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La heurística en la enseñanza de la geometría: el teorema de Ceva

Jorge M. López
Wanda Velázquez
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras

Luis Augusto Campistrous


Instituto Central de Ciencias Pedagógicas
Ministerio de Educación de Cuba

Resumen Este artículo presenta un ejemplo, interesante desde el punto de vista histórico y didáctico, sobre
una generalización novedosa del famoso Teorema de Ceva. La generalización extiende el resultado a po-
lígonos de un número impar de lados e involucra consideraciones sobre la convexidad de tales polígonos.
La heurística de la presentación tiene matices muy interesantes así como una riqueza abundante de temas
de “investigación” para los estudiantes en el área de la geomtría. Los programas de exploración geomé-
trica no solo sirven para generar “nuevo conocimiento” geométrico, sino también para plantear formas
heurísticas originales de apropiación del conocimiento por parte de los estudiantes. En efecto, los datos
aquí expuestos se “descubrieron” precisamente de esta manera.

Introducción
Hace varios años en conversación con Gene Klotz, actual director del famoso Math
Forum, él me advertía sobre la dificultad de reclamar novedad en resultados sobre la
geometría sintética. Ciertamente, la geometría, desde los tiempos de la antigua Grecia, ha
atraído la atención de decenas de cientos de matemáticos, geómetras y aficionados en ge-
neral. En efecto, es un tanto difícil encontrar algo nuevo bajo el sol en esta área del co-
nocimiento humano. Sin embargo, en este artículo describimos una generalización del
famoso teorema del epígrafe, el cual parece no tener realce significativo en la literatura,
aunque el mismo representa una generalización interesante y natural del resultado origi-
nal. En la bibliografía hacemos referencia a artículos que contienen parcialmente algunos
de los elementos de nuestro abordaje al tema, aunque a nuestro juicio, los mismos son
suficientemente diferentes como para ameritar la publicación de este artículo.
Para los autores de este escrito resulta muy significativo que el descubrimiento del re-
sultado en cuestión ocurrió en circunstancias vinculadas al empleo de recursos de com-
putadora para la exploración geométrica y para el desarrollo de la llamada “geometría vi-
sual”1. Muchas de las intuiciones geométricas básicas del ser humano emergen de
observaciones e impresiones visuales relacionadas con la apreciación de la profundidad,
la perspectiva, y las posiciones y velocidades relativas de objetos que se aprecian por un
observador en movimiento. Todo este bagaje intuitivo que traen los niños al aula tiene
una ingerencia importante en el estudio de la geometría plana (Kindt y de Lange 1982;
Goddijn, 1980.) A los autores de estas líneas nos parece francamente insólito que siendo
este el caso, el abordaje en el aula a la geometría en general, y a la geometría sintética en
particular, sea uno “estático” y formal. Cerramos esta breve sección introductoria
apuntando que los resultados aquí presentados forman parte varias actividades e

1
En nuestro caso hemos empleado el Geometric Sketchpad.
investigaciones desarrolladas en los centros CRAIM2 en apoyo de la docencia de la
geometría.

El teorema de Ceva
El teorema de Ceva, demostrado por Giovanni Ceva en 1968 y publicado en De lineis
rectis, asevera que los segmentos trazados desde los vértices de un triángulo a los lados
opuestos correspondientes son concurrentes precisamente en el caso en que el producto
de las razones de los lados tomadas cíclicamente es 1. Este resultado es sin duda uno de
los resultados más importantes de la geometría sintética del triángulo posterior al período
helenístico. Veamos un enunciado más detallado del resultado. Si en el triángulo ABC
(véase la Figura 1) se trazan segmentos3 desde los vértices A, B, C a los puntos X, Y, Z
en los lados opuestos correspondientes, entonces los segmentos AY, BZ y CX son
concurrentes sí y sólo sí

