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A Durand PDF
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DURAND
! Los siguientes párrafos son tomados de HEREU, Pere; MONTANER, Josep Maria y
OLIVERAS, Jordi: Textos de arquitectura de la Modernidad, Madrid, Ed. Nerea, 1994.
De Jean Nicolas-Louis Durand, arís, 1760 – Thiasis 1834. Précis de leçons
d’Architectiure données à l’École Polytechnique, 2 vols. París, 1802 – 1805. Ed. revisada
París, 1817 – 1819. Edición en español: Compendio de lecciones de Arquitectura. Parte
gráfica de los cursos de Arquitectura. Prólogo de Rafael Moneo, Pronaos, madrid, 1981.
La arquitectura es entre todas las artes aquella cuyas realizaciones son las
más caras; ya cuesta mucho levantar los edificios privados menos
importantes; aún cuesta mucho más erigir edificios públicos, aunque
hayan sido concebidos tanto unos como otros con la mayor prudencia, y si
en su composición no se han seguido más guías que el prejuicio, el
capricho o la rutina, los gastos que ocasiona se convierten en
incalculables.
Los arquitectos no son los únicos que tienen que construir edificios; los
ingenieros de cualquier clase, los oficiales de artillería, etc., experimentan
frecuentemente esa obligación; se podría incluso añadir que actualmente
los ingenieros tienen más ocasiones de realizar obras que los arquitectos
propiamente dichos. En efecto, éstos, en el curso de su vida no tienen que
construir a menudo más que casas particulares, mientras que los otros,
además del mismo tipo de edificios que les puedan ser encargados,
igualmente, en las regiones apartadas, donde los arquitectos son muy
escasos, se encuentran por su condición llamados a levantar hospitales,
prisiones, cuarteles, arsenales, almacenes, puentes, puertos, faros, en fin,
una multitud de edificios de máxima importancia; así, los conocimientos y
las aptitudes en arquitectura les son por lo menos tan necesarios como a
los arquitectos de profesión.
Los medios que deben emplear para alcanzar un objetivo tan interesante y
tan noble, serán mucho más difíciles de reconocer; algunas observaciones
muy simples bastarán para hacérselos descubrir.
En una superficie dada se observa que cuando está determinada por los
cuatro lados de un cuadrado exige un contorno menor que cuando lo está
por los de un paralelogramo y menor todavía cuando está determinada por
la circunferencia de un círculo; que en cuestión de simetría, de regularidad
y de simplicidad, la forma del cuadrado, siendo superior a la del
paralelogramo, es inferior a la del círculo, por lo que tendremos que
concluir que un edificio será tanto menos costoso cuanto más simétrico,
más regular y más simple sea. No es necesario añadir que si la economía
prescribe la más grande simplicidad en todas las cosas necesarias,
proscribe por completo todo lo que es inútil.
Los edificios públicos son: las puertas de las ciudades, los arcos de triunfo,
los puentes, las plazas públicas, los templos consagrados a la divinidad,
los que deben servir de santuario a las leyes y a la justicia, los palacios
destinados a la Administración y al Tesoro Público, los ayuntamientos, las
escuelas, los colegios, las academias, las bibliotecas, los museos, los
teatros, los mercados, los mataderos, los mercados centrales de cualquier
tipo, las aduanas, las bolsas, las ferias, los baños públicos, los hospitales,
las prisiones, los cuarteles tanto de infantería como de caballería, los
arsenales, etc.; en una palabra, todos los edificios necesarios para el culto,
el gobierno, la instrucción, los aprovisionamientos, el comercio, los
placeres, la salud, el consuelo de humanidad sufriente, la seguridad y la
tranquilidad públicas, etc.
Cuando nos hayamos familiarizado bien con estos distintos objetos, que
son a la arquitectura lo que las palabras son al discurso y las notas a la
música, y sin el conocimiento perfecto de los cuales sería imposible ir más
lejos, veremos: 1º) cómo se deben combinar entre sí es decir, cómo se
deben disponer unos en relación a los otros, tanto horizontal como
verticalmente; 2.º) cómo, por medio de estas combinaciones, se llega a la
formación de las diversas partes de un edificio, como los pórticos, los
porches, los vestíbulos, las escaleras interiores y exteriores, las salas de
cualquier tipo, los patios, las grutas y las fuentes. Una vez que
conozcamos bien estas diferentes partes veremos: 3.º) cómo a su vez hay
que combinarlas al componer el conjunto de los edificios.
El dibujo sirve para darse cuenta de las ideas, ya sea cuando se estudia
arquitectura, ya sea cuando se componen proyectos de edificios; sirve para
fijar las ideas, de manera que se pueda con toda tranquilidad examinarlas
de nuevo y corregirlas si es necesario; sirve en fin para comunicarlas a
continuación, sea a los clientes sea a los diferentes contratistas que
concurren en la realización de los edificios; se da uno cuenta, después de
esto, de la importancia que tiene el lograr que sea familiar.
