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Administración pública:
gestión ciudadana y conciencia colectiva
Clave:
37161203
Unidad 1
Los asuntos públicos
y el ejercicio administrativo
Sesión 1
Lo público y lo privado
Unidad 1. Los asuntos públicos
y el ejercicio administrativo
Sesión 1. Lo público y lo privado
Texto de apoyo
Índice
Índice ..................................................................................................................................................... 2
Introducción ........................................................................................................................................... 3
Estado, comunidad y administración pública ......................................................................................... 4
Lo público y lo privado ........................................................................................................................... 7
La relación público-privado en la administración pública ...................................................................... 15
Estado, participación ciudadana y globalización: los nuevos retos ...................................................... 21
Para saber más ................................................................................................................................... 24
Cierre................................................................................................................................................... 24
Fuentes de consulta ............................................................................................................................ 25
Introducción
El propósito de este módulo es que desarrolles aptitudes y capacidades que te permitan hacer frente a
los retos que se presentan en la práctica cotidiana dentro de las oficinas públicas mediante la
identificación del ethos profesional del administrador público. Para ello, definiremos administración
pública en dos sentidos: como actividad y como campo de conocimiento; a cada uno de los sentidos le
atañen problemáticas particulares.
El primer sentido es el que la distingue como el conjunto de organismos de carácter público, así como
de las personas que se desempeñan dentro de ellos, que están encargados de la gestión de los
asuntos del Estado y cuya principal misión es llevar a cabo el ejercicio del gobierno. El segundo es el
que se refiere a la Administración Pública (con mayúsculas), en tanto disciplina de las ciencias sociales
que congrega los conocimientos sobre las formas de organización, disposición de recursos y
relaciones dentro de los órganos públicos encargados de satisfacer los intereses colectivos.
Con base en estos significados, en esta primera sesión abordaremos administración pública (con
minúsculas), como una actividad vinculada a la determinación política de los asuntos que son del
interés de la comunidad, en específico la provisión de bienes y servicios públicos. Con este propósito,
identificaremos la función primordial que desempeña la administración pública en la relación entre el
Estado y la sociedad, así como en el adecuado desempeño de los gobiernos. Asimismo, plantearemos
la distinción entre las esferas pública y privada en cuya interacción se determinan elementos
importantes para la práctica de la administración pública.
En este sentido, la administración pública trata de hacer funcionar los mecanismos institucionales que
una colectividad ha considerado como necesarios para alcanzar mejores condiciones de bienestar y
desarrollo. La administración pública es, pues, el ejercicio del gobierno mediante los dispositivos y
estrategias de intervención con los que cuentan las autoridades para administrar los bienes y servicios
que demanda una colectividad.
Pero, ¿qué son los bienes colectivos y cuál es la importancia de la administración pública en todo
esto? Todos los individuos que viven en comunidad obtienen por sus propios medios algunos bienes
privados para satisfacer sus necesidades, como el alimento o el vestido. Pero también necesitan
bienes que no pueden obtener por sí mismos. Los “bienes públicos” son aquéllos que no pueden
dividirse o fraccionarse para que los usen las personas y que tampoco pueden ser excluidos de su
disfrute a nadie. Tales bienes pueden ser las señales de tráfico, las calles, el alumbrado o los parques,
pero también la seguridad, la ciudadanía, la moneda o los sistemas de pesos y medidas.
Dentro de los Estados operan los gobiernos, que son aquellas organizaciones de personas que
ocupan por un periodo determinado las instituciones que forman parte del Estado. En las democracias,
ese periodo está fijado por procesos de cambio a través de elecciones. En la actualidad los gobiernos
democráticamente elegidos son resultado de las preferencias manifestadas por el voto popular de los
miembros de una comunidad política. En una democracia, estos bienes son administrados por los
gobiernos bajo parámetros definidos políticamente por la colectividad. La comunidad política es el
conjunto de personas que se integra para tomar decisiones colectivas. A sus miembros se les
distingue como ciudadanos. A lo largo de la historia estas comunidades han variado en tamaño y
jurisdicción, es decir, en cuanto a quiénes pueden participar y cómo lo pueden hacer. En este sentido,
la historia de las democracias es en gran medida la historia de la ampliación de las comunidades
políticas. Por ejemplo, en la democracia ateniense (siglo V a. C.) solamente podían participar los
hombres propietarios y se excluía a las mujeres, los esclavos, los jóvenes y los inmigrantes. En la
actualidad, los únicos requisitos para adquirir la ciudadanía son los de residencia y edad.
