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1.2 Contenido
1.2.1 Noción; Definición y fuentes no voluntarias de la responsabilidad
Civil.
La responsabilidad civil es la obligación de resarcir que surge como consecuencia del daño provocado por un
incumplimiento contractual (responsabilidad contractual) o de reparar el daño que ha causado a otro con el que no existía
un vínculo previo (responsabilidad extracontractual), sea en naturaleza o bien por un equivalente monetario,
habitualmente mediante el pago de una indemnización de perjuicios. Díez-Picazo define la responsabilidad como «la
sujeción de una persona que vulnera un deber de conducta impuesto en interés de otro sujeto a la obligación de reparar el
daño producido».1 Aunque la persona que responde suele ser la causante del daño, es posible que se haga responsable a
una persona distinta del autor del daño, caso en el que se habla de «responsabilidad por hechos ajenos»,2como ocurre, por
ejemplo, cuando a los padres se les hace responder de los daños causados por sus hijos o al propietario del vehículo de los
daños causados por el conductor con motivo de la circulación.
La responsabilidad civil puede ser contractual o extracontractual. Cuando la norma jurídica violada es una ley (en sentido
amplio), se habla de responsabilidad extracontractual, la cual a su vez puede ser o bien delictual o penal (si el daño
causado fue debido a una acción tipificada como delito) o cuasi-delictual o no dolosa (si el perjuicio se originó en una
falta involuntaria). Cuando la norma jurídica transgredida es una obligación establecida en una declaración de voluntad
particular (contrato, oferta unilateral, etcétera), se habla entonces de responsabilidad contractual.
Las obligaciones se clasifican habitualmente como de medios y de resultados, y esto tiene una gran importancia al
determinar la responsabilidad civil contractual. El incumplimiento, que es uno de los requisitos básicos para que la
responsabilidad se produzca, dependerá de la clase de obligación.3
Cuando una norma o un contrato obligan a una persona a alguna cosa determinada, sea ésta una acción o una
abstención (hacer o no hacer algo), esta obligación se considera de resultado. Tal es el caso de un transportista que se
obliga a llevar determinada mercancía a un destino en particular. Aquí la responsabilidad es prácticamente
automática, pues la víctima sólo debe probar que el resultado no ha sido alcanzado, y entonces el demandado no
podrá escapar a dicha responsabilidad, excepto si puede probar que el perjuicio proviene de una causa ajena —por
ejemplo, que se debe a un caso fortuito o de fuerza mayor.
Por otra parte, en aquellos casos en que una norma o un contrato sólo obligan al deudor a actuar con prudencia y
diligencia, la obligación es considerada de medios. Este es el caso de la obligación que tiene un médico respecto a su
paciente: el médico no tiene la obligación de sanarlo, sino de poner sus mejores oficios y conocimientos al servicio
del paciente, es decir, de actuar en forma prudente y diligente (aunque hay excepciones, pues en algunos casos el
médico asume una obligación de resultado, como ocurre en la cirugía estética voluntaria). En estos casos, la carga de
la prueba le corresponde a la víctima o demandante, quien deberá probar que el agente fue negligente o imprudente al
cumplir sus obligaciones.
En el caso de la obligación de medios es más difícil probar la responsabilidad civil, dado que el incumplimiento no
depende sólo de no haber logrado el resultado (en el ejemplo anterior, sanar al paciente), sino que habría que demostrar
que pudo ser posible haberlo logrado, si el obligado hubiese actuado correctamente.
Por el contrario, los procesos jurídicos no son necesariamente procesos de intención (por ejemplo, la prescripción del
delito de robo por el mero transcurso del tiempo puede invalidar la responsabilidad jurídica sin invalidar la
responsabilidad moral).
La responsabilidad moral ocupa un lugar cada vez más importante en la opinión pública cuando la adjudicación de la
responsabilidad jurídica a través de los tribunales es insuficiente para cerrar casos como son, por ejemplo, escándalos
de corrupción ligados al ocultamiento de cifras en la contabilidad de empresas, derramamiento de petróleo en zonas
naturales, financiamientos ilegales de campañas y escándalos de corrupción política.
