Está en la página 1de 44
I. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA Et Estapo es una entidad compleja. Esta constatacion nos pone frente a un problema, no a una solucién. Su anilisis, como en cualquier otra labor te6rica, reclama la btisqueda de elementos simples y esenciales, para desde allf incorpo- rar nuevos elementos que vayan reconstruyendo la comple- jidad del objeto de estudio. De entrada, por tanto, habria que sefalar que enten- demos que el Estado es mucho mas que dominio de cla- ses. Pero esencialmente es dominio de clases. El Estado es mucho mas que condensacion de relaciones de poder, pero fundamentalmente es la condensacion principal de las relaciones de poder. En fin, que el Estado es mucho mas que coerci6n. Pero es principalmente violencia concen- trada. En la exposicién que sigue enfatizaremos aquellos ele- mentos simples, pero que consideramos definitorios, mu- chos de los cuales tienden a diluirse, desjerarquizarse o perderse de vista en la reflexién, ante la complejidad del problema.! Estapo Y PODER POLITICO Dentro del sinntmero de particularidades del Estado exis- ten por lo menos tres que sintetizan su importancia en la moderna sociedad 'capitalista: ' Concuerdo con David Held cuando sefala —discutiendo con Gid- dens— que “el Estado moderno se desarroll6é en parte como respuesta a las demandas de articulaci6n y proteccién de una gama de derechos e intere. ses que no pueden reducirse a las cuestiones de la propiedad y las relacio- nes de clase”. Pero creo que Giddens apunta a un asunto central cuando sefiala —citado por Held— que el “Estado capitalista” est “sumergido” en relaciones de clase. Véase D. Held, “Ciudadania y autonomfa”, La Politica, nim. 3, Paidés, Barcelona, octubre de 1997, pp. 61-63. 19 20 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES a) Es la tinica institucion que tiene la capacidad de lograr que intereses sociales restringidos puedan presentarse como intereses de toda la sociedad. Esta tarea no la alcanzan instituciones tan importantes en la organiza- cién societal moderna como las iglesias, los medios de comunicaci6n, las corporaciones empresariales, los partidos politicos, los sindicatos, ni ninguna otra, salvo el Estado. b) El poder se reproduce en y desde todos los rincones y vasos capilares de la sociedad, siendo el Estado el cen- t tro del poder politico, la condensacion en donde todas Pr, las redes y relaciones de poder encuentran su niicleo de Culr ns yy» articulacion. “c) Las sociedades no sdlo producen, sino que también se reproducen, en el campo material, social, politico e ideo- légico, y es el Estado la entidad que desempefia el papel fundamental en este proceso. Los tejidos funda- mentales que generan la reproduccién societal estan atravesados por las funciones estatales. Estas tres caracteristicas ponen de manifiesto que nos estamos refiriendo a una entidad particular y de vital impor- tancia en la organizaci6n societal capitalista moderna. Cuando hablamos de Estado se hace referencia a elemen- tos diversos, tales como: © un conjunto de instituciones; © personal que administra y labora en esas instituciones; ¢ leyes, normas y reglamentos; una particular condensacién de la red de relaciones de poder, dominio y fuerza que atraviesan a la sociedad. Los tres primeros elementos nos ponen frente al Estado “visible”, esto es, a los aspectos mds al alcance del analista y del observador comun. El Ultimo, por el contrario, nos remite a la realidad mds oculta, a aquella que necesita ser develada: el Estado “invisible”. Sin embargo, es éste el que termina por darle significacion al anterior. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 25 La presencia de instituciones, personal, leyes y normas que organicen la convivencia humana en sociedad puede ser una exigencia marcada por la complejizacién de la vida societal. Pero sélo cuando esta tarea esté atravesada por fun- ciones de dominio de clases sociales es que hablamos de Esta- do. Lo especifico y esencial del Estado es por tanto la fun- cién del dominio de clases.? La sociedad como un espacio de fuerzas Las sociedades capitalistas constituyen espacios de fuerza, territorios en donde se crean y se despliegan fuerzas socia- les, resultado de la presencia y articulacién de clases so- ciales confrontadas. El mismo proceso que permite la reproducci6n material de la sociedad gesta la reproduccién de los agrupamientos humanos propios de la forma capitalista de organizacion societal, esto es, las clases, fracciones y sectores sociales, que expresados de manera concentrada nos refieren al capi- tal y al trabajo. Generar fuerza para el logro de los intereses sociales con- tradictorios 0 complementarios de los agrupamientos humanos constituye una necesidad primaria y fundamen- tal. La explotacion s6lo es posible en un campo de dominio y fuerza. Acotar la explotacién, reducir sus aristas ma! agresivas —y mucho mas, desterrarla— implica a su vez generar y acumular fuerzas. Todas las actividades sociales expresan una aguda lucha de intereses sociales, a veces des- plegada a la luz del dia, otras, soterrada y oculta. El poder 2 La distincién entre funciones técnicas y administrativas (que operen sobre cosas) y funciones politicas de dominio (sobre agrupamientos humanos) da elementos para comprender el significado de la tesis de la “extincién’” del Estado, la que refiere al fin de esa segunda funcién y no necesariamente a las primeras. 3 “La produccién capitalista [...] bajo su aspecto de proceso conectado y continuo, no sélo crea mercancias y plusvalor, sino que produce y repro- duce la propia relaci6n del capital: ‘por un lado, el capitalista; por el otro, elasalariado’.” G. Therborn, ¢Cémo domina la clase dominante?, Siglo XX1, México, 1979, p. 162 (cursivas en el original). 22 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES termina desplegandose hacia los mas diversos rincones so- cietales. Pero la red de relaciones de fuerza y de poderes que atravie- san el conjunto societal, alcanza densidades diversas y espect- ficas y se concentra en espacios particulares, siendo el Estado la densidad y la concentracion de fuerzas fundamental. Hablamos de Estado entonces para referirnos a una con- densacion particular de las redes y relaciones de fuerza en una sociedad, que permiten que se produzcan y reproduz- can relaciones de explotacién y dominio. Desde esta perspectiva, el Estado sintetiza intereses sociales particulares y expresa el poder de determinados agrupamientos sociales, el de las clases dominantes, por sobre los intereses de las clases dominadas. El Estado capi- talista es siempre un Estado de clases. Esto se contrapone a las visiones contractualistas del Estado, en donde éste seria el resultado de una cesién de soberan{a por parte de los miembros de la sociedad, lo que permite que del estado de naturaleza y de la no politica se ingrese al estado de la poli- tica y de la raz6n.