En la determinación de los asuntos públicos es central el papel que tiene la ciudadanía. Las formas en
las que puede incidir en las estructuras de autoridad se desprenden del diseño de las instituciones del
Estado democrático moderno. El desarrollo de la ciudadanía implica el establecimiento de derechos
mínimos respecto de la autoridad, como el derecho a ejercer libremente el sufragio –lo cual implica
poder votar de manera informada y a conciencia, así como la posibilidad de competir por el voto si así
se desea–, y de las libertades básicas –expresión, propiedad, asociación, información–. El ejercicio de
la ciudadanía implica la posibilidad de que colectivamente se reconozcan y respeten esas reglas
mínimas de convivencia para lograr el desenvolvimiento en los espacios públicos. Estos espacios
funcionan como las arenas de expresión de las demandas de la sociedad hacia las instituciones del
Estado y las organizaciones del gobierno. Estas demandas son atendidas, en la actualidad, a través de
las políticas públicas, las cuales gestionan e instrumentan la administración pública.
En el contexto de las relaciones modernas entre el Estado y la sociedad, adquiere cada vez más
relevancia la estructura administrativa intermedia que se encarga de atender las demandas de la
sociedad. En la medida en que la administración pública es el brazo ejecutor del gobierno, es
responsable en parte de los resultados y las percepciones sobre el desempeño gubernamental en la
provisión y distribución de los bienes públicos. Pero estas cuestiones nos dejan aún un asunto por
entender: la relación entre lo público y lo privado.
Lo público y lo privado
La distinción entre los bienes colectivos en contraposición con los bienes privados permite trazar una
línea divisoria entre el ámbito de la vida pública y el de la vida privada. En el pensamiento griego, la
distinción entre lo público y lo privado estaba claramente diferenciado (Arendt, 1958; Habermas, 1989).
Había asuntos que recaían en la esfera privada, el oikos y había asuntos que recaían en la esfera de
lo público, el bios politikos. La vida política estaba claramente separada de la vida en el hogar. Lo
social eclipsaba lo público y lo privado.
En el espacio de lo público existe la posibilidad de ser visto y oído por otros, en la esfera de lo privado
se busca mantener un control y restringir el acceso de los demás. Pero, en la actualidad, la separación
física entre la esfera de lo público y lo privado se ha desdibujado. Las fronteras entre ambas son
permeables. Este fenómeno es central para entender el papel actual de la administración pública en el
ejercicio del gobierno democrático moderno. Cada vez fluye más información entre ambas esferas
haciendo que los límites entre lo público y lo privado se desdibujen y cambien constantemente.
Lo que nos deja ver el esquema anterior es la manera en que los límites entre la vida pública y la
privada son permeables. Las fronteras de lo público y lo privado son cada vez más porosas y, por lo
mismo, están sujetas a procesos de negociación y resistencia, que en términos de la administración
pública tienen incidencia en la ética profesional, la transparencia y el gobierno abierto.
WikiLeaks
Fuente: http://bit.ly/1Hbk5a4
1
WikiLeaks es una organización periodística internacional sin fines de lucro que se dedica a publicar información secreta y noticias de
fuentes anónimas sobre gobiernos, empresas y organizaciones con poder económico y político a nivel internacional.
El espacio público es, entonces, el escenario propicio para el ejercicio de la ciudadanía en un contexto
de relaciones dinámicas entre la sociedad y el Estado. Es un medio de inclusión e intercambio que
facilita la integración social y las exigencias de participación en los asuntos colectivos. Este espacio se
ha transformado al interior de los países –México incluido–, y cada vez está más integrado a través de
redes a nivel internacional. En él confluyen intereses y posturas sobre lo colectivo, por lo tanto, es un
espacio de expresión de la diversidad en la que se forman y coexisten opiniones plurales y diversas
sobre los proyectos que se plantean para llevar a cabo la vida en sociedad.
