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La teoría clásica en educación se puede considerar a través del modelo liberal, basado
en La República de Platón, donde se plantea un proceso disciplinado y exigente, un
currículo donde las materias se presentan en una secuencia lógica y coherente para
lograr el aprendizaje.
Botella y Feixas (1998)[2] explican que, la psicología cognitiva representó una reacción
a la inadecuación de los modelos conductistas de estímulo-respuesta. En sus inicios se
puso énfasis en el procesamiento de la información y esos modelos dice Mahoney (1991),
se guiaban (algunos todavía) por lo que se denominó “metateoría sensorial de la mente”
que parte del supuesto de que la representación mental es una copia internalizada de la
realidad externa, por lo que se concibe la mente como un procesador pasivo-receptivo
de información que media entre el input de un estímulo y el output de una respuesta.
instrucción. Aprendizaje e instrucción, para él, son dos dimensiones de una misma teoría
pues ambas, dice, se pueden estudiar conjuntamente. Trata de proporcionar pautas de
El constructivismo es una respuesta a los problemas del ser humano ante la avalancha
de información y medios electrónicos que facilitan y promueven la comunicación. Los
antecedentes se encuentran en los trabajos de Vygotsky y de Piaget. Pone énfasis en la
búsqueda epistemológica sobre cómo se conoce la realidad, como se aprende esto es,
el origen y desarrollo del conocimiento y la cultura.
La presión de los medios de comunicación social de final del siglo hace más presente
cómo los jóvenes aprehenden al mundo y la cultura que les rodea de forma indirecta a
través de representaciones y para que se produzca la reconstrucción del conocimiento,
se necesitan competencias comunicativas específicas para interactuar con los medios
para que se realice la comunicación. Los lenguajes tecnológicos (verboicónicos,
musicales, digitales) yuxtapuestos al lenguaje general pueden provocar procesos de
traducción y reconstrucción sirviendo para el desarrollo de dimensiones cognitivas y
afectivas del sujeto.
Ideas básicas de Lev S. Vigotsky. La teoría histórico cultural presentada por Vigotsky
señala su concepción acerca del desarrollo de las funciones psíquicas superiores del
hombre, fue “...el primer intento sistemático de reestructuración de la psicología sobre
la base de un enfoque histórico acerca de la psiquis del hombre...”[6] Surge, por una
parte, como contradicción a las ideas fundamentales acerca del desarrollo y por otra, a
las posiciones biologicistas acerca del desarrollo de la cultura, como un proceso
independiente de la historia real de la sociedad. Para Vigotsky, el desarrollo de la
sociedad humana (...) todo cultural es por su naturaleza un fenómeno
histórico.”[7] El principio del historicismo en la explicación de los hechos y fenómenos
del desarrollo del hombre como ser social.
En otras palabras, el papel del adulto y los iguales en el proceso de aprendizaje, ofrecen
una labor de andamiaje como apoyo al sujeto que aprende. Como Vigotsky (1979:133)
señala al concretizar que la ZDP es la distancia entre el nivel real de desarrollo
determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel
de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la
guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz.
Las tareas de aprendizaje seguirán la secuencia, primero acompañado después sólo, así
por la apropiación de la cultura a través de la interacción social se va construyendo la
propia subjetividad, en este caso, cognitiva. Para Vigotsky el aprendizaje organizado se
convierte en desarrollo mental, muchos de sus niveles no serían alcanzados sin su
concurso, esto es, el del saber cultural (mediado). Se desprende de esto la naturaleza
social-cultural de los procesos psicológicos superiores, ya que dependen en su origen y
desarrollo inicial de la intervención de adultos y de la instrucción.
Su trabajo contiene las ideas nuevas y revolucionarias que surgen en América Latina.
Su proyecto educativo parte de la praxis, apunta a crear humanización, esto es, liberar
al ser humano de todo lo que no le permite ser verdaderamente persona. La pedagogía
existente en ese tiempo responde a los intereses de las clases dominantes cuyos
métodos no permiten que el ser humano se independice y sí sea invadido por la ley del
temor. Por lo que su propuesta se basa en que toda liberación (en conocimiento,
criticidad, creatividad, política, económica, sociocultural, etc.) tiene que partir del mismo
ser humano y su práctica para transformar la realidad.
La educación tendrá que integrar al educador y al educando de manera que ambos sean
educadores-educandos, para que la educación deje de ser un acto de depositar
(bancaria), de narrar, de transferir conocimientos y valores a los educandos y sea
problematizadora para ambos en construcción dialógica. Un acto cognoscente donde el
objeto cognoscible es el mediador entre sujetos cognoscentes (educador-educando) que
han superado las diferencias entre ellos, puesto que ‘nadie educa a nadie, nos educamos
unos y otros’. Ahora, educación y comunicación marchan mancomunadas.
