Está en la página 1de 17

El Winnicott póstumo 1

André Green

Winnicott y yo tenemos por lo menos un punto en común: a ambos


nos gusta dar conferencias. Como nos cuenta su esposa Clare
Winnicott, Donald Winnicott fue invitado por Susan Issacs en
1936 para dar conferencias a profesores y alumnos. Después de
la guerra él las retomó, enseñando desde 1954 hasta 1971. Sus
conferencias eran muy concurridas, pues la espontaneidad con
que las daba las hacía muy atractivas.
El trató de hacer un libro con ellas, comenzando en 1954 con
dos sinopsis, una escrita en 1954 y la otra en 1967, pero nunca
llegó a darles una forma final ni a conformarlas en un libro. Así
pues, aquí estamos, con los fragmentos de una sinfonía inconclu-
sa. Nosotros sabemos que algunos de los trabajos de un creador
que quedan en una fase preparatoria pueden enseñarnos mucho
en comparación con aquellos que alcanzaron la madurez, es decir
que fueron publicados. Lo podemos comparar con el Esquema de
Freud, también inconcluso aunque debido a la muerte de su autor.
Se ha publicado tanto sobre los escritos de Winnicott que a mí me
pareció que una manera original de celebrar su memoria sería
comentar el Winnicott no escrito. Como dijo Henry James (a
propósito, un autor que Winnicott leyó durante la Primera Gue-
rra): “La perla es lo no escrito”. En realidad se trata de lo no
publicado, más que de lo no escrito. Pero en alguna medida, lo no
publicado es lo no escrito, o digamos, tenemos un “escrito
transicional” entre lo no dicho y lo publicado. Por lo tanto el
manuscrito es y no es el texto.

1
Conferencia presentada en la Squiggle Foundation el 29 de Junio de 1996, para celebrar
el centenario del nacimiento de Winnicott.

Psicoanálisis APdeBA - Vol. XVIII - Nº 3 - 1996 477


ANDRE GREEN

Dos hechos me sorprendieron luego de mi lectura. El primero


fue cómo la recapitulación que hacía Winnicott continuaba con el
trabajo de Freud. El autor no rompe con Freud sino que completa
su trabajo. El segundo fue en qué gran medida Winnicott fue un
pensador independiente. El fue verdaderamente el líder de la
corriente independiente de la Sociedad Psicoanalítica Británica.
Es por esto que fue un pensador formidable.
La naturaleza humana es un concepto clásico de la filosofía.
Actualmente origina muchas reservas entre los filósofos porque
implica una concepción rígida de la naturaleza del hombre, como
si pudiera ser arrancado del contexto histórico.
Volvamos a ello para ver desde dónde empezó Winnicott. El
concepto de naturaleza humana implica una oposición entre las
ambiciones y los objetivos de la naturaleza específica del
hombre, que es cultural (artes, ciencias, ética, religión) y las
ambiciones y objetivos de su naturaleza animal o de su “natu-
raleza natural”. El trabajo de Freud se ubica en el medio de las
dos: teóricamente describe la ontogenia del hombre desde el
nacimiento a la adultez, desde el Ello al Super Yo.
La implicancia es también la de un campo ligado a la biología
que, hasta cierto punto, puede coincidir con lo heredado en el niño,
cuya evolución puede, ya sea agregarse a ello (epigénesis) o bien
modificarlo profundamente, mezclando íntimamente lo innato y lo
adquirido hasta llegar a hacerlos difícilmente distinguibles.
La definición filosófica de la naturaleza se refiere “al princi-
pio que se supone produce el desarrollo de un ser de un
determinado tipo” (Lalande, 1968). Aquí hay una referencia
implícita a Aristóteles, Bacon y Descartes.
“La Naturaleza es la condición nativa del hombre” (en
oposición a la revelación de Dios, o gracia o civilización).
Aquí hay una contradicción: La naturaleza es entendida como
implicando un conjunto de leyes y reglas o como sinónimo de caos.
Quizá Winnicott fue inspirado por el Ensayo de la Naturaleza de
John Stuart Mill (1874).
De cualquier manera el término tiene tantos significados
que es auto-contradictorio, yo agregaría: así como lo es la
naturaleza humana.
La nuestra no es una tarea filosófica, aunque no podamos
evitar asomarnos a la filosofía para conocer el significado de los
términos que usamos para definirla; lo nuestro es analizar gente:

478
WINNICOTT POSTUMO

niños y los que ya no lo son (P. Heimann). En su prefacio,


Winnicott nos recuerda que un analista puede analizar alrededor
de setenta pacientes en toda su vida. Sacar conclusiones acerca
de la naturaleza humana a través de setenta personas es un
intento audaz. Por otra parte, nadie trató nunca tan intensa y
profundamente a tanta gente como un psicoanalista.
Aunque el autor insiste en sus antecedentes pediátricos y
enfatiza la continuidad entre la pediatría, la psiquiatría infantil, la
psiquiatría del adulto y finalmente el psicoanálisis (niños y adul-
tos) mencionaré aquí una importante declaración con la que estoy
de completo acuerdo:

“En ese tiempo me fue tentando, poco a poco, el tratamiento


de pacientes adultos del tipo más psicótico, y comprobé que
podía aprender mucho acerca de la psicología de la infancia
temprana a partir de las profundas regresiones de los
adultos en el curso del tratamiento psicoanalítico, gran parte
de lo cual no podía conocerse por la observación directa de
bebés ni aún por el análisis de niños de dos años y medio.
Este trabajo psicoanalítico con adultos de tipo psicótico
resultó extremadamente arduo y absorbente en materia de
tiempo, y no siempre con resultados satisfactorios. A un
caso que terminó trágicamente le dediqué dos mil quinientas
horas de mi vida profesional sin expectativas de remunera-
ción. Sin embargo esta labor me enseñó más que cualquier
otra” (Winnicott, 1988, p. 2).

Es refrescante leer estas líneas pensando en el actual lavado


de cerebro acerca de la observación directa de niños. El libro es
tan rico y tan lleno de implicancias que sólo seleccionaré unos
pocos de los problemas que Winnicott quería tratar. Es intere-
sante destacar que ninguno de ellos es mencionado en sus otros
trabajos. Algunas de sus declaraciones son sorprendentes, como
por ejemplo acerca de su reconocimiento de la importancia de las
pulsiones.
Antes de entrar en los temas que yo he propuesto me gustaría
enfatizar un punto que probablemente sea obvio para Uds. pero
que no lo es para mí: el acento en el desarrollo emocional. Este
es un paradigma común para el psicoanálisis británico en general.
Pero no lo es tanto para los psicoanalistas norteamericanos que

479
ANDRE GREEN

insistirían más en el Yo (un concepto muy intrincado) y ni qué


decir de los analistas del otro lado del Canal, quienes se inclinarían
de acuerdo a sus preferencias, por la pulsión o por el significante.
Winnicott y Bion colocan el desarrollo emocional o la experiencia
emocional al comienzo (o al final, como dice Adam Philip, citando
a T. S. Elliot para referirse a Winnicott; final significa aquí,
probablemente, el objetivo principal). En otras palabras, al co-
mienzo o en el centro, ya sea Ud. desarrollista o estructuralista.
Esto está claramente expuesto en la introducción de la parte IV
titulada: “Desde la teoría instintiva a la teoría del Yo”.

“Quizá algo artificialmente eligiré tres lenguajes diferentes


para la descripción de los fenómenos tempranos del desa-
rrollo emocional”. (Winnicott, 1945) En primer lugar discu-
tiré:
A . El establecimiento de un vínculo con la realidad externa.
B . La integración del self unitario desde un estado de no
integración.
C . El alojamiento de la psique en el soma.
No puedo encontrar una clara secuencia en el desarrollo
que pueda ser usada para determinar el orden de la descrip-
ción” (Winnicott, 1988, p. 99).

Es interesante destacar que aquí Winnicott se refiere a un


trabajo escrito en 1945, muy temprano en su obra.
La secuencia que él describe puede ser usada como la idea
principal que guía su pensamiento. Podemos notar:
– La importancia primitiva de la realidad externa.
– Un hilo conductor de orientación: estado de no integración
hacia la unidad del Self.
– La psique como encarnada en el cuerpo.
Uno puede ver inmediatamente la originalidad de Winnicott
como diferente de la de los Freud (Sigmund y Anna) o de los Klein
(Melanie y los otros). En este libro hay un Winnicott profético. Al
final de la introducción de la parte I dice:

“Ansío ese día (el reconocimiento de la importancia de la


psiquiatría infantil) y lo he ansiado durante tres décadas.
Pero el peligro es que el lado doloroso del nuevo desarrollo
sea evitado y haya un intento de encontrar una manera de

480
WINNICOTT POSTUMO

hacer un rodeo; las teorías serán reformuladas, implicando


que un trastorno psiquiátrico es producto no de un conflicto
emocional sino de la herencia, de la constitución, de un
trastorno endócrino o de un grosero maltrato” (Winnicott,
1988, p. 10).