La fusión entre lo público y lo privado repercute en las decisiones de los gobiernos. Ahora lo privado
adquiere mucha mayor importancia en lo público como lo revelan frecuentes escándalos por parte de
gobernantes y funcionarios en muchos países. A continuación, veremos un ejemplo real en el que los
límites entre lo público y lo privado son protagonistas; posteriormente, reflexionaremos sobre sus
consecuencias para la administración pública.
2
En Inglaterra tienen un sistema parlamentario en donde el Poder Ejecutivo y el Legislativo recaen en un mismo órgano: el Parlamento. A
diferencia de México, pues aquí hay un Presidente y un Congreso de la Unión.
En mayo de 2009, el diario británico The Daily Telegraph comenzó a publicar información acerca de
los gastos declarados por miembros del parlamento. El diario había obtenido, gracias a una fuente
desconocida, un disco que contenía datos sobre los gastos de los parlamentarios, y a principios de
mayo comenzó a publicar algunos detalles que se dieron a conocer al público poco a poco, gota a
gota, en un proceso que duró varias semanas. Las revelaciones fueron escandalosas. Se convirtieron
en titulares de portada en todos los diarios nacionales y en la noticia principal de los programas de
radio y televisión. Rápidamente se produjo un escándalo político de grandes proporciones que provocó
respuestas públicas de indignación en un nivel pocas veces visto en la normalmente serena escena
pública de debate mediático de Inglaterra. La vergüenza crecía a medida que los detalles de los gastos
de los parlamentarios –desde lo trivial a lo intolerable– aparecían en las portadas de los diarios, y
muchas figuras políticas de alto perfil, partiendo por el vocero de la Cámara de los Comunes, Michael
Martin, se vieron obligadas a renunciar o a abandonar sus candidaturas para la próxima elección
general.
¿Cómo sucedió esto? ¿Por qué la revelación de los gastos de los parlamentarios dio pie a tal
indignación, a pesar de que en muchos casos ni siquiera violaban la ley y en otros los montos
declarados eran muy triviales en términos financieros? El gran escándalo de los gastos parlamentarios
que dominó los titulares en Inglaterra durante un largo periodo, entre fines de primavera y comienzos
del verano de 2009, y que generó una gran introspección entre las élites políticas británicas, es un
ejemplo clásico de un escándalo político moderno. Despliega todas sus características clave: la
repentina exposición al dominio público de actos o informaciones que hasta entonces los partidos
consideraban privados; la creencia generalizada de que estos actos involucran un elemento de
transgresión o incorrección; la condena a los actos en los medios y otras partes; reputaciones
dañadas, carreras acabadas, confianza minada. Sin embargo, este escándalo tuvo también un
componente distinto, provocado en parte por el gran número de individuos implicados en él. En el año
2004, una periodista llamada Heather Brooke comenzó a usar el Acta de Libertad de Información para
acceder al detalle de los gastos de los parlamentarios. Las leyes de libertad de información que han
entrado en vigencia en muchas sociedades occidentales en las décadas recientes son elementos clave
en el panorama emergente de las nuevas guerras de información, precisamente porque proporcionan
a los individuos y las organizaciones –incluyendo a los medios– un arma poderosa, garantizada por
ley, para exigir que se revele información guardada por otros, incluyendo al gobierno.
Heather Brooke tenía alguna experiencia en el uso de esta arma, debido a que antes había trabajado
en varios periódicos de Estados Unidos y había usado las leyes de libertad de información de ese país
para obtener datos sobre las prácticas de uso de recursos públicos de los políticos, pero en Inglaterra
se encontró con una amplia resistencia, en parte porque el Acta de Libertad de Información era muy
nueva y nadie sabía realmente qué permitía, y en parte porque había individuos en la Cámara de los
Comunes que se percataron del peligro e intentaron enérgicamente bloquear el acceso a la
información sobre los gastos de los miembros del parlamento. Incluso en mayo de 2007, los
parlamentarios aprobaron un proyecto de ley que eximía al parlamento del Acta de Libertad de
Información, aunque el proyecto nunca llegó a ser ley.
