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ORACIÓN

Yo ya no rezo a un Dios extraño y lejano, no hablo tembloroso a un Señor


magnífico,

Yo te rezo a Ti, que siento en mí y en cada cosa;

te hablo a Ti que no tienes nombre y aún así eres con tantos nombres
invocado.

Obro en Ti, contigo, para Ti que eres yo,

y más que yo mismo.

Te amo en Ti y, por Ti, que eres yo, yo y Tú somos ellos.

Que este amor inunde el mundo y despierte

en todo lugar

a nuestros hermanos que duermen.

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