AX BY CZ
⋅ ⋅ = 1.
XB YC ZA

Z Y

A B
X

Figura 1

Hoy día, los segmentos que unen un vértice de un triángulo a un punto en el lado
opuesto (como los segmentos AY, BZ y CX de la Figura 1) se conocen como cevianas en
honor Giovanni Ceva. El teorema de Ceva es equivalente al teorema de Menelao de
Alejandría, inicialmente demostrado (para triángulos del plano y triángulos esféricos) por
este famoso geómetra de la antigüedad en el Libro III de su obra Sphaerica (y luego
redescubierto por Ceva quince siglos después). El teorema de Menelao dice que tres
puntos en los lados de un triángulo (o sus extensiones) están alineados sí y solo sí el
producto de las razones de los segmentos determinados en los lados por los puntos,

2
Centros Regionales de Adiestramiento en Instrucción Matemática, dependencia de la Universidad de
Puerto Rico bajo la dirección de Jorge M. López.
3
En este artículo, siguiendo una convención de mucha aceptación, PQ denotará indistintamente al segmento
comprendido desde P hasta Q (con una dirección implícita) así como la longitud de tal segmento. El
significado correspondiente se obtendrá fácilmente del contexto del discurso.
tomadas cíclicamente, es 1. En la Figura 2 se enuncia este resultado y se escribe
explícitamente la relación aludida4.

A X = 1. 61 cm
A XB = 4.7 3 cm
B Y = 9.3 6 cm
X C Y = 1. 18 cm
C Z = 1.3 9 cm
Z A = 3.7 6 cm
Z
( )( )( )
AX
XB

BY
CY

CZ
ZA
= 1.0 0

B
C Y

Figura 2

Como ocurre con otros resultados “centrales” de la matemática, hay una gran variedad
de demostraciones de cada uno de estos enunciados. Nosotros presentaremos una versión
“visual” de la prueba clásica (Coxeter y Greitzer, 1967), la cual sugiere la generalización
que más adelante propondremos para ciertos tipos de polígonos.
Ahora intentaremos ubicar al lector en el método de abordaje que lleva a la
“demostración visual” del Teorema de Ceva. Una vez los estudiantes están listos para
pasar al estudio de las actividades que llevan al teorema de Ceva, los mismos ya han
estado expuestos a toda una variedad de actividades heurísticas que les permite relacionar
ciertas áreas de triángulos a ciertos segmentos contenidos en sus lados. Un ejemplo de
esta situación se muestra en la Figura 3.

B
D C

Figura 3

4
Si tomamos en consideración las direcciones de los segmentos que constituyen los lados del triángulo, la
AX BY CZ
relación toma la siguiente forma de común uso: ⋅ ⋅ = −1 .
XB YC ZA
Inicialmente en la exploración, se incluye una recta que pasa a través de A y es paralela a
la recta que contiene los puntos B, C y D, para hacer más patente que las alturas de los
triángulos ABD y ACD son iguales. A esta situación se le introducen algunas variantes y
el estudiante termina comprendiendo que las áreas comparan como comparan las los la-
dos opuestos al vértice común A, es decir,

área (∆BDA) BD  área (∆ABC) BC 


= o = .
área (∆CAD) DC  área (∆ABD) BD 

Una variante importante de esta situación es la comparación de las áreas de triángulos


como los triángulos ABE y ACE de la Figura 4.

B
D C

Figura 4

Desde luego, en este caso, las áreas de los triángulos ABE y ACE comparan, de
nuevo, como los segmentos BD y DC (que no son sino proyecciones en la dirección de A
a D de los lados BE y EC.) En este contexto llamamos a los triángulos ABE y ACE los
triángulos “distantes” de los segmentos BD y DC respectivamente. Así pues, en este caso
(como en el anteriormente descrito en el que E = D) tenemos que la razón de las áreas de
los triángulos “distantes” coincide con la razón de los segmentos correspondientes, es
decir,

área (∆ABE) BD
= . (1)
área (∆AEC) DC

De este último resultado podemos concluir en el caso de la Figura 5 (a), los siguientes
resultados:

área (∆APC) AC' área (∆BPA) BA' área (∆CPB) CB'


= , = y = .
área (∆BCP) C' B área (∆CAP) A' C área (∆ABP) B' A

De una observación tan simple como esta se obtiene una prueba “visual” de la relación
del teorema de Ceva. En la Figura 5 (b) se han coloreado los tres triángulos distantes de
los segmentos determinados por los pies de las cevianas en los lados del triángulo.
C C

B' A'
B' A'

P
P

A C B
A C' B

(a) (b)

Figura 5

En el contexto de los colores, las relaciones entre las razones de las áreas -denotadas
simbólicamente por triángulos con los colores de la Figura 5 (b)- y las de los segmentos
correspondientes, se podrían representar como

Desde luego, el producto de las razones de las áreas esta dado por la evidente relación,

=1 .

De aquí se obtiene la relación del teorema de Ceva:

AC' BA ' CB'


⋅ ⋅ = 1.
C' B A ' C B' A

Además, está claro que aquí hay una cierta permutación cíclica de los triángulos que hace
que el producto se haga unitario. Es posible extender la definición de ceviana de un
triángulo para incluir todos los segmentos trazados desde un vértice a puntos en el lado
opuesto o su extensión. El teorema de Ceva sigue siendo válido con esta extensión de la
noción de ceviana (más adelante abundaremos sobre este punto).
Terminamos esta sección del artículo con una palabra de advertencia al lector. En el
caso del triángulo, como hemos visto, la relación de Ceva mencionada anteriormente es
necesaria para la concurrencia de las cevianas. Se puede constatar además que la condi-
ción es suficiente (poner referencia de Coxeter). Sin embargo, un análisis perfunctorio
del argumento para la suficiencia de la condición en el caso del triángulo muestra que el
mismo no funciona en el caso de los polígonos. Más adelante mostraremos el ejemplo de
un polígono convexo con cevianas no concurrentes, para las cuales se cumple la relación
de Ceva (el cual, dicho sea de paso, fue descubierto empleando los métodos heurísticos
aquí presentados.)
¿Qué dice el teorema de Ceva en el caso de los polígonos?
Al tratar de generalizar el enunciado del teorema de Ceva al caso de polígonos en el
plano hay ciertas dificultades que emergen inmediatamente. Por ejemplo, en el caso de
un polígono con un número par de lados no está claro el significado de la frase “lado
opuesto a un vértice”. En el caso de un cuadrado, si tomamos un vértice y eliminamos los
dos lados adyacentes al mismo, todavía quedan dos buenos “candidatos” para fungir
como el “lado opuesto” al vértice elegido. En el caso de un polígono de un número impar
de lados, digamos de 2n+1 lados, el lado opuesto a un vértice dado es claramente el lado
que “sobra” cuando contamos n lados a partir de un vértice en ambas direcciones de
movimiento (reloj y contra-reloj5.)
Por otra parte, a diferencia del caso del triángulo, no todos los puntos del interior de
un polígono de un número impar de lados resultan ser puntos de concurrencia de cevianas
del polígono. Por ejemplo, en la Figura 6 vemos dos pentágonos y puntos P y Q. El
punto P de la Figura 6-(a) es evidentemente el punto de concurrencia de ciertas cevianas
del pentágono trazadas desde los vértices. Sin embargo, no ocurre así con el punto Q de
la Figura 6-(b). En el caso de Q, existe sólo una ceviana del polígono que contiene a Q, a
saber, DD’. En este último caso, cualquier otro segmento trazado desde los vértices C, D
y E y que pasa a través de Q, corta necesariamente al lado AB y no es, por tanto, una
ceviana del polígono de acuerdo a la definición (ya que no corta el lado opuesto al vértice
de origen del segmento.)