Se produjo una intensa lucha que tuvo lugar entre 2007 y 2008 para obtener acceso a este material, en
la que la Cámara de los Comunes, bajo la guía del portavoz Michael Martin, apeló contra una decisión
del Comisionado de Información para permitir la publicación del detalle de los gastos de 14 miembros
del parlamento. Esto llevó a un acuerdo para concertar una reunión especial de un tribunal de
información al cual se le encomendó decidir la disputa. El tribunal finalmente falló a favor del
Comisionado de Información. La Cámara de los Comunes apeló de nuevo en la primavera de 2008,
esta vez a la Corte Suprema, argumentando que dar a conocer los gastos sería una intrusión
injustificada en la vida de los parlamentarios, pero perdió el caso.
Muchos parlamentarios consideraban los detalles de sus gastos como un asunto privado, como
información a la cual ellos podían y debían restringir el acceso y evitar que otros la vieran; pero
cualquier derecho a la privacidad que alegaran en este tema estaba directamente en conflicto con el
reclamo de los demás, incluida Heather Brooke, de que ellos y el público tenían el derecho a saber
cómo se gastaba el dinero público obtenido a través de los impuestos. Al final el derecho a la
privacidad fue vencido por el derecho público a saber. Luego de esta derrota en la Corte Suprema en
2008, la Cámara anunció que publicaría, en julio de 2009, las declaraciones de gastos y los recibos
entregados por todos los miembros entre 2004 y 2008. Crearon para ello una unidad especial en la
Stationery Office para digitalizar todas las declaraciones y recibos.
Una vez que tuvieran formato electrónico, los documentos podían ser “corregidos” o editados para que
se eliminara la información considerada delicada. Sin embargo, no funcionó exactamente de esa
manera. ¿Por qué no? En parte porque una de las personas empleadas para trabajar en la edición de
las declaraciones de gastos —no sabemos quién, si era hombre o mujer— quedó tan horrorizada e
indignada con lo que había visto que decidió filtrarlo a la prensa. Como todo el material estaba en
formato electrónico, fácilmente se podía hacer y enviar una copia secreta. El informante contactó un
intermediario, un ex oficial del Special Air Service, llamado John Wick, cuyo trabajo fue encontrar un
periódico dispuesto a recibir este material a cambio de una suma: presuntamente 300 000 libras. El
Times y otros diarios declinaron la oferta, pero The Daily Telegraph lo compró en un monto no
divulgado, que se calculó en unas 120 000 libras –suma relativamente pequeña dada la naturaleza
explosiva de la información–.
Parte del trato alcanzado con The Daily Telegraph consistía en que publicaría detalles de los gastos de
todos los miembros del parlamento, no sólo los de más alto perfil, y que lo harían rápido. Así, desde el
8 de mayo de 2009, The Daily Telegraph empezó a publicar el detalle de los gastos, comenzando por
el Primer Ministro y su declaración de más de 6000 libras pagadas a su hermano por gastos de
limpieza; luego otros miembros del gabinete, seguidos por Cameron y los miembros del Shadow
Cabinet; después los diputados comunes y así sucesivamente, unos cuantos cada día, un lento goteo
de revelaciones dañinas fluía al dominio público, lo cual fue inmediatamente recogido por los otros
medios, que le dieron una enorme visibilidad mediática.
Algunas de las revelaciones más controvertidas tenían que ver con las declaraciones relativas al costo
de las hipotecas que se habían pagado y las declaraciones de compra, remodelación y amueblado
para más de una propiedad (a los parlamentarios les estaba permitido declarar ciertos gastos para
cubrir una segunda residencia cuando ésta era necesaria para llevar a cabo sus labores
parlamentarias, pero había muchos casos en los cuales la segunda casa era reasignada o “empleada
para uso particular”, permitiéndoles presentar gastos por más de una propiedad).
Otras revelaciones eran indignantes por motivos más bien simbólicos que financieros, la cantidad de
dinero involucrada era relativamente pequeña e incluso trivial, pero su valor simbólico era alto. Nada
muestra esto más gráficamente que la declaración hecha por Sir Peter Viggers, un “tory” rico que
representaba al distrito de Gosport, en Hampshire, quien declaró una cuenta de 1645 libras por una
“laguna típica”, que al dilucidarse mejor resultó ser una casa para patos flotante anclada en la laguna
cercana a su casa de campo, un excéntrico adorno paisajístico que pronto se convirtió en una
sinécdoque del disgusto del caso entero.
