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1. Descripción de la persona
Leticia es una mujer de 59 años, su familia se encuentra conformada por ella y sus
cinco hijos: Gastón de 31, Sebastián de 30, Amalia de 26, Carolina de 24 y
Verónica de 22. Leticia es viuda hace ya diez años y desde entonces no volvió a
formar pareja.
Al momento de las entrevistas se encuentra viviendo sola, ya que cada uno de sus
hijos formó su familia y viven en sus propios hogares.
La entrevistada trabaja en el ámbito de la salud pública hace diez años
aproximadamente.
Su difunto marido, es padre de sus últimas tres hijas mujeres. Sus dos primeros
hijos, son fruto de una relación anterior, quien lo abandona antes de que naciera
su segundo hijo.
En el mes de junio de 2014, la señora Leticia, por recomendación de una amiga
acude a consulta y manifiesta que el motivo que la impulsa a tal decisión, es que
hace siete meses su hijo mayor, Gastón, le hace una petición, ella lo expresa de la
siguiente manera: “…me dijo que no quería que vuelva más su casa, que no podía
ir más, para evitar problemas con su esposa.” (Anexo p. 1, entrevista nº1)
En la primera entrevista cuenta que se siente muy desganada, que prefiere
mantenerse encerrada en su casa, que le cuesta conciliar el sueño y que prefiere
no ver ni hablar con nadie. También manifiesta, que lo único que todavía logra
poder hacer es asistir a su lugar de trabajo, aunque muchas veces se encuentra
triste, decaída, cansada, sin ánimos y eso le dificulta realizar un buen labor;
expresa en varias oportunidades: “…La verdad no encuentro motivos, ni tampoco
un incentivo como para levantarme todos los días…” (Anexo p. 1, entrevista nº 1).
Luego relata que antes de esa última visita a su hijo, sucede que Gastón luego de
una fuerte discusión con su esposa (Olga), altercados en los que siempre era
protagonista la violencia física; él intentara suicidarse cortándose las venas.
Olga habla con Leticia por teléfono para ponerla al tanto de toda la situación, la
entrevista manifiesta que su nuera dice: “…si él no se mata, que la iba a matar a
ella…” (Anexo p. 29, entrevista nº7). A los días de lo ocurrido, Olga nuevamente
accede a cuidarlo e intentar solucionar los problemas entre ellos.
Leticia, igualmente, viaja a ver a su hijo e intentar ayudarlo, buscando asistencia
psicológica, pero él se niega, y le expresa que su único deseo es arreglar las
cosas nuevamente con su señora, que no podía vivir sin ella.
Además, cuenta lo siguiente: “…mi hijo G. hace muchos años atrás tuvo una fuerte
separación con su señora, y ahí lo que hizo fue traerme a dejar a sus hijos
conmigo. La señora también me los dejo, me firmaron papeles de autorización así
yo podía encargarme de los chicos, y ellos se fueron… así pasaron como seis
años conmigo los chicos. Y ahí volvió mi hijo a buscar a los chicos diciendo que ya
habían solucionado los conflictos con su mujer y que se los venía a llevar a los
chicos. (…) pero B, mi nieto mayor, se quedó conmigo viviendo un año más, luego
se tuvo que volver con sus padres porque ellos querían que él volviese a vivir con
su familia.” (Anexo p. 1 y 2, entrevista nº1)
La entrevistada relata que en una charla con su hijo, éste le dice: “…además Olga
no quiere que vengas más a ver a los chicos, porque si no, ellos no se van a
acostumbrar nunca a estar con nosotros.” (Anexo p. 19, entrevista nº5)
A su vez, Leticia, comenta que si ella permanecía ahí podía complicar las cosas
con Olga, porque ella le iba a decir a él: “…claro, ahora está tu mamá de nuevo
para salvarte…” (Anexo p. 29, entrevista nº7), por ello es que su hijo le pide que
no los visitara más, y que para evitar más problemas lo conveniente era que ella
no volviera más a su casa y desde entonces, Leticia pierde todo tipo de contacto
con ellos.
También menciona que en las noches que tiene insomnio sus pensamientos más
recurrentes son en relación a sus nietos e hijo y además sobre la muerte, se
pregunta constantemente el por qué sucedió todo eso, se angustia y durante las
noches frecuentemente llora y dice: “…sentía que en cualquier momento me iban
a llamar para avisarme que mi hijo se suicidó…” (Anexo p. 29, entrevista nº7).
