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‘STORIES, jOVIMENTO OPER SRASILIANO, ss 1990-1965 Bllenos Aires, 15 de Junio de 1927 Ne 25 Revista quincenal editada por el * Secretariado Sudamericano de la : Internacional Gomunista s ©, Redaccién y Administracién: ESTADOS UNIDOS 1525 — BUENOS AIRES, Republica :Argentina SUMARIO: "Statanco.—"ta tc er Saco 7” Wore oa Maniteto det Secretariado contra Ia guerra ~ Fincln imperaiste de Ie ©. Ors, Bt Congres aq viene. — Ln victoria yanqut en Nicaragua — EI de Ja Internacional Sindical Roja, — 2 anovimiento eb Pleo do-Tucna y, Arica. — EL movimiento campesing en‘ ro en la América Cente yin lucha antidmperialist pop Misico, por Di Hondorac. —"Los obreros y campesines de J. Kovsunaly, — Les prograses del torlaiente coagaics {obs frente al imperialism yanasi, por Julio Mella. — Ma: Wratleflon Ea ditadura sitar fuscata on Chis = nifiesto del P. 8, Miximo, de Bolivia, — La opresién La represién en el Perd. — “E] Materialismo Histético™ _ LA GUERRA QUE VIENE ® Ya es evidente que la guerra, desatada una clamaciones pacifistas, los Estados capitalistas "vez mas por las potencias imperialistas, es un han preparudo febrilmente la nueva guerra, ane + hecho politicamente resuelto, pasando a ser tan estan a punto de desencadenar contra Ja Union sélo un problema en el orden técnico de su ul- Sovietista y, por ende, contra la China revolu- timacién material. La conflagracién del 1914-18, cionaria. La paz y_el sistema capitalista’son ele~ producto de las contradicciones imperialistas, le- mentos incompatibles; Ia, guerra es um mal es- “jos de liquidar los conflictos substanciales origi- pecifico del capitalismo. Tal lo demuestra Ia narios de las guerras, ha agudizado sus elemen- historia, en general, y la crdnica de los aconteci- tos, ha multiplicado sus causales y ha incrustado mientos de los dltimos afios, en particular. Noes | en el mundo un verdadero semillero de suerras; una casualidad que en el gravisimo conflicto sus- el Tratado de Versalles — documento elaborado citado por Gran Bretafla con la Unién Sovietis- pacientemente por los tiburones mas notorios del. ta, Inglaterra haya asumido ostensiblemente, Ja. imperialismo, mundial, destinado a ofrecer una funcién de provocadora: y es que mientras el Es- | “sedicente garantia de ‘‘paz’’, — consagré defi- tado proletario quiere la paz, porque Ja necesita, nitivamente el derecho de rapifia, operando una porque en ella puede desenyolver los prodigiosos- ‘cinica redistribucién del universo y creando las elementos de progreso de la economia s0cialistay ©” condiciones preparatorias de nuevos conflictos el capitalismo no puede hallar para sus proble- sangrientos. La sonoridad de las palabras vacias mins otra via de solucidn que la de la guerra. Ca- de sentido no ha podido ocultar esa significaciéu, da vez aparece mas‘claro ante los ojos de las vas- ni las instituciones surgidas del Tratado — Liga tas masas oprimidas, que la lucha contra la gue- = Jas Naciones, Oficink Internacional del Tra- rma coincide basta su resolucién con la Incha 50, de} ite de la anterior, etc., — han po- ocntra el capitalismo. * dido see Obra cosa que los agentes mas directos _ © immediatos de los apctitos imperialistas y los ¥ vehiculos de una mas profund) explotacién de Gran Bretaiia es la nacién que mas ha pesado 7 = los pueblos y nacionalidades oprimidos. siempre en las ngresiones contra el régimen so- nando aun no se ha secado la sangre de los vietista. La urgencin que revela en ese terreno, 4 © “itiones y millones de victimas de la guerra an- corresponde, sin duda, a Ta rapidez con que se , terior, cuando las ruinas y desvastacicnes por desarrollan los factores de su desmoronamiento ella producidas no han sido reparados, cuando imperial. No es menester recordat aqui el papel | no se ha dejado tiempo ni para el ocaso de una | predomitlante que desempeiié durante el pericdo, | generacién, se anuncia ya en términos inequivocos, lei ‘‘comunismo militar’’. Después, ‘sa acomo- ales, decisivos, el estallido;de la nueva gue- ,modamiento a las circunstancias no fué sino la 477, ifdisputablemente més temible que la pre-. adaptacién que) le permitiria.espiar la primera eedente en virtud delv progreso f oportunidhd “de xeiniciar, con mayor éxito sus “a materia militar. A pesar de sus hipécritus de-, agresicnes. En tal empeiio, el'gobierno imperia- w 4ista de Gran Bretafia intent6, sin hacer mella en el régimen sovietista, frecuentes avances di- plomaticos y presiones politicas, y esto ha sido Jo corriente, puede decirse, desde lo asuncién al poder del gabinete conservador. Este estado la- tente se convirtid en la politica imprescindible en Ja cuestiton del dia, desde que un cimulo de circunstancias — el desarrollo del movimients de emancipacién de las colonihs, el incontenido pro- ceso de desagregacién de los Dominios y, en pri- mer término, ese gran acontecimiento mundial que fué la huelga general de mayo y la huelga de los mineros, — advirtié hl imperialismo brita- nico de los grandes peligros que lo rodeaban, amenazdndolo seriamente, El capitalismo briténico, que tiene una pro- nunciada educacién de clase, comprendi¢ desde el primer momento la significhcion temible de la huelga general. La traicién nunca tan vergonzo- sa de los Iideres no disminuye en nada ese hecho: por vez primera las grandes masas proleturias de Inglaterra fueron movilizadas en una vasta ac- én de clase, en un combate de perspectinas enormes, en una lucha que trascendia Ics cuadros corporatives para atentar contra el Estado capi- talista, contra la estabilidad burgues: misma. La clase gobernante ha deducido sus experien- cias de ese hecho inmens», y sus dos principales conclusiones son: la feroz legislacién anti-sindi- cal y la maxima agresividad en su politica exte- rior. Ademés, el afio 1926 marca, en el orden inter- nacional, dos sucesos de transcendencia inexcu- sable para Gran Bretaiia. Por una parte, los clamorosos éxitos de la revolucién china, las de- rrotas en muchos frentes de sus agentes directos, Ja consolidacién del frente nacionalista revoln- cionario y, dentro de éste, Ih consolidacién de ta clase obrera y su creciente funcién directriz del movimiento emancipador. {Qué significa la vic: toria definitiva de la revolucién china, sino la pérdida, por Gran Bretaili, de uno de Ics mis, formidables pilares de su potencia imperialista? ‘Mis afin; la revolucién china es, por si misma, Por simple accién de presencia, un factor poli- tico de primera magnitud en la emancipacién de Jos pueblos oprimidos y, en primer término, de Jag Indias. En otras palabras, equivale al ocaso del imperialismo briténico. He aqui, pues, un hecho externo de la mayor importancia para la politica del Estado inglés. Bl otro suceso int nacional que incide en forma activa para la de. terminacién de 11 politica del gobierno conser dor, es la existencia de la Union Sovietista, su desarrollo portentoso y el desenvolvimiento de su economia, dentro de la cual los elementos so- cialistas crecen de manera auspiciosa y enérgi- da, Econémicamente, ese desenvolvimionto testi- monia en 1ss hechos la superioridad de la eco= nomia socialista; politicamente, representa en Jo interior Ia consolidacién del Estado proletario y, en Jo exterior, una fuerzh que pesa creciente- mente en las relaciones internacionales. Los pro- LA CORRESPONDENCIA SUDAMERIGANA, gresos dé la Unién Sovietista constituyen, por si solos, el faro més eficaa para el proletaria- do internacional, que asi descubre, con los sen- tidos, diriase, el camino que debe seguir en su lucha por el derrocamiento del Estado capitalis- ta. Aiiddase al cuadro ligeramente esbozado el pancrama ofrecido por los Dominios: la reciente