Las consecuencias políticas de estas revelaciones fueron tan dramáticas como inmediatas. El 20 de
mayo el vocero de la Cámara, Michael Martin, fue obligado a renunciar; el primer vocero despedido en
300 años. Pronto siguieron varias renuncias, y numerosos miembros del parlamento, laboristas y
conservadores, anunciaron que se marginarían de la siguiente elección general, incluido Sir Peter
Viggers. El partido laborista sufrió un duro golpe en las elecciones europeas a comienzos de junio,
resultando tercero con sólo 16% de los votos. Para los laboristas fue un desastre, pero los
conservadores tampoco lo pasaron muy bien, pues muchos votantes, consternados por lo que estaban
viendo, apoyaron a otros partidos, como el United Kingdom Independence Party (UKIP), que aboga por
el retiro de Inglaterra de la Comunidad Europea, y el British National Party (BNP), un partido
nacionalista de derecha que se opone radicalmente a la inmigración.
Este fue un escándalo político enorme y sus consecuencias resultaron muy serias, no sólo para las
carreras políticas de personas como Michael Martin, que fueron obligadas a renunciar o anunciaron
que se marginarían de la próxima elección, sino también para todos los grandes partidos políticos y
para el sistema parlamentario en general. ¿Por qué la divulgación de estos gastos causó tal revuelo y
tuvo tantas consecuencias de largo alcance?
Thompson, J. (2010, enero-junio). Los límites cambiantes de la vida pública y la privada. Comunicación
Social, 15, 11-42.
Este caso da cuenta de la transformación en las esferas público-privadas y de la manera en que esta
relación se ve afectada por la información que fluye de los medios de comunicación e impacta en la
forma en la cual la sociedad observa el quehacer de las instituciones de gobierno. La vida pública
actual se caracteriza por la irrupción en el dominio de lo público de información que antes se
consideraba privada. Esto es muy sintomático de los escándalos políticos que muestran una
transformación de las relaciones entre la vida pública y privada. Como estudiantes de Gestión y
Administración Pública conviene que reflexionemos al respecto de las siguientes cuestiones:
¿Qué aspectos de la esfera privada son importantes para las decisiones que se toman en el
gobierno?
¿La vida privada de los gobernantes debe ser mantenida alejada del escrutinio público?
¿Qué áreas de la vida privada de quienes integran la administración pública afectan la manera
en la cual se gobierna?
A continuación se mencionan algunos elementos que debemos recordar sobre lo público frente a lo
privado:
En cuanto al universo de la administración pública, éste es vasto. Abarca desde los funcionarios
electos, sus oficiales, los maestros, médicos y personal de los servicios públicos de salud, los
elementos de las fuerzas de seguridad, los funcionarios de los sistemas de recaudación y cobro de
impuestos, hasta personal de limpieza pública o de compañías paraestatales, así como los profesores
e investigadores de las universidades públicas, entre otros muchos grupos. En general, se puede
afirmar que la administración pública abarca prácticamente a todos los empleados (funcionarios o
servidores públicos) cuyas actividades se desempeñan dentro de las estructuras de gobierno sin
menoscabo de la diversidad de ámbitos jurisdiccionales. No obstante, todas estas personas tienen un
elemento en común. Lo que los identifica es que todos participan (o deberían participar) en la atención
y resolución de los problemas de la colectividad, es decir, de los problemas que son considerados de
orden público.
Determinar cuáles problemas son de orden público y que por lo tanto requieren de atención por parte
del gobierno y del aparato administrativo encargado de gestionar las políticas y programas, es
esencialmente un problema político que se define en otras esferas que van más allá de la
administración pública (Subirats et al., 2008).
Establecer los límites de lo público y lo privado no es sencillo. De hecho, existe una amplia discusión
en los campos de la economía, el derecho, la sociología, la filosofía, la medicina y hasta la genómica
con respecto a qué es público, qué es privado y qué es íntimo. No obstante, dentro del ámbito del
desarrollo profesional en las oficinas de gobierno, las personas también se enfrentan a situaciones que
ponen en cuestión la diferencia entre lo público y lo privado en el propio ejercicio cotidiano de sus
actividades (Lewis y Gilman, 2005).