‘ El Estado, en las diversas variantes de la visi6n contractualista, se presenta asf como un representan- te general, el Estado de todos. Esta, como veremos, consti- tuye una vision ilusoria, que encuentra apoyos en elemen- tos reales de cémo se constituye la sociedad capitalista y la politica en particular. Ex Estapo cCoMO COMUNIDAD ILUSORIA ¢Qué hace posible que siendo una condensacién de relacio- nes que expresa de manera privilegiada los intereses socia- les de las clases que dominan, ligadas al capital, el Estado pueda presentarse como el Estado de una comunidad, 4 Una apretada pero sustanciosa exposicién de las bases de las teorfas contractualistas puede verse en el ensayo de Norberto Bobbio “El modelo iusnaturalista’, en el libro de N. Bobbio y M. Bovero, Origenes y fundamen- tos del poder politico, Grijalbo, México, 1990. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 23 como el Estado de todos? ¢Qué hace posible al Estado velar u ocultar su caracter de clase?> La ruptura entre economia y politica Una caracteristica de la sociedad capitalista es la ruptura qué présénta entre los procesos econdémicos y los politicos. La-compra-venta de la fuerza de trabajo, su utilizacion y explotacién aparecen como procesos que se rigen por una légica ajena a coacciones extraeconémicas, esto es, al Esta- do: Una vez establecida hist6éricamente la separacion entre los trabajadores y sus medios de subsistencia, proceso que se realizé de manera masiva por mecanismos politicos vio- lentos, esta separaci6n parece reproducirse regida por su propia légica, sin la injerencia de factores politicos. Los obreros se presentan a las fabricas sin requerir de una coac- cin politica. La necesidad de subsistencia los lleva a ello, al no contar mas que con su fuerza de trabajo. De esta forma la economia parece funcionar regida por sus propias reglas y se presenta con autonomia respecto de los procesos politicos. La politica, a su vez, se presenta des- ligada de la economia, como un proceso independiente y auténomo. El Estado capitalista, su principal cristalizacién, se nos muestra por ello ajeno a la explotacion y a la repro- duccion de las clases. Es mas, en su representacion clasica, el Estado capitalista democratico las diluye y atomiza. El Estado capitalista aparece como el resultado de un pacto entre individuos que deciden delegar soberania a fin de encontrar condiciones de convivencia en sociedad.° Mas 5 En el mismo sentido, Paschukanis se pregunta: “¢Por qué la domina- cion de clase no sigue siendo lo que es, es decir, el sometimiento efectivo de una parte de la poblacién por otra? ¢Por qué adquiere la forma de una dominacién oficial estatal o —lo que es lo mismo— por qué el aparato coercitivo estatal no ha sido creado como aparato privado de la clase dominante, sino que se separa de ella, adquiriendo la forma de un aparato anénimo del poder publico separado de la sociedad?”, citado por J. Hirsch, El Estado nacional de competencia, uam-Xochimilco, México, 2001, p. 13. © Remitimos al texto de Bobbio, “El modelo iusnaturalista”, op. cit. 24 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES atin, la condicién ciudadana se sustenta en una perspectiva individual, que encubre los entramados y las relaciones cla- sistas que ligan la suerte social de unos agrupamientos humanos con otros. “El capital —sefiala Holloway— vive gracias a que rompe la totalidad de nuestra existencia en frag. _aparen- “temente intemporales, ahistéricos.”7 En el campo politico, el principio politico de la ciudadanfa: cada cabeza un voto, termina por dar forma a la idea de igualdad politica entre los hombres, desligandolos de las raices econémicas y sociales diferenciadas en que se reproducen y relacionan. En definitiva, la condicién ciudadana oculta que los hom- bres forman parte de clases sociales interrelacionadas, en donde es la condicién de desigualdad la que prevalece. El imaginario de igualdad sélo puede sostenerse, entonces, a condicion de fragmentar la existencia social, autonomizan- do la politica y desligandola de la trama econémica y social. Politica y economia se mueven en el capitalismo en una permanente tensi6n, pero con predominio, en condiciones jnormales, del imaginario de un Estado de todos. El Estado | puede exponerse as{ como una entidad que busca el bien | comin y no el de unos pocos. Mas que expresar el reino de _ la fuerza, el Estado capitalista se enmascara como el reino de la razon.’ El Estado, en definitiva, aparece como la expresi6n de una comunidad de iguales, la comunidad de los ciudadanos. Romper con esta ilusién-realidad es una de las tareas del andlisis y de la reflexion. 7 ¥. Holloway, “El Estado y la lucha cotidiana”, Cuadernos Politicos, nim. 24, abril-junio de 1980, p. 12. 8 Una lticida exposicion de estas polaridades en la vision estatal se pue- de ver en el ensayo de Norberto Bobbio, “Marx, el Estado y los clasicos”, en el libro Norberto Bobbio: el fildsofo y la politica, antologia preparada por José Fernandez Santillan, Fondo de Cultura Econémica, México, 1996. Atilio Borén enfatiza la funcién ideol6gica del planteamiento hegeliano “al presentar al Estado [...] burgués [...] como la esfera superior de la eticidad y de la racionalidad, como el ambito donde se resuelven las contradiccio- nes de la sociedad civil”, aspecto fundamental, a decir de este autor, para cuando la burguesfa “se lanz6 a construir su hegemonja”, “Filosofia politi- ca y critica de la sociedad burguesa: el legado te6rico de Karl Marx”, en La filosofia politica moderna. De Hobbes a Marx, A. Borén (comp.), CLACso- Eudeba, Buenos Aires, 2000, p. 297. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 25 Reduccionistas y politicistas La separacion de las esferas econémicas y politicas y sus relaciones presenta en el andlisis del Estado por lo menos dos grandes corrientes: una, calificada como “reduccionis- ta”, termina privilegiando el campo de la economia, con lo cual el Estado (y el espacio de lo politico en general) se constituye en simple epifendmeno de aquél.? Esta corriente deriva de una lectura mecdnica de la metafora arquitecténi- ca de Marx, donde las sociedades aparecen conformadas por un piso estructural y otro superestructural, siendo este ultimo determinado por el primero.!° Aqui el territorio de lo politico se convierte en una simple manifestacién de los movimientos y procesos econdémicos, perdiendo especifici- dad. La autonomia relativa de lo politico, por lo mismo, es un problema que desaparece de la reflexién."