En ese momento Winnicott no podía saber de las neurociencias


ni de las ciencias cognitivas. Si aún faltaban las palabras, los
hechos ya estaban. Fue una anticipación pero basada en la
inevitabilidad de la regresión después de haberse producido un
avance intolerable en el pensamiento. No es sorprendente que los
ataques en los Estados Unidos tengan ahora en la mira a Freud.
Me propongo comentar los siguientes puntos:
1. Las diferencias entre psique-soma, alma, mente e intelecto.
2. La teoría instintiva, sexualidad, agresión e instinto de muerte.
3. El complejo de Edipo.
4. La teoría de las relaciones objetales.
5. Realidad externa e interna.
Seguramente Uds. comprenderán que sólo es posible hacer un
recorrido de esta vasta e inacabada totalidad. Uno se pregunta
qué otros interrogantes podría haber abarcado Winnicott si hubie-
ra terminado de escribir todo lo que quería decir.

PSIQUE-SOMA, ALMA, MENTE, INTELECTO

Leyendo este libro uno se sorprende por la importancia de lo


psicosomático en el trabajo de Winnicott. Lo trata extensamente
en la primera parte del libro que termina con un capítulo titulado
“Trastorno Psicosomático Revisado”. Esto indica que el desa-
rrollo emocional como paradigma implica un postulado prelimi-
nar: las emociones que juegan una parte esencial de la psique
humana están enraizadas en el cuerpo (así como Freud pensó que
los instintos representaban las raíces de lo psíquico en lo somáti-
co). Yo enfatizaría por lo tanto la importancia del concepto de
encarnación, que rechaza la objeción de que el psicoanálisis es
sinónimo de psicogenético, y de desencarnación, que acepta el
hecho de que los problemas somáticos en las fases tempranas de
la vida son un factor importante del desarrollo psíquico. En el
capítulo III de la parte IV él ofrece interesantes visiones acerca
del alojamiento de la psique en el cuerpo. Parece que hubiera

481
ANDRE GREEN

previsto el concepto de Yo-piel de Didier Anzieu, que puede ser


rastreado hasta encontrarlo jugando un rol en los trastornos
borderline de la personalidad (Anzieu, 1985). Más aún, él afirma:

“Existe una ansiedad psicótica subyacente en los trastornos


psicosomáticos, aunque en muchos casos en niveles más
superficiales pueden claramente aparecer como factores
hipocondríacos o neuróticos” (Winnicott, 1988, p. 123).

Creo que la relación entre psicosis y psicosomatosis es un


promisorio campo de investigación como lo está haciendo la
Escuela Psicosomática de París, que fuera conducida por el
difunto Pierre Marty.
Es en este punto donde adquiere importancia el concepto de
integración con la distinción que hace Winnicott entre no integra-
ción (el estado que se supone existe al nacimiento), y desintegra-
ción (que es el resultado de una regresión). Desde mi punto de
vista, es imposible disociar esta concepción de la relación psique-
soma del concepto de instinto de Freud, “un concepto en el límite
entre lo somático y lo psíquico”.
Aquí hay una doble diferencia: diferencia entre lo somático y
lo psíquico (unidos y separados como tales) y la diferencia entre
el Self y su alrededor. Ubicaré al Self como localizado entre el
cuerpo y el mundo externo, que es el otro. La psique es una
estructura intermedia entre el organismo y el ambiente. Se nece-
sitan mayores distinciones entre organismo y soma por un lado, y
self, medio ambiente y el otro, por otro lado. Se trata menos de una
cuestión de oponer “lo interno profundo” a “lo externo más
lejano”, que de distinguir al Self como una experiencia inmediata
bordeada por otros dos exteriores, uno en la profundidad del
cuerpo y el segundo más allá de sus límites con el mundo. Ya
Freud dijo que el Ello era el segundo mundo externo al Yo. Aquí
se presenta una idea importante:

“la integración del self constituye un acto de hostilidad


hacia el no-yo” (Winnicott, 1988, p. 176).
Nuestra unidad se basa en una tendencia paranoide así como
la unión de grupos, sociedades o naciones implica una paranoia
subyacente hacia otros grupos, sociedades o naciones. Piensen en
Euro 96. No hay necesidad de mencionar aquí a la vaca loca,

