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Frente a la huida del pensar: pensamos cada vez más y a la vez cada menos.
Heidegger nos pone frente al peligro, toda posibilidad encierra un riesgo, la técnica
es un peligro que descubre, porque el hombre olvida que él no es dueño del ser
sino que depende del ser y en la técnica parece que él tiene todo en sus manos y
es cosa de tiempo llegar a poseer absolutamente todo y al pensar así el hombre
olvida su esencia y al olvidar su esencia está en el máximo de los peligros que es
desconocerse a si mismo y equivocarse a si mismo y de todo, su esencia depende
del ser y estar pendiente del ser y tomar conciencia. El hombre está afuera,
existiendo en una existencia que no se dio él, fuimos arrojados a la existencia.
Podemos materializarlo haciendo una sentencia para con los objetos de la técnica,
podemos decir “sí” como podemos decir “no” en la medida en que nos afecten a
nuestro ser o nos devasten nuestra esencia “podemos decir si al inevitable uso de
los objetos técnicos y podemos a la vez decirles no en la medida en que
rehusamos que no requieran de modo tan exclusivo, que doblegan, confundan y
finalmente devasten nuestra esencia” con todo esto puesto en mesa podemos
hacer que nuestra relación con los objetos de la técnica sea mucho más llevadera
y apacible, podemos cambiar la limitación de nuestro ser que la técnica nos
impone en el día a día. Entonces cuando consideramos todos estos puntos antes
expuestos por Heidegger lo denomina la Serenidad para con las cosas, que se
puede sintetizar en el dejar ser a las cosas, sin imponerse ni violentarlas, como el
uso adecuado de los aparatos técnicos. Cuando alcanzamos la Serenidad se
alcanza la apertura al secreto o al misterio.