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La ilosofia prictica de Hegel Capitulo 9 LA LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO, EL ESTADO DE DERECHO Y LA CONSTITUCION DE LO POL{TICO 1. La lucha por el reconocimiento En la primera parte de este Capitulo vamos a ensayar una reconstruccién de la figura de la lucha por el reconocimiento con especial referencia a los temas espe- cificos de esta investigacién. La lucha por el reconocimiento es un tema que Hegel ha expuesto en diferentes escritos. Si bien nuestro estudio en este capitulo continga centrado en las Lecciones de Jena, vamos a confrontar y a complementar estos textos con la exposicién anterior del Sistema de la eticidad, asi como con la ms famosa exposicion sobre este tema, que es la que Hegel realiza en la misma 6poca de sus Lecciones de Jena en el contexto de la Fenomenologta del espiritu, y con la versién posterior de la Enciclopedia. El significado general de reconocimiento y su tratamiento en las diversas obras de Hegel En la “Filosofia del espiritu” de las Lecciones de 1805/06, capitulo 1, b) “Vo- Tuntad”, realiza Hegel la reconstruccién del proceso de socializacién a partir del trabajo. All se va a servir el fildsofo de fa figura del estado de naturaleza, carac~ teristica de las modemas teorias jusnaturalistas. No encontramos sin embargo nada semejante a un derecho natural presocial, a partir del cual se pudiera deducir de alguna manera la determinacién de los deberes y derechos reciprocos de los individuos. Los derechos se logran, mAs bien, por el contrario, precisamente me- diante el abandono del estado de naturaleza en el que los individuos se hallan enfrentados y solo vale la ley de la fuerza. Por eso el tnico “imperative” que se infiere del estado de naturaleza es, para Hegel como para Hobbes, que hay que salir necesariamente de él, 0 perecer: exeundum e statu naturae (HGW 8.214; HFR,175)', Este pasaje del estado de naturaleza al estado civil de los derechos no se explica en Hegel mediante la hipstesis de un contrato social originario, sino "Mientras para Hobbes el sentido de la “nocesidad’” de este imperativo es el de un precepto de ta sagacidad, © de prudencia en Hegel tiene gn cambio més bien un significado modal- descriptive. CHA. Wildt, Autonomie und Anerkennung, Stuttgart, 1982, p. 358-359. No obstante lo cual, latesis te este autor’es que “Si en Hegel puede encontrurse en alguna parte el punto de parida para una fundamentaciGn de la moralidad, este ests en su tcoria dl reconocimiento” (Op. eit p. 19) 2 Julio De Zan ‘como un largo y doloroso proceso de aprendizaje, que constituye una Risice-+ = fa formacién de ta conciencia. Se trata en cierto modo de un proceso hi evolutivo filogenético, que tiene como resultado 1a constitucion de I sc.soae Civil, del estado de derecho y del orden politico. Este proceso de aprendizay? » 2 formacién hist6rica del espiritu es comprendido por Hegel con Ia categoria == Bildung. El derecho y el Estado no se pueden comprender inmediatamente a pars: de los individuos aislados como seres naturales de instintos y pasiones (con ts Gue tengan entendimiento, como querfan Hobbes y Kant), sino que presupene saividualidades cultivadas y ya formadas a través de la historia. Es el hombre ‘Como ser hist6rico, no como ser natural, el sujeto del mundo ético. Pero ta historia tiene un comienzo a partir del estado de naturaleza y esta situacién presocial de Ia que parte es concebida por Hegel como la situaci6n de la lucha por el reconoci- miento (Kampf um Anerkennung). ‘Como lo ha mostrado especialmente Ludwig Siep, el reconocimiento es el prin cipio que estructura sisteméticamente todo el proceso de socializacién; desde el estadio presocial de la lucha por el reconocimiento, pasando por el “estado de Teconocimiento” realizado en el derecho, hasta la constitucién politica del Estado propiamente dicho, y mis allé del Estado, en la ReligiGn y en la Filosofia, este principio atraviesa toda la serie de las instituciones y de tos niveles de desarrotlo Be Ta conciencia en la filosofia prictica de las Leeciones de Jena’ El tratamiento del tema de la lucha por el reconocimiento que Hegel realiza en las Lecciones de Jena es especialmente significativo para la comprensién de la evolucién de su concepeién politica. Como ha escrito W. Euchner: “El analisis de Jas relaciones de la familia a través del trabajo comin y del pasaje a la lucha por la posesidn y el reconocimiento en el estado de naturaleza se ubica en una cierta proximidad con las construcciones de las nuevas doctrinas del contrato social faunque Hegel prescinde de la figura del contrato en cuanto tal), y se encuentra en esta forma solamente en los escritos de Jena... Por eso esta versién de la lucha por el reconocimiento muestra mejor que los otros pasajes donde reaparece en los tescritos posteriores ef papel fundamental que Hegel le asigna al trabajo y a la posesién en el surgimiento de las relaciones sociales ori *°. “El movimien- FL. Siep. Op. cit, Munchen, 1979, p. 225. Es preciso sin embargo no malentender el significado de cule cop, dado que en la concepciGn de Hegel lo que estéen et trasfondo de todo este proceso sie apie del cancepto y de la voluntad libre. “Mediante el pensamiento del reconocimiento re Shire sipnifiear Hegel de ninguna manera que la eticidad sea el producto de una