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SECCION 13 ARITMETICA La introduccién de la adicién para los nimeros naturales es un ejemplo tipico de definicién por induccién. En efecto, del teorema de induccién se sigue que para cada numero natural m existe una funcién s, de w ao tal que s,(0) =m y tal que 5» (n*) = [S(”)]* para cada numero natural n; el valor s,(7) es, por definicién, la suma m + n. Las propiedades aritméticas generales de la adicién son demostradas mediante aplicacio- nes repetidas del principio de induccién matematica. Asi por ejemplo, la adicién es asociativa. Esto significa que k+m)+n=k+ (m+n) siempre que k, m y n sean niimeros naturales. La demostracién se hace por induccién sobre n de la manera siguiente. Como (k+m)+0=k+myk+ (m+0)=k+™m, la ecuacion es cierta si n . Si la ecuacién es cierta para n, entonces (k+m) +n =[(k+m) +n} (por definicién) = [k+(m +n)]* (por la hipétesis de induccién) = k + (m + n)* (otra vez por la definicién de adicién) = k + (m + n*) (idem), lo cual completa la demostracién. Para demostrar que la adicién es conmutativa (esto es, quem +n=n-+m para todo m y todo n) se necesitan ciertos artificios; un ataque directo podria fallar. El artificio consiste en demostrar, por induccién sobre n, que (i) O+n=n y que (ii) m*+n=(m+n)*, y de mostrar después la ecuacién de conmutatividad deseada por induccién sobre m, via (i) y (ii). Técnicas semejantes son aplicadas en las definiciones de productos y exponentes as{ como en la derivacién de sus pro- 8 TEORIA INTUITIVA DE LOS CONJUNTOS piedades aritméticas fundamentales. Para definir la multiplica- cién, apliquese el teorema de induccién para producir las fun- ciones py» tales que pa(O) = 0 y que pa(n*) = pa(n) + m pa- ra cada némero natural n; el valor p,(n) es entonces, por definicién, el producto m-n. (Frecuentemente es omitido el pun- to). La multiplicacién es asociativa y conmutativa; las demos- traciones son adaptaciones directas de las que se realizaron en la adicién. La ley distributiva (0 sea, la afirmacién de que k- (m+n) =k-m+k-n siempre que k, m y n sean nimeros naturales) es otra consecuencia sencilla del principio de in- duccién matematica. (Empléese induccién sobre n.) Cualquie- ra que haya procedido de esta manera en las sumas y los pro- ductos no debe tener dificultad con los exponentes, El teore- ma de induccién produce funciones e, tales que ¢,(0) = 1 y que e€,(n+) = e,(n) +m para cada ntimero natural n; el valor n(n) es, por definicién, la potencia m*. La deduccién y el es- tablecimiento de las propiedades de las potencias, asi como las demostraciones detalladas de las proposiciones relativas a Ppro- ductos, pueden quedar como ejercicios para el lector sin peli- gro alguno. El siguiente tema que merece cierta atencién es la teoria del orden en el conjunto de los nimeros naturales. Con este fin, procederemos a examinar con algin cuidado lo referente a cuales nimeros naturales pertenecen a cuales otros. Formal- mente, decimos que dos niimeros naturales m y n son compa- rables si men, 0 m=7n, 0 nem. Afirmacién: dos ntimeros naturales son siempre comparables. La demostracién de esta afirmacién consta de varios pasos; ser4 conveniente introdu- cir alguna notacién. Para cada n en w, escribase S(m) para el conjunto de todos los m de » que son comparables con n, y sea $ el conjunto de todos aquellos para los cuales S(n) = ». En esos términos, la proposicién es que S = ». Comenza- remos la demostracién haciendo ver que S(0) = (esto es, que 0 e S), Evidentemente, $(0) contiene a 0. Si m + 8(0), entonces, como es imposible que me 0, deber4 tenerse m = 0 (en cuyo caso O¢ m*) o bien Oem (en cuyo caso, otra vez, Oem). Asi, en todos los casos, si meS(0), entonces mre S(0), lo cual demuestra que S(0) = . La demostracién queda- r4 completa haciendo ver que si S(m) = w, entonces S(n*) = w. El hecho de que 0 « S(n*) es inmediato [ya que n* ¢ S(0)]; que- ARITMETICA 79 da por demostrar que si m «S(n*), entonces m*e S(n*). Como meS(n*) deberd tenerse que nem (en cuyo caso n*«m*), o que n* = m (idem), o que men’. En el ultimo caso, om = (en cuyo caso m* = n*), o men. El ultimo caso, en turno, se descompone de acuerdo con el comportamiento de m* y de m: puesto que m* e S(n), deberemos tener ya sea n e m*, 0 n= mt*,o men. La primera posibilidad es incompatible con la presente situacién (o sea, con m « n). La razén es que si nem’, entonces nem o n =m, de modo que, en cualquier ca- so, n C m, y sabemos que ningin numero natural es un sub- conjunto de uno de sus elementos. Las dos posibilidades restan- tes implican que m*e n*, lo cual completa la demostracién. El parrafo precedente implica