D D

B' A'

C
C
E
E'
P E

C'

Q
A A
D' D'
B B

(a) (b)

Figura 6

Finalmente, como ilustra la Figura 7, si el polígono no es convexo para comenzar, enton-


ces podrían existir todas las cevianas sin que haya concurrencia. (En este caso, adverti-
mos al lector, la dificultad no es tan seria y a veces es posible extender los lados del polí-

5
En aras de la brevedad, describiremos un movimiento como “reloj” si ocurre en dirección a favor del
movimiento de las manecillas del reloj. Lo describiremos como “contra-reloj” si ocurre en sentido
contrario.
gono, así como sus cevianas para lograr la concurrencia –la cual, en este caso, ocurriría en
el exterior del polígono-.)

B'
E P

B
A

Figura 7

Así pues nos damos a la tarea de extender el teorema de Ceva al caso de polígonos con-
vexos de un número impar de lados. (Como veremos en los comentarios finales de este
trabajo, es posible formular otras generalizaciones del famoso teorema para acomodar
versiones más generales a la que aquí presentamos. Sin embargo, a nuestro juicio, la
nuestra es posiblemente la extensión más natural.) En la discusión que sigue ilustramos
las ideas discutidas en el caso de un pentágono (el primer polígono de un número impar
de lados que no es un triángulo), pero el lector podrá ver sin dificultad que la gran mayo-
ría de los argumentos son totalmente generales. (En caso de que el argumento sea carac-
terístico del pentágono, así se habrá de indicar.)
Atendemos primeramente el asunto referente a la determinación de condiciones que
debe satisfacer un punto interior del polígono para poder ser un punto de concurrencia de
cevianas originadas en vértices diferentes del polígono. Para esta discusión, como cues-
tión de pura conveniencia acuñamos la frase “conjunto completo de cevianas” para refe-
rirnos a un conjunto de cevianas que contiene exactamente una ceviana originada en cada
vértice del polígono. Así pues la pregunta es: ¿qué condiciones debe satisfacer un punto
interior del polígono para ser el punto de concurrencia de algún conjunto completo de ce-
vianas?
Supongamos pues que P es un punto de concurrencia de un conjunto completo de ce-
vianas. Claramente, como se puede apreciar en el pentágono de la Figura 8-(a), P tiene
que estar ubicado en el interior del triángulo “mayor” ACD inscrito en el pentágono, ya
que este triángulo contiene todas las cevianas trazadas desde A. De la misma manera, se
puede apreciar en la Figura 8-(b), que P también tiene que estar ubicado en el interior del
triángulo BDE, de suerte que P también está contenido en la intersección de los interiores
de ambos triángulos (es decir, los triángulos ACD y BDE). Así pues, P tiene que estar
ubicado en el interior del cuadrilátero FGHD ilustrado en pentágono de la Figura 8-(b).
Continuando de la misma manera con el resto de los triángulos mayores, vemos que P
tiene que ser un punto de la intersección de todos los interiores de los (en este caso cinco)
triángulos mayores del pentágono. El polígono en cuyo interior está ubicado P es un
polígono convexo (siendo la intersección de conjuntos convexos) y, en el caso en
cuestión, es claramente otro pentágono. Nos referimos al polígono definido de esta
manera como el “polígono de Ceva”. Así pues, un punto P es un punto de concurrencia
de un conjunto completo de cevianas si y sólo si es un punto del interior del polígono de
Ceva. (Hemos probado la necesidad de la ubicación de P en el interior del polígono de
Ceva; la suficiencia se prueba de manera análoga). En la Figura 9 se ha completado la
construcción del pentágono de Ceva (es decir, FGHIJ) y su interior en el caso ilustrado en
la Figura 8.