lucha ds aiitados con iguales derechos originarios, porque ello serfaretomar sin mis las astracciones de justatralismo que él ha enticado precisamente por su incapacidad de derivar Ia realidad de una smunidad éuca positiva del concepto abstracto del individu. Hay que entender mis bien el reso rocimiento coma un estadio en la construccinfilosfica de la voluntad univers, pero un estas: coat eual fa voluntad no ha legado todavia hasta sy etiidad sustancial. Eto se puede comprobar 2: Sblamente en la Filosoria del Derecho, «donde no se habla ya del proceso del reconoeimiento, sins al estado del ser reconocido-, sino también en las mismas Lecciones de 1805/06" (M. Giust. Megels Kritk der modemen Welt, Waraburg, 1987, p. 138) El resultado dela lucha, que en este tento es el estado de reconocimiento seciproco (Anerkanniseyn), 0 estado de derecho, se correspon ide bisicamente con el eoncepto del "Derecho alstracto” y con la realidad dela “Sociedad evil” en gl texto de 1821. SW. Buchner, Egoismus und Gemeinwohl, Frankfurt, 1973, p. 143,n. 23. La filosofia préctica de Hegel ms 10 del reconocimiento no se dirige por cierto a las cosas, sino al saber de si cx las otros, pero el contenido de la voluntad reconocida esti mediado por el trabajo y tm fosesién™., Pen el capitulo “Autoconciencia” de la Fenomenologia del Espiritu desaparecen de la exposicidn de Ia figura de la lucha por el reconocimiento y de la dominacién y la servidumbre las motivaciones econémico-sociales y su significacién para el Sistema de las instituciones juridico-politicas. La versién estilizada y ahist6rica que encontraremos alli de esa figura puede interpretarse como el resultado de una fuerte abstraccién impuesta al autor por el plan peculiar de esta obra y sus objeti- vos especificos, conforme a los cuales los temas histérico-politicos corresponden al “Geist Kapitel”. Alli pasa a primer plano en cambio la significacién de esta experiencia para la formacién de la autoconciencia universal. Sin embargo en esta exposicién de la Fenomenologia aparece destacada con mayor fuerza y claridad asm que en los textoramerires fa ariculacin de fa Tacha por el reconocimiento {con la estructura de la dominaci6n y la dependencia, y la significacién fundamen- {tal del trabajo en la superacién del reconocimiento unilateral. Toda esta articula- cién, que se encuentra allf concentrada en un sélo texto, esté mis dispersa en las Lecciones de Jena en diferentes contextos 0 momentos del desarrollo de la Filoso- fia préetica. En la sistemtica de Ia Enciclopedia el proceso del reconocimiento a través de Ja lucha a vida o muerte, que produce la constitucién de la esfera intersubjetiva o de Ia autoconciencia universal, y 1a formacién de la libre personalidad (que es el elemento del derecho y el presupuesto del espiritu objetivo). va a ser tratado l6gi- ccamente en la seccién del espiritu subjetivo. La significacién politica del resultado de esta lucha, es decir, su relevancia fundamental para el espiritu objetivo, va a ser alli sin embargo expresamente anticipada, aunque ese no sea el lugar pertinen- te para su tratamiento adecuado: “La lucha por el reconocimiento y la sumision bajo un sefior es Ia manifestacién de la cual surge la vida en comin de los hom- bres, como comienzo de los Estados... Es el comienzo externo 0 fenoménico de Jos Estados, no su principio sustancial” (E, §433). a Si uno atiende a los comentarios de Hegel a los paragrafos del espfritu subjetivo sobre la lucha por el reconocimiento (§§430-437), tecogidos por el editor en los Zusiitze, se advierte que su interés especial en este proceso del reconocimiento esté centrado precisamente en la significacién que tiene para la constitucién del espiritu objetivo. Por eso los desarrollos de los Zusdtze a los pardgrafos mencio- nados se conectan y se complementan con el tratamiento del tema que Hegel habfa hecho en las Lecciones de Jena, en el campo de la filosofia practica. Pero en cl sistema enciclopédico: “El punto de vista de la voluntad libre, con que comien- za el derecho y la ciencia del derecho” esti ya més all del estadio de la concien- 'M, Riedel, “Objectiver Geist und praktische Philosophie”, en: Actes du IMleme. Congrés Interna. tional pour etude de la philosophie de Hegel, Lille, 1968 p. 289, S Nuestro malogrado amigo H.-Chr. Lucas haba anotado eémo “en las diferentes versiones de la Enciclopedia Ia vida en comin de os humanos (das Zusammenleben der Menschen) y. por lo tanto, toda forma de intersubjetivdad en general es reconducida a esta estructura de la dominacién y la servidumbre [como su momento originario}: E, 1817, §355, n E, 1827 y 1830, §433, n)". H-Chr Lucas, “Allgemeine und individuelle Verountt in der Geschichte?”, Hegel-Jahirbuch/1995, p. 380. | 214 Julio De Zan cia que tiene que superar la situacién del hombre como ser natural mediante is lucha por el reconocimiento (Rph.