que si m y n estan en », en- tonces cuando menos una de las tres posibilidades (m ¢ n, m = 1, N em) debe cumplirse; es facil ver que siempre se cum- ple exactamente una de las tres. (La razén es otra aplicacién del hecho de que un ntmero natural no es un subconjunto de uno de sus elementos.) Otra consecuencia del pArrafo prece- dente es que si m y m son numeros naturales distintos entre sf, entonces una condicién necesaria y suficiente para que m « n es que m C n. En realidad, el hecho de que m e n implique que m C7 no es mas que la transitividad de n. Si, reciprocamente, mcny mn, entonces nem no puede ser cierto ya que entonces m seria un subconjunto de uno de sus elementos), por lo tanto, me n. Si m € n o equivalentemente si m es un sub- conjunto propio de n, escribiremos m x y diremos que y es mayor o mds gran- de‘ que x, 0 que y es un sucesor de x. La relacién < es tal que (i) no hay elementos x y y para los cuales x — y =". (ii wy conjunto es otra vez » X w. Nuevamente usaremos un simbolo neutral para el orden; digamos S. Si (a, b) y (x, y) son pare- jas ordenadas de nimeros naturales, entonces (a, b) S (x, y) significa, por definicién, que a es estrictamente menor que x (en el sentido acostumbrado), o bien, que a=x y b x asi definida es una sucesién del tipo a, digamos t, y tC U. Sia no pertenece a S, entonces (a, y) ¢ U para al- gin y diferente de f(t). Afirmacién: el conjunto U— {(a, y)} es f-cerrado. Esto significa que si b e W y sir es una sucesién del tipo b incluida en U — {(a, y)}, entonces (b, f(r)) « U ~ {(a, y)}. De hecho, si b = a, entonces r debe ser t (por la afir- maci6n de unicidad del teorema) y la razén por la cual el conjun- to disminuido contiene a (b, f(r)) es que F(t) #y; si, en cam- bio, b # a, entonces Ja razén por la cual el conjunto disminuido contiene a (b, f(r)) es que U es f-cerrado (y, b # a). Esto con- tradice el hecho de que U es el conjunto f-cerrado mas chico, y podemos concluir que a e S. INDUCCION TRANSFINITA 107 Esto completa la demostracién de la afirmacién de existen- cia del teorema de la induccién transfinita. Una aplicacién del mismo es llamada definicién por induccién transfinita. Continuaremos con una parte importante de la teoria del orden, la cual, incidentalmente, servira también como una ilus- tracién de como puede ser aplicado el teorema de Ja induccién transfinita. Dos conjuntos parcialmente ordenados (los cuales pueden estar, en particular, totalmente ordenados y hasta bien ordena- dos) son llamados semejantes si existe entre ellos una corres- pondencia uno a uno que preserve el orden. Mas explicitamente, decir que los conjuntos X y Y son semejantes (en simbolos X &Y) significa que existe una correspondencia uno a uno, digamos f, de X sobre Y, tal que si a y b estan en X, entonces una condicién necesaria y suficiente para que f(a) < f(b) (en Y) es que a 2n es una semejanza del conjunto de todos los ntimeros naturales sobre el conjunto de todos los ni- meros pares). Sin embargo, una semejanza entre un conjunto bien ordenado y una parte de él mismo es un tipo de transforma cién muy especial. De hecho, si f es una semejanza de un conjun- to bien ordenado X en si mismo, entonces a = f(a) para cada a de X. La demostracién esta basada directamente en la defi- nicién del buen orden. Si existen elementos b tales que f(b) (x, 1)] Estas correspondencias pueden ser usadas para trasladar a £ y F cual- quier estructura que puedan poseer E y F (por ejemplo, orden). Se sigue que siempre que nos sean dados dos conjuntos, con o sin alguna estructura adicional, podemos reemplazarlos por dos conjuntos ajenos con la misma estructura, por lo cual podemos suponer, sin pérdida de generalidad, que eran ajenos desde el principio. Antes de aplicar esta construccién a la aritmética ordinal, advertimos que puede ser generalizada a familias arbitrarias de conjuntos. En efecto, si {E,) es una familia, escribase E, para el conjunto de todas las parejas ordenadas (x, i), con x en Ei. (En otras palabras, £; = E; X {i}). La familia (£,} est4 consti- tuida por conjuntos ajenos entre si y puede hacer cualquier cosa que la familia original (E;) pueda hacer. Supéngase ahora que E y F son conjuntos ajenos bien or- denados. Definase el orden en E U F, de manera que las pa- rejas de elementos en E, asi como las parejas de elementos en F conserven el orden que tenian, y de manera que cada ele- mento de E preceda a cada elemento de F. [En lenguaje ultra- formal: si R y S son las relaciones de orden dadas en E y F res- pectivamente, ordénese a E U F por RUS u (EX F)]. El he- cho de que E y F estaban bien ordenados implica que E U F esté bien ordenado. El