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Jorge Basadre

Basadre y la promesa de la vida peruana


Por Carlos P. Lecaros Zavala*
Fuente: http://www.idl.org.pe/idlmail/boletines/113.doc

El deseo de reproducir los textos de Jorge Basadre que siguen, tiene como pretensión
"entrar en diálogo" con él. Representa, en cierto sentido, esa necesidad casi existencial
que tenemos en determinados momentos de nuestras vidas de acudir a nuestros
maestros para que sus palabras sirvan como signos orientadores, particularmente en
situaciones como la que actualmente atraviesa el país. No se trata de refugiarnos en sus
palabras, sino de encontrar en ellas la reafirmación de principios e ideales (utopías) que
nos fueron inculcados, y de cuya fidelidad y perseverancia en nosotros la realidad se
encarga, hoy, de poner a prueba.

Este es el caso del Maestro Basadre. Releyendo sus reflexiones podemos sentirnos con
esa libertad para "expresarle" lo que muchos peruanos, creo, sentimos actualmente en
una mezcla de asombro, duda, frustración y, por cierto, indignación. He pretendido
"interrogarlo" sobre la vida peruana (¿será todavía "una promesa"?, le pregunto); sobre
éste nuestro querido Perú que hoy muestra un rostro herido, insultado, pisoteado por una
dictadura corrupta que ha pretendido e insiste todavía, a través de sus residuales y
cínicos defensores, en ponerse una careta de democracia.

Decir, pues, que el Perú vive hoy horas decisivas ya no resulta ser una letanía como las
que suelen repetirse cada cierto tiempo ante acontecimientos que remueven la aparente
-subrayo "aparente"- tranquilidad de la vida nacional. La historia se va tejiendo sobre
hechos concretos, es decir, en base a los actos de las personas, de sus aciertos y sus
errores -individuales y colectivos-; y no cabe duda de que si no nos decidimos a poner
fin, de una vez por todas, a tantas faltas cometidas, nos estamos aventurando a un
callejón sin salida; a vivir en un país que, como decía Manuel Scorza en "La Tumba del
Relámpago", podría resultar siendo más "un territorio habitado" que una nación. El reto
está en resurgir como un país concebido como una realidad constituida por seres
humanos, por personas que, sin exclusión de nadie, aspiran a una mayor calidad de vida,
en el mejor sentido que pueda darse a esta expresión. Un país que se reconoce en su
propia historia; en lo que ha sido capaz de construir, pero también en lo que por su
propia responsabilidad de acción y omisión, de protesta o silencio cómplice, ha destruido.

Por esta razón, volver los ojos para encontrarnos con Basadre es intentar una vez más
"dejarlo que se exprese". Y es necesario hacerlo de cara a ese poder que con tanta
soberbia, ahora venida a menos, exhibe el fujimorismo a través de los rostros y nombres
de sus conspicuos personajes, visibles y ocultos todavía, en el Congreso, el Gabinete, la
Fiscalía, el JNE, etc. Rostros y nombres propios de quienes han sostenido un estilo de
actuar que no cesa de desplazarse entre el cinismo, la corrupción y la tecnocumbia,
aunque ahora en ritmo de "¡sálvese quien pueda!". Y es preciso que destaque esta
referencia a hechos e individuos porque el interés de retomar las palabras siempre
actuales del Maestro, de hacerlas nuestras nuevamente, se debe a su asombrosa y
palpitante actualidad; porque definitivamente resultan siendo oportunas para la historia
que estamos tejiendo. Sin lugar a dudas nos sentiremos juzgados por nuestras acciones
e inacciones, porque esas palabras dejan traslucir que el camino, el proceso de
construcción del Perú verdadero ha sido, es, e inevitablemente lo será todavía, penoso y
duro. Pero también, nos sentiremos en ellas llenos de esperanza.

La Promesa de la Vida Peruana es un ensayo escrito por Jorge Basadre en 1943. En


noviembre de 1978, Basadre vuelve sobre el mismo texto en un apéndice titulado
"Algunas Reconsideraciones Cuarentisiete años después" que aparece en la reproducción
facsimilar de la Primera Edición de 1931 de Perú: Problema y Posibilidad. He aquí el texto
de 1943:

"(…) Ninguna de nuestras soluciones nos vendrá, pues, cocida y masticada de otros
fondo si al país no le conmueve la conciencia de sí, si no afirma en esta hora feroz su
querer existencial nacional. Por eso, la promesa de la vida peruana atañe a la juventud
para que la reviva, a los hombres de estudio en sus distintos campos para que la
conviertan en plan, a la opinión pública en su sector consciente para que la convierta en
propósito.

(...) Porque la promesa de la vida peruana sentida con tanta sinceridad, con tanta fe y
con tantarecomendados:
Enlaces abnegación por próceres y tribunos, ha sido a menudo estafada o pisoteada por
la obra coincidente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y los
Incendiados. Los Podridos,
Basadre y la promesa de la han
vidaprostituido
peruana y prostituyen palabras, conceptos hechos e
instituciones al servicio de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y de sus
apasionamientos.
Entrevista a Jorge Los Congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran
Basadre
sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nada
más existe.Vanguardista
El Instante Los Incendiados se han
de Jorge quemado sin iluminar, se agitan sin construir. Los
Basadre
Podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca;
Jorge Basadre y los
los Congelados fantasmas
lo ven como de
unlas elites tradicionales
páramo; y los Incendiados quisieran prender
explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata.
Basadre Historiador
Toda la clave del futuro está allí: que el Perú escape del peligro de no ser
Por un desarrollo con justicia
sino una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una gigantesca
fogata. Quede
La Vigencia el Basadre
Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos."
(Basadre, Jorge. La Promesa de la Vida Peruana. Lima, Editorial Mejía Baca; julio 1958;
pp.
Luis50-51).
Arista Montoya: Dimensiones de la conciencia histórica

En el Apéndice,
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a la página en noviembre de 1978, Basadre se reafirma en aquello que había
del autor
escrito en 1943 (pp. 414-415), agregando:

"A pesar de todo, sin embargo, y por encima de las desgracias que puedan venir por más
horrendas que sean, seguimos creyendo en lo que modestamente llamáramos desde
1941 "la promesa de la vida peruana". Concepto que alguna relación tiene con lo que
Ernest Bloch definió en 1959, "como el principio esperanza" en el libro de ese título en el
que explicó que el hombre ha vivido siempre en la prehistoria y que el verdadero génesis
está al final y no al principio" (Basadre Jorge. Perú: Problema y Posibilidad. Lima;
Studium; 5ta. Edición, 1987; p. 415).

Más interesante aún -y quizás, más hermoso-, es lo que escribe al final del capítulo
primero ("El sentido de la Historia Peruana") de la obra de 1931. Es una cita que
definitivamente adquiere gran actualidad porque nos sitúa en una encrucijada, en la
imperiosa necesidad de tomar una opción:

"Quienes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es
todavía un problema. Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto,
ignoran que el Perú es aún una posibilidad. Problema es, en efecto y por desgracia el
Perú; pero también, felizmente, posibilidad." (Basadre, Jorge; "Perú: Problema y
Posibilidad"; op.cit. p. 7)

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