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TABLA DE DEMANDA: En economía se emplea esta expresión para significar la tabla que
contiene las diferentes cantidades de un determinado bien, que los compradores están dispuestos
a adquirir según cada precio distinto.
TABLA DE OFERTA: Con sentido equivalente a tabla de demanda, es la que contiene las
diferentes cantidades de un determinado bien, que los productores estarán dispuestos a vender a
cada precio distinto.
TABU: Palabra de origen polinesio que en su significación literal implica la existencia de algo
intocable que debe sustraerse al uso corriente. En las sociedades primitivas los tabúes constituían
reglas negativas de conducta cuya violación era sancionada con castigos.
TANTEO: Se designa como derecho de tanteo la facultad que por ley o costumbre jurídica tiene
una persona para adquirir algo, con preferencia a otros compradores y por el mismo precio. En el
tanteo, quien quiere enajenar una cosa no puede hacerlo sin ofrecerla previamente, en iguales
condiciones, a quien tiene el derecho de tantear.
TECNICA JURIDICA: El derecho es un objeto cultural y por lo tanto obra del hombre; en efecto,
son los hombres los que dictan las normas que han de regir la convivencia y también los que las
aplican. Ahora bien, como toda actividad humana, la formulación de normas jurídicas y su
aplicación a los casos concretos, puede también ser tecnificada, es decir, guiada por una serie de
reglas-las reglas técnicas- que prescriben un conjunto de procedimientos especiales, cuya
observancia permite un trabajo bien organizado y asegura resultados mas fructiferos.
TECNOBUROCRACIA: Capa dirigente formada por los empleados públicos y técnicos, que en el
ejercicio de sus funciones utilizan los órganos del estado como instrumento de su propio poder.
TECNOLOGIA INCORPORADA: Aquella que forma parte necesaria de equipos que son objeto de
contratos de venta o locación (incluyendo en este concepto la variante conocida como leasing), por
otro lado, incluye aquellos actos por los cuales se compromete asistencia de tipo administrativo.
TEMERIDAD PROCESAL: La temeridad es la conducta de quien sabe o debe saber que carece
de razón para licitar y, no obstante ello, así lo hace, abusando de la jurisdicción, o resiste la
pretensión del contrario. La conciencia de no tener razón es lo que condiciona la temeridad, pero
los jueces deben ser sumamente cautelosos y prudentes en la apreciación de esta circunstancia,
pues no cualquier supuesto de falta de razón es indicio de temeridad. Lo que se sanciona es el
espíritu emulativo, independientemente de que se cause un daño al adversario; se plantean
cuestione o se discute por la discusión misma, o se afirman hechos totalmente inexactos,
abusándose de la jurisdicción.
TENEDOR PRECARIO: Simple tenedor es aquel que detenta efectivamente una cosa pero
reconociendo en otro la propiedad. Es representante de la posesión del propietario, aunque la
ocupación de la cosa repose sobre un derecho. Será precario, cuando se adquiera por un abuso
de confianza. Lafaille expresa que el precarista, o sea, el detentador, no ejerce una posesión de
mala fe, ni viciosa; simplemente no posee, sino que, cambiando la causa possessionis, intenta
desconocer el carácter de poseedor que antes reconocía en otro.
TENENCIA: En principio, tenedor es aquel que sólo tiene el corpus (tenencia material de la cosa
reconociendo en otro el derecho de posesión) pero careciendo del animus que se requiere para
estar investido del derecho de posesión. Si hay animus de propietario (o de titular de los otros
derechos reales al que se le reconoce el carácter de poseedor) hay posesión; si no existe tal
animus, si sólo se tiene el corpus, hay simple tenencia. Es necesario reconocer que esta idea es
atrayente por lo simple y aparentemente clara. Por lo pronto, este animus aparece como un
elemento subjetivo: es la intención de poseer como propietario, usuario, usufructuario, titular de
una servidumbre activa. Pero esta intención es un estado de ánimo que como tal no puede tener
relevancia jurídica en tanto no se traduzca en hechos. Es pues la conducta del tenedor o poseedor,
la que revelara si se posee a uno u otro título. De esta forma, el animus possidendi, elemento
subjetivo, se transforma en elemento objetivo.
TENENCIA DE HIJOS: La separación de los cónyuges hace indispensable atribuir a uno de ellos
la guarda de los hijos. Para preferir a uno u otro, la ley y la jurisprudencia han tomado en cuenta
distintos factores, inspirándose, por encima de todo, en el interés de los propios menores. Por ello
mismo se ha declarado que aunque los cónyuges no hayan planteado en el juicio de divorcio la
cuestión de la tenencia, el juez al dictar sentencia puede pronunciarse sobre ella, estableciendo un
régimen que asegure el bienestar de los menores. Pero los jueces sólo pueden hacer uso con
suma prudencia de esta atribución, pues si los padres no han planteado el problema es porque
están de acuerdo con lo que consideran más conveniente para sus hijos; y mientras no haya
razones graves, ese acuerdo debe respetarse.