La responsabilidad penal es, en Derecho, la sujeción de una persona que vulnera un deber de conducta impuesto por
el Derecho penal al deber de afrontar las consecuencias que impone la ley. Dichas consecuencias se imponen a la persona
cuando se le encuentra culpable de haber cometido un delito o haber sido cómplice de éste. La responsabilidad penal la
impone el Estado, y consiste en una pena que busca castigar al delincuente e intentar su reinserción para evitar que vuelva
a delinquir.En la ética, responsabilidad moral es sobre todo la responsabilidad que se relaciona con las acciones y su valor
moral. Desde una ética consecuencialista, dicho valor será dependiente de las consecuencias de tales acciones. Se
entonces al daño causado a un individuo, a un grupo o a la sociedad entera por las acciones o las no-acciones de otro
individuo o grupo.
Responsabilidad Penal.- Aquella anexa a un acto u omisión penal por la ley y realizado por persona imputable, culpable
y carente de excusa absolutoria. Se traduce en la aplicación de una pena sea privativa de libertad o restrictiva de derecho.
Responsabilidad Contractual
Definición:
Nace del incumplimiento total o parcial de un contrato y se rige por el art. 1146 y siguientes del C. Civil. Cuando una
parte no cumple con sus obligaciones incurre en responsabilidad contractual, también cuando cumple mal (llamado
prestación defectuosa), todo esto a menos que haya causa de exoneración. Las causas de exoneración son generalmente el
caso fortuito, la fuerza mayor y el hecho de un tercero. Un ejemplo es el vendedor que no entrega a tiempo después de
recibir el precio y una causa de exoneración seria el hecho de un tercero.
Requisitos:
La existencia de un contrato,
Que el contrato sea válido,
Que el contrato sea entre el responsable y la victima.
Estos se pueden comprimir y tendremos 3 nuevos requisitos de la Responsabilidad contractual:
La existencia de un contrato válido entre el responsable y la victima
Que la victima haya sufrido un daño directo por la inejecución del contrato
Que tal inejecución nazca de una falta.
b) Hay que determinar qué tipo de obligación se ha incumplido, si era de medios o resultado.
c) El incumplimiento o falta se evalúa in concreto, sobre el caso concreto en específico, no se puede aplicar
la teoría general sobre la falta que es in abstracta, ni siquiera puede aplicarse la misma falta a dos contratos aunque sean
de la misma naturaleza (Metro Tours no es lo mismo que una voladora).
d) El incumplimiento puede ser sobre obligaciones accesorias. Por ejemplo, en un contrato de venta había una cláusula
accesoria de cancelar una hipoteca y no se hizo. Lo complicado es a la hora de determinar si la obligación era de medios o
resultado. La jurisprudencia ha insertado cláusulas accesorias tácitas para beneficiar a la víctima en los contratos de
adhesión. En los contratos de transporte de pasajeros, por ejemplo, no sólo debe transportase al pasajero, sino llevarlo
sano y salvo, es una obligación de resultados.
e) El incumplimiento debe darse dentro de la vigencia del contrato. Si un contratante hace creer al otro que el contrato
estaba vigente, pero no es cierto, la responsabilidad será delictual.
Durante el periodo post contractual, toda falta genera responsabilidad delictual.
Es bueno por lo tanto entender todo lo relativo a la formación de un contrato, el periodo precontractual, las relaciones
jurídicas contractuales en oposición a las relaciones mundanas, etc.
Por ejemplo, el periodo precontractual es el que comprende la oferta hasta que ha habido aceptación. Las relaciones
mundanas son aquellas, al menos en el sentido que nos interesa, que comprenden la ayuda caritativa, como el transportista
benévolo o cualquier otra acción que generalmente constituiría una obligación (te ayudo a pintar la casa, con gusto te
armo el mueble, etc). Las relaciones mundanas, si algo, producen responsabilidad delictual.
Capacidad: Los contratos concertados con menores son nulos. Sin embargo, su nulidad es relativa (puede ser cubierta y
sólo puede invocarla el menor). Al ser la nulidad relativa, el contrato es válido hasta declarada la nulidad y cualquier
responsabilidad que suscite, será contractual. Un ejemplo, seria la ruptura de la promesa de matrimonio genera
responsabilidad delictual.
