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Competencia Docente y relaciones interpersonales

Otra de las cualidades importantes que caracterizan la práctica docente


está referida a la competencia que el docente debe mostrar en las
relaciones interpersonales.

Entendiendo que el hecho educativo, es en sí un asunto de interelación


personal, la importancia de esta característica docente es crucial, en
concordancia con esto, MINEDU (2012) En el Marco del buen
desempeño docente, destaca la dimensión relacional del docente
afirmando que “La docencia es esencialmente una relación entre
personas que concurren a un proceso de aprendizaje, planificado,
dirigido y evaluado por los profesionales de la enseñanza. En este
proceso se construyen vínculos cognitivos, afectivos y sociales que
hacen de la docencia una actividad profesional de carácter subjetivo,
ético y cultural” (p. 12).

MINEDU (2012) también destaca la enseñanza se concretiza en


interacciones dentro del aula, al respecto dice:

El tratamiento del vínculo entre el docente y los estudiantes es


fundamental. La buena docencia requiere respeto, cuidado e
interés por el estudiante, concebido como sujeto de derechos.
Desde esta perspectiva, la enseñanza se configura mediante
interacciones concretas en el aula y la institución educativa,
especialmente entre docentes y estudiantes, e incluye el
desarrollo de procesos afectivos y emocionales, de tolerancia y
flexibilidad. (p. 12)

Sin embargo, las competencias relacionales deben trascender el espacio


de las aulas, es decir deben ser también exitosas en todos los ámbitos
de la vida social. En este sentido MINEDU (2012), concuerda con lo que
venimos expresando, “La construcción de vínculos no solo surge y se
desarrolla en el aula. Hay otros ámbitos en los que el docente requiere
proceder de la misma manera, como el de sus relaciones con la familia y
la comunidad, lo que amplía y enriquece el carácter relacional de la
docencia” (p. 13)

Las Relaciones con los estudiantes

García, Olvera y Flores (2007) resaltan la importancia de la


comunicación interpersonal e intermedia ya ella es la “característica del
ámbito escolar puesto que los participantes se relacionan cara a cara y
comparten cierta finalidad”

Por su parte, Santoyo, (1981), citado por García et.al. (2007), afirma que
“los alumnos y docentes son emisores y después perceptores de
mensajes y tienen como fin común su formación escolar en los distintos
niveles. El aprendizaje se da cuando existe un cambio de conducta
significativo que resulta de la interacción del emisor y el perceptor en el
intento por la apropiación del conocimiento”

García et.al. (2007), también destaca la importancia de que el docente


establezca un entorno favorable para la comunicación, al respecto dice:
“Crear el entorno necesario y formar esa conciencia en los docentes es
un reto en la vida diaria, fácilmente cae (la mayoría) en un juego de
palabras, lucha verbal y por supuesto, el docente como adulto domina la
situación pues el adolescente se sabe derrotado ante una autoridad”

Sin embargo, las relaciones interpersonales con los adolescente,


manifiesta una problemática que está relacionada con las
características propias de la inmadurez. En relación a esto García et.al.
(2007), afirma que:
(…) los jóvenes que por características de su edad manifiestan
constantemente injusticias y abuso a sus derechos como
estudiantes de una institución, discuten y argumentan muchas
veces sin razón o manejando sólo la parte de la situación que
les conviene, no es fácil un diálogo con respeto a las ideas
expresadas y menos aún la libertad para manifestarse. Si el
adulto, que es el docente, reflexiona acerca de esta situación y
cada vez que entabla diálogo con los adolescentes cobra
conciencia y control de sus frases verbales y actitudes
corporales, con toda la intención de atender la manifestación
expresada y revisando rápidamente el contexto en que se está
realizando, considero que se avanzará en ese proceso.

En cuanto a algunos principios que se deban considerar para mejorar la


interrelación con los estudiantes, García et.al. (2007), propone:

La comunicación cordial, de entendimiento y tolerancia debe


procurarse en las aulas, el docente deberá ser perceptivo a la
razón de enojo o disgusto de quien le aborda en tal estado
emocional, de otro modo la mente del joven trabajará con un
distractor que impedirá se involucre en el trabajo del aula, el
motivo de su presencia en una institución educativa. La
comunicación contradictoria y el monólogo son un problema
con los adolescentes pues los dobles mensajes desconciertan
al que recibe información provocando poca credibilidad o
angustia, generan confusión y provocan reacciones de
indisciplina, preocupación de todos los que participan en los
centros educativos.

Frente a esta problemática Dobson, (1976) citado por García et.al.


(2007), propone que el docente está llamado a negociar y propiciar la
reflexión con sus alumnos, en este sentido afirma lo siguiente:
(…) si bien no podemos satisfacer todos los requerimientos y
demandas de los adolescentes, se requiere priorizar, negociar
y tomar decisiones, esa será la verdadera labor del docente,
favorecer el desarrollo de estos procesos reflexivos en el aula,
dentro de una convivencia armónica. Los estilos de
comunicación breves, explicativos y cordiales son los que
mejores resultados presentan en la interacción maestro-
alumno.

Vieira (2007), por su parte, recomienda que el “docente debe evitar


actitudes ineficaces que obstaculizan la comunicación. En las aulas,
encontramos con frecuencia a profesores con características diferentes
que adoptan distintos estilos de comunicación, muchas veces en función
de las situaciones y de los alumnos que tengan delante. Por otra parte,
el profesor se enfrenta a las actitudes de comunicación de sus alumnos,
que también influyen en su forma de estar y de interactuar con ellos.

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