A' C
A' C D
D

B'
H

P
P B
B E
F G
E

A
A

(a) (b)

Figura 8

D
C

J H
P

G B
F
E

Figura 9

En la Figura 10 se muestran los polígonos de Ceva de dos heptágonos. En 10-(a) el


polígono de Ceva es un cuadrilátero mientras que en 10-(b) es un heptágono. En general,
dado un polígono de un número impar de lados n, el polígono de Ceva es un polígono de
k lados, donde k es un entero tal que 4 ≤ k ≤ n . Dos excepciones notables tiene esta úl-
tima regla, a saber, el caso del triángulo (para el cual el polígono de Ceva es el mismo
triángulo dado), y el caso del pentágono (en el cual el polígono de Ceva no puede ser un
cuadrilátero, es decir, k = 4 es imposible.) Dicho sea de paso, la hipótesis de convexidad
elimina la posibilidad de tener a un triángulo como polígono de Ceva (salvo, desde luego,
en el caso en que el polígono original sea un triángulo.)

(a) (b)

Figura 10

Desde luego, aún queda todavía la discusión del asunto del producto las razones del teo-
rema de Ceva. Ahora, esta discusión no es nada novedosa en vista del argumento pre-
sentado para el caso del triángulo, sencillamente es un poco más complicada por el nú-
mero mayor de lados de los polígonos bajo consideración. Denotamos por ABCDE al
pentágono que emplearemos para ilustrar la demostración; véase la Figura 11.
Comenzamos dibujando los triángulos distantes correspondientes a todos los segmentos
determinados por los pies de las cevianas en los lados del polígono (ver Figura 11.) En la
Figura 11 se muestran tales triángulos para el caso de los segmentos AD’ y D’B.
Sabemos que

área (∆APD) AD'


= , o simbólicamente,
área (∆BPD) D' B

B' A'

J I
E P C
F H
C' E'
G

A D' B

Figura 11
Repitiendo con todos los triángulos distantes se obtienen las relaciones simbólicas:

Es evidente que a medida que nos movemos desde A en dirección contra reloj, los co-
cientes de los segmentos correspondientes son iguales a las razones de las áreas de los
triángulos distantes correspondientes, y que el producto de las razones de las áreas es 1.
Simbólicamente:

=1

Sustituyendo las razones de las áreas por las razones de los segmentos correspondientes
(como en el caso del triángulo), se obtiene la relación de Ceva para el polígono, es decir,

AD' BE ' CA ' DB' EC'


⋅ ⋅ ⋅ ⋅ = 1.
D' B E ' C A ' D B' E C' A

Esto completa el argumento para nuestra generalización del teorema de Ceva a polígonos
de un número impar de lados.

Sobre lo que quedó en el tintero: observaciones curiosas, asuntos comprobados y


conjeturas pendientes
En esta sección discutimos (muy brevemente) varios asuntos referentes a observaciones y
conjeturas surgidas en nuestro grupo de trabajo, así como una revisión breve de la litera-
tura matemática sobre este tema.
(a) Sobre la relación de Ceva para las diagonales de un polígono
El teorema de Ceva describe una relación que es mucho más general de lo que apa-
renta ser si nos guiamos únicamente por el resultado expuesto anteriormente. Exponemos
aquí brevemente las ideas relevantes. Una diagonal de un polígono es un segmento que
une a dos vértices no contiguos del mismo. Por ejemplo, en la Figura 9, AC y CE son
diagonales del pentágono ilustrado. Si n es un entero impar y k es un entero de manera
que 1 ≤ k ≤ n / 2 , decimos que una diagonal del polígono de n lados es del tipo (n,k) res-
pecto a un vértice V si une los dos vértices del polígono que quedan a k “pasos” de V en
las dos direcciones alrededor del polígono que son posibles de elegir. El lector debe notar
que esta definición de “diagonal” incluye a los lados del polígono. Por ejemplo, en la
Figura 12 se muestran todas las diagonales (7,1) del heptágono ABCDEFG, a saber, AC,
CE, EG, GB, BD, DF y FA. También se muestra el polígono de Ceva para el heptágono y
un punto de concurrencia P en su interior. La figura muestra además “cevianas” dibuja-
das desde cada vértice hasta su diagonal correspondiente así como el cálculo del producto
de las razones que corresponderían a esta situación. Finalmente, hemos dibujado los
triángulos que corresponden a los segmentos de las diagonales (anteriormente llamados
“distantes”, pero que en este caso, no aparentan estar tan “distantes” de sus diagonales),
uniendo cada extremo de la diagonal al punto de concurrencia P y al vértice correspon-
diente a la diagonal. Invitamos al lector escribir la demostración a “colores” para esta
figura que muestra que el producto correspondiente es 1. Así pues, el lector puede apre-
ciar fácilmente que hay toda una “familia” de “productos” de Ceva para los polígonos
como los aquí descritos. Además, el lector podrá cerciorarse fácilmente que, en el caso
del heptágono, el teorema de Ceva presentado anteriormente, dice algo sobre las las
diagonales (7,3) y sus “cevianas” (nótese que en este contexto la diagonal (7,3) de un
vértice no es otra cosa que el lado opuesto al vértice en el heptágono).