Contrato de objeto imposible: Solo genera responsabilidad delictual porque el contrato es nulo de pleno derecho (la
nulidad es absoluta, pues el objeto no está en el comercio). La venta de la cosa de otro es nula con nulidad relativa por
falta de objeto. Solamente el comprador y el dueño legítimo tienen derecho a demandar la nulidad del contrato. Según el
Art. 1599 del C. Civil- "La venta de la cosa de otro, es nula; puede dar lugar a daños y perjuicios, cuando el comprador
ignora que fuese de otro."
Cuando un menor sufre daños por otro menor en el centro de estudios al que fue referido por un juez, la responsabilidad
será delictual o extracontractual contra los padres del otro menor. Si es inscrito por sus padres, la responsabilidad será
contractual contra el colegio.
1) Compensatorios: Nacen de la inejecución de las obligaciones en general. 1) Los daños deben ser causados al acreedor.
2) Debe haber, existir, una falta contractual imputable al deudor. Estos daños siempre tienen una evolución pecuniaria.
Solo existen en las obligaciones de hacer, no hacer o entregar una cosa distinta al dinero.
Según el Art. 128 del C. Procedimiento Civil- "Las sentencias que condenen a daños y perjuicios, contendrán la
liquidación u ordenarán que se presenten por estado." La presentación por estado es cuando se determina que existe
un crédito mediante sentencia y luego, posteriormente se prueba el monto hasta el cual el crédito alcanza, mediante una
demostración evidente de los daños y perjuicios.
2) Moratorios: Nacen del art. 1153. En la responsabilidad contractual se permite la limitación y exoneración, salvo que se
afecte el orden público. La orden Ejecutiva 312 de 1919 establecía el interés legal del 1%, pero el Código Monetario y
Financiero la derogó. La Suprema dice que ya no puede condenarse por el interés legal, pero los tribunales inferiores lo
continúan haciendo.
-Obligación contingente: Obligación que sólo será exigible al darse determinadas circunstancias.
-Responsabilidad civil por los parqueos: Sabemos que ya en Costa Rica se considera que el parqueo es un servicio más
que ofrece el empresario y que cuando el cliente se estaciona "con la mera intención" de entrar al establecimiento
comercial, pasa de ser cliente a convertirse en consumidor de un servicio. Por estas razones, el que ofrece el servicio debe
responder por el daño causado durante el disfrute de dicho servicio.
-Puramente potestativas: Dependen de la exclusiva voluntad del deudor. Ej: Te daré RD$ 1,000.00 si quiero. Estas
obligaciones son nulas y no generan responsabilidad. Art. 1174 de; Código Civil.
-Simplemente potestativa: Dependen también de la voluntad del deudor, pero requieren una condición sine qua non. Ej:
Si ganan las Águilas, te compró el carro. Esta obligación es válida y su incumplimiento genera responsabilidad civil. Art.
1170.
-In solidum: Según el diccionario, se refiere a la obligación que siendo común a dos o más personas, debe ejercerse
íntegramente por cada una de ellas. Nosotros entendemos además, que el término "in solidum" equivale a
una solidaridad nacida de hechos jurídicos, como por ejemplo, un delito.
¿Cuándo prescribe la responsabilidad civil por cuasicontratos? Si se trata de una res. Civil cuasidelictual, prescribe a
los 6 meses según el art. 2271. Si por el contrario es delictual, prescribe al año por el 2272 del C. Civil.
-Delegación imperfecta: La delegación puede ser perfecta o imperfecta. Si un nuevo deudor es aceptado y el antiguo
liberado completamente, entonces hubo delegación perfecta, si se acepta al nuevo deudor, pero no se libera al anterior,
hubo delegación imperfecta. La delegación perfecta, cuando cambia el deudor, es lo mismo que la novación. Pero la
promesa falsa es un nuevo cuasicontrato.
Los redactores del Código Civil trataron la responsabilidad delictual en los Arts. 1382 al 1386, estos artículos
reglamentan:
.-Responsabilidad delictual, cuando ha actuado con la intención de ocasionar el daño, en cuyo caso el articulo aplicable
es el 1382 del Código Civil, a cuyo tenor cualquier hecho del hombre que causa a otro un daño, obliga aquel por cuya
culpa sucedió, a repararlo.