§57), y por eso en la “Segunda seccién de iz filosofia del espiritu” de la Enciclopedia, sobte: “El espiritu objetivo”, y en | Filosofia del Derecho, no vuelve ya a tratarse este tema de la génesis del recone- cimiento, sino que se lo da por presupuesto, lo cual no significa sin embargo que no esté presente y actuante en el trasfondo de todas las relaciones y del sistema de as instituciones tematizadas en esta obra’, Al introducir por ejemplo el tratamien- to del contrato lo recuerda Hegel explicitamente de manera muy clara: “El contra~ to.presupone que los que participan en las tratativas se reconocen como personas ¥ propietarios; puesto que este es una relacién del espiritu objetivo, por lo tanto el ‘momento del reconocimiento esta ya presupuesto y contenido en él (cfr. $§35 y 57, obs.)” (§71, obs.). De una lectura atenta de las expresiones de Hegel en este famoso pardgrafo surge claramente que el reconocimiento de las personas como tales no se hace presente recién en este lugar, que esté presupuesto y contenido no solamente en la formacidn de la voluntad comtn del contrato, sino en todas las relaciones e instituciones del espfritu objetivo. Mis adn, el texto fundamenta la tesis que el contrato presupone y actualiza el reconocimiento recfproco no en una fenomenologia de la relacién contractual, sino en el hecho de que esta es una rela- cign del espiritu objetivo, con lo cual reafirma precisamente que en todas las rela~ ciones del espiritu objetivo esta presente el momento fundamental del reconoci- miento recfproco de las personas” Momentos o niveles del reconocimiento reciproco Las primeras exposiciones desarrolladas del tema del reconocimiento en el Sis- tema de la eticidad y en el Las Lecciones de 1803/04 presentan algunas diferen- cias con respecto al texto inmediatamente posterior de 1805/06, pero contienen también otros elementos que ayudan a comprender mejor su significado. (Vamos a sefialar primero las principales diferencias de las distintas exposiciones). En el Sistema de la eticidad el tema del reconocimiento se introduce primero en r. ccidn con el concepto de persona, pero considerado de manera puramente formal, abstracta, este concepto en si mismo no implica todavia la realidad del reconoci- miento, sino que frente a la persona se da tanto la posibilidad del reconocimiento como la posibilidad del no reconocimiento (SE 33). De hecho, en la situacién originaria los individuos, en cuanto dotados por la vida de una desigualdad de * Sobre esta cuestiOn eft. las observaciones realizadas mis artiba (Cap. 5) sobre sistema de la filosofia prtica en las Leceiones de 1805/06 en comparacién con la sistemtica posterior. "EL problema del significado del reconocimiento en la Filosofia del Derecho ha dado lugar a una interesantisima discusi6n entre los intépretes, que forma el nicleo del libro editado por D. Henrich yR-P. Horstmann, Hegels Philosophie des Rechs. Die Theorie der Rechisformen und ihre Logik, Stuttgart, 1982. Cf. en este libro esp. K.-H. Iking, “Rechisphilosophie als Phanomenologie des Bewuliseins”, p. 234 ss; M. Theunissen, “Die verdringte Intersubjektivitit in Hegels Philosophie des Rechis”, p. 349 ss.,y L. Siep,“Intersubjektivitt, Recht und Staat in Hegels Grundlnien der Philosophie des Rechts, p. 266, ss, y del mismo autor, Anerkenaung... p. 285 38. Sobre esta discu- sin, ef. también nuesia contribucin en el abajo anterior: “Problemas de estructura y método en la Filosofia del Derecho de Hegel”, en: Estudios sobre Kant y Hegel Salamanca, 1982, p. 143-170. La filosofia prctica de Hegel 25 poder, can inmediatamente en relaciones de dominio. “El sefior‘o y la servidum- bre tienen su origen y explicacién inmediatamente en Ia desigualdad del poder de la vida... Esta relacién pertenece por lo tanto a la naturaleza’ (SE 34). Aparténdo- se de la idea moderna de la igualdad natural de los hombres y de la libertad como ya dada en el estado de naturaleza, adopta Hegel el punto de vista aristotélico de la desigualdad como explicacién natural de Ia esclavitud! En los textos de las Lecciones de Jena la lucha por el reconocimiento se desen cadena en primer término como una lucha por la posesién de las cosas, y conduce al reconocimiento que legitima la posesién como propiedad, fundando de esta manera el derecho. Ya en la Filosofia del espiritu de 1803/04 la razén de esta lucha es mucho més profunda, como veremos enseguida, pero es “especialmente (besonders) en su posesién [que] cada uno tiene que ser cuestionado, porque en la posesién reside la siguiente contradicci6n: que algo exterior (0 piblico), una cosa, algo universal de la tierra, deba estar en poder de un singular, lo cual esta en con- tradiccién con la naturaleza de la cosa que, como cosa, es algo universal y pablico (exterior); esta es la oposicién de lo universal frente a la singularidad inmediata de la conciencia. Mediante la lesién necesaria que se infringen [en su posesidn] y que debe conducir al reconocimiento (die zum Anerkennen fiihren soll), ambas individualidades se enfreman como totalidades que se relacionan de manera abso- Iutamente negativa, en cuanto se excluyen Ia una a la otra en los hechos por me- dios violentos (¢hiitlich)” (HGW 6.309). En la Filosofia Real de 1805/06 Hegel da por aceptado el presupuesto hobbe- siano del individualismo posesivo, o del ansia de posesién ilimitada, “EI hombre tiene el derecho de tomar en posesién todo lo que é! puede en cuanto singu- lar"(HGW 8.216; HFR 176)’. Para Hegel, a diferencia de Locke’, en el estado de naturaleza no hay limites para la posesi6n del individuo, y por eso ninguna pose- sin es pacifica, ni esta garantizada por el derecho. Sobre esto volveremos en el capitulo 12. Por ahora solamente nos interesa mencionar la no existencia de Iimi- tes para la posesién en el estado de naturaleza, porque