conjunto bien ordenado E U F es llamado su- ma ordinal de los conjuntos bien ordenados E y F. Hay una manera sencilla y valiosa de extender el concepto de suma ordinal a un nimero infinito de sumandos. Supéngase que {E;} es una familia de conjuntos ajenos bien ordenados indicada por un conjunto bien ordenado I. La suma ordinal de la familia es la unién U, Ei, ordenada en la forma siguiente. Si a y b son dos elementos de la unin, con ae E; y be E;, en- tonces a 2n es una correspondencia uno a uno entre » y el conjunto A de todos los numeros pares, de manera que + La traduccién literal original es “contablemente infinito” (N. del T.) CONJUNTOS CONTABLES 133 A es infinito contable. Esto implica que si X es un conjunto contable, entonces existe una funcién f que transforma a A so- bre X. Ya que, andlogamente, n> 2n + 1 es una corresponden- cia uno a uno entre » y el conjunto B de todos los ntimeros nones, se sigue que si Y es un conjunto contable, entonces exis- te una funcién g que transforma a B sobre Y, La funcién h que coincide con f en A y con g en B (esto es, h(x) = f(x) cuando xe Ay h(x) = g(x) cuando x «B) transforma a w sobre X U Y. Conclusién: Ja unién de dos conjuntos contables es contable. De aqui en adelante un sencillo proceso demuestra por induccién matematica que la unién de un conjunto finito de conjuntos con- tables es contable. El mismo resultado puede ser obtenido si se imita el artificio que funcioné para el caso de dos conjuntos; la base del método es el hecho de que para cada numero na- tural n distinto de cero existe una familia {Ai} (i < m) de sub- conjuntos infinitos ajenos entre si de » cuya uni6n es igual aw. El mismo método puede ser usado para demostrar atin mas cosas. Afirmacién: existe una familia (A,} (mo) de subcon- juntos infinitos ajenos de » cuya union es igual a ». Una mane- ya de demostrar esto es escribiendo los elementos de » en un arreglo infinito siguiendo las diagonales, asi: 0 1 3 6 10 15 2 4 7 ll 16 ss 5 Sesleri) 9 13 18 14 19 +e y considerar después la sucesién de las filas de este arreglo. Otra manera es tomar A, como constituido por 0 y por los nd- meros nones, A, obtenido al duplicar a cada elemento distinto de cero de A, e, inductivamente, sea A,,, el conjunto obtenido al duplicar cada elemento de A,, x = 1. Cualquiera que sea el método (y hay atin muchos otros) los detalles son faciles de cubrir. Conclusién: la unién de una familia infinita contable de conjuntos contables es contable. Demostracién: dada la fa- milia {X,} (mew) de conjuntos contables, encuéntrese una familia {f,) de funciones tales que, para cada n, la funcién f, * Correspondencia uno a uno o biunivoca. (N. del R.) 134 TEORIA INTUITIVA DE LOS CONJUNTOS transforma a A, sobre X, y definase una funcién f de » sobre U..X, escribiendo f(k) = f,(k) siempre que k« A,. Este resul- tado en combinacién con el del parrafo precedente implica que Ja unién de un conjunto contable de conjuntos contables es siempre contable. Como un corolario interesante y util tenemos que el pro- ducto cartesiano de dos conjuntos contables es contable tam- bién. Como XX Y = Uny (X X tu), y ya que si Xes contable, entonces para cada y de Y, fija, el con- junto X x {y} es obviamente contable (empléese la correspon- dencia biunivoca z + (2, y)), el resultado se sigue del parrafo precedente. Ejercicio. Demuestre que el conjunto de todos los sub- conjuntos finitos de un conjunto contable es contable. De- muestre que si todo subconjunto contable de un conjunto X totalmente ordenado estd bien ordenado, entonces X mismo esta bien ordenado. Sobre la base del estudio precedente no seria insensato su- poner que todo conjunto es contable, Procederemos a ver que no es asf, y este resultado negativo es lo que hace interesante la teoria de los numeros cardinales. Teorema de Cantor. Todo conjunto estd estrictamente do- minado por su conjunto potencia, 0, en otras palabras. X < O(X) para todo X. DeMostTRACION. Hay una correspondecia biunivoca de X hacia @(X), a saber, la que asocia a cada elemento x de X el conjunto singular {x}. La existencia de esta funcién demuestra que X X © (X); falta demostrar que X no es equivalente a ¢(X). Supéngase que f es una transformacién uno a uno de X sobre @(X); nuestro propésito es hacer ver que esta suposicién condu- ce a una contradiccién. Escribase A = (xeX: xe’ f(x)}; en palabras, A esta constituido por aquellos elementos de X que no estén contenidos en el conjunto correspondiente. Como A« (X) y ya que f transforma a X sobre ¢(X), existe un elemento aen X tal que f(a) = A. El elemento a, o pertenece al conjunto

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