Dada la importancia que tiene la identificación de los ámbitos público y privado para el desempeño de
las actividades profesionales del administrador público, diremos que: lo público es el ámbito de la vida
que está caracterizado por la libre accesibilidad de los comportamientos y decisiones de las personas
en su convivencia en sociedad, es decir que es un espacio definido en términos de la transparencia de
los actos que llevan a cabo las personas .
Para Ernesto Garzón, la delimitación de las esferas de lo público, lo privado y lo íntimo está
determinada por el campo de denotación de cada uno de los términos. Así, lo íntimo es el espacio
de plena autonomía individual que no requiere la intervención de terceros; es el ámbito de la
psicología de las personas, de sus pensamientos y de la formación de sus decisiones y de las
dudas que escapan a una clara formulación. En cambio, lo público está caracterizado por la
transparencia, es decir, por la accesibilidad de los comportamientos y las decisiones de las
personas en núcleos sociales, como por ejemplo cuando las personas ejercen un cargo de
autoridad; la publicidad de los actos públicos es lo que los convierte en un elemento del Estado de
derecho. Finalmente, el ámbito de lo privado se caracteriza por ser un ámbito en donde impera la
“transparencia relativa”, pero que comparte un mismo ámbito de interacción que lo público. Así, es
importante considerar que “la moral privada no es una moral diferente de la pública sino que ambas
son manifestaciones de una única moral” (Garzón, 2003, p. 18-19).
La principal diferencia entre ambas esferas es de espacio, no tanto de convicción. La diferencia está
representada por un continuo entre lo que corresponde a la esfera personal y lo que se adecua a las
exigencias jurídicas del comportamiento. De ahí que un rasgo de las actividades del orden público está
marcado por las consecuencias legales que éstas tienen. En este sentido, el punto medio entre lo
privado y lo púbico depende del ámbito de las responsabilidades legales que se desprenden de la
acción.
Más allá de la dificultad de trazar con claridad la distinción entre lo público y lo privado, en nuestro
país, a la acción de realizar el servicio público se le denomina función pública y está determinada por
el Título Cuarto de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos y por la Ley Federal de
Responsabilidades de los Funcionarios Públicos, la cual estipula que los funcionarios públicos son
sujetos de responsabilidad administrativa en el ejercicio del servicio público, y adquieren
responsabilidades y obligaciones en el ámbito de su desempeño profesional. Así, la administración
pública en nuestro país tiene por ethos el servicio público acotado por un marco legal específico.
En cuanto a la función pública que ejerce el gobierno, la administración de lo público refiere al conjunto
de actividades que se ocupan de la provisión de bienes públicos, es decir, de aquellos bienes que sólo
son asequibles a través de la organización colectiva, fundamentalmente respaldada en el Estado y las
agencias gubernamentales. Por definición, los bienes públicos no pueden ser provistos por particulares
debido al alto costo que les implicaría producirlos, tal es el caso de la seguridad, las carreteras o el
alumbrado público.
Más allá de la definición tradicional de los servicios públicos que proporciona el gobierno, podemos
considerar también el servicio público que proporcionan agencias no gubernamentales y algunas
empresas no lucrativas que se dedican a representar intereses públicos o a realizar trabajos
comunitarios o financiados total o parcialmente con recursos del erario. Podemos ubicar a una agencia
como pública a partir de lo siguientes criterios:
Lee los cuatro argumentos y contesta cada uno con “sí” o “no”. Trata de ser lo más espontáneo y
sincero que puedas. Después, responde las dos preguntas abajo señaladas.
1. Vas conduciendo un vehículo oficial hacia una reunión cuando te acuerdas que debes recoger
un paquete personal en una tienda que está cercana a la ruta por la que conduces, ¿lo
recogerías?
2. Un subalterno que es irresponsable y desagradable busca trabajo en el sector privado. Con tal
de deshacerse de esta persona, ¿le proporcionarías una referencia positiva?
3. Estando en el área de personal descubres que al nuevo miembro de la oficina del director
general (quien tiene apoyo para convertirse en el próximo subsecretario y con quien llevas una
buena relación) lo corrieron de su anterior empleo por consumir drogas en la oficina, ¿le das
cuenta de ello a su jefe)?