este 5 Un presupuesto re- levante para comprender el origen de la lucha por el reconocimiento. “La pose- sin es inmediatamente sobre las cosas, no una relacién con un tercero”, pero “tiene sin embargo también el sentido de la exclusién del tercero” (HGW 8.216; HFR 176). Ahora bien, la exclusién es ya un agravio a la voluntad del otro que tampoco reconoce limites a su ansia de posesién. La toma de posesién, el apode~ rarse de algo por parte de uno es ya una exclusién y un agravio contra todos los ‘otros en cuanto se ven privados de la universalidad del ser mismo. “Las indivi- dualidades se encuentran enfrentadas por lo tanto, el uno como exeluido del ser, el otro como excluyente, como agraviante y como agraviado” (HGW 8.218; HFR 178). En estas expresiones, segiin las cuales en el estado natural la posesién es un agravio, puede entreverse claramente el eco de la valoracién anterior negativa de * Ci. Aristételes, Politica, Libro I, cap. 2. Para Hegel esta explicacion natural no entrafia sin embar- {90 una justficacisn moral. Fuera del estado de naturaleza, en e! mundo éico, la esclvitud represen- {@ una injstiia infin * Cir tambign Rph., $44 "© Cte. J. Locke, Two Treatises of Government. Cambridge, 1970, I 5; Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, Madsid, 1994 2716 Julio De Zan la propiedad. Este significado negativo frente a los otros se supera solamente ‘cuando la facticidad de la apropiacién es suprimida y la posesi6n se transforma en propiedad mediante el reconocimiento reciproco y universal del derecho. Con la afirmacién de mi derecho de propiedad privada queda establecido al mismo tiem- ‘po que también los otros tienen el mismo derecho y deben tener propiedad priva- da, Pero este reconocimiento que trae aparejado un limite para los individuos. solamente se hace efectivo después de haber pasado por la experiencia de la con- flictividad que enfrenta primero a los individuos en la lucha por el reconocimiento y los somete a la experiencia de la dominacién. Este comiienzo no es una disputa por las cosas como algo simplemente dado por Ja naturaleza, sino una lucha por la posesién adquirida mediante el trabajo. “Uno se ha apoderado, con sus tierras, de un pedazo de suelo, lo ha sellado [como suyo} mediante su trabajo” (HGW 8.214; HFR 175). El campo que yo he labrado me pertenece y no puede ya ser pisado por nadie. “Lo que niega [entonces} el que ast se ve excluido no es la forma propia de la cosa”, sino que el conflicto se produce por el no reconocimiento de “la forma del trabajo el quehacer del otro” (HGW 8.219; HFR 179). El excluido que quiere recuperar la universalidad de! ser para si, su poder sobre las cosas y pararse sobre ellas al igual que el otro, genera con ello una nueva desigualdad y un agravio mayor, porque ahora “se ha parado sobre el ser para si del otro” (ibid.), que es la cosa en cuanto labrada y posefda por él me- diante su trabajo, Podriamos decir entonces que la lucha por el reconocimiento no? es una lucha por las cosas, sino por el reconocimiento del derecho del trabajo, © por la posesién que se ha realizado mediante el trabajo, y que pretende ser reco- nocida como [derecho de] propiedad. “La fuente, el origen de la propiedad es et trabajo, mi propia accién, el inmediato si mismo, y el ser reconocido” (HGW 8.227; HER 185). Esta conexién del tema del reconocimiento es sefialada por Hegel desde las rimeras lineas del capitulo 2 de la “Filosofia del espiritu” de las Lecciones de 1805/06, para introducir y explicar el concepto central del “espiritu real”: “esta realidad espiritual es el reconocimiento general, por medio del cual la posesién se transforma en derecho, asf como el trabajo deviene algo universal... El estado de reconocimiento es inmediatamente realidad efectiva, y en su elemento la persona Hega a ser en general para si, en cuanto persona que trabaja y tiene el goce (de la posesiGn obtenida mediante su trabajo}... El estado de reconocimiento es trabajo de todos para todos y goce, goce de todos en el que cada uno presta un servicio y ayuda a los otros...\(HGW 8.222-223; HFR 182-183). Con las tltimas expresio- nes del texto citado parece esbozarse la utopia de una comunidad ideal de tra y propiedad, como un obrar desinteresado de cada uno al servicio de los otros. Bien sabemos sin embargo que esta comunidad se realiza efectivamente para Hegel a través del “sistema de las necesidades”, que es el sistema de los intereses y de la competencia, cuyo andlisis descarnado esta desprovisto en nuestro autor de toda idealizaci6n. La orientacién al bien general no es el “telos” conciente de la actividad econémica de los individuos en este sistema, sino que tiene que ser in- troducida en é1 desde Ia instancia ético-politica. Es cierto sin embargo que esta orientacién politica tiene chances de lograr sus fines porque estos estan ya presu- La flosofia préctica de Hegel nm uestos y operantes como la necesidad general inconciente del propio funciona- icento sistémico de la economia, y de los propios intereses en juego en este cam- po. Pero ademis, este sistema no es tampoco algo natural, que existe inmediata- ‘mente, sino que solamente ha podido desarraltarse bajo el presupuesto del estado de reconocimiento y solamente puede funcionar bajo las condiciones de libertad del estado de derecho, a las cuales se ha legado mediante la