-Responsabilidad cuasidelictual, cuando el daño ha sido causado sin intención de ocasionarlo, en este caso la
disposición legal aplicable es el Art. 1383 de dicho código, que dispone que cada cual es responsable del perjuicio que ha
causado, no solamente por un hecho suyo, sino también por su negligencia o su imprudencia.
La esfera de la responsabilidad civil delictual se encuentra dominada fundamentalmente por la idea de falta, pues hasta la
fecha no existe ningún texto legal ni criterio jurisprudencial que establezcan un presunción de culpabilidad o de
responsabilidad contra el autor personal de una obligación delictual. De ahí resulta que la ausencia de la falta probada
contra el autor del daño impide la existencia de la responsabilidad civil por su hecho personal; al reconocer daños y
perjuicios, toda sentencia deberá establecer el hecho ilícito a cargo del causante, so pena de ser casada.
La falta supone una actuación contra el derecho de otro; derecho que puede resultar para ese otro ya sea de un contrato, ya
sea de la ley, ya sea de los principios de justicia. Por esta razón es que una persona no compromete su responsabilidad
civil cuando el daño es causado por el ejercicio normal de un derecho, para que el ejercicio de un derecho causante de un
daño comprometa la responsabilidad civil de su autor es preciso probar que su titular lo ejerció con ligereza censurable, o
con el propósito de perjudicar, o con un fin contrario al espíritu del derecho ejercido; o cuando constituya un acto de
malicia o de mala fe o de un error equivalente al dolo; o cuando el titular del derecho ejercido haya abusado de ese
derecho.
La noción de abuso de derecho requiere, para su eficacia como alegato jurídico, entre otras condiciones y como elemento
fundamental característico, la realización por el agente demandado, de una actuación notoriamente anormal, pero no la de
actuaciones normales dentro de un status jurídico real, o de una relación contractual.
El abuso cometido en ocasión del ejercicio de un derecho degenera en una falta que compromete la responsabilidad civil
de su autor, este criterio es dominante en nuestra jurisprudencia.
La acción personal del autor del daño de vista práctico una gama de interés:
La prescripción de la acción en responsabilidad delictual (Art. 1382 del Código Civil) es de un año, conforme al Art. 2272
del mismo código.
La prescripción de la acción en responsabilidad cuasidelictual (Art. 1383 del Código Civil) es de seis meses, según el Art.
2271 del mismo código, a menos que dicha acción tenga su nacimiento en una infracción a la ley penal, en cuyo caso la
prescripción se rige por los plazos propios de la acción pública.
Según el Dr. Ramón Tapia Espinal: "Para que la responsabilidad civil prevista en los artículos 1382 y 1383 este en juego,
ha sido tradicionalmente indispensable la prueba a cargo de la víctima, no solo de la falta y el daño, sino también de la
relación de causalidad entre estos elementos constitutivos de la responsabilidad civil".
-La contractual: Nace del incumplimiento total o parcial de un contrato y se rige por el art. 1146 y siguientes del C.
Civil. Cuando una parte no cumple con sus obligaciones incurre en responsabilidad contractual, también cuando cumple
mal (llamado prestación defectuosa), todo esto a menos que haya causa de exoneración. Las causas de exoneración son
generalmente el caso fortuito, la fuerza mayor y el hecho de un tercero. Un ejemplo es el vendedor que no entrega a
tiempo después de recibir el precio y una causa de exoneración seria el hecho de un tercero.
-La delictual: También llamada extracontractual, nace del delito, del cuasidelito o del incumplimiento de un
cuasicontrato (el cuasicontrato es un hecho jurídico). Su fundamento jurídico o causa son los artículos 1382-1386 y se
considera de orden público.
Diferencias Fundamentales:
En lo referente a la fuente de las obligaciones, la responsabilidad contractual nace de la violación a un contrato y la
delictual de la violación a una norma legal preexistente.
Nota: Cuando se viola un contrato de forma unilateral, esto se asemeja al dolo (en virtud de la máxima culpa lata dolo
equiparatum), en tal caso, la responsabilidad es delictual aunque exista contrato, puesto a que el victimario se ha puesto
voluntariamente fuera de los efectos del contrato y no puede beneficiarse de ellos, además, la mala fe desborda la
responsabilidad contractual.