Debido a sus estados de ánimos, Leticia expresa tener pensamientos, tales como:
“…pienso en que no tiene sentido vivir…”, “…para qué voy hacer las cosas si al fin
y al cabo no tiene sentido….”, “…No voy a poder hacerlo...” (Anexo p. 2, entrevista
nº 1).
También dice que al pensar en su hijo o nietos: “Me pongo triste, me agarra
mucha angustia, algo acá (señala el pecho) que no puedo sacar… No sé bien
cómo decir. Pero bueno ahí me encierro en mi casa, no respondo los mensajes
que por ahí me manda mi vecina o mis hijas diciéndome si estoy bien, o que no
me encierre si estoy mal, o que salga a tomar unos mates, cosas así; también
pongo el candado del lado de afuera así piensan que no estoy en mi casa, porque
no quiero hablar con nadie cuando estoy así.” (Anexo p. 2, entrevista nº1)
En otra oportunidad manifiesta: “(…) ya no tengo fuerzas para seguir
levantándome, seguir haciendo cosas que me gustaba hacer, que me hacía bien;
por ejemplo, como que quiero arreglar mi jardín, pero al llegar a la puerta del patio
ya no tengo las mismas ganas (…) que cada vez que voy a ir a hacer algo me
pregunto ¿pará qué voy hacerlo?, como que ya no tiene sentido” (Anexo p. 5,
entrevista nº2)
También dice: “(…) me siento como que no sirvo para nada, siento que a mis hijas
no le importa mucho mi situación (…) deben tener cosas más importantes que
hacer como para estar escuchando mis problemas.” (Anexo p. 7 y 8, entrevista
nº2)
A lo largo de las entrevistas Leticia comenta sobre la relación con sus hijas,
expresa que tiene contacto con ellas, pero a la que permanentemente ve y se
comunica es Amalia; que con Verónica, al vivir un poco más lejos la ve con menor
frecuencia, y con Carolina manifiesta cierto descontento, por no poder compartir
momentos con ella. De igual manera se refiere a sus hijas muy afligida, como
culpándolas de no interesarse realmente por ella, ni por su malestar, manifestando
lo siguiente: “(…) no hacen nada como para que yo esté mejor.” (Anexo p. 11,
entrevista nº 3)
A su vez, expresa reiteradas veces que no logra entablar una buena relación con
su hija Carolina, que sus conversaciones no son muy fluidas, que le cuesta llegar
a ella, y que a la hora de conversar no se mencionan temas relacionados a la
familia, en un momento dice: “… no me pregunta como estoy yo, siento como si no
se preocupara por mí…” (Anexo p.14, entrevista nº 4), lo cual la apena mucho.
También enuncia: “Siento que Caro no me da lugar para poder hablar de lo que
realmente me gustaría hablar. Pareciera que es más como una vecina que mi
propia hija, a veces siento que soy una extraña, no su mamá” (Anexo p24,
entrevista nº6). Estas situaciones relacionadas a su hija Carolina son cuestiones
que a Leticia la angustian mucho.
En una conversación que tiene con Amalia sobre Gastón, ella expresa que su hija
le dice que: “no quiere verme más triste, que no me tengo que encerrar… Que
deje de joder con Gastón porque a él no le importa nada, que me estoy olvidando
de que tengo otros hijos y nietos que no estoy viendo eso.” (Anexo p. 9, entrevista
nº3) Dicha conversación la puso triste, lo cual la llevó a despedirse de manera
apresurada de su hija para volver nuevamente a su casa, y relata la siguiente
situación: “(…) tome mal el colectivo, ahí me puse peor, ya comencé a pensar que
soy una tonta, y me dije que inútil, cómo voy a tomar mal el colectivo (…) Tan
triste me puse que ya me acosté, no quería hablar con nadie, no miré tele, no
tomé mi mate... Tampoco comí nada el resto del día.” (Anexo p.9, entrevista nº3)
Continuando con las entrevistas ella describe tres crisis de los últimos cuatro
meses, previos a la consulta.
Las crisis que describe se consideran tentativas de suicidio. Dos de ellas por
ingerir pastillas (de las cuales no pudo determinar exactamente los nombres), en
las cuales, es socorrida por su vecina y por su hermana; quienes al encontrarla la
trasladan al hospital más cercano y le realizan las intervenciones necesarias.
En la tercera crisis, describe un intento de ahorcarse con una soga suspendida del
techo, situación que es interrumpida por la llegada sorpresiva de su hermana a su
casa, justo cuando se encontraba escribiendo una carta dirigida a sus dos hijos
varones.