( )( )(
AI
IC

CK
KE

EM
MG
)( )( )( )( )

GH
HB

BJ
JD

DL
LF

FN
NA
= 1.00

F
L
M D
K

G N P

J
C
H
I
A
B

Figura 12

En la Figura 13 se muestra un nonágono con un vértice (A) y un punto de concurrencia de


las cevianas (P) con las diagonales (9,1), (9,2), (9,3), (9,4) del vértice A, los pies de las
cevianas y sus triángulos correspondientes.
(b) Sobre la relación de Ceva y la condición de concurrencia de las cevianas
A diferencia del caso del triángulo, la relación de Ceva, en general no implica la concu-
rrencia de las cevianas el polígono. El resultado correspondiente para un polígono de un
número impar de lados diría que si la relación de Ceva se cumple para el polígono y n-1
de sus cevianas son concurrentes, entonces todas las cevianas concurren en un punto. (En
el triángulo la condición adicional es trivial.) Sin embargo, en el caso de un pentágono, si
se emplea el pentágono de Ceva con los puntos determinados por los pies de las cevianas
de las diagonales (5,1) –las cuales cortan los lados del petágono de Ceva en su interior-,
se constatará que la relación de Ceva se cumple sin que haya concurrencia de las cevianas
correspondientes. Dejamos al lector interesado la constatación de esta última asevera-
ción.
P P

A A

(9,1) (9,2)

P P

(9,4)
(9,3)

Figura 13

(b) Sobre la relación de Ceva cuando las cevianas concurren en un punto cualquiera
Los autores de este escrito no hemos encontrado en la literatura ningún plantea-
miento del teorema de Ceva para polígonos que siga los lineamientos aquí presentados.
El teorema original de Ceva fue planteado para puntos en el interior del triángulo, de ma-
nera que la discusión presentada es fiel al sentido histórico original del teorema. La dis-
cusión de la convexidad del polígono así como la definición del polígono de Ceva sólo
tiene sentido en tal contexto. Sin embargo, el teorema también admite generalizaciones
que incluyen el caso en que la concurrencia entre las “cevianas” ocurre en algún lugar ar-
bitrario del polígono o su exterior. Para ello es necesario definir “ceviana” como un seg-
mento trazado desde un vértice de un triángulo a un punto en el lado opuesto o su exten-
sión.

B D C

Figura 14
La relación general estudiada anteriormente sobre los triángulos distantes levantados
sobre un segmento, admite una generalización bastante bien conocida (Coxeter y
Greitzer, 1967). Veamos algunos de los detalles. En la Figura 14 vemos un par de
triángulos distantes levantados sobre un segmento AB como discutimos anteriormente.
En (1) tuvimos ocasión de ver la validez de la relación