En la responsabilidad contractual pueden operar las cláusulas de exoneración o limitación de la responsabilidad, en la
resp. Delictual no, por ser ésta de orden público.
Según el artículo 111 del C. Civil y el 59 del CPC, en la responsabilidad contractual puede prorrogarse
la competencia territorial, es decir, las partes pueden elegir otro domicilio distinto al domicilio natural; en la delictual,
la demanda debe interponerse ante los tribunales del domicilio del demandado.
Nota: En caso de pluralidad de demandados, puede emplazarse ante el domicilio de cualquiera, tomando en cuenta las
disposiciones relativas a la distancia de los demandados.
En la responsabilidad contractual se requiere la puesta en mora para poder solicitar daños y perjuicios. En la delictual no
es así. Recordemos que no hay formula sacramental para la puesta en mora y ésta puede resultar hasta del contrato mismo.
En la contractual sólo pueden reclamarse los daños previstos al momento de celebrar el contrato (excepto en caso de mala
fe, art. 1150 CC), en la delictual los daños no tienen límite pues no son previsibles.
En materia contractual la prueba es más rigurosa que en la delictual, pues debe probarse el contrato y su incumplimiento o
cumplimiento deficiente.
¿Qué pasa con el pobre demandante que inicia su demanda por responsabilidad contractual y la ve
rechazada porque era delictual? Lamentablemente tendrá que interponer nueva demanda si no se ha vencido el plazo de
prescripción (puede interponerlo porque la causa sería distinta, en lugar de 1146, 1382). La solución para este impasse es
presentar demanda fundamentándose tanto en la responsabilidad delictual como la contractual, pues en dado caso
corresponderá al juez de fondo determinar el régimen aplicable.
El ámbito de responsabilidad esta relacionado según que como previo al daño haya habido o no un contrato válido. Si hay
un contrato válido, el incumplimiento de alguna de las partes de los deberes (es la ilicitud) generados por el contrato; es la
responsabilidad contractual. Si no existe estamos dentro de la responsabilidad extracontractual, que es el deber genérico
de no dañar que subyace de varios art. del C.C.
En ambos casos se manejan todos los principio con diferencia de regulación legal.
Debemos señalar que para que la responsabilidad se establezca en el plano contractual es preciso que preexista un
contrato, por lo que resulta importante determinar a partir de que momento nace el contrato. De igual manera hay que
saber cuándo termina el contrato, porque cuando el contrato ha cesado, la responsabilidad no es contractual sino delictual
o cuasidelictual. La Suprema Corte de Justicia ha dicho que cuando hay una ruptura abusiva de manera unilateral de un
contrato por una de las partes, ya no hay contrato y la
responsabilidad que se deriva de ese hecho es una responsabilidad delictual y no una responsabilidad contractual.
Para determinar los requisitos de validez de un contrato tenemos que remitirnos a los principios establecidos por el
Código Civil; pues se admite que cuando el contrato está afectado por una nulidad la responsabilidad no es contractual
sino delictual o cuasidelictual.
En definitiva, el marco de la responsabilidad contractual se determinará dependiendo de sí el autor del daño y la víctima
se encuentran unidos por un vínculo de naturaleza contractual; en caso contrario la responsabilidad es
delictual o cuasidelictual, como sería de un tercero que se asocia con una de las partes contratantes para violar el contrato;
entre los contratantes la responsabilidad sería contractual, mientras que frente al tercero asociado, la violación del
contrato, la responsabilidad sería delictual o cuasidelictual. (Tomado de JORGE A. SUBERO ISA, obra citada).
La inejecución del contrato y la culpa. Durante mucho tiempo la doctrina, en forma unánime, y la jurisprudencia
consideraron que la responsabilidad contractual no podía basarse sino en la culpa. La mayoría de los autores modernos,
tanto en Francia como en el exterior, continúan considerando el hecho imputable al deudor contractual que no ejecuta su
obligación por el aspecto de la culpa. En otras palabras, no hay responsabilidad contractual sin la culpa del deudor. La
culpa es un elemento constante de la responsabilidad contractual.
Lo cierto es que las disposiciones de los códigos se podrían interpretar muy bien en este sentido. En derecho francés el art.