482
WINNICOTT POSTUMO

puesto que la locura está mucho más ampliamente diseminada en


otros terrenos.
Podemos ver ahora qué es el alma para Winnicott. Un atributo
de la psique visto como una elaboración imaginativa del cuer-
po en funcionamiento. Esto implica un normal funcionamiento
del cerebro. En lo que al alma respecta, ésta puede ser sana o
enferma. Winnicott espera muchas objeciones. Pero si Uds. leen
Macbeth las cosas se aclaran. Shakespeare escribió la obra para
desafiar a James II, quien supuestamente era un experto en
teología. Se puede ver que el alma de Macbeth está enferma, pero
no su espíritu, porque el alma puede ser corrompida (probable-
mente por su unión con el cuerpo), así como el espíritu es siempre
puro (probablemente por su independencia de la carne). Así,
tenemos que purificar nuestra alma pues a nuestro espíritu lo
salvaguarda Dios. La salud del alma es incompatible con un daño
voluntario (leucotomía) porque un cerebro mutilado para mejorar
el comportamiento no puede coincidir con un acceso a la salud
(Winnicott, 1988, p. 52).
Un punto muy original de Winnicott es su concepción de
intelecto:

“El término salud intelectual carece de significado”


(Winnicott, 1988, p. 12).

Quizá porque el intelecto no hace referencia al otro. El intelec-


to depende del funcionamiento cerebral. Es evaluado
cuantitativamente (Winnicott tenía in mente el C.I.), y puede
verse afectado por toda clase de injurias físicas al cerebro.
Actualmente podemos pensar en el intento de las ciencias cogni-
tivas por desembarazarse de los enfoques psicoanalíticos, lo que
significa negar que nuestros juicios están fuertemente influencia-
dos por factores enraizados en nuestra actividad psíquica, subje-
tiva y emocionalmente determinada, que no es sinónimo de inte-
lecto. La cuestión es más complicada pues Winnicott dice:

“La psique (......) puede estar enferma por sí misma, es


decir distorsionada por fracasos en el desarrollo emocional,
pese a que haya una base cerebral sana para su funciona-
miento” (Winnicott, 1988, p. 139).

483
ANDRE GREEN

Veamos ahora la mente. Mente es una palabra intraducible en


francés. Nosotros la traducimos como “esprit” pero es incorrec-
to. La mente no es el espíritu. Winnicott dice:

– El cuerpo del niño pertenece al pediatra.


– El alma pertenece al sacerdote.
– La psique pertenece al psicólogo dinámico.
– La mente pertenece al filósofo.

Winnicott lo sintetiza en el capítulo VII.

“Al principio hay soma, luego una psique que en la salud


queda gradualmente anclada al soma; tarde o temprano
aparece un tercer fenómeno llamado intelecto o mente”
(Winnicott, 1988, p. 139).

Notemos de pasada que el anclaje de la psique en el soma es


secundario, se produce después del nacimiento de ésta como algo
distinto del soma.
Vemos aquí nuevamente la diferencia con Freud. Para el
fundador del psicoanálisis todo comienza a partir del cuerpo, a
través de su expresión psíquica primitiva: los instintos. Para
Winnicott este acople se produce en un segundo tiempo. ¿Cómo
podemos imaginar una psique no enraizada en el cuerpo desde el
comienzo? Sugiero que Winnicott implica que las dos series,
psique y soma no están unidas al comienzo. Ellas tienen que
efectuar esta tarea que no es dada sino que es un logro para la
integración de la unidad psique-soma. En otras palabras, el niño
tiene que tomar posesión de la resultante de la relación entre sí
mismo y su madre. Supongo que la idea explica las diferentes
disociaciones que pueden tener lugar, afectando la unidad psique-
soma.
Me detuve cierto tiempo en estas ideas de Winnicott porque
ellas no pertenecen al cuerpo de la teoría psicoanalítica clásica.
Y parecen ser más parte de la psicología o de la filosofía. Fue
interesante recordarlas antes de entrar en conceptos más familia-
res, como ser instintos, objetos, o la posición depresiva, a lo que
nos dedicaremos ahora.
No entraremos en detalles porque son tópicos bien conocidos.
Sólo subrayaremos lo original de Winnicott, o por lo menos

484
WINNICOTT POSTUMO

aquellos aspectos que no están tan destacados en los libros


publicados.

