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El péndulo de Macri

Por Salvador Di Stefano

El presidente opto por la receta antiinflacionaria, suba de tasas, dólar bajo y trabajar para bajar la
inflación en el año 2018. Atrás quedaron las expectativas de suba del dólar, subió el riesgo país, y
las privatizaciones pueden animar a la bolsa. El país difícilmente crezca el 3,5% en 2018.

El presidente Mauricio Macri forzó una conferencia de prensa el 28 de diciembre pasado, avalando
al equipo económico a cambiar la meta de inflación y soltar el tipo de cambio, en dicha
conferencia el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, tuvo una actuación deslucida,
pero como todo militante dijo presente, y se sometió a la crítica pública.

En este contexto los mercados auguraban un tipo de cambio mucho más elevado y una tasa más
baja, lo que le daría oxígeno al crecimiento económico del país. Todo hacia presumir que nacía una
nueva etapa económica, y que era muy probable que el presidente del Central, podría dar un paso
atrás y ser reemplazado en el cargo.

Sobre el fin de semana pasado, Macri tuvo una larga charla telefónica con Sturzenegger. Las
directivas fueron claras: Volvamos a combatir la inflación duramente, nada de baja de tasas. Luego
del reajuste de metas se esperaba un tipo de cambio mucho más elevado y una tasa más baja, que
daría oxígeno al crecimiento. No ocurrió: Macri parece haber regresado a una política dura
antiinflacionaria.

En los mercados, el día 27 de diciembre el dólar estaba en $ 18,45, el jueves pasado estaba en $
18,65 y bajando. La tasa de corto plazo bajo del 28,75% al 28,0% anual, las lebac a corto plazo
rinden el 27,2% anual, cuando antes de fin de año rendían el 29% anual. En resumen, poco cambio
en materia financiera.

En este péndulo económico, está claro que en el gobierno hay dos formas de ver la realidad
económica. Para el presidente del Banco Central lo prioritario es bajar la inflación. Para el equipo
económico la prioridad es el crecimiento.

Por fuera de estas posturas hay muchos economistas que plantean un cambio radical del plan
económico, un tipo de cambio más elevado, por encima de $ 20,00, que le daría una mejora de
competitividad a la economía argentina, mejorando exportaciones y limitando la salida de dólares
vía importaciones y turismo en el exterior.

Por ahora, y solo por ahora, el péndulo se posó sobre el Banco Central, que no viene mostrando
buenos logros. La inflación del año 2017 fue del 24,8% anual. En el primer semestre del año 2017
la inflación fue el 11,8% y en el segundo el 11,6% esto habla a las claras que se cortó el proceso de
desinflación de la economía. Para el año 2018 la meta es del 15% anual, y los mercados no ven una
inflación menor al 20% anual, las paritarias serán la prueba de fuego.
En los primeros días del año el gobierno logro capturar en los mercados mundiales U$S 9.000
millones, esto llevo a las reservas a los U$S 63.902 millones, lo que le da un poder de fuego al
Banco Central para contener cualquier corrida cambiaria. Con esta suba de reservas el tipo de
cambio de equilibrio bajo a niveles de $ 17,20, esto no implica que el dólar baje a dicho nivel, pero
augura que estará en precios congelados por un buen tiempo.

El campo sufre una seca terrible, se espera una cosecha de 52 millones de toneladas de soja y 39
millones de toneladas de maíz, y todavía no sabemos si puede ser menos, se perderían unos 5,7
millones de toneladas de soja y 4 millones de toneladas de maíz, hasta ahora el precio de ambos
productos no suben por la abundancia de mercadería a nivel mundial, si a esto le sumamos un tipo
de cambio bajo, no esperemos del campo nada para el año 2018.

El campo sufre una seca terrible, se perderían casi seis millones de toneladas de soja y cuatro de
maíz, si a eso le sumamos un tipo de cambio bajo, no esperemos nada del campo para el 2018. El
gobierno apuesta por tasas altas, dólar bajo y un déficit fiscal del 3,2% del PBI, para llegar a este
resultado ha lanzado un ambicioso programa de privatizaciones y ventas de inmuebles del Estado.

En materia de privatizaciones se pondría a la venta Transener la empresa que cotiza en bolsa y


transporta la energía de toda la Argentina, una porción de acciones de Central Puerto y dos
empresas energéticas de Santa Fe y Buenos Aires, por todo esto podría recaudar U$S 1.100
millones, y podrían venir más ventas. Se están vendiendo a buen ritmo terrenos en manos del
Estado, en especial en Capital Federal. Se procederá a la venta de inmuebles en el exterior, las
embajadas tienen propiedades muy costosas y serán vendidas para luego alquilar. Todo es bueno
para bajar el déficit, pero recordemos que lo importante es bajar el déficit con flujo de fondos
corrientes, no con ingresos extraordinarios, de lo contrario la semejanza con los años 90 será
inevitable.

El jueves se conoció en el mercado la baja en la calificación de Brasil, que paso a menos BB, esto
está impactando en el mercado de títulos públicos. Brasil no logra privatizar Electrobras, tiene
problemas con la reforma previsional, y el déficit fiscal no baja lo suficiente. Esto trajo como
contagio una caída en los títulos públicos argentinos. El bono a 100 años está a la par, cuando hace
un tiempo atrás valía un 10% más, su tasa de retorno es el 7,1% anual, neto del impuesto a la
renta financiera queda en el 6,04% anual. No es una mala tasa para los tiempos que corren.

La bolsa está a punto para una toma de ganancias, sin embargo, empresas como Transener
seguirán muy demandadas en el marco de la probable venta de acciones del Estado, al igual que
Central Puerto. La suba en el precio del petróleo hace más atractiva a Petrobras e YPF. La suba de
tarifas de gas le pone atractivo a las gasíferas cotizantes. Es cierto que la bolsa subió mucho, pero
nos vamos a tener que acostumbrar a un mercado más selectivo.

Conclusión

Hemos vuelto a la bicicleta financiera, tasa elevada, dólar bajo, durísimo ajuste fiscal. La economía
sigue estancada, el consumo perdura bajo, los precios son 2018 y los salarios 2017.
La reforma laboral entro a boxes, y hasta tanto no se acuerden nuevas paritarias la economía no
mostrara mayor consumo, en el marco de fuertes subas de tarifas públicas, impuestos provinciales
y tasas municipales que ponen a la defensiva al consumidor.

En este escenario, con el campo con menos cantidad y menos precio, es imposible crecer en el año
2018 el 3,5% anual, habrá que ir recalculando, y ver donde se posa el péndulo de Mauricio Macri
cuando los resultados no aparezcan. Incertidumbre es la palabra más usada este verano.

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