4. A través de negocios personales, conoces el valor de unos terrenos de un conocido que el
gobierno municipal considera expropiar para construir un campo deportivo para la comunidad.
La información ahorraría costos al erario y permitiría emplear los recursos para equipar mejor el
deportivo, pero tu conocido obtendría una menor ganancia. Como el interés público está en
juego con tu actividad profesional, ¿informarías en privado al presidente municipal?
Este ejercicio pone de manifiesto la elección moral –deber ser–, en el corazón del carácter moral que
inculcamos como buen comportamiento hacia otros, pero que en ocasiones no estamos tan dispuestos
a seguir en lo personal. Solemos diferenciar nuestros juicios morales cuando se trata de situaciones
familiares de cuando no lo son. Esto nos conduce a dilemas éticos no siempre fáciles de resolver. Las
situaciones desconocidas, la impersonalidad de organización y la tecnológica intensifican dichas
presiones. Este ejercicio ilustra las decisiones relacionadas a partir de:
Cada caso involucra una complejidad mayor en términos del desempeño profesional y la ética del
servidor público:
El primero de ellos, plantea una experiencia frecuente entre los empleados de cualquier organización
gubernamental, pero que por razones de las reglas sobre el uso de vehículos oficiales genera
inconvenientes que lejos de implicar un dilema ético representan faltas administrativas que ponen en
jaque lo correcto.
El segundo de los casos entraña un dilema de actitud personal, pero no necesariamente tiene un
carácter perverso con la organización; se trata más bien de un asunto que cae en la toma de la
responsabilidad frente a una opinión personal y el hecho de ser honestos con una persona sobre su
actitud.
El tercer caso ilustra una situación en la que se presenta un dilema de responsabilidad particular
asociada con el servicio público y la necesidad de mantener la reputación de una persona; es difícil la
decisión y sus implicaciones también lo son tanto para uno como para el otro en cuanto a la confianza
y el compañerismo, por ejemplo.
En el último caso, el dilema implica contraponer la obligación profesional y el interés público, pero en
donde puede surgir mayor confusión porque ambas opciones podrían caer en lo incorrecto. No hay
dilemas sencillos y menos cuando tenemos titubeos sobre nuestro comportamiento ético frente al de
los otros, como en el caso de la columna “¿Otros lo harían?”. ¿Qué tanto estamos dispuestos a tolerar
en otros las mismas vacilaciones éticas que nosotros presentamos?
Finalmente, cerraremos esta sesión con una reflexión sobre las transformaciones en la relación
Estado-sociedad y los retos que ello implica para la administración pública. A lo largo de la historia, la
relación entre el Estado y la sociedad se ha modificado constantemente. Del mismo modo, el concepto
de ciudadano ha variado a través del tiempo, desde su formación como ciudades-Estado con ámbitos
de incidencia muy acotados territorialmente y sociedades muy homogéneas, hasta la actualidad de un
mundo globalizado donde los Estados-nacionales son cada vez más interdependientes y sociedades
altamente diferenciadas y complejas que demandan cada vez más espacios de participación e
incidencia en todos los niveles de gobierno.
La idea básica del Estado es la de una organización política que administra un territorio y sus recursos
a través de órganos de gobiernos propios, soberanos y de manera independiente. En un principio, la
idea de que el Estado debía ocupar todas las esferas de “lo público” predominó en muchas ideologías
y enfoques sobre la administración pública que perseguían el desarrollo. En la actualidad, la idea de
que la sociedad es más abierta y plural, crea consciencia del espacio público como un lugar de los
ciudadanos para la creación y desarrollo de grupos políticos y sociales. Una esfera en donde conviven
formas de expresión y diferentes modos de pensar, y donde el Estado ha perdido un lugar
preponderante.
Por su parte, la ciudadanía es un atributo que se les da a aquellos individuos que mantienen una
relación con un Estado determinado y su sistema político, lo que le da un sentido de pertenencia y
compromiso con los asuntos colectivos. El ciudadano en las sociedades modernas es aquella persona
que con base en sus libertades y derechos constitucionalmente establecidos, y consciente de los
derechos de los demás, asume posturas activas de deliberación, análisis y argumentación sobre los
asuntos de la vida pública. Algunos instrumentos para expresar estas posturas son el voto y la
actividad político-partidista, pero también la participación en organizaciones sociales y asociaciones
civiles, la movilización, así como el escrutinio de las acciones del gobierno y la evaluación del ejercicio
del poder.