TENENCIA PROVISORIA DE LOS HIJOS: La sentencia de divorcio debe decidir a cual de los
cónyuges corresponde la tenencia de los hijo menores. Pero como normalmente la separación es
anterior o simultánea a la iniciación del juicio, es preciso atribuir a alguno de ellos la guarda,
mientras dura el proceso. Es éste un problema que el juez resuelve según las circunstancias del
caso y sobre la base de elementos de juicio y prueba sumarias.
TEORIA DE LOS DERECHOS ADQUIRIDOS: Se refiere a los efectos retroactivos de la ley. Esta
basada en la distinción entre derechos adquiridos y simples esperanzas. Derechos adquiridos o
simplemente derechos son aquellos que se han incorporado ya a nuestro patrimonio. Expectativas
o esperanzas (también llamadas, aunque no con tanta propiedad, derechos en expectativa) son
simples posibilidades de adquirir un derecho; se trata de algo no realizado y que, por lo tanto,
implica la contingencia de que se frustre.
TEORIA DEL ABUSO DEL DERECHO: Para esta concepción es menester distinguir ente uso y
abuso de los derechos. Sin duda procede afirmar con fuerza los derechos subjetivos porque de su
reconocimiento depende la dignidad de la existencia humana, vivida en la plenitud de su dimensión
personal. Pero no es posible dejar que los derechos subjetivos se desentiendan de la justicia o se
desvíen del fin para el cual han sido reconocidos, y se utilicen, en cambio, como armas de agresión
para que el titular de los derechos no puede ejercerlos en cualquier dirección, aun con un signo
nocivo, o sin interés para el. La libertad, que esta adscripta al ejercicio regular de los derechos, no
debe salirse de madre; no se la debe considerar como un fin absoluto, al que sea menester
sacrificar incluso al hombre mismo como lo exigían los ídolos fenicios. Si es legítimo el uso de los
derechos, no puede tolerarse su abuso.
TEORIA DEL ESTADO: La teoría del estado estudia el origen, evolución, estructura, justificación,
funcionamiento y finalidad del estado. Toma el fenómeno estatal tanto en su generalidad como en
su concreta realidad presente. Indaga así las condiciones permanente que presenta el fenómeno
estatal, en cuanto organización del poder o forma de agrupamiento político, y se detiene,
particularmente en la investigación de la realidad de la vida estatal que nos rodea. Estas dos
perspectivas de investigación científica del estado no son excluyentes.
*TEORIA FUNDAMENTAL DEL DERECHO: Parte de la filosofía del derecho que comprendería la
ontología y la lógica jurídicas. Tiene como misión, el esclarecimiento de la esencia de lo jurídico y
de los conceptos jurídicos básicos y constituye una investigación sobre la esencia de lo jurídico,
desde el punto de vista lógico y ontológico.
TEORIA GENERAL DEL DERECHO: Es una doctrina de orientación empirista, que surgió en
Alemania durante el siglo pasado, con la pretensión de ser una ciencia general del derecho, o en
otras palabras, una teoría general de la ciencia del derecho, destinada a sustituir a la filosofía
jurídica (como es sabido, la filosofía era considerada por los positivistas como anticientifica y, por lo
tanto, inútil y errónea). La teoría general del derecho fue calificada de "general", para diferenciarla
de las ciencias jurídicas especiales, pues mientras estas tenían por objeto el estudio de las
distintas ramas del derecho, aquélla era algo así como una ciencia general de dichas ciencias
especiales, es decir, una síntesis y generalización de los resultados obtenidos por estas
disciplinas. Y ese era el estudio más general que cabía hacer sobre el derecho. En conclusión, la
teoría general del derecho es una doctrina que se registra en la historia de la filosofía jurídica,
como un intento fallido de reemplazarla, que no tiene nada que ver con la llamada teoría
fundamental del derecho y por ende, con la división de la filosofía jurídica.
TEORIA GENERAL DEL PROCESO: Se sostiene que numerosos autores que constituyen una
tendencia mayoritaria dentro de la doctrina procesal, la imperiosa necesidad de construir una teoría
general del proceso, entendiendo por tal el conocimiento científico de los principios o conceptos
que son comunes a toda categoría de procesos o procedimientos. Presenta insalvables problemas
de contenido, ya que por el momento no se ha podido determinar cual sea; finalmente, una teoría
general es inteligible cuando existen teorías particulares la tesis de la unidad diferenciada y de la
teoría general del proceso partieron de la hipótesis crítica como reacción contra las teorías
dualistas o pluralistas; para sus partidarios era posible sostener la unidad conceptual del derecho
procesal sin sostener la identidad del proceso, y en consecuencia, se sostenía la existencia de un
derecho procesal y varios procesos o un derecho procesal general y varios derechos procesales
especiales. La identidad no es destruida ni por la variedad o peculiaridad legislativa procedimental;
ni por la adopción de principios estructurales antagónicos, etcétera.