! Frente a las dificultades analiticas que propicia este enfo- que, emerge otro que reclama la autonomia de lo politico, dando vida a la corriente “politicista”, siendo Louis Althus- ser, Nicos Poulantzas en sus primeras obras y ciertas inter- pretaciones de la obra de Antonio Gramsci algunos de sus principales representantes. !? ® Esta corriente ha sido calificada también como “economicista”, en donde termina incluyéndose a cualquier andlisis que busque integrar la economia en la reflexién de los problemas sociales y politicos, descalificén- dose en definitiva los andlisis integrados de la totalidad social. Asi ocurre, por ejemplo, en Norbert Lechner (ed.), Estado y politica en América Latina, Siglo XXI, México, 1981, en particular en el epflogo. 10 En el capitulo wv, “Clases sociales: mediaciones entre la economia y la politica”, de la primera parte de este libro, hacemos una revisién mas por- menorizada de esta metafora y de su dimensi6n en el andlisis de Marx. 11 Autores como Stanley Moore y Ralph Miliband se ubicarfan en esta co- rriente. Del primero puede verse: Critica de la democracia capitalista, Siglo XXI, México, 1971. Del segundo: El Estado en la sociedad capitalista, Si- glo XXI, México, 1970. La polémica entre Miliband y Nicos Poulantzas en torno a estos y otros problemas se desarrollé en las paginas de la revista New Left Review. En el libro Debates sobre el Estado capitalista, de R. Mili- band, N. Poulantzas y Ernesto Laclau, Buenos Aires, Ediciones Imago Mundi, 1991, se pueden encontrar los principales materiales de ese debate. "2 De Althusser puede verse [deologia y aparatos ideol6gicos de Estado, ENAH, México, 1991. De Poulantzas, Poder politico y clases sociales en el Estado capitalista, Siglo XXI, México, 1976. De los intérpretes latinoameri- 26 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES Aqui lo politico termina regionalizandose y ganando tal autonomia que pierde toda vinculacién con los movimien- tos de la reproducci6n del capital y de la explotacion,'* impidiendo la recuperacién del andlisis integrado de la sociedad capitalista y la comprensién de los propios proce- sos politicos, al restar elementos a la reflexion de la comple- jidad societal. En definitiva, esta corriente termina por no asumir como problema la separaci6n que la sociedad capi- talista establece entre lo econdmico y lo politico.'* El andlisis del Estado debe dar cuenta de la ruptura-inte- graci6n de los procesos politicos y econdémicos en la socie- dad capitalista. El Estado capitalista es resultado y al mis- mo tiempo reproductor de la ruptura-integracién de lo politico y econémico. La dominacién y la explotacién no son idénticas, pero tampoco estan desligadas. Por el contra- rio, estan estrechamente imbricadas y el Estado es el punto central de esa imbricaci6n. Et EstAbo INVISIBLE: EL PODER POLiTICO DEL Estapo Establecer la especificidad del poder politico ha sido una preocupacién permanente de la teorfa politica. Para Locke, por ejemplo, se trata de “mostrar la diferencia entre el gobernante de una sociedaad politica, el padre de una fami- lia y el capitan de una galera”.'> canos de Gramsci, véase Juan Carlos Portantiero, Los usos de Gramsci, Cuadernos de Pasado y Presente, México, ntim. 54, México, 1977. 3 Con lo que se da vida a otro “reduccionismo”, ahora de caracter po- litico. 14 Como bien sefiala Holloway, “las relaciones entre economia y politica no se estudian a partir de la vision de base y superestructura, sino a partir de la pregunta de por qué la sociedad burguesa las muestra separadas”. “Debates marxistas sobre el Estado en Alemania Occidental y en la Gran Bretafia”, en Criticas de la economia politica, ntims. 16-17, Ediciones El Caballito, México, julio-diciembre de 1980, p. 233. 15 Citado por Bobbio y Bovero en Origenes y fundamentos del poder polt- tico, op. cit., 1990, p. 44. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 27 El poder politico En la sociedad capitalista existe un sinnimero de relacio- nes de poder que atraviesan el conjunto de las actividades sociales. Por ello es necesario distinguir el poder politico de otras formas de poder, ya que aquél constittiye el funda- mental en la definicién de la reproduccion societal. A la modalidad particular de relacion de poder que se establece entre clases dominantes y clases dominadas llamamos poder politico y éste se entiende como la capacidad de las clases sociales de llevar adelante sus proyectos e intereses en tanto clases.'° Bl lugar privilegiado de condensaci6n de estas rela- ciones es el Estado, y las funciones de éste en tal sentido no son inmediatamente perceptibles. Determinar quiénes (cla- ses, fracciones y sectores) detentan el poder politico consti- tuye un problema tedrico que requiere del apoyo de instru- mentos conceptuales para ser develado. Es el aspecto mas oculto 0 invisible del Estado. Las relaciones de poder politico redefinen el conjunto de las otras formas de poder (a secas, para diferenciarlas de las primeras), sean de género, étnicas, en la familia (padres- hijos), en la escuela (maestro-alumno), en las iglesias (con- fesor-penitente) o clinicas (médico-paciente), entre algunas de las mas relevantes. El poder politico, en tanto red de relaciones sociales, alcanza su condensacién fundamental en el Estado, pero tiene la capacidad de producirse y reproducirse desde todos los ambitos de la sociedad, sean econdémicos, politicos, cul- turales 0 ideol6gicos. En este sentido la sociedad puede ser percibida como una red de poderes que atraviesan todos los niveles societales. Sin embargo, es en el Estado en donde esa red encuentra su niicleo fundamental de articulacion y de reproduccion. La red de relaciones de poder tiene especifici- 16 “Cuando afirmamos que una clase tiene el poder, lo que queremos decir es que lo que hace a través del Estado incide de manera positiva sobre la (re)produccién del modo de produccién del que la clase en cues- tién es el portador dominante.” G. Therborn, ¢Cémo domina la clase domi- nante?, op. cit., 1979, p. 171. 