TEORIA INSTINTiVA, COMPLEJO DE EDIPO, RELACIONES OBJETALES

Las ideas precedentes nacieron de la propia creatividad de


Winnicott. También es interesante mostrar cómo él interpreta los
hallazgos de sus predecesores. El es un sucesor de Freud y de
Melanie Klein, conformando las ideas de ellos en el marco de su
propia mente. Para Winnicott el momento mutativo en el desarro-
llo del niño tiene lugar cuando se logra la capacidad para la
preocupación, una característica del psicoanalista como terapeu-
ta. Winnicott no oculta el origen autobiográfico de este concepto,
recordando de qué manera salvaje él destruyó una muñeca de su
hermana con su propio mazo de croquet (a propósito, la palabra
francesa para croquer es morder o arrancar). El padre, viendo la
desesperación de su hijo después del acto, trató de arreglarla sin
éxito. He aquí una idea diferente de lo que es usualmente admi-
tido: las manifestaciones del instinto pueden ser tolerables sólo si
el niño ha logrado acceso a la capacidad de reparación. Por eso
en el centro del desarrollo humano está la posición depresiva que
conduce a la reparación y, por extensión, a la capacidad para la
preocupación. Antes de la posición depresiva hay un estadío de
amor despiadado. En esto difiere de Freud y de Klein. Winnicott
no está de acuerdo ni con el instinto de muerte de Freud, ni con la
posición esquizoparanoide de Klein. Por otra parte uno puede
establecer paralelos entre el amor despiadado y el narcisismo
primario, donde la capacidad de preocupación implicaría el darse
cuenta de la existencia de un objeto y algún grado de cuidado por
su integridad. Winnicott enfatiza la importancia de la distinción
entre objeto parcial y objeto total. Lo expresa de una manera muy
simple al trazar una frontera en el niño, antes y después de los dos
años de edad. El bebé winnicottiano de menos de dos años no se
caracteriza, como en Freud, por el predominio de instintos parcia-
les, zonas erógenas y autoerotismo, o como en Klein por la fase
esquizoparanoide, sino por la necesidad de construir un Self y
hacer frente a la realidad externa, tratando de lograr mismidad,
autonomía, auto conciencia e integración.
La agresión y la destructividad son las partes más debatibles de
la última teoría instintiva de Freud. A partir de Freud ha habido un

485
ANDRE GREEN

incrementado énfasis en ambos; en el psicoanálisis actual hemos


llegado a un punto tal que la agresión ha eclipsado a la sexualidad
–que no es el caso en Human Nature–. El trabajo de Winnicott
“El uso de un objeto” es citado muchas veces en el libro. Allí
muestra que la agresión puede tener lugar simplemente
decatectizando la existencia del objeto, sin “derramamiento de
sangre”, si puedo decirlo así. Aún más, Madeleine Davies ha
demostrado que la destructividad en la obra de Winnicott tiene
que ser considerada como un logro (Davies, M., 1993). “Yo soy”,
pensaba Winnicott, “son las palabras más peligrosas en todas las
lenguas del mundo” (Winnicott, D., 1986). 2 Winnicott menciona
la necesidad de un término tal como “fuerza vital” que es exac-
tamente lo que Freud quería significar con “instintos de vida y
amor”. Esta visión de la destructividad amplía nuestro objetivo y
lo considera no limitado a los afectos negativos (celos, envidia,
enojo y frustración). La agresión es necesaria para descubrir el
mundo externo y es la condición para el logro de la realidad del
objeto como separado del Self. Ya en 1915 Freud dijo que el objeto
es descubierto en el odio. Esta afirmación ha sido discutida in
extenso pero ha sido mal comprendida. De otra manera tenemos
fusión eterna, que es no separación. Madeleine Davies escribe
con profundidad: “La destrucción es el telón de fondo inconciente
para el amor al objeto real” (Davies, 1993). Es importante
vivenciar al objeto como fuera de un control omnipotente.
En Human Nature Winnicott ofrece la descripción más com-
pleta y profundamente pensada de la teoría instintiva. Numerosas
preguntas surgen de su descripción. ¿Cómo compatibilizar las
descripciones del desarrollo desde el punto de vista de la teoría
instintiva y desde el punto de vista del desarrollo del Self y del
objeto? Quizá estas preguntas no contestadas le impidieron a
Winnicott terminar el libro y publicarlo. Quizá eran otras las
causas de su renuncia.
Aprovecharé la oportunidad para enfatizar algunos temas
descuidados en la obra de Winnicott. Contrariamente a la opinión
corriente, Winnicott no puede ser clasificado como un represen-
tante incondicional de la teoría de las relaciones objetales. Made-
leine Davies lo ha demostrado muy convincentemente. Desde su
punto de vista, Winnicott está a mitad de camino entre Freud y

2
“El hogar es el punto de partida”.