lucha y la superacién de Ia estructura de la dominacién y la servidumbre. El desarrollo de la economia moderna (capitalista) solamente ha sido posible a partir de la abolicién de las estructuras estéticas de los sistemas de dominacién del trabajo en la esclavitud de las sociedades antiguas y de las estructuras de servidumbre de la sociedad feudal. La confrontacién por el derecho del trabajo a la posesién de las cosas se trans- forma en una lucha a vida o muerte porque lo que esti en juego no es ya solamen te la pertenencia del objeto sino. a través de ello, el reconocimiento del ser para si de los propios sujetos que se niegan reciprocamente, “La determinada cosa [obje~ to de la disputa] no es considerada absolutamente en su valor en cuanto cosa... lo que esti en cuestién es solamente esto, que 1a cosa esti referida a mi. que yo soy una conciencia...” (HGW 6.308; eff. también: SE 44 y HGW 6, 309-310). La total inseguridad y el riesgo de muerte en la lucha produce como resultado la compren- sidn que el reconocimiento tiene que ser necesariamente reciproco y universal |El hombre llega a ser necesariamente reconocido y tiene necesariamente que }reconocer... Y este movimiento es el que supera precisamente su estado de natura- jleza” (HGW 8.215; HER 176) El Sistema de la eticidad muestra que las relaciones de dominacién se ven su- primidas ante todo en el dmbito de la familia, porque aqui “la vida se unifica y cesan las oposiciones” (SE 35). Los miembros de la familia encuentran en este mbito el reconocimiento reciproco de su singularidad natural. E] individuo busca sin embargo, més alla de Ia familia, un reconocimiento universal que solamente podri obtener en las relaciones juridicas de la sociedad civil, mediante su trabajo. Pero en las relaciones de la sociedad se producen otras formas de lesién del dere- cho y de dominacién y servidumbre que implican el no reconocimiento de la per- sona y dan lugar a nuevas formas de lucha por el reconocimiento. La lucha del reconocimiento aparece por lo tanto dos veces en el Sistema de la eticidad. Prime- ro en la situacién originaria de no reconocimiento en el estado de naturaleza (aun- que Hegel no emplea en este texto esa expresiGn). En un segundo nivel esta lucha Teaparece en el dmbito de la sociedad civil como consecuencia de la violacién del derecho reconocido de la persona a través de la opresién, del desconocimiento del honor de la persona y de los delitos contra la propiedad y el patrimonio de la fa- etc. (SE 38-52) Axel Honneth, el disefpulo frankfurtiano de Habermas, en su libro de 1992 so- bre Kampf um Anerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialer Konflikte, ha ensayado una sistematizaci6n de este tema en el Sistema de la etividad, distin- guiendo tres niveles de reconocimiento: 1) en la eticidad natural de la familia; 2) cn el derecho (de propiedad) y en las relaciones contractuales de intercambio y 3) en la eticidad absoluta de la comunidad politica de un pueblo en la cual “el ind viduo se intuye en cada uno de los otros como si mismo... [por cuanto] lo univer mn t as AUN wieua 208 Julio De Zan sal, el espiritu, es en cada uno y para cada uno, incluso en cuanto cada individuo es un singular”(SE 54) " En la Filosofia Real aparece primero el reconocimiento inmediato en la eticidad natural de la familia, que se realiza por medio del amor. La situaciGn de lucha se plantea a partir del conflicto entre las familias como individualidades plenas en si mismas. La lucha no seria por lo tanto la relacién originaria, sino que supone un sentido del reconocimiento previo, que se ha desarrollado en la familia y que se ve lesionado en la sociedad. En e! mundo ético el reconocimiento esti desde el comienzo, como su principio. De otra manera no se entiende como Hegel puede tratar el amor, la familia, el servicio recfproco y la comunidad de bienes antes de la lucha por el reconocimiento. En el amor se hace manifiesto ya este principio como “el clemento de Ia eticidad” en el cual “cada uno es reconocido, pero sola- mente en su caricter, como voluntad determinada o individuo natural no forma- do” (HGW 8.210; HFR 172). Lo que se aleanza por medio de la lucha es entonces un nuevo nivel del reconocimiento, en cuanto se hace universal, y en cuanto no se reconoce ya solamente el ser ahf natural, sino la particularidad que el individuo se ha dado por medio de su propia voluntad, la realidad objetiva de su libertad ya formada’. ‘La nueva disposicién de los momentos del reconocimiento que encontramos en la Filosofia Real se habia anticipado ya en las Lecciones de 1803/04, donde se retoman y se sistematizan los conceptos del Sistema de la Eticidad. El deseo hhumano que se eleva gracias al trabajo por sobre el apetito natural, como deseo due se reprime o se contiene a s{ mismo, se transforma en deseo de ser reconocido por los otros". Este reconocimiento se realiza 1) de manera inmediata en el circu- 1, A. Honnteh, La lucha por el reconacimiento, Barcelona, 1997, p. 30-31 y 37. Podria hablar- aoe es x Lecce de Jona, dun caro el dl rconocininto univer ds aca al Latucha adgutete ata foma dea guea, proc sudo no 8 ya Estados mai a aire io [aoc de sstermas de dominacién Para Hegel e8 peta ea de ntureza como estado de guerra, por lo thsnos penal Com ae ered Monn la concepetn de Hegel represen paso as on spel 2 vo ie Rots