28 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES dades segun se trate del campo econdmico, politico o ideol6- gico. Sin embargo, todas —via mediaciones diversas— ter- minan cristalizando en poder politico en el Estado. Dejemos sefialado aqui que es pertinente distinguir entre poder y dominaci6n, siendo el primero una forma genérica que engloba a la segunda, cuya particularidad es el consen- timiento de los dominados."” Los agrupamientos humanos que detentan el poder poli- tico pueden hacer uso de la fuerza para alcanzar sus fines sociales; pero también recurren a la reproducci6n del domi- nio generado desde la base de la sociedad, con lo cual logran el acuerdo y la aprobacién de aquellos a quienes imponen sus intereses. De manera general puede afirmarse que existe una corre- lacién entre estos dos aspectos del dominio: mientras mayor es el acuerdo que alcanzan los que dominan sobre los dominados, menores seran los mecanismos coercitivos. Por el contrario, éstos tenderan a crecer en tanto las formas consensuales de dominio se debiliten. Veremos, mas ade- lante, que las labores de coercién y consenso tienen espa- cios institucionales especificos en la sociedad. La centralidad del poder politico Si algo diferencia el poder politico en el capitalismo de for- mas sociales previas es su centralidad, la cual reposa y se ejerce en y desde el Estado. Esto difiere, por ejemplo, del poder en el feudalismo, en donde se encuentra atomizado en diferentes nticleos, sean feudos u otras unidades.'* Esto es lo que hizo posible que las rupturas del orden feudal pudieran desarrollarse por la via de conquistas parciales de 7 E] tema lo abordamos en el apartado “Poder, dominacién y legitimi- dad”, del capitulo n. 18 En el mundo medieval existia un “sistema politico de poderes super- puestos y autoridad dividida” conformado por un “plexo de reinados, prin- ipados, ducados y otros centros de poder [...] alternativos en las ciuda- David Held, La democracia y el orden global, Paidés, Barcelona, 1997, pp. 54-55. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 29 aquellos nticleos de poder, siendo la larga marcha de Mao Tse-tung en la revolucién china uno de sus ejemplos mas significativos. Con la constitucién del Estado capitalista se produce una concentracién del poder politico en esa instancia, una de cuyas expresiones es el reclamo del monopolio legitimo de la violencia. El poder politico ya no se encuentra atomiza- do, sino fuertemente centralizado, al igual que las instan- cias de ejercicio de la violencia estatal.!? Ello no niega la presencia de redes de poder y de dominio que atraviesan todos los campos de la actividad societal y, al mismo tiempo, redes de resistencia, ya que “donde hay poder hay resisten- cia”, al decir de Foucault.”° Pero la ruptura del poder politi- co en el capitalismo —proceso que comtinmente se define como revolucién— es necesariamente centralizada y esta- tal, con independencia de donde se acumulen fuerzas. Este cambio en y del Estado no significa que las transfor- maciones de la sociedad estén concluidas, sino que recién comienzan, ya que junto al poder politico estatal, las anti- guas clases dominantes cuentan con otras instancias de dominio, como iglesias, escuelas, medios de comunicaci6n, que dan vida a la sociedad civil, que junto a la familia y a los valores y costumbres arraigados en la conciencia colec- tiva, permiten la reproduccién de sus posiciones y proyec- tos en una sociedad que ha sufrido una transformaci6n estatal.?! En definitiva, la toma del poder” es apenas el inicio de la '° Caracterizando al “Estado moderno” (0 capitalista [J.O.]), Held sefia- la: “El derecho de detentar el monopolio de la fuerza y los medios de coer- cion (materializado en el ejército permanente y la policia) se hizo realidad con la ‘pacificacin’ de los pueblos —la erradicacion de los centros de poder y autoridad rivales— dentro de los Estados-naci6n”. Op. cit., p. 71 (las cur- sivas son mias). 20 Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber, Siglo XXI, México, 1979, p. 116. 21 En el apartado “Estado y sistema de dominacién’”, del capitulo 1 de este libro, se desarrolla la conceptualizaci6n para analizar estos pro- blemas. 22 No compartimos la idea de Holloway de que la lucha por el poder es un “método capitalista”, asi como su rechazo a la idea de que el Estado 30 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES revoluci6n, que debe continuar, en términos de poder, des- articulando valores y proyectos que expresan los intereses y visiones del mundo de las antiguas clases dominantes y que se arraigan —fuera del Estado también— en los mds diver- sos territorios de la sociedad. El Estado-nacion Cuando el poder politico centralizado se ejerce sobre una poblacion en espacios territoriales definidos permite la con- formacién del Estado-nacion. Este no implica necesaria- mente identidad lingiifstica, étnica, religiosa o cultural. Por lo general, la conformacion de los Estados-naci6n supuso, por el contrario, el predominio de alguna nacionalidad sobre otras,?3 a las que sometié, propugnandose por los vencedores un imaginario de homogeneidad (generalmente sobre una ideologia “nacionalista”), sobre una base real heterogénea, propiciando una identificacién comtn y una conciencia colectiva que favorece la cohesi6n interna.** La conformaci6n del Estado-naci6on constituy6 un paso funda- f mental para el desarrollo del capitalismo, ya que la centrali- | zaci6n del poder permitié resolver no s6lo problemas de ,, orden politico e ideolégico, como el control y disciplina- <1.\ miento de las clases (y etnias) dominadas, sino también _econémicos, como el establecimiento de monedas tnicas ‘en el interior de las “naciones”, lo que favoreci6 el inter- es el centro del poder. Véase su ensayo “La lucha de clases es asimétrica”, Chiapas, nim. 12, era, 1EC-uNAaM, México, 2001. En este mismo ntimero Atilio Borén ofrece una respuesta a Holloway, en “La selva y la polis. Inte- rrogantes en torno a la teorfa politica del zapatismo”’, 23 “Casi no ha habido Estados ‘nacionales’ sino mas bien Estados de ‘una nacién”, sefiala Enrique Dussel, la que se impone sobre otras en un espacio territorial determinado. Véase su “Democracia en el ‘centro’ y cri- tica democratica global”, ponencia al Congreso sobre Democracia, Vie- na, 2001. 24 Para una exposicién tedrica e histérica del proceso de formacién de la nacion en el capitalismo, véase de Edelberto Torres Rivas, “La nacién: pro- blemas tedricos y politicos”, en Estado y politica en América Latina, Nor- bert Lechner (ed.), op. cit. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 31 cambio de mercancias.*> Tenemos asi un proceso de contra- diccién necesaria en los movimientos del capital. Su voca- ci6n reclama un sistema mundial para funcionar. Pero solo ha podido Hevarla adelante sobre la base de establecer un nuevo espacio-frontera que impulsa y, al mismo tiempo, delimita su vocacién universal: el Estado-nacion.’