1137 del C. C., relativo a la obligación de conservar una cosa, supone evidentemente la culpa. Sobre todo la norma
fundamental en materia de responsabilidad contractual, o sea, el art. 1147, se puede interpretar muy bien en el sentido de
que exige la culpa como condición de la responsabilidad del deudor contractual. En efecto, con base en ese artículo, se
puede considerar que se incurre en culpa por el hecho de no ejecutar la obligación originada por el contrato o hacerlo con
retardo, mientras que la prueba de una causa extraña, o sea del hecho que dio origen a la inejecución o al retardo y que no
es imputable al deudor, tiene por objeto y efecto demostrar la ausencia de culpa. Esta concepción es la de la gran mayoría
de los autores franceses. El art. 1147 permite inclusive pensar que no corresponde al acreedor probar la culpa del deudor,
pues esta se presume por el solo hecho de la inejecución o de la demora en la ejecución. La prueba de una causa extraña
constituye el medio de excluir la presunción de culpa. En efecto, si se incurre en culpa al no ejecutar la obligación
contractual, esto no impide que deba haber lugar para causas de exoneración de la responsabilidad, en virtud de las cuales
se admitirá que el deudor no tiene nada que ver con la inejecución de la obligación y que, por lo tanto, como la
inejecución no se le puede imputar, no se podrá sostener su responsabilidad. Por lo demás, al precisar que la mala fe del
deudor no es necesaria, el art. 1147 permite suponer que la culpa no voluntaria o leve es suficiente para comprometer su
responsabilidad, ya que la mala fe corresponde a la culpa dolosa, esto es, a la voluntad o a la conciencia de causar un daño
a otro aceptando deliberadamente no ejecutar la obligación a la cual está obligado.
En la mayor parte de los sistemas jurídicos extranjeros de tradición civilista, las disposiciones de los códigos se prestan a
interpretaciones idénticas.
Durante mucho tiempo, la misma tendencia hacer de la culpa una condición de la responsabilidad se ha comprobado en lo
referente la responsabilidad extracontractual. Aun cuando ciertos autores siguen ateniéndose a esta concepción en nuestros
días, donde resulta que para ellos no es posible concebir la responsabilidad civil fuera de la culpa, lo cierto es que la
responsabilidad extracontractual se ha considerado desde el siglo pasado como si no supusiera siempre la culpa de quien
causó, fuera de todo contrato, un daño a otro. A partir del segundo cuarto de este siglo, la responsabilidad sin culpa u
objetiva en materia extracontractual ha sido objeto de desarrollos muy importantes, especialmente en el derecho positivo
francés.
De la misma manera que la responsabilidad extracontractual ha evolucionado y que una responsabilidad sin culpa u
objetiva se ha superpuesto a la responsabilidad basada en la culpa o subjetiva, se ha llegado a pensar que puede haber una
responsabilidad contractual objetiva al lado de la subjetiva. Cuando el deudor contractual no ejecuta o ejecuta mal su
obligación.
Cuando no están reunidos los requisitos exigidos para qué sea contractual la responsabilidad, es evidente que la víctima no
puede alegar, ni siquiera si encuentra un interés en ello, las reglas de esa responsabilidad.
Para que la responsabilidad sea contractual uno de los requisitos que debe de reunirse es que el daño resulte del
incumplimiento de la obligación nacida del contrato.
Los jurisconsultos romanos se esforzaron por sustituir la noción de damnun por la de perjuicio.
NECESIDAD DE UN PERJUICIO
La necesidad de un perjuicio no es sino la aplicación de la regla suprema "donde no hay interés, no hay acción". Hay que
haber sufrido un daño para tener un interés en intentar la acción de responsabilidad civil. Si no, abrir interrogante de que
habría que quejarse, y que se reclamaría?.
DAÑO MATERIAL Y DAÑO MORAL. Exigir un daño no significa exigir una pérdida pecuniaria. El hombre no sólo sufre
cuando es lesionado en sus intereses materiales; un atentado contra sus intereses morales le puede resultar todavía más
sensible.
LA VÍCTIMA DE UN PERJUICIO MORAL. Tiene el derecho de pedir reparación, igual que la víctima de un perjuicio
material.
EL PERJUICIO O DAÑO MATERIAL. Los requisitos que debe presentar el perjuicio para dar lugar a reparación
El perjuicio no puede ser reparado más que si realmente existe: debe ser cierto.