Mario Kaplún (2002)[14], apoyado en las formas de apropiación de la realidad de
Freire, plantea algunas ideas para conocer la concepción de la educación que subyace
en las prácticas de nuestra comunicación. Propone tres modelos de educación, los dos
primeros son profundamente conductistas y el tercero plantea la posibilidad de revalorar
el proceso de crecimiento individual en el trabajo colectivo.
El primero hace énfasis en los contenidos, su objetivo es: Que el educando aprenda.
Los resultados: el educando repite, memoriza y olvida, no asimila, pues no hay
participación personal. Se identifica con los modelos conductistas.
El segundo hace énfasis en los efectos, identificado con las propuestas de los teóricos
cognoscitivistas, donde se propugna por el cambio de conductas con la
llamada ingeniería del comportamiento que modela la conducta de las personas de
acuerdo a los objetivos establecidos a priori. Su objetivo es que el educando haga, que
ejecute lo que previamente se diseñó, nunca como participación consciente y crítica,
sino como repetición ordenada.
Se trata de una educación que busca formar (busca su perfeccionamiento) a las personas
para que transformen su realidad pero no en forma individual, sino en comunidad, en
equipo, educándose entre si, aprendiendo juntos, construir juntos en un proceso de
acción-reflexión-acción (diferente a la 1ª).
Es un modelo autogestionario que forma para la participación en la sociedad. Aquí no
hay errores sino aprendizajes. El educador estimula el proceso de búsqueda para
problematizar, hacer preguntas, escuchar, ayudar a que el grupo se exprese. El objetivo:
que el sujeto piense y que ese pensar le lleve a transformar su realidad.
Las políticas educativas requieren un gran conocimiento sobre las realidades del país y
de cada región, por lo que se impone una administración moderna y con una seria
participación de las comunidades y tomar en cuenta las necesidades de los estudiantes,
los profesores, las familias, además de los directores, no sólo a los empleadores y los
propietarios.
Este modelo “bancario” solo transmite la información con los elementos de emisor,
receptor y mensaje como una comunicación dictatorial. Aun usando materiales visuales
como: fotografías, acetatos; materiales audiovisuales como: filmes, televisión, videos,
etc. Y auditivos como: Cds., cintas, radio, etc, propios de la tecnología educativa, sin
embargo la comunicación-enseñanza sigue siendo vertical.
Estos dos modelos, son los clásicos y que se han venido usando en los grandes medios
de comunicación e instituciones educativas. No se deja espacio para el espíritu creador
y tampoco para la reflexión del aprendiz.
El modelo propuesto por Mario Kaplún[16] que estimula al estudiante a una autogestión
para que se dé el aprendizaje y cuando se presenta el espacio para la expresión, ya que
señala que un adulto asimila el 20 % de lo que oye, 30 % de lo que observa, 50 % de
lo que observa y escucha, 70 % de lo que expresa y 90 % de lo que elabora por sí
mismo.
El cuadro siguiente pretende esbozar las principales características de los tres modelos
que presenta Kaplún en relación con el uso de las TICs para poder entender el diseño
metodológico de los cursos desde la perspectiva de la actividad de los sujetos implicados
en la concepción y diseño del proceso de aprendizaje.
Este modelo, que enfatiza el momento del proceso, como ya explicamos al resumir o
comentar los modelos comunicativos, resulta interesante si partimos de nuevas
premisas, fundadas en una visión integradora de la actividad humana y del hombre como
sistema complejo que piensa, conoce, actúa, valora y se comunica. Al margen de una
concepción integradora, cultural del hombre y su subjetividad, cualquier modelo resulta
estéril. La eficacia de la unión de los modelos de educación y comunicación debe pasar
por una concepción compleja y contextualizada del hombre y la sociedad como sujetos-
agentes, para que el proceso enseñanza-aprendizaje sea fecundo y productivo. De lo
contrario continuará la guerra de los modelos por imponerse, en detrimento de la
eficiencia del proceso enseñanza-aprendizaje. Esta intelección y discernimiento del
problema es propia tanto para la educación presencial como para la no presencial.
Se trata ante todo de reformar el pensamiento para cambiar las mentalidades y el saber
educativo y comunicativo, en su unidad dialéctica. Hay que pensar la subjetividad a
partir de nuevas premisas, y más aún después de la revolución ocurrida en la tecnología
de la información y la comunicación, para no perder lo más importante: el proceso
cultural, y con él, al hombre, inserto en la cultura.