® Esta contradiccion ha propiciado agudos debates en los movi- mientos revolucionarios entre los que subrayan la necesi- dad de la revolucién mundial y quienes sostienen que sdlo desde rupturas “nacionales” tal proceso es posible. La microfisica del poder Mas alla de la riqueza de su obra y la apertura que ofrece para pensar un sinntimero de problemas de las modernas socieda- des capitalistas, los planteamientos de Michel Foucault en torno al poder han jugado un papel destacado en los proyec- tos intelectuales por diluirlo, atomizarlo e indeterminarlo. Existen aspectos en su planteamiento que no se pueden desdefiar. Es asi como sefiala que el poder “se esta produ- ciendo a cada instante, en todos los puntos, 0 mas bien en toda relacién de un punto con otro”,?7 y que las relaciones de poder no estan en posicién de exterioridad res- pecto a otros tipos de relaciones (procesos econémicos, relaciones de conocimiento, relaciones sexuales), sino que son inmanen- ?> La discusién sobre la suerte del Estado-nacién y la soberanfa en tiem- pos de la mundializacién la realizamos en los capitulos v y v1, en la segun- da parte de este libro. en 2° “De ahi el caracter inherentemente contradictorio del capital: a la vez que un proceso mundial de Valorizacion de valor fundado en la dominacién sobre el trabajo vivo, un sistema internamente fragmentado en comunida- des estatales-nacionales.” Rhina Roux, El principe mexicano. Dominacion y comunidad en el Estado posrévolucionario, tesis de doctorado en ciencia politica, Facultad de Ciencias Politicas-unam, México, 2003, pp. 48-49. 27 Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber, op. cit., p. 113. Es en este trabajo en donde Foucault desarrolla de manera mas clara y concisa su vision sobre el asunto del poder, a pesar de que el tema est presente en el grueso de su obra. 32 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES tes; [...] son las condiciones internas de tales diferenciaciones; [...] desempenan alli en donde actuan un papel directamente pro- ductor.> Foucault enfatiza que el poder termina haciéndose pre- sente en todos los rincones de la sociedad, reproduciéndose de manera permanente. Una de las caracteristicas de la sociedad moderna burguesa es que crea una organizacién disciplinaria en donde el poder se produce y reproduce en la conciencia, en los cuerpos y en sus operaciones sociales. El hombre moderno es objeto de una vigilancia permanente en una sociedad carcelaria que arranca desde la conciencia. Esta maquina disciplinaria al final termina por engullir a todos, gobernantes y gobernados, dominadores y domina- dos. Todos somos presas de esta situacién. Esta idea “tiene el mérito de desmontar la representacién mecanicista de la ideologia dominante, aquella que la describe como una mistificacién enteramente producida “desde lo alto” y cuyos engranajes habrian sido ajustados, cuidadosamente y en secreto, por los estados mayores ideologicos”.”? Nuestros problemas con Foucault comienzan cuando afirma que “el poder viene de abajo; es decir, que no hay, en el principio de las relaciones de poder, y como matriz gene- ral, una oposicién binaria y global entre dominadores y dominados”,?° por lo que debe ser analizado desde una perspectiva ascendente. No se debe partir de su centro “mas alto”, el Estado (lo que supondria un anilisis descendente), sino que debe arrancarse desde su base, incluso de aquellas jnstancias minimas en donde el poder se vuelve capilar. Tile= gamos asi a la microfisica del poder. “Donde hay poder hay resistencia —sefiala Foucault— y 28 [bid., p. 114. En relacién con el saber, Dominique Lecourt sefiala que la “contribucion original” de Foucault “no consiste en afirmar que la pose- sién de un saber equivale a detentar un poder. Esta es una tesis clasica de los fildsofos del siglo xvm, mientras que el tema que atraviesa toda su obra, y que él ha sido el primero en teorizar, es el de que el poder produce saber”. “-Microfisica del poder o metafisica?”, en Lecourt y otros, Disparen sobre Foucault, Ediciones El Cielo por Asalto, Buenos Aires, 1993, p. 74. 2° Dominique Lecourt, op. cit., p. 79. 30 M. Foucault, op. cit., p. 114. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 33 ésta nunca esta en posicién de exterioridad respecto del poder”! Mas atin, “los puntos de resistencia estan presen- tes en todas partes dentro de la red de poder”.*? Pero al insertarse estas ideas dentro de “una teorfa del poder como haz de relaciones infinitesimales sin un mecanismo de con- junto que regule sus menores acciones”,33 “no puede inspi- rar ningtin proceso de organizacién de las masas para la lucha, sino tan sélo una estrategia de ‘pequefias resistencias’ que deja de lado, negando su existencia, el nudo principal de toda lucha politica que pretenda transformar las bases de determinada formaci6n social: el poder del Estado” 34 La red de relaciones de poder que se extiende por todo el cuerpo de las relaciones societales presenta jerarquizaciones en cuanto a su condensacién, siendo el Estado la fundamen- tal. Al no establecer esta precisién, Foucault termina per- diendo de vista los nticleos que sostienen el conjunto del teji- do de dominacion en la sociedad y hacia donde —en ultimo término— terminarian convergiendo las resistencias gesta- das en los diversos 4mbitos societales. De esta forma acaba privilegiando una vision atomizada del poder frente al cual no es posible establecer ninguna estrategia determinada de oposi- cidn.* Por ello, Ja teorfa foucaultiana del poder, en su esfuerzo por evitar la btis- queda de un fundamento externo al mismo —sean los procesos econémicos, la clase dominante, etc.—, de una jerarquia y una centralidad, habria terminado hipostasiando un nuevo primer principio, de donde “el poder pierde cualquier determinacion hist6rica: ya no hay detentadores espectficos del poder ni metas especificas a las que sirva su ejercicio” 3° 31 [bid., p. 116. 2 Idem. 38 Dominique Lecourt, op. cit., p. 78. 4 Ibid., p. 80. 35 “No deja de ser notable —sefiala Poulantzas— que este discurso, ten- dente a hacer invisible el poder, al pulverizarlo en la capilaridad de micro- redes moleculares, tenga el éxito sabido en un momento en que la expan- sion y el peso del Estado alcanzan un grado sin precedentes.” Véase Estado, poder y socialismo, Siglo XXI, México, 1979, p. 47. 