No existe ya si ha sido objeto de una indemnización; así pues, debe no haber sido reparado ya. Esos dos caracteres merecen
ser puntualizados.
Reparación de un perjuicio futuro. Afirmar que el perjuicio debe ser cierto, es afirmar que no existen dudas sobre su realidad.
Pero no es exigir que el perjuicio se haya producido ya: desde el momento en que se tiene la certeza de que se producirá en
el porvenir y de que cabe apreciar su cuantía.
LA NO REPARACIÓN DEL PERJUICIO EVENTUAL. Mientras exista una duda acerca del punto de saber si el perjuicio
se realizará o no, la acción de responsabilidad civil no puede ser admitida: el perjuicio eventual, no debe ser reparado.
¿Cuál es entonces la situación de los asegurados sociales y la del autor del accidente? ¿Estará en estará obligado este hay
indemnizada a la víctima por la seguridad social, o a una y otra?.
La víctima conserva teóricamente el derecho de proceder contra el autor del daño, pero, prácticamente, no puede hacerlo
más que la medida en que el perjuicio sin fe de a las prestaciones que reciba.
En efecto, el legislador subroga a las cajas de seguridad social en los derechos del asegurado si al hasta la concurrencia de
las prestaciones abonadas.
EL PERJUICIO MORAL. Se oponen el perjuicio material y el perjuicio moral perseguido la expresión no están muy bien
elegidas.
El perjuicio moral. Es aquel que afecta al mundo inmaterial, incorporal, de los pensamientos y de los sentimientos.
Sin duda, es probable que sus redactores no hayan considerado la cuestión, aunque en algunos casos particulares hayan
concedido reparación de daños que son de orden moral tanto como pecuniarios (por ejemplo el artículo 179 del código
civil).
El artículo 179 del código civil expresa: “si se desestima la oposición, los opositores, excepto los ascendientes, podrán ser
condenados a indemnización de daños y perjuicios”.
LAS REGLAS PARTICULARES DE LA REPARACIÓN DEL PERJUICIO MORAL. En principio, el perjuicio moral
obedece a las mismas reglas que el perjuicio material.
Es preciso rechazar, por lo tanto, las tesis que, sin negar el derecho a la reparación, pretenden establecer en algunos requisitos
que limitan considerablemente su alcance.
El perjuicio moral en la responsabilidad contractual. Apoyándose sobre una opinión que circulaba en el antiguo derecho
francés, algunos autores han negado toda reparación del perjuicio moral al acreedor que demanda por el incumplimiento de
un contrato.
El perjuicio no puede ser reparado más que si realmente existe: debe ser cierto.
No existe ya si ha sido objeto de una indemnización; así pues, debe no haber sido reparado ya. Esos dos caracteres merecen
ser puntualizados.
Perjuicios Materiales.
El daño es patrimonial cuando consiste en una pérdida pecuniaria. Se distingue el daño emergente (pérdida actual del
patrimonio) y el lucro cesante (frustración de una legítima utilidad que hubiera incrementado el patrimonio de no haber
sucedido el hecho dañoso). Se entiende por ello el atentado que se produce contra los derechos pecuniarios de una
persona. Para dar lugar a la reparación, el perjuicio debe ser cierto; no debe haber sido indemnizado anteriormente; debe
implicar un ataque a un interés legítimo jurídicamente protegido; debe ser directo; en principio, debe ser previsible cuando
la responsabilidad sea contractual. Esto nos conlleva a aquellos que sufre una persona a consecuencia de un daño a una
cosa que le pertenece o posee; así como los daños corporales que son los que resultan para la víctima de una lesión
corporal (Golpes, heridas, lesiones, mutilaciones, etc.) . Una misma lesión puede dar lugar a daño patrimonial y moral.
Ej.: la destrucción de una joyas puede acarrear una daño patrimonial, representado por el valor comercial del bien, y un
daño extrapatrimonial, por el valor de afección que tenían por ser un recuerdo de familia.
1.5.-Requisitos del Perjuicio. El perjuicio para que sea objeto de reparación se encuentra sometido a los requisitos
siguientes: a)- El perjuicio debe ser cierto y actual; b)- El perjuicio debe haber sido reparado; y c)- El perjuicio debe ser
personal y directo.