lates de ua svcd Gi unvrsl yeaa el pany a om cdida de ificacién del principio del ci yaen i ° fonneth cree ver una pérdida de significacién del principio del reconocimiento ya en 1a FA Honma et te a del ad dbo alana ds axel cami Flsfla Rel con rape a gel eral que osu ahora en Ta consrvccin sistema Ia aoe cn ress Honeth me parece eran en To fuxamental, por cuanto el modelo conde need nga eine so mise abana, anes So nor de a Posi del conceneia puede desarllase mis al per no pat det prin Reon, el modelo inerabjeita cn el cua cobra fodo su signifeado prime del eonocimient reir. Prin la Fenomenologia del Espiritu est la descripciGn mis elaborada de le génesis de este deseo: sa anarcencenlt ys teen desde ese tnd Sensible y del mando peri: ell es arieen ac remo sf misma apart del ser of La uloconeeei, qe simplemente Here pd deseo” (FE 108109). La era coneiencia (eric) que comprende Tos Wes ae yaa sess, fa poeepign yl etennit, no pusde spear a esi a aaa nom tcl jlo not recoowe ast so, paso gue a concienia es econocimiento Sata kt cmp independiente de a conic. Ens fora mi pare = mani se ed ee ao a concenia sensible ono ie nunca deo qu sae eset: que rae ed Conn solamente el ser Gel cosa. La cose, solamente porque ex: La filosofia prictica de Heget 2» lo de la familia, como reconocimiento inmediato de la singularidad natural det individuo, fundado en el amor. El reconocimiento reefproco del amor y la institu- cidn de la familia presupone aquella disciplina del desco formada en el trabajo. 2) En segundo lugar, “es absolutamente necesario que la totalidad a la cual ha llega- do Ia conciencia en la familia, Hegue a la conciencia de si en otra totalidad (mas amplia] y pueda reconocerse a s* misma en ella” (HGW 6.307). Esta otra es la totalidad social el espacio pablico de todo un pueblo en el que el reconocimiento se hace universal. Pero este paso no se realiza de manera natural, no es una mera ampliacién del anterior (como en la Politica de Arist6teles), sino que es el resul- tado de una conquista mediada por la lucha. Puede parecer sorprendente que én estas Lecciones de Jena pase Hegel a tratar la situacién de la lucha por el recono- Cimiento en el estado de naturaleza después de referirse al amor y a la familia. Pero el amor y el odio son sentimientos naturales, que pertenecen a la esfera del espiritu subjetivo. (En las Lecciones de 1805/06 el capitulo sobre “El espiritu real” va a tratar otra vez del matrimonio como institucién y sus aspectos legales). ‘Ademés la lucha por el reconocimiento no es solamente de los singulares, sino que en ella las familias “como totalidades se enfrentan a otras totalidades [o fami- lias] cerradas en si mismas"(HGW 8.213; HER 175). La diferenciacién y la inde- pendencia de los individuos no Hega a madurar para Hegel mediante la relacién sin oposiciones del amor, sino que tiene que pasar por el momento de la separa- cid y el distanciamiento frente al otro, el cual aleanza su expresién més radical en la lucha por el reconocimiento ". ella es: he ah lo esencial para el saber sensible, y este puro ser o esta inmediatz simple consttuye la verdad de la cosa" (FE 63). La verdad de la concicncia en su forma primigenia no es otra cosa aque el Ser de Parménides. “El andlisis... del comportamiento congnitivo, contemplative. pasivo, de tn ser 0 de un sujeto congnoscente, comenta Kojéve, no descubre jamés el porqué y el emo del nacimiento de la palabra "Yo", y por consiguiente, dela autoconciencia, es deci, de la realidad humana. El hombre que contemplaes “asorbido” por fo que él contempla: el “sujto congnoscente” se “pierde” en el objeto conocido. La contemplaciénrevela el objeto no el sujeto. Es el objeto y no cf sujeto el que se muestra asf mismo en y por -o mejor ain- en tanto que acto de conocer. El hon bre “absorbido” por et objeto que contempla, no puede ser vuelto “hacia s* mismo” sino por un Deseo." (A. Kojeve, La Dialéctica del Amo y ef Esclavo en Hegel. Buenos Aires, 1971, p. 11 "Bs interesante sear las flutuaciones de Hegel en la secucncia del tratamiento de os siguientes temas: lucha por el reconocimiento, familia, economia y derecho, Estado. El orden de la enumera cidn que acabamos de hacer es el que coresponde al Sistema de la Etcidad. Ex las Lecciones de 1805/06 en cambio se trastoea el orden de los dos primeros términos. En la Filosofia del Derecho, Finalmente, la secuencia es: Derecho, moralidad, familia, sociedad civil, Estado. Todavia en los escrito de Ta época de Nurenberg a familia es tratada en el context de 1a moralidad y la sociedad civil aparece como una figura independiente recign en las Levciones de Heidelberg de 1817/18 trasmitidas por Wannemans. El watamiento de la lucha por el reconoeimiento y de las relaciones de sefirioy servidumibre ha desaparecido. Sin embargo, no obstane la gran diferencia de la apaieneia externa, pucde decise que la secuencia bisica deta Filosofia del Derecho vuelve a retomar el orden el Sistema de a Ericidad, E tratamiento del derecho abstract y de la moraidad, que es el término nuevo que se ha inttodueid, son andlsis conceptales abstratos.previos al tratamiento de las realidades conctetas de la eticidad que comienza con Ia familia. La sociedad civil en cuanto diteren- te el Bstado englobael mundo de la economia y dl derecho institucionaizado en la administraién dela justicia, Finalmente, si