36 Perry Anderson, citado por Roy Hora y Horacio Tarcus, Introduccién, 34 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES En definitiva, no hay nada tangible a lo cual oponerse. Otro problema en el planteamiento foucaultiano radica en no distinguir entre las relaciones de poder que se presen- tan entre padre-hijo, psicoanalista-paciente, hombre-mujer, confesor-penitente, etc., y en las que se dan entre clases do- minantes y clases dominadas. S6lo a este ultimo lo hemos llamado poder politico. A pesar de que éste se hace presente y se imbrica con todas aquellas otras relaciones, es, sin em- bargo, de naturaleza distinta. Foucault no establece las diferencias entre poder politico y poder ideolégico, que al igual que en los ejemplos anterio- res también se imbrican, pero son diferentes, con lo cual llega a no distinguir entre las funciones estatales y las de la sociedad civil’? en los procesos de dominacién y de repro- duccion de la sociedad. EL EsTADo VISIBLE: APARATO DE Estapo, PERSONAL DEL EsTapo, LEYES Y NORMAS En tanto condensacién material de las relaciones sociales de dominio y explotacién, el Estado se presenta como un aparato, el aparato de Estado, una organizacion jerarquiza- da de instituciones, reglas, leyes y de personal. El aparato de Estado constituye el Estado visible, el cual se encuentra articulado y unificado por los intereses y proyectos de las clases que detentan el poder politico. El Estado en cuanto aparato refiere a funciones adminis- trativas y técnicas, como cobrar impuestos, proveer de agua, luz, carreteras, vigilancia y proteccién, generar leyes y sancionar a quienes las violan, y contar con las instalacio- nes y personal para cumplir con estas y otras tareas. “Foucault y el marxismo”, en Disparen sobre Foucault, op. cit., p. 23 (las cursivas son mfas). 37 Aqui la nocién de sociedad civil apunta a las instituciones que, ubica- das en el campo superestructural, quedan fuera del Estado, como la escue- la, los medios de comunicacién, las iglesias, etc. El punto lo tratamos con mis detalle en el apartado “Estado y sistema de dominaci6n”, del capitu- lon, También en los capitulos x y xt. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 35 El aparato de Estado es vital para el poder politico ya que “todo lo que el Estado hace lo hace a través del aparato de Estado, que funciona, por consiguiente, a manera de filtro que determina la modalidad de las intervenciones econémi- cas e ideolégicas del Estado” .38 Lo que no puede perderse de vista es que las labores administrativas, que en muchas ocasiones tienden a presen- tarse como tareas neutras del punto de vista social, estan atravesadas por el aspecto del poder del Estado, esto es, asegurar la reproduccién de la sociedad bajo la orientacién de intereses sociales especfficos. Las instituciones estatales La clasica division de poderes del Estado nos da una rapida aproximacién a algunas de sus instituciones: en el poder Ejecutivo, la presidencia, las secretarias de Estado, y en un lugar especial, el centro fundamental para el ejercicio de la violencia legitima: las fuerzas armadas; en el poder Legisla- tivo, los parlamentos 0 congresos; en el poder Judicial, los tribunales, las cortes, ministerios y carceles. A estas institu- ciones debe agregarse toda una gama de dependencias que crecen o disminuyen en diversos momentos hist6ricos (bancas de desarrollo, empresas estatales, organismos cul- turales, etc.), en funcién de necesidades de la reproduccién del capital y/o de los acuerdos politicos y alianzas que se establecen en el seno de las clases dominantes y entre éstas y las clases dominadas. Si bien el Estado en su conjunto es la condensacion de las relaciones de poder politico, existe en su interior una jerar- quizacién entre sus diversas instituciones en cuanto a la sig- nificacién que en materia de poder politico aquéllas alcan- zan en momentos hist6ricos especfficos. Asi, por ejemplo, determinadas secretarias o ministerios tienen mayor rele- vancia que otros en la definicién de los aspectos centrales 38 G. Therborn, ¢Cémo domina la clase dominante?, op. cit., p. 180. 36 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES que interesan a las clases o fracciones que cuentan con las mayores cuotas de poder en el seno de las clases dominantes. En materia de andlisis esto implica la necesidad de pon- derar el papel diferenciado de las diversas instituciones y su relevancia en el ejercicio del poder politico. Como telén de fondo, las fuerzas armadas y la policia aparecen como las instituciones que garantizan la base primaria del poder politico y del Estado: la concentracién material de la violen- cia y la coaccion. La jerarquizaci6n que las diversas instituciones estatales presentan en momentos determinados, puede modificarse en otros, permitiendo que la condensacion de poder politico se desplace en el interior del aparato estatal y sea mayor en algunas ramas e instituciones que en otras. Un ejemplo de lo anterior es el papel que desempefiaron las fuerzas armadas en el cono sur de América Latina en los afios setenta, reba- sando las fronteras normales de estas instituciones y Ilegan- do a copar las principales posiciones del aparato de Estado. Este movimiento reflejé que las otras instituciones estatales, llamense parlamentos, resto de instituciones del Poder Eje- cutivo y tribunales, se mostraron incapaces de asegurar el dominio, por lo que las relaciones de poder se reorganiza- ron en torno a las instituciones militares. El poder politico, normalmente distribuido en diversos espacios del aparato estatal, tendié a concentrarse en algunos en particular, en este caso, en las fuerzas armadas, modificando la forma del Estado. Todo esto muestra al aparato de Estado como un espacio con flexibilidad para que las clases dominantes puedan ha- cer frente a las diversas situaciones que reclame la lucha de clases. El personal del Estado E] personal del Estado también se encuentra jerarquizado. Las funciones de mando seran mayores mientras mas altas sean las posiciones en el entramado administrativo. Esto implica, a su vez, grados diversos de compromisos de este EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 37 personal con los poderes 0 intereses sociales que prevalecen en el Estado, tendiendo a ser mayores mientras mas alto nos encontremos en la piramide administrativa estatal. La nocion de personal del Estado permite distinguir entre quienes detentan el poder del Estado y quienes lo adminis- tran. Al no hacerse esta distincién se tiende a suponer que el personal que ocupa las ctispides del Estado es el que tie- ne el poder, dejando el analisis politico en los escenarios mas visibles de la politica, quedando oculto lo que no apa- rece de inmediato: los intereses de clase que ese personal termina protegiendo o desarrollando. El reclutamiento y la formacién del personal de mayores jerarquias se modifica en el tiempo de acuerdo con las nece- sidades de la reproduccién material y politica. Por ejemplo, el Estado desarrollista en América Latina de mediados del siglo xx requirié de cuadros administrativos de naturaleza distinta a los que reclama el Estado neoliberal en las déca- das finales de dicho siglo y a comienzos del xx1, etapa en donde la tecnocracia juega un papel destacado. Como veremos mas adelante, las clases, fracciones 