486
WINNICOTT POSTUMO

Klein. M. Davies insiste en la influencia de la teoría de Darwin,


sugiriendo la presencia de una visión evolucionista en Winnicott
(Davies, 1981). Otra manera de demostrar su concordancia con
las hipótesis básicas de Freud es su aceptación del narcisismo
primario, un punto que distingue sus concepciones de las de
Fairbain, Klein y Balint. Siendo yo mismo un defensor de la
existencia de un narcisismo primario me alegró encontrar nuestra
concordancia en este tema. Más aún, Winnicott no sólo no critica
la teoría instintiva sino que tiene un alto concepto de ella.

“La libertad instintiva promueve la salud corporal y de esto


se deduce que en el desarrollo normal, con el incremento del
control instintivo, el cuerpo tiene que ser sacrificado en
muchas oportunidades” (Winnicott, 1988, p. 24).

La organización del falso self depende en gran parte del control


instintivo adquirido personalmente o a través del rechazo materno
a estas manifestaciones en el niño. Una importante distinción en
el desarrollo del niño será establecida por medio del cuidado del
bebé y el funcionamiento instintivo.

“Si el acento está puesto en la integración a través de un


buen cuidado infantil, la personalidad será bien estable-
cida. Si el acento está puesto en la integración a través del
impulso y la teoría instintiva, así como a través de la rabia
que mantiene su relación con el deseo, entonces la persona-
lidad probablemente sea de calidad interesante y aún exci-
tante. En salud hay bastante de cada una de ellas y la
combinación significa estabilidad. Cuando no hay suficiente
de alguna de ellas la integración nunca se establece con
firmeza o se establece de una manera rígida, sobreenfatiza-
da y altamente defensiva, no permitiendo la relajación o la
no integración tranquila” (Winnicott, 1988, p. 120).
EL IMPULSO Y LA TEORIA INSTINTIVA QUE CONDUCEN AL COMPLEJO
DE EDIPO

Esta relación conduce a algunas declaraciones paradojales. El


complejo de Edipo es visto como el logro de la salud (relacionado
con las personas). Winnicott ve la ansiedad de castración como
una bendición que permite a las ansiedades tempranas seguir otro

487
ANDRE GREEN

camino en vez del de una impotente agonía.

“Casi todos los aspectos de las relaciones entre personas


totales fueron tratados por Freud, y de hecho es muy difícil
hacer una nueva contribución salvo mediante una enuncia-
ción distinta de lo que ya es aceptado. Freud hizo por
nosotros la desagradable tarea de señalarnos la realidad y
la fuerza de lo inconciente, aproximándonos al dolor, la
angustia y el conflicto que invariablemente yacen en la raíz
de la formación de síntomas, y exponiendo también,
arrogantemente cuando fue necesario, la importancia del
instinto y la significación de la sexualidad infantil. Cualquier
teoría que niegue o soslaye estos temas carece de utilidad”
(Winnicott, 1988, p. 36).

Winnicott ha sido frecuentemente acusado de subestimar el rol


del padre, por supuesto que no por los kleinianos, pero sí por los
freudianos franceses. Al final de su vida Winnicott dijo que era
solamente a través del padre que el niño podría lograr realmente
la separación de la madre. Verdad. De hecho, antes que cualquier
otra cosa, el padre es el separador de la madre. Como dijo
Ferenczi, la ansiedad de castración está unida al temor de que sin
el pene la reunificación con la madre deviene imposible.
La ambigüedad de la figura paterna, castrador y separador,
pero al mismo tiempo, también el soporte contra una simbiosis
patológica, con ansiedades paranoides vivenciadas en un estado
de indefensión y desesperanza, muestra que la relación del niño
con él no es de ninguna manera menos complicada que la que tiene
con la madre.