Mas que una teoría general del proceso es concebible, en cambio, una parte general del proceso, y
hasta seria conveniente ?didáctica y científicamente considerado instituirla en forma orgánica e
indiscutida, comprendiendo las instituciones fundamentales la jurisdicción, la teoría de la acción y
la teoría de los principios formativos del proceso. Sin embargo, la sistematización de la parte
general del derecho positivo, se ha dicho, ha entrado en crisis, atribuyéndosele el ser formas
vacías de contenido.
TEORIA DEL DERECHO: Debemos establecer en primer término, que se hace aplicación de este
principio en las ciencias cuyo objeto es la conducta humana. Solo entonces estaremos en
condiciones de oponer las ciencias sociales a las ciencias de la naturaleza y ver en la Sociedad un
orden o un sistema diferente.
Para describir su objeto, ya se trate del derecho en general o de un orden jurídico particular, tal
como el derecho internacional o el derecho Nacional de un estado, la ciencia jurídica fórmula lo
que llamamos reglas de derecho.
Al igual que en la ley natural, la regla de derecho establece una relación entre dos hechos, pero
mientras en la ley natural hay una relación de causa a efecto, la causalidad no interviene en la
regla de derecho. El crimen no es la causa de la sanción; la sanción no es el efecto del acto ilícito.
La relación que existe entre los dos hechos resulta de una norma que prescribe o autoriza una
conducta determinada. Esta norma es el sentido que se da a uno o muchos actos que los hombres
han cumplido en el espacio y en el tiempo y a los que se denomina costumbre, ley, fallo judicial o
acto administrativo.
Una ciencia del derecho o una ética científica sólo pueden tener por objeto el derecho positivo o
una moral positiva. Dichas disciplinas describen normas positivas que prescriben o autorizan una
conducta determinada y afirman que en tales condiciones tal individuo debe conducirse conforme a
una norma dada.
Toda norma es la expresión de un valor, de un valor moral si se trata de una norma moral, de un
valor jurídico si se trata de una norma jurídica. Si comprobamos que la conducta de un individuo
corresponde o no a una norma positiva, emitimos un juicio de valor, pero tal juicio no difiere
esencialmente de una verificación de hecho (o juicio de la realidad), puesto que se relaciona con
una norma positiva y, mediante ella, con el hecho que la ha creado.
TERCERIA: Denomínase tercería la pretensión en cuya virtud una persona distinta a las partes
intervinientes en un determinado proceso, reclama el levantamiento de un embargo trabado en
dicho proceso sobre un bien de su propiedad, o el pago preferencial de un crédito con el producido
de la venta del bien embargado. El concepto enunciado comprende las dos clases de tercerías que
admite el ordenamiento procesal, o sea, las de dominio y las de mejor derecho. Las primeras
deben fundarse en el dominio de los bienes embargados; las segundas en el derecho que el
tercerista tenga a ser pagado con preferencia al embargante.
De lo dicho se infiere que la admisibilidad de la tercería, cualquiera sea su carácter, se halla
condicionada a la existencia de un embargo. En caso contrario no existiría interés jurídico que la
sustentase, pues en el supuesto de que en un proceso constituido entre otras personas la
controversia versara sobre un bien de propiedad del tercerista, la sentencia que en ese proceso se
dictara le sería inoponible y carecería por lo tanto de toda virtualidad para despojarlo de ese bien.
Si bien las tercerías tienen su mayor ámbito de aplicabilidad en los procesos de ejecución, ellas
son procedentes, en principio, en cualquier clase de procesos.
TERCERO: En derecho se usa la palabra tercero, para designar a toda persona ajena a algo, sea
una obligación, una convención, una relación jurídica, etcétera. Es que se supone que la
obligación, convención, relación, etcétera, se forma entre dos personas, respecto de las cuales
cualquier otra es una tercera persona. Con relación al acto jurídico, los terceros son las personas
extrañas al acto, es decir que no han concurrido a su formación, ni son sucesores universales de
las partes, quienes, como en seguida se verá, son asimilados a ellas. Entre los terceros cabe
distinguir por los matices que presenta su situación respecto del principio que se examina, los
sucesores singulares de las partes, los acreedores quirografarios de ellas y los terceros
propiamente dichos (penitus extranei).
TERCERO INDICADO: El pago debe ser hecho al tercero indicado, o adjectus solutionis gratia o
adjectus solutionis causa, cuando es quien ha sido señalado para percibir el crédito. El adjectus se
diferencia del mandatario porque éste tiene poder para recibir el pago, en tanto aquél está
simplemente investido de una cualidad para percibirlo.
TERCERO POSEEDOR: Por tercero poseedor se entiende toda persona que no esta
personalmente obligada al pago de la deuda y que ostenta actualmente la titularidad del dominio
del inmueble.