Desde ese episodio asistió al médico psiquiatra, acompañada de su hermana, y
desde entonces toma determinadas medicaciones (Clonazepam, Alprazolam,
Fluoxetina) suministradas por dicho doctor.
También cuenta que desde dicho episodio, la soga aún se encuentra colgada,
además manifiesta “Yo fui muy cobarde, soy muy cobarde… Porque no puedo
concretar lo que iba hacer.” (Anexo .p 10, entrevista nº 3). Además expresa que no
la saca porque: “si no me funciona todo lo que estoy haciendo con las pastillas y
con usted, yo sé que voy a terminar ahí” (Anexo p.10, entrevista nº3).
En varias oportunidades expresa sentirse muy sola, y que desde que los hijos de
Gastón se fueron, ya nadie la visita como antes, ni tampoco la dejan disfrutar de
sus otros nietos, como antes sí lo hacía.
En una oportunidad refiere: “…me siento muy sola y Carolina no se da cuenta lo
bien que me haría que Nico, su hijo, pasara tiempo conmigo o pasar tiempo como
los hijos de Amalia” (Anexo p.15, entrevista nº 4).
Con respecto a la conducta de Leticia durante las entrevistas, la misma
denota estar siempre muy triste realiza comentarios negativos hacia su persona,
en relación a sus períodos de insomnio suelen ser muy reiterados, lo cual afecta
su estado de ánimo constantemente.
En uno de los encuentros se le solicita a Leticia que realice una escritura en
la cual pueda expresar lo que sentía y/o quiere decir, en el encuentro posterior la
entrevistada cuenta que “…me salió escribir tres cartas, una para cada una de mis
hijas”. (Anexo p. 13, entrevista nº 4), en las cuales Leticia intenta expresarles a
sus hijas lo que está sintiendo, pero en lugar de entregarles dichas cartas ella opta
por poder hablar con ellas respecto a lo que escribió, en palabras de la
entrevistada “Intenté no sonar como si le reprochara algo, sino más bien intenté
contarles lo que me pesaba, lo que me pasa mejor dicho, porque estuve pensando
mucho en todo lo que venimos hablando y tal vez ellas no sepan cómo ayudarme,
yo tampoco les ayudo a ayudarme, y como me cuesta hablarlo lo escribí, eso sí…
Todavía no les entregué…” “…Pero tengo ganas de poder hablar. Me hizo muy
bien haber escrito, como usted dijo… Me ayudó a ver bien qué es lo que en
verdad quiero decir, pensar mejor cómo decir también lo que me pasa.” (Anexo p.
13 y 14, entrevista nº 4)
En los últimos encuentros Leticia manifiesta sentirse diferente: “me estuve
sintiendo mucho mejor. La gente me anduvo diciendo, ¿he que pasó que te veo
tan bien? Y la verdad que hasta yo me siento que estoy mejor, como si hubiese
dado un gran paso” (Anexo p. 22, entrevista nº 6). Asimismo, se la ve más
arreglada, es decir, maquillada, usa vestimenta colorida, su lenguaje más enérgico
incluida gesticulaciones corporales, entre otras.
Por otra parte, Leticia, a medida que va mejorando su comunicación con
sus hijas, sobre todo con su hija Carolina, con la cual presentaba mayor angustia
por no lograr acercarse; la entrevistada relata una situación en la cual no solo
logra un avance comunicacional con Carolina sino que también logra deshacerse
de la soga que hacía tiempo la mantenía colgada en una habitación: “…ella sale
de la habitación con la soga en la mano… Me mira y me dice: Mami… esto ya no
sirve…, ahí… yo me quedé helada; no sabía qué hacer, y me la dio en la mano…”,
“…yo pensaba que no le importaba a nadie, que todos miraban pero nadie me
preguntaba porque no les importaba, pero ahora pienso que tal vez tenían miedo
de preguntar, (…) Pero ahora verla a Caro con la soga en la mano, yo quedé
helada, y ahí agarré yo la soga y ella me abrazó, yo comencé a llorar.” “Al otro día
cuando me levanté para salir a trabajar, me acordé, busqué unos diarios y prendí
fuego con otras basuras, y bueno… La quemé.”, luego se le pregunta cómo se
sintió haciéndolo, ella responde: “Y como que no sé… Me reía sola, es como que
me salía de adentro una alegría, y pensé que fue bueno que lo haya hecho Caro,
que ella la haya sacado, es como que yo sentía que me acerqué a mi hija, como
que pude conectarme con ella de nuevo.” (Anexo p. 30 y 31, entrevista nº 7).