bien la lucha por el reconocimiento no aparece en la Filosofia de! De- ‘echo, el estado de recondeimiento esta presupuestoy operante all porque es consttuivo de todas fas relaciones y estrcturas del espirtu objetivo (ph 871), y por eso en la Enciclopedia aquella lucha tiene que sr tatada en cl captulo sobre el “espritu subjetivo" 280 Julio De Zan La reproduccién del proceso de la génesis del reconocimiento en la Fenomeno- ogia del Espiritu, presenta solamente el esquema del segundo momento, desco- nectado del reconocimiento del amor en la familia. Con Jo cual pareceria que Hegel ha retornado a su concepcién anterior del Sistema de la eticidad. Pero si tenemos en cuenta que Ia sistematizacién de los pasos del reconocimiento de las Lecciones de 1803/04, que hemos esbozado, es bisicamente la misma que s¢ de- sarrolla en la Filosofia Real de 1805/06, y que la redaccién de este manuscrito es paralela en el tiempo al de la Fenomenologia, hay que pensar que estas diferen- cias no obedecen a un cambio de concepcién, sino mds bien a las exigencias de los diferentes contextos sisteméticos. En efecto, de acuerdo al plan de la Fenome- nologia no puede introducir todavia la eticidad de la familia al comienzo, en el capitulo IV sobre la formacién de la autoconciencia; pero necesita tratar aqut el tema del reconocimiento. Lo que pierde en riqueza y verosimilitud histérica la cexposicién de la Fenomenologfa, lo gana en profundidad, porque sus fuertes abs- tracciones permiten poner de relieve: 1) que en esta lucha se juega algo més, y~ ‘mas fundamental que un conflicto social, a saber: la formacién de la autoconcien- cia universal, que es el presupuesto no solamente de la universalidad del derecho ‘en el campo practico, sino de la universalidad en general y en cuanto tal, también cen el campo te6rico, epistémico, de la intersubjetividad, de la constitucién del sentido y de la validez del lenguaje, etc. 2) En segundo lugar, la descontextua cin y el nivel de abstraccién de la exposicién fenomenolégica de la lucha por el reconocimiento permiten comprenderla como figura de un tipo de experiencia que se reproduce en diferentes contexts y niveles del desarrollo de la formacién de la conciencia y de la historia. Porque como se muestra en la Fenomenologta la do- minacién y Ia servidumbre son ante todo los momentos de un desdoblamiento y de una dialéetica constitutiva de la propia autoconciencia en s{ misma y en su relacién con el mundo. La interiorizacién de esta oposicién se manifiesta mas claramente en la figura del estoicismo, que se enlaza en la Fenomenologéa inme- diatamente con la de la dominacién y la servidumbre'* Ya en la presentacién més concreia del texto de 1803/04 Ia lucha por el recono- cimiento revela aquella significacién mas profunda y universal, por cuanto en el desarrollo de la lucha se pierde de vista enseguida e! motivo particular que dio origen al conflicto. La lucha por la posesién sube a otro nivel, se transforma en una lucha a muerte, porque lo que esté en juego es el derecho y el reconocimiento de la persona en cuanto tal. Y més fundamentalmente atin, la lucha por el recono- ccimiento significa la crisis radical de la conciencia natural que tiene que morir y aceptar el hundimiento de su propio mundo. Porque lo que produce el reconoci- miento del otro como autoconciencia independiente es un descentramiento radi- cal de la concepcién del mundo propia de la conciencia natural 5 Aqui no podemos detenemos ms en la euestisn del significado espectfco que cobra est figura cen el contexto propio de la Fenomenologta del Espiritu. Cit. G. Jarczyk ! -P. Labartite, Les pre: iniers combats de la reconnaisance. Mattrise et servitude dans la Phenomenologie de I'Esprit de Hegel, Paris, 1987, ar re La filosofia prictica de Hegel 21 La lucha a muerte EI pasaje_por la experiencia de la muerte es un momento necesario. El miedo absoluto que ha experimentado el esclavo en la inminencia del peligro de muerte, “Io ha disuelto intemnamente, todo ha tambaleado en su conciencia y hasta lo que habia en ella de mis firme se ha conmovido. Ahora bien, esta movilidad univer- sal, el devenir absolutamente fluido de todo lo existente, es precisamente la esen- cia simple de la autoconciencia, su absoluta negatividad, el puro ser para si, el cual llega a ser de tal manera en esta conciencia” (PhG 134; FE 119). Por ello, mientras la conciencia dominante se ha vuelto positiva, no sabe ni puede mas que afirmar su posicién y sostener lo dado, la conciencia servil “tiene en ella misma, de hecho, esta verdad de la pura negatividad” que es el principio de su propia superacién. Sin la muerte del individuo natural y de su concieneia singular ego- céntrica ‘to es posible 1a constitucién del mundo objetivo e intersubjetivo y la integracién de la sociedad, porque “El singular es una conciencia solamente en tanto cada singularidad de su posesién y de su ser aparece como referida a su esencia total, como algo incluido en sf mismo; de esta manera él pone cada mo- mento como [siendo] sf mismo, por cuanto la conciencia es esto, el ser ideal del ‘mundo (HGW 6.307)'°, Las autoconciencias que se enfrentan quieren ser recono- cidas como estas totalidades absolutas. y en esta relacién el reconocimiento de una significa la muerte de la otra: para poder reconocer al otro cada uno tiene que morir a sf