El ejercicio de la ciudadanía en la actualidad va más allá de apoyar propuestas por parte de las élites
políticas y pasa por la intervención directa en la formulación, evaluación e instrumentación de las
acciones de gobierno a través de los espacios institucionales que antes estaban reservados
exclusivamente para funcionarios públicos.
El espacio púbico estatal, como aquel en donde las autoridades legal y legítimamente
constituidas tienen la vigencia del interés público, y son las responsables de determinar metas,
cumplir plazos y manejar los recursos públicos mediante políticas públicas que definen el
sentido del ejercicio del gobierno.
El espacio público social, como el lugar de la articulación y organización de los discursos y
objetivos que persiguen los grupos sociales; es donde se da cause a la participación y
movilización ciudadana para defender intereses y plantear demandas.
Ambas esferas están relacionadas: en las democracias modernas, el espacio público es un referente
para ubicar la pluralidad ciudadana y destacar las formas diversas que adopta la acción colectiva. De
esta manera, la participación en lo público concierne a los grupos que representan intereses diversos y
que tienen presencia en la vida pública. Una manera de hacerlo es organizándose para reclamar la
atención de los gobiernos a fin de que sean resueltas sus necesidades mediante políticas públicas y
acciones concretas. A esto se le denomina participación ciudadana, y lo que persigue es influir en las
decisiones de la administración pública, aprovechando las ventajas y oportunidades que les da la
visualización mediática y su influencia en la opinión pública.
En el contexto de relaciones más inclusivas, el papel activo de la ciudadanía es más importante para
alcanzar los objetivos de progreso de las sociedades. La participación ciudadana es, en este sentido,
la manera en la cual los individuos se involucran en el espacio público tanto estatal como social, con el
propósito de incidir en las decisiones públicas.
Este ámbito de interacciones sociales más dinámicas también ha modificado el ámbito de regulaciones
del Estado que redefinen las funciones del mismo y el ámbito del gobierno, así como las obligaciones
de la administración pública, como por ejemplo, la injerencia de organismos internacionales en
distintos ámbitos de la política pública como el comercio de bienes y servicios, la competencia del
mercado, el respeto a los derechos humanos o el intercambio organizado de fuerza de trabajo. En este
sentido, la reforma del Estado que se ha dado en tiempos recientes ha estado encaminada a
restablecer la autoridad y planeación institucionales del aparato estatal, con el propósito de sostener
su capacidad de Estado frente a los cambios experimentados.
En este nuevo escenario, los administradores públicos se enfrentan al reto de tomar decisiones que
permitan un mejor vínculo entre el Estado y la sociedad, es decir, del ejercicio de gobierno y las
políticas públicas. Por lo mismo, la ética y el profesionalismo del administrador público se vuelven cada
vez más importantes en el buen desempeño democrático.
Commons Strategies Group, (2012). ¿Qué es el bien común? Bien público o privado [video].
Colegio de Licenciados en Administración del Estado de México (2015, 2 de junio). El perfil de
Licenciado en Administración en el Sector Público y Privado [video]. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=TWcRcSe-_q0
Uvalle, R. (2006). Ciudadanía, democracia y políticas públicas. México: UNAM.
Cierre
En esta sesión hemos identificado la administración pública como una actividad vinculada a la
determinación política de los asuntos que son del interés de la comunidad, principalmente en lo relativo
a sus funciones respecto de atender las demandas sociales, en específico las que tienen que ver con
la provisión de bienes y servicios públicos. En esta tarea, la intervención administrativa del gobierno
está determinada en gran medida por la interacción entre las esferas pública y privada, cuya
vinculación se ha modificado radicalmente en las últimas décadas. Los nuevos retos del administrador
público están marcados por una sociedad globalizada que demanda más espacios de participación por
lo que en años recientes se ha dado una expansión de lo público local hacia lo público global. Con
estas bases, en la siguiente sesión haremos una revisión de la disciplina de la Administración Pública,
sus enfoques y discusiones.
Fuentes de consulta