área (∆ABE) BD
= . (2)
área (∆AEC) DC

Es posible extender convencionalmente la validez de esta última relación. Primeramente


acordamos que dado un triángulo ABC (véase Figura 14), elegimos una orientación posi-
tiva que corresponde al caso en que los vértices A, B y C se describen un movimiento
contra-reloj. La orientación negativa es la contraria. Así pues, si denotamos por (ABC)
el área determinada por los puntos A, B y C con el signo determinado mediante la
convención propuesta, entonces la relación (ACB) = -(ABC) siempre es válida,
independientemente de la orientación relativa de los vértices del triángulo ABC.
Tomando además la dirección de B a C como la positiva, entonces, la relación (2) es
válida independiente de la posición relativa de D respecto a B y C, y su demostración
funciona exactamente como en el caso discutido anteriormente. Siendo esta relación
válida, la demostración de la relación de Ceva permanece cierta aún cuando el punto de
concurrencia no quedase en el interior del triángulo (pero siempre y cuando no coincida
con uno de los vértices del triángulo para que las razones correspondientes estén
definidas.) Estos mismos comentarios también aplican a los polígonos discutidos en este
artículo.

(b) Sobre literatura referente al Teorema de Ceva


Finalmente, algunos comentarios sobre la literatura relacionada con este tema. En la
literatura existen generalizaciones del teorema de Ceva que se expresan en el lenguaje de
grafos y que incluyen algunos de los casos aquí discutidos; véase Lipman, 1960. En ese
artículo también se discute el caso de un polígono arbitrario y no se supone que el número
de lados sea impar. En el portal indicado en “The World of Mathematics” (Weissteins,
2003) se discuten otras versiones del teorema y sus vínculos con otros teoremas clásicos
como el teorema de Hoehn y el de Pratt-Kapasi. El abordamiento a través de
consideraciones de convexidad y la discusión sobre la concurrencia de las cevianas en el
interior de un polígono no aparece en ninguna de las referencias indicadas.

Conclusión
Este artículo presenta un ejemplo, interesante desde el punto de vista histórico y di-
dáctico de la forma en que se puede enriquecer la didáctica de la geometría con los pro-
gramados de exploración geométrica disponibles hoy día. Además, esta experiencia
didáctica permite la posibilidad de introducir la discusión de temas de “investigación”
matemática en la enseñanza de la geometría y promueve el desarrollo de una visión de la
matemática como una disciplina viva, en desarrollo constante y llena de interrogantes
interesantes. Finalmente, la experiencia didáctica con su heurística implícita, hace del
estudiante el principal protagonista en la gesta por la apropiación de su propio
conocimiento. En efecto, el conocimiento aquí expuesto se “descubrió” precisamente de
esta manera.

Referencias
Campistrous L. A., López, J. M. (Septiembre, 2001), La calculadora como herramienta heurística, Uno,
Revista de Didáctica de las matemáticas, vol 28, pp. 84-99, Graò, Barcelona

Campistrous L. A., López, J. M., “Geometría Dinámica”, (2002) Tesoros de la Matemática collection,
CRAIM, Department of Mathematics (notas inéditas sobre geometría dinámica)

Coxeter, H. S. M. and Greitzer, S. L. (1967) Geometry Revisited Washington, DC: Math. Assoc. Amer.
Goddijn, A. (1980), Lighting the Shadows, Vakgroep OW & OC, Freuthenthal Institute, the Netherlands
Kindt, M., de Lange J. (1982), Lesssons in Space Geometry, Vakgroep OW & OC, Freuthenthal Institute,
the Netherlands
Lipman, J., A Generalization of Ceva’s Theorem, The American Mathematical Monthly, Vol. 67, No. 2.
(Feb, 1960), pp. 162-163.

López, J. M., Didáctica y Tecnología, la enseñanza de la geometría tres siglos después de Euclides,
Innovaciones Educativas, Tecnología para la Enseñanza de las Matemáticas y las Ciencias, Tercera
Edición, 2002, pp. 9-11, Inglaterra, Cloud 9 Publishing Limited
Pedoe, D., “Geometry”, New York, Dover Publications, ISBN: 0486658120, 1988

Weissteins, E., “Cevas Theorem”, http://mathworld.wolfram.com/CevasTheorem.html, portal “The World


of Mathematics”, 2003

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