mismo. “La lesidn de una de sus singularidades es por lo tanto infinita, una agresién absoluta en cuanto agresién al si mismo como un todo. a su honor; y la colisién por cada singularidad es una lucha por el todo” (HGW 6.308). Esta lucha por el todo es una lucha a muerte. "Cada uno tiene que buscar la muerte del otro;_yo solamente puedo reconocerme como esta to ciencia del otro en cuanto me pongo en su conciencia {0 en lugar suyo] como quien, en mi acto de excluir al otro, soy una totalidad excluyente que busca la ‘muerte del otro” (HGW 6.310). Dificilmente pueda encontrarse una formulacién mas clara y mas fuerte de la critica del solipsismo de la conciencia (moderna) y de su negatividad criminal"” frente a la alteridad de! otro en cuanto tal. Es bien claro ahora, después de la criticas contemporineas de la filosofia de la conciencia, que en la situacién planteada, con la que se enfrentaba el pensamiento de Hegel, en la que el mundo como totalidad aparece como objeto para la con- Ciencia, y no existe ninguna relacién de intersubjetividad, Ia cuestién ética de la accin de matar al otro no podia tener cabida, porque la dimensién ética de la accidn presupone precisamente y se funda en el reconocimiento del otro en cuanto tal’, y es este punto de partida de Ia eticidad el que Hegel quiere reconstruir con "En esta decripcin la conciencia “natural” se superpone en cierto modo con la modesna filasofia de Ia conciencia de Descartes a Kant y Fichte "Enel Sistema de la Bricidad el capitulo donde tiene lugar la exposicin de este tema lleva como Litulo: “Das Negative oder die Freiket oder das Verbrechen” (SE 38-51), "cfr. J De Zan y otros, “La fundamentacin dela ética en la época contempordnea”, en Tépicos Revista de Filosofia de Santa Fe, N°3, 1995, esp. p. 81-82. 282 Julio De Zan esta figura de la lucha a muerte. “La violencia" que hay en el fondo de este fend- ‘meno no es por ello fundamento del derecho, aunque sea un momento necesario y Justificado del transito desde el estado de la autoconciencia hundida en el deseo y fen la singularidad al estado de 1a autoconciencia universal” (E $433, n.). Este conflicto anterior a la moral y al derecho tiene que elaborarse por la via de sus propias contradicciones inmanentes, sin recurso a esas instancias normativas. “El reconocimiento reciproco de la totalidad singular de cada uno se transforma en tuna relacién negativa de Ia totalidad.... en cuanto yo busco la muerte del otro me expongo yo mismo a Ja muerte, pongo en juego mi propia vida... y de esta manera supero mi singularidad como totalidad absoluta. El reconocimiento de la singula- ridad de la totalidad [de cada uno} entrafia por lo tanto la nada de la muer- te”(HGW 6.310-311). La muerte con la que se enfrenta la conciencia singular como totalidad es, 0 bien la muerte de su singularidad natural, 0 1a muerte de sf misma como concien- cia, es decir como totalidad del ser para si del mundo, Ambos extremos son dis- tintas formas del mismo fracaso de la lucha por el reconocimiento, “El uno no puede saber del otro si es una totalidad més que llevandolo hasta la muerte; y cada uno se demuestra del mismo modo a sf mismo como siendo una totalidad para si solamente en cuanto él se Heva a sf mismo hasta la muerte. El que se retrae en si mismo ante la muerte... es entonces para el otro de manera inmediata una no tota- lad, no es absolutamente para si, y deviene el esclavo (wird der Sklav) del otro. Si [el temor al la muerte lo paraliza frente al otro, y abandona el combate antes de Hegar a la muerte, entonces no se ha demostrado a si mismo como totalidad, ni ha podido reconocer al otro como tal”(HGW 6.311). El reconocimiento buscado del singular como totalidad entrafia por lo tanto una contradiccién absoluta (Ibid, 312), y la superacién de esta contradiccién y de la lucha a muerte tendri que ser necesariamente la superacién de la forma de la conciencia que se ha manifestado en esta figura de la lucha por el reconocimiento, “Tenemos aqui una vez més un claro ejemplo, escribe Planty Bonjour, de estas transiciones hegelianas que con- ducen hasta una oposicién aparentemente irreductible, pero para hacer tomar me- jor conciencia de la exigencia de una sintesis superior™ Si la exposicién al riesgo de la muerte demuestra la independencia de la auto- conciencia frente a la vida, la muerte efectiva suprime esa misma independencia, “pues como la vida es la posicién natural de la conciencia, la independencia sin la negatividad absoluta, Ia muerte es la negacién natural de la misma conciencia, la negacién sin la independencia, 1a cual, por lo tanto, permanece sin la postulada significacién del reconocimiento. Por medio de la muerte llega a ser, evidente- mente, la certeza de que los dos individuos arriesgaban la vida y la despreciaban cada uno en s{ mismo y en el otro, pero [si se matan] esto no se adquiere para los gue afrontan esta lucha... Su hacer es la negacién abstracta, no la negacién de la conciencia, la cual supera de tal manera que mantiene y conserva lo superado, sobreviviendo con ello a su llegar a ser superada” (FE 116-117). En la Filosofia Adoptamos en aqui la taduecién de Valls Plana de Gewalt por “violencia” (Cit, HWP. Hegel Enciclopedia de las Ciencias Filsfoficas, 1997, p. 479, 0.783. 2G, Planty-Bonjour, Op. cit, p. 44

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