Conferencia Imperial, que ha encontrado un “modus vivendi"’, demuestra que el Imperio no esté en condiciones de impedir el desmorona- miento a que asiste. Los compromisos coneertados nO contrapesan, a pesar de todo, la tendencia hacia la desagregacién, lo cual revélase especial- mente en el desplazamiento de las corrientes eco- nomicas de esos Dominios y en la fheultad de realizar por si propios ‘‘su’’ politica exterior. En tales condiciones es que el imperialismo briténico se orienta hacia la guerra. Es para él una necesidhd vital impedir el desarrcllo de la revolucién china; pero comprende demasiado bien que ello no puede obtenerse sin tener las manos libres, esto es, sin vencer previamente a la Unién Sovietista. La agresin militar desembo- zada al precio de un acuerdo con las demas po- tencias, con el fin de vencer 1a revolucién china coincide asi con la guerra qontra la Unién Sovie- tista. Esto es lo que explica la insolente provoca- cién britanica, realizada por medio de Chang-So- Lin, conti la representacién sovietista de Pekin y es lo que explica, igualmente, una reedicién aumentada y corregida de ese atentado contra la Arcos, en Londres. Semejantes atropellos, so- bre todo el altimo, dan la prueba de 4h finalidad de la politica britinica: se prepara, no cabe la menor duda, Ja guerra contra la Union Sovietis- ‘4 ¥ contra la China revolucionaria. Gran Bretaiia tenté la creacién de un frente europeo anti-sovietista; sus gestiones en ese sex- tido en Ja Gltima sesién de la Liga de las Naci nes, no tuvieron éxito. Buscé en seguida, en el terreno “‘pacifico"’, ti prosecusién’ de 1a misma politica guerrera: se trataba de ‘‘atraer‘‘ ls Unién Sovietista a la esfera de influencia de Ginebra y ‘alli preparar el block contra los So- Viets; mas la posicién terminante de la delega- ion sovietista en la Conferencia Internacional Econémica evidencié que la Unién Sovietista no estalla dispuesta a dejarse engafiar. Bl capitalo siguiente fué,"para Inglaterra, la presién directa, la provocacién, Ia amenaza: y ya en este sector, ella losr6 un éxito innegable. La entrevista Bald- win-Briand — y el compromiso consiguiente, — coincide con el asalto contra la representacién sovietista. Después de ese acto de pirateria, el gobierno imperialista procedié a la ruptua de relaciones con la Unién Sovietista. Es decir, la guerra con- tra la Unién Sovietista es cuestién politicamen- te resuelta, Blla encarf nna accién de conjunto contra los Soviets y contra China y, subsidia- riamente, contra los Partidos Comunistas de los ] LA CORRESPONDENCIA SUDAMERIC. demas paises. La famosa historieta de las direc- ciones comunistas ‘‘Malladas’’ en la representa- cién comercial sovietista de Londres es un refle- jo parcial de ello: Ios gobiernos sudamericanos, siempre complacientes con los imperialistas, que son sus amos, han efectuado ya investigaciones, detenciones, etc, contra los Partidos, Ienando una funcién de complementacién con la obra de los imperialistas britanicos. Sobre todo para los Partidos de Francia e Inglaterra sera exacto es- to que decimos. ¢Por qué se hace empalmar esta, ola de represién anti-comunista con la guerra contra la Unién Sovietista y Chih? Porque el imperialismo advierto clhramente la funcién pri- mordial que desempefiara el proletariado en los m4s inmediatos acontecimientes internacionales, En efecto, el proletariado de hoy no es el del 1914, tiene la experiencia de la guertta pasada y de varias revoluciones, de la guerra civil y del terror blanco y cuenta con lo que carecia en- tonces: con vanguardias resueltas y homogénehs ave sabrén cumplir todo su deber en la Iucha te- naz y efectiva contra la guerra que viene. Sc Prepara un golpe decisivo conti la Union So- vietista, baluarte del proletariado mundial, y con- tza la China revolucionaria, el heroico aldo de Ja revolucién proletaria de todos