Para dar una idea completa de un edificio es necesario hacer tres dibujos
denominados planta, alzado y sección; el primero representa la disposición
horizontal del edificio, el segundo su disposición vertical o su
construcción, finalmente el tercero, que no es y no puede ser más que el
resultado de los anteriores, representan su exterior.
! Los siguientes párrafos son tomados de CALVO SELLARER, Francisco et. Alt.: Fuentes
y documentos para la Historia del Arte. Vol. VII. Ilustración y Romanticismo. Edición
facsímil, Munich, 1975, pp. 26 a 35, de la edición de Didot, París, 1819. Edición
castellana de Pronaos, Madrid, 1981, con prólogo de Rafael Moneo.
Lo que podría quizá por un instante enfriar el ardor con que los alumnos
de la escuela politécnica deben naturalmente dedicarse al estudio de la
arquitectura sería, por una parte, el poco tiempo que pueden dedicar a ello
y, por otra, el infinito número de objetos que la arquitectura abarca.
Los edificios privados son las casas privadas de la ciudad y del campo, las
casas de alquiler, las casas de recreo, las casas rurales, así como todas
sus dependencias, los talleres, los almacenes, etc.
Según lo que nos indica la razón, según los métodos empleados en las
escuelas de ciencias y de artes, donde se enseña a los alumnos a pasar de
lo simple a lo compuesto, de lo conocido a lo desconocido, de tal forma que
una idea prepara a la siguiente y reclama infaliblemente a otra; vamos a
acercarnos cada vez más a este plan de estudio, seguido por nosotros con
anterioridad.
Cuando nos hayamos familiarizado con estos diversos objetos, que son en
arquitectura lo que las palabras en un discurso, las notas en la música, y
sin el conocimiento perfecto de los cuales sería imposible llegar demasiado
lejos, veremos en primer lugar cómo se deben combinar entre ellos, es
decir, cómo se deben disponer unos con otros, tanto horizontal como
verticalmente; en segundo lugar, cómo por medio de estas combinaciones
se logra la formación de diversas partes de los edificios, tales como los
pórticos, los porches, los vestíbulos, las escaleras, tanto interiores como
exteriores, las salas de todo tipo, los patios, las grutas, las fuentes.
Cuando conozcamos bien estas partes, veremos, en tercer lugar, cómo se
deben combinar para lograr la composición del conjunto de los edificios.
Tan perjudicial es bajo todos los conceptos el substituir, en el estudio de la
arquitectura, el conocimiento de una serie de pequeñas conveniencias
particulares de cada edificio, por el conocimiento de las conveniencias
generales, que pertenecen a la mayoría, y que son de todos los lugares y de
todas las épocas, como tan ventajoso es, después de un estudio como el
que acabamos de describir, pasar revista y analizar el grupo más
numeroso de edificios posible; nada está más próximo a ejercer el juicio y a
fecundar la imaginación; a penetrar progresivamente en los verdaderos
principios de este arte, y a facilitar su aplicación. Este análisis constituiría,
de momento aún hay pocos años, la tercera parte del curso; pero habiendo
restringido el tiempo destinado al estudio de la arquitectura, al ver la
necesidad de él para otros estudios, nos vemos obligados de momento a
limitar nuestro curso a las dos primeras partes. Sin embargo, ofreceremos
algunos ejemplos de la tercera en el transcurso de nuestras lecciones, y los
alumnos que crean, después de haber salido de la escuela, que deben
hacer un estudio más profundo de este arte, encontrarán lo necesario en el
volumen que sigue a éste.
Para dar una idea completa de un edificio es necesario hacer tres dibujos,
que se denominan planta, sección y alzado; el primero representa la
dirección horizontal del edificio, el segundo, su disposición vertical o su
construcción, y el tercero, que no puede ser más que el resultado de los
otros dos, representa su exterior.
(...) Las personas que creen que la arquitectura tiene como fin esencial
complacer a la vista, como consecuencia natural miran el lavado de los
dibujos geométricos como algo inherente a la arquitectura; pero si la
arquitectura no era en efecto más que el arte de hacer imágenes, al menos
sería necesario que estas imágenes fueran verdaderas, que nos pre-
sentasen a los objetos tal y como los vemos en la naturaleza: ahora bien,
ésta no nos ofrece nada geometrizado; en consecuencia, el lavado de los
dibujos geométricos, lejos de añadir algo que clarifique el efecto de estos
dibujos, no hace más que enturbiarlos y hacerlos equívocos; cosa que no
los hace más útiles, ni tan sólo más capaces de complacer a nuestros ojos.