialé anteriormente, muchas regiones se convirtieron en dreas pre- dominantemente mineras, dedicadas a la extraccién de un Gnico recurso, mientras que otras se convertian en inmensas reas indus. triales, a menudo dedicadas a la produccién de unos pocos pro- ductos. No hace falta que volvamos a ver el papel que esta ruptu- 1 del auténtico regionalismo ha desempefiado en la produccién de aire y aguas contaminadas, el dafio que ha causado en amplias dreas de nuestro campo, y la probabilidad ante la que nos hallamos de ue se agoten nuestros valiosos combustibles hidrocarburados. Podemos, desde luego, ir hacia los combustibles nucleares, pero estremece pensar en los desechos radiactivos letales que exigirfan ser recogidos si la potencia de los reactores fuera nuestra tinica fuen. te de energia. A la larga, un sitema energético basado en materia. les radiactivos nos llevaria a una amplia extensi6n de la contami- nacién del medio ambiente —primero de una forma sutil, pero después a una escala masiva y palpablemente destructiva—. O bien podemos aplicar los principios ecolégicos a la solucisn de nues. tros problemas energéticos. Podemos tratar de restablecer los ante riores modelos de energfa regionales, utilizando un sistema com- binado de energfa suministrada por el viento, el agua y la enengta solar. Contarfamos con ingenios mas sofisticados que cualquiera de los conocidos en el pasado. ECOLOGIA Y PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO / 113 Los dispositivos solares, las turbinas por aire y los recursos hidroeléctricos, tomados aisladamente, no ofrecen una solucién a nuestros problemas energéticos y al perjuicio ecol6gico creado por los combustibles convencionales. Reunidos como en un mosaico, como un modelo energético orgénico desarrollado a partir de las otencialidades de una regiGn, podrian satisfacer las necesidades de una sociedad descentralizada, En latitudes soleadas, cargaria- mos mas el peso sobre la energia solar que sobre los combusti- bles. En dreas destacadas por las turbulencias atmosféricas, podria mos hacerlo sobre los recursos edlicos; y en Areas costeras adecuadas o en regiones del interior con una buena red fluvial, la mayor parte de nuestra energia procederfa de instalaciones hidroe- léctricas. En todos los casos, utilizarfamos un mosaico de carbu- antes no combustibles, combustibles y nucleares. El punto que deseo destacar es que al diversificar nuestro uso de los recursos energéticos, al organizarlos dentro de un esquema ecolégico equi librado, podemos combinar la energia e6lica, la solar y Ia hidréur- lica en una regién concreta segtin las necesidades domésticas € \dustriales de una determinada comunidad con s6lo un consumo minimo de carburantes nocivos. Y a la larga, podemos sofisticar huestros mecanismos de energia sin combustidn hasta el punto en ue puedan eliminarse todas las fuentes nocivas de energia. Como en el caso de la agricultura, sin embargo, la aplicacién d¢ los principios ecotégicos a los recursos energéticos presupone uuna descentralizaci6n de largo aleance de la sociedad y un autén- tico concepto regional de la organizacién social. El abastecimien- to de una gran ciudad exige cantidades inmensas de carbén y de petrdleo. En cambio, la energfa solar, edlica y de las mareas nos llega sobre todo en pequefias cantidades; excepto en el caso de dliques de mareas espectaculares, los nuevos ingenios s6lo propor. cionan poco mis de 1.000 kw/h de electricidad. Cuesta creer que algin dia seremos capaces de disefiar unas placas solares que pue- dan proporcionarnos los inmensos bloques de energfa eléctrica pro- , Read sefiala: «El progreso se mide por el grado de dife- renciacién dentro de una sociedad. Si el individuo es una unidad dentro de una masa colectiva, su vida serd limitada, gris y mecé- nica. Si el individuo es una unidad en sf mismo, con espacio y potencialidad para la accién separada, entonces puede estar més sujeto al posible accidente o a la suerte, pero al menos puede desa- rrollarse y expresarse. Puede desarrollarse —en el tnico sentido real de esta palabra—, desarrollarse en conciencia de su fuerza, vitalidad y alegria.» Desgraciadamente, el pensamiento de Read no se ha desarrollado completamente, pero ofrece un interesante ECOLOGIA Y PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO / 117 punto de partida. Lo primero que descubrimos es que tanto eco- logistas como anarquistas ponen un énfasis especial sobre la espon- taneidad. Los ecologistas, en la medida en que son més técnicos, tienden a rechazar la noci6n de «poder sobre Ia naturaleza-. En vez de ello, hablan de «dirigi» su curso a través de una situacién ecolégica, de regir mas que de recrear un ecosistema. Los anar- quistas, a su vez, hablan en términos de espontaneidad social, de liberar las potencialidades de la sociedad y de la humanidad, de dar rienda suelta a la creatividad de la gente. Unos y otros, cada uno a su estilo, contemplan la autoridad como inhibidora, como tuna lacra que reduce el potencial creativo de una situacién social ¥ natural. Su objetivo no es dominar un terreno, sino liberarlo. Con- femplan la intuicién, la raz6n y el corocimiento como medios para realizar las potencialidades de una situacién, facilitar el desarro- lo de la l6gica de una situacién, y no para sustituir sus potencia- lidades por ideas preconcebidas 0 para distorsionar su desarrollo con dogmas. Volviendo a las palabras de Read, lo que descubrimos es que tanto el ecologista como el anarquista contemplan la diferenciacién como una medida del progreso. El ecologista utiliza el término «pirdmide bidtica» al hablar de progresos biolégicos; el anarqui ta habla de la «individuacién> para sefialar avances sociales. Si seguimos a Read observamos que tanto para el ecologista como para 1 anarquista se consigue una unidad en continuo aumento mediante tuna creciente diferenciacién. Un conjunto en expansién es creado por la diversificacién y el enriquecimiento de sus partes. De la misma forma que el ecologista busca expandir la zona de distribucién de un ecosistema y promover una libre interaccién entre las especies, el anarquista busca ampliar la zona de distribu- i6n de la experiencia social y acabar con todas las cadenas para su desarrollo. El anarquismo no es sélo una sociedad sin estado, sino también una sociedad armonizada que expone a la gente a los estimulos proporcionados tanto por la vida rural como por la urba- na, a la actividad fisica y a la mental, a la sensualidad no reprimi-

También podría gustarte