ELABORACION IMAGINATIVA, FANTASIA, FENOMENO TRANSICIONAL

Es importante destacar que para Winnicott, así como para


Freud, la base principal del desarrollo emocional y de la construc-
ción del psiquismo es la fantasía o, como él lo denomina, la
elaboración imaginativa. “La psique comienza como una elabora-
ción imaginativa del funcionamiento físico”.
Poniendo las cosas de otra manera, yo diría que la elaboración

488
WINNICOTT POSTUMO

imaginativa está muy ligada a la ausencia. He dicho en otro lado


que la psique es la relación de dos cuerpos, uno de ellos ausente.
La originalidad de la contribución de Winnicott a este problema es
que él abrió un camino en el dilema tradicional de poner el énfasis
en la ausencia o inversamente en la presencia. Lo que él hizo fue
considerar una vez más el punto entre la reunión (presencia) y la
separación (ausencia). El mostró cómo en el momento que prece-
de a la reunión (o de total presencia en el encuentro), el objeto es
creado. Así como el momento de la separación (el comienzo de la
ausencia) podría ser usado además como un espacio potencial de
reunión. Esta visión enriqueció la teoría del simbolismo, dando una
visión dinámica del mismo, enfatizando el momento durante el
cual las partes eran separadas o reunidas nuevamente. Como
corolario, por tanto, el objeto es encontrado (opuesto a perdido),
y creado (opuesto a percibido). Esto implica una visión entera-
mente nueva de las relaciones entre representaciones (es decir
memoria) y percepciones (es decir conocimiento).
Podemos ver la importancia de la cadena de sucesos desde el
soma hasta el pensamiento. Hay una importante distinción, que
no ha sido hecha por Winnicott, entre intelecto y pensamiento.
Aquí nos ayuda Bion. El pensamiento, a diferencia de la intelec-
tualización, se extrae de la experiencia emocional, lo que significa
que sus raíces son manifestaciones instintivas que evolucionan a
elaboraciones imaginativas, es decir la relación de la fantasía con
la realidad. El objeto creado-hallado es el resultado del objeto
subjetivo y del objetivamente percibido.
Terminaremos nuestra lectura de Human Nature de Winnicott
con su contribución más original: el espacio transicional y el
fenómeno transicional. Hay una estrecha relación entre fantasía
y el concepto de objeto transicional. La fantasía, como el objeto
transicional, son tanto el resultado de la elaboración imaginativa
como una característica humana; relacionados también con la
noción de realidad psíquica, si uno recuerda que aquí estamos
hablando de fantasías inconcientes no controladas por la concien-
cia. El enfoque original de Winnicott nos ayuda a comprender el
mundo interno en término de caos (caos causado por el predomi-
nio del instinto en la fase oral), que reclama algún tipo de orden.
Nosotros recordamos cómo Winnicott se resistía a ser atrapado
en el dilema de interno o externo. El caos no está relacionado con
la no integración, sino con la desintegración como fenómeno

489
ANDRE GREEN

regresivo. En otras palabras, caos no es el estado que precede al


orden sino la pérdida de un orden ya establecido, aunque sea
mínimamente.
Los fenómenos transicionales aparecen como resultado de la
separación. Pertenecen al proceso de simbolización con su lógica
paradojal (el pecho es y no es la madre). Me gustaría incluirlos en
lo que yo llamo procesos terciarios, ubicados entre el proceso
primario y el proceso secundario; son esenciales para la elabora-
ción psicoanalítica.
A partir de Winnicott, ilusión ha dejado de ser un término
peyorativo, una falacia que no debería existir. Se ha transformado
en un concepto muy útil para vivenciar y para pensar. No ha sido
suficientemente enfatizado el hecho de que hay una estrecha
relación entre instinto (quizá debiéramos utilizar aquí el término
pulsión), elaboración imaginativa e ilusión. ¿Cómo? Los instintos
o pulsiones primarias, como la palabra lo sugiere, son expansiones
que empujan hacia adelante y hacia afuera para lograr el objetivo
relacionado con la gratificación con un objeto que está ubicado
afuera (esto es cierto para cualquier meta instintiva, ya sea
erótica o agresiva). Esto sugiere la idea de emergencia. Emergen-
cia que surge de la soledad y antes de eso, de la falta de vitalidad,
a lo que se llega por regresión extrema. Yo lo llamo decatectiza-
ción o desinvestidura.
De cualquier manera, los instintos, en la medida que expresan
el amor o el instinto de vida son los responsables de este “creci-
miento”, este brote de ser (a veces usamos la expresión “brote de
un instinto” para nombrar algún fenómeno psíquico como la
alucinación), una manera de volver a la elaboración imaginativa,
que es al mismo tiempo un manantial, un disparo, un brote
creciendo espontáneamente y la elaboración de una gratificación
no inmediata o total. Y aquí es donde nos encontramos con la
ilusión. Winnicott utiliza la misma descripción para la ilusión: una
emergencia, es decir un crecimiento en soledad, con el propósito
de lograr un objetivo. Pero él cree que la ilusión es previa al
instinto. Al comienzo es una soledad pre-dependiente. Ilusión,
emergencia, están necesariamente asociados con dependencia,
ellas sostienen la omnipotencia de haber creado el objeto.