0 sec- tores que detentan el poder polftico no necesitan ocupar posiciones en el aparato de Estado para que sus intereses sean los que prevalezcan en el Estado y en la sociedad. La clase reinante Llamamos clase reinante al personal del Estado que ocupa las posiciones ctispides dentro del aparato de Estado, tales como presidentes, secretarios de Estado, el personal de los cargos superiores de las secretarias, autoridades parlamen- tarias, ministros de la corte, altos mandos militares, etcé- tera.? *° Esta definicién es distinta a la que emplea Poulantzas, para quien la clase reinante es parte de las clases dominantes y “cuyos partidos politicos estaban presentes en los lugares dominantes de la escena politica”. Véase Poder politico y clases sociales en el Estado capitalista, op. cit., p. 323. Nos parece necesario establecer distinciones conceptuales mas claras entre las clases dominantes, el personal que ocupa posiciones en las ctispides del 38 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES Desde el punto de vista de su procedencia social, la clase reinante no pertenece necesariamente a las clases dominan- tes, si bien, por su posicién en el aparato de Estado, tender a definirse por los intereses de aquéllas en los grandes deba- tes y definiciones politicas. El ocupar posiciones dentro de una estructura fuerte- mente jerarquizada y con roles y funciones definidas hace que la clase reinante tenga limites precisos dentro de los cuales puede desplazarse. Esas jerarquizaciones y roles estan delimitados por el caracter de clase del poder del Estado. De esta forma la clase reinante puede otorgale a su gestion un estilo personal de gobernar, pero estard limitada para sobrepasar las fronteras marcadas por los intereses de clase que el Estado representa. Este ha sido uno de los prin- cipales problemas que no han podido sortear personeros “progresistas” como Salvador Allende en Chile, Hugo Cha- vez en Venezuela, 0 Luis Ignacio Lula da Silva en Brasil, por sefialar algunos ejemplos. Estas limitaciones relacionales (que pueden distenderse en momentos particulares, pero que son excepcionales) son las que llevan por lo general, con excepciones como las antes mencionadas, a que la clase reinante termine adscribiéndose a los intereses de las clases que detentan el poder politico, ademas de factores referidos a las prerrogativas materiales que ofrece el ocupar esos cargos, asi como al papel de las ins- tituciones de educacién donde se prepara predominante- mente esta “clase” y el espacio que ganan alli los paradigmas que definen la visién del mundo, de los problemas societales y sus posibles soluciones, afines a las clases dominantes. En situaciones de gobiernos militares, los altos mandos de las fuerzas armadas pasan a copar parte sustantiva de los cargos de la clase reinante, con el consiguiente desplaza- miento de las franjas sociales civiles que ocupaban esas posiciones. Esto, junto con generar cambios en la forma del gobierno, genera conflictos entre sectores de la clase politi- aparato de Estado (clase reinante), las clases de donde se recluta ese perso- tel, asi como con el personal que ocupa la “escena politica”, al que deno- jninamos “clase politica”, tema que desarrollamos ms adelante. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 39 cay de la clase reinante, por las posiciones perdidas y gana- das por unos y otros. La clase reinante es distinta de aquel sector social que ocupa las posiciones medias y bajas en el aparato de Estado (o baja burocracia). Aqui la adscripcion a los intereses sociales de quienes detentan el poder tiende a ser menor e incluso puede llegar a ser contrapuesta. Las fuentes sociales desde donde se recluta este personal es mas amplia y cubre varias franjas de clases y sectores asalariados. La presencia de un personal que se especializa en el ma- nejo del Estado y que tiende a reproducirse socialmente en tales funciones propicia que el Estado gane cierta autono- mia respecto a las clases dominantes, en tanto su fuerza y su dominio se ven filtrados por el accionar de aquel perso- nal, que tiene diversos estilos de gobernar y de administrar y que con diversas mediaciones debe hacerse eco de deman- das de las clases dominadas, amén de que su tarea central, en un primer nivel, es la creacién de condiciones de domi- nio y reproduccién del capital en su conjunto, y sdlo en un segundo nivel, adscribirse a los intereses de fracciones 0 sectores particulares del capital. Este es un costo, pero al mismo tiempo una ventaja para las clases dominantes. Un costo, por el papel de filtro y mediacién que establece la clase reinante al poder de las clases dominantes. Una ventaja, porque la presencia de un personal en el Estado, distinto de las clases dominantes, favorece la imagen de un Estado neutro socialmente, que expresa una voluntad general y no la de determinados sec- tores sociales. Clase mantenedora del Estado Entendemos por clase mantenedora del Estado a aquélla en donde el Estado realiza de manera predominante el recluta- miento de su personal.*° La pequefia burguesia no propieta- 4° Poulantzas reduce la nocién de clase mantenedora a aquella en donde 40 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES ria es quizé la principal clase mantenedora del Estado en la segunda mitad del siglo xx y a comienzos del xx1. Ciertas franjas de esta clase, como profesionales y técnicos cada vez mis especializados, tienden a conformarse como clase rei- nante, y soporte incluso para una parte de la burocracia estatal media, en tanto sectores menos especializados de aquella misma clase ofrecen el personal para parte de la media y mayoritariamente de la baja burocracia estatal. Como veremos mas adelante, esta funcién social de la pe- quefia burguesia y sus diversos sectores es mas amplia, ya que ofrece el personal para parte importante de la clase poli- tica en general. EsTapo Y CLASES DOMINANTES En la sociedad capitalista el Estado es la tinica instituci6n que permite que los intereses de agrupamientos sociales especificos y reducidos puedan ser presentados al resto de la sociedad como intereses de toda la sociedad. Alcanzar el poder del Estado es asi la tarea fundamental de cualquier clase social en términos politicos, porque ello permite que su pro- yecto societal se imponga sobre el resto de los agrupamientos humanos y porque desde el Estado esa capacidad se potenci Existen tres 6rdenes de funciones que ejerce el Estado: las econdmicas, las politico-ideolégico-represivas y las so- ciales. En todas ellas el Estado va resolviendo los proble- mas que enfrentan los proyectos de las clases que detentan el poder politico, al tiempo que los impulsa. Instrumentalistas y estructuralistas gQué hace posible que el Estado realice los intereses de las clases dominantes? La pregunta plantea un asunto funda- mental porque remite a las mediaciones que se establecen se recluta el alto personal del Estado. Véase Poder politico y clases socia- les..., op. cit., pp. 323-324. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 41 entre las clases dominantes y el Estado, dos instancias socio- l6gicamente diferentes. La respuesta a este interrogante ha propiciado un sinnt- mero de posiciones. Aqui, por su importancia, nos detendre- mos en dos: las visiones instrumentalistas y las estructura- listas.4! Para las primeras, la presencia directa de personeros de las clases dominantes en posiciones claves en el aparato de Estado aseguraria la orientaci6n estatal hacia los intere- ses de esas clases. El Estado seria asi un instrumento mani- pulable hacia determinadas posiciones sociales: las de quie- nes dominan. Esta formulacién presenta varios inconvenientes analiti- cos, siendo el primero no dar espacio a la reflexién sobre la autonomia estatal respecto a las clases dominantes. El segundo es que asume a estas clases como un bloque homo- géneo, sin disputas. Por otro lado, propicia concebir al Estado como una instancia politica neutra, que debe ser “ocupada” para definir su orientaci6n clasista. Por tiltimo, no permite la distincién entre clases dominantes y clases reinantes, esto es, entre los agrupamientos sociales que detentan el poder y el personal que administra el aparato de Estado. Para la vision estructuralista, los intereses de las clases dominantes estan resguardados por la organizacién estatal como tal y por las determinaciones de su papel en la socie- dad. Es alli en donde se define la impronta de los intereses de clase que prevalecen, por lo que funcionara politicamen- te en esa direccién con independencia de que sean o no miembros de las clases dominantes los personeros que ocu- pen sus principales posiciones. Esta visién termina ofreciendo mayores posibilidades para analizar la autonomfa del Estado, al tiempo que per- mite acentuar la distincién entre clases reinantes y clases dominantes. 41 Una buena exposicién de estas posiciones puede verse en Heinz Rudolf Sonntag y Héctor Valecillos, “Nota introductoria sobre la proble- matica tedrica del Estado capitalista”, en H. R. Sonntag y H. Valecillos (comps.), El Estado en el capitalismo contemporaneo, Siglo XXI, México, 1977, pp. 9-61. 42 ESTADO, PODER POLITICO Y CLASES SOCIALES Frente de poder Esta propuesta debe complementarse con dos asuntos de relevancia: el primero se refiere a la impronta particular que las clases reinantes pueden otorgarle al manejo del apa- rato estatal. Algo asi como el “estilo personal de gobernar” de los altos funcionarios de la burocracia estatal, que le da un sello especffico a la soluci6n estructural de las ligas esta- tales y los intereses de las clases dominantes. El segundo apunta a las relaciones que las clases domi- nantes establecen con la clase reinante y que facilita el flujo estructural del Estado y los intereses de las primeras. Esas relaciones van desde la convivencia en eventos sociales (por ejemplo, participacién en los mismos clubes deportivos), hasta lazos familiares (por ejemplo, matrimonios de fami- liares de empresarios con familiares de altos funcionarios). A la particular relacion y alianza que se establece entre las clases dominantes y la clase reinante la llamaremos fren- te de poder. Con esta nocién se busca resaltar la alianza entre estos sectores, al tiempo que se destaca que en ésta es la cla- se reinante la que da la cara, ocultando el papel de las clases dominantes en el tema de quién detenta el poder politico. - En tanto condensacién de la red de relaciones de explota- cién y dominio que establece el capital en la sociedad, el Estado expresa una impronta clasista constitutiva en su esencia. Sin embargo, es una forma particular de cristaliza- ci6n de esas relaciones, en el contexto de una organizacion societal, la capitalista, en donde lo econémico y lo politico tienden a presentarse como procesos independientes. El Estado capitalista es la cristalizacién de esa separaci6n. El Estado condensa las relaciones antagonicas capital- trabajo, al tiempo que también las no antagonicas que se suceden en el seno de las clases del capital. Aqui, a diferen- cia de la vision estructuralista, se hace hincapié entonces en el aspecto relacional, aunque sin desconocer la importancia de la cristalizacién material de este aspecto relacional y el que en su naturaleza se encuentra marcada su esencia cla- sista. EL ESTADO COMO CUESTION POLITICA 43 Hegemonta y bloque en el poder Cuando hablamos de clases dominantes, hacemos referen- cia a un conglomerado social profundamente heterogéneo. Allf se agrupan clases sociales (burguesia y clase terrate- niente), fracciones (por ejemplo, si nos referimos a las de la burguesia, industrial, comercial, agraria y financiera) y sec- tores (grande, mediano o pequeiio capital). Cada uno de estos agrupamientos humanos tiene intere- ses especificos y desarrolla acciones que le permitan ganar fuerza para levarlos adelante. Esos diversos grados de fuer- za se reflejan en el Estado, pero ademas sus portadores buscan que alcancen expresi6n en el Estado, ya que éste tie- ne la capacidad de potenciarlos. La lucha entre las clases dominantes, sus fracciones y sectores, por imponer sus intereses en el Estado es vital y ‘puede alcanzar niveles ele- vados. La articulacién que establecen entre sf las diversas clases, fracciones y sectores de las clases dominantes, en momen- tos histéricos especificos, en funcidn de la fuerza y el posi- cionamiento que alcancen en el Estado, conforman lo que aqui Hamamos un bloque en el poder.” La idea de bloque en el poder alude a la unidad-confrontaci6n de las clases que dominan, esto es, a la base comtin de dominio y explotacion en que se sustentan, asi como a las contradicciones y con- flictos que las atraviesan, debido a la forma diferenciada en que alcanzan a desarrollar sus intereses en momentos espe- cificos. Dentro de ese bloque heterogéneo una clase, fraccién o sector sera hegemdénico cuando logre que sus proyectos y sus intereses prevalezcan por sobre el resto de clases, frac- ciones y sectores de las clases dominantes. Esta condicién puede alcanzarse en medio de agudas disputas que pueden involucrar no s6lo a los participantes en el bloque dominan- te, sino a las clases dominadas, por la via de buscar apoyos y fuerza en éstas. “ Tomamos este concepto y el de hegemonia de Poulantzas, Poder politi- co y clases sociales en el Estado capitalista, op. cit.

También podría gustarte