los paises del mundo. El imperialismo necesita paralizar bl proleta- riado, contrarrestarlo como elemento enemigo de la guerra, y el primer paso seré sofocar su cabe- za directora, su vanguardia actuante y comba- tiva, el Partido Comunista. He aqui por qué los responsables de Ia guerra préxima, inminente, in cluyen en su programa de accién el recrudeci- miento de la lucha contrh el comunismo. éCuéles son nuestros deberes? La certeza de los preparativos pari la guerra contra la Unién Sovietista y contra la China r: volucionaria; las perspectivas de ese laconteci miento; la trascendencia tinica e histérica de los mismos, estan alli para patentizar que el centro de gravedad de la accién revolucionaria se ha desplazado hacia la cuestién internacional, hoy colocada por sobre toda otra. Esto conforma las condiciones de nuestra Jabor. El deber primordial de todos los Partidos Co- munistas latino-americanos es el de ccomenzar desde ya la lucha contra Ja guerra y la prepar: cién ulterior de la actividad qve deba desarro- Uarse sobre esa base. Es de todo punto de vista indispensable iniciar entre las masas obreras wi. intensa agitacién que las esclarezca sobre los pe- ligros de la guerra, su significacién y sus conse- enencias. Todo el proletariado debe desplegar una accién homogénea contra la guerra y consolidar un frente tnico de acero alrededor de la Unidu Sovietista y de la China revolucionaria, La agi- tacién no puede limitarse, naturalmente, a de mostraciones piblicas y campaiihs de prensa, ‘que son sin embargo indispensables: es menester movilizar a Jos sindicatos, plantearles el problema Uevar la cuestién a la fébrica, usina, empresa, etc, La brutalidad impaciento con que ha proce. ido el imperialismo britnico sefiala en forma clara que Ja proWbilidad de la guerra no es re- mota, sino quo se trata de un hecho inminente; de aqui se deriva la mecesidad de comenzar in- mediatamente la accién, ngitacién y organizacion de la lucha contra la guerra, La guerra se desarrollard en el viejo conti nente: mas esto no significa qne Centro y Sud Amérids, especialmente esta iiltima, no estén la- madas a tener una participacién principalisima en la carniceria que prepara el imperialism. Los paises sudamerieanos constituyen tm merca- do muy importante para Gran Bretafia, que di rige esta lucha contra la revolucién. La presién briténica se hard sentir sensiblemente, entonces, sobre estos paises, que de tal modo participardn de hecho en una aventura criminal de vastas pro- porciones contra los Soviets y contra Ia revolu- cién china, Otra razén que determina la fancién que ju- garé Sud América en esa guerra contra la eman- cipacién y contra el Estado proletario, es que como en la pasada conflagracién, sus paises se- rian los centros abastecedores de los paises impe- rlalista que encabezan la guerra y de sus ejérci- tos, La inaccién del proletariado significaria que las masas trabajadoras latino-americanas toma- rian sobre si la vergenzosa responsabilidad de alimentar a lhs fuerzas funestas de la Historia, a las clases opresoras que conducen la guerra con- tra la UniGn Sovietista y contra la revolucién, en el Oriente. ‘La cuerra es ya un hecho politidamente resuel- to por el imperialismo; su traduccidn prdctica es sélo cuestién de tiempo, de tiempo escase. Urge, entonces, que los Partidos Comunistas latino-ame- ricanos comiencan seriamente la accion contra 1a guerra: la agitacién y organizacién de la misma debe culminar con grandiosas demostiaciones de protesta y con la hmelga general en ocasién do su estallido y, Iego, con la sancién de un boicot cerrado contra las potencias imperflistas, Las consignas son: iNo tocar a la Union Sovietista! jAbajo las manos ante China! iAbajo th guerra imperialista! iNi trigo ni carne para los bandidos del im- perialismo!

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