“Si las complicaciones no son demasiado grandes algo muy


simple sucede. Es difícil encontrar las palabras precisas

490
WINNICOTT POSTUMO

para describir este hecho simple, pero puede decirse que, en


razón de la vivacidad del bebé y del desarrollo de su tensión
instintiva, llega a esperar algo, y entonces se produce un
querer alcanzar que pronto toma la forma de un movimiento
impulsivo de la mano o un movimiento de la boca hacia un
presunto objeto. Creo que no es inoportuno afirmar que el
bebé está listo para ser creativo” (Winnicott, 1988, p. 102).

Hay algo extremadamente sugestivo en la teorización de


Winnicott acerca del estadío intermedio entre el narcisismo pri-
mario y la relación objetal. Aquí el estadío intermedio es presen-
tado como un estrato constituido por un aspecto de la madre y uno
del bebé.

“Afirmar esto es una locura, y sin embargo es imperioso


sostener este punto de vista” (Winnicott, 1988, p. 157).

Luego él habla de un conjunto de sustancias comunes a la


madre y al niño donde se hace difícil decir dónde comienza uno y
termina el otro. La “locura” de una noción relacionada con el
punto de desarrollo desde el narcisismo primario a la relación
objetal. Una sustancia que une y separa, que será representada
por los objetos transicionales.

CONCLUSION: FILOSOFIA Y REALIDAD

Comenzamos con la filosofía y concluiremos con ella.


Confrontando concepciones realistas e idealistas Winnicott
escribe:
“Yo lo pondría de esta manera. Algunos bebés tienen la
suerte de tener una madre cuya adaptación inicial a sus
necesidades es lo suficientemente buena. Esto les permite
tener la ilusión de encontrar lo que fue creado (alucinado).
Eventualmente, después que se establece la capacidad para
relacionarse, tales bebés pueden dar el paso siguiente que
conduce al reconocimiento de la soledad esencial del ser
humano. Eventualmente tales bebés crecen y llegan a decir
‘yo sé que no hay contacto directo entre la realidad externa
y yo, sino solamente una ilusión de contacto, un fenómeno
a mitad de camino que funciona muy bien para mí cuando no

491
ANDRE GREEN

estoy cansado. No podría importarme menos que esto


constituya un problema filosófico’.
Los bebés con experiencias menos afortunadas están real-
mente afectados por la idea de que no hay contacto directo
con la realidad externa. Un sentimiento de amenaza, de
pérdida de la capacidad para relacionarse los cubre todo el
tiempo. Para ellos el problema filosófico se transforma en
un problema vital, un asunto de vida o muerte, de alimentar-
se o morir de hambre, de amor o aislamiento.
Los bebés aún menos afortunados, cuyas experiencias
tempranas de una correcta introducción en el mundo fueron
muy confusas, crecen sin capacidad para la ilusión de
contacto con la realidad externa; o su capacidad es tan
precaria que se desmorona en momentos de frustración y
surge la enfermedad esquizoide” (Winnicott, 1988, p. 114-
115).

Gente sana, filósofos (unas veces medianamente sanos y otras


veces nada sanos), gente enferma de esquizoidía, ¿dónde se ubica
Winnicott? No lo sabemos. Y no lo sabemos en lo que a él
respecta y tampoco sabemos dónde se ubican otros analistas. Yo
tampoco sé dónde me ubico. ¿Quizá Uds. podrían ayudarme a
averiguarlo?

Traducido por Alicia Castro.

Descriptores: Complejo de Edipo. Desarrollo emocional tem-


prano. Espacio transicional. Fenómeno transi-
cional. Mente. Objeto transicional. Psique.

492
WINNICOTT POSTUMO

BIBLIOGRAFIA

A NZIEU , D. Le Moi-peau, Dunod, 1985.


D AVIES , M. Destruction as an achievement in the work of Winnicott.
Winnicott Studies, 1933, nº 7, p.85-94.
 ET W ELLBRIDGE . Boundary and Space. Karnac Books, 1981.
L ALANDE Vocabulaire technique et critique de la philosophie. P.U.F.,
1968.
W INNICOTT , D. W. 1945 Desarrollo emocional primitivo.
 The child and the family group. Hardmondsworth, Penguin Books,
1986.
 1988 Human Nature. Free Association Books, London, 1988.

André Green
9 avenue de l'Observatoire
75006 Paris
France

493

También podría gustarte